Recientemente leí la historia de un hombre que, después de mucha oración y consideraciones, decidió con su esposa mudarse a Uganda para ser misionero.
Él se unió a la organización misionera de Los Navegantes, voló a Kenia, donde dejó a su familia temporalmente, y alquiló un Jeep para cruzar la frontera con Uganda.
Él no tenía idea de lo que encontraría allí. No había nadie esperándole. De hecho, cuando llegó a la aldea donde había planeado pasar su primer día, se encontró con que habían varios niños pequeños disparando armas automáticas al cielo. Mientras pasaba por allí, le apuntaron con sus armas y se quedaron mirándolo. Naturalmente, él comenzó a preguntarse si Dios realmente lo había guiado en esta decisión, después de todo.
Después de un día largo y agotador de exploración, él se detuvo en un hotel sucio y poco iluminado, donde consiguió una cama para dormir. Subió por las escaleras al segundo piso, abrió la puerta de su habitación, encendió la luz y vio que en la habitación habían dos camas, una sin hacer y la otra todavía hecha. Inmediatamente pensó: “Estoy compartiendo esta habitación con otra persona,” mientras le daba un escalofrío.
Este misionero cuenta: “Me arrodillé, y oré diciendo: ‘Señor, tengo miedo; estoy en un país del que no sé nada; estoy en una cultura que desconozco; y no tengo ni idea de quién está durmiendo en la cama de al lado. Por favor, demuéstrame que estás conmigo en esta decisión y con mi familia’”.
Justo cuando estaba terminando mi oración, la puerta se abrió. Frente a mi estaba un nativo de Uganda de más de 1 metro 80 de altura, frunciendo el ceño. Él me dijo: “¿Qué hace usted en mi habitación?”
Bueno, yo trabajo para una organización cristiana llamada Los Navegantes…
“¡¿Los Navegantes?!” dijo, y sonrió mientras sacaba unos folletos evangelísticos de su bolsillo y los señalaba con el dedo. “Mire, Los Navegantes, de Estados Unidos – ¿Es usted de Estados Unidos?”
“Sí,” le dije, “pero estoy orando en cuanto a si debo mudarme aquí para ser misionero.” Ese enorme hombre me dijo, “He estado orando por 2 años para que alguien de esa organización venga a mi país.”
Me abrazó, me levantó y literalmente danzó por la habitación conmigo, mientras reía de alegría.
Ese creyente se convirtió en mi mejor aliado. Nos ayudó a encontrar un lugar para vivir, me ayudó a aprender el idioma y eventualmente se unió a nuestra junta directiva de Los Navegantes en Uganda.[i]
¡¿No es eso grandioso?!
No pude sino pensar en otro fiel servidor de Dios; un adolescente que, en este caso, lo llevaron al extranjero en contra de su voluntad – y que sin duda no recibió un abrazo en su primer día en el país.
Sin embargo, debido a su confianza en Dios, él se convirtió en uno misioneros más grandes de la historia.
Su nombre era Daniel.
La primera vez que lo encontramos en las Escrituras, él tenía unos 15 años. Vimos que él arriesgó su vida al negarse a comer en la cafetería real. Aunque estaba en un país extranjero, y no sabía qué esperar, él no le dio la espalda a su ética y a su fe.
El Señor bendijo a Daniel – junto sus tres amigos – y dentro de no mucho tiempo, vemos que el rey lo promueve a un importante puesto en el gobierno entre los otros líderes de Babilonia.
La próxima vez que vemos a Daniel es en los capítulos 2 y 3 donde él, ahora en sus 30 años, interpreta un sueño para Nabucodonosor. Ese sueño era una profecía acerca de los futuros reinos mundiales.
Después de ese despliegue de sabiduría divina, a Daniel lo promueven a Primer Ministro.
Piense en eso por un momento. Daniel está en un país extranjero, sirviendo al emperador más poderoso del planeta y en solo 15 años ha llegado a ser el segundo al mando – el hombre más poderoso del mundo después de Nabucodonosor.
Todo esto pudo se le pudo haber subido a la cabeza, pero Daniel permaneció humilde y no dejó de lado sus convicciones o su fe.
De hecho, 20 años después llegamos al capítulo 4, donde encontramos que Nabucodonosor tuvo otro sueño, y esta vez trae malas noticias. Allí descubrimos que Daniel, ahora con 50 años, no ha cambiado nada.
Él es fiel a la palabra revelada por Dios y, no solo le cuenta al rey las malas noticias, sino que también lo desafía a arrepentirse y obedecer a Dios.
Su honestidad podría haberle costado la vida, o al menos su carrera, pero él dijo la verdad.
Y tal como lo predijo, Nabucodonosor perdió la cordura durante 7 años mientras Dios humillaba a ese rey, abriendo finalmente sus ojos al evangelio que Daniel había estado predicándole durante tantos años.
Con eso, llegamos al capítulo 5, que es el pasaje que estudiaremos hoy.
Inmediatamente notamos en el versículo 1 que hay un nuevo rey en Babilonia. Eso se debe a que el capítulo 5 toma lugar unos 30 años después del capítulo 4.
Los estudiosos de la Biblia dicen que Daniel tenía unos 80 años cuando los eventos del capítulo 5 toman lugar.[ii]
En Daniel capítulo 1 vemos el comienzo del imperio babilónico bajo Nabucodonosor, y ahora [75 años después] vamos a presenciar los últimos momentos del imperio bajo su último gobernante, el rey Belsasar.[iii]
Y estos últimos momentos constan en nada mas y nada menos que la última comida de Babilonia.
Pero antes de que hablemos acerca de esa comida, permítame que le presente a este joven rey, Belsasar.
Durante décadas, los escépticos usaron a este rey como prueba de que el Libro de Daniel no es confiable históricamente. Eso fue hasta la década de 1920 cuando los arqueólogos descubrieron documentos babilónicos que describían la vida de Belsasar y sus antepasados.[iv]
Estos descubrimientos revelaron después de la muerte de Nabucodonosor, su hijo (Amel-Marduk) comenzó a reinar. Mientras que Nabucodonosor reinó durante 43 años, su hijo estuvo en el trono solo 2 años antes de ser asesinado por su cuñado.
Después de reinar solo cuatro años, el asesino, Neriglissar, murió y su hijo, Labashi-Marduk subió al trono.[v]
Él era solo un niño pequeño cuando comenzó su reinado. Trágicamente, él murió poco tiempo después, cuando algunos hombres conspiraron en su contra y lo golpearon hasta la muerte.
Ellos escogieron a un hombre llamado Nabonido para reinar en su lugar. Nabonido se casó con la hija de Nabucodonosor y reinó hasta el final del reino babilónico.
Ya que a Nabonido no le gustaba mucho vivir en Babilonia – especialmente por cuestiones de salud – él construyó un palacio en Arabia, y puso a su hijo como co-regente en Babilonia. Su hijo se llamaba Belsasar.
Belsasar tenía unos 14 años cuando su abuelo murió. Él habría escuchado las historias de cómo su abuelo se había vuelto loco, y como recupero el juicio cuando se convirtió al Dios de Israel.[vi]
Una cosa más antes de leer nuestro pasaje. Puesto que Belsasar era descendiente de la familia de Nabucodonosor, el hijo de su hija, él podía referirse a Nabucodonosor como su padre – un término que simplemente puede referirse a un antepasado.
Ahora, con todo ese trasfondo, nos trasladamos a una lujosa sala de banquetes donde se está realizando un festín. Y ninguno de los presentes sabe que esta será su última comida.
Versículo 1. El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino. 2 Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas.
Ahora bien, esa información es alarmante.
Para comenzar, sabemos que las mujeres no solían asistir a estos banquetes. Quizás recuerde que, en el libro de Ester, la reina Vasti y las mujeres tenían un banquete privado mientras el rey se emborrachaba con todos sus nobles.
La presencia de todas estas mujeres confirma en la mente de los historiadores que esto fue nada menos que una orgía.
Sabemos que Belsasar tenía 36 años en ese momento. Él era un hombre degenerado, idólatra, inmoral, impío y egoísta.[vii]
Sabemos también gracias a las excavaciones arqueológicas que esta sala de banquetes era enorme… piense solamente que había lugar para 1.000 líderes políticos y militares y varios cientos de mujeres.
Esta sala de banquetes estaba sostenida por pilares tallados en forma de elefante, cada pilar de 6 metros de alto sosteniendo el techo. Las mesas tenían forma de herradura, y todos los nobles y líderes de Babilonia, junto con sus esposas, se sentaban a su alrededor.[viii]
Pavos reales entrenados y vestidos con arneses de oro y plata tiraban carruajes en miniatura alrededor de la sala de banquetes llenas de copas de vino.[ix]
Camareros entrenados servían a las masas mientras algunas jóvenes bailaban en plataformas elevadas.
Ellos no tenían la menor idea de que, en cuestión de horas, su reino llegaría a su fin y todos ellos estarían muertos.
¡Qué imagen de la humanidad perdida! ¡Qué imagen trágica de nuestro mundo!
No es ningún secreto que nuestra propia cultura es inmoral, adicta al placer y el entretenimiento, egocéntrica, rebelde… acercándose cada día más y más al acantilado, hasta que se estrelle contra la baranda de la vida y caiga al juicio eterno.
6.360 personas en este planeta morirán antes de que termine este sermón; 152.000 habrán muerto solo durante este día.
En cualquier momento del día, el umbral de la muerte parece estar en la hora punta.
Y me pregunto: Tal como hoy, “Cuantas de esas personas en Babilonia se detuvieron a pensar que tal vez esa sería su última comida?
Ahora, en medio de esta fiesta, Belsasar quiere hacer una declaración – una declaración profunda y sorprendente.
Note que en el versículo 3, se repite para enfatizar que trajeron los vasos de oro que habían sido sacados del templo, la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y el rey y sus nobles, sus esposas y sus concubinas bebieron de ellos. 4. Bebieron el vino y alabaron a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra.
A primera vista, podría pensar que Belsasar solo está queriendo blasfemar a Dios al beber de los vasos del templo. Pero, en realidad, esto tenía un significado más profundo.
Lo que ocurre es que, el ejército Medo-Persa, que va a derrocar a Babilonia esa misma noche – está rodeando la ciudad.
De hecho, ellos han estado acampando alrededor de las murallas durante los últimos cuatro meses.[x]
Y Belsasar conocía la profecía acerca de la caída de Babilonia en manos de los Medo-Persas.
Al usar los vasos sagrados de esta manera, Belsasar esta diciendo, efectivamente, “Dios, esto es lo que pienso de tu profecía. Esto es lo que pienso de tu predicción de que Babilonia caerá en manos del imperio Medo-Persa. ¡Nadie puede conquistarme!”
Eso es lo que estaba haciendo.
A pesar de que el ejército babilónico había sufrido una derrota hace poco; a pesar de que todos los nobles, todos los soldados, y todos los ciudadanos importantes habían entrado a la ciudad amurallada de Babilonia – Belsasar estaba seguro que iba a salir victorioso.
Y ellos tenían buenas razones como para sentirse seguros. El muro exterior tenía casi 24 metros de espesor, y estaba rodeado por un foso. Si alguien lograba escalar la pared, luego se encontraría con terreno descampado y una segunda pared tan alta como la primera. En otras palabras, quedaría atrapado entre dos paredes, y sería blanco fácil, ya que la pared interior tenía 100 áreas fortificadas desde las cuales los soldados podían disparar sus flechas – algunas áreas fortificadas tenían unos 90 metros de altura.[xi]
Esta ciudad era prácticamente impenetrable. Nunca alguien había logrado atravesarlas.
El asedio enemigo tampoco los afectaba, ya que el río Éufrates fluía a través de la ciudad en diferentes áreas – proporcionando suministros interminables de peces y agua fresca. Además, habían enormes puertas de hierro en donde el río corría justo por debajo de los muros de la ciudad, para impedir que alguien entrara nadando por allí. Como si eso no fuera poco, los historiadores nos dicen que Babilonia había almacenado suficiente alimento como para alimentar a toda la población durante 20 años.[xii]
Es por eso que, aunque los persas habían asediado la ciudad durante cuatro meses, Belsasar y todos sus nobles podían darse el lujo de tener este banquete.
Y ahora, en completa arrogancia, Belsasar pedir que traigan los vasos que le pertenecían al Dios que se atrevió a predecir su derrota.
Esto es lo que pienso de tu profecía… Babilonia no caerá ante Persia. Somos invencibles.
La escritura a mano de los cielos
Y entonces sucedió lo inesperado… versículo 5. En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía. 6 Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra.
Así que una mano sin cuerpo aparece y comienza a escribir en la pared. Este arrogante y presumido rey queda temblando de miedo.
¿Por qué? Porque aunque todavía no sabe lo que significa esa escritura en la pared, él sabe que solo un ser divino podría haberla escrito.[xiii]
Versículo 7. El rey gritó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia… que le interpretaran lo que significaba. Y ellos volvieron a fracasar.
La reina – muy probablemente la hija de Nabucodonosor, la madre de Belsasar – oye la conmoción y entra en la sala de banquetes.
Me parece interesante que ella no estaba en el banquete. Y a juzgar por lo que dice acerca de Daniel, creo que, es probable que ella misma creía en el Dios de Israel como su padre.
Ella dice en el versículo 11. En tu reino hay un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses (por cierto, esas dos frases se pueden traducir como “el espíritu de Dios” y “la sabiduría de Dios” – la mayoría de los traductores asumen que ella no era una creyente, así que lo traduce de esta manera.[xiv]
Sin embargo, yo creo que ella creía en el Dios de Daniel, dado el hecho de que evitó esta fiesta inmoral y ahora viene solo para recomendar a Daniel… y note cómo insiste en llamarlo por su nombre hebreo.
Versículo 12. Ese hombre tiene una mente aguda, amplios conocimientos, e inteligencia y capacidad para interpretar sueños, explicar misterios y resolver problemas difíciles. Llame usted a ese hombre, y él le dirá lo que significa ese escrito. Se llama Daniel, aunque el padre de su Majestad le puso por nombre Belsasar.
Josefo, el historiador judío del primer siglo, escribió que el rey no quería saber nada del viejo profeta, y es por eso que ella tuvo que rogarle para que lo trajera.[xv]
¿No es interesante ver que incluso cuando este rey tiene esta experiencia sobrenatural que sabe que solo un verdadero hombre de Dios puede explicar, él prefiere escuchar la explicación de los paganos?
No es muy distinto el día de hoy ¿no es así? El mundo busca explicaciones y respuestas a sus preguntas espirituales en cualquier lugar, excepto el correcto. Es por eso que rara vez le van a preguntar a usted. El mundo no quiere saber nada con las cosas de Dios.
De hecho, cuando Daniel finalmente llega y entra en el salón de banquetes, el rey dice en el versículo 13. “¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judá?”
Y quizás se pregunte ¿Por qué la pregunta? O sea, él ya sabía que este era Daniel.
Un erudito del Antiguo Testamento escribió que esta frase pudo haber tenido el siguiente tono: “¿Así que tú eres Daniel, uno de los exiliados que mi padre trajo de Judá?”[xvi]
¿Pode sentir el sarcasmo – su desprecio? “Así que tú eres ese judío exiliado, uno de los de aquel pueblo que mi padre derrotó. Bueno, te diré algo, Daniel, si puedes interpretar este sueño,” versículo 16,” te vestiré de púrpura” –esa era la ropa de la realeza– “te pondré una cadena de oro en el cuello”–este era un regalo exclusivo del rey y era motivo de gran orgullo—“y serás el tercer señor en el reino.”
¿Por qué el tercero? Porque Nabonido era el primero, el que vivía en Arabia; Belsasar era el segundo, correinando en Babilonia… pero tú, Daniel, puedes ser el tercero.
Me encanta la respuesta de Daniel en el versículo 17. Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación.
Wow. Imagine a este hombre canoso, de unos 80 años de edad, de pie en medio de un millar de personas. Todo habría quedado en absoluto silencio. Todos habrían quedado boquiabiertos al oir a Daniel rechazar la recompensa del rey.
Daniel estaba rechazando lo que todos esos sabios y nobles solo podían soñar en tener.
Las vestiduras púrpuras de los reyes… el oro, las riquezas, las joyas y más…
Y Daniel los trata como baratijas. ¿Por qué? Porque Daniel sabía lo que se avecinaba. Y tampoco tenía alguna garantía de parte de Dios de que él estaría con vida a la mañana siguiente.
Ya que él había pertenecido al gobierno babilónico, probablemente asumió que los Medo-Persas lo matarían cuando tomaran el control.
Pero más importante aún, él se negó a recibir estos regalos, ya que él quería dejar algo en claro. Él era un embajador de Dios, no un adivino a sueldo.
Querido oyente, durante su última comida, no importa lo que lleva puesto… no importa cuánto dinero tenga en el banco… no importa cuántas joyas tenga alrededor del cuello o los títulos que tenga colgados en su oficina.
Nada de eso importa una hora antes de que muera.
Y es por eso que Daniel – que, por cierto, va a sobrevivir al ataque de los Medo-Persas – no interpreta el mensaje en la pared inmediatamente. Note que lo primero que hace es predicar un mensaje en frente de todos los nobles de Babilonia y especialmente a este rey de 36 años.
El profeta del cielo predicando
Simplemente leeré el manuscrito de su sermón. Comienza en el versículo 18 diciendo: El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. 19 Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba. 20 Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. 21 Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place. 22 Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; 23 sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste. 24 Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura. 25 Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. 26 Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. 27 TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. 28 PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas. – veamos ahora lo que sigue: Versículo 29.Entonces mandó Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y proclamar que él era el tercer señor del reino.
¿Qué es lo que está haciendo el rey? Él está desafiando las palabras de Daniel. Él hace todo lo contrario a lo que le dijo.
“¡Eso nunca va a suceder! Está bien, no puedo explicar lo que ocurrió con esa mano flotante, pero ahora que se me ha pasado un poco la borrachera y he tenido tiempo para pensar – déjame decirte, Daniel, que no va a pasar nada. Este reino no va a caer. Yo voy a seguir siendo el rey, y tu vas a ser el tercer hombre más importante del reino. Mira, estamos rodeados por un muro de 24 metros de espesor; tenemos comida y agua fresca para 20 años o más. Los persas han estado acampando allí por meses; pronto se van a rendir.
Por mi parte, no me voy a arrepentir ni voy a creer lo que me dices, de que tu Dios tiene mi vida en su mano. Buen intento.
Así que, ¡vamos! Sigamos bebiendo y celebrando… y Daniel, los quieras o no, disfruta de tu túnica y de tu collar de oro, porque a mi nadie me dice que no.
Herodoto nos informa que los ingenieros del ejército Persa habían encontrado una solución – y esa noche desviaron el río Éufrates hacia un viejo canal. Él nivel de agua del río bajó lo suficiente como para poder pasar a través de las vías fluviales, y bajo la oscuridad de la noche, entraron a la ciudad sin que nadie los detectara.
Él escribe que el ejercito llegó al palacio donde todos estaban bailando y divirtiéndose. En otras palabras, la fiesta se reanudó tan pronto como Daniel se fue. Los soldados irrumpieron en la sala de banquetes donde oportunamente se encontraban todos los funcionarios militares y todos los líderes políticos del reino de Babilonia, y los mataron a todos.[xvii]
La Biblia simplemente registra, en el versículo 30: “Esa misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos.”
Quiero concluir nuestro estudio de hoy con tres aplicaciones breves a partir de lo que acabamos de leer en este capítulo.
1. Primero, el gobierno de Dios puede ser invisible, pero aún así Él sigue al mando.
Pablo predicó lo mismo en Hechos 17:26, cuando dijo que Dios ha determinado la duración de cada nación e incluso sus fronteras… para que le busquen.
Es por eso que la nación que, en lugar de buscarlo, lo excluye … lo ignora… lo relega a un segundo plano esta en graves problemas.
No se deje engañar… aunque el mundo pueda estar ignorando a Dios, Él todavía sigue gobernando.
2. Los juicios de Dios pueden demorarse, pero Él siempre hará justicia.
Job dijo: ¿No sabes… que la alegría de los malos es breve, Y el gozo del impío por un momento? Aunque subiere su altivez hasta el cielo, Y su cabeza tocare en las nubes… perecerá para siempre; los que le hubieren visto dirán: ¿Qué hay de él?
Belsasar, atiende a la escritura en la pared. Tu juicio se acerca… arrepiéntete. . . sigue al Dios de tu padre Nabucodonosor mientras aún tienes la oportunidad.
Y Belsasar dijo: “No… Prefiero seguir de fiesta”.
3. El ofrecimiento de Dios puede ser ignorado, pero aún sigue estando en pie. Así que, le animo, querido oyente, a que acepte hoy su oferta de salvación a través de la fe en Jesucristo… ya que usted nunca sabe si su próxima comida puede ser la última.
[i] Charles R. Swindoll, Embraced by the Spirit (Zondervan, 2011), p. 111
[ii] Frank E. Gaebelein, ed: The Expositor’s Bible Commentary: Volume 7 (Zondervan, 1985), p. 71
[iii] Sharon Pace, Daniel (Smyth & Helwys, 2008), p. 159
[iv] Renald Showers, The Most High God (Friends of Israel, 1982), p. 49
[v] John MacArthur, The Rise and Fall of World Powers (Word of Grace Communications, 1989), p. 91
[vi] Showers, p. 51
[vii] MacArthur, p. 89
[viii] John Phillips, Exploring the Book of Daniel (Kregel, 2004), p. 85
[ix] Ibid, p. 86
[x] Showers, p. 51
[xi] Expositor’s Bible Commentary, p. 70
[xii] Showers, p. 52
[xiii] Pace, p. 167
[xiv] Adapted from Pace, p. 170
[xv] Ibid, p. 171
[xvi] Ibid, p. 172
[xvii] Expositor’s Bible Commentary, p. 75