Pasaje Bíblico: Eclesiastés 8:9-17
La vida está llena de incógnitas. Es como un rompecabezas que le falta una pieza, como para recordarnos que Dios sigue siendo esa pieza principal. Salomón nos recuerda que Dios es y siempre será la pieza final uniéndolo todo, completando, organizando y poniendo todo finalmente en su lugar.
Lección 24: La Pieza Faltante
Introducción
Durante años le he hecho el mismo truco a mis hijos mientras crecían, y ahora también se lo hago a mis nietos.
Cuando armamos un rompecabezas – que les encanta – agarro una de las piezas y me la guardo en el bolsillo de la camisa.
Este es uno de esos pequeños placeres de la vida.
Trabajamos incansablemente para armar ese rompecabezas de 250 piezas – los chicos totalmente dedicados a lograr el desafío.
A medida que nos acercamos a la meta y solo quedan unas pocas piezas, ellos insisten que quieren terminar el rompecabezas solos y felizmente los dejo. Luego llega ese momento de pánico cuando se dan cuenta: “falta una pieza”.
Buscan por todas partes hasta que finalmente me ven sonriendo, abro la mano y digo: «¡Miren lo que me encontré!».
Y entonces ya no quieren jugar más conmigo.
Que frustrante es que haya una pieza faltante. Y francamente esto aplica para la vida también.
Salomón ha estado registrando en su diario personal algunos de esos momentos de la vida – y hay muchos – momentos en los que el rompecabezas de la vida no se puede completar. Puede ser aterrador, confuso o decepcionante porque falta una pieza y en ocasiones más de una.
Ahora bien, a lo largo de la primera mitad de su diario, Solomon ha estado registrando esos momentos con cinismo, resentimiento e incluso desesperanza.
Pero aquí en la segunda mitad de su diario, él escribe de nuevo sobre algunos de estos misterios desconcertantes de la vida aquí debajo del sol, sólo que ahora apunta claramente al Dios vivo, que diseñó el rompecabezas para empezar.
Las Incógnitas de Salomón
Hoy estamos de vuelta en el capítulo 8 del diario de Salomón, el Libro del Eclesiastés, y vemos como plantea cuatro incógnitas sobre la vida, que a menos que usted tenga la perspectiva que va más allá del sol, muy fácilmente podría conducirlo a la amargura, la frustración y la desesperanza.
- ¿Por qué la gente en el poder a menudo abusa de la vida de los demás?
“Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo” Eclesiastés 8:9
El comienzo de este versículo donde Salomón dice: «He visto todas estas cosas debajo del sol», no se refiere a lo que mencionó en los versículos anteriores, sino a las observaciones que vienen a continuación.
«Esto es lo que he visto aquí debajo del sol».
Y su primera observación, es que los que están en autoridad a menudo abusan de ella.
Lo que debería decirle a usted que, si piensa que su jefe, supervisor o aquellos que tiene autoridad sobre usted en su mundo o cultura están haciendo algo nuevo, – algo único, – o que la humanidad está empeorando en todo, tenga en cuenta que Salomón observó este comportamiento hace más de 3.000 años.
Hay una buena razón para que exista el dicho: «el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente».
Un historiador escribió hace 100 años, que el sentido de moralidad de una persona disminuye a medida que aumenta su poder.
Salomón básicamente dice: “Esto es lo que he visto en la naturaleza humana – y me molesta – es una injusticia que parece no tener remedio ni fin: que la gente abusa del poder que tiene y le arruina la vida de los demás”.
- ¿Por qué los hipócritas reciben a menudo los mayores elogios?
Sigamos en el versículo 10:
“Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra;” Eclesiastés 8:10
Salomón evidentemente ha estado en un funeral. Y específicamente vio que alguien malvado – a los inicuos, los sepultaban con honra. O sea, recibían el honor de un tipo especial de funeral.
Esta palabra hebrea traducida “inicuos” se usa para referirse a:
- alguien que es culpable de crímenes (Job 9:24)
- alguien que rechaza las normas morales de Dios (Génesis 18:23)
- alguien que oprime a los inocentes (Isaías 14:5).
Pero observe que la implicación aquí es que estas personas son conocidas y respetadas en la comunidad. Tienen seguidores y evidentemente son lo suficiente ricos para tener un funeral donde el mismo rey está entre los invitados. ¡Usted tiene que ser alguien bastante importante para que el rey asista a su funeral!
Pero según Salomón, estas persona estuvieron siempre un paso por delante de la ley, porque lograron morir sin ser descubiertos – la mayoría, al parecer, no saben lo malos que realmente eran.
Esto me hace acordar a un hombre muy rico en Chicago, que era conocido por su generosidad.
Vivió durante los muy difíciles días de la depresión financiera a principios de 1900. Pero era muy rico, había diversificado sus negocios y la caída de Wall Street no le había afectado. Estaba convencido personalmente de que fue bendecido por Dios.
En 1930, con su dinero compró un enorme edificio de 3 plantas en el centro y no sólo pagó para remodelarlo y convertirlo en un comedor de beneficencia, sino que pagó por la comida de su propio bolsillo.
Tenía un enorme letrero colgado al frente que decía: «Comida gratis para los desempleados», y más de 3.000 de ellos junto a sus familias comían allí todos los días. Después de repartir más de 100.000 almuerzos, dejaron de contar.
Quería permanecer en el anonimato, aunque a menudo estaba en la mirada pública. Con toda esa gratitud del pueblo de Chicago, los reporteros comenzaron a buscar a «Sr. Buenas Obras», como le llamaban.
Cuando por fin lo identificaron, este adinerado hombre de negocios y filántropo fue honrado por multitudes de gente agradecida.
En una entrevista dijo que: “El honor, la verdad y la ley estaban decayendo en el pueblo «.
Una conocida escuela de periodismo de Chicago lo postuló como una de las diez personas más destacadas del mundo moderno, al lado de Gandhi y Albert Einstein.
Le encantaba el béisbol y no era raro ver que miles de personas le aclamaran cuando entraba al estadio para ver un partido.
Se puso del lado de los que querían censurar el contenido del cine, se unió a los padres que pedían el fin de las películas violentas, que según él no hacían nada más que perjudicar a los jóvenes.
No fue sino hasta el final de su vida que la opinión pública cambió, cuando se supo quién era realmente este hombre llamado Al Capone. Este filántropo compasivo y bondadoso, este moralista que quería censurar las películas violentas, este hombre que se preocupaba por el honor, la verdad y la ley… no era más que un hipócrita, un farsante – el jefe de la mafia.
El resto versículo es algo difícil de traducir por lo que cambiará un poco dependiendo de la versión que usa. Creo que la mejor manera de entenderlo se ve reflejado en la NTV que dice:
He visto que hay malvados que reciben honores en su entierro. Sin embargo, eran los mismos que frecuentaban el templo, ¡y hoy se les alaba en la misma ciudad donde cometieron sus delitos! Eclesiastés 8:10
Salomón escribe que estas personas iban al templo y todos creían que eran piadosas y religiosas. Solían entrar y salir del lugar santo escribe Salomón, como si el individuo tuviera llave propia de la puerta principal.
«Vi que enterraban a un hombre malvado, y debería haber escuchado cómo lo alababan en la ciudad. Lo hicieron pasar por un santo, tenía todas las apariencias religiosas; pero todo era eso: apariencia. Solo jugaba a mostrarse moral y religioso «.
Esto me recuerda una historia que leí: dos amigos esperaban sentados en el público a que empezara una pelea de boxeo. Observaron que cuando ambos boxeadores subieron al ring, uno de ellos saltaba para relajarse y calentar; mientras que el otro se arrodilló, besó la lona, se puso de pie, se persignó varias veces, inclinó la cabeza en señal de oración y luego señaló al cielo. Uno de los hombres preguntó a su amigo: ¿Qué significa todo eso? El otro le respondió: «Si no puede boxear, no significa nada».
La religiosidad no es lo mismo que un corazón regenerado.
Salomón pregunta: «Por qué los peores hipócritas reciben alabanza?»
La siguiente incógnita que Salomón presenta es:
- ¿Por qué las ruedas de la justicia giran tan lento y a veces parece que se detienen completamente?
Mire el versículo 11:
“Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios” Eclesiastés 8:11-13
Salomón concluye el tema, pero observe cómo empieza. Él ve que no se hace justicia, los malos cree que se están saliendo con las suyas. Él agrega que un pecador hace el mal cien veces más y vive una larga vida.
¡Se están saliendo impunes!
Esto no significa, que la justicia no deba perseguirlos o que los representantes de la ley se rindan en lugar de seguir adelante para cumplir la ley. Esa es una digna demostración de los atributos de la rectitud y la justicia de Dios.
Pero Salomón dice aquí que una de cosas desconcertantes de la vida, es que gente malvada parece salirse con la suya al romper la ley – repiten sus crímenes cientos de veces.
Tal vez fueron lo suficientemente listos como para evadir la ley. Quizá tenían un buen abogado. Tal vez tenían conexiones influyentes y poderosas.
Observe cómo Salomón compara la vida de esta persona con una sombra.
Las sombras se hacen cada vez más y más largas, ¿cuándo? Justo antes de que el sol se ponga.
Entonces, la vida de este hombre sólo parece alargarse cada vez más, y pareciera que nunca va a morir; pero al igual que una sombra, cuanto más crece, más cerca está de que se le acabe la luz del día.
Nadie es lo suficientemente inteligente o tiene los suficientes contactos, como para evitar el anochecer de la muerte.
La Biblia dice: sabed que vuestro pecado os alcanzará (Números 32:23).
La Biblia nos dice en Apocalipsis 20 sobre el día del juicio, cuando todos los no redimidos de la historia humana serán llevados a juicio. El Juez y el Jurado son la santidad, la rectitud y la justicia de Dios.
Y Dios Hijo dice que abrirá los libros – Los libros en los que están registrados todos sus hechos – todos los pecados – grandes y pequeños, sus motivos, planes, pensamientos y obras.
Todos serán juzgados, y como Pablo escribe en su inspirada carta: «…para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios» (Romanos 3:19).
En otras palabras, no habrá más excusas. Todos estarán plenamente convencidos de su culpabilidad.
El martillo golpeará el estrado y la sentencia del juicio eterno se emitirá; será irrefutable, indiscutible, inevitable y eterna.
¿Qué esperanza tiene usted? Hemos llenado nuestros propios libros de pecado.
La única esperanza que tenemos cuando nos comparamos con la norma santa de Dios, es haber puesto nuestra fe en Cristo Jesús que pagó por nuestro pecado, y el Apóstol Juan escribe: “…abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. (1 Juan 2).
Él ya ha hablado a nombre nuestro ante el jurado del justo juicio de Dios: «Sí, han pecado, han pecado, oh cómo han pecado, pero porque se han arrepentido poniendo su fe en mí que:
- ya he tomado su lugar pagando su sentencia;
- Ya sufrí la ira de Dios en su lugar;
- Ya he pagado la totalidad de la pena por su pecado.
¡Pueden quedar libres!
Para todos los que rechazaron el Evangelio, al Salvador y no reconocieron su pecaminosidad, hay un juicio venidero llamado del Gran Trono Blanco del que leemos en Apocalipsis 20 – y esa es la pieza que le falta al rompecabezas de Salomón en este versículo.
¡Aquí es donde el santo Dios hará justicia para siempre y corregirá todo mal que existe en el mundo!
Salomón continúa presentando la siguiente incógnita
- ¿Por qué no se recompensa justamente a las personas por lo que han logrado en la vida?
El versículo 14 dice:
“Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos” Eclesiastés 8:14a
¿Por qué a veces se trata a los malvados como si fueran buenas personas y las buenas personas como si fueran malas?
En otras palabras, ¡Se suponía que la vida debe ser justa!
Pensé que, si uno trabajaba duro, hacía sus deberes, pagaba sus impuestos, tomaba sus vitaminas, era amable con los demás, la vida sería una bendición tras otra.
Salomón dice: «No puedo entender la vida».
Eso es porque hay piezas del rompecabezas que Dios todavía sostiene en Su mano.
Entonces ¿qué hacemos hasta que Él las descubra? Salomón pasa ahora a darnos sus consejos.
Consejos de Salomón
Leamos el versículo 15;
“Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol” Eclesiastés 8:15
Salomón no recomienda la versión hedonista que dice: «comamos y bebamos porque mañana moriremos». Esa es la filosofía fatalista de un incrédulo.
En realidad, Salomón recomienda la alegría que proviene de confiar en el Señor “que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1Timoteo 6:17).
Si lo ponemos en forma de principio, Salomón nos da este consejo:
- Agradezca a Dios por las bendiciones que le da
Si usted tiene trabajo y comida en la mesa – ¡disfrútelos! Aunque la vida sea un misterio, esto es lo que Dios ha hecho. Tiene comida, ropa, vivienda y un trabajo ¡Todas esas son bendiciones! No hay nada malo en disfrutar de todo eso – sólo acuérdese de Quién se lo dio.
Agradezca a Dios por todo lo que le da y disfrútelo.
- Confíe en Dios quien está en control de las dificultades que están por venir
“…dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla” Eclesiastés 8:16-17
En otras palabras, no hay forma de saber lo que está por venir. No es posible imaginar lo que pasará en su vida. No tenemos idea de todo lo que Dios está haciendo en este planeta, y específicamente en nuestra vida.
Perderá el sueño, escribe Salomón, si se va a preocupar por todo lo que puede pasar – por todos los inesperados.
Podemos preocuparnos por miles de posibilidades. Crear escenarios en nuestra mente. Lo que podría pasarnos y cómo podríamos responder y reaccionar, y cómo nos podríamos preparar, etc, etc. Y el problema es que no sabemos. Y posiblemente, no pase nada de lo que estaba pensando.
Mark Twain dijo una vez en tono de broma: «Han habido muchas tragedias en mi vida, y al menos la mitad de estas realmente sucedieron».
De gracias a Dios por lo que le ha sucedido y que puede ver. Y confíe en Dios por todo lo que va a suceder y que aún no puede ver.
Conclusión
Cuando armaba esos rompecabezas con mis hijos, ahora con mis nietos y falta la última pieza digo: «Oh, no, ¿dónde está?».
Entran en pánico y miran debajo de la caja, se ponen de rodillas y buscan debajo la mesa; les digo que miren en sus bolsillos y lo hacen.
Y entonces se los muestro – está en mi mano.
Pero sólo puedo hacer esto con ellos una vez – tal vez dos y la próxima vez que falta una pieza van a sonreír, me van a mirar y dirán: «La tienes tu!»
Pero aquí está la parte que trae convicción a mi vida. En nuestra vida, muchas veces decimos: Señor, falta una pieza, la imagen del cuadro no encaja, la busco por todas partes, no puedo dormir, estoy preocupado. Estoy convencido de que debe estar por ahí.
¿Cuántas veces tiene que pasar para que aprendamos? ¿cuán seguido olvidamos que la pieza que falta está en Su mano? Él la tiene.
Cuando aprenderemos a mirarle y decir, «Oh… verdad Señor, tú la tienes»
La vida está llena de incógnitas y francamente, querido oyente, a todas les falta una pieza, como para recordarnos que Dios sigue siendo esa pieza principal.
Salomón nos recuerda que Dios es y siempre será la pieza final uniéndolo todo, completando, organizando y poniendo todo finalmente en su lugar.
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