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¿Sufrirán todos de la misma manera en el infierno? ¿Dejará de existir el alma después de un tiempo en el infierno? ¿Hay alguna forma de escapar del infierno? Conozca las respuestas a estas preguntas en este programa donde concluimos nuestro estudio del juicio final de Dios.
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Introducción

            Uno de los crímenes más interesantes de la historia moderna fue el esquema Ponzi de Bernie Madoff, que afecto a miles de personas y generó billones de dólares. Por décadas Madoff había fue considerado habil líder en Wall Street; un impresionante hombre de negocios que dio millones de dólares a obras de caridad, universidades, causas benéficas, y más importantemente, a sus inversionistas. Sin embargo, para la sorpresa del mundo financiero, Bernie Madoff fue hallado culpable de conducir un esquema Ponzi.

            Un Ponzi es una estafa, nombrada en honor a Carlo Ponzi quien fue atrapado en la primera estafa lucrativa de este tipo en 1920. Ponzi convenció a varios inversionistas de que él podía generarles enormes ganancias. Lo que él realmente hacía, era tomar el dinero de sus nuevos inversionistas y dárselo a sus antiguos inversionistas. De esta forma, el generaba confianza en sus supuestos modelos de inversión, atraía más inversionistas, y seguía generando más dinero. Mientras que tuviera nuevos inversionistas, el fraude podría seguir creciendo hasta que finalmente colapsara bajo su propio peso.

            El Ponzi de Bernie Maddoff está en los libros de historia como el Ponzi más grande de todos los tiempos. Cuando finalmente lo atraparon, él ya había hecho mal uso de unos 64 billones de dólares. Por varias décadas él había vivido una vida llena de lujos – teniendo desde un yate y una mansión en la rivera francesa hasta un apartamento millonario en Nueva York.

            Los abogados de Madoff alegaron que la estafa había crecido tanto, que ya no podían pararla. Cientos de personas se habían vuelto ricas con sus devoluciones, y muchas obras de caridad habían sido beneficiadas por la bondad de su corazón – aunque Madoff meramente daba dinero que le pertenecía a otras personas.

            Al final, todos los inversionistas de Madoff lo perdieron todo – sus ahorros y sus hogares. Las obras de caridad y los colegios perdieron los millones de dólares que les habían donado. Tan afectados terminaron sus clientes que algunos hasta se quitaron la vida.

            Leí un pequeño libro escrito por Brian Ross, el periodista de la cadena televisiva ABC que hizo un reportaje en la vida de Madoff, y especialmente el colapso de su estafa. El libro se llama Las Crónicas de Madoff.

            Me llamó mucho la atención su descripción de la escena donde Madoff está en la corte. El juez estaba a punto de pasar sentencia y la corte estaba llena de reporteros, familiares, socios, líderes de obras de caridad, y algunos de los inversionistas de Madoff.

            El Juez dijo, “Señor Madoff, póngase de pie. Es la decisión de esta corte que el defendido, Bernard L. Madoff, sea sentenciado a 150 años de prisión.” El juez agregó, “Por cuestiones técnicas, la sentencia debe ser expresada en meses. 150 años es equivalente a 1.800 meses de prisión.” Esta garantizaba que Madoff, de 75 años, pasara el resto de su vida en prisión. [i]

            Hubieron ovaciones y aplausos de parte de las víctimas en la corte. Muchas personas lloraron. La justicia se había llevado a cabo.

            Aunque las personas aprecian y creen intuitivamente en un ideal de justicia, si le preguntamos a una persona en la calle que cree acerca de la justicia de Dios, vamos a escuchar varias respuestas diferentes. De igual manera, si le preguntamos a cualquier persona, ¿que piensa acerca del infierno? vamos a escuchar varias opiniones distintas también.

            Francamente, desde ya hace tiempo, es raro escuchar una conversación seria acerca de un lugar literal de justicia eterna. Si le preguntamos al común de las personas ¿cuando fue la última vez que escuchó una lección de escuela dominical o una predicación acerca del infierno? Lo van a mirar raro.

            El historiador Martin Marty escribió, “El infierno ha desaparecido y nadie lo ha notado.” Un artículo reciente en el diario decía, “Hoy, la palabra infierno se ha convertido en una mala palabra.” O sea, las buenas personas nunca la dirían porque sería grosero y maleducado. Gordon Kaufman, del Seminario de Harvard, cree que esta es una buena tendencia. Él escribió, “No creo que haya un futuro para el infierno.”[ii]

            Evidentemente, la palabra infierno esta fuera de los límites de la civilidad, y fuera de sintonía con nuestro mundo y los miembros de la iglesia promedio en América.

            Un teólogo evangélico desafió a los creyentes cuando escribió, “Si vamos a las Escrituras ya habiendo formado nuestra opinión, y esperando oír solo un eco de nuestros propios pensamientos, entonces Dios no va a hablarnos y nosotros solo vamos a seguir reafirmando en nuestras propias [conclusiones]. Debemos permitir que la Palabra de Dios nos confronte, nos moleste, y que cambie nuestra forma de pensar y vivir.” [iii]

            Bien dicho.

            La pregunta no es “¿Que pensamos? ¿Que decimos? ¿Que es lo que la mayoría dice?”

            La pregunta es, “¿que dice Dios? ¿Que ha revelado Él en su palabra?”

            Imagine que. ¡Dios ha revelado bastante!

            Cuando el famoso evangelista de Carolina del Norte Vance Havner, ahora con el Señor, estaba comenzando su ministerio, él pastoreó una iglesia en el campo. Un granjero que iba a la iglesia no le gustaba los sermones que él predicaba acerca del infierno; así que, un domingo, el granjero le dijo a Havner, “¿Porque no predica acerca del Jesús manso y humilde?” Havner respondió, “¡De ahí saque mi información acerca del infierno!”[iv]

            Querido oyente, la verdad sorprendente es que casi cada referencia en Nuevo Testamento acerca del castigo eterno vinieron de los labios de Cristo. Esto pareciera implicar que este es un lugar tan terrible que solo su creador describirlo – Dios mismo.”[v]

            Según la Biblia, habrá un juicio eterno en un lago de fuego.

            Sin embargo, esto no va a ocurrir antes de que tome lugar el juicio final. Hemos estado estudiando este juicio, revelado en la visión del apóstol Juan, en nuestros últimos programas. Abramos nuestras Biblias en Apocalipsis 20 donde encontramos, sin dudas, el párrafo más ignorado de la Biblia, el día de hoy – versículos 11 al 15.

            He bosquejado nuestro estudio del juicio final en cuatro secciones.

Una Escena Inolvidable

            Primero, leemos acerca de una escena inolvidable en Apocalipsis 20:11. Dice así.

      Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en Él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos.

            En otras palabras, la profecía de 2 Pedro 3:10 tomará lugar después del reino milenial, cuando la Tierra y el universo sean destruidos violentamente con fuego para preparar el lugar para la reconstrucción de un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra. Vamos a aprender acerca de esto en Apocalipsis 21.

            En medio de estos dos eventos – la destrucción del universo por su creador y la construcción de un nuevo universo, toma lugar esta escena inolvidable descrita en el versículo 11. Esta es una escena de juicio, donde el juez se sienta para dar su sentencia.

            Este es el aterrador momento cuando los incrédulos serán confrontados con la verdad que ellos han negado y rechazado. Toda la humanidad incrédula estará de pie delante de Dios, y ellos estarán virtualmente solos sin defensa, sin abogado, porque negaron el evangelio que oyeron o vieron – el evangelio de la consciencia, el evangelio de la creación, y/o el evangelio de Cristo. Todos los pecadores sin redención estarán de pie en la presencia de Jesucristo, y el no será un terapeuta, o un amigo, sino un juez santo y recto. (Romanos 3:19)

Un Llamado Inevitable

            Segundo, leemos acerca del llamado inevitable de Cristo en Apocalipsis 20:12.

      Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono.

            En otras palabras, estos son las personas importantes del planeta – emperadores y dictadores, los ricos y poderosos – junto a los que fueron considerados insignificantes o pequeños, pero aun así fueron muy orgullosos como para reconocer a Dios como Creador, Salvador, y Señor.

            Jesucristo los llama – a cada uno de ellos, individualmente – para examinarlos frente al registro de sus vidas.

Un Estándar Innegable

            Tercero, Apocalipsis 20:12 nos habla de un estándar innegable.

      …y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras.

            En nuestro último estudio consideramos cuales pueden haber sido los libros que no son mencionados por nombre. Vimos que estos pueden ser los libros de la ley de Dios, que han sido escritos en los corazones de las personas, atestiguando silenciosamente de su culpa, la cual ellos suprimieron al acallar su consciencia.

            Ahora estas personas están de pie y oyen el registro de estos libros – La Biblia, quizás, el libro de palabras, el libro de obras, el libro de secretos – aplicados a sus propias vidas, revelando su condición perdida.

            Los libros son abiertos, y Pablo declara en Romanos 3:10.

            Que no hay justo, ¡ni aun uno!

            Mencioné en nuestro último programa que el propósito de abrir estos libros no es determinar el destino eterno de estos incrédulos, sino determinar el nivel de su castigo eterno. Todos van a sufrir en el infierno, pero no todos van a sufrir con la misma intensidad.

            La Biblia enseña que hay varios niveles de castigo en el infierno. De hecho, Jesucristo mismo enseño esta verdad. Cuando Jesús envió a sus 12 discípulos a predicar por Israel, el evangelio de Mateo registra que Cristo les dijo,

      Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.

      De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.

      (Mateo 10:14-15)

            Jesucristo también advirtió que los escribas hipócritas ,

a quienes les gusta andar con vestiduras largas, y aman los saludos respetuosos en las plazas,

      los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes;

      que devoran las casas de las viudas, y por las apariencias hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación.

      (Marcos 12:38-40)

            En el evangelio de Lucas, el Señor hizo una distinción entre los castigos de dos siervos cuando dijo,

Y aquel siervo que sabía la voluntad de su señor, y que no se preparó ni obró conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes;

      pero el que no la sabía, e hizo cosas que merecían castigo, será azotado poco.

      (Lucas 12:47-48)

            En otras palabras, ambos siervos pecaron contra su señor, pero cada uno será juzgado según cuánto sabía acerca de la voluntad de su señor. Ambos serán castigados por pecar contra su señor, pero no serán castigados al mismo nivel.

            Un comentarista de la Biblia lo dijo de esta manera. “Todos los incrédulos tendrán una estadía miserable en el infierno, pero no será igualmente miserable para todos.”[vi]

            Hay personas que me han dicho, “¿Como puede Dios enviar al infierno a las personas que nunca han escuchado acerca de Jesús?

            Ya respondí esta pregunta en detalle en nuestro estudio pasado. Los incrédulos, alrededor del mundo, han negado la verdad en alguna medida, aun si nunca tuvieron la verdad suficiente como para ser salvos – El evangelio de Jesucristo. Sin embargo, como ya hemos aprendido, Dios va a revelar en este gran trono blanco que cada incrédulo condenado al infierno realmente rechazó la verdad. El incrédulo negó la verdad de su consciencia y la verdad de la creación.

            Cada vez que me preguntan, “¿Como puede Dios enviar al infierno a alguien que nunca ha escuchado el evangelio? Siempre respondo con otra pregunta. “Independientemente de lo que esas personas han hecho con la verdad que han recibido, ¿que has hecho tú con la verdad que has escuchado?

            El hecho de que hay niveles de castigo en el infierno es una advertencia severa para aquellos, especialmente en nuestro país, donde hay fácil acceso al evangelio.

            Martin DeHaan escribió, “El infierno para el pagano que nunca escuchó la palabra de Dios va a ser un cielo comparado con lo que va a vivir aquel que ha escuchado el ruego del evangelio y lo ha rechazado. [vii]

            En otras palabras, aquellos que tienen la máxima oportunidad de creer en el evangelio de Jesucristo y lo rechazan, van a experimentar el máximo castigo en el fuego del infierno.[viii]

            Me pregunto, ¿Es este usted? Usted ha tenido un montón de oportunidades para creer. ¿Las ha tomado? ¿Le ha dado a Cristo su corazón? ¿o en su corazón ha decidido que Cristo no merece más que una visita casual un domingo cada tanto?

            Habrá un juicio final, y aquellos que consciente y constantemente rechazaron a Cristo, les espera los tormentos más grandes del infierno.

            Uno de los hermanos de la iglesia me compartió un link a una página web llamada, “El desafío blasfemia.” Este sitio anima a personas a públicamente y audiblemente negar la existencia del Espíritu Santo. Ellos asumen incorrectamente que es posible cometer un pecado imperdonable – pero Jesucristo murió en la cruz para pagar por cada pecado, no solo el 99.9 porciento de los pecados.

            Las personas detrás de la creación de esta página web correctamente asumen que negar la existencia del Espíritu Santo finalmente los va a llevar al infierno – que por supuesto no creen que existe.

            La persona que acepta este desafío, necesita grabarse en un video, rechazando verbalmente a Dios, el Espíritu Santo, y cualquier otra cosa que escojan blasfemar, y luego enviar el video al sitio para que todos lo puedan ver.

            Me metí a los archivos de esta página y mire como persona tras otra – la mayoría adolescentes y jóvenes –aceptaban el “desafío blasfemia.” Un joven se grabó delante de una iglesia para negar a Dios, se acercó a la cámara y dijo, “no tengo miedo.”

            Estas personas se mostraron orgullosas de blasfemar a Dios. No puedo imaginarme cuán grande será su condenación, cuando Dios el Juez revise sus afirmaciones, registradas en el libro de palabras y obras.

            El sufrimiento de estos blasfemos, que habiendo oído el evangelio lo rechazaron por completo, será mucho más grande de lo que podemos imaginar.

            ¿Cuando darán cuentas estas personas delante de Dios? Juan nos lo dice – en esta escena de juicio donde los libros son abiertos.

            Esta es una escena inolvidable. Hay un llamado inevitable para todos los incrédulos de todos los tiempos. Hay un estándar innegable cuando los libros son abiertos y sus acciones, secretos, palabras, pensamientos y obras son juzgadas en contraste a la santidad de Dios.

Una Sentencia Indiscutible

            En esta cuarta y última división de nuestra exposición de este párrafo en Apocalipsis 20, Juan nos revela la sentencia indiscutible de Dios. Dios el Hijo abre un libro más.

            Note la mitad del versículo 12.

…y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida…

            Saltémonos al versículo 15.

Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.

            El único libro mencionado por título es este último libro, “El libro de la vida”

            Después de presentar la evidencia, Dios el Hijo – a quien Dios el Padre ha dado el derecho de juzgar al mundo (Juan 5:17 y 22) – ahora abre un último libro. Este es el registro del cielo.

            Este no es un libro de membrecía a la iglesia, a todo esto. Nadie va a poder dar un paso al frente y decir, “Espere un momento, yo soy bautista y he sido bautizado,” o “soy católico y he sido catequizado” o “soy metodista y he sido mecido por el Espíritu… o algo así.”

            Dios nunca va a decir, “Cree en la iglesia, y serás salvo.”

            La audiencia de Juan habría entendido este concepto inmediatamente. Cada rey y gobernante tenía un libro de los ciudadanos bajo su control.[ix]

            Si el nombre de alguien no estaba en el libro del rey, significaba que este no era parte de su reino. Esta es otra forma de decir que él no era su rey.

            El apóstol Pablo describe a los creyentes como ciudadanos del cielo. Él escribió a los efesios,

      Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios. (Efesios 2:19)

            Pablo escribió a los filipenses con esta misma idea en mente cuando les dijo,

      Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo. (Filipenses 3:20)

            Esto significa que somos extranjeros en esta Tierra. Hemos sido asignados a este país temporalmente, pero pertenecemos eternamente a nuestro país celestial. Nosotros tenemos una residencia temporal que nos permite trabajar dentro de este país, pero nuestra ciudadanía está en otro lado.

            Nosotros, como creyentes, vamos a ir desde nuestro hogar temporal a nuestro hogar permanente.

            Juan escribe que Dios el Hijo está abriendo este libro, e insinúa que la corte también puede ver el libro. Cada persona que está de pie delante de Él será invitada a mirar, y Jesucristo hará esto, no para mostrarles los nombres que están en el libro, sino para mostrarles que su nombre no lo está.[x]

            Quizás alguien podría, “¡Debería estar justo ahí, entre esos dos nombres! Ahí está el nombre de mi abuela, y el nombre de mi padre, y luego se salta una generación – ¡ahí es donde mi nombre debería estar!”

            Si su nombre no está escrito, no hay boleto para el cielo.

            La verdad es que todos tendrán que decir ese día,  “Sabía que mi nombre no estaba escrito, porque no tuve interés de pertenecer a tu reino ni que de que fueras mi rey. Estuve más preocupado de mi propio reino. Hice un dios de las cosas que quise, y estuve más interesado en los reinos de la tierra.”

            Para aquellos cuyo nombre no están escritos en este libro, Jesucristo va a entregar una sentencia indiscutible, una sentencia de destierro, lejos del rey y su reino.

            Note el versículo 15, de Apocalipsis 20 nuevamente.

      Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.

            Ahora esto es tan claro, tan innegablemente horrible que las personas han tratado automáticamente de hacer todo tipo de maniobras para convertir la aterradora verdad del infierno en algo mas cómodo, menos severo, y menos eterno.

            Note que en la última frase del versículo 14, Juan escribe.

            Esta es la muerte segunda: el lago de fuego.

            Esta frase ha dado pie para a la creación de dos creencias populares acerca del infierno.

  • Aniquilacionismo

            Una de estas se llama aniquilacionismo. Esta es la posición que dice que las almas de los condenados no son eternas, sino que eventualmente son aniquiladas en los fuegos del infierno. Dependiendo de cuanto uno haya pecado, el tiempo va a ser más largo o corto, pero el alma de cada incrédulo enviado al infierno eventualmente es aniquilada.

            Juan lo llamó, “la muerte segunda” así que debe significar que uno eventualmente “deja de existir” ¿o no?

            La verdad es que no.

            La Biblia habla de dos tipos de muerte diferentes – física y espiritual.

            La palabra griega para “muerte” que es “zanatos” (qanatoj), significa “separación”. “Zanatos” se refiere a la separación de lo material de lo inmaterial – lo físico de lo espiritual.[xi]

            En otras palabras, la muerte es cuando el alma es separada del cuerpo. El alma no deja de existir.

            Esta separación es temporal, y dura hasta la resurrección física del cuerpo, el cual es reunido con el espíritu. Este ahora es un nuevo cuerpo inmortal. Tanto el nuevo cuerpo del creyente como el del incrédulo, es preparado que para vivir para siempre, ya sea el cielo o el infierno.

            Muerte no significa dejar de existir, significa separación.

            En la primera muerte, el alma es separada del cuerpo. En la segunda muerte – que Juan revela aquí que es para los incrédulos – el alma y su nuevo cuerpo inmortal es separada de Dios.[xii]

            Así que la pregunta nunca es, “dejará de existir tal o cual persona?” Sino “¿donde va a existir tal o cual persona por la eternidad”?[xiii]

            Clark Pinnoc,k de la universidad McMaster en Toronto. es uno de los mayores proponentes del aniquilacionismo. Su texto favorito es Mateo 10:28 cuando Jesús advirtió.

Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a Aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

            Esto suena como a que Cristo creía en el aniquilacionismo ¿o no?

            El problema es que la palabra “destruir” en el idioma griego – como puede atestiguar todo estudiante de griego – es la palabra “apollumi” (apollumi) que no significa aniquilar, sino “entregar.” De hecho, el Señor usó este verbo varias veces, y en ninguna de estas significó dejar de existir, sino se entregado a la miseria.[xiv]

            En el infierno, ni el cuerpo ni el alma es aniquilado. Ambos sufren mental y físicamente de agonía, culpa, avaricia, dolor, sed, odio, blasfemia, soledad, enojo, desesperación, y miedo, mientras siguen sintiendo el calor del fuego del infierno.

            El aniquilacionismo dice “imposible. Nadie va a vivir para siempre en el infierno – todos finalmente son aniquilados.”

            Jesucristo, en uno de sus sermones, dijo que los perdidos van a ir al fuego entero (Mateo 25). Él luego agregó,

      Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna. (Mateo 25:46)

            La palabra griega que es traducida “eterna” es “aionion” (aiwnion), y significa “eterno, sin final.”

            La palabra que Jesucristo usa para decir que el infierno será eterno, es la misma palabra que usa para decirnos que el cielo será eterno, sin final.

            Nunca he conocido a alguien que diga, “me gustaría ir al cielo, pero después de un tiempo, me gustaría ir al infierno, espero que el cielo sea temporal.”

            Querido oyente, usted nunca necesita temer que el cielo vaya a durar por un tiempo y que luego Dios cambie de parecer. El cielo dura para siempre.

            Lo mismo pasa con el infierno.

            La persona que piensa “creo que probablemente voy a ir al infierno, pero después de un tiempo voy a ir al cielo,” está mal informada. La persona que vaya al infierno, no tendrá escapatoria, ni al cambiar de lugar, ni al dejar de existir. El infierno dura para siempre, y sus habitantes también.

            Ahora, echémosle un vistazo a otro pensamiento popular acerca de la incómoda verdad del infierno.

  • Universalismo

            Esta se llama Universalismo. El aniquilacionismo y universalismo son los dos “ismos” que tristemente le dan a las personas una falsa esperanza.

            El aniquilacionismo dice que nadie va a vivir en el infierno para siempre.

            El universalismo dice que todos van a ir al cielo.

            Sin importar que camino haya tomado la persona, según el universalismo, todos los caminos llevan a Dios. Todo lo que importa es que la persona sea sincera.

            ¿Le sorprenderse que Apocalipsis 20:11-15 es practicante desconocido hoy, o si es conocido, ignorado?

            En este pasaje, de pie delante del trono de juicio divino están millones de millones de personas. Todos los que no han sido redimidos de toda la historia humana van oír la sentencia indiscutible de Dios en contra de ellos, y serán arrojados al lago de fuego.

            La Biblia habla de dos lugares de tormento temporal para las almas de los incrédulos y los demonios.

            Uno de estos lugares, revelado en el Antiguo Testamento, se llama Seol. Esta palabra, en algunas versiones es traducida “infierno,” incorrectamente para ser ciertos. La palabra en el Nuevo Testamento que corresponde al Seol es el Hades. Este es el lugar donde todas las almas no-redimidas han ido a esperar su juicio final.

            “Tártaros” es otra palabra que se refiere al lugar donde los demonios se encuentran encarcelados (2 Pedro 2:4). Ellos también esperan su juicio final. Puede que sea un lugar temporal o permanente. No es mencionado nuevamente en la Biblia.

            Estos son lugares que representan la tumba, el inframundo, y el lugar de tormento.

            En los versículo 14, Juan dice

      …la muerte y el Hades fueron lanzados [o vaciados] en el lago de fuego…

            En otras palabras, ahora no hay lugar temporal de tormento, porque el lugar permanente de tormento ha recibido a todos los no-redimidos. Este es el lugar que es propiamente conocido como el infierno; el lago de fuego.

            No sabemos cuándo fue creado el infierno. No es mencionado en el recuento de la creación en Génesis capitulo 1, pero se nos dice que fue creado principalmente para el diablo y sus ángeles. Tampoco sabemos dónde está ubicado.[xv]

            Podríamos gastar todo un sermón describiendo este lugar como se nos muestra en la Biblia. El infierno es

  • Un lugar de soledad (Mateo 22:13).
  • Un lugar de llanto y crujir de dientes (Lucas 13:28).
  • Un lugar donde el gusano nunca muere (Marcos 9:44).
  • Un lugar de fuego que nunca se apaga (Mateo 5:22).
  • Un lugar de culpa, sed, y remordimiento (Lucas 16).
  • Un horno de fuego (Mateo 13:42).
  • Un lugar de completa oscuridad (Judas 1:13).
  • Un lugar donde no hay descanso de día o de noche (Apocalipsis 14:11).

            Quizás piense que estas son figuras retóricas – un horno de fuego, un lugar de crujir de dientes.

            Pero permítame recordarle que una figura retórica no es un permiso para modificar la idea que expresa. Una figura retórica no es nada más que un intento de expresar una idea que las palabras no tienen el poder necesario para describir.[xvi]

            El horror del infierno es tan grande que, al parecer, no puede ser descrito sino con figuras retóricas.

            Dante escribió en su obra clásica titulada, El Infierno, que sobre la recepción del infierno había un cartel que decía,

Por mi se va a la ciudad doliente

Por mi se va al eternal tormento

Por mi se va a la condenada gente…

¡oh, los que entráis, dejad toda esperanza.[xvii]

Cuan cierto.

El infierno es ambos una sentencia de muerte y una sentencia de vida en prisión;

El infierno es eterna separación de Dios.

El infierno es tormento eterno en un cuerpo inmortal

No hay libertad condicional;

No hay apelo a una corte suprema,

No hay libertad anticipada;

No hay una segunda oportunidad

Y no hay escapatoria.[xviii]

            Este es el fin de la esperanza. Mientras aún estaban con vida, ellos no quisieron arreglar sus cuentas fuera de tribunales. Ellos rechazaron la oferta del juez – Él pagó con su propia vida para perdonar sus pecados. Ahora, Aquel que pudo haber sido su Salvador se ha convertido en su Juez.

            En este juicio, los incrédulos deberán decir adiós a la misericordia, al amor, a la esperanza. No va a haber más risas, gozo, ni alegría. Este será un adiós a la voz de Dios y a la invitación de la gracia.

Conclusión

            La exposición de este párrafo en Apocalipsis 20 puede producir uno de cinco efectos.

            Observemos los posibles efectos en el incrédulo.

  1. Apatía

            Esta es la persona que meramente escucha una vez más acerca del infierno, y una vez más sale sin cambiar ni preocuparse de su futuro.

  • Argumentación (¿Quien se cree Dios que es?)

            Un hombre me dijo, “Si  Dios condena personas al infierno, prefiero adorar a otro dios.”

            Leí de una persona que dijo, “Si Dios juzga personas y las manda al infierno, voy a ir al infierno y desafiarlo.”

            Que necedad, que ceguera de espíritu y corazón es pensar así.

  • Aceptación

            Y oro para que el Espíritu de Dios haga la obra en usted para que acepte este mensaje.

            Como el carcelero de Filipos que vino temblando a Pablo y le dijo, “¿Que debo hacer para ser salvo? Pablo dijo “cree en el Señor Jesucristo.” (Hechos 16:30-31)

            Creer en el Señor Jesús es colocar su fe en Él solamente; reconocerlo como Señor Soberano; como Dios encarnado, el Mesías viviente que murió en su lugar para que usted pueda recibir el perdón de sus pecados.

            Acéptelo hoy.

            Para el incrédulo, este estudio puede llevar a la apatía, a argumentar más con Dios, o a aceptar el regalo de salvación.

            Para el creyente, este estudio puede tener un par de efectos también.

  • Avivamiento

            Nosotros, como creyentes, tenemos trabajo que hacer. Dios nos ha comisionado para anunciar su mensaje, que hay un Dios, quien le ofrece ser su salvador, pero que si lo rechaza, un día, el será su juez.

            C. S. Lewis escribió que debemos recordar que todas las personas con las que entramos en contacto son inmortales; por lo que no hay tal cosa como una persona común y corriente. [xix]

            Es pero que el Señor obre en su vida para que reavive su pasión por predicar a los perdidos.

  • Apreciación y admiración 

            Querido creyente ¡Nuestros nombres están escritos en el libro de la vida!

            John Newton, autor del himno “Sublime Gracia del Señor que a un infeliz salvo,” frecuentemente decía que tres cosas lo sorprenderían en el cielo: Quien estaría allí, que pensó que no estaría; quien no estaría allí, que pensó que sí estaría, y que él estaría allí.

            Sublime gracia que a un infeliz salvó.

            En el evangelio de Lucas, leemos que los discípulos de Cristo fueron enviados a predicar por todo Israel. Durante ese tiempo, ellos hicieron cosas fantásticas, como expulsar demonios. Ellos volvieron emocionados de lo que habían hecho, pero Jesucristo les dijo,

      No os regocijéis en esto, de que los espíritus se os sometan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. (Lucas 10:20)

            En otras palabras, Jesús tenía una perspectiva entera y les dijo, “Escuchen, si quieren alegrarse de algo, piensen que aún mejor que todo lo que puedan hacer para la gloria y el evangelio de Dios, es que sus nombres están escritos en el libro de la vida del cordero.”

            Alégrese, hermano creyente, porque podemos cantar con los redimidos.

Grata certeza; ¡ soy de Jesús!

Hecho heredero de eterna salud,

Su sangre pudo mi alma librarDe pena eterna y darme la paz.


[i] Brian Ross, The Madoff Chronicles (Hyperion, 2009), p. 229.


[ii] Erwin Lutzer, One Minute After You Die (Moody Publishers, 1997), p. 97.

[iii] John Stott, quoted by Erwin Lutzer in Ten Lies About God (Word Publishing, 2000), p. 80.

[iv] Robert J. Morgan, Stories, Illustrations, and Quotes (Thomas Nelson, 2000), p. 431.

[v] J. Dwight Pentecost, Things to Come (Dunham Publishing, 1958), p. 555.

[vi] John MacArthur, Because the Time is Near (Moody Publishers, 2007), p. 309.

[vii] M. R. DeHaan, Revelation (Zondervan, 1946), p. 280.

[viii] Ibid., p. 281.


[ix] William Barclay, The Revelation of John: Volume 2 (Westminster Press, 1976), p. 196.

[x] Nathan M. Meyer, From Now to Eternity (BMH Books, 1976), p. 180.


[xi] W. E. Vine, Vine’s Expository Dictionary (Thomas Nelson, 1997), p. 268.

[xii] Daymond R. Duck and Larry Richards, The Book of Revelation: Smart Guide to the Bible Series (Thomas Nelson, 2006), p. 310.

[xiii] Ibid.

[xiv] Joseph Thayer, Thayer’s Greek-English Lexicon of the New Testament, quoted by Erwin Lutzer in One Minute After You Die (Moody Publishers, 1997), p. 103.

[xv] M. R. DeHaan, p. 251.

[xvi] Pentecost, p. 555.

[xvii] Dante, The Inferno, Canto 3.1-9, quoted by Erwin Lutzer in One Minute After You Die (Moody Publishers, 1997), p. 113.

[xviii] Sam Gordon, Worthy is the Lamb: A Walk Through Revelation (Ambassador, 2000), p. 418.

[xix] Lutzer, p. 9.

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

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