Introducción
He disfrutado recientemente al encontrarme con algunas historias de tesoros escondidos en áticos y cámaras secretas; historias de herencias totalmente inesperadas y sorprendentes. Cosas como una caja de tarjetas de béisbol sin abrir que una persona encontró en el ático de su casa y ahora valen más de un millón de dólares.
Sorprendidos herederos recibieron una llamada telefónica que les cambió la vida. Como un aristócrata portugués llamado Luis Carlos de ma Noronha Cabral da Camara – con un nombre como ese ya sabe que tiene que ser rico. Antes de morir, redactó una última voluntad y un testamento bastante inusuales. Este artículo decía que, por regla general, las personas no hacen testamentos en Portugal, pero los aristócratas sí.
Luis nunca se había casado y no tenía familia extendida conocida. La cadena de noticias BBC informó que, a una edad avanzada, se había reunido con su abogado y dos testigos, donde le preguntaron, por supuesto, quienes iban a ser los herederos de su patrimonio. Él buscó la guía telefónica de Lisboa, en la oficina del abogado y comenzó a pasar las páginas, señalando nombres al azar, 70 nombres en total, y los convirtió en herederos de su patrimonio.
Cuando murió, unos años después, se contactó a las 70 personas. Muchos de ellos pensaron que era una estafa y hubo que convencerlos de que todo era cierto. Su nombre había sido escogido al azar de una guía telefónica y, ahora eran coherederos con otras 69 personas del patrimonio de Luis Carlos de ma Noronha Cabral da Camara.
¿Se imagina ser el heredero de alguien – descubrir por una llamada telefónica que un millonario lo ha elegido para beneficiarle como heredero de su vasto patrimonio?
Uno de los mayores descuidos en la vida cristiana es el hecho de que cada creyente tiene una herencia futura que va más allá de su imaginación. Cada cristiano ha heredado la vasta propiedad del Cielo y todas las riquezas de Dios, a través de nuestro pariente por fe: Jesucristo.
La verdad es que vamos por la vida sin pensar en el hecho de que vamos a vivir como realeza; gobernando y reinando en el reino venidero de Dios.
Pero Dios considera que esta verdad debe ser un incentivo significativo – un incentivo para actuar como herederos, aquí y ahora – porque casi todos los escritores del Nuevo Testamento aludieron a este hecho.
Santiago escribe:
Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? (Santiago 2:5)
Pablo escribió a los creyentes romanos:
Somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo. (Romanos 8:16-17)
En términos legales, Jesús no es solo su abogado y redentor, sino su hermano. Él es su hermano mayor en la terminología bíblica; Él está relacionado con usted, ya que usted, por la fe, ahora es miembro de la familia de Dios.
En Hebreos 2:11, se nos dice que Jesús no se avergüenza de llamarnos sus hermanos. Y esa es la asombrosa verdad detrás del anuncio que hacen Santiago, Pablo y otros cuando nos informan que somos coherederos de Jesucristo.
Entonces, querido creyente, esta es su notificación anticipada: se le informa que es coheredero con Jesucristo y compartirá todo por igual con Él en la eternidad, junto con los demás herederos que también pertenecen a la familia de Dios.
Dios quiere que sepamos de esta herencia familiar – este tesoro; no es un secreto; no es al azar y no está escondido en el ático.
Anótalo con anticipación. Ya ha sido informado: este es su futuro por la fe en Cristo.
Querido oyente, no pasará mucho tiempo antes de que usted y yo estemos mirándonos y riendo y regocijándonos y cantando y alabando a Dios por lo que hemos llegado a ser y lo que se nos ha dado y dónde vamos a vivir y cómo vamos a pasar la eternidad como herederos de las riquezas y el esplendor y la gracia de Dios.
Este no es un incentivo menor para hoy. De hecho, esto es algo que Dios quiere usar para transformar nuestro pensamiento y moldear nuestra perspectiva y alentarnos en medio del sufrimiento y motivarnos a perseverar a través de los desafíos y las luchas de la vida.
No pierda de vista su increíble herencia.
Así es como el Apóstol Pedro comenzó su primera carta, hablándonos de nuestra herencia que está reservada – está guardada para nosotros en el cielo (1 Pedro 1:4).
Pero ahora, más adelante en su carta, si regresa conmigo al capítulo 3 de Primera de Pedro, verá que el apóstol vuelve a mencionar esta verdad – el hecho de que somos herederos – solo que esta vez la usa para desafiar el pensamiento y el comportamiento de cada hombre casado en el Cuerpo de Cristo.
Lea conmigo 1 Pedro 3, versículo 7. Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas. Es decir, forme un hogar con su esposa. Esto quiere decir, por cierto, que los hombres también son amos de casa – porque deben trabajar en su hogar con sus esposas sabiamente. Es decir, con bondad y consideración –como con un vaso más frágil, puesto que es mujer Pedro no escribe que ella es débil, sino que es más débil físicamente. Estudiamos las implicaciones prácticas del diseño de Dios para cada género en nuestro último programa.
Ahora, note el texto de hoy:
… dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
Mientras concluimos nuestro estudio sobre las instrucciones de Pedro a las esposas y esposos, Pedro le entrega a cada esposo una tarea diaria, un anuncio profético y un consejo serio.
Una Tarea Diaria
Note primero la tarea diaria: Dele honor.
El tiempo presente nos dice que hagamos esto de manera continua; esto no es solo en su cumpleaños o aniversario. Esto es diario. La palabra tiene la idea de asignarle a alguien algo que se le debe.[i]
Lleva la idea de hacer una estimación de su valor que resulta ser muy alto. Y esta evaluación no se da porque usted es lo suficientemente amable. Esta evaluación está directamente relacionada con quién es ella.
Y Pedro está a punto de decirnos quién es ella. A su esposa creyente se le debe un honor especialmente alto porque ha heredado la herencia de Dios como coheredera.
Hace unos meses, mi esposa y yo tuvimos la posibilidad de hacerle unas importantes y necesarias renovaciones a nuestra casa. Entre otras cosas, modificamos una habitación para que se convierta en mi oficina y biblioteca. Ahora hago más estudio y trabajo desde la casa.
Como resultado, un tasador vino a hacer una evaluación mientras nos preparamos para el refinanciamiento. Era una joven con una tablet y cinta métrica en la mano. Era minuciosa y cuidadosa; quería saber todo lo que le habíamos hecho a la casa, cada actualización y cambio.
Evidentemente, cuanto mayor sea la tasación, más valor tendrá nuestra vivienda. Así que me puse a contarle de todo lo bueno que tiene nuestro hogar. Saqué los planos y los desplegue sobre el mostrador; Le señalo el ancho de esto y los metros cuadrados de eso.
Le estaba señalando todo: el nuevo ventilador de techo, los accesorios de iluminación en la sala de estar. No sabía si la estaba molestando o no, pero mi primera pista llegó cuando me dijo que no había problema si volvía al trabajo.
Escuche, estoy convencido de que nuestra casa no va a tener la tasación que creo que se merece.
Probablemente pasaré los próximos 2 meses quejándome de que no consideraron esto y aquello y se no tuvo en cuenta esto y pasaron por alto aquello. Mi casa no va a tener la tasación que sé que se merece.
Así que aquí está la pregunta: ¿Está evaluando a esposa de la manera que Dios sabe que se merece? Él, a través del Apóstol Pedro, les está diciendo a los esposos que les den honor; que las valoren como se merecen. ¡Muéstrele honor al más alto grado![ii]
Y entienda esto: Pedro no les está diciendo a los esposos que decidan si sus esposas se han ganado o si se merecen esta alta evaluación; les está diciendo que les den ese tipo de honor todos los días, y que actúen consecuentemente, solo porque ella es una esposa creyente.
Permítame cambiar la analogía por un momento y decirle que esta palabra para honor se usaba en los días del Nuevo Testamento para describir un gran tesoro o una valiosa piedra preciosa.[iii]
Entonces, ¿cómo puede cumplir esta tarea diaria de tratar a su esposa como un tesoro valioso? Bueno, para empezar, si tiene algo que realmente atesoras,
- Se va a reflejar en la forma en que habla de ello.
Entonces, ¿cómo habla de su esposa en el trabajo, cuando está con sus amigos, frente a sus hijos, con su familia extendida? Es más, ¿cómo le habla a ella?
- Además, su valoración se reflejará en la forma en que la atiende.
Un erudito griego señaló el hecho de que esta palabra, honrar, nos da la palabra honorario – compensación.[iv]
Tiene un trasfondo financiero que tiene que ver con el dinero. Las esposas dicen: “Me gusta hacia dónde se dirige esto; cariño, ¡despierta!”
Un hermano de nuestra iglesia me envió esto hace poco: Creo que le va a gustar el final. Un hombre llamado Douglas Smith estaba en su lecho de muerte y sabía que el final estaba cerca. La enfermera, su esposa, su hija y sus 2 hijos estaban con él en el dormitorio esperando su último aliento.
En un momento se incorporó y le pidió a la enfermera que escribiera sus últimos deseos. Él comenzó diciendo: “Para mi hijo, Bernie, quiero que tomes las casas en Londres. Para mi hija Silvia, los apartamentos en el extremo este. A mi hijo Jaime, todas las oficinas en el centro de la ciudad. Y a Sara, mi querida esposa, que ella se quede con todos los edificios residenciales a la orilla del río”. Y con eso respiró por última vez.
La enfermera quedó impresionada por la generosidad de estos últimos deseos y le dijo a su esposa: “Sra. Smith, su esposo fue un hombre increíble, generoso y considerado por haber trabajado tan duro y luego darles a usted y a sus hijos todas estas propiedades”. La esposa respondió: «En realidad, no, solo tenía una gran ruta para repartir periódicos».
Ahora, en lugar de referirse simplemente a propiedades o dinero, la palabra que usa Pedro se relaciona con proteger, guardar y proveer para ella como usted protegerías, guardaría y proveerías para algo que atesoras.
Uno guarda las joyas costosas en recipientes o cajones cubiertos de tela; guarda los pasaportes y escrituras en lugares seguros; pones fotografías especiales en marcos; guardas artículos de valor en lugares seguros. No los deja tirados por ahí.
No trata el tesoro con descuido. Entonces, ¿cómo está protegiendo, custodiando, manteniendo y cuidando su relación con su esposa? ¿Qué valor le ha asignado?
¿Y por qué Dios cree que ella merece un trato honorable? ¿Por qué Dios cree que su esposa es digna de la más alta valoración? Bueno, Pedro, un hombre casado, efectivamente dice: «Sabía que iba a preguntarlo, así que déjeme decirle por qué».
Mire más adelante en el versículo 7.
Dele honor como a coheredera de la gracia de la vida.
Pedro le da al esposo una asignación diaria y ahora le da un anuncio profético.
Un Anuncio Profético
Ella ha heredado igualmente el don de la vida. La mayoría de los eruditos evangélicos creen que esta frase tiene relación con el capítulo 1 en el sentido de que Pedro quiere que cada esposo mire hacia adelante al momento en que su novia será coronada como la novia de Cristo.
Ella es una coheredera de la vida eterna. En otras palabras, su esposa es coheredera de una vida que, en su máxima manifestación, tendrá lugar en la eternidad.[v]
Hermano, usted no solo está casados con una mujer; está casado con una heredera real que vivirá para siempre.
Pedro le está recordando a cada esposo creyente de cada esposa creyente que, en realidad, la está acompañando en su camino hacia el momento en que la entregará a su Esposo y Señor. ¿Cómo está cuidando a un futuro miembro del cortejo nupcial del Cielo?
Su matrimonio es una oportunidad para experimentar los beneficios espirituales del evangelio.[vi]
Mientras que a los esposos se les ha dado mayor autoridad y responsabilidad como cabeza del hogar, como hemos visto, cuando se trata del evangelio y los privilegios espirituales y la importancia eterna y una corona y un trono en el reino venidero, los esposos y las esposas son corregentes – coherederos con Cristo.[vii]
No tengo dudas de que, cuando se leyó esta declaración por primera vez en el primer siglo, esto debe haber causado un gran revuelo. Puedo imaginar a las mujeres atónitas, sorprendidas, emocionadas, desconcertadas ante este anuncio profético.
Debe comprender que el evangelio elevó a las mujeres a un nivel completamente nuevo – algo que nunca antes se había visto. Cualquiera que le diga que el cristianismo ha reprimido a las mujeres no conoce su historia o su doctrina.
Viaje en el tiempo a las culturas griega y romana, y verá que las esposas llevaban vidas miserables. No tenían derechos personales; no tenían protección legal; eran explotadas y se les daban los trabajos más desagradables en el hogar.
Sus maridos griegos y romanos las consideraban muy inferiores en estatus y valor. El orador ateniense Demóstenes dijo una vez que las amantes eran para el placer y las esposas para criar herederos legítimos.
Incluso en la cultura judía durante los días de los apóstoles, las mujeres judías no eran tratadas bien. No tenían derechos legales y el divorcio estaba fuera de control. Uno hombre se podría divorciar por casi cualquier cosa que no le gustara de su esposa.
De hecho, los hombres judíos solían ofrecer una oración matutina que incluía la frase: “Bendito eres, oh Señor, que no me has hecho gentil ni mujer…”[viii]
Incluso hoy en día, en culturas sin influencia cristiana, a las mujeres se les sigue negando el mismo valor y derechos personales que los hombres. El esposo tiene el derecho legal de golpear a su esposa por desobedecerle. Agregue a eso la falta de equidad legal: hasta el día de hoy, los derechos de herencia son la mitad de los varones en el mejor de los casos, de los herederos varones. Y podría seguir.
Será el evangelio el que hará cambios colosales en el valor de una mujer. Un historiador escribió que el nacimiento de Jesucristo fue el punto de inflexión en la historia de la mujer.
El evangelio ordena al esposo que ame a su esposa como se ama a sí mismo, o mejor aún, como su Señor ama a la iglesia (Efesios 5:25).
El evangelio informa a las mujeres que su herencia en el reino venidero no es ni la mitad ni menos que la de los hombres; son igualmente coherederas en ese reino venidero y glorioso (1 Pedro 3:7).
¿Cuál es el valor de una mujer? Pedro está entregando un anuncio profético que cambia el precio y la perspectiva que los hombres han tenido sobre su valor.
Hace poco leí acerca de un hombre que heredó una manta de su tía y nunca le había dado mucha importancia. De hecho, generalmente la arrojaba sobre una silla en el dormitorio, donde había permanecido durante años hasta que llegó un programa de televisión a su ciudad que iba en busca de antigüedades.
Su tía le había dicho una vez que la manta había pertenecido a Kit Carson, un famoso explorador estadounidense de los 1800, pero para ese entonces todos pensaban que la tía estaba un poco loca y no era verdad. De todos modos, por las dudas, él y su esposa tomaron esa manta para ver si valía algo.
Según el artículo que leí, el tasador ese día casi se desmaya al ver la manta. Aunque no pudo probar que alguna vez perteneció a Kit Carson, comprobaron que se remontaba a principios del siglo XIX. Era una obra original del pueblo nativo Navajo y solo quedaban cincuenta en el mundo.
La manta fue valorada en $350,000. La pareja lo vendió rápidamente en una subasta y obtuvo $500,000 dólares. He leído que la gente llega sola a este programa y se va rodeada de guardias armados. Lo que casualmente habían traído ahora era algo para proteger a toda costa.
Querido oyente, haga de este tipo de actitud su tarea diaria; Escuche atentamente este anuncio profético. Finalmente, preste atención: Pedro ahora ofrece en conclusión un consejo muy serio.
Un Consejo Serio
Maridos, vivid con ellas sabiamente, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
Esta es una referencia directa a la vida de oración de los esposos. Pedro está asumiendo que todo esposo creyente va a querer estar orando.[ix]
Pero si no actúa de manera apropiada sus oraciones pueden tener estorbo. Ahora, espera un segundo. A las mujeres no se les dio una advertencia severa si se niegan a someterse y respetar a sus maridos; no hubo una advertencia final para las esposas por no cumplir con sus responsabilidades, así que, ¿por qué los esposos sí?
Debemos recordar que el matrimonio representa el misterio de la iglesia unida a Cristo. Entonces la esposa es como la iglesia, y el esposo debe representar a Cristo. Piense en eso por un momento. El esposo representa a Dios en el hogar. Entonces, lo que está en juego es mucho más grande, su influencia mucho más crítica, su fracaso mucho más devastador.
Francamente, esposos, si no cuidan y se preocupan por su esposa, a Dios no le va a importa su oración tampoco.
Para que vuestras oraciones no tengan estorbo. La palabra que Pedro usa, traducida estorbo, era una palabra que se usaba para hacer un camino intransitable. Los soldados enemigos bloqueaban los caminos usando piedras.[x]
Pablo usó la misma palabra para explicar que antes se vio impedido de visitar a los romanos (Romanos 15:22); Pablo les dijo a los tesalonicenses que se había visto estorbado más de una vez en sus esfuerzos por volver a ellos (1 Tesalonicenses 2:18); Pablo usó además la palabra para reprender a los cristianos de Galacia cuando escribió que habían estado progresado mucho, pero alguien los estaba estorbando ahora (Gálatas 5:7)
La palabra también conlleva la idea de cortar o interrumpir.[xi]
No hay amenaza divina más seria que esta, ¿verdad? Que todas las promesas de oraciones escuchadas y contestadas puedan ser interrumpidas.[xii]
Las oraciones se ven obstaculizadas; el Espíritu Santo se entristece; el Enemigo del evangelio tiene la oportunidad de bloquear los caminos del progreso espiritual y la oración eficaz.[xiii]
El hombre que peca contra su esposa negándose a sabiendas a mostrarle consideración, honor y bondad, encuentra una barrera entre él y Dios. En otras palabras, no acuda a Dios como si todo estuviera bien si no quiere acudir a su esposa para arreglar las cosas.
Imagine las implicaciones: si no está interesado en escuchar las necesidades de su esposa, Dios no está interesado en escuchar las necesidades de su vida.
Su matrimonio es en realidad un excelente barómetro de la realidad de su cristianismo. No importa lo que diga la gente aquí o en el trabajo: “qué maravilloso cristiano es ese hombre”. Eso no importa tanto como lo que su esposa diga sobre usted en el hogar.
¿Cuál es la evaluación de su esposa sobre la realidad de su cristianismo? Puedo garantizarle que tiene mucho que ver con su evaluación del valor de su esposa.
Como verá, la Biblia nos enseña que su comunión con Dios está relacionada con su comunión con su esposa. Los hombres lo sabemos muy bien. Si perdemos la comunión con Dios, no pasa mucho tiempo antes de que todos en el hogar lo sepan.
Pero aquí está el punto principal: cuando actúa de manera pecaminosa, orgullosa y egoísta y no le importa vivir con su esposa con cortesía y amabilidad, pierde la comunión con su esposa; entonces pierde la comunión con Dios también. Garantizado.
Hermano, cuando usted ofende a su mujer, ofende a Dios también.[xiv]
Este es un asunto más grande de lo que pensábamos. ¿Somos compañeros de nuestras esposas o competidores? ¿Es su esposa su sirvienta, colocada en el planeta para satisfacer todas sus necesidades, o la ve como una coheredera del Reino venidero, alguien que Dios le ha permitido acompañar con amabilidad al Cielo?
Seamos honestos. Debido a nuestra naturaleza caída, estos 7 versículos son un gran desafío. A las esposas les va a costar respetar y seguir el ejemplo de sus maridos; los esposos tenderán a preferir sus deseos y egos sobre las necesidades y sentimientos de sus esposas.[xv]
El matrimonio se convierte en competencia en lugar de cooperación, como un autor escribió. La armonía doméstica no es fácil. A veces aún parece imposible.[xvi]
Pero no se rinda. Confíe diariamente en el poder del Espíritu Santo y muera diariamente a su orgullo. Persevere, incluso en momentos dolorosos y decepcionantes, que habrá muchos.
Aprenda a confesar rápidamente. Vuelva a ajustar cuentas y a reevaluar a su pareja porque tiende a olvidar. No renuncies. Está casada con un hijo o una hija del Rey.
Y un día, será testigo de la coronación de su cónyuge, un corregente con Cristo – y usted también será coronado con todos los otros creyentes, mientras tomamos nuestros lugares en la fiesta nupcial de la cena de bodas del Cordero y gritamos de alegría.
Será un gozo inmensurable y sin fin cuando heredemos la gloria de la presencia de Dios y la maravilla del Reino de Dios, y más allá de eso, ¡la vida eterna!
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[i] D. Edmond Hiebert, 1 Peter (BMH Books, 1984), p. 207
[ii] Stuart Scott, The Exemplary Husband (Focus Publishing, 2002), p. 170
[iii] Paige Patterson, A Pilgrim Priesthood (Thomas Nelson, 1982), p. 112
[iv] Hiebert, p. 207
[v] Ibid, p. 207
[vi] The Expositor’s Bible Commentary: Volume 13 (Zondervan, 2006), p. 329
[vii] Adapted from Wayne Grudem, 1 Peter (IVP Academic, 1988), p. 153
[viii] Adapted from Stuart Scott, p. 196
[ix] Adapted from Hiebert, p. 208
[x] Derek Cleave, 1 Peter (Christian Focus, 1999), p. 92
[xi] A.T. Robertson, Word Pictures in the New Testament, Volume VI (Baker, 1933), p. 111
[xii] John MacArthur, 1 Peter (Moody Publishing, 2004), p. 183
[xiii] Adapted from John Phillips, Exploring the Epistles of Peter (Kregel, 2005), p. 143
[xiv] J. Alan Blair, Living Peacefully: 1 Peter (Kregel, 1959), p. 155
[xv] Adapted from Charles R. Swindoll, Insights on James, 1 & 2 Peter (Zondervan, 2010), p. 193
[xvi] Ibid