Introducción
Un hermano de la iglesia me envió un artículo del diario que decía lo siguiente:
Una mujer mayor del estado de Florida salió al supermercado a comprar, pero cuando regresaba a su auto, encontró a cuatro hombres en el acto de irse con su vehículo. Ella soltó sus bolsas y habiéndose preparado para un momento como este, sacó una pistola de su cartera y apuntó hacia el auto. Ella no solo había conseguido una licencia para portar su arma, sino que estaba preparada y lista para disparar. Con todas sus fuerzas gritó, “¡tengo una pistola y se cómo usarla! ¡Salgan del auto ahora mismo!”
Los cuatro hombres salieron corriendo del auto y escaparon lo más rápido que pudieron. Esta pequeña ancianita, algo temblorosa, volvió a agarrar sus bolsas, las metió en el auto y se sentó en el asiento del conductor. Con toda la agitación por lo que había pasado no podía meter la llave en el arranque. Ella trató y trató hasta que finalmente se dio cuenta que ese no era su auto. Ya le había parecido extraño que en el asiento del copiloto había un balón de futbol, y ahora sabia porque. El auto en el que estaba era del mismo modelo que el suyo – pero no era su auto. Momentos más tarde, encontró su auto estacionado a 5 espacios de distancia.
Inmediatamente, ella manejó hacia la estación de policía para confesar lo que había pasado, pero el sargento no podía parar de reír. Cuando pudo calmarse le dijo, “Señora, ¡pensamos que era una broma! Recién se van los cuatro hombres que vinieron reportando un asalto. Dijeron que una ancianita de 1.50 mts., pelo blanco y ondulado, usando anteojos y portando una gran pistola, les había robado el auto.”
El artículo terminó diciendo, “la moraleja de esta historia es que, si tiene un “lapso senil,” hágalo memorable.”
Quizás una mejor moraleja es que “las apariencias engañan.”
Un par de años atrás, tuve el privilegio de visitar Gran Bretaña, así que aproveché a ir a los lugares famosos que tienen que ver con nuestra herencia cristiana. Fui a lugares como la capilla Wesley, la abadía de Westminster, y la catedral donde John Knox predicó la verdad con gran valentía.
Me puse a pensar que estaba visitando iglesias que ya no tenían el mismo testimonio de antes. La verdad es que estas apenas eran una sombra de su gran pasado.
Otra cosa que me llamó la atención era que las catedrales, que una vez albergaron grandes congregaciones guiadas por valientes predicadores que enseñaban las Escrituras, con el pasar del tiempo se habían convertido en nada más que unos caros mausoleos.
El visitar la Abadía Westminster no tuvo nada que ver con el testimonio viviente de una iglesia vibrante, o la declaración del evangelio. El visitar ese lugar fue como visitar un cementerio techado. Era una estructura imponente, bella, con una diseño arquitectónico impresionante.
Vi pulpitos y bancas. Se llevaron a cabos algunos servicios, ceremonias, y oraciones. Algunas velas fueron encendidas. Sin embargo, esta iglesia estaba muerta, junto con la mayoría de las otras. No eran más que enormes y bellos cementerios techados.
Si viajáramos en el tiempo y visitáramos todas las grandes iglesias del mundo, sin duda atravesaríamos el mar Mediterráneo y nos detendríamos en las grandes iglesias de Éfeso, y Antioquía, Jerusalén y Filadelfia. Pero también visitaríamos una de las iglesias más adineradas de Asia menor – la iglesia de Sardis.
La ciudad misma tenía una rica historia. Esta era la antigua capital del reino de Lidia. El río que corría a través de la porción más baja de la ciudad tenia pepitas de oro, lo que trajo gran riqueza a Sardis. Es más, Sardis se convertiría en la primera ciudad antigua en acuñar monedas de oro.
Además, en esta ciudad fue que se inventó el proceso de teñir lana, lo que provocó que Sardis se convirtiera en el centro industrial del mundo antiguo. Habrían centros comerciales en cada esquina.
El rey de esta ciudad antigua se llamaba Creso. Tal era la riqueza de Creso que se formó una leyenda acerca de él. Decía que él tenía el toque de Midas – o sea, que todo lo que tocaba se convertía en oro.
Hoy en día, uno diría para molestar, “eres más rico que Bill Gates” o “eres más rico que Donald Trump” – en el mundo antiguo, se decían, “eres más rico que Creso”
La ciudad estaba en la cima de una montaña, y rodeada de una fortaleza. Sardis prácticamente impenetrable. Estaba protegida naturalmente, y era increíblemente prospera.
Sardis era el lugar donde todos querían vivir, y la iglesia de Sardis era donde todo cristiano querría asistir, o al menos visitar.
Esta iglesia era una colmena de actividad y programas. De hecho, la gran reputación de la iglesia en Sardis se extendía por todo el mundo antiguo…
Un día les llegó una carta – venía de parte de Dios mismo.
La congregación se reunió para leer lo que creían que serían elogios de parte del Señor. Sin embargo, lo que escucharon y leyeron los sorprendió.
En Apocalipsis capítulo 3, encontramos una copia de esta carta, que ha sido preservada para que toda iglesia pueda leer y descubrir si, tal como la iglesia en Sardis, han dejado que las apariencias los engañen.
Critica de parte de Cristo para la Iglesia en Sardis
Comencemos leyendo Apocalipsis 3:1.
Escribe al ángel [mensajero] de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto:
Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
En otras palabras, esta iglesia aparentaba estar viva, pero a los ojos de Dios, esta iglesia estaba muerta. Tenía un nombre – una reputación de ser la iglesia ideal – pero la realidad no correspondía su nombre.
¿Notó la forma en que Cristo se presenta en este versículo? Él está diciéndole a la iglesia en Sardis, “Yo tengo la plenitud del discerniente Espíritu de Dios – yo conozco tu vida espiritual. Yo conozco tu pulso espiritual y tus signos vitales. Todos creen que estas bien, pero quiero que sepas que yo sé que estás listo para el cementerio. Estas muerto espiritualmente.
Sin embargo, como Robert Thomas escribió, “En esta iglesia, las condiciones aún no habían llegado al punto sin retorno; de otra forma, el Señor no habría dicho en el versículo 2, “afirma las cosas que están por morir.” Aún hay esperanza de que vuelvan a levantarse.[i]
Cuando se habla de muerte en este texto, se está hablando de una falta de efectividad espiritual. Las iglesias que han sido advertidas, estaban en peligro de que les quitaran su candelabro – así, se convertirían en iglesias con un gran pasado, pero sin un futuro. La presencia y la bendición del Señor estaba en juego.
El caso de Sardis, era que la iglesias parecía estar viva pero en realidad estaba muerta.
¿Alguna vez ha estado en una iglesia muerta? Habían personas, hubo una reunión, se balbucearon algunas canciones, las luces estaban encendidas, el baño estaba funcionando, hubo una escuela dominical, el pastor predicó algo – pero en la iglesia no había vitalidad espiritual. Estaba muerta y usted casi podía sentirlo. Usted estaba visitando un cementerio techado. Estuvo en silencio en la reunión sintiendo como si fuera a despertar a alguien.
El himno favorito de este tipo de iglesia es, “uno a uno, los santos se fueron a dormir.” En la puerta de entrada hay un letrero que dice “bienvenido,” pero justo por debajo, en letras chicas, dice, “no molestar.”
El Señor de la iglesia le dice a Sardis que viene con todo el poder del Espíritu, que discierne las profundidades de su hipocresía, y juzga sus obras que no fueron hechas en fe y para su gloria.[ii]
Sardis es una de las dos iglesias que Jesucristo elogia no elogia por nada. Sardis estaba en estado de coma espiritualmente, casi muerta.
Ahora, ¿que es lo que lleva a una iglesia al borde de su muerte espiritual? ¿qué es lo que hace que una iglesia pierda su vitalidad?
- Todo comienza con adorar su pasado; o sea, cuando la congregación habla acerca de sus antiguas hazañas para Dios, cuenta una anécdota tras otra, pero todos esos testimonios son antiguos y añejos.
- Continua protegiendo sus tradiciones en vez de sus doctrinas
- No se arriesga tomar nuevos desafíos por fe – el que se atreve a preguntar, siempre recibe el baldazo de agua fría que llamado, “nunca lo hemos hecho así,” o “el tiempo no es el correcto” o “no es seguro hacer eso.”
- Se enamora de sí misma en vez de Cristo – los síntomas de este tipo de iglesia son que todo lo que hace es tomar cuidado de sí misma. Se enfoca en sí misma, y la gente se une para hacer cosas por ellos mismos, en vez hacer cosas por otros y para Dios.
- No le gusta recibir nuevas personas– “¡ey!, ese es mi asiento… ese es mi estacionamiento…alguien está usando mi taza, está sentada en mi silla” – y el problema es que esta es la actitud de muchos cristianos.
Querido oyente, cada iglesia está a una decisión o dos de aprender a cantar, “uno a uno, los santos fueron a dormir,” el cual es el himno principal de muchas iglesias.
¿Notó que esta iglesia no estaba teniendo luchas?
En las otras iglesias que hemos estudiado hasta ahora, algo estaba pasando – bueno o malo. Había tensión, desafíos, algún tipo de conflicto o lucha.
Ray Stedman escribió, “la tensión y la lucha pueden ser desagradables, pero al menos son señales de vida. Esta iglesia en Sardis estaba tan muerta, que ni siquiera tenía luchas por dentro.[iii]
Tenía paz, pero era como la paz de un cementerio.[iv]
Muy cierto. Esta iglesia no era como las otras, que estaban luchando contra la doctrina de Balaam, sufriendo persecución, confrontando falsos apóstoles, enfrentando el peligro del engaño de Jezabel y sus tentaciones.
Esta iglesia literalmente no tenía problemas ni triunfos.
Ellos estaban como hipnotizados – como si el maligno sostuviera su reloj de oro frente a esta iglesia, y le susurrara, “duerme… duerme… duerme.”
No usted, querido oyente, usted siga escuchando.
Los Mandamientos de Cristo para la Iglesia de Sardis
Lo que comienza como una escena en el lecho de muerte de esta iglesia parece cambiar repentinamente a un drama en una sala de emergencias. Más que empezar a oficiar un funeral, Cristo hace un último esfuerzo para revivir los corazones de los santos que están adormecidos con apatía y conformidad spiritual.[v]
El Señor le da a esta iglesia cinco imperativos, como si fueran baldazos de agua fría en la cara de estos creyentes adormecidos, o ya inconscientes. El Señor grita con urgencia y con gran pasión estos mandamientos.
- El primer mandamiento en Apocalipsis 3:2, es
¡Despierta! o ¡Se vigilante!
Este mandamiento habría tenido un significado bastante especial para los creyentes en Sardis.
Setecientos años antes de que esta carta llegara a manos de estos creyentes, la ciudad de Sardis era una de las ciudades más imponentes del mundo. Sardis se erigía como una enorme torre que protegía el valle Hermo. Sin embargo, el rey Creso, un día fue a pelear contra el rey Ciro, de Persia. Creso fue derrotado sin mayores dificultades, por lo que volvió huyendo a su fortaleza junto con su ejército – fortaleza que, a todo esto, se encontraba a 457 metros sobre el valle.
Ciro marchó con su ejército hacia Sardis pero se vio forzado a detenerse al ver los acantilados que rodeaban la ciudad. No había forma de entrar a la ciudad. Ciro sitió la ciudad por 14 días, y luego, frustrado, ofreció una gran recompensa al soldado que pudiera encontrar una forma de entrar a la ciudad.
Un día, un soldado persa llamado Hiréades vio cómo a un soldado centinela de Sardis se le cayó el casco por el acantilado. El soldado bajó por las almenas y luego por el acantilado, recogió su casco, y volvió a subir por el mismo lugar. Hiréades se fijó bien en como lo hizo, y trazó mentalmente el camino.
Esa noche Hiréades guió a un pequeño grupo de soldados por el misma grieta en la piedra en la que el otro soldado había escalado. Cuando llegaron a la cima y saltaron sobre el muro, encontraron la almena descuidada y a los soldados dormidos, absolutamente confiados de que nunca nadie podría entrar a la fortaleza.
Los soldados persas simplemente abrieron las puertas de la ciudad desde adentro, y Creso se rindió sin dar pelea.[vi]
Interesantemente, esto mismo les volvió a ocurrir unos 650 años más tarde, cuando el general Romano Antíoco también escaló por el acantilado y encontró a los centinelas dormidos.
Así que, cuando Cristo le dice a esta iglesia, “¡Despierten! ¡Estén vigilantes!,” seguramente ellos habrían recordado estos duros eventos, y entenderían su propio peligro.
- El segundo mandamiento, en Apocalipsis 3:2, es “afirma.”
Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.
“Las otras cosas,” en el original no hace referencia a personas, sino a realidades espirituales.[vii]
En otras palabras, las realidades espirituales de la iglesia necesitaban atención – las cosas que distinguían a esta iglesia para bien. Las cosas que mantenían a la iglesia pura, enfocada, y apasionada. Esas cosas debían afirmar.
Recuerdo como nos desafiaba el Profesor Howard Hendricks cuando estaba en el seminario. Él solía decir, “En cada generación, la iglesia de Jesucristo se ha equivocado en algo. ¿Sabes tú en que se ha equivocado hoy?
¿Ha detectado algún problema? ¿Sabe en qué área su iglesia es débil y necesita afirmarse?
A todo esto, este no es solo un desafío para la iglesia en general, sino para cada cristiano en particular. Cristo va a terminar esta carta, como todas las otras, diciendo en Apocalipsis 3:6, “Todos, en particular, oigan lo que el Espíritu está diciéndole a la iglesia en general.
¿Cuales son los puntos débiles en su vida? ¿Donde están las grietas y fisuras en la fortaleza de su vida? ¿Donde es que el enemigo parece escalar sus muros?
¡Afirme esas cosas!
¡Despierte!
¡Afirme!
- En tercer lugar, “recuerde.”
Apocalipsis 3:3 dice, Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído.
Esto significa literalmente, “sigue recordando.” En otras palabras, “no deje que se le olvide lo que recibió.”
- No se olvide de la gracia de Dios que lo salvó.
- No se olvide de su vida antes de Cristo.
- No se olvide que es el poder de Dios que lo sustenta y fortalece.
- No se olvide del inmensurable amor de Dios en su vida.
- No se olvide de las verdades de Su palabra.
- No se olvide de su responsabilidad para con los otros creyentes.
- No se olvide de la importancia de servir al Señor.
- No se olvide de su misión en el mundo.
- No se olvide que su cuerpo es templo de Dios.
- No se olvide que sus habilidades han sido un regalo de Dios.
- No se olvide de estar preparado y expectante de la venida del Señor.
No lo olvide.
Una iglesia que no recuerda su pasado – o que lo recuerda, pero olvida su importancia, es una iglesia que está entrando a un coma espiritual.
¡Despierte!
¡Afirme!
¡Recuerde!
- En cuarto lugar, trabaje.
Apocalipsis 3:3 dice. Acuérdate pues de lo que has recibido y oído, y guárdalo…
En otras palabras “no solo recuerde todas esas cosas – ¡hágalas!
Este verbo está escrito en un presente imperativo, lo que indica que esta es una acción continua. Significa, “no deje de obedecer la verdad y de guardar la verdad.”
No sirve de nada que una iglesia tenga buena memoria, si es que esta no afecta sus pies, sus manos, su mente y su corazón.
- En quinto lugar, Cristo dice en Apocalipsis 3:3, “mientras hacen todo eso, no pasen por alto que necesitan…
Arrepentirse.
Literalmente, “cambien de dirección.”
Los creyentes en Sardis tenían que confesar su pecado y pedirle perdón al Señor; y luego, con corazones y manos ya limpios, comenzar a servir a Cristo.
Advertencias de parte de Cristo para la Iglesia en Sardis
Continuando ahora con este versículo, vemos que el Señor le da una advertencia a esta iglesia en Sardis. Apocalipsis 3:3 dice,
…Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.
La figura de la venida del Señor como “ladrón en la noche,” siempre trae la idea de un juicio inminente – como lo vemos en Mateo 2:43, Lucas 12:39, 1 Tesalonicenses 5:2.
Esta amenaza no está relacionada con el rapto de la iglesia, sino que es una referencia a la prontitud de su venida en juicio.[viii]
Un ladrón viene y toma cosas de valor.
Los creyentes en Sardis entendían muy bien lo que esto significaba.
En otras palabras, “tal como aquellos soldados entraron a robarles su ciudad y su libertad; yo voy a entrar a su iglesia cuando no estén atentos, y a tomar su candelabro, su testimonio. Voy a quitar mi presencia de entre ustedes. Ya que ustedes, aparentemente, no tienen necesidad del Espíritu, al que han ignorado continuamente, su iglesia ya va a tener la presencia y la vitalidad del Espíritu. Podrán tener reuniones y saludar a los hermanos, y escuchar predicaciones, y cantar algunos himnos, pero tú, la famosa iglesia en Sardis, serás pronunciada muerta, irremediable y permanentemente.”
Unos 100 años después de que Sardis recibiera esta carta, un hombre piadoso llamado Melito sirvió como obispo de esta iglesia. Sabemos que este fue un gran hombre de Dios que llegó a escribir una defensa del cristianismo y se la envió al emperador. Lo que nos dice que probablemente, Sardis escuchó las advertencias del Señor y experimentó un reavivamiento espiritual.
Promesas de parte de Cristo para la Iglesia de Sardis
Ahora, como ha sido la costumbre del Señor al escribir estas cartas, Él da unas promesas para aquellas personas en la iglesia en Sardis que han estado viviendo para Cristo. Ellos probablemente estaban escuchando esta carta mientras se leía a la congregación. Él Señor habla de ellos en Apocalipsis 3:4 cuando dice,
Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras;
En el primer siglo, ninguna persona podía entrar al templo de algún dios pagano con ropa sucia. Lo externo era muy importante para ellos. Sin embargo, el Señor aquí está hablando del interior – un corazón limpio. Como en Santiago 1:27, donde el Señor habla de aquellos que se mantuvieron a sí mismos
Sin mancha del mundo.
Esta es la persona cuya consciencia permanece limpia, gracias a que se mantiene fiel al Señor, confiesa sus pecados diariamente, y busca seguir la voluntad de Dios.
A estas personas, Cristo le da cuatro promesas.
- Primero, reciben la promesa de un compañerismo con Cristo.
La última parte de Apocalipsis 3:4 dice,
Y andarán conmigo en vestiduras blancas.
Es común querer enfocarse en el significado de las “vestiduras blancas,” pero no pasemos por alto que aquí, el Señor dice, “andarán – caminarán conmigo.” ¡Que promesa más maravillosa!
En el tiempo de los Persas, los ciudadanos más confiables del rey, recibían el privilegio de caminar con el rey en los jardines del palacio. Estas personas eran llamadas oficialmente, “los compañeros del Jardín.”[ix]
Lo que nos hace pensar en aquel día, cuando el Señor haga un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra. En aquel nuevo paraíso, tendremos el privilegio de caminar con el Señor, tal como Adán y Eva en el jardín del Edén.
- La segunda promesa es la victoria sobre el maligno.
Ahora, enfoquémonos en el significado de las vestiduras blancas. Apocalipsis 3:4 dice,
Ellos andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.
En la cultura de Sardis, las personas usaban vestiduras blancas cuando se celebraba una victoria.
Cuando los ejércitos romanos volvían victoriosos de una batalla, todos los ciudadanos salían a celebrar en vestiduras blancas. De hecho, se decía que la ciudad misma era “urbs candida” o, literalmente, “la ciudad de blanco.”[x]
Las vestiduras blancas representan la celebración por la victoria sobre el enemigo.
Quizás, esta es la razón por la que se describe a los creyentes usando vestiduras blancas y cabalgando sobre caballos blancos cuando regresemos con Cristo, y el derrote finalmente al gran enemigo, Satanás. Esto querría decir que aún antes de la batalla, estamos celebrando la victoria, porque la victoria es segura (Apocalipsis 19:14).
Vemos claramente la conexión entre las túnicas blancas y la victoria en Apocalipsis 3:5, donde el Señor dice,
El que venciere será vestido de vestiduras blancas.
El Señor no solo promete compañerismo y victoria.
- La tercera promesa es seguridad de salvación.
Note Apocalipsis 3:5
Y no borraré su nombre del libro de la vida.
Algunos dicen que la mera mención de borrar a alguien del libro de la vida significa que Dios podría hacerlo, o que lo haría; pero, esto no es lo que está diciendo el texto. Esta no es una amenaza encubierta – es una promesa. El creyente nunca debería temer que, de alguna forma, algún día pueda despertar, y darse cuenta que Dios ha cambiado de parecer acerca de su destino eterno.
La iglesia en Sardis habrían entendido esto fácilmente, ya que cada ciudad tenía un libro que contenía el nombre de cada ciudadano. Solo cuando un ciudadano moría, su nombre era borrado del libro.
El creyente nunca debe temer que, después de la muerte, su nombre de alguna forma va a ser removido del libro del cielo. Nunca lo será. De hecho, nuestros nombres fueron escritos en el libro de vida del Cordero por nuestro Soberano Señor antes de la fundación del mundo (Apocalipsis 13:8).
Así que, tenemos las promesas de
- Un compañerismo personal con Cristo.
- La victoria sobre el maligno.
- Una seguridad de salvación por toda la eternidad.
- Finalmente, el Señor promete presentarnos ante la corte celestial.
No voy a borrar sus nombres del libro de la vida – nunca, dice Cristo. Por el contrario, voy a…
Confesar su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles (Apocalipsis 3:5).
¡Piense en lo que el Señor está diciendo! “Voy a presentarlos, personalmente, delante de Dios el Padre y el resto de los ciudadanos del cielo.”
Conclusión
Después de haber observado a esta iglesia que estaba entrando a un coma espiritual, Permítame proveer algunas advertencias a partir de su ejemplo.
- Es posible que una iglesia tenga apariencia de tener vida espiritual cuando en realidad no la tiene.
Si el Espíritu de Dios ya no está con la iglesia, o capacitándolo en su vida personal, ¿cuanto tiempo cree que tardaría en darse cuenta?
- Es posible hacer cosas para Dios sin ser transformado por Dios.
Hacer sin ser. Dios no quiere solo haga cosas para Él, Él quiere transformarlo mientras usted obra para Él.
- Es posible que la iglesia vuelva a recuperar su consciencia, después del coma espiritual, y que vuelva a tener un ministerio fructífero.
En otras palabras, es posible evitar la pérdida definitiva de su testimonio. Es posible evitar la muerte de su ministerio y volver a la vida, no solo como iglesia, sino también como creyente. ¿Como? Al arrepentirse, obedecer, recordar, afirmar, y vigilar.
Hace unos 200 años, una mujer estaba viajando en un carruaje. Sentada frente a ella había un hombre mayor. En medio del viaje, ella empezó a tararear su himno favorito.
De pronto, ella le preguntó al hombre que estaba sentado frente de ella, que le parecía el himno, mientras cantaba un poco de la letra. En vez de responder, el hombre empezó a llorar.
Ella se detuvo y le preguntó qué le pasaba. Él le respondió, “Señora, mi nombre es Robert Robinson, y yo soy el autor de la canción que acaba de cantar. La verdad es que he estado alejado de Dios, y no he sido capaz de cantar ese himno por mucho tiempo.”
El Señor usó ese encuentro y su conversación aparentemente casual para traer a Robert Robinson de vuelta a la comunión con el Señor.
Este es el himno que Robinson compuso y el Señor usó para traerlo devuelta. Probablemente lo ha escuchado.
Fuente de la vida eterna
Y de toda bendición;
Ensalzar tu gracia tierna,
Debe cada corazón.
Tu piedad inagotable,
Abundante en perdonar,
Único ser adorable,
Gloria a ti debemos dar.
De los cánticos celestes
Te quisiéramos cantar;
Entonados por las huestes,
Que lograste rescatar.
Almas que a buscar viniste,
Porque les tuviste amor,
De ellas te compadeciste,
Con tiernísimo favor.
Toma nuestros corazones,
Llénalos de tu verdad;
De tu Espíritu los dones,
Y de toda santidad.
Guíanos en obediencia,
Humildad, amor y fe;
Nos ampare tu clemencia;
Salvador, propicio sé.
No se quede cantando, “uno a uno, los santos se fueron a dormir.” Cante este himno en su lugar. Este es un gran himno cuando necesita un llamado de atención para.
- Despertar
- Vigilar
- Recordar
- Afirmar
Arrepentirse y obedecer.
[i] Robert L. Thomas, Revelation: Volume 1 (Moody Press, 1992), p. 248.
[ii] Ibid., p. 245.
[iii] Ray Stedman, God’s Final Word (Discovery House, 1991), p. 70.
[iv] William Hendriksen, More than Conquerors (Baker, 1940), p. 72.
[v] Sam Gordon, Revelation: Worthy Is the Lamb (Ambassador, 2000), p. 86.
[vi] William Barclay, Revelation: Volume 1 (Westminster, 1976), p. 114.
[vii] John MacArthur, Because the Time Is Near (Moody Press, 2007), p. 84.
[viii] Ibid., p. 85.
[ix] Barclay, p. 121.
[x] Ibid., p. 122.