Introducción
Un psicólogo licenciado reflexionó hace un tiempo atrás acerca de lo que unos investigadores habían descubierto a través de una serie de encuestas. Encontraron que, en al menos 3 situaciones o contextos, la mayoría de las personas no actúa normalmente. De hecho, la tendencia en estos 3 contextos es a aparentar confianza y seguridad, aunque por dentro estén completamente inseguros.
En primer lugar, ellos encontraron que la gente trata de mostrarse más confiada cuando entran en la recepción de un hotel caro. En otras palabras, lo último que quiere hacer es parecer y actuar como si no perteneciera en ese lugar.
Segundo, la persona común tiende a aparentar confianza cuando entran a una sala de ventas – trata de actuar como si pudiera comprar lo que está mirando… así que actúa más confiadamente de lo que se siente por dentro.
En tercer lugar, la persona común finge estar confiada cuando entra al santuario de una iglesia. En otras palabras, trata de actuar como si todo estuviera en orden. De hecho, este psicólogo hizo la interesante observación que la gente, conscientemente o no, está tratando de engañar al Todopoderoso y a todos los demás a su alrededor.[i]
La verdad es que la inseguridad y la incertidumbre en la raza humana va más allá de un simple sentimiento de timidez en una sala de ventas, en la recepción de un hotel, o en la iglesia.
Otro psicólogo, que enseña en la universidad de Harvard, escribió que, en general, estamos sonriendo menos y preocupándonos más que antes; la felicidad decae, la tristeza aumenta, y la depresión sigue subiendo. Él sugirió que el problema real no se encuentra en lo financiero – no tener suficiente dinero, sino en algo más profundo. En una palabra, el problema es la incertidumbre.
La gente no sabe que es lo que va a pasar –¿tendré mi trabajo todavía la semana que viene? ¿qué habrá en el futuro para mí? Él terminó su artículo escribiendo – y lo cito – “un futuro incierto nos deja varados en un presente infeliz, sin nada que hacer sino esperar… y no es una cuestión de fondos insuficientes. Es una cuestión de seguridad insuficiente”[ii]
Ahora, he citado a dos psicólogos seculares, sé que el segundo es también ateo.
Pero los cité para darle a entender que no necesita ser un cristiano para saber que la persona común en el mundo vive con miedo e incertidumbre acerca de su futuro.
También cité a estos no-creyentes para destacar lo que considero que es la peor tragedia aquí. Y es que mientras que nuestro mundo está admitiendo abiertamente los efectos devastadores de vivir sin confianza acerca del futuro, la iglesia en general está removiendo la certeza del evangelio porque se puede considerar ofensiva.
Uno de los pastores más populares en la televisión en Estados Unidos, Joel Osteen, hace un tiempo atrás estaba en una entrevista en vivo. Tristemente, aunque no era de sorprender, cada vez que le hacían una pregunta como “quienes van a ir al cielo” o “es Jesucristo el único camino al cielo,” él repetía una y otra vez, “no se… no se… no sabría decirle.”
Más tarde, subió una nota a los medios pidiendo disculpas a la comunidad cristiana por titubear y evadir las preguntas espirituales en frente de los millones de televidentes, pero ha seguido haciendo lo mismo en un montón de otras entrevistas, oscureciendo las claras aguas del evangelio y esparciendo una capa de humo sobre lo que Dios ha revelado tan abiertamente.
Frank Schaeffer, el hijo de Francis Schaeffer, revirtió las claras enseñanzas de su padre acerca de la naturaleza de la verdad al decir – y lo cito – “la certeza es el enemigo de la verdad.”
El simplemente hace eco de las palabras de Nietzsche, quien escribió, “las convicciones son enemigos más peligrosos de la verdad que las mentiras.”[iii]
Él continuó escribiendo que cualquier tipo de certeza o seguridad acerca de Dios no es nada menos que orgullo y arrogancia.
La verdad es que arrogancia es el rechazar el registro de las Escrituras, donde Dios nos informa claramente que hay cosas de las cuales podemos estar completamente seguros.
El orgullo y la arrogancia no se encuentran en creer, sino en rechazar la revelación de Dios.
El problema con la duda y la incertidumbre es tan antiguo como la humanidad.
La primera tentación, la cual se encuentra registrada en Génesis 3, involucró el dudar el claro mandamiento de Dios. Satanás preguntó, “¿Con que Dios os ha dicho? O sea, ¿realmente puedes estar seguro? ¿es verdad lo que Dios dijo?
Cuando Adán y Eva comieron de ese fruto, fue la primera vez que la verdad de la palabra de Dios fue rechazada.
Y al pecar, no solamente entró la corrupción y el pecado a la raza humana, sino que también el terrible, devastador, y frustrante resultado de la incertidumbre.
Pero en vez de admitirlo – la humanidad prefiere fingir; y actúa como si estuviera segura y confiada.
Ansía títulos y reconocimiento, construye sistemas religiosos y crea estándares espirituales para sentirse más segura de sí misma– pero, al hacer esto, la humanidad realmente está en un silenciosa y desesperada búsqueda para acallar sus atribulados pensamientos; sus sentimientos, sus dudas acerca de su valor; su propósito en la vida… en una sola palabra, de lo que este mundo sufre es de incertidumbre.
¿Quién soy yo? ¿Porque estoy aquí? Y ¿hacia dónde voy?
En su libro, John Lennox explica la incapacidad de la razón y la ciencia, de responder por si mismas las preguntas básicas que todas las personas buscan responder.
Él crea el siguiente escenario: la tía Matilde ha decidido hacer un hermoso, exquisito pastel de tres capas. Decidimos tomar el pastel para analizarlo por un grupo de científicos, nutricionistas, bioquímicos, etc. El científico nutricionista termina su examinación, y es capaz de decirnos el número de calorías que hay en el pastel, todos sus aspectos nutricionales y los efectos que tendrá sobre el cuerpo humano; el bioquímico es capaz de determinar la estructura molecular del pastel y sus reacciones químicas; el físico es capaz de analizar el pastel en términos de sus partículas fundamentales; y el matemático es capaz de representar el comportamiento de esas partículas en elegantes ecuaciones.
Somos capaces de tener una descripción científica de cómo fue hecho el pastel y como sus varios ingredientes se relacionan unos con otros y como es que va a afectar a los que lo consuman; pero supongamos que le hace esta última pregunta a todo el grupo de expertos – ¿porque hizo la tía Matilde este pastel? ¿Cuál es el propósito de la existencia de ese pastel? ¿Porque lo hizo?
La única persona en la sala sonriendo seria la tía Matilde, porque solo ella sabe su propósito. Y no es un insulto para ninguno de los científicos él no ser capaz de responder la pregunta, porque simplemente no pueden. La respuesta va más allá de lo que pueden investigar, está fuera de su área de conocimiento.
De hecho, la única forma en que podemos obtener una respuesta es si la tía Matilde nos lo revela. Ella tiene que decirnos, “es una torta de cumpleaños, y la hice es para celebrar el cumpleaños de mi nieta.”
Si ella no nos da la respuesta, no hay cantidad de análisis científico que alguna vez pueda iluminarnos con la respuesta.[iv]
¿Porque existo? Puede analizar todos los químicos en su cuerpo, pero no va a poder saber su propósito en la vida.
¿Porque existe este planeta o este universo? Podemos sacarle fotografías y explorarlo y medirlo y analizarlo, pero no podemos responder “porque.”
Pero el creador del universo, también es el autor quien revelo su propósito por escrito – para que nosotros pudiéramos adorarlo y disfrutarlo.
Él ha revelado con certeza lo que necesitamos saber acerca de la creación.
- El pecado
- La redención
- El reino venidero
- El cielo y el infierno
- La comunión eterna que tendremos con Dios, todos nosotros, que creemos en Él.
Ya que él nos ha permitido saber la respuesta a través de su palabra de todas estas cosas, no es arrogancia el creerlo… es arrogancia el negarlo.
Una de las cosas maravillosas acerca de la revelación de Dios, es que nos guía – no a la incertidumbre… no a la confusión… sino a la certeza y seguridad.
El apóstol Juan está llegando al final de su carta y revela el propósito por el cual la escribió – e imagine que – su propósito tiene que ver con nuestra certeza.
Ahora, no estamos hablando de una certeza acerca de lo que ocurrirá mañana – estamos hablando acerca de certeza de nuestro destino final – su futuro y el mío, más allá de la tumba.
Hay un montón de cosas acerca del mañana de la cuales estoy totalmente incierto; de hecho, tengo más seguridad y certeza acerca de lo que me va a pasar en unos billones de años a partir de hoy de lo que estoy seguro acerca de lo que me va a pasar mañana.
Y eso es porque Dios no ha revelado en su palabra que me va a pasar en las próximas 24 horas –Él quiere que confíe en él y que camine con él y crea por fe en su cuidado y providencia.
Pero él nos ha dicho dónde vamos a estar por siempre – para que mi corazón y el suyo no esté lleno de duda, temor, e incertidumbre.
El Fundamento de Nuestra Confianza
El apóstol Juan ahora escribe uno de los versículos más conocidos en la Biblia – algunos lo llaman el mini evangelio – o el evangelio en un versículo.
1 Juan 5:13 dice, Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.
¿No es eso fantástico?
Eso no es arrogancia. Eso no es orgullo. Esa es la respuesta de parte del Espíritu Santo a través de Juan.
Ahora estudiemos este versículo con más detenimiento.
Estas cosas os he escrito a vosotros – este es el fundamento de nuestra confianza.
Juan es uno de los pocos autores del Nuevo Testamento que escribe cuál es su propósito en escribir.
En el evangelio de Juan, él dice en el capítulo 20, versículo 31, estos (eventos) se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
En otras palabras, Juan escribió todos estos milagros y eventos en la vida de Jesucristo para que el lector pueda llegar al final de la narrativa y crea en Jesús como el verdadero Mesías, el hijo de Dios.
Y ahora aquí en 1 Juan, él nos informa que él ha escrito todas estas cosas para que seamos capaces de saber con certeza que tenemos vida eterna a través de Jesús, el hijo de Dios.
Para ponerlo de otra forma, el evangelio de Juan fue escrito para que sepamos cómo ser salvos; la 1 carta de Juan fue escrita para que pudiéramos saber que somos salvos.[v]
Cuando Juan comenzó su carta, el escribió en el capítulo 1, versículo 4, “estas cosas os escribimos” – y el usa el tiempo presente – en otras palabras, estoy ahora escribiéndoles estas cosas.
Pero ahora aquí en el capítulo 5, él usa el tiempo aoristo – os he escrito – Juan ahora está mirando hacia atrás, a las verdades que ha entregado… la tarea esta ya casi completa.[vi]
Él pudo haber estado refiriéndose a todo lo que él había escrito hasta entonces, incluyendo el evangelio de Juan.
Y la razón por la que digo eso, es por el hecho de que nuestra seguridad de salvación se construye sobre el fundamento de no solo un versículo o un capítulo – o un solo libro.
El fundamento de nuestra fe descansa sobre la completa revelación de la palabra de Dios.
Y permítame ir un paso más allá. Ya que Juan está escribiéndole a creyentes acerca de la seguridad de salvación – esto implica que los creyentes a veces dudan acerca su salvación. Si no, ¿porque Juan diría una y otra vez que estas son verdades que podemos saber con seguridad?
¿Por qué los creyentes dudan de su salvación?
- para comenzar, porque la duda tiene más que ver con nuestras emociones que con nuestra doctrina. Esa es la razón por la que Juan enfatiza que nuestra seguridad de salvación está basada en la revelación objetiva de la Palabra de Dios.
La vida es inestable, y esto afecta la forma en que nos sentimos de un día a otro.
Hay varias cosas que pueden afectar nuestras emociones – y por consecuencia nuestro sentido de seguridad.
- El sufrimiento puede ser otra razón para dudar. A veces las dificultades llevan a que el creyente se pregunte si Dios lo ha abandonado – si Dios realmente lo ama después de todo.
- El pecado sin confesar es también algo que es devastador para el creyente, no solo espiritualmente sino también emocionalmente. David el salmista escribe, “Vuélveme el gozo de tu salvación” (Salmo 51:12); quizás podemos interpretar eso también como “vuélveme la seguridad de mi salvación.” simplemente porque sin seguridad de salvación, no puede haber gozo en ella. Las emociones fluctuantes, el sufrimiento, el pecado sin confesar pueden quitar ese sentido de seguridad.
- Una vida alejada de los principios de Dios también puede robarle, no su salvación, sino su seguridad en su salvación. Entre más cerca viva en obediencia a la palabra de Dios, más seguridad sentirá usted en su salvación; y entre más aleja su vida de los principios y mandamientos de este libro, puede anticipar que su seguridad de salvación se desvanezca proporcionalmente a su desobediencia o falta de disciplina
- Falsos maestros pueden también hacerle dudar de su salvación. De hecho, aquí en su carta, Juan ataca las falsas enseñanzas de los gnósticos. Ellos enseñaban que uno solo podía obtener la vida eterna al ganar un tipo conocimiento superior.[vii] y ¿quien se siente lo suficientemente inteligente como para entrar al cielo? Juan deja en claro aquí que su salvación no se gana o se mantiene por algún tipo de secreto, o conocimiento superior, sino simplemente por la fe en el Hijo de Dios. Pablo le escribió a Tito acerca de los falsos maestros que estaban trastornando familias completas dentro de la iglesia, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene. (Tito 1:11).
- Otra forma en que la duda se mete en nuestra vida, es por medio de la influencia de nuestra cultura y de nuestro mundo. Es por eso que unos de los propósitos de la iglesia es enseñarnos y recordarnos el evangelio. Y de esa forma podamos decir como el apóstol Pablo, sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta aquel día lo que le he confiado (2 Timoteo 1:12).
- Por último, está la propaganda del enemigo y la influencia del enemigo sobre nuestra mente y corazón – colaborando con nuestra naturaleza pecaminosa para destruir nuestra confianza. Por eso, Pablo exhorta a los creyentes en Corinto a derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2 Corintios 4-5). En otras palabras, hay una batalla en su mente en contra de todo pensamiento que entra y trata de destruir el conocimiento de Dios – lo que incluye la certeza de su salvación.
Debemos volver continuamente a las Escrituras, para afirmar nuestra fe, para anclar nuestra confianza en lo que Dios nos ha dicho que podemos saber con seguridad.
Y entre más hacemos eso, más grande es nuestra confianza y certeza.
El fundamento de nuestra fe, entonces, se encuentra en la Palabra de Dios.
La Fórmula de Nuestra Seguridad
En segundo lugar, Juan escribe, Estas cosas os he escrito a vosotros – ¿quiénes? A vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios
Él está escribiéndole a cristianos. Y él está clarificando aún mas no solo el fundamento de nuestra seguridad, sino la fórmula de nuestra seguridad.
Y la fórmula es esta: fe en Jesucristo = vida eterna.
Note el versículo 12. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
Juan está hablando de la vida eterna. La vida que Dios nos dio a través de su hijo (versículo 11).
Si tiene al hijo, tiene la vida. Cuando tiene a Jesús, automáticamente tiene vida también – garantizado.
- Jesucristo no solo abre la puerta para la salvación, Él dice que es la puerta (Juan 10:9).
- Jesús no solo promete pan, él dice, “yo soy el pan de vida” (Juan 10:9).
- Jesús no solo nos muestra el camino al Padre, él dice yo soy el camino (Juan 14:6).
Acepte a Jesucristo y en él encontrará el regalo de la vida eterna.
Y esta vida está en su hijo, escribe el apóstol Juan. En otras palabras, esta vida no está en solo saber cosas acerca del hijo, sino que se encuentra en la misma persona de Jesucristo.
Por ejemplo, usted puede saber todo acerca de un banco, haber leído su declaración financiera, y concluir que el banco es seguro –eso es simplemente creer en los hechos acerca del banco. Sin embargo, usted coloca su fe en ese banco cuando usted deposita su propio dinero allí.[viii]
La vida eterna no se encuentra en creer lo que la Biblia dice acerca de Jesús – se encuentra en invertir toda su vida en Jesucristo.
Juan asume que sus lectores han hecho eso – y él quiere que cuando enfrenten la duda, recuerden,
- El fundamento de su seguridad de salvación.
- La fórmula de su seguridad de salvación.
La Certeza de Su Seguridad de Salvación
Ahora Juan, al concluir este versículo, nos habla de la absoluta certeza de su seguridad de salvación.
Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios – ahora note – para que sepáis que tenéis vida eterna.
Esta es la absoluta certeza de nuestra salvación.
Benjamín Franklin escribió en 1789, “nada es seguro excepto la muerte y los impuestos.”[ix]
El apóstol Juan estaría en desacuerdo. Él escribiría, no hay nada más seguro que la vida eterna.
Juan repetidamente ha informado a sus lectores que podemos saber – 39 veces en esta breve carta para ser exactos… 8 veces solo en estos últimos versículos de su carta
El verbo que Juan escoge aquí en el versículo 13 es oida – el verbo “saber” que se refiere a una convicción del alma.[x]
Este es un conocimiento adquirido, no a través de la experiencia, sino a través de la revelación divina.
En otras palabras, podemos saber que tenemos vida eterna, no sobre la base de nuestros sentimientos, que van y vienen, o alguna experiencia especial que puede cambiar de persona a persona – de hecho, ese tipo de seguridad se va a desvanecer con el tiempo.
Juan está reforzando esta idea con el verbo que escoge aquí – que podemos saber, porque Dios lo dice – podemos saber con absoluta certeza, porque Dios lo ha revelado en su palabra.
Y ¿qué es lo que podemos saber con absoluta certeza? note – para que sepáis que tenéis vida eterna.
Usted puede estar seguro de donde va a estar en un billón de años a partir de hoy.
El gran anhelo del corazón humano es vivir para siempre y la gran incertidumbre de la raza humana es donde va a encontrarse para ese entonces.
Dios nos creó con eternidad en nuestros corazones (Eclesiastés 3:11)
Cada corazón humano tiene escrito en su consciencia la verdad que hemos sido creados para vivir por la eternidad.[xi]
Y note que Juan dice, “que tenéis vida eterna.” Él usa el tiempo presente – tenéis – en este mismo momento. No estamos esperando tenerla, usted ya la tiene. Y porque es un regalo de Dios, va a durar mientras Dios dure… y eso es para siempre.
Juan escribe, este es el fundamento de su seguridad – que ha sido escrito – esta es la fórmula de su seguridad – creer en el hijo de Dios quien vino a morir para que sus pecados y los míos sean perdonados.
Esta es la absoluta certeza de su salvación – usted puede atreverse a hablar con tal confianza – usted sabe que tiene vida eterna.
Conclusión
Hace unos días atrás, estuve en el funeral de Dennis Ferrell, un querido amigo y miembro de la iglesia. Dennis y su esposa Sandra se habían convertido en unos abuelos para nuestros hijos.
Hace varios años atrás cuando nuestros hijos eran pequeños, nos preguntaron si queríamos que le dejáramos nuestros hijos una vez por semana para que Marsha y yo pudiéramos salir o descansar.
Me dijeron “¿qué le parece si cuidamos de sus cuatro hijos cada jueves por la tarde?” Le dije, “seguro… puede quedárselos toda la semana.”
Ellos fueron una respuesta de oración, y frecuentemente le hacíamos saber cuan agradecidos estábamos de que nos ayudaran a criar a nuestros hijos.
Recuerdo estar en el cuarto de hospital con Dennis hace más de un año atrás… parado allí con su esposa Sandra, escuchando a los doctores y las enfermeras decir que no había nada más que podían hacer por él… esperábamos que partiera en un par de horas.
Sandra y yo nos quedamos en la habitación y empezamos a hablar de los distintos aspectos del funeral. Él había estado inconsciente ya por un buen tiempo. Antes de irnos, me le acerqué, le di un beso en la frente y le dije adiós.
Pero esa noche – en vez de morir – las enfermeras lo vieron recuperarse milagrosamente. Para la sorpresa de todo mundo, Dennis estaría comiendo en un par de horas y dado de alta poco tiempo después.
Le pusimos por sobrenombre, Lázaro.
Lo que fue maravilloso fue escuchar la historia de parte de las enfermeras, que le dijeron a Sandra que lo habían escuchado cantar. Ellas entraron a la habitación y ahí estaba él, inconsciente aún, pero cantando el coro aleluya.
Y ese coro no es muy fácil que digamos.
Ahí estaba él cantando… y luego despertó y se recuperó.
Un par de semanas atrás, Dennis estaba llegando al fin de sus batallas con sus enfermedades. Con mi esposa y mis hijos fuimos a su casa para pasar un tiempo con esta hermosa familia – cantando, hablando, llorando.
Entré a su habitación, donde luchaba por mantenerse consciente. Me incliné sobre su cama y le dije, “Dennis, soy Stephen” Él abrió sus ojos, incapaz de hablar claramente. Le dije, “Vine con mi familiar y queríamos decirte que te amamos” él dijo “lo sé.”
“Dennis, parece que me vas a ganar y vas a llegar al cielo antes que yo. Solo quería recordarte que, porque has creído en Cristo como tu Señor y Salvador, él está listo, esperando para recibirte.” sus labios se movieron nuevamente, y me dijo las últimas palabras que le escuché decir sobre esta tierra, “lo sé.”
La semana siguiente me llegaron las noticias de que Dennis había partido a la presencia del Señor.
Cuan maravilloso que fue para su familia – para su iglesia – para el nombre de Cristo – que estas hayan sido unas de sus últimas palabras. Porque la palabra de Dios era su fundamento; y fe en Jesucristo era su fórmula para la salvación, recostado sobre su cama – él tenía absoluta certeza y completa confianza de su salvación.
Dennis, vas a ir al cielo… “lo sé.”
¿Y qué acerca de usted? ¿Cuál es el fundamento de su confianza? ¿Cuál es la fórmula de su salvación?
¿Está usted absolutamente seguro de su salvación, y completamente confiado para enfrentar la muerte? ¡Usted lo puede estar! Porque estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.
—
[i] Perry Buffington, Playing Charades, Universal Press Syndicate; www.preachingtoday.com/illustrations/2000/april/12376.html
[ii] Daniel Gilbert, What You Don’t Know Makes You Nervous, www.preachingtoday.com/illustrations/2010/november/6110110.html
[iii] Janie B. Cheaney, Certain about Uncertainty, World Magazine, October 3, 1013, p. 20
[iv] Adapted from John C. Lennox, God’s Undertaker (Lion, 2009), p. 41
[v] John MacArthur, 1-3 John (Moody Publishers, 2007), p. 202
[vi] D. Edmond Hiebert, The Epistles of John (BJU Press, 1991), p. 252
[vii] Robert Lightner, The Epistles of John, & Jude (AMG Publishers, 2003), p. 76
[viii] Herschel H. Hobbs, The Epistles of John (Thomas Nelson Publishers, 1983), p. 135
[ix] Warren W. Wiersbe, Be Real: I John (David C Cook, 1972), p. 171
[x] Hobbs, p. 134
[xi] John Phillips, Exploring the Epistles of John (Kregel, 2003), p. 173