Introducción
Recuerdo que tuve que usar mi seguro dos veces en un año – tuvimos dos accidentes pequeños, en dos meses distintos, que involucraban a dos miembros distintos de mi familia. Recuerdo haber recibido una carta de la compañía de seguros y recuerdo el pánico que sentí mientras leía la carta. La compañía me estaban haciendo saber que, aunque no iban a cancelar mi póliza – nunca me había siquiera atrasando en algún pago durante las décadas que había estado con ellos – aun así, me querían dejar en claro que mis probabilidades de que cancelaran mi póliza habían aumentado… y ahora estaba en riesgo.
¿Qué pasaría si el evangelio de Jesucristo fuera como una póliza de seguros?
Un autor que estaba leyendo me hizo pensar acerca de esto. Él contaba que recientemente le habían cancelado su póliza porque había tenido un par de multas por ir a exceso de velocidad. Agréguele a eso que tuvo un accidente leve en la hora punta y terminó recibiendo una carta informándole que necesitaba buscar cobertura en otra compañía.
Este autor imaginó como sería el cristianismo si nuestra relación con Dios fuera como una póliza de seguros.
Él se imaginó recibiendo una carta de Seguros Puertas del Cielo que decía.
Estimado Sr.,
Le escribimos en respuesta a la petición de perdón de esta mañana.
Sentimos informarle que usted ha alcanzado su cupo límite de pecados por este año. Nuestros registros muestran que, desde que empleó nuestros servicios, usted ha pecado siete veces en el área de la avaricia y su vida de oración está bajo el promedio cuando es comparada con la de otros clientes de edad y contexto similares.
Un análisis más profundo revela que su entendimiento doctrinal está en el vigésimo percentil y ha demostrado tendencias excesivas en el área de la murmuración. Ya que sus pecados han excedido la norma, ahora lo consideramos como un candidato de alto riesgo para su seguro celestial.
Ciertamente entenderá que la gracia tiene sus límites. El Señor le manda sus pesares y sus más cordiales saludos, y desea que pueda encontrar otro tipo de cobertura porque nosotros le hemos suspendido la nuestra.[i]
Sinceramente
Seguros Puertas del Cielo
Mientras concluye su carta, el apóstol Juan, bajo la dirección del Espíritu Santo, continúa tratando de remover toda duda del corazón y mente del creyente.
Una y otra vez, él ha enfatizado que hay cosas de las cuales podemos estar completamente seguros – sin importar lo que pase.
- Sabemos que hemos sido perdonados
- Sabemos que somos salvos una vez y para siempre
- Sabemos que Dios nos escucha cuando oramos
Y podemos estar seguros de que Él nos responderá en una de 4 formas, ¿lo recuerda?
- Su respuesta puede ser “Si”
- Puede ser “no”
- Puede ser “eso no”
- O puede ser “ahora no”
Juan ha tocado algunos de los temas críticos que crean mayor duda y preocupación en nuestros corazones como creyentes.
Ahora, en 1 Juan capítulo 5, versículos 18-20, Él nuevamente va a tocar un par de temas críticos para afirmar nuestra confianza y fe.
De hecho, si quiere, puede subrayar en su Biblia la palabra,
- Sabemos – en el versículo 18
- Nuevamente en el versículo 19 – sabemos
- Otra vez en el versículo 20 – sabemos
- Y luego en la mitad del versículo 20 – para conocer
Nosotros sabemos que esto es verdad – lo sabemos, lo sabemos, lo sabemos.
En este último párrafo, Juan nos da al menos 5 garantías – 5 cosas que cada creyente puede saber con seguridad.
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Primero, sabemos que el creyente ya no vive para pecar
Note 1 Juan 5, versículo 18; Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado.
Un momento, déjeme leerlo otra vez, “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado.” Y quizás ahora piensa, “¿y se supone que eso me traiga paz? ¿Que me dé seguridad?”
La última vez que me fije, todavía seguía pecando… de hecho, entre más crezco en mi vida cristiana, más me doy cuenta de cuan pecador soy.
¿Qué quiere decir Juan aquí cuando dice que todo el que ha nacido de Dios no practica el pecado?
Algunos creen que los cristianos pueden perder su salvación al pecar, y que este texto de ello.
Hay otra interpretación que dice que el cristiano puede vencer gradualmente el pecado hasta llegar a un punto en el que ya no peca más.[ii]
Que el cristiano eventualmente deja de pecar. He tenido personas a través del curso de mi ministerio que me han dicho que ese es su caso; que ya no pecan intencionalmente y que esa es la prueba de su conversión.
Si llegan a pecar, “bueno, es simplemente un error inconsciente; o es una acción impulsiva; no fue intencional así que eso no califica como pecado.”
Mire, todo pecado es pecado. Aparte, si somos sinceros, debemos reconocer que todo pecado sale del corazón – como Dijo Jesús en Mateo 15. Así que nunca un pecado es involuntario.
Tenga también en mente que Juan ya nos dijo en el capítulo 1, versículo 8 que todo el que dice que no tiene pecado se engaña a sí mismo.
Hay otra interpretación que dice que su naturaleza pecaminosa es la que peca, pero no su nueva naturaleza. Quizá haya algo de verdad en eso, pero en ningún lugar en la Biblia se nos permite excusarnos al decir, “bueno, ese fue mi viejo hombre. Yo como la nueva criatura que soy, obviamente no lo hice, así que no soy responsable por lo que hace el viejo hombre”
¿Cuántas veces ha escuchado a un criminal decir, “no lo hice, ese no era yo – así no soy de verdad…”?
¿Conveniente no? De hecho, esa interpretación transforma la libertad en licencia – la carne va a hacer lo que tenga que hacer… así que no me voy a preocupar por eso.
Pero la verdad de las Escrituras es que mientras que nuestra carne aun es pecaminosa – nuestra mente y corazón – cada creyente es responsable por sus acciones.[iii]
De otra manera, ¿por qué tendríamos pasajes en la Biblia que nos hablan acerca de la disciplina, y la confesión, el perdón de pecados?
Otra interpretación de este pasaje dice que Juan está presentándonos un ideal al que deberíamos apuntar. O sea, “hagamos lo mejor que podamos para no volver a pecar.” Aunque nunca podamos realmente cumplir con esto – nunca vamos a ser perfectos hasta que seamos glorificados – debemos luchar por la perfección, especialmente si queremos sentir algún tipo de seguridad de salvación.
Este es un buen deseo, pero Juan no está diciendo eso aquí.
Juan no habla acerca de un deseo o un objetivo, sino de una realidad. Si ha nacido de Dios – si ese es usted, entonces usted no practica el pecado.
Así que la pregunta sigue siendo – ¿como puedo saber con seguridad que tengo vida eterna – versículo 13 – si ahora descubro en el versículo 18 que solo puede saber que he nacido de Dios si ya no practico el pecado?
No es de sorprenderse que tantos cristianos sienten miedo de que en algún momento les llegue una carta del cielo, de parte de la compañía celestial de seguros diciendo, “lo sentimos, pero ya superó su cuota de pecados… se pasó de la raya… y ahora hemos cancelado su salvación.”
Lo que Juan está diciendo aquí en este texto es algo que ya ha hemos estudiado en esta misma carta. En el capítulo 3, Juan escribió acerca de aquellos que practican la justicia y aquellos que practican el pecado (3:4).
El significado del versículo 18 se aclara al determinar el tiempo gramatical en el que se encuentra el verbo pecar. Juan está diciendo efectivamente, “ninguna persona que ha sido trasformada a través del nuevo nacimiento continúa pecando como la norma de su vida.”
La norma ahora es pecado y confesión… pecado y confesión; la antigua norma de pecar sin arrepentirse ahora ha sido transformada a una de pecar con arrepentimiento y desear vivir una vida santa.
En otras palabras, el verdadero creyente ya no vive para pecar.
Un autor lo puso de esta manera – antes, pecar solía ser natural, pero ahora que ha sido nacido de Dios, el pecar es antinatural.[iv]
No nos gusta… nos molesta tener la naturaleza pecaminosa y nos incomoda el pecar. Deseamos, como el Apóstol Pablo en Romanos 7, ser liberados finalmente de la miseria de nuestra pecaminosidad.
Y mientras tanto, crecemos en gratitud a nuestro Señor por ser nuestro abogado (1 Juan 2:1) – y sí que necesitamos que sea nuestro abogado porque continuamos pecando y necesitamos su intercesión.[v]
Juan está diciendo, el que es nacido de Dios no peca continuamente como la norma de su vida. Quizás sería más claro si leemos este versículo de la siguiente manera. El que es nacido de Dios no tiene una vida de pecado.
La marca distintiva del creyente es que busca vivir una vida recta y justamente. Por el otro lado, el incrédulo busca vivir una vida de autosatisfacción en su pecado y egoísmo.
El verdadero creyente anhela complacer a su Señor.
Nuestro mayor gozo en la vida es agradar a Cristo y nuestra tristeza más grande es pecar contra él. El apóstol Pablo escribió, “La ambición de mi vida es serle agradable a Cristo” (2 Corintios 5:9).
Nos entristece poner triste a Dios. Nos duele traerle dolor con nuestro pecado. Número 1, Sabemos que el creyente no vive una vida de pecado.
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Segundo, sabemos que el Jesucristo guarda al creyente.
Me encanta el hecho que justo después de escribir esta frase que puede ser confusa, Juan agrega rápidamente una frase para traer confianza – note versículo 18, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.
Aquel que fue engendrado por Dios es una referencia a Jesucristo.
Note la diferencia en el versículo 18 entre aquel que ha nacido de Dios y aquel que fue engendrado por Dios. Juan usa el mismo término para el creyente, quien ha nacido espiritualmente, para referirse a Jesús quien fue nacido o engendrado físicamente.
Sin embargo, Juan usa dos tiempos verbales distintos. Cuando escribe haber nacido para los creyentes, el usa el tiempo perfecto. De esa forma, él se refiere a nuestro nuevo nacimiento como creyentes; y para Jesús, él usa el tiempo aoristo. Así, él busca referirse al nacimiento de Jesús, al momento especifico de su encarnación cuando Jesús nació en Belén.[vi]
Creo que Juan está haciendo un juego de palabras aquí – como si dijera, “el Hijo de Dios nació físicamente en la familia de la humanidad, por aquellos que han nacido espiritualmente en la familia de Dios.”
¿Para qué? Esa es la maravillosa promesa – Juan escribe, para guardarlo, para protegerlo.
La palabra que Juan usa se refiere a pararse en guardia como un soldado.[vii]
Y Juan usa el tiempo presente para reafirmar el concepto que Jesús nunca va a estar fuera de guardia. El continuamente cuida y protege al creyente.
Nada nos puede pasar sin que primero pase por nuestro Gran Guardián.
Juan continúa con esa idea mientras escribe en el versículo 18, y el maligno no le toca.
El maligno no toca al creyente
Juan usa el articulo definido mientras se refiere a el maligno.[viii]
Él no está hablando acerca de cualquiera. El maligno no puede tocarlo. Satanás.
Es útil saber que esta palabra traducida tocar en el original lleva la idea de agarrar, sujetar, o asir.[ix]
Literalmente sujetar algo con las manos.
Un autor dijo, los dedos de Satanás nunca volverán a sujetar a un alma redimida.[x]
Satanás tendría que vencer a Cristo para poder recuperar su control sobre el alma del creyente… pero nunca lo logrará porque él ya ha sido derrotado para siempre.
Jesucristo se mantiene vigilante y victorioso, y seguirá de la misma manera hasta el fin. Y usted y yo siempre estaremos bajo su cuidado y protección.
Aunque satanás tiene poder y él ciertamente continúa atacando a la iglesia y molestando al creyente y tentando al cristiano y fomentando el odio por todo lo que los creyentes hacen – y aunque él persista hasta que sea finalmente juzgado y condenado al infierno – él nunca va a lograr sujetar o asir a ningún hijo de Dios en sus manos nuevamente.
Jesucristo les dijo a sus discípulos, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie los arrebatará de mi mano (Juan 10:28).
No hay forma de que un alma pueda escaparse de las manos de Cristo y vuelva a caer en las manos de Satanás.
Y querido creyente: su seguridad no se encuentra en cuan bien se afirme usted de Cristo – sino en que Cristo es quien lo afirma a usted. Y Cristo nunca dejará de afirmarlo
Ahora note – casi con otro juego de palabras, Juan nos presenta una tercera verdad que podemos saber con seguridad.
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Tercero, sabemos que el mundo está bajo el agarre de Satanás.
Note el versículo 19, Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
En otras palabras, el sistema de este mundo y todos los incrédulos en el mundo están bajo el poder – bajo la influencia– bajo el dominio del enemigo.
Esta es una realidad espantosa.
El mundo cree que es libre. El incrédulo cree que está celebrando su libertad cuando en realidad, él está siendo seducido por la serpiente antigua, quien se enrolla alrededor de su corazón para finalmente destruirlo.
En el original, el verbo traducido “estar” – el mundo entero está bajo – literalmente significa reclinarse.[xi]
Esta palabra era usada para dar la idea de un niñito que esta recostado sobre las rodillas de su padre.[xii]
¿Puede imaginarlo?
Juan está informándonos que el mundo entero está literalmente sobre la falda del enemigo.[xiii]
Este enemigo es también llamado el dios de este mundo en (2 Corintios 4:4) y el príncipe de este mundo en (Juan 1:13).
El mundo entero – todo el kosmos Juan escribe – todo asunto humano; su economía; su política; su finanza, su educación; su entretenimiento y sobre todo lo demás; su religión…[xiv]
Todo eso está realmente reclinado sobre la falda de Satanás quien lo acaricia, y lo controla, y lo anima, y lo influencia con su mensaje “todo va a estar bien.”
Y Dios ha llamado al creyente a infiltrarse en el sistema de nuestro mundo y entregar la verdad. Así que, en el área de la educación, la política, tecnología, finanzas, negocios y en todo otro aspecto de la vida,
- Representamos la verdad
- Y le advertimos al mundo de su necesidad de Cristo
Nunca voy a olvidar leer acerca de una familia que fue de vacaciones a Colorado. Ellos vivían cerca, así que manejaron ese hermoso lugar, para pasar una tarde en familia. Ellos habían traído comida para un picnic y al llegar sacaron todas las cosas y las pusieron debajo de un gran árbol … ellos comieron tranquilamente… disfrutando del hermoso paisaje que tenían alrededor.
Cuando estaban listos para irse, decidieron tomarse una foto. El padre colocó su cámara en un trípode, ajustó el temporizador, y corrió devuelta, debajo del árbol para mirar y sonreír junto con su familia hacia la cámara.
Un tiempo más tarde, ya en casa se pusieron a ver las fotos que habían sacado, y al llegar a esa foto se les helo la sangre… casi se desmayaron; había algo entre las hojas y las ramas que no habían visto mientras estaban allí. Un puma había estado sobre una de las ramas, unos 2 metros sobre ellos.
Ellos no tenían idea del peligro que estaba a solo un par de metros encima de sus cabezas.
El cristiano entiende esta verdad. Por eso es que debemos ser apasionados acerca de nuestra misión… debemos advertirle a la gente – ya sea que interfiera en su lindo picnic o no – que están en peligro… que necesitan sacar sus cosas de allí… que realmente necesitan correr hacia un lugar seguro. Como verá, el cristiano.
- Representa la verdad en el mundo
- Advierte al mundo de su peligro espiritual.
- Retrasa como la sal la corrupción en el mundo.
- Busca mejorar todo lo que tenga a su alcance.
- Entrega el evangelio
- Y brilla como una luz
¿Cuándo comienza a brillar usted donde Dios lo ha colocado?
¿Cuándo empieza a brillar una vela? Tan pronto como es encendida y colocada en un lugar oscuro.
Tal como sabemos que ya no vivimos para pecar, tal como sabemos que Cristo es nuestro guardián, también sabemos que el mundo está ahora mismo reclinándose sobre la misma falda de su engañador.
Juan continúa diciéndonos – número cuatro
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Sabemos que Jesucristo ha abierto los ojos de los creyentes
Versículo 20 – Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido. A todo esto, este verbo venir está en un tiempo verbal interesante. Juan está diciendo literalmente, “él ha venido y sigue aquí.”
Si, él ha ascendido al cielo y enviado el espíritu. Pero Cristo, siendo Dios omnipresente es capaz de mantener la promesa les que entregó a sus apóstoles y a nosotros – y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20).
Todos los días. Jesucristo está con nosotros todos los días – en los buenos y los malos; en los días alegres y los días tristes, en nuestros días de victoria y nuestros días de derrotas.
No te desampararé, ni te dejaré, prometió Jesús en Hebreos 13:5.
Note también aquí que Juan escribe que Jesucristo nos ha dado entendimiento. Él ha abierto nuestros ojos, una vez cegados por el dios de este siglo.
Ahora note más adelante en el versículo 20. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna.
¿Notó el triple uso de la palabra verdad?
Es una de las palabras favoritas de Juan. Aletinos y puede ser traducida auténtico…[xv]
Volvamos y leamos este versículo, cambiando la palabra verdadero por auténtico y real – y va a poder ver como el apóstol Juan está dándole un último golpe a los falsos maestros. versículo 20. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es auténtico y real; y estamos en Él, quien es auténtico y real – en su Hijo Jesucristo. Este es el Dios auténtico y real.
Este es uno de los pasajes más claros e innegables que va a encontrar en el Nuevo Testamento acerca de la deidad de Cristo
Y es también un gran pasaje que apoya el concepto de la trinidad. Aunque el Espíritu de Dios no se menciona, aquí encontramos a Dios el Padre – su hijo Jesucristo, y luego encontramos esta declaración que Jesucristo es el verdadero Dios.
Claramente esta es una referencia a la doctrina de la trinidad. El verdadero Dios – el Dios de toda la Biblia – es un Dios, que existe en 3 personas.[xvi]
Y solo en caso de que haya pasado por alto el testimonio de la Escritura acerca de la igualdad entre estas tres personas de la deidad, permítame mostrarle un par de pasajes en el Nuevo Testamento, donde se nos muestra que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo comparten títulos entre ellos
- El Hijo es llamado Dios en Juan 1:1. El verbo era Dios
La forma en que los Testigos de Jehová logran ignorar este pasaje es al agregar la palabra “un” es su traducción – para que se lea, “el verbo estaba con Dios y el verbo era un Dios,” cosa que no se encuentra en ningún manuscrito. Pero, no… el verbo era Dios… y verbo se hizo carne y habitó entre nosotros y vimos su gloria. (Juan 1:14)
- Jesús es llamado el bendito Dios (Romanos 9:5)
- El gran Dios (Tito 2:13)
- Y luego el Espíritu Santo es llamado Dios (Hechos 5:3-9)
- Y él también es llamado Señor (2 Corintios 3:17 y 18.)
Y ahora aquí, en Primera Juan, quizás uno de los pasajes más sorprendentes e irrefutables de todos, Jesús es llamado el Dios real, autentico, verdadero.
Juan está atacando por última vez en esta carta a los gnósticos, quienes negaban la deidad de Jesús y la humanidad de Cristo. Ellos enseñaban que Jesús era solo un hombre y Cristo era solo un espíritu que descendió sobre Jesús.
Pero Juan lo junta todo en una poderosa frase aquí y dice – Jesús es Cristo y Cristo es Jesús y Jesucristo es Dios.
Cuando Arrio estaba enseñando en el 4º siglo la primera herejía organizada – la cual, desde entonces ha sido usada nuevamente por los mormones y los Testigos de Jehová y otros que dicen que Jesús no es el único Dios encarnado – un pastor y líder de la iglesia primitiva llamado Atanasio, luchó contra Arrio a través de debates públicos y por escrito.
Atanasio defendió la deidad de Jesucristo y su texto clave era 1 Juan 5:20. Él desafió a Arrio a que probara gramática y textualmente que el apóstol Juan no estaba declarando claramente la deidad de Cristo.
Arrio perdió el desafío finalmente y la iglesia clarificó su doctrina de que Jesucristo era de hecho igual a Dios, tal como Dios el Padre y Dios el Espíritu.[xvii]
Pero no pase esto por alto – Juan está claramente diciéndonos que solo Jesucristo puede abrir sus ojos, y darle el entendimiento para creer la verdad – aparte de Jesucristo nunca creeríamos en la verdad.
Sin él, aún estaríamos en ceguera e incredulidad, reclinándonos sobre la falda del maligno.
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La quinta y última verdad que Juan dice que podemos saber con seguridad es que Jesucristo es la fuente de vida eterna.
Cuando creemos en Jesucristo, tenemos vida eterna. Sabemos a partir del registro de la escritura que todos viviremos por siempre – aquellos que no creen en Cristo, vivirán para siempre separados de Él. Pero aquellos que lo reciben vivirán para siempre en gozo.
Y no solo vamos a vivir por siempre; sino que vamos a vivir por siempre con Él.
Ahora estamos en sus manos ahora… y por siempre seguiremos en sus manos. Y aún más…luego le veremos en gloria.
Mientras tanto, él nos guarda… él nos guía.
Con eso, Juan busca eliminar nuestras dudas y nuestros miedos… porque podemos saber con completa seguridad que no solo conocemos al Dios vivo y verdadero, sino que también estamos y estaremos por siempre protegidos en sus manos.
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[i] Adapted from Max Lucado, Sons & Daughters (Zondervan, 2012), p. 40
[ii] John MacArthur, 1-3 John (Moody Publishers, 2007), p. 121
[iii] Ibid, p. 121
[iv] Roy L. Laurin, First John: Life at its Best (Kregel, 1987), p. 184
[v] MacArthur, p. 206
[vi] Robert Lightner, The Epistles of John & Jude (AMG, 2003), p. 81
[vii] Herschel H. Hobbs, The Epistles of John (Thomas Nelson, 1983), p. 140
[viii] Hobbs, p. 140
[ix] D. Edmond Hiebert, The Epistles of John (BJU Press, 1991), p. 267
[x] Ibid
[xi] Hiebert, p. 267
[xii] Hobbs, p. 141
[xiii] Lightner, p. 82
[xiv] MacArthur, p. 209
[xv] Adapted from James Montgomery Boice, The Epistles of John (Baker, 1979), p. 148
[xvi] John Philips, Exploring the Epistles of John (Kregel, 2003), p. 184
[xvii] Adapted from Hiebert, p. 271