Introducción
Ralph Waldo Emerson escribió: “Cuando los ojos dicen una cosa y la lengua otra, puedes confiar en el lenguaje del primero.”
Hay una razón por la que se dice que los ojos son las “ventanas del alma”. Si bien podemos elegir nuestras palabras y controlar ciertas expresiones faciales, nuestros ojos nunca mienten.
Tienen la capacidad de revelar nuestros pensamientos, reflejar nuestros sentimientos, expresar sorpresa o aprobación o incredulidad o culpa o miedo… o incluso aburrimiento.
Un artículo que leí hablaba sobre las emociones que se reflejan en la tasa de parpadeo. De hecho, un investigador afirmó que el candidato presidencial que parpadeó con más frecuencia en comparación con su oponente nunca ganó una elección.
La investigación revelaba la conexión entre la dilatación de las pupilas con el interés e incluso los afectos, y la constricción de las pupilas con el desinterés o la aversión. Los ojos son un lenguaje sin palabras.
Sin pensarlo, nos comunicamos con nuestros ojos todo el tiempo. Sin palabras, nuestros ojos tienen el poder de condescender, juzgar, asustar, simpatizar, sonreír, regañar – mi madre podía silenciar a cuatro niños simplemente dándonos ‘la mirada’. Esa mirada podía hacer que el mundo se detuviera… el universo entero se congelaba en un momento. Su mirada era un relámpago y el sonido de un trueno, todo con una sola mirada: las madres tienen una habilidad dada por Dios para desarrollar esa mirada.
Sus ojos dicen mucho. También pueden expresar compasión, tristeza, amor y afecto. Un autor escribió, “una pareja joven puede coquetear entre sí en la mesa sin decir una palabra.” Eso es cierto, pero a mi edad solo estoy tratando de que mi esposa me pase el pan.
Para dejarlo en claro: Satanás puede influir en nuestros pensamientos y mentes, pero no puede leer nuestras mentes; solo nuestro Dios omnisciente puede probar nuestros pensamientos y nuestros corazones (Salmo 26:2).
Sin embargo, somos un libro abierto – más de lo que nos gustaría ser. Y Satanás y sus millones de ángeles caídos han estudiado a la raza humana durante miles de años, desde Adán y Eva. Es posible que pueda saber lo que estamos pensando antes de que digamos una palabra porque puede estudiar nuestras acciones, nuestras reacciones, nuestras expresiones y nuestros ojos; incluso la dilatación de las pupilas y las veces que parpadeamos.
Las tentaciones se hacen a medida. Satanás y sus demonios lo estudian… como lo estudiaron a Job, e incluso al Señor Jesús.
Satanás toma nota del brillo de lujuria que acaba de ver en sus ojos; o la chispa de la codicia; o la sombra de la duda o la nube de ira que se formó en sus ojos.
Y vuelve a cargar su arco con otra flecha ardiente, dirigida a esa misma reacción que notó que es una grieta en su armadura.
En nuestro último programa, comenzamos a estudiar la persona y la personalidad del querubín de más alto rango creado por Dios: lo conocemos como Satanás o el Diablo.
Él es real… y nosotros como creyentes estamos en guerra con él. El Apóstol Pablo nos informa que nuestra verdadera batalla no es contra carne y sangre – cosas y personas que podemos ver; nuestra verdadera batalla es contra lo que no podemos ver: los principados, potestades y gobernadores de las tinieblas – literalmente, el mundo espiritual caído (Efesios 6:12).
Pero tenga en mente, querido oyente:
- No estamos luchando contra el mundo caído, la carne y el diablo para conseguir o mantener nuestra seguridad en Cristo, sino para crecer en Cristo;
- No estamos luchando para obtener el perdón de Dios, sino para dar fruto para Dios;
- no estamos luchando para ganarnos un hogar un día en Cielo, estamos luchando para vivir una vida santa mientras estamos en la tierra.
Un autor puritano escribió hace más de 300 años:
Satanás quiere alejar al creyente de todo servicio santo y celestial; para mantenernos en una condición de luto, tambaleo, duda y cuestionamiento. En un momento se abstendrá de tentarnos para que creamos que estamos seguros y bajemos la guardia; en otro momento parecerá que huye, para enorgullecernos de la victoria; un hombre puede contar las estrellas y la arena del mar como puede contar todas las artimañas de Satanás.[i]
Thomas Brooks (1608-1680)
Por eso, en nuestro último programa invertimos los papeles y nosotros comenzamos a estudiar al Diablo. A él no le gusta que lo expongan. Sus obras son malas y ama permanecer en la oscuridad.
Y lo estamos estudiando, no para conocerlo mejor, sino para saber armarnos y protegernos mejor contra él – para seguir el consejo del Apóstol Pablo de no ignorar las maquinaciones de Satanás (2 Corintios 2:11); para seguir la advertencia del Apóstol Pedro de estar alertas, atentos al peligro que representa nuestro enemigo (1 Pedro 5:8).
De hecho, volvamos a la primera carta de Pedro y a ese versículo de la Escritura. Pedro escribe en 1 Pedro 5:8, Sed sobrios y velad.
Estos son dos imperativos, por cierto. Podría escribir en su Biblia un signo de exclamación al lado de estos mandamientos.
Podría traducirlo como: ¡Esté alerta! ¡Manténgase despierto! O, “mantén la calma y quédate despierto”. Y como vimos en nuestro último estudio, el versículo anterior nos dice que Jesucristo se preocupa por nosotros, pero a continuación encontramos esta advertencia, como para dejar en claro que el hecho de que Jesús cuida de nosotros no significa que podamos ser descuidados. El hecho de que Jesús se preocupe por nosotros no significa que podemos andar desprevenidos.
Este no es el momento de dormir en una hamaca espiritual en el parque.[ii] Estamos en una guerra… y hay un león suelto.
Sigamos leyendo – vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8)
En otras palabras, este león lo quiere para el almuerzo.
Pedro desenmascara al Ángel de Luz, y lo que encuentra detrás de esa máscara es un demonio cruel parecido a un animal, a un león amenazante, que no puede tener su alma, creyente, pero quiere su vida. Él quiere devorar su alegría e integridad y servicio y adoración. Él desea arruinarle la vida.
Pedro esencialmente dice, no entre en pánico, mantenga la calma, pero manténgase despierto… hay un león hambriento al acecho en su vida. Y lo quiere para el almuerzo.
Ahora, lo que Pedro hace aquí es comenzar a describir a este león con dos palabras clave.
Descripciones del Diablo
Primero, Pedro describe al diablo como su adversario.
- Adversario
Este es un término legal y se usaba en los tiempos de Pedro para referirse a un oponente en un juicio. Es un adversario legal, un abogado acusador.[iii] Y quiere despojarle de todo, dejándolo absolutamente en bancarrota.
Con el tiempo, esta palabra para adversario pasó a referirse a un enemigo, en general. En otras palabras, Satanás nunca tiene en mente sus mejores intereses. Solo quiere que piense que está haciendo un buen trato, pero sus motivos siniestros, brutales y crueles son desenmascarados aquí por Pedro.
A principios de 1800, John Brown pastoreó una iglesia en Escocia por 30 años Y durante 16 de esos años enseñó a través del Libro de Primera de Pedro. Le tomó 16 años enseñarlo. Y usted que pensaba que yo iba lento.
Tengo su comentario sobre este pasaje en particular y esto es lo que escribió:
El diablo no es amigo de nadie y es enemigo de todos. La malicia es el elemento de su ser moral. Odia a Dios, a los hombres y a los ángeles santos; el único lazo que existe entre él y sus demonios subordinados es su odio común contra Dios y todo lo que pertenece a Dios. Ha herido profundamente a la raza humana; y no se compadece de los que ha herido.[iv]
John Brown (1784-1858)
En segundo lugar, Pedro se refiere a él como el diablo.
Vuestro adversario, el diablo… (1 Pedro 5:8)
El nombre diablo significa acusador. De hecho, la forma verbal de la palabra significa presentar cargos.[v]
- Acusador
Una vez más, esto tiene los matices de un entorno judicial en el que el diablo se dedica a presentar cargos falsos y revelar pruebas y traer acusaciones a nuestras mentes sobre todo tipo de cosas.
El Apóstol Juan escribe que el Diablo es el acusador de los hermanos – acusándolos delante de nuestro Dios día y noche (Apocalipsis 12:10).
Y luego viene y acusa a Dios, diciendo:
- Dios está en tu contra: mira cómo estás sufriendo.
- Dios no es poderoso: mira lo que te está pasando.
- No estás creciendo espiritualmente: mira que débil eres.
- No puedes decir que tus pecados están perdonados – Dios te los va a hacer pagar algún día.
- ¿Qué seguridad tienes de ir al cielo? Mira lo que has hecho.[vi]
Es un oponente hábil en la ley, y si no fuera por las promesas de la palabra de Dios y la verdad de su redención través de Cristo, él tiene la ventaja sobre nosotros.
Nadie puede argumentar tan bien como el diablo. Es un acusador traicionero, difamador, crítico, quisquilloso, menospreciador y denigrante. Y usted pensaba que su hermana pequeña era la mejor en eso.
Por cierto – y vamos a hablar más sobre esto más adelante – solo hay un rival para este Acusador, y es nuestro Abogado Celestial, nuestra defensa segura.
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. El borró su deuda (Romanos 8:33)
Hijitos míos… si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo (1 Juan 2:1)
Satanás es un gran acusador: Él sabe todo en cuanto a usted hasta el día de hoy.
Pero Jesús es su gran Defensor, y Él ha perdonado todo en cuanto a usted por toda la eternidad. Satanás no puede mencionarle a Dios nada acerca de nosotros que Dios ya no sepa y por lo que Jesús no haya pagado. Jesús se encargó de nuestro problema de pecado para siempre.
Y Satanás también lo sabe. Escuche, querido creyente, él lo sabe, y esta es una de las razones por las que lo odia tanto. Él sabe que va a vivir en el Cielo del que lo expulsaron. Usted va a vivir donde él vivió una vez.
Él pensó que podía obtenerlo todo desafiando a Dios. Él sabe que usted lo obtendrá todo porque pertenece a Dios, a través de Cristo. Piénselo: usted obtendrá todas sus cosas… que perdió en su rebelión.
¿Puede imaginar la ira, odio, repugnancia, amargura, disgusto, desprecio y rencor que Satanás tiene contra nosotros al saber que nosotros, pequeños seres humanos insignificantes, vamos a heredar todo lo que él perdió?
- Él quería su propio trono; y Dios nos va a dar uno a nosotros.
- Él quería la gloria y el esplendor y riquezas del cielo; y nosotros vamos a vivir allí para siempre.
¿Cree que él está feliz por eso? Usted se ha convertido en su enemigo número 1 en el planeta tierra.
Muy bien, entonces, esto es lo que usted es para él y lo que él es para usted. Ahora veamos lo que él hace:
Acciones del Diablo
Pondré el resto del versículo 8 en forma de dos acciones del Diablo.
- Él anda al acecho como un león
Note, vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor – o anda al acecho (1 Pedro 5:8b).
Él está merodeando. Él está vagando por la tierra. El capítulo 1 de Job lo corrobora a través de las mismas palabras de Satanás cuando Dios le dice: “¿Dónde has estado?” y no es que Dios no lo supiera, sino que quería que Satanás lo admitiera, y Satanás respondió: “De rodear la tierra y de andar por ella” (Job 1:7).
Pedro hace la misma observación. Y usa el tiempo presente para informarnos que el diablo nunca deja de hacerlo.
Un autor escribe que este verbo indica la energía inquieta del diablo en su búsqueda de participantes en su rebelión.[vii]
Y nunca duerme; no es humano y no necesita descansar ni comer ni dormir. Está constantemente al acecho.[viii]
Por miles de años, desde que tuvo éxito por primera vez en el Jardín del Edén, esto ha dominado sus planes y estratagemas mientras persigue a la humanidad.
Pedro agrega en este sencillo texto una idea interesante. El diablo no solo está merodeando, está merodeando como un león rugiente.
Y dado que la siguiente frase nos dice que está buscando a alguien a quien devorar, asumimos que está rugiendo porque tiene hambre.
Pero los leones no rugen cuando tienen hambre. Además, tampoco rugen cuando están cazando. Se mueven silenciosamente por la hierba alta. Acechan sigilosamente y luego saltan para atraparlo, matarlo y comerlo.
Los leones rugen por dos motivos: primero, rugen para decirles a otros leones en su manada dónde están; se comunican entre sí mediante rugidos, resoplidos y gruñidos fuertes.
En segundo lugar, rugen para que todos los demás sepan que este es su territorio. Y se puede escuchar a un macho adulto rugir en una noche tranquila a 8 kilómetros de distancia.
El punto es que cuanto más fuerte rugen, más grandes deben ser y más hay que temerlos. Es decir, más vale que no invadan mi territorio.
Entonces un león ruge con el propósito de comunicar e intimidar.
Satanás es como un león. Él es peligroso, poderoso, letal, y también se comunica con los miembros de su manada, sus demonios y el sistema mundial caído y el incrédulo. Reconocen y siguen su voz como el creyente reconoce y sigue la voz de su Buen Pastor (Juan 10:27).
Satanás también ruge, intimidando a todos a su alrededor, mostrando que él es más grande y poderoso que cualquier otra persona y quiere que todos crean que el mundo es su territorio. Así que no intente interponerse en su camino.
Francamente, él no ha dejado de alardear y jactarse de sí mismo desde Isaías 14, que registra su jactancia de que era más grande que Dios, y tampoco dejará de rugir, hasta que sea juzgado y encarcelado en el infierno para siempre.
Puede estudiar esto un poco más por su cuenta, pero el Diablo, tal como un león, ataca a:
- Los débiles y los que sufren.
- Los recién nacidos.
- Los que están aislados y no andan con el rebaño.
- Los desprevenidos y descuidados.[ix]
Él acecha a su presa. Se aprovecha de su personalidad; su edad; su posición en la vida; su dolor; su estado físico y mental; su madurez espiritual; su comprensión de las Escrituras. Lo usa todo para hacer su cebo personalizado.
Él espera y mira. y no lo olvide, él puede verlo parpadear. Él puede estudiarlo, viendo sus pupilas dilatarse o contraerse. Él puede escuchar su corazón latir cada vez más rápido, y puede averiguar por qué. Probablemente conozca su presión arterial también. ¡y por qué está subiendo!
¿Y con qué objeto nos estudia, querido oyente? Pedro nos dice:
Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8b)
El diablo no solo anda al acecho como un león,
en segundo lugar,
- Él anda buscando a alguien para arruinar
El verbo traducido “buscando” nuevamente está en tiempo presente, lo que nos dice que Satanás está involucrado en una búsqueda persistente, continua e interminable.[x]
Y Pedro describe su propósito con el verbo “devorar”.[xi] Su deseo es arruinar la vida de las personas; intimidar y cegar y mantener al incrédulo en su posesión; e intimidar, distraer, desanimar y desacreditar al creyente.
Él quiere destruir su vida.
Un león pesa en promedio 190 kilogramos. Puede tragar hasta 45 kg. de carne para un almuerzo. Crecen hasta una altura de 1.20 mt. cuando están en cuatro patas.
Hace unas semanas, mi esposa y yo fuimos a uno de nuestros zoológicos favoritos en el norte de Virginia. Pasamos un hermoso día caminando y apreciando la bella creación de Dios – asombrándonos de su creatividad al hacer tantas variedades de animales. En un momento llegamos a la exhibición de los leones. Un enorme león estaba debajo de un árbol. Solo una cerca alta nos separaba. Estaba a solo unos 4 metros de distancia. Tenía unos hermosos ojos y patas gigantes. Me miró y simplemente me estudió. Esa cerca, de pronto, parecía demasiado delgada.
Que animal tan poderoso. No podemos imaginarnos la presencia intimidante del principal enemigo de Dios y de la iglesia y de todo creyente. Él no es objeto de risa.
Habiéndonos perdido para siempre – él nunca nos puede quitar de la mano del Padre (Juan 10:29) – el diablo ahora va a hacer todo lo que pueda para devolverle el golpe a Dios manchando nuestras vidas y estropeando nuestro testimonio.[xii]
Y pensar, querido oyente, que cada vez que pecamos esencialmente nos sometemos a este malvado león; cada vez que pecamos, efectivamente conspiramos con él para afligirnos a nosotros mismos, y desobedecer e incluso desafiar a nuestro dulce Salvador.
Nuestro gozo es sofocado y nuestro servicio atrofiado y nuestra adoración silenciada hasta que confesamos ese pecado – y hasta que lo hagamos, Satanás se burla de Dios a causa de nosotros y se burla de nosotros porque volvimos a caer en su trampa.
Así que esta semana trate tan despiadadamente con el pecado como Satanás quiere tratar con usted. Gócese en la fuerza de su Salvador. Recuerde que Satanás puede rugir, y podrá rugir muy fuerte, pero nunca podrá sacudir el Trono sobre el que está sentado nuestro Señor Jesucristo.
En nuestro próximo programa seguiremos exponiendo otras de las artimañas favoritas de Satanás para resistirlo efectivamente, según el divino consejo de la palabra de Dios que encontraremos en el siguiente versículo de 1 Pedro. No se lo pierda.
Hasta entonces, que “la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sea con usted.” Bendiciones.
—
[i] Thomas Brooks, Precious Remedies Against Satan’s Devices (First Rate Publishers, 2017), p.2
[ii] Adapted from Charles R. Swindoll, Hope Again (Word Publishing, 1996), p. 256
[iii] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 766
[iv] John Brown, The Christian’s Great Enemy (The Banner of Truth Trust (1848), reprinted in 1975), p. 10
[v] The Expositor’s Bible Commentary: Volume 13 (Zondervan, 2006), p. 355
[vi] Adapted from Sinclair Ferguson, By Grace Alone (Reformation Trust, 2010), p. 68
[vii] D. Edmond Hiebert, 1 Peter (BMH Books, 1984), p. 315
[viii] Ibid
[ix] Adapted from Life Application Bible: 1 & 2 Peter/Jude (Tyndale House, 1995), p. 136
[x] Adapted from Hiebert, p. 315
[xi] Ibid
[xii] Derek Cleave, 1 Peter (Christian Focus, 1999), p. 159