Introducción
Varias noticias me llamaron la atención esta semana. Normalmente no tomo el tiempo para hablar de las últimas noticias, pero estas sirven como una introducción al tema que trataremos en un momento.
Una noticia contaba sobre una corporación ubicada en Noruega que ahora está dándoles a los padres humanos de una mascota recién nacida – un gatito o un cachorro o lo que sea – ahora les están dando a los “padres humanos” (entre comillas) licencia de paternidad.
Los empleados reciben licencia paga para cuidar de su mascota recién nacida para permitir – cito – tiempo para la formación de lazos afectivos, que es tan importante, junto con tres días para concentrarse en el cuidado del animal bebé.
No pude evitar preguntarme qué va a hacer esa empresa cuando a uno de sus empleados se le ocurra la brillante idea de conseguir una docena de perros y gatos… y empezar a reclamar su tiempo libre con cada nueva camada.
Y tampoco pude evitar pensar que, si trabajara para esa empresa, quizás cambiaría de opinión y dejaría que mis hijos traigan más animales a la casa.
Una noticia más seria contaba sobre el fallo en un tribunal de Nueva York que dictaminó que se puede abortar a un bebé hasta el último momento antes de nacer.
El alcalde de Nueva York causó un gran revuelo al decir – y cito – “Con la firma de este proyecto de ley, estamos enviando un mensaje claro que las mujeres de Nueva York siempre tendrán el derecho fundamental de controlar su propio cuerpo”.[i]
Lo que falta, por supuesto, es cualquier mención del derecho del bebé.
Pero la idea es que ignoremos eso y nos enfoquemos en el mensaje: Usted puede hacer lo que quiera con su cuerpo, porque es suyo.
Pero, querido creyente, ¿Puede discernir la sutil mentira en esa frase? Nadie es soberano sobre su propio cuerpo, Su cuerpo y mi cuerpo le pertenecen a Dios. Nosotros administramos el cuerpo que Él diseñó para nosotros y somos responsables de lo que hacemos con este, pero no somos dueños absolutos de nuestro cuerpo, Dios sí lo es.
De hecho, todos eventualmente tendremos que estar de pie frente a Dios y rendir cuantas. Y todos los que lo han negado, descubrirán, para su horror, que Dios no solo creó sus cuerpos, sino que, en Su autoridad soberana, Él determinará dónde sus cuerpos vivirán para siempre.
Escuche, en cada generación, en cada cultura y en todos los niveles, una guerra está tomando lugar… desde la primera mentira de Satanás a Eva en el jardín del Edén, se ha librado una guerra en contra de la verdad.
La estrategia de Satanás, por cierto, no es atacar descaradamente la verdad, sino ir pacientemente desgastando y erosionando de a poco los fundamentos – modificando la verdad, adaptando la verdad y cambiando el vocabulario de la verdad hasta que lo que se cree como verdad ya no es verdad en absoluto.
De hecho, si las leyes de su país y la opinión mayoritaria de su generación determinan que algo es cierto – ya sea que los animales deben tener los mismos derechos que los seres humanos, que el matrimonio puede significar lo que usted quiera que signifique, y que el aborto es un derecho de la madre, o que la verdad puede ser cualquier cosa que creas sinceramente que es… no porque la mayoría lo cree, necesariamente tiene que ser verdad.
Hace muchos años, el autor Gilbert Chesterton respondió a ese tipo de relativismo cuando escribió, “las falacias no dejan de ser falacias porque se convierten en modas.”
Quizás, podría llegar a la conclusión de que, dado que ahora estamos rodeados de tantas falacias que se han convertido en moda, este sería un momento terrible para tener una familia o criar hijos o ser cristiano.
Todo lo contrario. Este es el mejor momento para demostrar cómo es el matrimonio, cuán valiosa es la vida y cómo son realmente la verdad y el amor.
Hemos estado estudiando la segunda carta del apóstol Juan, en donde él le escribe a una madre de varios hijos, en uno de los períodos más sombríos de la historia. No se nos dice cuántos eran, pero Juan quiere advertirle de los falsos maestros que se paseaban por su vecindario. Pero antes de darle esa advertencia, él le envía varias palabras de aliento.
Le invito a que abra su Biblia conmigo en esa postal del primer siglo, llamada Segunda de Juan, donde comenzamos a explorar los principios que Dios también pretendía que llegaran a su buzón y al mío.
El Significado de la Verdad
Hemos concluido que esta fue una carta privada y personal con una señora mayor, probablemente viuda y con hijos ya grandes. Juan la ha animado con sus amables palabras describiéndola como una mujer fiel al Señor; le ha comunicado su amor a ella y a sus hijos; le ha recordado los dones inmutables que el Señor le ha dado: gracia, misericordia y verdad.
Juan ahora tiene un comentario personal más que hacer; de hecho, algunos eruditos del Nuevo Testamento creen que esto fue lo que motivó a Juan a sentarse y apresurarse a escribir esta breve carta.
Exploremos juntos su próxima declaración. Se encuentra en 2 Juan, versículo 4:
Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre. (2 Juan 4)
Esta es la quinta vez que Juan escribe la palabra verdad en esta carta. Juan fue apodado por la iglesia primitiva, el Apóstol del Amor; pero fácilmente lo podrían haber apodado el Apóstol de la Verdad.
De hecho, en su primera oración – versículos 1 al 3 – él escribió la palabra verdad cuatro veces – cuatro veces en una sola oración. Si escribiera la misma palabra cuatro veces en una oración, su maestro probablemente lo obligaría corregir su tarea.
¿Está Juan tan viejo que repite cosas sin darse cuenta? No. Él está enfatizando la verdad, porque un poco más adelante describirá el peligro del error.
Como verá, para el apóstol Juan, la verdad no era un asunto de opinión pública, especialmente en lo que respecta a la revelación de Dios.
Y no piense ni por un momento que a Juan le fue más fácil en ese entonces decir la verdad o defender la verdad o definir la verdad que a nosotros hoy. El concepto de verdad era tan flexible, relativo y errado entonces como lo es hoy.
Solo unas décadas antes de que Juan escribiera esta carta, un político se enfrentó cara a cara con Jesús antes de condenarlo a morir.
Jesús estaba informándole a Pilato que había venido al mundo para dar testimonio de la verdad y que todo el que es de la verdad oye Su voz… y Pilato se burló de la certeza de las palabras de Cristo y respondió diciendo: ¿Qué es la verdad? (Juan 18:37-38)
Vamos… No me vengas con eso de la verdad.
La palabra verdad (aletheia / αληθεια) que Jesús usó y que Juan usa aquí en esta carta tiene un gran significado para nosotros – es extremadamente importante.
Buscando en el lexicón, encontré el siguiente catálogo de los muchos usos que tenía esta palabra en el mundo griego y en las escrituras inspiradas del Nuevo Testamento.
Verdad:
- Se refiere a algo en lo que puede confiar – la verdad es entonces algo confiable, es algo digno de confianza;
- la verdad es la honestidad en lo que dice o enseña;
- la verdad se usa para la realidad; la verdad es el estado real de las cosas;
Incluso Platón acertó en su definición cuando escribió que la verdad es “autenticidad, lo que verdaderamente es”.[ii]
- Entonces, cuando Jesús llama al registro de las Escrituras, la verdad que santifica (Juan 17:7);
- cuando enseñó sus normas morales (Mateo 6);
- cuando advirtió del juicio eterno (Mateo 25);
- cuando nos revela el camino al perdón y la vida eterna (Juan 14:6);
Él nos está contando el estado real de las cosas – Él está comunicándonos la realidad honesta, genuina y digna de confianza de lo que realmente es.
Y, por cierto, incluso el más incrédulo que se jacta de tener una mente abierta cree en la verdad cuando recibe su cheque a fin de mes. ¡Mas vale que le hayan pagado todo lo prometido!
Si se pasa un semáforo en rojo y choca con su coche en la intersección porque estaba llegando tarde a la iglesia, a él no le va a importar que tenía prisa, que estaba distraído o que nunca le haya gustado el color rojo. Hay una ley que es absoluta… y él se asegurará de que pague por los daños.
El domingo pasado le comenté a unos hermanos que tenia la esperanza de que mi equipo de futbol ganara esa noche. Agregué, “si Dios quiere.” Evidentemente no fue la voluntad de Dios porque perdimos en tiempo extra… a veces simplemente no entiendo la voluntad de Dios.
Resulta que, mientras el reloj avanzaba y todos estaban al borde de su asiento, el árbitro pitó algunas faltas en esos minutos finales que le permitieron ganar al equipo contrario.
Al día siguiente, los periódicos, blogs y programas de radio no paraban de discutir las decisiones arbitrales. Como era de esperar, el equipo perdedor afirmaba que los árbitros se equivocaron en muchas decisiones… Estaban equivocados… muy equivocados.
Pero el equipo ganador creía que estuvieron bien. De hecho, en las palabras del dueño del equipo ganador, y cito, “Los árbitros acertaron en todas las decisiones”.
¿De qué estamos hablando aquí? Estamos hablando de lo correcto y lo incorrecto… la verdad y el error… incluso en un partido – incluso en un partido – es importante.
Andando en la Verdad
Bien, ahora que hemos abordado el significado básico de la verdad – el énfasis del apóstol Juan en la verdad – sería fácil pasar al siguiente versículo e ignorar la pasión de este anciano apóstol de 95 años.
Detengámonos aquí por un momento para reflexionar. Juan no solo está escribiendo una lección breve y poderosa sobre la verdad, Él le escribe a una madre piadosa que ha criado a varios hijos.
¿Se imagina lo que debe haber significado para ella leer esta carta del mismo puño y letra del apóstol Juan?
Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre. (2 Juan 4)
No perdamos de vista algunas verdades importantes que encontramos en el versículo 4.
Primero, esta declaración revela el anhelo de una madre piadosa.
Juan no hace referencia en esta carta al esposo de esta mujer. Los niños son mayores: Juan no usa las palabras normales para bebés o niños más pequeños.
Hay suficientes pistas aquí para que podamos asumir que esta fiel seguidora de Cristo muy probablemente era una viuda, y ni siquiera sabemos por cuánto tiempo. Lo que sí sabemos es que es una madre soltera de hijos adultos. De hecho, es posible que algunos de ellos aún eran adultos jóvenes.
Y Juan escribe: Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad. Y el verbo griego traducido “hallar” es eureka / ευρηκα), lo que nos da nuestra palabra en castellano, eureka.
Es un verbo que simboliza un descubrimiento sorprendente.[iii]
Juan no quiere decir que se sorprendió al descubrir que ellos caminaban en la verdad; lo que quiere decir es que se sorprendió al encontrarse con ellos; fue un encuentro alegre que no habían planeado.
Juan no nos dice cómo ni dónde se reunió con ellos; Él simplemente sabía que a esta madre le emocionaría escuchar de este encuentro directamente de él.[iv]
Así que se toma el tiempo para sentarse y escribir, “Estimada señora, algunos de sus hijos con los que me encontré recientemente están aceptando y viviendo en la verdad como usted esperaba y oraba que lo hicieran. Solo quería decirle lo feliz que estuve de ver eso y sabía que le animaría escucharlo directamente de mí”.
En segundo lugar, esta declaración revela la meta de los padres piadosos.
Note que Juan no escribió
- Mucho me regocije al saber que se graduaron con honores;
- Me alegró saber que tienen éxito en los negocios;
- Me emocionó saber que están casados y tienen muchos hijos;
- Me alegró saber que están sanos;
- Me emocionó saber que tienen cargos importantes en la iglesia y en la comunidad;
- Me alegró saber que tienen dinero ahorrado para cuidar de usted en su vejez.
Todo eso puede hacer felices a los padres, pero todo eso es secundario – es una mera añadidura – a este descubrimiento clave… Me alegré de descubrir – fue un momento cuando mi corazón saltó diciendo “eureka” – qué gozo fue para mí aprender que están caminando de acuerdo con la verdad.
Pregúntele al padre común en la calle e incluso en la iglesia: ¿cómo están sus hijos? Y lo que recibirá será una exposición acerca de su educación en el colegio, o cómo le va en el equipo de fútbol, o sus posibilidades de ingresar a la universidad y la carrera que quiere.
Son cosas buenas, pero ¿que importa si tiene todo lo bueno que puedas imaginar y pierde su misma alma? (Marcos 8:36).
Juan dice efectivamente: “Esto es lo que me hace levantar de mi asiento con entusiasmo – vaya si ese fue un momento emocionante para mí – descubrí que sus hijos están caminando con Dios”.
Note la frase, andando en la verdad. Eso no solo nos dice que creen en la verdad, no solo afirman las verdades teológicas, están caminando. Esto se refiere a su estilo de vida: no solo creen, sino que se comportan de acuerdo con la verdad.
Hay un viejo dicho registrado en la Mishna, un comentario sobre la tradición judía; era una expresión común que hacía referencia a los estudiantes que seguían cuidadosamente a su maestro. Los discípulos seguían tan de cerca a su mentor que estaban, y cito, “cubiertos con su polvo”.
En otras palabras, caminaban tan cerca de su maestro que literalmente llevaban el polvo que sus sandalias levantaba.[v]
Esa es una excelente forma de entender esta frase: caminamos tan cerca del Salvador que llevamos su verdad sobre nosotros mismos… como si fuera el polvo que levanta con sus pies soberanos.
Hay algo más aquí que quiero señalar.
En tercer lugar, esta declaración revela el equilibrio de un pastor piadoso.
Las palabras de Juan aquí no solo revelan el anhelo de toda madre piadosa y la meta de todo padre piadoso; revela el equilibrio de este pastor piadoso.
Note que Juan no escribe: no me sorprendió en absoluto descubrir a sus hijos caminando en la verdad, eso no me sorprendió en absoluto. Has sido fiel a Cristo… cumpliste el rol de madre perfectamente. Era de esperarse.
Juan no sugiere de ninguna manera que la fidelidad de esta madre lo iba a garantizar. No hay ni un indicio de que Juan le dice que, de todas las personas, ella tenía el secreto para el éxito en la crianza de hijos.
“Obvio que sus hijos andan en la verdad”
- Usted aún dio lecciones y estudios bíblicos en cuanto al tema;
- compró los libros adecuados;
- siguió el consejo correcto;
- imitó a las familias adecuadas;
- mantuvo el horario correcto;
- incluso los educó en casa. Ese era el secreto;
- o permaneció involucrada con ellos mientras asistían a una escuela cristiana;
- o los preparó para mantenerse firmes en la verdad en medio de la escuela pública… Sea lo que sea, lo que sea que haya hecho, señora, fue lo correcto para todos y ese fue el secreto de su éxito.
No.
Juan no escribe aquí: “No me sorprende en absoluto que sus hijos se hayan convertido en cristianos comprometidos… lo hiciste bien”.
Oh no, este anciano había vivido lo suficiente para escribir en su primera carta acerca de personas que parecían comprometidas con el evangelio, pero luego se alejaron de Cristo. Juan escribiría en 1 Juan 2. . . estaban entre nosotros, pero luego salieron de nosotros revelando que realmente no eran de nosotros.
Juan había servido al Señor el tiempo suficiente como para haber visto a líderes de iglesias volverse orgullosos o codiciosos y alejarse de la verdad (2 Juan 3).
En algún momento, a través del camino, se sacudieron el polvo de su maestro… y finalmente sus vidas no se parecieron en absoluto al Salvador.
Juan entendía el milagro de la regeneración que está solo en las manos de Dios. Con sabio equilibrio, Juan no asume que estos jóvenes estuvieran caminando en la verdad porque su madre lo estaba. Él simplemente la anima diciéndole que ellos están bien con el Señor.
Tal vez usted ha sido padre el tiempo suficiente como para saber que uno nunca deja de orar por sus hijos. Uno sigue intercediendo aún cuando son mayores, ya están casados y viven lejos.
Y cuando piensa que puedes tomar un respiro, empiezas a orar por esos nietos y bisnietos.
Una observación más:
Cuarto, esta declaración revela la gracia de un líder piadoso.
Y en lugar de la palabra “líder” puede insertar las palabras, amigo piadoso o compañero de trabajo o miembro de la iglesia.
En este punto, Juan podría haber señalado con el dedo o hablado con el aire condescendiente de un apóstol que había vivido una vida fiel… ahora, a sus noventa años, tenía la plataforma – la autoridad.
Pero observe su amable elección de palabras. Él no le da crédito indebido por los hijos que caminaban con Dios; y de la misma manera, él no le echa la culpa porque algunos de ellos no están caminando con Dios.
Note, Juan simplemente escribe, Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad.
A partir de esta frase, algunos interpretan que Juan conoció a algunos de los hijos de esta señora y se alegró de que estuvieran caminando en la verdad.[vi]
Pero, si eso es lo que quería decir, él podría haberlo escrito de forma más clara y evitar cualquier confusión. Incluso si solo se hubiera encontrado con algunos de ellos, él podría haber preguntado por el resto. Entonces, ¿por qué hacer una distinción?
La verdad es que, obviamente, Juan conocía bien a esta familia. De hecho, conocía a su tía y a sus primos. En el versículo 13, Juan le dice a esta madre piadosa que sus sobrinos le mandan saludos.
Juan conocía a esta familia.
Lo que Juan está haciendo aquí es alentarla, mientras que al mismo tiempo señala discretamente que él también es consciente del dolor que siente en su corazón – el comprende el anhelo y oración de esta madre. Él usa las palabras “algunos de tus hijos” para hacerle saber amablemente: “Me encontré con algunos de tus hijos que están caminando con el Señor y nos pusimos al día” – dando a entender: “Estoy orando por todos sus hijos, aún los que no están caminando con el Señor, y espero que sientas mi apoyo en esta situación”.
Eso es gracia.
Al llegar a este punto de la carta, me imagino a Juan dejando de escribir por un momento para orar por esos hijos alejados de la fe… quizás nietos también.
Y me imagino que después de leer esta frase, esta madre también se detuvo por un momento y sus ojos se llenaron de lágrimas. . .
…lágrimas de gozo, al saber que algunos de sus hijos estaban caminando con el Señor, y que su testimonio había impactado a este anciano apóstol llenándolo de gozo y motivándolo a escribirle esta carta.
Y luego … sollozando de nuevo… susurra los nombres de sus otros hijos, una vez más en oración.
¿Para qué?
¿Pidiendo éxito? ¿Salud? ¿Buenos trabajos? ¿Lindas casas?
No. pidiendo que todos sus hijos caminen tan cerca del Salvador que terminen llevando el polvo de caminar en Su presencia.
Esta es mi oración por usted… y espero que esa sea su oración por mí… y por su familia.
Eso es lo que más importa… esta es la única forma de vivir.
Porque esta es la verdad.
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[i] Online News Source post 1/25/2019
[ii] Condensed from Gerhard Kittle & Gerhard Friedrich, editors, Theological Dictionary of the New Testament: Abridged in One Volume (Eerdmans, 1985), p. 39; Condensed from Gerhard Kittle & Geoffrey W. Bromiley, editors, Theological Dictionary of the New Testament: Volume 1 (Eerdmans, 1964), p. 240-244
[iii] Gerhard Kittle & Geoffrey W. Bromiley, editors, Theological Dictionary of the New Testament: Volume II (Eerdmans, 1964), p. 769
[iv] D. Edmond Hiebert, The Epistles of John (BJU Press, 1991), p. 297
[v] Adapted from the Mishna, 1;4
[vi] Hiebert, p. 297