Tanto el hombre como la mujer fueron creados a imagen de Dios (Génesis 1:27), y poseen tanto aspectos físicos como espirituales. Por eso, la vida humana es sagrada y debe ser protegida, como nos enseña también Génesis 9:5-6. Ser hechos a imagen de Dios es una distinción única que nos separa del resto de la creación. Solo nosotros, los seres humanos, hemos recibido el privilegio y el honor de ser creados a Su imagen. Esto nos recuerda que el valor del ser humano es infinitamente superior al de los animales o las plantas. Pero, ¿qué significa realmente ser hechos a imagen de Dios?
Diferentes formas de entender la imagen de Dios
Existen varias maneras de entender lo que significa ser hechos a imagen de Dios. Aquí le comparto cinco perspectivas principales:
- La imagen de Dios describe cualidades naturales en el ser humano que nos asemejan a Él.
- La imagen de Dios se refiere a las cualidades mentales o espirituales que compartimos con el Creador.
- La imagen de Dios hace referencia a una semejanza física con Él.
- La imagen de Dios implica nuestra capacidad para relacionarnos con Él.
- La imagen de Dios está relacionada con el rol de ser representantes de Dios en la tierra.
Para organizar estas ideas, podemos dividirlas en dos grandes grupos: (1) la perspectiva ontológica y (2) la perspectiva funcional. La primera nos enseña que ser hechos a imagen de Dios significa que somos como Él en ciertos aspectos (aunque la definición exacta puede variar). La segunda nos muestra que la imagen de Dios tiene que ver con el propósito o función de la humanidad, ya sea en nuestras relaciones o como representantes de Dios.
Evidencia bíblica y contexto histórico
Aunque el concepto de la imagen de Dios aparece en varios pasajes bíblicos (Génesis 1:26-27; 5:1-2; 9:6; 1 Corintios 11:7; Santiago 3:9), es valioso empezar por el principio para comprender su significado. Génesis 1:26-28 nos ofrece la base para entenderlo:
Y dijo Dios: «Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra». Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Dios los bendijo y les dijo: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra».
Las frases clave aquí son “a nuestra imagen” (בְּצַלְמֵנוּ) y “conforme a nuestra semejanza” (כִּדְמוּתֵנוּ). Aunque la palabra “imagen” generalmente se refiere a una representación concreta (como un ídolo) y “semejanza” se entiende como algo más abstracto, en este contexto no podemos hacer una distinción estricta entre ambas. Es mejor verlas como un concepto amplio que hace referencia a la imagen de Dios en su totalidad.
En el antiguo Cercano Oriente, los términos imagen y semejanza se usaban para el concepto de “representar”. Se decía que los reyes eran representantes de los dioses y, por lo tanto, eran hechos a imagen y semejanza de ellos. Un ejemplo de esto lo encontramos en una inscripción egipcia que describe al faraón Ramsés II (1290-1224 a.C.) de la siguiente manera:
“Tú me has asignado tu reino, tú me has formado a tu semejanza y a tu forma, que tú me has asignado y creado.”
(Breasted, Ancient Records of Egypt, 3:181, énfasis añadido)
Este tipo de lenguaje resalta que la imagen y semejanza estaban vinculadas con el gobierno representativo del rey en nombre de un dios. Este contexto nos ayuda a entender Génesis 1:26, donde se habla del dominio humano en directa relación con la imagen de Dios.
El propósito del ser humano según la gramática hebrea
Además, la gramática hebrea en Génesis 1:26 nos da más claridad. Aquí vemos un “hagamos” (נַֽעֲשֶׂ֥ה) seguido de un “que ejerzan dominio” (וְיִרְדּוּ). En hebreo, cuando un verbo de propósito (cohortativo) va seguido de uno que expresa una acción (jusivo), se traduce mejor como una cláusula de propósito. Esto quiere decir que el propósito de hacer al ser humano a imagen de Dios es que ejerza dominio en representación suya.
El Salmo 8:4-8 y la relación con la imagen de Dios
La idea de que la imagen de Dios se relaciona con el gobierno representativo del ser humano se confirma al leer el comentario de David sobre Génesis 1 en el Salmo 8:4-8.
¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él,
Y el hijo del hombre para que lo cuides?
¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles,
Y lo coronas de gloria y majestad!
Tú le haces señorear sobre las obras de Tus manos;
Todo lo has puesto bajo sus pies:
Todas las ovejas y los bueyes,
Y también las bestias del campo,
Las aves de los cielos y los peces del mar,
Cuanto atraviesa las sendas de los mares.
David reflexiona aquí sobre el honor de la humanidad: el hecho de que Dios nos ha puesto a cargo de la creación, colocándonos por encima de todas las criaturas. El Salmo resalta que, como imagen de Dios, somos responsables de gobernar y cuidar la tierra, como sus representantes.
¿Qué significa estar hechos a imagen de Dios?
En resumen, todo lo que hemos visto nos lleva a entender que ser hechos a imagen de Dios implica que somos llamados a representar al Creador como Sus virreyes en la tierra. Nos ha encomendado la tarea de gobernar la creación en Su nombre, siendo Su reflejo ante el mundo. Esto es un honor inmenso, pero también una gran responsabilidad. Al ser imagen de Dios, no solo compartimos una relación especial con Él, sino que tenemos el compromiso de reflejar Su carácter y voluntad en todo lo que hacemos, cuidando y administrando el mundo que Él ha creado.
Este artículo ha sido traducido y adaptado con permiso de su autor. Puede encontrar el artículo original en la página web del autor: https://petergoeman.com/what-does-the-image-of-god-mean/