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El llamado final de Dios

Al llegar al final del último libro de la Biblia, entre las últimas palabras que Dios le entrega a la humanidad, encontramos una última invitación de parte del Salvador. Esta invitación aún sigue vigente, y usted hoy tiene la oportunidad de responder a este, el ofrecimiento más generoso en la historia de la humanidad.
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Introducción

            En nuestro último estudio, hablé un poco acerca del General Douglas MacArthur, el comandante de las fuerzas aliadas durante la 2 Guerra Mundial. Él condujo la ceremonia donde Japón firmó sus términos de rendición en 1945. La guerra había terminado.

            Me pareció interesante que Douglas MacArthur desafió al mundo occidental a mandar 1.000 misioneros y 10 millones de Biblias para proclamar el evangelio de Jesucristo en Japón, después de la guerra. Muchos aceptaron el desafío.

            Después de que Japón firmó los términos de rendición, pasaron muchos años para que un soldado japonés en particular se rindiera personalmente. A Hiroo Onoda lo habían enviado a la isla filipina de Lubang con órdenes de mantener el área segura mientras el resto de las fuerzas Japonesas eran evacuadas. Nueve meses después, la guerra se había acabado y Japón se había rendido – pero Onoda no quiso creerlo ni rendirse.

            Por los siguientes 29 años, Onoda vivió en las montañas, robando comida de los campos de cosecha y al mismo tiempo ignorando los folletos que se arrojaban desde los aviones militares, anunciando que Japón se había rendido. Estos folletos decían que Japón ahora era un aliado de los Estados Unidos, pero Onoda creyó que esta era una táctica estadounidense para engañarlo.

            Se gastaron casi 1 millón de dólares y se usaron unos 13,000 hombres para encontrar a este soldado. Finalmente, en marzo de 1974, casi 30 años después de que la segunda guerra mundial hubiera terminado, lograron encontrar a este soldado y lo llevaron a su antiguo comandante quien le leyó los términos de rendición. Onoda le entregó su oxidada espada al presidente y, por fin, la guerra terminó para él.

            Este soldado tenia 22 años cuando lo dejaron en la isla de Lubang; y cuando finalmente volvió a su nación, él tenía 52 años.[i]

            Esta historia me pareció interesante en varios aspectos. Uno de ellos es el costo y el esfuerzo gastado para hacerle entender a este soldado que la guerra había terminado. Piense que, por un periodo de 29 años, varios países se involucraron en la búsqueda. En conjunto, enlistaron unos 13.000 hombres y gastaron casi 1 millón de dólares para entregarle las noticias de paz a un solo hombre.

            ¿No debería ser éste el sentido de urgencia de la iglesia? ¿No es esta la comisión que Dios nos ha dado – entregarle el mensaje a este mundo enemistado con Dios, que los términos de rendición y paz están disponibles en la cruz de Cristo? No deberíamos escatimar en costos mientras aceptamos la urgencia del mensaje del evangelio. Debemos entregarle las noticias a nuestro mundo de que, a través del sacrificio de Jesucristo, podemos tener paz con Dios (Romanos 5:1).

            No es de sorprenderse, entonces, que al llegar al final del último libro de la Biblia, entre las últimas palabras que Dios le entrega a la humanidad, encontramos una última invitación.

            En Apocalipsis 22, encontramos el epílogo de este libro, y Juan concluye lo que son efectivamente las últimas palabras de Dios. Aquí, Él revela, una vez más, su abundante y maravillosa gracia para con el mundo pecador que rehúsa rendirse, y ofrece un último llamado para que la humanidad acepte sus términos de paz a través de Jesucristo nuestro soberano Señor. Continuemos nuestro estudio en el versículo 10 de Apocalipsis 22.

El Mandato a Estudiar la Palabra Escrita

            Juan registra

      También me dijo [el ángel]: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. (Apocalipsis 22:10)

Note el sentido de urgencia en este mensaje.

      “el tiempo está cerca.”

            En otras palabras, “estos eventos proféticos están a la vuelta de la esquina, así que no se queden callados. No oculten estas palabras. Por el contrario, adviértanle al mundo de ellos.”

            El ángel dice,

      No selles las palabras de la profecía,

            Esto significa que las palabras de la Escritura deben permanecer abiertas. O sea, Dios quiere que las palabras de su revelación sean estudiadas y proclamadas. No debemos tenerlas bajo llave.[ii]

            Querido oyente, el libro de Apocalipsis es un libro abierto. No lo esconda.

            Al no querer enseñar la verdad de Apocalipsis, estamos robándole a otros creyentes la bendición de conocer el magnífico final de la historia en todo su esplendor. [iii]

            Y al mismo tiempo, estamos quitándole la oportunidad al mundo incrédulo de escuchar la última advertencia de Dios, acerca de su ira venidera, el juicio final y la eterna condenación en el infierno.

            El versículo 10 de Apocalipsis 22 no es nada más que un mandato a estudiar la Palabra de Dios. Y ¿que pasa cuando una persona estudia la Palabra de Dios?

            Se forman dos categorías de personas según su respuesta. Note el versículo 11.

      Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro siga siendo impuro, que el justo siga practicando la justicia, y que el que es santo siga guardándose santo.

            En otras palabras, la respuesta de la persona a la verdad de la Escritura va a definir su destino eterno.[iv]

            Al ser expuestos a la palabra de Dios, algunos corazones se van a ablandar y otros se van a endurecer en incredulidad.

            Para algunos, como escribió el apóstol Pablo a los Corintios, el evangelio es el olor de muerte, pero para otros, es olor de vida (2 Corintios 2:16)

            En otras palabras, cuando entregamos el evangelio, algunas personas van va a decir, “¡Eso apesta! ¿Es broma? ¡Nunca creería esa basura!” Sin embargo otras van a decir, “¡Lo que acabas de contarme es maravilloso!

            Pablo escribió

      Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios (1 Corintios 1:18)

            Y en Apocalipsis leemos que la predicación de las palabras de este libro en particular traerán, ya sea, gran bendición, o gran disgusto, enojo, ridículo, o apatía.

            El apóstol Pedro también escribió…

      …que en los últimos días vendrán burladores…

      …diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida?       

      (2 Pedro 3:3-4)

            O sea, “¡toda esta charla acerca de que Jesús vuelve, viene de tanto tiempo! ¡vamos! ¡no puedes estar hablando en serio! Él fue solo un profeta. Él fue un buen maestro, un buen hombre que tuvo un fin trágico. Mala suerte. Fin de la historia.”

            La Palabra de Dios crea esta división. Algunos se van a burlar en incredulidad, pero otros creerán para vida eterna.

            Así que, en esta invitación final, se nos ordena estudiar la Palabra escrita; pero también encontramos las credenciales de la Palabra Viva. Encontramos varios títulos que describen a Jesucristo, y nos enseñan quién es Él

Las Credenciales de la Palabra Viva

            Note que Jesucristo es el que está hablando en el versículo 12 y dice,

      He aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra.

            Jesucristo dice, “¡miren, presten atención! Yo vengo pronto. Voy a estar de regreso antes de que lo noten. Y cuando regrese, voy a hacer justicia”

            Como ya estudiamos antes, Cristo va a determinar el nivel de castigo de cada incrédulo según sus obras – aunque el destino eterno cada persona se decide según su relación con Cristo, como Juan lo deja en claro en el versículo 14.

            Pero, antes de que lleguemos al versículo 14, note los cinco títulos de Jesús en estos versículos. Títulos que ratifican su derecho de juzgar a la humanidad y reinar por la eternidad.

  • El primer título está en la primera parte del versículo 13.

      Yo Soy el alfa y la Omega

            Esta es la cuarta y última vez que leemos este nombre “Alfa y Omega.” Ya estudiamos este título en programas anteriores. Es un titulo que habla de la eternidad y la deidad de Cristo.

  • Los dos próximos títulos se encuentran en la última parte del versículo 13, donde leemos que Jesús es…

            El primero y el último, el principio y el fin.

            Ya nos encontramos con estos títulos, también, en nuestro estudio de Apocalipsis.Todos estos tres títulos – Alfa y Omega, primero y último, principio y fin – son títulos que solo pueden aplicarse al Dios eterno del universo; y la Biblia los usa, no solo para hablar de Dios el Padre, sino que también de Jesucristo – Dios el Hijo.

Jesucristo no fue un simple profeta, un buen maestro moral, un mártir engañado. Él es Dios el Hijo, el Dios infinito, eterno y sin límites; la segunda persona de la trinidad.[v]

            Jesús es el Alfa y Omega, el Primero y el Último, el principio y el fin.

            Estos títulos tienen que ver con su eternidad, su deidad, y su autoridad. Él realmente tiene el poder para juzgar el mundo y reclamar su derecho como Dios encarnado para reinar sobre todo.

            Ahora, como si estos primeros títulos no fueran lo suficientemente impactantes en lo que declaran acerca de Cristo, los últimos dos títulos son aún más asombrosos.

  • El cuarto título se encuentra al medio del versículo 16, donde Jesucristo se llama a si mismo…

                        …la raíz y la descendencia de David

            Cristo dice, “yo soy el origen de la genealogía del Rey David y, al mismo tiempo, soy un descendiente de ese linaje real.”

            ¿Como puede alguien ser ambos un ancestro de David y un descendiente de David? Es como si su nieto le dijera que es mayor que usted – parece una locura, una incongruencia.

            Es por eso que Jesucristo hizo tantos enemigos un día, cuando le dijo a los líderes judíos, siendo un joven de unos 30 años…

            “…antes que Abraham fuese… yo soy.” (Juan 8:58)

            En otras palabras, “yo existo desde antes que el padre de esta nación llegara al mundo.”

            Así que, con este título en Apocalipsis, Jesús está diciendo, “yo soy la raíz de David; o sea, yo soy la base del árbol genealógico del rey David.”

            Eso no es todo. Jesucristo también está diciendo, “yo soy un descendiente de David.”

            ¿Como es posible? Solo hay una forma.

            Jesucristo tiene que ser 100% Dios y 100% hombre. Él tiene que ser el Dios eterno para poder afirmar que existía antes que David naciera, y Él tiene que ser hombre para poder haber nacido en la familia del rey David. Ambas afirmaciones son verdad.

            Como Dios eterno, Cristo es la raíz de David y, como hombre, Cristo se convirtió en un descendiente de David al nacer en Belén.[vi]

      …yo soy la raíz y descendencia de David…

            En otras palabras, yo soy el Dios encarnado

  • Hay un título más que Cristo adopta en el versículo 16.

Jesus dice: Yo soy…

      la estrella resplandeciente de la mañana.

            Si hoy decimos que alguien es una estrella, queremos decir que alguien es famoso – un deportista, un cantante, un actor. Que alguien sea una estrella significa que tenemos que hacer fila para pedirle un autógrafo porque es una celebridad.

            Esta expresión en realidad tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, donde los fieles embajadores de Dios reciben la promesa de que van a “brillar… como las … estrellas” (Daniel 12:3).

            El ser llamado “estrella” era algo realmente significativo. Números 24:17 describía al Mesías venidero como a una “estrella” venidera.

            Job 38:7 llama a los ángeles, al principio de la creación, “estrellas de la mañana” (Job 38:7).

            Un ángel en particular que quiso destronar a Cristo se llama Lucifer – Satanás. Antes de que se rebelara en contra de Dios, la Biblia lo llama, “la estrella de la mañana (Isaías 14:12).

            El nombre, Lucifer, de hecho, significa “estrella de día,” o “estrella brillante de la mañana.”[vii]

            Sin embargo, la única vez que encontramos el título “estrella de la mañana” en el Nuevo Testamento, es aquí, para describir a Jesucristo.

            En este versículo de Apocalipsis, Jesucristo es llamado por primera vez,

      La estrella resplandeciente de la mañana.

            La conclusión es obvia – Jesucristo busca señalar el hecho de que Satanás, en todos sus intentos de usurpar su gloria y robar su adoración, ha fallado por completo. No es Satanás, sino Jesucristo quien realmente es la estrella resplandeciente cuya llegada anuncia el amanecer de un nuevo día.

            Henry Morris lo puso de esta manera,

Toda la historia del mundo y toda la palabra de Dios se ha ocupado, directamente o indirectamente, en el gran conflicto entre Dios el Hijo y Satanás; la simiente de la mujer y la serpiente. Satanás ha afirmado ser la estrella de los cielos, quien exaltaría su trono sobre las estrellas de Dios y ascendería sobre las nubes … pero al final, su estrella cae del cielo… el Señor Jesucristo, por otro lado era y es la estrella de la mañana, la estrella resplandeciente, su luz nunca será atenuada y Él nunca caerá de su eterno trono.[viii]

            Al final de la Biblia y al final de la historia como la conocemos, al comienzo de la eternidad, el mensaje es claro – Satanás pierde y Jesucristo gana.

            La batalla se acaba. De hecho, ya se ha acabado, pero aún hay personas que no se han rendido, ni han entregado sus espadas oxidadas, ni han creído personalmente que el tratado de paz puede ser suyo en el nombre del gran jefe y Señor del cielo.

            Aquellos que se rinden, pueden entrar – aquellos que no, se quedan afuera. Afuera se refiere al lugar donde estarán aquellos que han sido condenados al juicio eterno.

            ¿Cuán importante es la verdad de Apocalipsis?

            Es tan importante que lleva a la persona tomar la decisión más importante de su vida. Le presenta dos caminos opuestos, y le pregunta, “de qué lado va a ir.[ix]

            Note el versículo 14.

      Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida…

            Ya encontramos esta expresión en el capítulo 7, donde aprendimos que los creyentes han lavado sus vestiduras en la sangre del cordero.

            El punto aquí no es que la persona debe trabajar duro para lavar sus vestiduras. El punto es que sus vestiduras han sido lavadas – esta es la persona que ha confiado en la obra sacrificial del Cordero de Dios, Jesucristo, en la cruz del calvario.

            En este versículo, Juan escribe que todos los que hemos creído en Cristo, tendremos acceso al árbol de la vida. Anteriormente, en el capítulo 22, Juan escribió que en el cielo estará el árbol de la vida. Este árbol de la vida es ambos literal e ilustrativo de nuestra vida eterna y nuestra satisfacción en el cielo.

            Juan también escribe en el versículo 14 que los creyentes…

      Podrán entrar por las puertas de la ciudad.

            Ya hemos aprendido que estas puertas serán hechas de perlas del tamaño de una cancha de futbol

            El punto principal es claro – nosotros, como creyentes, vamos a entrar al cielo; nosotros entraremos a la gloria. ¿Porque? Porque nos hemos rendido ante la cruz de Cristo y, por gracia, hemos creído en la obra y persona de Cristo.

            Sin embargo, note la otra categoría de personas en el versículo 15.

Afuera están los perros.

            Recibí un correo esta semana que decía, “como dueño de dos gatos, estoy feliz de ver en el libro de Apocalipsis que los perros no entrarán en el cielo.”

Pero, en verdad, ¿Que significa esto?

            La palabra para perro en este versículo es una palabra que se usa en la Biblia para las personas de mala reputación – como los perros carroñeros que merodeaban por el basurero del pueblo. Decir que una persona era un “perro” tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento era decir que esa persona no tenía integridad o carácter piadoso.[x]

            Juan continúa agregando la palabra

      …hechiceros…

            La palabra griega es “farmakia,” que nos da nuestra palabra farmacia. En este contexto, corresponde al uso de drogas ilícitas, que se usaban frecuentemente en prácticas ocultas e idólatras, a veces conocidas pociones mágicas.[xi]

            La siguientes personas excluidas del cielo son,

      …Los inmorales…

            Esta palabra viene del griego “pornos,” que nos da la palabra “pornografía.” Esta palabra describe a aquellos que tienen un estilo de vida sexualmente impuro, fuera de los límites y las bendiciones del matrimonio.[xii]

            La siguiente palabra que Juan agrega es,

      …Asesinos…

            Esta palabra también aparece en una lista anterior del apóstol Juan, en el capítulo 21. Es una palabra que se refiere al quitarle la vida a una persona sin una causa justa.

            Juan luego agrega la palabra,

      …Idolatras…

            Esta es la persona que escoge adorar a algo o a alguien, incluyéndose a sí mismo, en vez del Dios vivo y verdadero.

            Finalmente, Juan agrega la frase,

      …y todo el que ama y practica la mentira.

            Francamente, hay solo dos categorías de personas– los de adentro y los de afuera del cielo.

            Se nos dice claramente que aquellos que están adentro son los pecadores que han sido lavados por la sangre del cordero, y aquellos que están afuera son los pecadores que han querido permanecer en su pecado. Y Juan enumera un par de los pecados de aquellos que están afuera.

            No es que estos son los peores pecados – los pecados que realmente lo llevan al infierno – porque Juan 2:10 dice,

      Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos.

            La verdad es que todos somos pecadores. (Romanos 3:23)

            El punto aquí, en Apocalipsis, es que las personas que están adentro quisieron al Salvador más de lo que quisieron su pecado, y las personas de afuera quisieron su pecado más de lo que quisieron un salvador.

            Dios les dio lo que quisieron. Los de fuera pueden continuar en pecado, pero no pueden dejar su pecado, ni vivir por siempre con el Salvador.

            Querido oyente, ¿que ha escogido? ¿ha escogido su vida de pecado, o la vida eterna con el Salvador?

            Si está diciendo, “he escuchado suficiente – no quiero estar afuera, quiero estar adentro”

            Entonces, esta última invitación de Dios en la Biblia es para usted.

            Hemos recibido la orden de estudiar la palabra Escrita de Dios. Hemos visto las credenciales de la palabra Viva de Dios. Ahora leemos…

El Último Llamado al Único Camino Verdadero

            Mire el versículo 17.

      Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida.     

            La palabra más maravillosa en el evangelio es una palabra de tres letras, “ven.”[xiii]

            Este versículo es tanto un deseo como una invitación.

            En otras palabras, le decimos al Señor, “Queremos tu presencia. Queremos estar con el Alfa y Omega, el principio y el fin, el primero y el ultimo. Ven Señor Jesús.”

            Sin embargo, al mundo le decimos, “ven al Señor Jesucristo.”

            Este es el último llamado de Dios. Nosotros que somos Su voz y Sus manos, a través del poder de Su Espíritu decimos, “ven a Cristo.”

            ¿Tiene sed pero no tiene dinero?

            Usted puede beber del agua de salvación, ¡y es completamente gratis! No tiene costo para usted porque Jesucristo ya pagó por ella.

            En el último día de la fiesta de los tabernáculos, dentro de la ciudad de Jerusalén, Jesucristo se puso de pie y dijo,

      Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. (Juan 7:37)

            Cada día durante este festival, el sacerdote tomaba un cántaro y desfilaba a través de las calles de Jerusalén hasta que llegaba al estanque de Siloé. Él luego llenaba el cántaro con agua y caminaba de vuelta hacia la puerta de las aguas junto a la multitud que lo seguía cantando las palabras de Isaías,

      Con gozo sacarás agua de los manantiales de la salvación (Isaías 12:3)

            Luego se llevaba el agua al templo y la derramaban sobre el altar, simbolizando el agua que salió de la roca en el desierto y que salvo las vidas de los sedientos Israelitas.

            En el último día del festival – el que el apóstol Juan registró cuidadosamente como el día en que Cristo entregó su invitación – las personas juntaban ramas de palmera, y hacían pequeñas casetas o tabernáculos en las calles. Luego, desfilaban por las calles mientras el sacerdote salía a buscar el agua. Cuando el sacerdote volvía, todos marchaban alrededor del altar 7 veces, se derramaba el agua, y luego se cantaba la oración de la profecía de Isaías, “oh, trae ahora la salvación.”

            En este día, Jesucristo dijo efectivamente, “¡Aquí estoy! ¡Sus oraciones han sido contestadas! De la misma forma que salvé al pueblo de Israel dándoles agua de la roca, vengan a mí y beban, y yo les daré vida eterna.”

            Si alguno tiene sed, venga a mi… (Juan 7:37)

            Ahí está la palabra nuevamente – “venga.”

            Si alguno tiene sed, venga a mí.

            Nadie más podrá darle esta agua. Debemos ir a Cristo.

            Esta invitación aún sigue vigente. Si usted tiene sed, si usted quiere el perdón de sus pecados y una vida guiada por el Salvador – el Alfa y Omega, el Principio y el Fin, el Primero y el Último, la Raíz y Descendencia de David, la Estrella Resplandeciente de la Mañana – venga a Cristo.

            Como aquel soldado japonés, entregue su vieja espada oxidada. Deje de esconderse en las montañas de su propio pecado y su propia voluntad. Acepte los términos de rendición y firme su nombre en el tratado de paz de vida eterna – en el nombre de Jesucristo solamente.”


[i] http://en.wikipedia.org/wiki/Hiroo_Onoda.


[ii] Henry M. Morris, The Revelation Record (Tyndale, 1986), p. 174.

[iii] John MacArthur, Revelation; Volume 2 (Moody Press, 2000), p. 297.

[iv] Ibid., p. 297.


[v] MacArthur, p. 306.


[vi] MacArthur, p. 307.

[vii] Morris, p. 481.

[viii] Ibid., p. 481.


[ix] Stephen J. Lawson, Heaven Help Us (NavPress, 1995), p. 177.

[x] MacArthur, p. 309.

[xi] Fritz Rienecker and Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 863.

[xii] Ibid.

[xiii] Gordon, p. 453.

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

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