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Luego de motivar a las esposas a vivir de acuerdo al diseño de Dios, el apóstol Pedro, ahora, provee un ejemplo de una mujer que actuó de esa manera - una mujer que se convierte en una mentora, una madre incluso, para toda mujer que desea vivir obedientemente para el Señor.
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Introducción

Una empresa de viajes de lujo con sede en Londres ofrece planificar su boda hasta el último detalle. De hecho, le garantizan que la lluvia no arruinará el día de su boda. ¿Es esto realmente posible? Según su sitio web, la respuesta es “Absolutamente, sí”.

En su sitio prometen, “a fin de garantizar el más perfecto de los días perfectos, ahora podemos ofrecer a nuestros clientes un servicio ‘destructor de nubes’ que puede garantizar al 100 por ciento un buen clima y cielos despejados para el día de su boda. Actualmente disponible para los clientes que organizan una boda en Francia… nuestro servicio emplea el talento de pilotos y meteorólogos y se planifica en solo tres semanas; nuestros pilotos están preparados para arrojar yoduro de plata y ‘sembrar’ las nubes, esencialmente forzando la lluvia [para que, en el momento de su boda, los cielos estén despejados]. El costo del clima perfecto para su boda perfecta comienza en $150,000… pero, de nuevo, no se puede poner precio a la perfección.”[i]

Francamente, dudo que alguien haya tenido alguna vez la ceremonia de boda perfecta. Ya sea que se haya dado cuenta demasiado tarde de que escribió mal el nombre de su abuela en el programa de bodas o, como me enteré de que le pasó a alguien, puso la cita Bíblica equivocada en el programa. Lo bueno es que la pareja se dio cuenta a tiempo; si no, su primo no hubiera leído un pasaje sobre el amor de Dios, sino un pasaje sobre el anticristo.

Un pastor amigo mío me contó una anécdota de cuando ofició una ceremonia de boda en una pequeña iglesia rural en pleno invierno. La iglesia tenía un sistema de calefacción muy antiguo que soplaba un viento caliente y seco. Desafortunadamente, el encargado de la limpieza había esperado demasiado para encender la calefacción; así que, justo antes de que empezaran a llegar los invitados, bajó al sótano y la subió al máximo para tratar de calentar el salón rápidamente. Luego se olvidó de eso y se fue a casa. Cuando comenzó la ceremonia, la capilla estaba calurosa y sofocante. Mi amigo me dijo que, como se podrá imaginar, un par de invitados se empezaron a desmayar.

Finalmente, la novia se desmayó, se reincorporó y momentos después volvió a desmayarse. Alguien corrió y puso un poco de agua fría en una toalla y ella pasó el resto de la ceremonia con esa toalla en la cara. Después de que terminó la ceremonia la pareja tenía planeado irse a toda velocidad a su luna de miel, pero la novia se negó a ir; ¡ella simplemente no podía recordar haber dicho sus votos! De hecho, no recordaba haberse casado. Fue solo después de que le mostraron apresuradamente el video donde vio que, efectivamente se había casado, accedió a ir.

Mi amigo me dijo que esperaba que la luna de miel fuera mejor que la boda.

No existe tal cosa como una ceremonia de boda perfecta. Y la verdad es que, incluso si tuvo una ceremonia de boda casi perfecta con buen clima y nadie se desmayó y el nombre de todos estuvo escrito correctamente y la niña de las flores y el portador del anillo hicieron exactamente lo que les indicaron, la boda perfecta pronto fue reemplazada por un matrimonio no tan perfecto.

Y eso es porque el matrimonio es la unión de personas imperfectas. El matrimonio es dos pecadores, unidos en un pacto delante de Dios.

Desde la primera pareja en la historia humana, hasta los matrimonios del día de hoy, todavía necesitamos respuestas a las mismas preguntas básicas sobre el matrimonio. Y todas las preguntas giran en torno al mismo problema: ¿cómo se supone que funciona esto?

Y el apóstol Pedro ha estado presentando la respuesta inspirada por el Espíritu Santo en su primera carta. Le invito a abrir su Biblia allí. 1 Pedro capítulo 3.

El apóstol Pedro comenzó dirigiéndose a las esposas, y el tema giró en torno al concepto de la sumisión.

Luego, Pedro habló de la apariencia, el comportamiento y las actitudes internas de una esposa piadosa; de hecho, las mujeres creyentes en general pueden aplicar estas verdades también.

Pedro está en el proceso de revertir las ideas contemporáneas del mundo. Él deja en claro que la verdadera belleza no tiene nada que ver con que hacer que todos se den la vuelta y la miren mientras camina por la alfombra roja.

La verdadera belleza no es externa, la belleza es de adentro hacia afuera, y el adorno de la belleza genuina es un espíritu afable y apacible. Una mujer piadosa se viste de adentro hacia afuera.

Pedro ha dedicado varios versículos para entregar instrucción y motivación a las esposas, y a las mujeres en general. Ahora, Pedro da una ilustración.[ii]

Ejemplos de Sumisión

Retomemos nuestro estudio allí, en los versículos 5 y 6. Note, 1 Pedro 3:5.

Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.

Este seguramente es el versículo favorito de su esposo, ¿no? Sara obedecía a Abraham, llamándolo señor.

Hablaremos de lo que se trata el “llamarlo señor” en un minuto; pero primero, volvamos al hecho de que Pedro, continúa enfatizando este tema de la sumisión. Comenzó en el versículo 1, diciendo, “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos…” y ahora vuelve a tratar este tema al final de este párrafo – versículo 5 – estando sujetas a sus maridos.

Pedro es un hombre casado, por cierto; el Señor Jesús sanó a la suegra de Pedro, como nos dice en Mateo 8:14, y normalmente no tiene una suegra sin obtener el beneficio de una esposa.

Quizás se pregunte, ¿está Pedro atascado en este tema porque tal vez su esposa se está portando mal? Probablemente no.

Él está entregando lo que cada generación necesita. Esta es una cátedra sobre los temas centrales de la vida matrimonial.

Ahora, como ya hemos aprendido en nuestro estudio, la palabra griega para sumisión aquí significa “estar voluntariamente debajo”.[iii]

Puede referirse a vivir, obrar y servir voluntariamente con gentileza y respeto.[iv]

La palabra es un término administrativo, que conlleva la idea de asistir voluntariamente para llevar algo término.

Dios creó el papel de la esposa para servir como una asistente divinamente asignada para su esposo. De hecho, Dios dijo en el Jardín del Edén cuando estaba a punto de crear a Eva, y llevarla por el pasillo hasta Adán; Dios dice: “Le haré una ayuda idónea para Adán”.

“¡Voy a darle a Adán una ayudante!” Esa es otra forma de decir: “¡El hombre realmente necesita ayuda!”.

Y todos los maridos ​​dicen con entusiasmo: “¡Amén!”

Un autor que cité anteriormente señaló que una esposa que adopta esta perspectiva de glorificar a Dios comprende que cuando se somete voluntariamente a su esposo, en realidad lo está completando. Ella lo está ayudando a cumplir con sus responsabilidades; ayudándolo a convertirse en el hombre, el esposo, el líder que Dios quería que fuera.[v]

El problema es que, si menciona la idea de la sumisión hoy, el mundo cree que es machista y discriminador.

Se cree que la idea de sumisión es prehistórica en el mejor de los casos; y equivalente a la esclavitud, en el peor de los casos.

Pero Dios lo llama poder. Como aprendimos en nuestro último programa, esta es una mujer de poder, bajo control.

Dado que este programa se escucha en tantos lugares, como se puede imaginar, hubieron muchas reacciones a los estudios anteriores.

El primer estudio de este capítulo sobre el tema de la sumisión trajo respuestas que iban desde la ira y la acusación de predicar falsas enseñanzas, hasta la frustración e incluso tristeza porque sus esposos realmente no estaban viviendo una vida que valiera la pena seguir.

Aunque vamos a tratar con los hombres en el siguiente programa, por ahora, recuerde que Dios ha definido roles para esposos, esposas, hijos, reyes, autoridades legales, trabajadores del gobierno y ancianos en la iglesia.

Someterse a una persona que tiene una posición de autoridad no significa que una mujer tenga menos valor.

De hecho, tenga en cuenta que la sumisión no tiene nada que ver con tener menos valor o carácter, sino con la estructura y función en el hogar.

Ese policía que me para en la calle por ir por debajo de la velocidad mínima – me pasa todo el tiempo – tiene una autoridad única que yo no tengo, y no tiene nada que ver con el carácter ni con la santidad ni con el valor personal; simplemente ocupa un papel que yo no tengo.

La sumisión en el matrimonio no significa que una esposa sea inferior como persona a su esposo. Y permítame agregar otro pensamiento: la sumisión no significa obediencia ciega. La idea de Dios de una esposa sirviendo como ayuda idónea de su esposo significa que ella tiene cosas para contribuir y agregar y mejorar e incluso corregir y advertir, como veremos en un momento.

Para las mujeres que escucharon esta carta en la iglesia del primer siglo, uno de sus grandes desafíos habría sido el hecho de que no había conferencias sobre el matrimonio y la familia; la iglesia era joven y recién ahora se estaban escribiendo materiales para la iglesia.

No solo la iglesia era relativamente joven, sino que no se publicaban libros sobre cómo ser una esposa. Simplemente métase a internet y encontrará miles de libros solo sobre el matrimonio. Y no todos esos libros lo harán bien.

Y en este contexto inmediato, esta instrucción está dirigida a mujeres que están en matrimonios muy difíciles con incrédulos – casadas con hombres que Pedro describe en el versículo 1 como desobedientes a la palabra – una expresión de incredulidad, pero tal vez lo suficientemente amplia como para incluir a hombres que afirman conocer a Cristo, pero viven vidas impías.

Para las mujeres creyentes esparcidas por todo el Imperio Romano, habían pocos ejemplos para imitar, por lo que Pedro les recuerda del Antiguo Testamento que habrían conocido bien.

Versículo 5 otra vez –   

Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos.

En resumen, Pedro les está diciendo que la sumisión no es nueva, y lo que es aún más alentador, estas mujeres no están solas. De hecho, él les recuerda que las mujeres creyentes a lo largo de la historia estaban adornadas con estas mismas cualidades sumisas de amabilidad y compostura.

¿Y notó como las describe aquí en el versículo 5? Pedro proporcionan dos descripciones. Primero, son mujeres santas. Eso no significa que fueran mujeres perfectas; la palabra santo significa apartado para la gloria de Dios. En otras palabras, estas mujeres vivieron sus vidas para la gloria de Dios.

En segundo lugar, esperaban en Dios: “es decir, miraban a Dios como su fuente de fortaleza.”[vi]

Ellas dependieron en Dios por su provisión y por su valor y propósito en la vida. Su esperanza, su firme convicción en Dios, no estaba determinada por su cultura o por sus compañeros o incluso por sus maridos.

Eran mujeres santas que esperaban en Dios. Estas fueron mujeres de la antigüedad que vivieron sus vidas para la gloria de Dios; dependiendo cada día del poder de Dios. ¡Su esperanza estaba en Dios! Ahí está su roca, ahí está su fortaleza. Él es su torre fuerte y refugio seguro.

Pedro escribe que, en siglos pasados, estas mujeres ​​eran conocidas por su carácter, santidad y confianza. No eran inferiores, débiles o cobardes.

Pedro no se detiene a nombrar a estas mujeres de valor y carácter santo, pero se puede imaginar que muchas en la asamblea habrían empezado a recorrer mentalmente los pasillos de la historia del Antiguo Testamento y recordaron algunos ejemplos favoritos.

Tal vez hubieran pensado en Abigail, la mujer llena de gracia y compostura que estaba casada con un granjero necio y arrogante llamado Nabal.

Cuando David y sus tropas se escondían del rey Saúl, David y sus hombres estaban en la propiedad de Nabal y amablemente protegieron los rebaños y siervos de Nabal de los ladrones y los animales salvajes.

Cuando David necesitó comida, envió un mensaje a Nabal pidiéndole provisiones. Nabal respondió con arrogancia y se burló de David y sus hombres y se negó a alimentarlos. David y sus hombres planearon vengarse.

Abigail escuchó lo que estaba sucediendo y tomó el asunto en sus propias manos para salvar a su esposo. Preparó comida y luego se reunió con David y sus hombres antes de que llegaran a la finca familiar.

Ella soluciona sabiamente la situación y termina salvando la vida de su esposo y dándole comida y provisiones a David y a sus hombres. David alaba su sabiduría y vuelve a casa.

Y Abigail regresa a su casa, a un matrimonio difícil con un esposo egoísta y arrogante, pero no le oculta a su esposo la verdad de lo que sucedió y cómo su necia decisión casi le cuesta la vida. Temprano a la mañana siguiente, ella le dice que David y sus hombres habían planeado matarlo por su necia decisión.

No se nos dice cómo fue esa conversación ni qué tipo de tono tenía ella – aunque se puede imaginar que no fue una conversación agradable – y después de que ella terminó de confrontarlo y decirle la verdad, él sufrió un infarto y murió.

El punto no es que ella lo confrontó y él murió. El punto es que ella hizo lo correcto y tomó la iniciativa y habló con gracia advertiendo a David y diciéndole la verdad a su esposo. Puede leer el relato completo en 1 Samuel 25.

Pedro asume que la iglesia primitiva conocía las historias y les deja hacer su propio estudio. La razón por la que pensé en Abigail es el hecho de que su testimonio de valentía y fe resonaría con estas mujeres en este contexto específico – mujeres que estaban casadas con hombres incrédulos.

Pedro está dándole a la iglesia una ilustración: estas mujeres en la antigüedad que estaban vestidas con esta clase de carácter y gracia y fuerza y ​​valor, también estaban vestidas de sumisión a sus propios maridos. Es decir, estaban dedicadas a apoyar, animar y ayudar a sus maridos

El Ejemplo de Sara

Ahora Pedro cambia su enfoque a una mujer en particular. Note el versículo 6,

como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor.

Pedro se refiere a ese momento de su matrimonio en el que los visitantes angélicos le anuncian al anciano Abraham que él y su anciana esposa, Sara, van a tener un hijo. Por cuestión de tiempo no vamos a ir allí, pero el evento se detalla en Génesis 18.

Cuando escucha el anuncio de que tendrá un hijo, Sara se ríe, porque, en realidad, era bastante ridículo dado que ella tenía 90 años en ese momento y Abraham tenía 100.

La Biblia dice en Génesis 18:12,

Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?

Aquí es donde se usa esa expresión, mi señor. Inmediatamente, muchos se toman de esta frase sin entenderla y dicen que la biblia es machista y el concepto de sumisión equivale a esclavitud.

Pero todo lo que tiene que hacer es leer el texto sobre su matrimonio y descubrirá que Sara no es la sirvienta de la casa. Ella no se está de rodillas besándole los pies. Sara no era una mujer cobarde, apocada, débil, oprimida y definitivamente no era una esclava.[vii]

“Mi señor” era simplemente una expresión de respeto.

Y cuando Pedro describe su actitud, usa un verbo participio en tiempo presente. En otras palabras, este tipo de respeto era constante.[viii]

Había un patrón de respeto en su corazón y vida por su esposo; era una actitud constante y fundamental de consideración y estima hacia su esposo.

De hecho, en el mundo antiguo y hasta hace unos pocos siglos, mi señor era una de las expresiones que podía usar para mostrar respeto y cortesía. Solo tenga en cuenta que esto es “señor” con “s” minúscula, no “S” mayúscula.

Y si observa de cerca su matrimonio, lo que descubre es que Sara, más de una vez, desafió a su esposo a pensar y actuar de manera diferente – el tema era hacerlo de manera correcta.

Ahí radica el desafío para cualquier esposa piadosa: cómo tratar con sabiduría los cambios y mejoras que verá que su esposo necesita – aprender a ser un instrumento en las manos de Dios para ofrecer sabios consejos y ayudarle a cambiar para mejor con gracia, sin faltarle el respeto o hiriéndolo.

Sara definitivamente creó una serie de problemas. Algunos de sus consejos fueron egocéntricos y no estaban influenciados por la Palabra de Dios. Y combinado con la falta de liderazgo espiritual de Abraham, a veces, terminaron yendo en la dirección equivocada.

El Señor ilustra la sumisión con la vida de Sara, en esta carta de Pedro, no porque ella fuera perfecta, ni porque tuviera un matrimonio perfecto, ni porque tuviera un esposo perfecto. ¡Ella fue elegida a pesar de eso! No vivió perfectamente, pero siguió un patrón de cooperación y ayuda sumisa.

De hecho, fue por su fiel sumisión y apoyo a su marido, siguiéndolo a un territorio desconocido por obediencia al llamado y las promesas de Dios, atravesando con fe los desafíos de la vida, que ella termina inmortalizada en Hebreos 11 como uno de los héroes de la fe.

Y a cada esposa que hace de Sara una mentora espiritual, Pedro le dice que tiene un parecido familiar con este ejemplo espiritual que tal vez no sabía que tenía.

Note nuevamente el versículo 6: de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien. A simple vista, pareciera que puede ganarse lugar en la familia de fe de Sara. Un mejor entendimiento de lo que dice Pedro es que usted demuestra que se ha convertido en su hija cuando hace lo correcto. Tiene este parecido familiar.

Y luego note lo que sigue: sin temer ninguna amenaza. A veces, seguir a su esposo da temor. A veces, es una sensación aterradora seguir su liderazgo sabiendo que puede cometer errores.

Así que recuerde: su esperanza, su confianza está, en última instancia, en la soberanía de Dios que la cuida.

Y en este contexto inmediato, estas mujeres eran acosadas e intimidadas por sus esposos incrédulos, junto con una cultura que tenía poca paciencia con el evangelio. Pedro está diciendo que ella no debe permitir que la obstinación de un esposo o una cultura incrédula la asusten y la aparten de su fe o la intimiden para que niegue a su Salvador.[ix]

Conclusión

Antes de concluir este estudio, es posible que se esté haciendo la pregunta: “¿Qué puedo hacer si tengo un esposo que no es salvo o que es espiritualmente desobediente?”

Permítame ofrecer cuatro sugerencias prácticas:

Primero, encuentre una mujer piadosa que pueda convertirse en su mentora – una mujer como Sara. Si está casada con un esposo que no la guía, no la ama ni la cuida, entonces necesita una mujer que pueda darle consejos sabios y ayudarla descansar en los brazos del Señor para mantener el equilibrio, en lugar de amargarse.

En segundo lugar, haga un inventario para ver si hay cosas que Dios le está comunicando indirectamente a través de las actitudes y acciones de su esposo – cosas que Dios quiere cambiar en su corazón y en su vida. ¿Qué acción necesita tomar?

Tercero, pídale a un pequeño círculo de amigos que oren por su esposo. Esto no es para que usted diga “Adivina lo que acaba de hacer mi esposo”, sino “oren para que mi esposo confíe en Cristo, o comience a caminar genuinamente con Cristo”.

Cuarto, manténgase comprometida en su propio estudio de la Palabra y en su vida de oración. Solo el Espíritu de Dios puede consolarla, sanarla y ayudarla a manejar las presiones que a veces son tan abrumadoras en su vida.[x]

Para las esposas que se someten a sus maridos por obediencia a Dios – para las esposas que desean honrar a sus esposos y ayudarlos y alentarlos y confrontarlos con gracia y aconsejarlos con sabiduría: ustedes son parte de una hermandad de mujeres de fe. Usted está demostrando que es una hija de Sara.

Para el bien de sus esposos, y de la iglesia, y del evangelio, y de usted misma, junto con muchas otras mujeres santas, espere diariamente en el Señor. Confíe en Jesucristo y ayude a su esposo con la actitud correcta. De esa manera usted estará actuando como lo que es, una hija de Sara, una mujer preciosa y amada a los ojos de Dios.

 

[i] Matt Woodley, PreachingToday.com; Oliver’s Travels, Guarantee Perfect Wedding Day Weather with Oliver’s Travels, (Posted 1-23-15)

[ii] Adapted from David R. Helm, 1-2 Peter and Jude (Crossway, 2008), p. 105

[iii] John MacArthur, 1 Peter (Moody Publishers, 2004), p. 177

[iv] Dennis Rainey, Staying Close (Word, 1989), p. 158

[v] Adapted from Rainer, p. 158

[vi] Charles R. Swindoll, Insights on James, 1 & 2 Peter (Zondervan, 2010), p. 188

[vii] Adapted from Helm, p. 105

[viii] Adapted from MacArthur, p. 180

[ix] Adapted from D. Edmond Hiebert, 1 Peter (BMH Books, 1984), p. 204

[x] Adapted from Rainey, p. 165

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

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