Introducción
Si usted ha tenido la bendición de criar hijas, probablemente ha tomado algún tiempo a lo largo de los años con ellas en su regazo, leyéndoles lo que llamamos cuentos de hadas.
Ya sea Blancanieves, La Bella Durmiente, Rapunzel o Cenicienta, siempre se trata del mismo tipo de historia: una damisela en apuros y un príncipe que viene a salvar el día.
Todos disfrutamos de una buena historia y un buen final donde todos viven felices para siempre. Y ningún papá al terminar uno de esos cuentos de hadas – o al menos espero que no – luego mira a su niña a los ojos y le dice: “Nadie realmente cree en estas cosas… es simplemente un cuento de mentira y nunca se hará realidad… nunca.»
Hay un cuento de hadas, por así decirlo, que de hecho se hizo realidad. El capítulo 1 de Mateo nos muestra el árbol genealógico de Jesucristo el cual nos informa que, créalo o no, el príncipe ha llegado.
Él vino justo en el momento adecuado para rescatarnos y llevarnos a Su fiesta de matrimonio como Su novia. Y debido a que Él nos rescató, los que le pertenecemos viviremos, escuche esto, ¡felices para siempre!
Este no es un cuento de hadas. Esta no es una historia ficticia. Esto es de verdad.
Siglos antes de la venida de Cristo, en medio de su árbol genealógico encontramos una historia de amor que también parece un cuento de hadas.
Mientras estudiamos este capítulo, hemos visto cómo Mateo inserta unos comentarios por aquí y por allá en este documento legal que comúnmente no incluía nada más que la información quien fue el padre y su hijo o el abuelo y su nieto.
Pero como hemos descubierto juntos, Mateo ha incluido a algunas personas y se saltado otras, para darnos varias lecciones.
También descubrimos que Mateo ha introducido los nombres de 5 mujeres en este documento, lo cual era algo muy inusual – pero resulta ser muy informativo e instructivo.
De hecho, si mira conmigo el versículo 16, descubrirá que Mateo escribe de tal manera que enfatiza el hecho del nacimiento virginal. Él cambia cuidadosamente el flujo normal de la narración y escribe: Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
Mateo no ha escrito líneas o nombres desechables en este árbol genealógico del Mesías. Todos son muy importantes y nos enseñan algo. Si vuelve a la mitad del versículo 5, notará que Mateo inserta curiosa y obviamente el nombre de otra mujer más. Allí dice: Booz engendró de Rut a Obed.
¿Por qué mencionar aquí el nombre de esta madre en particular? Creo que Mateo menciona su nombre para que nosotros nos detengamos y estudiemos la historia de esta mujer más de cerca.
La dramática historia de Rut y Booz proporciona el único ejemplo detallado en la Biblia del concepto hebreo del pariente redentor – goel en hebreo.
La Ley de Moisés permitía el matrimonio de una viuda con un pariente cercano – alguien de su familia.
En la práctica del Antiguo Testamento del pariente redentor, al familiar más cercano se le daba la oportunidad de casarse con la viuda, pero solo si él decidía casarse con ella y solo si estaba dispuesto a comprar la propiedad de su familia y liquidar todas sus deudas, así como proveerle una herencia.
Esta práctica ilustraba la obra del Redentor venidero que vendría por Su esposa, saldaría toda su deuda de pecado y le daría una herencia eterna.
Booz hizo por Rut lo que Jesús ha hecho por usted y yo.
Me gusta la forma en que J. Vernon McGee lo expresó. Él dijo que normalmente se habla de la salvación como si fuera una transacción fría – un simple pago por el pecado. Absolutamente no. El Libro de Rut ilustra que la redención no es una transacción comercial, ¡es una historia de amor![i]
Un Cuento de Hadas en la Vida Real
Le invito a que desempolvemos las hojas de esta historia de amor. De hecho, me gusta pensar en el Libro de Rut como un cuento de hadas que se hizo realidad. Acompáñeme en el Antiguo Testamento al Libro de Rut y permítame hacer algunas observaciones en cuanto esta historia de amor – y encontrar algunos paralelos con la historia de amor entre Cristo, el pariente redentor, y Su esposa, la iglesia.
Mientras encuentra el libro de Rut en su Biblia, le comento que, durante siglos, Rut era uno de los cinco pergaminos que se leían anualmente en una fiesta judía. Mientras que Ester se leía en la Fiesta de Purim y Eclesiastés en la Fiesta de los Tabernáculos, la historia de Rut se leía durante la Fiesta de las Semanas, también conocida como Pentecostés.
No creo que sea una coincidencia que esta historia en la cual un hombre piadoso redime a su esposa se leyera en Pentecostés – cuando siglos más tarde, en ese mismo día, nacería la iglesia – la Novia de Cristo – creada por su Pariente Redentor, el Señor Jesús.
Cada vez que mi esposa y yo invitamos a alguna pareja a nuestra casa, mi esposa les pregunta: «Díganos cuándo y dónde se conocieron; cuéntenos su historia».
Así es exactamente como comienza el libro de Rut.
Rut 1:1 comienza diciendo: Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer (su nombre era Noemí), y dos hijos suyos.
La mayoría generalmente vuela a través de este tipo de introducción para llegar al punto crucial de la historia. Pero esta introducción es importante ya que prepara el escenario para lo que sucede.
Mientras recorremos esta historia, voy a darle 5 puntos para que sirvan como bosquejo, y el primero de ellos es el hecho de que aquí encontramos:
- Un Contexto Inesperado
Como verá, estas palabras iniciales – Aconteció en los días que gobernaban los jueces – este tipo de comentario histórico hace que la historia de Rut sea aún más sorprendente.
De hecho, si mira el último versículo del Libro de los Jueces, notará como eran estos días. El último versículo del Libro de Jueces dice: En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía (Jueces 21:25).
Éstos no eran los días en que la gente ayudaba a las viudas. Estos no eran los días de carácter moral y relaciones puras en Israel. Estos no eran los días en que se adoraba y obedecía a Dios.
Estos no eran los días en que los granjeros seguían la Ley de Moisés y dejaban las esquinas de sus campos sin cosechar para que la gente pobre, incluidas las viudas, pudieran cosecharlas y sobrevivir.
Estos no eran los días en que la gente estaba dispuesta a regalar algo.
Estos eran los días de los jueces y los días de los jueces eran los días cuando todos hacían lo que bien les parecía.
Pero este no era el caso de un granjero en particular. Él fue ese raro individuo que, durante estos días, siguió la ley de Dios – y también el Señor le consiguió una esposa; ¡¿Qué le parece?!
Digo todo eso para que vea que nunca es un momento fácil para vivir de la manera correcta.
No puedo pensar en algún momento de la historia en el que la cultura no pueda definirse en estos términos: cada uno hacía lo que bien le parecía. Booz y Rut no vivían en una época, y nosotros tampoco,
- Cuando las relaciones piadosas eran típicas;
- Cuando era normal dar a otros sacrificialmente
- Cuando tener un carácter moral era común;
- Cuando confiar en Dios era fácil.
Aquí está Booz, cosechando quizás su primera cosecha en 7 años de sequia; y sin embargo, está dejando las esquinas de su campo para que las viudas y los necesitados pudieran recoger algo de comer.
No siempre es fácil hacer lo correcto, pero hacer lo correcto siempre es correcto. Así que, desde el principio, esta historia de amor tiene un contexto inesperado.
- En segundo lugar, esta es una pareja inusual.
Aprendemos en el capítulo 1 que Rut es moabita. Ella es una chica pagana con un pasado idólatra. De hecho, de acuerdo con la Ley de Moisés, a los moabitas nunca se les permitía entrar al recinto del Tabernáculo para adorar. Más allá de eso, sabemos muy poco sobre el pasado de Rut.
Se nos da más información sobre Booz. Rut 2:1 dice: Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz.
Entonces, Booz era pariente del difunto esposo de Noemí (muchos creen que era su sobrino) y se nos dice también que era un hombre adinerado. Es más, esta frase en hebreo tiene un significado bastante amplio.
Por ejemplo, en Josué 6:2 se traduce como “Varones de guerra”. Y cuando el ángel del Jehová se le apareció a uno de los jueces de Israel, cuyo nombre era Gedeón, el ángel usó esta misma frase al llamar a Gedeón, “varón valiente.”
Ya que Booz vivió en los días de los jueces, los eruditos del Antiguo Testamento creen que, ya que recibe la misma descripción que Gedeón, él no solo era un veterano militar, sino uno de los hombres que se habían ofrecido como voluntarios para servir con Gedeón. Algunos teólogos aún creen que Booz fue uno de los 300 hombres valientes de Gedeón.
Este adjetivo también se traduce como “hombre valeroso” en 1 Samuel 9:1 y habla más en cuanto al aspecto moral de la persona.
Finalmente, la palabra puede usarse para referirse a la riqueza material literal; y ya que el contexto aquí trata de que Rut viene a cosechar en su propiedad, lo más que probable es que este detalle se agrega aquí para enseñarnos que Booz es capaz de ayudar a esta viuda y redimir la propiedad de Noemí.
Sin embargo, a través de este libro aprendemos que Booz era todo lo anterior: valiente, influyente y rico.
Lo que también sabemos es que sería muy poco probable que un hombre de valor, influencia moral y riqueza como Booz estuviera interesado en alguien como Rut. ¡Pero él lo estaba!
¿Por qué? Porque, tal como él dice más tarde,
- Él había oído acerca de la nueva fe de Rut en el Dios de Israel;
- Él había oído de su amabilidad y compromiso con Noemí;
- Él se ha enterado de que ella decidió no quedarse en Moab y consiguir otro marido, sino que renunció a todo: su familia, su herencia, sus ídolos, sus pertenencias, su posible futuro matrimonio y su familia.
Booz había escuchado de cómo Rut se había alejado de todo cuando le dijo a Noemí, a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios (Rut 1:16).
En lo que respecta a este solterón, que evidentemente había rechazado a más de alguna candidata a lo largo de los años, este era el tipo de mujer que había estado buscando durante toda su vida.
- En tercer lugar, encontramos un noviazgo insólito.
Durante el transcurso de varios meses, Booz se ha asegurado de que Rut se fuera a casa con suficiente comida para suplir sus necesidades y también las de Noemí.
Desde hace meses, Noemí ya se ha dado cuenta. Es obvio que Booz ama a Rut. Rut todavía no cae en cuenta, pero Noemí sí.
De hecho, la primera palabra que Rut le dice a Booz es: «¿Por qué?» De vuelta en el capítulo 2, versículo 10: las primeras palabras de Rut son: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas?
En otras palabras, “¿Por qué me tratas tan amablemente? ¿Por qué me has brindado tanta gracia? ¿Quién soy yo para que me prestes atención? ¿Por qué yo?
Escuche querido oyente. Un día cuando nos arrodillemos a los pies de nuestro Pariente Redentor, una de las primeras frases que vendrán a nuestra mente será: «¿Por qué a mí?»
Pero ese es el punto de la gracia.
- ¿Teníamos algo que ofrecerle a Cristo? No.
- ¿Había algo en nuestra vida que le atrajo – algo digno en nosotros que le llamara la atención? No.
- ¿Por qué Jesús nos redimiría y salvaría y nos haría miembros de su árbol genealógico? La respuesta es: gracia.
¡Gracia inmerecida!
Sublime Gracia del Señor
Que a un infeliz salvó
Fui ciego más hoy miro yo
Perdido y Él me halló
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo… para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús (Efesios 2:4-5, 7).
¡Piense en eso! Dios el Padre está planeando pasar la eternidad demostrando Su gracia y bondad para con aquellos que han sido redimidos por la fe en Cristo Jesús.
Continuando con la historia de Booz y Rut, en cuarto lugar vemos:
- Una Extraña Propuesta de Matrimonio.
Siempre me ha fascinado escuchar como varios hombres han hecho su propuesta de matrimonio. Hay personas realmente creativas. De hecho, me encantaría poder volver a proponerle matrimonio a mi esposa y hacer algo inusual o creativo.
Hace unos años investigué un poco – lo que significa es, «busqué en Google» – algunos ejemplos de propuestas creativas. Encontré algunos ejemplos de cómo no proponer.
Como un abogado que elaboró un plan con algunos de sus amigos policías. Según su plan, un policía detuvo a su novia cuando regresaba del trabajo a casa; Inventó algunos cargos falsos, la esposó, la metió en el auto de policía y se la llevó a la cárcel. Una vez en la celda, le informaron que solo podía hacer una llamada telefónica. Por supuesto, llamó a su novio abogado, quien rápidamente llegó a la estación, lo dejaron entrar en su celda y le dijo que la única forma en que la dejarían ir era si ella aceptaba casarse con él.
¡Qué romántico! ¿no le parece? ¡Ella estuvo enojada con él durante mucho tiempo! De hecho, no pude averiguar si le dijo que sí o no; espero que no lo haya hecho.
Leí sobre otro joven que fingió haber muerto. Había planeado su velorio con sus amigos de la funeraria; estaba vestido con su mejor traje, inmóvil en su ataúd. Cuando llegó su novia, se quedó junto al ataúd sollozando. De repente se sentó y le pidió que se casara con él. Después de que finalmente dejó de gritar, ella lo abofeteó y luego dijo que sí. Creo que ambos necesitan ayuda psicológica.
Luego me encontré con un par de ilustraciones en las que varios hombres hicieron un gran trabajo. Le cuento una de estas historias.
Un joven que vivía en una ciudad diferente a la de su novia la sorprendió con un boleto de avión para visitarlo. Cuando ella llegó, una limusina la estaba esperando como estaba previsto y la música que sonaba en la limusina era una recopilación de sus canciones favoritas.
El chofer la llevó a una tienda de lujo donde la esperaba un estante de vestidos y zapatos, escogidos personalmente por su novio. Ella eligió su atuendo favorito y luego se la llevaron a un salón para un tratamiento de 3 horas; masajes, pedicura, manicura, peluquería y maquillaje.
Después de eso, la llevaron a la entrada de un hotel resort donde la esperaban un caballo y una calesa. Mientras la conducían alrededor de un pequeño lago hasta la entrada del resort, más de 100 velas iluminaron el camino hacia una alfombra roja donde se encontraba una orquesta.
Mientras ella subía las escaleras, comenzaron a tocar una canción que el novio había compuesto y luego él mismo apareció en lo alto de las escaleras y comenzó a cantarle. Cuando ella llegó al último escalón, él se arrodilló sobre una rodilla y un enorme cartel iluminado detrás de él se encendió con las palabras: «¿Quieres casarte conmigo?».
Antes de que ella pudiera responder, se puso de pie y cantó el final de su canción de amor, acompañado de esta orquesta de 45 instrumentos. Cuando terminó, y ella dijo que sí, fuegos artificiales estallaron en el cielo sobre ellos.
Que locura.
Su esposa capaz estará pensando lo que usted podría haber hecho. Quiero decir, esconder el anillo en su postre de plátano en el restaurante ya no está a la altura al parecer.
Bueno, nosotros estamos a punto de presenciar una propuesta de matrimonio realmente inusual. Y, en este caso, es Rut quien hace la propuesta.
Mire conmigo lo que dice Rut capítulo 3, versículos 1 y 2. Le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien? 2¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas.
¿Cómo sabía eso Noemí? Escuche, Como buena suegra, Noemí lo sabía todo. Esta mujer ha estado escuchando campanas de boda desde la primera vez que Rut llegó a casa con unos 10 kilos de grano en su saco. ¡Eso no sucedió por accidente! «Rut, es hora de hacerle saber a ese granjero que tu quieres casarte con él».
Entonces, versículo 3. Te lavarás. Este verbo hebreo conlleva la idea de un tratamiento completo. Pedicura, manicura, etc.
A continuación, Noemí dice: y te ungirás. Literalmente, perfúmate.
Investigaciones históricas indican que incluso los pobres de la antigüedad tenían acceso a perfumes baratos. La realeza de Egipto, 1.000 años antes del nacimiento de Cristo, enviaba grupos exploración por todo el mundo en busca de lo último en perfumes.
Noemí dice, además: Ponte tu mejor vestido. En pocas palabras, “prepárate y ve a la era y déjale saber a Booz lo que sientes por él. Tienes que pedirle que te redima».
Por cierto, esta es una maravillosa ilustración de la salvación. Jesucristo puede salvarle, ¿se lo ha pedido? Él puede redimirlo y pagar la deuda de su pecado y hacerlo parte de Su árbol genealógico, pero ¿le ha pedido que haga eso por usted?
El apóstol Pablo escribió: Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Romanos 10:13). ¿Ha invocado su nombre para que le salve?
Nadie irá al cielo a menos que Jesús haya escogido redimirle y nadie será redimido a menos que haya invocado Su nombre.
Rut llega al capo de Booz y le pide literalmente que extienda sus alas sobre ella en redención (2:9).
Resumiendo gran parte de la historia, Booz dice que sí, obtiene el derecho de redención de otro pariente más cercano que no está interesado en Rut.
- Y el quinto y último punto es lo que llamaré un matrimonio inusual.
Aquí hay un hombre judío rico y fiel que se casa con una viuda moabita sin un centavo. El hombre que lo tiene todo le da a su esposa, que no tiene nada, todo lo que le pertenece.
Eso es lo que Jesús hizo por nosotros. Él que era rico se hizo pobre para que por él pudiéramos ser ricos (2 Corintios 8:9).
Ahora bien, si pudiéramos regresar en el tiempo y unirnos a la ceremonia de matrimonio de Booz y Rut, habríamos presenciado una celebración elaborada.
Si el novio era rico – y Booz lo era – él habría llevado una corona de oro en la cabeza. También era costumbre del novio perfumar sus vestidos con dos fragancias especiales: incienso y mirra.
Aquí está Booz, una gran ilustración de nuestro Pariente Redentor que eventualmente nació del linaje de Rut y Booz. Siglos más tarde, nuestro pariente Redentor recibió la visita de los magos del oriente que llegan a su casa y le dieron regalos de oro, incienso y mirra – los regalos dignos de un novio que ha venido a redimir a su novia.
Me encantan los buenos deseos de parte de los testigos que presenciaron la redención de Rut. En el versículo 11 del capítulo 4 de Rut leemos que le desearon a esta pareja recién casada que se volvieran famosos en Belén.
Y si que lo harán. Ese deseo se convirtió en realidad. Booz y Rut se convertirán en los bisabuelos del rey David. Más importante aún, ellos se convirtieron en parte del árbol genealógico de nuestro gran Pariente Redentor venidero, el Mesías, Jesucristo nuestro Señor.
Conclusión
Cuando solía leerles esos cuentos de hadas a mis hijas, siempre comenzaban con las palabras «Érase una vez» y casi todos los cuentos que puedo recordar terminaban con las palabras «Y vivieron felices para siempre».
No puedo evitar pensar en lo apropiadas que son esas palabras para todos nosotros que hemos sido redimidos por nuestro Príncipe, el Señor Jesús.
Cada uno de nosotros viviremos felices para siempre, sin importar cuán desafiante sea nuestra historia en este momento; a pesar de lo doloroso, decepcionante, sorprendente o difícil que sea.
De hecho, para el creyente, las palabras finales de su biografía – después de su último aliento – su historia terminará con esas mismas palabras: “y vivió feliz para siempre.”
- Regocijándose eternamente en la presencia de su Padre Eterno;
- Hallando paz y consuelo en la presencia de su Maravilloso Consejero;
- Rescatado por fin y traido a casa por su Príncipe de Paz;
Permítanme señalar una cosa más; En la última página de cada uno de esos cuentos de hadas que le leí a mis hijas había dos palabras finales: «El fin».
¡Pero no para usted! No para la Novia de Cristo – nunca habrá un final para su «felices para siempre».
¿Por qué?
Porque nuestro Pariente Redentor vino a nacer en este mundo, pagó la deuda por nuestro pecado y nos ha dado vida eterna.
Así que las últimas palabras en la última página de la biografía de cada creyente no serán las palabras: «El Fin».
En su lugar, estará escrito: “Y vivieron felices para siempre.” Querido creyente, nosotros viviremos felices para siempre.
[i] J. Vernon McGee, Ruth: The Romance of Redemption (Thomas Nelson, 1943), p. 14