Introducción
¿Le falta algo a la Biblia que tiene en su mano? ¿Hay algún libro perdido? ¿Habrá una secuela para la Biblia? O en otras palabras, ¿es la Biblia un libro completo y terminado?
Escribiendo a la iglesia en Éfeso, Pablo comparó la iglesia a un edificio diciendo,
sois de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor,
(Efesios 2:19-21)
Así que, por los últimos 19 siglos, Jesucristo ha estado construyendo la superestructura de su iglesia, representada en la Biblia tanto como una novia y un edificio. En otras palabras, por los últimos 1900 años no hemos estado esperando otra palabra de Dios para agregar al fundamento de la iglesia; la iglesia sigue construyéndose sobre el fundamento ya entregado. Dios claramente nos dice que la Escritura que ya tenemos, el fundamento de la iglesia, es suficiente.
La breve carta del apóstol Judas, que aparece justo antes del libro de Apocalipsis nos dice que los apóstoles de Jesucristo entregaron de una vez por todas el contenido de nuestra fe y evangelio.
Juan fue el último apóstol, y su última revelación fue la última escritura inspirada por Dios. Esto significa que Juan está a punto de agregar el último bloque, en el fundamento de la iglesia, de la cual solamente Jesucristo es la piedra angular.
Ya que Apocalipsis describe la historia desde el término de la era apostólica hasta la eternidad en el cielo y el infierno, Juan está a punto de entregar una advertencia, no solo para los que se creen profetas, sino también para que la iglesia rechace cualquier otra profecía que desafíe la precisión, y la finalidad de este libro.[i]
¿Cuan serio va este tema? ¿Cuán importante es para Dios que entendamos que su revelación ha concluido?
Descubrámoslo mientras continuamos nuestro estudio en Apocalipsis 22, versículos 18 y 19.
Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro;
y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro.
¡Yo diría que es bastante serio!
El apóstol Juan, escribiendo los eventos finales en la línea de tiempo de las Escrituras, dice que este libro está concluido. Y, efectivamente, por su ubicación en la historia como la última palabra inspirada del último apóstol, él está diciendo también, esta Biblia ha concluido.
Esta revelación de Dios claramente llega a un final definitivo, con una etiqueta que dice, “no altere el contenido.”
Esta advertencia, a todo esto, no tiene que ver con malentender la Escritura – especialmente el libro de Apocalipsis. ¡Qué alivio!
Juan no está diciendo en estos versículo que, si al estudiar el libro de Apocalipsis, se convence de que el arrebatamiento va a ocurrir antes o después de la tribulación, y estamos equivocados, no vamos al cielo. Esto no es lo que Juan está diciendo.
Juan no está hablando acerca de malentender las líneas proféticas de tiempo, o malentender algunos versículos de la Escritura mientras escudriñamos, meditamos, y amamos la palabra. Juan está hablando de aquellos que, a propósito, distorsionan el evangelio – diciendo que tienen una “nueva revelación de parte de Dios,” cambiando así el evangelio y redefiniendo las palabras de la Escritura.
Como Joseph Smith, que dijo ser un profeta con otro testamento de Cristo. Este niega que Cristo es Dios encarnado. También dice que Dios una vez era un hombre, y que cada hombre un día podrá convertirse en un dios. Esto cambia el evangelio y redefine la Biblia.
Esto es como el Corán de Mahoma, que dice que Jesús no murió en una cruz, sino que Judas fue el que murió mientras Jesús era transportado al cielo. También dice que Cristo no es más que un profeta; que él no es Dios no merece nuestra adoración.
El Islam y el Mormonismo son dos ejemplos de las docenas de religiones que quitan o agregan palabras de la Escritura. Al final terminan cambiando y redefiniendo su claro significado, convirtiéndose así en otro evangelio.
Y Pablo advierte en Gálatas,
Si alguno os anuncia un evangelio contrario al que recibisteis, sea anatema. (1:9)
No nos sorprende entonces que, cuando llegamos al final de la revelación de Dios, descubrimos que el libro de Apocalipsis comienza con una bendición para todo aquel que lo lee, lo oye, y lo guarda; y termina con una advertencia y una maldición para cualquiera que lo cambia.”[ii]
Juan entrega dos advertencias claras en los versículos 18 y 19. Miremos cuales son.
Advertencia en Contra de la Adición
La primera advertencia es en contra de la adición. Leamos más detenidamente el versículo 18.
Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
O sea, si creemos que los incrédulos la pasaron mal sobre la Tierra durante la tribulación, espere a ver los horrores que sufrirán las personas que agreguen palabras a la revelación de Dios.
Piénselo de esta forma. Si la revelación de Dios fuera una línea recta, encontramos que la línea comienza con Moisés, escribiendo Génesis; pasa a través de los profetas del Antiguo Testamento; y luego por Cristo y sus apóstoles que nos enseñan las verdades que nos llevan hasta el fin del mundo. Así que podemos imaginarnos una línea recta desde el principio de la creación en Génesis, a la creación de una Nueva Tierra y un Nuevo Cielo en Apocalipsis.
Esto significa que la palabra de Dios, desde el primer libro hasta el último, abarca toda la historia desde el principio hasta el final. En la Biblia, encontramos la revelación completa de Dios desde el principio hasta el fin, como lo conocemos.
Es por eso que cualquiera que dice, “tengo algo nuevo que agregar,” tiene que ser rechazado por la iglesia. A la Biblia no le hace falta nada.
Como verá, en nuestro mundo hay una gran cantidad de sectas y vientos de doctrina. La mayoría de estas se basan en las afirmaciones de alguien que supuestamente recibió un nuevo mensaje de Dios, o que ha recibido iluminación y autoridad divina. La mayoría de estas dice que creen en la Biblia también, pero han agregado, quitado, y de esa forma cambiado la Escritura[iii]
Y en Apocalipsis leemos la advertencia: ¡no altere la Palabra de Dios! ¡No se meta con el texto! ¡No reescriba la Escritura! ¡No hay nada que agregar! ¡No hay una secuela en vista!
Ahora, en nuestra generación ha habido un gran interés por unos supuestos evangelios, conocidos como los evangelios gnósticos. Las personas quieren saber por qué estos libros no se han incluido en la Biblia.
¡Esa es una gran pregunta! ¿Porque no se incluyeron el evangelio de Judas, el evangelio de María, el de Tomás, el de Felipe, el evangelio de Verdad y unos 45 más?
Los evangelios gnósticos se escribieron mucho después de que los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueran aceptados por la comunidad de creyentes como escritos genuinos de los apóstoles, bajo la guía del Espíritu santo de Dios. La mayoría de estos evangelios gnósticos se escribieron en el siglo 3, 4, y hasta en el siglo 8º como contraataques al evangelio de Jesucristo.
La palabra “gnóstico” viene de la palabra griega “gnosis,” que significa “conocimiento.” Los escritores usaron esta palabra para referirse a un conocimiento oculto que era disponible solo para los iluminados. Los gnósticos creían que podían entrar en sintonía con el Espíritu de Dios, a través experiencias místicas y espirituales, que les proveían mayor revelación.[iv]
Los evangelios gnósticos claramente predicaban otro evangelio. Para empezar, Jesús no es Dios encarnado, para ellos, y él tampoco nació de una virgen. Él era simplemente un hombre interesante que empezó a conseguir seguidores.
Un líder de la iglesia llamado Ireneo escribió el año 180 D.C. que él conocía bien el evangelio gnóstico de Judas, y que no había duda que esta era una historia ficticia. Cualquiera que lo lee, se de cuenta que hay algo extraño porque, imagine quien termina siendo el héroe de la historia. No es Jesús, sino… Judas.
Los gnósticos creían que lo físico era inferior o malvado, y que lo espiritual era puro y elevado. Por lo tanto, decir que Dios se hizo carne, era decir que Dios se hizo inferior o malo. Por eso ellos no creían que Dios pudo haberse hecho humano, y por eso también negaban la resurrección física de Jesucristo.
Parecido hoy al islam, los gnósticos no creían que fue Jesús quien murió en la cruz, sino un sustituto. De hecho, estos evangelios secretos que fueron rechazados por la iglesia, supuestamente enseñaban que Jesús se casó con una de sus discípulas, María Magdalena.
Es interesante ver que, realmente, ningún versículo en todos los evangelios gnósticos dicen que Jesús se casó con María Magdalena. El evangelio de Felipe, que es el que está más cerca de afirmar esto dice que Jesús la beso, que le enseñó más cuidadosamente, y que la amó más que a cualquier otro discípulo.[v]
Obviamente, esto es todo lo que el mundo escéptico necesitaba para imaginar y llegar a cualquier tipo de conclusiones, que aún estos falsos evangelios nunca enseñaron.
Me gusta la forma en que un erudito evangélico describió a estos escépticos y las conclusiones que sacan. Él escribió, “si parece un pato, camina como un pato y grazna como un pato, debe ser un camello disfrazado. Así que, ya que no hay evidencia bíblica de que Jesús se casó, o múltiples indicaciones que él no estaba casado, y ya que no existe ningún documento histórico, extra-bíblico que confirme que se casó, él definitivamente se debe haber casado en secreto.”
Permítame animarle, querido oyente. Usted no tiene que ser un experto en las escrituras gnósticas para ver que son falsas. Solo compare los evangelios Bíblicos con lo que ve y escucha en el History Channel (un gran defensor del gnosticismo), el Animal Planet (definitivamente un gran proponente del evolucionismo ateo), la típica revista en la tienda y los libros como el código Da Vinci y el Símbolo Perdido de Dan Brown, y será capaz de ver que esos son evangelios diferentes, contrarios a los que hemos recibido y que fueron predicados por los apóstoles.
¿Porque las escrituras gnósticas son tan populares? Los escritores de la revista Time, extrañamente le dieron al clavo cuando escribieron, “Estas escrituras (los evangelios gnósticos) están alimentando el creciente apetito por la espiritualidad mística.[vi]
En otras palabras, nuestra cultura quiere algún tipo de experiencia religiosa, sin las restricciones de la Biblia.
Otro autor dijo que el gran interés por los evangelios gnósticos y libros secretos, surge de la búsqueda de muchas personas de encontrar otra forma de ser cristiano.[vii]
Hay personas que quieren ser cristianas sin Cristo.
Los evangelios gnósticos encajan con el espíritu de nuestros tiempos.
Erwin Lutzer escribió acerca de un pastor en Chicago al que escuchó diciéndole a su gran congregación el domingo de navidad, “¿que hacemos con el recuento de los pastores, las estrellas, y los magos? ¿Tenemos que creer que estos eventos ocurrieron? No, no es necesario. Lo que importa es el espíritu de Navidad.” Lutzer agregó, “a los gnósticos les habría encantado eso.[viii]
¿Que debemos pensar acerca del exitoso autor Dan Brown y otros autores similares, como los que escribieron un artículo llamado “los secretos del cristianismo”?
¡Que título! ¿El cristianismo tiene secretos?
Según estos autores, los cristianos hemos estado guardando grandes secretos. Uno de los supuestos secretos, que ha ganado popularidad en los últimos años, es que los evangelios del Nuevo Testamento (Mateo, Marcos, Lucas, y Juan) fueron seleccionados en el concilio de Nicea, en el 4to siglo, por los líderes de la iglesia que querían suprimir la verdad de que Jesús era solo un hombre y que después de su muerte, su grupo de discípulos fueron liderados por su discípula más cercana, de hecho, su viuda, María Magdalena.
Sería un desastre si alguna vez este secreto saliera a la luz.
Por eso, el Código da Vinci, afirma como un hecho que el emperador Constantino comisionó y personalmente financió una nueva Biblia en el cuarto siglo que omitía los evangelios gnósticos, que revelaban que Cristo era un hombre normal, con una esposa llamada María Magdalena. También afirma que Constantino llamó a los obispos para que vinieran a este concilio, donde votaron para mantener solo los evangelios que mostraban a Jesús como un ser divino, Mateo, Marcos, Lucas, y Juan – y que la decisión del concilio apenas recibió una mayoría de votos.
Ahora, lo que este supuesto secreto implica, es que la doctrina de la deidad de Cristo fue decidida por la iglesia, y aun que apenas obtuvo un voto mayoritario por el concilio de Nicea.
Esto también implica que el cristianismo, como lo conocemos a partir de las escrituras, es realmente la creación de unos obispos en el cuarto siglo; que la Biblia fue hecha por un grupo de machistas que votaron para fabricar una religión porque no querían revelar el secreto que una mujer había comenzado la iglesia; y que, cuando los obispos votaron, fue una decisión muy reñida.
Ahora, como toda mentira, este supuesto secreto tiene un grano de verdad metido en un mar de mentiras.
Desafortunadamente, Dan Brown comienza el Código da Vinci, que he leído a todo esto, afirmando que lo que escribe es la verdad. Desafortunadamente digo, porque es mentira. Como novelista de ficción es muy bueno, pero como historiador es terrible.
El concilio de Nicea nunca sacó el tema de los evangelios gnósticos. Ellos nunca votaron cuales evangelios incluir en la Biblia. De hecho, en todos los registros históricos de este concilio, los que son muy detallados, no hay ni una palabra acerca de qué libros son inspirado y cuales libros no. Ellos ni siquiera discutieron el canon de la escritura.
El concilio de Nicea juntó a 318 obispos para resolver el tema de la deidad de Cristo en el año 325 D.C. Esa parte es verdad. Sin embargo, ellos se juntaron, no porque estaban confundidos acerca de la deidad de Cristo, sino por la creciente popularidad de un hombre llamado Ario.
Ario estaba enseñando que Cristo no era completamente Dios, sino que él era un ser creado. Él estaba enseñando que Cristo era como Dios el Padre, pero que no era igual en esencia divina a Dios el Padre.
El concilio de Nicea condenó a Ario como hereje y formaron el credo de Nicea para defender la verdad Bíblica. Parte de este credo dice, “Cristo…es… Dios verdadero de Dios verdadero… engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho…”
En otras palabras, Cristo es Dios, igual a Dios el Padre, el creador de todo lo que existe.
Ahora, ¿fue esto algo que se le ocurrió a estos 318 obispos, 250 años después de que los apóstoles escribieran sus textos inspirados? ¿No le parece que el credo de Nicea suena familiar a Filipenses 2, donde el apóstol Pablo escribió que,
[Cristo], aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse,
sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres.
(Filipenses 2:6-7) ?
Que Cristo es el creador por quien todas las cosas fueron hechas, ¿suena como una idea original del concilio de Nicea o suena como Colosenses 1 donde el apóstol escribió
…Cristo es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. (Colosenses 1:15)?
“¡Ah! Un momento. El apóstol uso la palabra “primogénito.” Esto debe indicar que Cristo tuvo un principio? La verdad que no. La palabra griega traducida “primogénito” es “prototokos,” y habla de superioridad, e incluso anterioridad. Se refiere a su preexistencia.[ix]
En otras palabras, Pablo está diciendo que Cristo es superior a, y que existía eternamente antes de la creación. Sino, la siguiente frase que Pablo escribió no tendría sentido – la frase que el concilio de Nicea incluyó en su credo, y dice:
Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para El.
Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen.
(Colosenses 1:16)
Una verdad más para notar acerca de este concilio es que cuando ellos votaron, no fue como Dan Brown dijo en el Código Da Vinci , un voto parejo. Lo que realmente pasó fue que de los 318 obispos, solo 2 votaron en contra.[x]
Querido oyente, el concilio de Nicea no decidió que Cristo era Dios encarnado, y luego escondió todos los otros evangelios que decían lo contrario. Ellos simplemente se basaron en Biblia para resumir la doctrina de la deidad de Cristo en forma de credo, defendiendo así lo que los apóstoles ya habían enseñado, y lo que la iglesia ya había creído por los últimos 250 años.
¿Que estaba enfrentando este concilio? Lo mismo que la iglesia está enfrentando hoy – los intentos persistentes de las fuerzas del infierno y la humanidad caída de alterar la verdad de las Escrituras.
Juan llega al final de su revelación y dice, “no agreguen palabras o ideas a este evangelio. No hay una segunda parte. No hay una secuela para lo que ya está escrito en la Biblia.”
Escuche, querido oyente, no sea ingenuo; piense críticamente. Póngase alerta, inmediatamente, si alguien dice creer que este libro es la palabra de Dios, pero que no es la última palabra de Dios
En cada generación hay personas que dicen que:
- Jesucristo no es Dios encarnado.
- Hay otros profetas iguales a Jesucristo.
- Los apóstoles necesitan nuevos reemplazantes el día de hoy.
- La revelación no cesó con el final de la Biblia.
- Jesús no es la única piedra angular para este edificio de nuestra fe, sino que hay alguien más – un nuevo profeta, una nueva revelación.
Así que Juan entrega una advertencia en contra de agregar algo a la palabra de Dios
Juan da una segunda advertencia también.
Advertencia en Contra de la Omisión
En segundo lugar, se nos da una severa advertencia en contra de la omisión. Mire nuevamente el versículo 19.
…y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro.
Juan no está sugiriendo que podemos perder nuestra salvación. Él está describiendo a alguien que perderá su oportunidad de obtener vida eterna por su incredulidad.
Podemos notar un juego de palabras en los versículos 18 y 19. Al que agrega palabras, Dios agregará las plagas. Al que omita palabras, Dios omite de disfrutar vida eterna en el cielo.[xi]
Mientras que las sectas y religiones de nuestro mundo agregan cosas a la Escritura, el mundo liberal de incrédulos buscan quitar cosas de las Escrituras.[xii]
Según este texto, ambas acciones determinan el destino de la persona.
Escuche las advertencias, querido oyente. Nosotros no nos podemos sentar a editar, redactar, o arreglar las palabras de la Escritura.
No nos sentamos a juzgar las Escrituras, la Escrituras nos juzgan a nosotros.[xiii]
Nada más se debe agregar y nada se deber remover. Al remover parte del fundamento de la Escritura, toda la estructura colapsa.
Piense en esto. Si Dios dejó afuera algo que el ser humano necesita agregar, o si el hombre quita algo que Dios puso, la integridad del carácter de Dios y la suficiencia de las Escrituras quedan en duda.
Es por eso que se nos dan estas advertencias para el que omite o agrega palabras a la revelación inspirada de Dios. Ambos recibirán el mismo juicio, que se describen de formas diferentes. Aquellos que no escuchan la advertencias, sufrirán los tormentos y las plagas del infierno, y serán excluidos de la ciudad de Dios – donde se encuentra el árbol de la vida.
Juan nos informa en el capítulo 20 que estas personas van a ser juzgadas y condenadas.
Así que, la pregunta es bastante clara, “¿quieres perderte la posibilidad de ir cielo y terminar en el infierno?”
Si es así, después de la última palabra del último versículo de esta Biblia, cambie el último punto por una coma y diga, “tengo una nueva revelación que necesita escuchar,” o “voy a seguir un nuevo evangelio que ha salido a la luz.”
O tome un par de tijeras y corte partes de la Escritura como lo hizo el “Jesus Seminar,” o “Seminario de Jesús” que se reunió varios años atrás. Su propósito fue “cambiar la forma en que las personas piensan acerca de Jesús.”[xiv]
Después de estudiar los evangelios, los participantes de este seminario concluyeron que solo un 18% de las palabras atribuidas a Jesús realmente salieron de sus labios. Esto significaría que Cristo nunca dijo el 82% de las palabras que creemos que dijo, así que las quitaron.
Este grupo se juntó nuevamente y examinó el “Padre Nuestro.” Ellos decidieron que las únicas palabras que Jesús realmente dijo en esta oración fueron… “Padre nuestro.”
Y estoy sorprendido que ellos estuvieron de acuerdo con la palabra “Padre.”
Juan entrega la clara advertencia de que nadie debe jugar con la Biblia para que diga algo diferente a lo que claramente dice.
No altere ni manipule la verdad de la Palabra de Dios. No sea culpable de adición u omisión.
Un autor lo expresó claramente cuando escribió,
Es todo o nada. No debemos agregar a la Palabra de Dios como si fuera insuficiente, y no podemos quitar ninguna palabra como si fuera irrelevante, poco fiable, o sin importancia. ¡No hay nada nuevo! ¡No hay nada menos! ¡No hay nada más sino la palabra de Dios como es! La última palabra ya ha sido escrita. El punto final ya ha sido puesto. Dios ha trazado la línea al final de la página, diciendo, eso es todo. No habrá más revelación del cielo; ni siquiera un apéndice.[xv]
Yo agregaría también, ¡ni hay secuela en vista!
Hay muchos liberales y escépticos hoy que dicen que la Biblia es una colección de escritos, compilados por los líderes de la iglesia, cientos de años después de que los apóstoles escribieran sus cartas. Esta es otra mentira. Aun si es un éxito de ventas, es una mentira.
La verdad es que para el tiempo en que Atanasio, un piadoso líder de la iglesia en el siglo 4, escribió la primera lista que conocemos, enumerando los 27 libros del Nuevo Testamento, la iglesia ya había afirmado y recibido esos mismos 27 libros, y los habían estado llamando “el Nuevo Testamento” por más de 100 años.
Doscientos años antes – solo 80 años después de la muerte del apóstol Juan – un líder de la iglesia llamado Ireneo escribió lo siguiente acerca de la cartas del Nuevo Testamento, “La iglesia, habiendo recibido esta predicación y esta fe, aunque dispersa por todo el mundo, las preserva cuidadosamente. Porque, las iglesias que se han plantado en España no creen o entregan nada diferente, ni tampoco aquellos en Galia (Francia), en Egipto, ni aquellos en Libia, ni aquellos que se han establecido en las regiones centrales del mundo… ni ninguno de los líderes en las iglesias, por más talentoso y elocuente que sea, enseña doctrinas diferentes a estas.”
La iglesia no creó la Biblia, esta reconoció la Biblia. Es como un joyero que descubre un diamante. Él no lo hace un diamante, el meramente reconoce lo que ya es.
Para todos nosotros que reconocemos lo que verdaderamente es este libro, gracias a que Cristo ha abierto nuestros ojos; y creemos en estas doctrinas, y en este divino autor – nosotros pertenecemos al grupo de cristianos que no tienen que tener miedo de esta última advertencia de Juan. Nosotros ni agregamos y quitamos partes de su Palabra. Por el contrario, nosotros buscamos,
- Deleitarnos en este libro.
- Defender a su autor.
- Descubrir sus verdades y promesas.
- Entregar a otros su evangelio.
- Depender de esta para nuestra fortaleza y dirección.
Que podamos vivir de tal forma que realmente podamos decir…
Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino (Salmo 119:105)
[i] Ibid
[ii] John Phillips, Exploring Revelation (Loizeaux Brothers, 1991), p. 264.
[iii] Henry M. Morris, The Revelation Record (Tyndale House, 1986), p. 485.
[iv] Erwin Lutzer, Seven Reasons You Can Trust the Bible (Moody Publishers), p. 21.
[v] “Mysteries of Faith: Secrets of Christianity,” U.S. News & World Report (2010 special ed.), p. 48.
[vi] Ibid., p. 36.
[vii] Ibid., p. 24.
[viii] Lutzer, p. 111.
[ix] Fritz Rienecker and Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 567.
[x] Ibid., p. 8.
[xi] Kendell H. Easley, Holman New Testament Commentary: Revelation (Holman, 1998), p. 424.
[xii] Morris, p. 486.
[xiii] George Eldon Ladd, A Commentary on the Revelation of John (Eerdmans, 1972), p. 296.
[xiv] Lutzer, p. 114
[xv] Sam Gordon, Worthy is the Lamb: A Walk through Revelation (Ambassador, 2000), p. 454.