Introducción
Hace varios años, mi esposa y yo fuimos víctimas de una broma telefónica. Alguien llamaba al teléfono y nunca decía nada, pero tan pronto como decíamos “Hola”, colgaban.
Comenzó con una llamada cada dos días, y generalmente era a la hora de la cena, que no era un buen momento para interrumpirnos – la hora de la cena con 4 niños pequeños. Pero luego empezó a llamar varias veces al día. Mi esposa atendía el teléfono y decía “Hola” y ellos colgaban… lo que, como puede imaginar, era bien frustrante pero también desconcertante.
Las llamadas comenzaron a ser más seguido, a veces 3 o 4 llamadas en una hora durante el día. Pero entonces las llamadas comenzaron a llegar a las 2 y 3 de la mañana.
Como sentí que era mi responsabilidad mantener el teléfono colgado en caso de alguna emergencia pastoral, contestamos el teléfono, sin importar la hora del día o de la noche. Tenga en cuenta que esto era antes de los teléfonos celulares y el identificador de llamadas. El teléfono estaba en la pared de la cocina y otro en la mesita de noche.
A las 3:00 de la mañana, buscaba a tientas el teléfono y decía hola, y escuchaba el silencio por un momento y luego ese “clic”.
¡Oh, me la hicieron de nuevo! Ahora son las tres de la mañana y no podemos volver a dormir. ¿Ira a sonar otra vez?
Después de meses de esto, finalmente hablé con la policía al respecto y me dijeron que no podían hacer nada sin pruebas. Y la única forma de obtener pruebas era comprar un rastreador de llamadas para nuestro teléfono, registrar minuciosamente todas las llamadas, y presentar nuestro reporte al Centro de llamadas Molestas. Esto se había convertido en algo más que una molestia, créame.
Así que durante meses registramos las llamadas y las reportamos…. pero el problema era que siempre venían de supermercados, gasolineras o teléfonos públicos.
Finalmente, después de casi un año de esto, recibí una llamada telefónica del Centro y me dijeron que finalmente encontraron un número que venía del hogar de esta persona.
Me preguntaron: ¿Quieres iniciar un proceso judicial? Quería la pena capital.
Después de conversarlo, simplemente les pedimos que les informaran que sabíamos… que los habíamos atrapado, y por favor dejaran de llamarnos… lo que hicieron.
No tiene idea de cuánto apreciamos el identificador de llamadas.
Hace unos años leí un libro del pastor Warren Wiersbe donde hablaba acerca de cómo reaccionamos a las situaciones buenas y malas. No recuerdo el nombre del libro, pero recuerdo que escribió que todos los creyentes viven, en un momento dado, en tres niveles posibles:
- Al primer nivel lo llamó, satánico o pecaminoso, que devuelve el bien con mal.
En otras palabras, cuando alguien ha hecho algo bueno por usted y responde con crueldad o egoísmo pecaminoso.
Como lo que le sucedió a una pareja de ancianos en nuestra antigua iglesia mientras yo asistía al seminario. Ellos le habían dado la bienvenida a un joven que había asistido a la iglesia esa noche.
Después de la reunión, el joven le dijo a esta dulce pareja que necesitaba un lugar para quedarse solo por una noche, si eran tan amables. Estuvieron de acuerdo y lo llevaron a casa.
A la mañana siguiente les agradeció su amabilidad y se fue. Lo que ninguno de nosotros supo hasta el día siguiente fue que él había dejado la ventana de su habitación destrabada y, cuando esta pareja de ancianos regresó a casa la tarde siguiente, descubrieron que les habían robado todos sus objetos de valor.
Eso es nada menos que vivir en el nivel de vida egoísta, satánico y pecaminoso, devolviendo el bien con el mal.
- El nivel número 2 es el natural, es decir, devolver mal por mal.
Empezamos a hacer esto desde muy pequeños. Aprendemos a tratar a otros niños como ellos nos tratan a nosotros. Si nos empujan y nosotros les hacemos tropezar.
Y luego envejecemos y es más como: yo diré la última palabra; si te interpones en mi camino, me voy a desquitar; si me criticas, yo te critico de vuelta.
Recuerdo lo que aconsejó un autor en tono de broma: “Antes de criticar a alguien, camine una milla en sus zapatos. De esa manera, cuando ceda a la tentación y lo critique, estará a una milla de distancia… y tendrá sus zapatos también.”
Y el mundo lo va a aplaudir y dirá: “Buena jugada… le ganaste la partida… te desquitaste!
Pero si dedica su tiempo a desquitarse, nunca podrá salir adelante.
Entonces, está el nivel pecaminoso de vivir – devolviendo mal por bien; está el nivel natural – devolviendo mal por mal; y luego:
- El nivel número tres es el nivel espiritual que devuelve el mal con bien.
En otras palabras, responde a las personas como desearías que le respondieran a usted, pero no lo hacen.
Incluso podría llamar a esto, una respuesta sobrenatural a la vida. Porque la mentalidad del mundo es que tiene que defender sus derechos; no va a aguantar la injusticia en su contra; va a luchar cuando le son intolerantes, prejuiciosos, cuando lo tratan injusta o deslealmente; cuando alguien busca pasarle por encima; cuando cruza la línea o se entromete en lo suyo… ¡es mejor que tenga cuidado!
Esta era la actitud de los creyentes en Corinto que habían comenzado a demandarse unos a otros, y a llevarse a los tribunales, respondiendo pecaminosamente. La verdad es que estaban respondiendo naturalmente. “Mira, todo el mundo lo hace… pero, por eso, estaban siendo de estorbo a la causa de Cristo (1 Corintios 6).
El apóstol Pedro ha estado en el proceso de desafiar nuestra forma de pensar pecaminosa y natural.
Su carta nos ha llamado a un nivel superior de vida; a una perspectiva superior – para ver más allá de los insultos y las injurias; más allá de los malos tratos y los malentendidos – ver más alto y más allá de la tierra… por encima de la política y el gobierno, como hemos titulado esta serie.
El Llamado a Sufrir
Volvamos a esta, la primera carta de Pedro. El capítulo 2 ha sido nuestro enfoque por un tiempo y le invito a regresar allí donde Pedro ha conmocionado a su mundo, y al nuestro al ordenarle al creyente a:
- Someterse al gobierno y los gobernadores – v. 1-16;
- Honrar al rey – v. 17
- Someterse a los amos terrenales – a nuestros patrones, empleadores y jefes, incluso cuando su forma de pensar no es recta y es difícil trabajar para ellos – v. 18-20
Para ese entonces, los creyentes del primer siglo probablemente estarían conteniendo sus emociones y palabras, y pensando: “Pedro, no tienes idea de lo mala que es mi situación. No tienes idea de cuánto estoy sufriendo injustamente”.
El Espíritu de Dios anticipó que todos estaríamos pensando lo mismo, así que Pedro responde diciendo: “Déjame darte un ejemplo del nivel de vida sobrenatural al que somos llamados… y luego te diré cómo hacerlo también.”
Y así llegamos a 1 Pedro 2:21.
Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.
Regrese hasta el versículo 20 para captar mejor el contexto:
Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados.
Espera un segundo, ¿Está diciendo Pedro que Dios nos ha llamado a sufrir injusticias de mano de gobernantes impíos y enfrentar circunstancias difíciles de mano de autoridades insoportables?
Sí, de hecho, Pedro dice que este es su llamado de acuerdo con los propósitos de Dios… y, por cierto, es muy probable que solo Dios conozca todos los propósitos que tiene en mente para su sufrimiento.
Pedro nos informa que Dios nos llamó a sufrir. Esta es la palabra griega que a veces traducimos “elección.” Su elección, tu vocación espiritual resulta ser el sufrimiento.
Es lo contrario a lo que predican muchos en la televisión prometiéndole que Dios le tiene preparada hoy una promoción más y un evento maravilloso más y una victoria más sobre la dificultad y la enfermedad… así que empiece a tener pensamientos positivos porque Dios va a bendecir sus pensamientos felices con cosas felices.
Sería gracioso si no fuera tan popular y tan teológicamente trágico. Basta con leer el Nuevo Testamento para ver que Dios no lo llamó a la comodidad, él lo llamó a una cruz. ¿Quieres ser mi discípulo? Toma tu cruz (Mateo 16:24); ¿quieres venir en pos de mí? prepárate para correr la carrera (Hebreos 12:1)
En esos momentos injustos, descubre lo que realmente adora – y busca – y desea: una vida cómoda o Jesucristo.[i]
Una Biblia traduce esta primera frase: “es a este tipo de vida al que fue llamado.” Esta es su vocación.[ii]
El Modelo de Sufrimiento
Ahora note que existe un patrón. Observe el versículo 21 nuevamente,
porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo”.
En otras palabras, Él nos dejó el patrón de cómo sufrir, cómo vivir en un nivel genuinamente sobrenatural.
De hecho, la palabra traducida ejemplo está repleta de implicaciones. Esta es la única vez que se usa la palabra en el Nuevo Testamento y literalmente significa subscribirse.[iii]
En los primeros siglos y hasta el día de hoy, a los niños se les enseñaba a escribir trazando letras, o dibujando líneas que conectaban puntos que, al terminar, formaban letras.
Luego, a medida que los niños avanzaban, tenían que aprender a copiar letras y oraciones completas después de leerlas. Así aprendían a escribir.
Pedro está diciendo: “¿Recuerda cómo aprendió a escribir? Bueno, ¡Jesús le va a mostrar cómo reaccionar![iv]
Cópielo. Trace el alfabeto de Su disposición y comportamiento.
Y, por cierto, pensando en esos predicadores del evangelio de la prosperidad, en caso de que esté pensando que debes estar problemas con Dios porque está sufriendo… Jesús nos muestra con Su propia vida que una persona puede estar en la voluntad de Dios, ser muy amada por el Padre, experimentar la aprobación de Dios, caminar en comunión con Él, y estar sufriendo al mismo tiempo… y sufriendo mucho.[v]
No se desanime. Este es su llamado divino y Jesús es su modelo divino.
Luego, Pedro cambia la ilustración al mostrarnos por qué Jesús nos dio su ejemplo: observe el final del versículo 21, para que sigáis sus pisadas.[vi]
Pedro cambia un poco la idea. Ya no está escribiendo, ahora está caminando. Estás siguiendo Sus pisadas – o las huellas de sus pies, se podría traducir la palabra.[vii]
Esto tiene la idea de tomar nota de Su dirección – las huellas que Jesús dejó con sus pisadas… lo que es una forma positiva de decirlo.
Con todas nuestras falencias, no podemos poner nuestros pies perfectamente en cada uno de los pasos de Jesús – como un niño que camina detrás de su padre en la nieve; y trata de poner sus pies en las huellas que dejó su padre. Él no puede dar pasos tan grandes, así que pierde el equilibrio sin importar cuánto lo intente.
Pero no pase esto por alto: Como ese niño, usted va en la misma dirección que Jesucristo. Si bien no puede poner sus pies perfectamente en sus huellas, usted esta siguiendo las huellas y se dirige en la misma dirección que Él – usted busca responder al trato injusto como Él.
Y ahora, es como si Pedro dijera: “En caso de que se haya olvidado de cómo respondió, permítame que se lo recuerde.
Versículo 22. El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca. En otras palabras, no merecía el trato que recibió. Todo fue un trato injusto.
Versículo 23. Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición. Un erudito lo traduce, cuando lo insultaron, Él no tomó represalias.[viii]
Y, por cierto, esto no solo ocurrió cuando lo crucificaron, sino a lo largo de Su ministerio. Constantemente lo insultaban, se burlaban de Él y lo acusaban falsamente.
Lo llamaron:
- Un hijo ilegítimo, nacido de fornicación (Juan 8:41)
- Glotón (Mateo 11:19)
- Borracho (Lucas 7:34)
- Poseído por demonios (Juan 8:48)
- Que estaba en alianza secreta con Satanás (Marcos 3:22)
- Que era un estafador, un evasor de impuestos y un falso maestro – todo eso en un versículo (Lucas 23:2)
Lo acusaban constantemente. Pedro usa un verbo participio en tiempo presente para informarnos que era una acción continua, recurrente, cotidiana.
De hecho, si quieres hacerse una idea de la realidad de Su ministerio, piense en que Él estaba constantemente recibiendo un insulto tras otro. De hecho, incluso cuando estaba muriendo en la cruz, sus acusadores no pueden evitar acercarse para burlarse de Él (Marcos 14). Jesús fue el ejemplo máximo de ser tratado injustamente.
Es como si Pedro estuviera preguntándole a sus lectores, incluidos nosotros: “Puede recordarme: ¿qué tan injusto es el trato que está recibiendo? ¿Qué tan profundas son sus heridas? ¿Cuán grandes son los insultos que soporta?
Jesucristo, su Sumo Sacerdote, experimentó nuestro dolor y debilidades. Él también lo sintió… profundamente (Hebreos 4:15).
Piense en ese juicio fraudulento a medianoche. El Sanedrín se ha reunido ilegalmente en un intento mentiroso de justicia. La ley judía no permitía que se llevara a cabo un juicio en secreto durante la noche.
La Corte Suprema judía, a veces denominada “el concilio” estaba compuesta por 71 hombres: eran los sabios, los hombres piadosos de su generación.
Y han convocado un juicio ilegal, con testigos pagados para mentir. El problema es que no pueden encontrar dos testigos que puedan mentir de manera consistente como para corroborar el falso testimonio. (Marcos 14:56)
Pero finalmente, aunque en el sistema de jurisprudencia del Sanedrín nunca se requería que el acusado hablara de ninguna manera que pudiera incriminarlo, le exigieron que hablara.
Y cuando lo hizo, les dio lo que querían: el sumo sacerdote le exigió que respondiera una pregunta: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo de Dios?”
Y Jesús dijo: “Tú mismo lo has dicho”. En otras palabras, “Sí, lo soy”. (Mateo 26:63)
Ahora bien, según la costumbre del Sanedrín, la pena de muerte no podía determinarse hasta después de un día de ayuno. Simbolizaba el hecho de que estaban agonizando por su decisión de acabar con la vida de un hombre.
Pero no fue así con Jesús. En este tribunal de 71 hombres que han jurado defender la ley de Dios, se decide la muerte de Jesús sin ninguna deliberación o ayuno o incluso un momento de vacilación.
No hay injusticia que nos revuelva el estómago como la injusticia de aquellos que se supone que deben defender y demostrar la justicia, ¿no? No hay nada que nos moleste más que un juez corrupto; un abogado corrupto; un jurado corrupto; un trato corrupto.
¿Por qué? Porque son las mismas personas que han jurado defender la justicia.
Pero eso no es todo. Los Evangelios nos dicen que inmediatamente rodearon a Jesús y comenzaron a escupirle en la cara y abofetearlo (Mateo 26); El Evangelio de Marcos agrega que le vendaron los ojos y comenzaron a golpearlo en la cara, burlándose de Él y exigiéndole que profetizara quién fue el último que lo golpeó.
¿Puede imaginarse, querido oyente, a la Corte Suprema de su país, condenando a muerte a un criminal, y luego, con túnica y todo, bajando de su banco a la sala del tribunal y comenzando a escupirle en la cara al condenado; vendándole los ojos y golpeándolo y burlándose de él e insultándole?
La Corte Suprema de Israel se degeneró en una turba de hombres abusivos, viles, que escupían, abofeteaban, se burlaban, golpeaban y maldecían.
Y Pedro nos dice a usted y a mí: “Obsérvelo y ¡siga su ejemplo!”
- ¿Has sido maldecido y escupido? Siga Sus pisadas;
- ¿Ha sido tratado injustamente o ignorado?
- ¿Ha sido insultado y abusado verbalmente?
- ¿Ha sido calumniado y tratado injustamente?
- ¿Ha sido golpeado?
- Y si aún es muerto por la causa del evangelio, está siguiendo las pisadas que dejó el Señor.
Esto es vivir en un nivel sobrenatural de vida.
¿Cómo puede seguirlo? ¿Cómo puede hacer esto mañana en el trabajo, en la escuela, en el vecindario o en el hogar donde lo tratan injustamente?
Pedro no solo nos muestra nuestro llamado y nuestro modelo a seguir, él también nos proporciona nuestro consuelo en el sufrimiento.
El Consuelo en el Sufrimiento
Mire el versículo 23 nuevamente:
Cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente.
Jesús obtuvo la fuerza que necesitaba a lo largo de su vida al poner Su confianza en el propósito final de Su Padre quien finalmente haría justicia.[ix]
En otras palabras, Jesús vio más allá de este tribunal judío hasta el último tribunal. Jesús vio más allá de estos jueces a ese Juez Santo. Y sabía que su vocación en la vida era morir para que aquellos que creyeran fueran salvos de la ira de Dios y de su temible y santa justicia.
Jesús vio más allá de la política de la vida y vio todo el camino hasta el final de la historia humana y el juicio de Dios.
Y ese tipo de perspectiva, que se nos ha ordenado imitar en nuestras propias vidas, nos permitirá responder de forma sobrenatural a nuestro mundo – devolviendo el mal con bien.
Se nos dice que Jesús se encomendó al Señor – la palabra encomendar puede traducirse también como confiar o entregar.
El tiempo verbal aquí nos indica que fue una acción pasada pero repetida. En otras palabras, con cada nueva ola de abuso; con cada nueva ola de insultos y agravios; Jesús siempre se estaba entregando a sí mismo a su Padre.[x]
¿Notó que Jesús nunca les entregó Su mente, corazón, emociones y sentimientos a Sus acusadores? Él Siguió encomendándose a su Padre.
De hecho, esta será una de sus últimas palabras: Desde la cruz, Jesús dice: Padre, en tus manos encomiendo – el mismo verbo – en tus manos encomiendo mi espíritu (Lucas 23:46).
¿Cómo puede evitar vivir en el nivel pecaminoso, devolviendo el bien con mal? o viviendo en el nivel natural – devolviendo mal por mal; ¿Cómo se vive en este nivel sobrenatural donde devuelve el mal con bien?
Un autor cristiano de principios de 1800 escribe lo siguiente: “¿Alguna vez se ha dado el lujo de albergar pensamientos duros contra aquellos que lo han lastimado? ¿Alguna vez conoció lo que es obsesionarse con su falta de amabilidad y malicia en su contra y desear todo tipo de cosas malas sobre ellos? Lo ha hecho miserable, por supuesto, pero ha sido un tipo fascinante de miseria a la que no puede renunciar fácilmente.[xi]
Pedro le diría que eso tiene mucho que ver con que entienda su vocación, su llamado de Dios, que incluye sufrir el mal voluntariamente, incluso cuando está en lo correcto.
Incluye seguir su modelo – seguir los pasos del Señor y dirigirse en esa dirección, incluso si lo lleva a un valle oscuro de aflicción.
Y exige comprometerse a menudo a seguir hasta el final… encomendándonos una y otra vez a nuestro Padre Celestial, quien al final corregirá todo mal, Él solucionará todas las cosas… y la paz y su Justicia reinarán por toda la eternidad.
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[i] Adapted from Juan R. Sanchez, 1 Peter for You (The Good Book Company, 2016), p.
[ii] D. Edmond Hiebert, 1 Peter (BMH, 1984), p. 181
[iii] Hiebert, p. 182
[iv] John Phillips, Exploring the Epistles of Peter (Kregel, 2005), p. 122
[v] Adapted from Warren W. Wiersbe, Be Hopeful: First Peter (David C Cook, 1982), p. 75
[vi] Hiebert, p. 183
[vii] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 755
[viii] Hiebert 184
[ix] John MacArthur, 1 Peter (Moody Publishers, 2004), p. 168
[x] Ibid
[xi] Hannah Whitehall Smith, The Christians Secret of a Happy Life, Christianity Today, Volume 31, no. 4; citation: www.preachingtoday.com/illustrations/1998/april/2980.html