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Aplicando la profecía

Hemos llegado al último párrafo del libro de Apocalipsis. Este es una especie de epílogo... las últimas palabras de la revelación de Dios. En este programa conoceremos las tres reacciones que Dios quiere producir en nuestras vidas después de haber estudiado las páginas de esta profecía.
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En mi casa tengo un libro titulado Préstame Tus Oídos. Es un libro con más de mil páginas y registra algunos de los discursos más importantes en la historia – desde las palabras de Sócrates a los jueces cuando lo condenaban a muerte, hasta las palabras de Carlos I antes de ser ejecutado.

            Este libro incluye la defensa de Martin Lutero en la Dieta de Worms, con su famoso final, “Aquí estoy, no puedo obrar de otra manera, Ampárame Dios.” También incluye el famoso sermón de Jonathan Edwards, “Pecadores en Manos de un Dios Airado.”

            Además, está el discurso de despedida de George Washington, un desafío que Napoleón le dio a sus tropas, y el mensaje del general Winston Churchill a los ingleses durante la 2 Guerra Mundial. También está un famoso discurso de Abraham Lincoln y su famosa frase, “No preguntes qué puede hacer tu país por ti – pregunta que puedes hacer por tu país.”

            Este libro incluye también el discurso de Martin Luther King en los escalones del monumento Lincoln, exactamente 100 años después de que Lincoln firmara la proclamación de emancipación.

            Uno de mis discursos favoritos es el que dio Douglas MacArthur – un discurso que se convertiría en su último.

            MacArthur había comenzado su carrera militar de casi 50 años en 1899 y llegó a ser el Comandante supremo de las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial. Dos años antes de que muriera a la edad de 82 años, lo invitaron a la misma academia militar de donde había salido para dirigirse a los jóvenes reclutas. Él los desafío con un discurso que gravitó alrededor de tres palabras: Deber, honor y patria.

            Permítame extraer un párrafo de este discurso en el que MacArthur dijo,

Deber, honor, y patria. Estas tres…palabras… te enseñan… a no sustituir acción con palabras… a aprender a ponerse en pie durante la tormenta, pero tener compasión por aquellos que caen; a dominarte a tú mismo antes de buscar la forma de dominar a otros; a tener un corazón limpio, un objetivo alto; aprender a reír, pero nunca olvidar como llorar; extenderse al futuro, pero nunca negar el pasado; a ser serio, sin tomarse a uno mismo muy enserio… [estas palabras] te enseñan, de esta forma a ser un oficial y un caballero.[i]

            El discurso de MacArthur es aún más profundo dado el hecho que estas palabras venían de los labios de un viejo soldado, un hombre con poco tiempo de vida.

            Por un buen tiempo ya, hemos estado escuchando el mensaje de otro tipo de soldado – un soldado de la fe. Hemos estado estudiando el discurso del apóstol Juan – un hombre en sus 90 años con solo unos pocos años más de vida.

            La diferencia entre los discursos de las eminencias y héroes que mencione anteriormente, y el mensaje del apóstol Juan, es que el mensaje de Juan no es solo inspirador, sino que es inspirado. Sus palabras no son meramente las palabras de un veterano héroe de la fe – estas son las palabras del mismo Dios a través de él.

            Juan comienza a escribir los últimos párrafos de su registro inspirado – el libro de Apocalipsis – en el capítulo 22. Los versículos 6 al 21 conforman el epílogo – los pensamientos finales en este discurso inspirado por el Espíritu. Juan va a desafiarnos, a invitarnos, a recordarnos, y a advertirnos, con poderosas palabras inspiradas.

            Tenga en mente que estas son las últimas palabras de la revelación inspirada de Dios. Estas son las últimas palabras de Dios, por ahora… pero un día lo oiremos y lo veremos cara a cara.

            Vayamos en nuestras Biblias a la conclusión del discurso de Juan en Apocalipsis 22. Notará inmediatamente que todo lo que Juan vio y todo lo que aprendimos a través de este registro de la Escritura tiene la intención de producir ciertas reacciones.

Anticipación

            La primera reacción es anticipación. Note lo que dice el comienzo del epílogo en el versículo 6,

Y [el ángel] me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas; y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, envió a su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que pronto han de suceder.

            En otras palabras, “Juan, ¡no estabas alucinando! ¡No fue un sueño! Tal como los profetas en el pasado recibieron mi palabra gracias al Espíritu de Dios, tú has estado bajo la dirección del Espíritu Santo para entregar mi palabra en cuanto al futuro.

            El apóstol Pedro lo puso de esta manera en 2 Pedro 1:22.

pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.

            Juan, sin embargo, tiene una ventaja en este proceso de inspiración – él es un testigo del panorama profético. Saltémonos al versículo 8 donde Juan escribe,

      Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas.        

            El creador eterno, corrió las cortinas del tiempo y llevó a Juan al futuro, donde pudo ver y oír los eventos proféticos.

            Juan está literalmente de regreso desde el futuro, y registra lo que vio y oyó.

            ¿Que hemos aprendido de la revelación de Juan?

            Los primeros capítulos de Apocalipsis revelaron el desafío de Cristo a la iglesia durante esta era. Siete iglesias recibieron cartas que ejemplifican el potencial de cada iglesia local en cada generación. La iglesia es advertida, animada, motivada, e instruida en estas cartas.

            Luego, la escena cambia dramáticamente de ver a la iglesia sobre la Tierra, a ver a la iglesia en el cielo, cantando una nueva canción a su Redentor.

            ¿Como es que la iglesia se traslada desde la Tierra al Cielo?

            Pablo respondió esta pregunta cuando escribió a los Tesalonicenses acerca del arrebatamiento – rápido y sin advertencia – de la iglesia para estar con Cristo. Esto ocurre antes de que comience el periodo que Jesucristo describió en Mateo 24 como el periodo de la “tribulación.”

            En esa exacta cronología, la revelación de Juan cambia de ver a la iglesia en el cielo, a ver la tribulación sobre el planeta Tierra.

            La mayor parte del libro de Apocalipsis describe este periodo de 7 años – un tiempo de sufrimiento humano, actividad demoniaca, disturbios cósmicos, un avivamiento judío, predicación del evangelio, y una crisis global sin paralelos. Los capítulos 6 al 19 tratan acerca de este intenso periodo de tiempo cuando el anticristo forma su coalición y su religión mundial.        

            El anticristo es el primer jinete que cabalga sobre escenario mundial – un hombre que ofrece paz y logra establecer un tiempo de paz por primera vez en la historia moderna. Las armas son puestas a un lado y la coexistencia pacífica parece ser una realidad.

            Siempre se ha tratado de esto funcione a través de la historia, pero luego alguien inventa un arma más grande. ¿y como puede uno coexistir con alguien que tiene intenciones de matar?

            El jinete del caballo blanco – que hemos aprendido que es el anticristo – va a traer paz por un breve periodo de tiempo.

            Sin embargo, todo se desbarata cuando la ira de Dios es desatada sobre el planeta Tierra. Desde el primero de los cuatro jinetes hasta la última de las siete copas, la ira de Dios es desatada sobre el Planeta.

            Mientras estudiamos este periodo de 7 años, descubrimos cinco propósitos principales que Dios cumple a través de la tribulación.

  1. Dios prepara a Israel para la venida de su verdadero mesías y su reino milenial sobre la Tierra.
  2. Dios revela su soberanía sobre la creación, demostrando claramente que este no es nuestro planeta después de todo – sino que este es Su planeta. Este no es nuestro aire, nuestra agua, o nuestra naturaleza tampoco. Nunca fue la madre tierra, sino que Dios el Padre es el que reina sobre todas las cosas.
  3. Dios expondrá el plan y la verdadera naturaleza de Satanás. El mundo finalmente lo verá por lo que es – un ángel caído, mentiroso, sanguinario, orgulloso, y lleno de odio. El será expuesto.
  4. Dios también va a demostrar la rebelión del corazón humano en contra el evangelio de la gracia aún en medio de todas las catástrofes desatadas en el planeta – desde las estrellas que caen de sus orbitas, a los terremotos globales; desde el agua que se convierte en sangre, a la hambruna mundial; desde los demonios que son desatados para atormentar a la raza humana, a la oscuridad mundial que envolverá a todos excepto a los que han creído en Cristo. Aunque la humanidad sabrá que todo esto es la ira de Dios contra su incredulidad, ellos rehusarán arrepentirse y la demostrarán irrefutablemente rebelión de sus corazones en contra de Dios.

            Juan revela que existe un propósito más en la tribulación. Esta no solo va a preparar a Israel nacionalmente, desplegar la soberanía de Dios sobre toda la creación, exponer el plan de Satanás como una mentira, y demostrar la rebelión de la humanidad, la cual alcanzará niveles nunca antes visto; sino que en medio de todo esto encontramos un propósito más.

  • Millones de personas, de cada tribu, lengua, y nación, serán salvos a través de la predicación del evangelio. Este será el avivamiento espiritual más grande en la historia de la humanidad.

            ¿Fue Juan el primero en profetizar estos eventos? Por supuesto que no – pero él fue el último en profetizarlos.

  • Amos profetizó de la ira de Dios y la llegada de un poder mundial Gentil.
  • Isaías profetizó de la conversión de Israel, y una serie de disturbios cósmicos.
  • Zacarías profetizó de la salvación de los gentiles y la aparición de Cristo.
  • Daniel profetizó acerca de la duración del periodo de la tribulación, la venida del anticristo como el príncipe de Satanás, la profanación del templo, la llegada de un imperio global, y la aparición del hijo del hombre – el Mesías.

            La tribulación termina con la segunda venida de Cristo. Esta no será su venida en el aire para arrebatar a su iglesia. Juan ve a Cristo (en el capítulo 19) viniendo con sus redimidos – cabalgando en caballos blancos ya coronados y sus ropas de boda. Nosotros, los creyentes, descendemos con Él para establecer este glorioso reino milenial.

            Aquellos que llegaron a la fe en Cristo durante la tribulación y la sobrevivieron, se convierten en los habitantes de la Tierra. Nosotros, los inmortales glorificados, reinaremos sobre los mortales mientras la tierra es sanada y repoblada por ellos en el curso de los 1.000 años del reino de Cristo, quien se sienta soberano sobre el trono de David.

            Juan luego ve y oye algo que encontramos difícil de imaginar. Después de 1.000 años de un reinado benevolente, cuando la tierra y toda su población disfrutan de éxito y salud – los mortales viven por cientos de años y aun el reino animal vuelve a las condiciones que tenían en el jardín del Edén donde el león podrá recostarse junto al cordero – Satanás es desatado, y es capaz de reunir un ejército como la arena del mar y marchar hacia Jerusalén para tratar de destronar a Cristo el rey y sus amados.

            Una sola palabra de Jesucristo los destruye a todos, encarcela a Satanás para siempre en el infierno, y comienza el juicio del gran torno blanco. Este es el juicio donde todos los incrédulos de todos los tiempos son juzgados y sentenciados al infierno eterno.

            Luego, el capítulo 21 comienza y Juan describe la casa del Padre. ¡Y vaya casa!

            Elevándose por kilómetros hacia el cielo y extendiéndose por kilómetros en cada dirección, la casa dorada del padre se convierte en el palacio celestial de una nueva tierra y un nuevo universo.

            La casa del padre esta cimentada en piedras preciosas del tamaño de vagones de trenes, y sus puertas de perla son del tamaño de cancha de futbol. Desde su trono fluye un rio donde a cada lado hay árboles que dan fruto todo el año.

            Juan describe el cielo al contarnos que es lo que allí no habrá– no más muerte, no habrá más tristeza, no habrá más dolor, no habrá más llanto.

            La eternidad habrá comenzado.

            Quizás al escuchar todo esto piense, “eso tiene que ser ciencia ficción. No hay forma de que todo eso ocurra! De hecho, es muy bueno para ser verdad. Y ¿usted sabe qué se dice acerca de lo que es muy bueno para ser verdad? ¡Que no es verdad!

            El ángel que es comisionado para ser el guía de Juan anticipa este tipo de respuesta. Por eso, el Espíritu de Dios se mueve inmediatamente para inspirar esta frase en el versículo 6 del capítulo 22.

      Estas palabras son fieles y verdaderas…

            En otras palabras, “Juan, ¡no estas soñando! Todas estas cosas extraordinarias y estas promesas maravillosas son verdad. ¡De verdad van a ocurrir! [ii]

            “Juan, tu puedes anticipar con confianza que todo lo que has visto y todo lo que has oído a va a tomar lugar literalmente. El Señor es Aquel que inspiró a los profetas en el pasado y ahora te dirige a ti, Juan. Estas profecías son igualmente verdaderas.”

            ¡Este final no es muy bueno para ser verdad! Todas estas cosas van ocurrir.

            ¡Que anticipación! Puedo decirle que, personalmente, he llegado a anticipar el rapto como nunca antes. He llegado a desear el momento cuando volvamos con Cristo a establecer el reino milenial sobre la Tierra, donde millones de creyentes de la tribulación estarán bajo nuestro reinado mientras ellos vuelven a poblar la Tierra. No puedo esperar a ver cómo el comercio, la educación, las artes, y el ministerio del evangelio florecen como nunca antes bajo la presencia directa de Cristo.

            Por primera vez en nuestras vidas seremos capaces de servir a Cristo como sus corregentes en lugares que él nos asigne a través del mundo. Lo más emocionante es que le vamos a poder servir sin pecado, con consistencia, estabilidad, perspectiva, balance, sabiduría y gozo.

            Nuestra antigua carne pecaminosa nunca más nos estorbará, porque tendremos cuerpos glorificados. Seremos capaces de servir de tal manera que todos los redimidos oirán a Cristo decirles, “¡bien hecho, buen siervo fiel!

            Y este es solo el comienzo.

            Sin embargo, una gran anticipación no es suficiente. Debe haber otra reacción en nuestras vidas después de haber aprendido todas estas cosas en el testimonio de Juan.

Aplicación

            Debe haber aplicación. Note el versículo 7.

      He aquí, yo vengo pronto…

            La palabra “pronto” significa que todo lo que está relacionado con la venida de Cristo – incluyendo lo que Juan ha revelado para nosotros – pasará en un corto periodo de tiempo. Puede que a nosotros nos parezca que se ha prolongado por un largo tiempo, pero desde la perspectiva de la eternidad, todo lo que se encuentra en el libro de apocalipsis va a ocurrir rápidamente. Esta es la idea en este versículo.[iii]

            Note lo que Juan escribe a la luz de esta verdad en la última parte del versículo 7.

      Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

            Podríamos entender esta frase como si estuviera diciendo, “tómelo en serio.”[iv]

            En otras palabras, ¡viva a la luz de lo que ha aprendido!

            Dios no nos dio la profecía de los últimos tiempos para que seamos más inteligentes, sino para que podamos aplicarla.

            Juan escribe en una de sus cartas

      … Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es.

      Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como Él es puro .

      (1 Juan 3:2-3)

            La verdad de la profecía no es solo para darnos la habilidad de dibujar gráficos y líneas de tiempo, sino para ayudarnos a desarrollar nuestro carácter y buscar agradar a Cristo.

            A esto es lo que la Escritura nos anima consistentemente. En 1 Corintios 15, Pablo termina su enseñanza acerca del rapto de la iglesia al exhortar a los creyentes a permanecer…

      …firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

            (1 Corintios 15:58)

            Pablo también escribe, en su segunda carta a los Corintios, que él prefería,

      Habitar con el Señor (2 Corintios 5:8)

            Como resultado de anticipar su futuro hogar, Pablo escribe,        

      …Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. (1 Corintios 5:9)

            Un autor lo puso bien cuando escribió en su comentario de Apocalipsis que la escatología – la doctrina de eventos futuros – lleva a la ética.[v]

            En otras palabras, no solo anticipamos nuestro futuro con Jesucristo, ¡sino que vivimos a la luz de su venida!

            Una verdadera anticipación debería llevar a la aplicación.

            Nuestro futuro clarifica y motiva como vivimos ahora.   

            Aun, el ir a iglesia el domingo es una aplicación de nuestra anticipación.

            El escritor de Hebreos lo expresó de la siguiente manera.

      …no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre… (Hebreos 10:25)

            ¡Este es el versículo favorito de todo pastor! ¿Cuantas veces lo han exhortado con este versículo?

            Sin embargo, ¿porque nos reunimos? ¿Para que el pastor tenga trabajo? No. El escritor de Hebreos no ha terminado

      Estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras…

      y mucho más al ver que el día se acerca.

      (Hebreos 10:24-25)

            En otras palabras, deberíamos estar animándonos unos a otros a aplicar las verdades de la Escritura mientras anticipamos más y más los eventos futuros revelados en la Palabra.

            El día se acerca. Si el escritor de Hebreos pensó que aquel día se acercaba, viviendo unos 1900 años atrás, cuanta más anticipación deberíamos tener nosotros y cuando más deseo de animarnos unos a otros a aplicar de verdades bíblicas.

            El día se ha acercado más que nunca.

            Mientras el apóstol Juan, este antiguo soldado de la cruz, comienza sus últimas reflexiones, él anticipa, y quiere que nosotros también anticipemos estas cosas y vivamos nuestras vidas a la luz de esto.

Adoración

            Juan esta tan anonadado por todo lo que ha vivido que cae a los pies del ángel y empieza a adorar. Note los versículos 8 al 9.

      Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Y cuando oí y vi, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostró estas cosas.

      Y me dijo: No hagas eso; yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

            ¿Sabe lo que el ángel acaba de hacer? Él ha puesto en una misma categoría a todos los santos del Antiguo Testamento (representados por los profetas), a aquellos que obedecieron sus palabras (a todas las huestes angelicales del cielo, y a los santos del Nuevo Testamento) y él luego ordena,

      “…Adora a Dios.”

            La anticipación lleva a la aplicación, lo que finalmente lleva a la adoración.

            Solo hay uno que es digno de adoración, Dios.

            Ahora, la palabra griega en este versículo para “adorar” es “proskuneo” (proskunew). Esta es una palabra compuesta – “pro” (pro) significa “hacia” y “kuneo” (kunew) según los etimólogos, está relacionada con la palabra alemana “kuss,” que en inglés se translitera “kiss,” y en español se traduce “beso.”[vi]

            “proskuneo” históricamente significa “besar hacia/en dirección a”

            Esto tiene relación con la práctica religiosa de tirar besos.

            Los griegos mostraban su adoración al tirarle besos a sus ídolos.[vii]

            Esta práctica fue cambiando hasta convertirse en una inclinación y un movimiento de mano cerca de la boca. Este movimiento significaba que la persona estaba tirando muchos besos a su dios o a su superior.

            El rey Nabucodonosor hizo esto delante de Daniel, después que Daniel interpretara correctamente el sueño – él se inclinó y rindió homenaje a Daniel.

            Con el pasar del tiempo, esta palabra, proskuneo, amplió su rango semántico para significar también, “temblar, servir, o simplemente inclinarse delante de un superior.”

            Esto es lo que Juan esta haciendo en el versículo 8. Él está rindiendo homenaje a este ángel; él está comunicando que cree que este ángel es superior a Él.

            Él no está adorando al ángel porque, de repente, se convirtió en un idólatra y piensa que un ángel es digno de adoración. Él simplemente está rindiendo homenaje al ángel porque, después de todo lo que el ángel le ha mostrado y explicado, Juan asume que el ángel es superior a él.

            Esto explica el contexto para la respuesta del ángel. Note nuevamente en el versículo 9,

      No hagas eso; yo soy consiervo tuyo.

            O sea, “no soy tu superior, soy un siervo del Señor tal como tú. No soy mejor que tú.”

            El ángel efectivamente le enseña a Juan que, en la jerarquía del cielo, nadie le rinde honor a otra persona sino solo a Dios.

            Así que tírele besos a Dios solamente. Él solo merece adoración.

            Que interesante, ¿no le parece? Cada vez que hablamos bien de Dios, nosotros “proskuneo” – le tiramos un beso.

            Cada vez que le agradecemos, le tiramos un beso. Cada vez que obedecemos su palabra, le tiramos besos a nuestro Señor soberano. Estamos rindiendo homenaje a nuestro Superior.

Conclusión

            Mientras Juan comienza su epílogo, él deja en claro que todo lo que ha visto, todo lo que ha aprendido, y todo lo que nos ha enseñado a través del texto inspirado debería producir en nosotros al menos tres resultados. Estos incluyen.

  • Una creciente anticipación por el día postrero.
  • Un compromiso de aplicar la Palabra, a la luz de aquel día.
  • Una adoración diaria a Aquel que nos ha prometido la gloria de aquel día, y quien tiene el poder de cumplir todo lo ha prometido.

            ¿Que podemos hacer sino amarlo y adorarlo con toda nuestra vida, sabiendo que un día vamos a vivir con él para siempre.             Anticipe ese día, viva a la luz de aquel día, y tírele besos a su Señor mientras espera aquel día.


[i] William Safire, Lend Me Your Ears: Great Speeches in History (W. W. Norton & Company, 1992), p. 75.

[ii] Henry M. Morris, The Revelation Record (Tyndale, 1986), p. 471.

[iii] Ibid., p. 472.

[iv] Mark Wilson, Zondervan Illustrated Bible Backgrounds Commentary: Revelation (Zondervan, 2002), p. 130.

[v] Grant R. Osborne, Baker Exegetical Commentary; Revelation (Baker Academic, 2002), p. 783.

[vi] Gerhard Friedrich, Theological Dictionary of the New Testament: Volume VI (Eerdmans, 1968), p. 758.

[vii] Ibid., p. 758.

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

Pies de nota han sido provistos para citar las fuentes correspondientes cuando el texto lo ha requerido. En caso de haber omisiones no intencionales, futuras revisiones incluirán las anotaciones apropiadas.

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