Introducción
¿Alguna vez se preguntó si alguien que conoce ya perdió la oportunidad de recibir redención? Quizás ha estado orando por alguien que se ha alejado de Dios y se ha preguntado, “¿será muy tarde para él?”
¿Alguna vez se ha preguntado si es posible cometer un pecado tan grande que Dios rehúse perdonarlo?
¿Existe algún pecado tan horrible, tan malvado, y abominable que hasta Dios diga, “todo pecado puede ser perdonado, pero ese no”?
¿Alguna vez se ha preguntado si alguien ha agotado la gracia de Dios? – quizás no fue un gran pecado, pero es el hecho de que continua día a día pecando ¿Ee ha preguntado si Dios en algún momento simplemente se lava las manos en el asunto… y si alguna vez prueba orar por esa persona, Dios va a poner sus oraciones en espera… va a ver sus peticiones y las va a marcar como correo no deseado… y lo va a ignorar?
¿Alguna vez se ha preguntado que hacer acerca de una persona que quizás haya visto alejarse de Dios durante las últimas semanas o meses – que ha abandonado su testimonio, su carácter e integridad? ¿se ha preguntado – cómo puedo orar por esa persona?
¿Tiene que orar para que realmente sea salvo o para que vuelva a la fe? ¿y que si no sabe la diferencia? ¿que si está orando de forma equivocada? ¿Va a arruinar eso el potencial de que Dios conteste su oración?
En pocas palabras, ¿cómo ora usted por alguien que está en pecado?
Permítame invitarlo a abrir su Biblia en la Primera Carta de Juan, capítulo 5, donde Juan toca este tema. Ahora, le advierto desde un principio, que este par de versículos han generado un montón de confusión… un montón de opiniones diferentes, interpretaciones y aplicaciones.
El Pecado de Muerte
A simple vista se va a dar cuenta porque parece haber tanta confusión… Primera Juan 5:16-17. Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.
Lo primero que necesitamos entender aquí es esta idea de algún tipo de pecado que es de muerte. ¿Hay algún tipo de pecado realmente malo que lleve a alguien tempranamente a la tumba?
Ahora, si hace un pequeño estudio por las diferentes narrativas del Antiguo y Nuevo Testamento, va a encontrar que claramente Dios en el pasado ha respondido al pecado de algunas personas de su pueblo, trayéndoles lo que llamaríamos una muerte prematura.
Uno de los ejemplos que primero vienen a nuestra mente es Coré y los otros que se rebelaron contra Dios y Moisés en Números 16. Moisés ordenó a que salieran de sus tiendas, y la tierra simplemente se abrió debajo de ellos y los trago a todos en un juicio divino. Ellos podrían haber vivido por más tiempo, pero Dios los juzgó y terminó con sus vidas tempranamente.
Quizás diga, “bueno, pero eso es en el Antiguo Testamento.” Pero si continúa estudiando va a encontrar también un incidente en el Nuevo Testamento, en donde Ananías y Safira les mintieron a los apóstoles y trataron de engañar a la iglesia para ganar prestigio y elogios.
Ellos dijeron que habían dado más dinero a la iglesia de lo que realmente habían dado; y su mentira, orgullo y engaño fue evidentemente tan peligroso para la credibilidad y la unidad de la iglesia que el Espíritu Santo les quitó la vida inmediatamente (Hechos 5:1-11).
También descubrirá en su estudio que la borrachera junto con el orgullo y la hipocresía espiritual afectó tanto a la iglesia en Corinto que Dios acortó la vida de algunos de esos creyentes (1 Corintios 11).
Así que, ¿qué pecado es el que lo mete en tales problemas que Dios dice basta y decide quitarlo de este mundo?
¿Cuáles son esos pecados tan extravagantemente malos?
La iglesia en general nunca ha logrado llegar a un acuerdo.
La iglesia católica ha estado trabajando por siglos en su lista de pecados mortales y pecados veniales.
Los pecados veniales no son tan malos, pero los pecados mortales son los realmente malos y uno hasta pierde su salvación a menos que haga algunos créditos extras por ahí y gane un par de puntos más con Dios.
Así que ¿cuál pecado es el que Juan tiene en mente aquí, y dice que es un pecado de muerte?
De hecho, Juan parece complicar las cosas al decirnos que hay pecados que no son de muerte.
Note lo que dice en la mitad del versículo 16: Hay un pecado que sí lleva a la muerte. Y versículo 17, pero hay pecado que no lleva a la muerte ¿Cuál es ese pecado?
Realmente nos gustaría que Juan nos lo dejara en claro ¿no es así? Quiero saber cuál es ese pecado – y espero no haberlo cometido.
Uno de mis expertos favoritos en el idioma griego aclaro bastante la confusión en este versículo simplemente al señalar que Juan no está usando artículos definidos antes de la palabra pecado.[i]
Uno podría traducir el versículo 16, si alguno viere a su hermano cometiendo pecado que no lleva a la muerte.
La mitad del versículo 16 – hay pecado (no, hay un pecado) que lleva a la muerte.
Nuevamente en el versículo 17 – hay pecado que no lleva a la muerte.
Juan no está refiriéndose a un pecado en específico como si algunos pecados son peores que otros. De hecho, el trata de poner fin a la búsqueda de pecados mortales y veniales en el versículo 17 al escribir, “toda injusticia (o maldad) es pecado.”
En otras palabras, “todo pecado es pecado”
Él no está diciendo, “hay algunos pecados tan malos que, si los comete, va a morir, no hay remedio para esos pecados; y hay otros pecados que no son tan malos.”
Todo pecado es pecado.
Pero la pregunta permanece, ¿qué tipo de pecado no es de muerte y que tipo de pecado lleva a la muerte? Si todo pecado es pecado, ¿cómo podemos saber cuál pecado es terminal y cual no?
Bien, tenga en mente aquí que, en cierto sentido, todo pecado es terminal, ¿cierto? La paga del pecado es ¿qué? Muerte (Romanos 6:23)
Dios les advirtió a Adán y Eva que, si lo desobedecían y comían de ese fruto, ellos ciertamente morirían (Génesis 2:17) La muerte física llega a todos nosotros por culpa del pecado.
Quizás Juan está pensando aquí en las palabras de Jesús en Mateo 12 donde él advirtió a los Fariseos que estaban cometiendo el pecado imperdonable de blasfemar contra Espíritu Santo.
En otras palabras, el pecado que lleva a la muerte es ese pecado de rechazar el evangelio de Jesucristo. El pecado que lleva a la muerte y la separación con Dios es simplemente un pecado no perdonado.[ii]
El pecado mencionado por Jesús en Mateo 12:31-32 no fue nada más ni nada menos que rechazar a Jesús como el Mesías.
Los Fariseos habían persistido en su oposición contra las afirmaciones de Jesús de ser el Mesías, y ahora ellos estaban atribuyendo su poder milagroso al poder de satanás, en vez de reconocer su poder como de parte de Dios.
Si ellos se hubieran arrepentido de esa blasfemia, habrían sido perdonados, porque la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado – 1 Juan 1:7.
En un contexto más inmediato, el apóstol Juan ha estado contraatacando las falsas enseñanzas de los gnósticos que persistentemente resistían la revelación del espíritu Santo de que Jesús era el hijo de Dios – ellos negaban ya sea la deidad y la humanidad de Cristo.[iii]
Todos aquellos que niegan la obra de salvación de Cristo en la cruz efectivamente queman ese puente que los lleva a la salvación.
Si alguien niega la deidad de Cristo y desprecia el evangelio de Cristo y rehúsa creer el mensaje bíblico acerca de la cruz, el pecado, la expiación, y el perdón a través de Cristo –comete el pecado más grande que existe – porque elimina permanente y eternamente la posibilidad de ser perdonado.
Juan puede estar pensando en el hecho de que personas como esas son las que siguen pecando y acercándose día a día hacia la muerte y el infierno. Ellos permanecen sin perdón de parte de Dios simplemente porque rehúsan pedir que Dios los perdone.
El pecado de muerte o el pecado imperdonable no es una falta de disposición de parte de Dios para perdonar, el pecado de muerte es la falta de disposición de parte de la persona de arrepentirse – y Dios juzga a esa persona en el momento que Él escoge.
Así que, ¿que se supone que debemos hacer por personas como esas?
Francamente, tendemos a entristecernos y ponernos un poco negativos porque nos enfocamos en el significado del pecado de muerte y el pecado que no lleva a la muerte y pasamos por alto lo que Juan está tratando de decirnos con todo esto.
El apóstol Juan está exhortándonos a orar por aquellos que están en pecado.
El versículo 16 básicamente dice, si ve a su hermano – o sea, a un creyente – pecando… ore, pida, y Dios le dará vida.
En otras palabras, es posible que Dios lo restaure – que renueve su vida – que lo rescate y lo traiga nuevamente vivir una vida de un hijo de Dios.
La Oración del Justo
Pareciera como que Juan está sugiriendo que debemos orar solo por personas que sabemos que son creyentes y quienes pueden arrepentirse – pero que no debemos orar por personas que no parecen estar arrepintiéndose – Hay pecado de muerte – mitad del versículo 16 – por el cual yo no digo que se pida.
El problema aquí es que no conocemos la respuesta final de alguien quien se encuentra atrapado en un estilo de vida pecaminoso. ¿Está diciendo Juan que no deberíamos orar por los casos realmente difíciles? O sea, si persiste en pecado o incluso en su incredulidad, ¿deberíamos sacarlo de nuestra lista de oración?
Solo vaya preparando el féretro.
¿Esta Juan sugiriendo que identifiquemos a los malos pecadores y que nos alejemos de su camino, y que oremos por la restauración y el perdón de solo las personas que parecen dispuestas a escuchar?
Pareciera a simple vista que sí.
Y debo admitir que realmente luche bastante con este pasaje. ¿Como se supone que determine quien está pecando de tal manera que Dios se lo va a llevar y quién no? ¿Como es que podemos determinar por quien oramos y por quien no?
Miramos nuevamente versículo 15 donde Juan está animando nuestra vida de oración – note la última frase en el versículo 15, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Ahora note la última línea del versículo 16 – Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
Allí está nuevamente la palabra, petición. Suena como que Juan está diciendo que no debemos hacer peticiones de oración por el pecador que es realmente persistente en su pecado.
Estuve luchado con esa prohibición… hasta que estudié un poco más esta palabra en el original griego y descubrí que Juan había cambiado el verbo que había estado usando en los versículos anteriores.
La palabra traducida petición y pedir en el versículo 15 es la misma palabra que usa en el versículo 16, donde Juan nos anima a pedirle a Dios en oración. Esta es la palabra aiteo que frecuentemente se refiere a hacer una petición en oración.
De hecho, si tiene un lápiz, subraye estas palabras en su Biblia. Creo que esto, le va a ayudar a entender mejor lo que Juan está diciendo aquí, lo que generalmente es malentendido.
Volvamos al versículo 15, Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos (subraye eso), sabemos que tenemos las peticiones (subraye eso) que le hayamos hecho (subraye “hecho” también). Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá (subraye eso).
Ahora, todas esas palabras que subrayó vienen de la misma palabra aiteo – pedir o hacer petición.[iv]
Ahora note la frase del medio del versículo 16
Hay pecado de muerte, (o que lleva a la muerte) por el cual yo no digo que se pida.
Al leer eso, inmediatamente asumimos que Juan está diciéndonos que no oremos por eso, pero Juan cambia el verbo – él usa una palabra totalmente distinta. Él usa el verbo erotao.
Y Juan – más que cualquier otro autor bíblico usa este verbo para referirse a alguien quien está haciendo una pregunta o pidiendo información. Su significado principal es “buscar información.”[v]
Le recomiendo que lo anote al lado de esta palabra pedir en el versículo 16 – quizás en el margen de su Biblia.
Juan está diciendo en esta frase, aquí en el versículo 16, “yo no estoy hablando acerca de esto para que se esté preguntando o pidiendo información.”
En otras palabras, no es asunto suyo ir buscando los detalles de lo sucedido.
Esta palabra se usa
- Cuando Jesús les pidió a sus discípulos información acerca de cuantos panes tenían (Marcos 8:5)
- Cuando Jesús les preguntó a sus discípulos acerca de lo que la gente pensaba acerca de él (Mateo 16:13)
- Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús acerca del significado de las parábolas. Ellos usaron esta misma palabra – estaban pidiendo más detalles – más información.
Y Juan usa la misma palabra aquí en el versículo 16. Y no pude sino sonreír, porque el tema que nos confunde en este pasaje es que creemos que nos manda a determinar quién está más inclinado hacia el arrepentimiento y quien está más inclinado hacia la muerte y la rebeldía hacia Dios. Queremos preguntar así sabemos por quién orar y por quién no. Eso nos hace querer obtener toda la información que podamos acerca de la situación y el pecado de la persona. Pero eso es exactamente lo opuesto a lo que Juan nos está diciendo que hagamos.
Él simplemente nos está diciendo que oremos por ambos. No necesitamos más información para poder interceder. Dios sabe todos los detalles.
No necesitamos saber quién va a ser disciplinado y quien va a ser restaurado… no necesitamos saber qué es lo que Dios va a hacer en última instancia… Juan está diciendo efectivamente aquí, “no es asunto nuestro.”
Todo lo que debemos hacer es orar por ellos. Ese es el punto principal de Juan aquí. ¡Ore! Ore con todo su corazón por personas que están destruyendo sus corazones con el pecado.
Ore apasionadamente por personas que se han convertido en esclavos de sus pasiones. Quién sabe – Dios quizás lo use para traer y restaurar espiritualmente a esa persona.
Bueno – hasta ahora hemos aprendido que no existe un tipo de pecado en particular que le pueda provocar una muerte tempranera; incluso el famoso pecado imperdonable no es nada más que rechazar el evangelio de Jesucristo, y hemos también aprendido que nadie tiene que ser quitado de nuestra lista de oración – porque no es asunto nuestro el saber quién enfrentará la disciplina de Dios y quien va a arrepentirse. El Señor simplemente quiere que oremos.
Características de la Oración
Ahora vayamos más profundamente al corazón del mensaje de Juan y permítame señalarle 3 características de la intercesión bíblica:
- Primero, el Señor quiere que seamos confidenciales al interceder
Juan escribe, si alguno viere a su hermano cometer pecado…
Detengámonos allí por un momento. Juan usa una palabra que indica que usted está realmente viendo a otro creyente cometer un pecado.
En otras palabras, no es una cuestión de sospecha, sino de que usted observó el hecho.[vi]
Usted es un testigo.
Así que, ¿qué es lo que se supone que tiene que hacer? Juan nos dice – mire nuevamente – si alguno realmente ve a su hermano cometer pecado que no es de muerte, usted debe llamar a 7 amigos cercanos y contarles todo acerca de lo que pasó; luego debe contarlo como una petición de oración la próxima vez que vaya al grupo de oración.
No, así no es la cosa.
No le diga a nadie sino a Dios, Hable con Dios acerca de esa persona – y escuche, usted puede estar seguro de que Dios es capaz de guardar el secreto. Un autor escribió, el mejor antídoto para un escándalo es la oración.[vii]
La verdad es que nunca oramos por las personas de las que murmuramos; y nunca vamos a murmurar acerca de alguien por quien estamos orando.
Si ve a su hermano pecar, vaya a hablar con Dios.
Somos expertos en encontrar pecados en otros.[viii]
No somos tan expertos en interceder por otros.
Juan quiere que seamos confidenciales. Eso no significa que no puede incluir a otros para que oren; solo que asegúrese de que están orando y no solo están buscando chismes.
- En segundo lugar, El Señor quiere que seamos confiados en la intercesión.
La última parte del versículo 16 dice, Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte.
En otras palabras, su vida de oración, junto a su interacción personal con el creyente en pecado se convierte en el canal a través del cual Dios escoge trabajar en la vida de esa persona; transformando su vida y su corazón.[ix]
Pablo escribió estas palabras en Gálatas 6:1 – Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre.
¿Notó eso? Dios nos usa a nosotros para restaurar al caído.
Sabemos que en última instancia es la gracia de Dios – pero el apóstol Pablo y el apóstol Juan revelan que, en el misterio de la voluntad de Dios, él se deleita en usarle a usted y a mí para interceder y restaurar a otros creyentes.
Así que sea confidencial… sea confiado…
- En tercer lugar, el Señor quiere que sus intercesores estén intercediendo constantemente
Juan dice que no es asunto nuestro si el creyente es restaurado o si el no-creyente no recibe la salvación – él simplemente nos dice que oremos.
Francamente, ninguno de nosotros necesita ánimo o exhortación para no orar – eso viene naturalmente. Naturalmente nos olvidamos de los otros y gastamos la mayoría de nuestro tiempo orando por nosotros mismos.[x]
Juan se une al apóstol Pablo en exhortarnos a orar de todo corazón por situaciones desesperadas y por personas desesperadas.
Nunca seremos capaces de decir si una situación o persona no tiene esperanza.
Aunque hayan llegado al punto de ser disciplinado por la iglesia y perdido su comunión – como fue el caso de un adúltero arrepentido en 1 Corintios 5 que, en las palabras de Pablo, fue entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
Este hombre nunca fue quitado de la lista de oración. Y cuando Pablo escribe su segunda carta a los Corintios él se regocijó con ellos porque este hombre se había arrepentido y ahora era nuevamente bienvenido en la comunión de los hermanos (2 Corintios 2:8).
Quizás este preguntándose acerca de usted mismo – quizás no soy un cristiano. Quizás esté pensando, “¿he cometido de alguna forma algún pecado que amerite no ser perdonado – he ido demasiado lejos – estoy acaso tan inclinado hacia la muerte en la rebelión que Dios ya no piensa perdonarme?
Permítame responderle al pedirle que haga algo – necesito que, a la cuenta de tres, respire profundamente – ¿fue capaz de hacerlo? Entonces, no es tarde aún. Mientras tenga aliento, mientras tenga vida, aún es tiempo.
Hubo una vez un criminal cuyas ofensas fueron tan grandes que recibió la pena capital. El ahora colgaba junto al Señor Jesucristo sobre la cruz. Antes que cayera la noche, él iba va a estar muerto. En un principio el blasfemó y se burló juntamente con la multitud – pero luego se detuvo… y eventualmente miró a Jesús y le dijo, “Señor, ¿hay alguna forma en que me puedas recordar cuando vengas en tu reino y me permitas entrar?
¿Qué dijo Jesús? Dijo acaso, esto debe ser una broma… Toda tu vida fuiste un incrédulo; y toda tu vida adulta fuiste un criminal – además, Jesús sabría cada uno de los pecados de este hombre.
O sea, ¿tu, de todas las personas aquí, piensas que puedes haber pecado hasta tu último suspiro y luego pedirme ir al cielo?
¡Si! Si puedes.
Ese hombre había estado inclinado hacia la muerte y la rebelión durante toda su vida. Y en su último día y justo antes de morir, el recibió la vida eterna.
No necesita saber hacia dónde se está inclinando hasta ahora… no necesita saber toda la información… no necesita saber qué es lo que Dios tiene en mente.
Usted solo interceda… ore con todo su corazón por las personas en desesperación.
Hay esperanza aun para el corazón más duro.
No hay ninguna categoría de pecado que esté más allá del alcance del perdón divino. Isaías lo dijo de la siguiente manera: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. (Isaías 1:18)
Es imposible sacar las manchas rojas de un abrigo de lana – no importa que es lo que digan los comerciales.
Sin embargo, Dios puede tomar las rojas manchas de su pecado y hacer su corazón tan limpio y fresco como la nieve.
Conclusión
La revista Times publicó un artículo un par de años atrás acerca del incremento en la taza de suicidio en Japón – incrementa cada década. De hecho, solo en los últimos 10 años, 30.000 personas se han quitado la vida. Este artículo también contaba la historia de un hombre llamado Yokio Shige – un detective retirado – y un fiel creyente. Cada día, desde 2004, él sale a dar una vuelta por el área conocida como “el acantilando Tojinbo,” un lugar popular para suicidarse, al lado del mar de Japón. Él va allí buscando personas que están considerando saltar. Si él ve a alguien que está contemplando el suicido, él se acerca lentamente, dice hola, y hace lo mejor que puede para comenzar una conversación. En algún punto de la conversación, Shige pone su mano sobre el hombro de la persona, lo cual generalmente hace que la persona empiece a llorar. Shige luego dice, “has estado pasando por un tiempo difícil, ¿no es asi?”
Pero no se detiene allí. El luego invita a la persona su oficina donde le ofrece consejería gratis. Hasta la fecha, 188 hombres y mujeres desesperadas han sido rescatadas y restauradas a través del ministerio de este hombre.
El apóstol Juan nos desafía a todos en este pasaje. “No sabemos qué camino va a tomar esa persona… no sabemos si va a saltar del acantilado o no… así que interceda por ella… y haga lo posible para ayudarla a restaurar su comunión con Dios. Esa es la forma que debemos orar y vivir para la gloria de Dios.
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[i] D. Edmond Hiebert, The Epistles of John (BJU Press, 1991), p. 261
[ii] Sam Gordon, Living in the Light: 1,2,3 John (Ambassador, 2001), p. 212
[iii] Herschel Hobbs, The Epistles of John (Thomas Nelson, 1983), p.139
[iv] Geoffrey W. Bromiley ed. Theological Dictionary of The New Testament, abridged (Eerdmans, 1985), p. 30
[v] Ibid, p. 262
[vi] Hiebert, p. 258
[vii] Roy L. Laurin, First John: Life at its Best (Kregel Publications, 1987), p. 182
[viii] Jerry Vines, Exploring 1,2,3 John (Loizeaux Brothers, 1989), p. 207
[ix] Joel Beeke, The Epistles of John (Evangelical Press, 2006), p. 206
[x] James Montgomery Boice, The Epistles of John (Baker Books, 1979), p. 143