Introducción
Por siglos, la humanidad ha estado fascinada con el tema de ¿Como permanecer joven? ¿como vivir más? Quizás haya algún secreto en esta vida para poder escapar de la muerte.
Una leyenda en particular quedó arraigada en el mundo occidental a partir de los viajes del primer gobernador de Puerto Rico – un hombre llamado Juan Ponce de León. En 1513, él salió en búsqueda de la Fuente de la Juventud, en lo que hoy es Florida, EEUU. Él le creyó a los nativos que le prometieron que las aguas de esta fuente podían transformar a un hombre viejo y frágil y restaurar su juventud por completo.
Ponce de León y sus hombres inspeccionaron cada río, arrollo, laguna, y estanque de agua, pero nunca encontraron la fuente de la juventud. La ciudad de San Agustín, en Florida, mantienen la leyenda viva, diciendo que ese es el lugar donde realmente se encuentra la fuente de la juventud. De hecho hasta tienen una fuente burbujeante, que no es más que una atracción turística. Aun así, más de alguno no puede resistir la tentación y toma un trago para asegurarse.
En un ámbito mas cotidiano, las personas que viven hasta sus cien años son entrevistadas acerca de su dieta, sus hábitos, y perspectivas de vida. Médicos y científicos estudian sus vidas para tratar de descubrir una pista que revele el secreto de su longevidad.
Estudiando este tema, me encontré con un artículo tras otro, y una entrevista tras otra. De hecho, un reportero viajó a un pueblo asiático donde hay varias personas en sus 100 años. Sin embargo, él no logró encontrar ni una sola pista, ni un secreto, ni una práctica inusual o dieta. Nada que pudiera indicar como es que podemos evitar la muerte.
Nunca voy a olvidar un día que estaba manejando, trayendo a mis gemelos del colegio cuando iban a primer grado. Ellos estaban conversando en el asiento de atrás, cuando luego, uno levantó la voz y dijo, “papa, ¿tú eras obediente a tu mama y tu papa?
¿porque preguntas? Le respondí
Esta fue una técnica para hacer tiempo, y no decirle que no.
Ellos respondieron “Porque hoy aprendimos un versículo, “honra a tu padre y a tu madre para que tus días se alarguen en la tierra.”
En otras palabras, ellos querían saber si iba a vivir por mucho tiempo. Recuerdo haber pensado, “espero vivir un largo tiempo o sino se van a dar cuenta.”
Sin embargo, este versículo no es una fórmula mágica; es un principio de vida. Los hijos que obedecen a sus padres se alejan de los problemas, peligros, malos hábitos, y en general, viven más y mejor.
La verdad es que el secreto de juventud eterna no se encuentra en alguna comida exótica, o una disciplina o ejercicio, algún clima especial, o un lugar tranquilo, y ni siquiera se nos garantiza al obedecer a nuestros padres. Ciertamente no está en el agua de alguna fuente en Florida. La fuente de la juventud nunca se ha descubierto.
Sin embargo, según Apocalipsis, la fuente de la juventud es real, y resulta ser la herencia de cada creyente.
El agua de vida efectivamente es el evangelio de Cristo. Y de hecho, en el cielo Dios va a revelar este sorprendente sitio, cuando represente de forma física la fuente de la juventud, fluyendo como un rio desde su trono hacia la nueva tierra.
Le invito a abrir su Biblia en Apocalipsis 21 donde se nos describe el cielo en la tierra a través de la visión de Juan.
Ya hemos descubierto parte de la gloria del cielo al leer como la ciudad capital de Dios desciende sobre la tierra junto con todos los redimidos de todos los tiempos.
Aprendimos ya que los creyentes viviremos para siempre en nuestros cuerpos glorificados y espíritus perfeccionados – tan puros y sin mancha como Jesucristo.
Juan escribe en el versículo 4,
no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado
En otras palabras, esta antigua forma de vida que caracterizaba el antiguo planeta – todo el sufrimiento, dolor, tristeza y muerte pasarán. Y desde aquel momento en adelante habrá una nueva forma de vivir, en una nueva tierra donde viviremos para siempre.
Parece ser demasiado bueno para ser verdad, y estoy seguro que usted sabe lo que se dice acerca de lo que es muy bueno para ser verdad. No es verdad.
¡Depende de quien está hablando!
Dios anticipa esta reacción; por eso le revela a Juan en el versículo 5:
Y el que está sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas…”
El Gran Final
Podríamos llamar a esto “el gran final.” Dios mismo está diciendo estas palabras en el versículo 5 de Apocalipsis 21. Él continúa diciendo,
Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Es decir, “Yo, Dios, que no miento, estoy diciendo la verdad acerca de la vida eterna y la nueva forma de vida en el cielo. Tal como Yo creé todo para comenzar, yo estoy haciendo nuevas todas las cosas.”
O sea, “¡Cuente con ello! Mis promesas son fieles, y todas ellas se van a cumplir.”
Leemos en versículo 6,
Y me dijo… “hecho esta…”
Esta frase se podría expresar también, “estas cosas se han terminado.”
De la misma forma que Dios terminó de crear en Génesis 2, y Jesucristo terminó la obra de redención en Juan 19, Dios termina la nueva creación en Apocalipsis 21.[i]
En caso de que estuviera preguntándose si Dios puede hacer esto, Él le recuerda al lector no solo de su promesa, sino también de Su soberano poder.
El Glorioso Soberano
Juan continua pasa de presentarnos este gran final, a presentarnos nuevamente a este Glorioso Soberano. Note más adelante el versículo 6 de Apocalipsis 21,
Yo soy el Alfa y la Omega…
El “alfa” es la primera letra en el alfabeto griego y la “omega” es la última letra. En nuestro idioma sería como decir, “soy de la A a la Z.”
En otras palabras, si la existencia, el conocimiento y la historia humana fueran un alfabeto, Dios estaría desde la primera letra hasta la última.
Él está diciendo efectivamente, “No había nada antes que yo y no va a haber nada después que yo.”
Jesucristo va a usar esta misma expresión más adelante en Apocalipsis 22, versículo 13. Ya la habíamos leído antes en Apocalipsis 1, versículo 8, y ahora la leemos nuevamente en Apocalipsis 21:6.
Esta expresión se usa para ambos, Dios el Padre y Dios el Hijo. Ambos afirman no tener origen ni final. Ambos se llaman Alfa y Omega.
Estos son textos poderosos que afirman la completa deidad de Jesucristo y su igualdad con Dios el Padre.[ii]
En el principio era el verbo, y el verbo era con Dios, y el Verbo era Dios…
Y el verbo se hizo carne y habito entre nosotros…
(Juan 1:1, 14)
Note las palabras que Juan agrega en el versículo 6.
…yo soy… el principio y el fin…
La palabra “principio” no significa que él fue el primero en ser creado. Esta palabra Griega, “arqué” (arch), no significa “el primero de todos,” sino, “el origen de todos.” Cristo es la fuente de todas las cosas.[iii]
Él es el principio, el origen, la causa de todas las cosas.
Él es el principio y el fin – la palabra “fin” (teloj) significa que Él es el término de todas las cosas.
Si Dios controla el pasado y el futuro, entonces no hay razón para dudar que Él está en control de todo lo que pasa entre medio.[iv]
Parte de la solución para nuestra ansiedad es reflexionar en cuán grande es Dios y cuan pequeños somos nosotros.
Solo Dios es Soberano. Nuestra confianza en Él solo crece cuando recordamos que nuestro gran final depende completamente en el poder de Dios.
A veces necesitamos recordar cuan pequeños somos para tener la perspectiva correcta.
Cuando el boxeador Muhammad Ali era el campeón mundial de peso pesado, y estaba en la cúspide de su fama, él tuvo que tomar un avión para llegar a su próximo destino. El avión estaba pronto a despegar, cuando la azafata se le acercó y le dijo que debía ponerse el cinturón de seguridad. Ali le dijo, “Superman no necesita un cinturón.” Ella respondió “Superman no necesita un avión.” [v]
Dios nunca necesita ponerse el cinturón. La palabra accidente no está en su vocabulario. El nunca está en riesgo o peligro.
A. W. Tozer lo puso de esta forma, “Dios no puede aprender [nada]. Él nunca, en ningún momento o en ninguna manera ha recibido en su mente algún conocimiento que ya no poseía y no poseyó desde la eternidad. Dios conoce todas las cosas perfectamente. Él no conoce una cosa mejor que otra, sino que conoce todas las cosas de igual manera – perfecta. Él nunca descubre nada, Él nunca se sorprende ni maravilla.[vi]
Bien dicho.
Este es nuestro glorioso Soberano. Él estaba antes del principio de la historia humana y Él ya ha visto el fin de la historia humana, junto con cada acción, cada pensamiento, y cada motivo de cada ser viviente a través de toda la historia.
A todo esto, esta es la razón por la que Dios puede prometerle a su pueblo,
Yo sé los planes que tengo para vosotros… para daros un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11)
Estas son palabras vacías a menos que Él ya conozca el futuro, a menos que Él ya lo haya planeado, y además, pueda garantizar lo que vaya a pasar.
Dios nunca ha dicho, “ups,” “oh oh,” o “hay, ¡¿que paso?! Ni una sola vez.
Él le dice al apóstol Juan en el versículo 6,
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.
Este es el gran final que solo puede ser garantizado por nuestro Glorioso Soberano.
La Gran Herencia
Ahora note que Juan revela nuestra gran herencia en el versículo 6 de Apocalipsis 21.
…yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida
Aquí está – la fuente de la juventud
¿Quien puede tomar de esta fuente?
Note la primera parte del versículo 7.
El vencedor heredará estas cosas…
Esta referencia al “vencedor,” no es para distinguir entre un creyente victorioso y uno que no lo es.
La definición bíblica de un “vencedor,” es un creyente genuino que ha puesto su fe en Jesucristo.[vii]
El apóstol Juan clarifica esto en su primera epístola cuando escribe,
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
(1 Juan 5:4-5)
Warren Wiersbe comentó este texto diciendo, “esta herencia no es para algún tipo de elite espiritual. Cada hijo de Dios hereda todas estas cosas.”[viii]
A todo esto, aunque el libro de Apocalipsis, ahora está describiendo el estado eterno, aún continúa invitando al lector a creer en el evangelio. Quizás hoy sea el día en que usted va a responder en fe.
Si esta sediento, venga y beba. Juan repite esta invitación en la siguiente página de Apocalipsis – capítulo 22, versículo 17.
Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida.
Y note que el agua de la vida es gratis. La fuente de la juventud es gratis porque Cristo ya ha pagado por ella. Usted puede beber de ella. La invitación está abierta para todo público.
Solo tenemos una pequeña idea de lo que será nuestra gran y maravillosa herencia.
Estoy convencido de que vamos a estar atónitos, con la boca abierta cuando veamos la gloria de Dios, la ciudad de Dios, el nuevo cielo y la nueva tierra con este rio de agua de vida bajando en cascada desde el trono de Dios. ¡Todo eso es nuestra herencia!
La Gracia que nos Une
Encontré un artículo en mis archivos, titulado “Desde la cueva al castillo.” El artículo contaba la historia de los pobres hermanos Peladi, que, por años, vivieron en una cueva cerca de Budapest. Ellos dejaban su húmedo hogar solo para ganar algo de dinero vendiendo chatarra y caramelos. Su situación era completamente desesperanzadora. Pero todo cambio en Diciembre de 2009. Un día, de la nada aparecieron unos trabajadores sociales que les informaron a estos dos hermanos que acababan de heredar la mayoría de las posesiones de su abuela materna – avaluadas en 6.6 billones de dólares. Así, estos hermanos pasaron a vivir en un castillo, cuando todo lo que habían conocido era una cueva.[ix]
¿Qué derecho tenían? Solo que eran familiares del benefactor.
Quizás se pregunte, “¿qué derecho tenemos a esta herencia eterna?” Juan nos lo dice en el versículo 7.
…Yo seré su Dios y él será mi hijo.
Nosotros somos tenemos una gran herencia, porque Dios es nuestro padre.
En los tiempos de Juan, el padre podía cambiar de parecer y decidir cual hijo, si es que alguno, recibía parte de su herencia.
Muchos padres adinerados se aprovechaban de esto para mantener a sus hijos en línea, aun cuando ya eran adultos – siempre estaba la posibilidad de quedar sin herencia.
Hace un tiempo atrás, leí de una persona mayor, que estaba viviendo con su hijo, nuera, y varios nietos. Su familia estaba convencida de que su salud estaba decayendo y que ya no podía escuchar bien. Ellos finalmente lo convencieron de que necesitaba ayuda médica y lo llevaron a su doctor. El doctor lo examinó en privado y le dijo, “Estas bien, no encuentro nada malo, y tu audición está bien también.”
El hombre le dijo, “Lo sé, pero no le diga a mi familia – ya he cambiado mi testamento tres veces.”
En los tiempos de Juan, un hombre también podía adoptar a cualquier persona como hijo, y otorgarle los mismos derechos de herencia que sus hijos naturales. Esto solía pasar cuando un hombre no tenía un heredero y quería dejar su riqueza en manos de alguien que había llegado a amar y apreciar.
Habían leyes claras acerca de la adopción. Por ejemplo, después de que se firmaba el contrato de adopción, era ilegal que el padre desheredara a su hijo adoptivo. La adopción duraba de por vida y no se podía anular.[x]
Esta es la idea en el versículo 7.
Pablo escribió a los Efesios,
Nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.
En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia que ha hecho abundar para con nosotros…
(Efesios 1:5-8)
El apóstol Pedro escribió,
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,
para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros,
(1 Pedro 1:3-4)
Todos los hijos de Dios tendrán una herencia igual de parte del padre; y el contrato entre Dios y sus hijos adoptados nunca será anulado.
Nuestro Glorioso Soberano nos garantiza este Gran Final y nos promete una Gran herencia en virtud de Su Gracia a través de Cristo.
Y me gustaría poner un punto final y concluir el programa ahora. Sin embargo, después de mostrarnos toda esta gloria y gozo, Juan continúa escribiendo lo que llamaremos una Triste distinción.
La Triste Distinción
Note el versículo 8 de Apocalipsis 21.
Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
El creyente hereda todo lo que es bueno y glorioso, mientras que el incrédulo hereda todo lo que es horrible y doloroso. Mientras que el creyente recibe la promesa de una herencia donde nunca habrá tristeza, llanto, o dolor, el incrédulo irá a un lugar donde el dolor, la tristeza, la culpa y el pecado nunca cesarán.
Que enorme distinción marca esta pequeña palabra “pero.” Todo cambia con esta palabra.
Quizás la haya escuchado cuando le dijeron,
- Nos gusta su currículum y su experiencia, pero…
- Todo se veía bien en los rayos x, pero…
- En su mayoría, la cirugía fue un éxito, pero…
- Hemos estado conociéndonos por seis meses, y la verdad es que hemos vivido tiempos hermosos, pero…
- He estado mirando su documentos de jubilación, y hay cosas positivas, pero…
- Recibimos su aplicación para la universidad, y estaba entre los candidatos finalistas bajo consideración, pero…
- Sé que prometí amarte hasta que la muerte nos separe, pero…
Ninguno de estos se compara con esta distinción eterna. Cielo o infierno para siempre, resumido en esta pequeña palabra – pero.
Pero los siguientes no van a entrar:
- Los cobardes
Esto se refiere a los que pueden haber afirmado conocer a Cristo, pero se avergonzaron de sus enseñanzas y de vivir públicamente para Él. Esta es la cobardía que rehúsa aceptar a Cristo por miedo al rechazo del mundo.
- Los incrédulos
Este simplemente es otro término para aquellos que rechazan a Cristo directamente; aquellos que ni siquiera dicen estar interesados.
- Los abominables
Esta palabra se refiere a las personas que llenan sus vidas de pecado y abominaciones.[xi]
- Los Asesinos
Todo aquel que mata intencionalmente.
- Los inmorales
El Nuevo Testamento usa esta palabra para referirse a aquellos que no solo practican, sino que también promueven y animan cualquier tipo de actividad sexual fuera del matrimonio.
Esto no solo incluiría al adúltero, al homosexual, al violador, y al pedófilo, sino que también al productor de películas que ilustran adulterio y fornicación, y a los políticos que defienden la homosexualidad.
- Los Hechiceros
Juan continúa enumerando a aquellos que practican la hechicería. Esta palabra viene del griego “farmakía” (farmakia) y tiene relación con las drogas que inducen experiencias pseudo-religiosas u ocultas.[xii]
La ciudad de Éfeso estaba llena de esta práctica. Después de que el apóstol Pablo predicó el evangelio a los efesios, los que se arrepintieron trajeron sus libros de magia, sus drogas, y sus encantaciones, y las quemaron en las calles. (Hechos 19:19)
- Los idólatras
Estos son los que han puesto a algo o alguien por encima del Dios vivo y verdadero.
- Los mentirosos
Finalmente, Juan termina la lista con los mentirosos. Este término es bastante claro.
Quizás ahora esté pensando “Stephen acaba de condenar a un montón de personas al infierno.”
La verdad que no. Yo solo estoy repitiendo y explicando lo que Dios ha revelado en Su Palabra.
Sin embargo, entienda que esta lista nos incluye a todos. Esto lo incluye a usted y a mí.
Todos hemos colocado a algo o alguien por encima de Dios en nuestro corazón. Todos hemos consentido con algún pecado y hemos guardado pensamientos impuros. Todos hemos asesinado en nuestro corazón con odio, y hemos sido cobardes, incrédulos, y mentirosos.
El propósito de este pasaje no es insinuar que todas las personas buenas van al cielo y que todas las personas malas van al infierno. El punto aquí es que todos son culpables y todos merecen el infierno.
No hay justo ni aun uno. (Romanos 3:10)
Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. (Romanos 3:23)
Pero note que este pasaje no dice que la persona que ha cometido alguno de estos pecados está excluido del cielo.[xiii]
No dice eso. Si lo dijera, todos estaríamos excluidos del cielo.
Esta lista se refiere a aquellos que escogen su pecado por encima del salvador; aquellos que efectivamente dicen, “no quiero el reino del cielo si es que tengo que adorar al Rey del cielo y dejar mi pecado.”
Sin embargo, aquellos que han sido adoptados – los que dicen, “sí, tengo sed del agua de vida a través de Cristo,” son los que heredarán el reino del cielo.
Pablo escribió a los Corintios estas maravillosas palabras.
¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.
Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
(1 Corintios 6:9-11)
¡Esto éramos algunos de nosotros!
Un autor contó acerca un incidente que ocurrió en una escuelita Bíblica para niñas en un vecindario difícil. En esta clase bíblica había una niña bastante miedosa y triste llamada Bárbara. El hogar de Bárbara la había dejado así – ni se sabía todo lo que ella había soportado. Bárbara nunca hablaba – ni una vez. Mientras las otras chicas hablaban, ella se sentaba en silencio. Mientras las otras cantaban, ella simplemente miraba hacia abajo en silencio. Mientras las otras se reían, ella no mostraba emoción. Ella siempre iba a la clase, y siempre escuchaba. Un día la maestra dio una lección acerca del cielo. Ella habló de la belleza del cielo y la gloria de Dios. Ella habló de que nunca más derramaremos lágrimas de dolor, y que nunca más experimentaremos tristeza o sufrimiento de ninguna forma. Bárbara estaba fascinada. De hecho, ella nunca quitó sus ojos de la maestra. De repente, ella levantó su mano y dijo, “¿señorita?”
La maestra estaba sorprendida – Bárbara nunca había hablado, “¿si Bárbara?” Respondió.
–“¿El cielo es para niñas como yo?”
– “Oh si, el cielo es para niñas tal como tú.” Dijo ella.[xiv]
El cielo es para pecadores salvos por gracia. Ha sido creado para personas que han hecho un desastre en sus vidas y han tomado del agua sucia que el mundo les ha ofrecido. Es para pecadores que vienen y beben del agua viva que fluye de Cristo – agua viva que satisface.
El Cielo es para pecadores que por la fe en Cristo han sido adoptados como hijos e hijas de Dios; y ahora tienen el derecho de heredar el nuevo cielo, la nueva tierra y la ciudad eterna de Dios.
Nosotros, los hijos adoptivos de Dios, vamos a heredarlo todo. Este es el gran final garantizado por nuestro Glorioso y Soberano Señor. ¡¡Él va a darnos esta Gran herencia como lo prometió por su Gracia, al adoptarnos y colocarnos en la familia de Dios para siempre!!
[i] Henry M. Morris, The Revelation Record (Tyndale House, 1986), p. 442.
[ii] John MacArthur, Revelation: Volume 2 (Moody Press, 2000), p. 271.
[iii] William Barclay, The Revelation of John: Volume 2 (Westminster Press, 1976), p. 204.
[iv] Grant R. Osborne, Revelation (Baker Academic, 2002), p. 738.
[v] Charles Swindoll, Shedding Light on Our Dark Side (Insight for Living, 1993), p. 85.
[vi] James Boice, Romans: Volume 3 (Baker Books, 1993), p. 1419.
[vii] MacArthur, p. 272.
[viii] Warren W. Wiersbe, Revelation: Be Victorious (Victor Books, 1987), p. 147.
[ix] “Zsolt and Geza Peladi, Cavemen Brothers, to Inherit Billions,” The Huffington Post (Dec. 3, 2009).
[x] Mark W. Wilson, Revelation: Zondervan Illustrated Bible Background Commentary (Zondervan, 2002), p. 123.
[xi] Robert L. Thomas, Revelation: Volume 2 (Moody Press, 1995), p. 451.
[xii] Morris, p. 444.
[xiii] Stephen J. Lawson, Heaven Help Us (Navpress, 1995), p. 113.
[xiv] Craig Brian Larson, 750 Engaging Illustrations (Baker, 2002), p. 237.