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¿Está mal que un ministerio cristiano pida ofrenda?

José de Panamá dijo: “Escuché al principio de sus programas que piden ofrendas lo cual no estoy de acuerdo. Asistía a una iglesia que predica el evangelio de la prosperidad y es horrible… El evangelio rechaza ese tipo de argumento. De gracia recibiste dad de gracia.”

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En primer lugar, déjeme decir que lamento su experiencia en una “iglesia” donde se predica el “evangelio de la prosperidad”. Si ha escuchado nuestros programas, deberá saber que rechazamos y despreciamos esa herejía en todas sus formas. Tenga en cuenta, sin embargo, que el “evangelio de la prosperidad” significa lucrar con el evangelio – es engañar a las personas diciendo que si le dan a Dios (léase mejor, al pastor), Dios le va a dar aún más. Eso no es bíblico. Es dañino y no se debe tolerar.

Por el otro lado, ofrendar a la causa del Señor es bíblico y necesario.

Ofrendar es Bíblico 

Aún en el Antiguo Testamento hay amplio precedente de que el pueblo de Dios sostenía a aquellos que trabajaban a tiempo completo en funciones religiosas (ej. Números 18:8-24).

En el Nuevo Testamento leemos igualmente que aquellos que se dedicaban a la obra eran sustentados por la familia de la fe. Por ejemplo, el apóstol Pablo dice:

“Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor (una referencia al salario) mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.” (1 Tim. 5:17-18)

“El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.” (Gálatas 6:6)

El versículo al cual hace referencia (de gracia recibiste, de gracia dad) viene de Mateo 10. Los versículos 5 al 8 dicen:

A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

Como notará, esta fue una instrucción específica a los apóstoles a no lucrar con los poderes milagrosos que acababan de recibir. Además, si fuéramos a aplicar este pasaje al día de hoy diciendo que “dar” se refiere al evangelio, eso significaría que no deberíamos “dar” el evangelio a los gentiles y samaritanos. Este “dar” se refería a los milagros.

Note además que los apóstoles debían esperar recibir sustento de parte del pueblo. Los versículos 9 al 10 claramente dicen:

“No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.”

Ofrendar es Necesario

 Mientras que nunca debemos demandar dinero por compartir el evangelio, el pueblo de Dios tiene el privilegio y la responsabilidad de sustentar la obra de Dios y los obreros que dedican su tiempo y esfuerzo para ella.

De forma práctica, ¿Cómo es que Sabiduría para el Corazón paga todos los gastos necesarios para producir y mantener sus recursos accesibles al público (ej. equipos de grabación, internet, materiales, servidores, programas, oficina, etc.)? ¿Cómo se sustentan las familias que trabajan fielmente cada día para producir todos los materiales – personas que gastaron tiempo, dinero y esfuerzo en prepararse en sus áreas de especialización? Las ofrendas son necesarias para sustentar la Obra y a los obreros de Dios.

Algunos trabajarán a medio tiempo en otro empleo para complementar su salario. Otros trabajarán voluntariamente un par de horas a la semana para la Obra mientras que se sustentan al trabajar a tiempo completo en otro empleo. Otros se dedicarán a tiempo completo para la Obra. Sin embargo, todas estas son opciones legítimas según la Biblia y todas necesitan dinero para sustentarse.

Estimado José, el problema no se encuentra en invitar a los hermanos a ofrendar voluntariamente para sustentar la Obra de Dios. El problema se encuentra cuando se busca lucrar con el evangelio, “enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene” (Tito 1:11). El ofrendar es una bella oportunidad de hacerse parte del avance de la obra de Dios. Debe hacerse de forma gozosa y voluntaria (2 Corintios 9:7) – nunca bajo presión, amenaza o extorsión (como lo hacen los predicadores de la prosperidad).

Por lo tanto, que Sabiduría para el Corazón comparta su necesidad de apoyo financiero es bíblico y necesario. Le brinda al pueblo de Dios la oportunidad de sostener y ser parte de la gran obra que Dios está desarrollando a través de este ministerio en las vidas de millones de personas a través del mundo.

Bendiciones!

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