Introducción
Pregúntele a cualquier persona en la calle acerca de David y Goliat y probablemente le van a dar un buen resumen de aquel enfrentamiento.
Pero si pregunta, ¿por qué David peleó con Goliat? va a recibir unas cuantas respuestas distintas.
De hecho, para el mundo, la historia de David y Goliat se ha convertido en una metáfora de cómo el pequeño y subestimado, como el que no es el favorito termina ganando a pesar de sus pequeñas probabilidades.
Incluso la iglesia ha convertido la historia de David y Goliat en un tipo de manual terapéutico acerca de cómo derrotar los gigantes de su vida.[i]
Sin embargo, eso no es de lo que se trata este pasaje. Este pasaje realmente expone como la nación de Israel se ha estado deslizando hacia la apostasía – nos muestra una nación que había olvidado a Dios y que ya no confiaba más en su nombre. Una nación que quería reyes como todas las otras naciones, así podían pelear sus batallas también como todas las otras naciones.
Este pasaje realmente plantea la interrogante: “¿Por qué, o por quién vale la pena dar su vida… o por qué causa vale la pena luchar?” y si la respuesta es otra cosa que la gloria de Dios entonces está peleando por simples cosas temporales, por objetivos superficiales, y egoístas.
Y mientras que la mayoría de nosotros ya sabemos qué ocurrió en 1 Samuel 17 (la historia de David y Goliat), es probable que haya olvidado el porqué de todo este asunto.
Ya que 1 Samuel 17 es uno de los pasajes más familiares de toda la Biblia, no voy a leer todo el capítulo; lo que quiero hacer es dividirlo en 4 secciones, explicar algo en cada sección y hacer algunas observaciones mientras estudiamos este maravilloso texto de la Escritura.
El Frente de Batalla (17:1-18)
A la primera sección le pondremos por título, el frente de batalla.
Ahora, si estuvo con nosotros en nuestro último estudio, recordará que el profeta Samuel le había declarado a Saúl que Dios lo ha rechazado como rey.
Al oír esto, Saúl quedó devastado, triste, enojado; pero aún así, no se arrepintió.
Por los próximos 15 años, Saúl va a permanecer en esta misma condición. Él ni si quiera va a pensar en arrepentirse y restaurar su comunión con Dios. De hecho, la razón por la que Saúl se encuentra inmovilizado por el miedo y sin evidencia alguna de fe en Dios en el capítulo 17, es porque él sigue en desobediencia y rebelión.
Él no puede pelear contra Goliat porque él ha llegado a ser tal como Goliat – solo que no tan fuerte. De hecho, va a notar que Saúl ni siquiera estaba tan comprometido con su Dios como Goliat lo estaba con el suyo.
Ahora, el capítulo 17 comienza con un estancamiento militar entre los Filisteos y los Israelitas.
Según lo que se nos dice aquí, los dos ejércitos estaban asentados a cada lado del Valle de Ela; en ese valle sería donde David y Goliat iban a enfrentarse.[ii]
Y el versículo 3 implica que ningún ejercito tenía ventaja sobre el otro – esto es, obviamente, mientras que los israelitas piensen y peleen como los filisteos. Así que los filisteos ofrecen hacer algo que solía hacerse ocasionalmente en este tipo de situaciones.
Note el versículo 4. Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat,
Un comentarista que vivió más de 100 años atrás escribió que bajo las circunstancias dadas, parecía no haber forma de decidir la guerra, aparte de un solo combate uno a uno.[iii]
Es posible que Israel aceptó la propuesta. El problema es que el soldado filisteo que presentaron para la pelea era un gigante de tres metros.
Samuel, el autor que registra este encuentro, evidentemente quiere que sus lectores sientan el terror que los israelitas habrían sentido al ver a este gigante, porque él va a dedicar más tiempo describiendo al gigante, que narrando la batalla.
Note el versículo 4 – tenía de altura seis codos y un palmo.
Lo que traducido a nuestras medidas métricas es 3 metros. Él era una enorme máquina de pelear.
Note el versículo 5 donde Samuel describe a Goliat. Él tenía un casco de bronce, y estaba vestido con una armadura metálica. Samuel agrega que esta armadura pesaba más de 45 kilos.[iv]
El versículo 6 nos indica también que Goliat estaba usando protectores de metal para sus piernas, que cubrían desde debajo de sus rodillas hasta sus tobillos.
Goliat también tenía una jabalina entre sus hombros; él tenía una lanza con una punta de hierro que pesaba unos 10 kilos.
Él también tenía una espada que no es mencionada hasta después de su derrota.
Goliat esta efectivamente cubierto en bronce de la cabeza a los pies– seguramente que esta armadura brillaba, al reflejar el sol, intimidando aún más a sus enemigos.
Y por 40 días, él se ofreció para pelear en un combate a muerte.
Note el versículo 8: Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos
Así que todos los soldados israelitas están parados en el monte, con sus rodillas temblando de miedo.
Quizás está tentado en pensar, “pero que grupo de cobardes. ¡Vamos! ¡Salgan a pelear!
Es fácil ser valiente cuando sabe el resto de la historia, ¿no es así? Es fácil ser valiente a la distancia… ser valiente cuando uno no está involucrado personalmente.
Es en este punto de la narrativa que la escena cambia para dejarnos saber cómo es que David aparece en el frente de batalla.
Resumiendo los tres párrafos que siguen, se nos dice que tres de los hermanos mayores de David están en el ejército de Saúl. Ya ha pasado más de un mes desde que salieron a la batalla, e Isaí quiere un reporte de primera mano, así que envía a David para que vea que está pasando.
Y la palabra que podríamos usar para resumir el sentimiento de los israelitas en formación de batalla es la palabra miedo.
El Miedo en el Ejército Israelita
(17:19-30)
Note lo que dice en el versículo 20:
Y llegó [David] al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de combate…
Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien. Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David. Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor.
Ellos literalmente se apuraban para retroceder.[v]
A todo esto, David no sabe si esta es la primera vez que Goliat se ha burlado del ejercito Israelita, o si es la quincuagésima vez.
El está totalmente desinformado.
Los hombres allí le informan rápidamente lo que ha estado pasando y luego le dicen que el rey ha prometido tres cosas para quien pueda derrotar al gigante.
El versículo 25 nos deja saber que el ganador recibiría estos tres premios: primero, el rey le daría riquezas. Segundo, él se casaría con la hija del rey. Y Tercero, la familia del soldado que venciera a Goliat seria libre de pagar impuestos o tributos.[vi]
Esta era una oportunidad única para tener fama y dinero al instante – esto era mejor que ganarse la lotería. Pero la respuesta de David revela que sus ojos estaban en otro lado.
Los soldados hablan acerca de Goliat como aquel hombre – en el versículo 25 – “¿no habéis visto a aquel hombre?” David habla acerca de Goliat en el versículo 26 como este filisteo incircunciso.
Los soldados dijeron que Goliat ha salido a provocar a Israel en el versículo 25, pero David dijo en el versículo 26 que Goliat estaba provocando a los escuadrones del Dios viviente.
¿Nota la diferencia? Los soldados vieron un gigante – David ve a un blasfemo. Los soldados piensan que Goliat está insultando a Israel – David lo ve insultando al Dios viviente.
Como vera, el problema aquí no es un problema militar, es un problema espiritual. Sus ojos están en Goliat… los ojos de David están en Dios.
En ese momento, Eliab, el hermano mayor de David se enoja con él y lo humilla – versículo 28 – ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto?
Esta es una larga forma de decir, “¿quien te crees que eres? Sabes que, Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.
Y David básicamente ignora a Eliab, rehusando la invitación a salirse de sus casillas y devolver los insultos. Él responde diciendo, “¿Qué he hecho yo ahora? ¿No fue sólo una pregunta?” En otras palabras, “todo lo que hice fue hacer una pregunta.
Estoy de acuerdo con un comentarista que escribió que Eliab fue el Goliat de David antes de que David se enfrentara a Goliat. Goliat va a menospreciar y ridiculizar a David, pero esto no era nada nuevo. Eliab ya había hecho lo mismo con él antes. Aún podríamos decir que David tuvo que enfrentar a tres Goliats.[vii]
A Eliab que dice, “tú eres un pastorcito arrogante e insignificante.” Al rey Saúl que va a decirle, “tu eres solo un niño” y a Goliat que le va a decir, “eres hombre muerto.”
David los ignora a todos, y vuelve a decir que Goliat no está haciendo nada menos que provocar al Dios vivo y verdadero.
Esas palabras eventualmente llegarían a oídos de los generales del ejército.
- La primera escena en este capítulo la titulamos, El frente de batalla
- La segunda escena la titulamos, el miedo en el ejército Israelita.
La próxima escena podríamos titular:
La Necedad de Saúl (17:31-40)
Note el versículo 31.
Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.
Es como si Saúl tuviera una vara de medir y ha puesto a David contra la pared. Okey, veamos.
- Goliat mide 3 metros… ¿David, cuanto mides?
- Uh, solo 1.60
- Mira David, A Goliat no le llegas ni a la cintura.
- Vamos al grano. Tu tienes coraje, y eso es bueno, pero esto va más allá de tus capacidades… él ha estado peleando por más tiempo del que tú has estado con vida.
Luego, David le recuerda a Saúl que necesita confiar en Dios. Él le cuenta acerca de algunas experiencias peligrosas en su vida, cuando rescató sus ovejas de leones y osos – con nada más que su vara de pastor.
Note el versículo 37. Y David dijo, “Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo.
En otras palabras, si Dios puede usar un pastor para rescatar una oveja de las garras de un oso, Él fácilmente puede usar también a un pastor para rescatar a su nación de las garras de un gigante.
Como vera, David está dándole a Saúl una lección de la escuelita dominical… Escucha Saúl, el tema no es cuán grande es Goliat, sino cuán grande es Dios.
¿Recuerdas como Dios derrotó ciudades y ejércitos enteros con una palabra, como Él derribó las murallas de enormes ciudades con su poder, como Él separó las aguas del mar para que su pueblo pasara en seco?… ¿lo recuerdas?
Saúl evidentemente lo recuerda porque, convencido hasta cierto punto por sus palabras, le dice a David en el versículo 37, Ve, y Jehová esté contigo
Pero luego Saúl vuelve a pensar como se ha acostumbrado, sin reconocer a Dios – note el versículo 38. Y Saúl vistió a David con sus ropas (o mejor traducido, su armadura).
¿Por qué? Porque el todavía no lo entiende. El está tratando de pelear contra Goliat como Goliat.
- Goliat tenía un casco de bronce – note – Saúl le pone un casco de bronce en su cabeza.
- Goliat tenía una armadura – así que Saúl lo viste con una armadura también.
- Goliat tenía una espada, así que David, aquí está mi espada.
Completa necedad… Saúl está tratando de hacer un Goliat de David.
Y David responde en el versículo 39, Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué
La palabra hebrea traducida practique significa, “probar.”[viii]
Nunca lo probé antes… no estoy acostumbrado.
Y la verdad es que Saúl debería haber salido a pelear contra Goliat. Esta era su armadura, su nación, su liderazgo, su problema. Y recuerde, que Saúl era el hombre más alto en Israel – 1 Samuel 9; él es el soldado más grande… y él lo sabe.[ix]
Y hay otra cosa más que está ocurriendo en este pasaje. Saúl está siendo humillado públicamente por Goliat, así que intenta asociarse con David al darle su armadura para que después él pueda reivindicarse, reclamando cierta participación en la victoria.
Sin embargo, David le dice con mucho tacto, “Rey Saúl, la verdad es que no soy bueno usando estas cosas… mejor me quedo con lo que se.”
Así que David se quita la armadura y vuelve a ponerse su ropa, lo que significa que está totalmente desprotegido… excepto por la providencia de Dios, David baja al valle para enfrentar a Goliat, quien está parado allí esperando por un contrincante.
Pero sin antes ir a recoger 5 piedras lisas, versículo 40, y las puso en el saco de pastor que traía, en el zurrón, y con la honda en la mano se acercó al filisteo.
- Hemos visto al frente de batalla.
- Hemos visto el miedo en el ejército israelita.
- Hemos visto y oído la necedad de Saúl.
Y a la última escena la podríamos titular simplemente:
La Fe de David (17:41-58)
Ahora, es interesante que, en esta escena, donde David y Goliat finalmente se enfrentan, hay más versículos que registran su pelea verbal que su pelea física.[x]
Leamos el versículo 41. El filisteo vino, y se fue acercando a David, con su escudero delante de él. Note que Goliat podía ver claramente que David era rubio – o como aprendimos en nuestro último estudio – pelirrojo, joven y bien parecido.
Pero esto no fue lo que enfureció a Goliat. Note el versículo 43, Y el filisteo dijo a David: ¿Acaso soy un perro, que vienes contra mí con palos?
En el versículo 40 se nos dice que David tomó su cayado en su mano. Tal como lo hacían todos los pastores.
Esto es lo que enfurece a Goliat – Israel ha enviado a un pastor. ¿Soy acaso un perro, para que me vengan a golpear con una vara y un callado?
¿Es una broma?
Goliat se enfurece, versículo 44:
Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo. Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; ahora note esto: y toda la tierra sabrá que hay ¿un nuevo rey en Israel? ¡No! toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
David no tiene la ventaja porque él trae una honda, él tiene la ventaja porque sirve al Dios vivo y verdadero.
David tiene una pasión. Él sabe que vale la pena pelar – vale la pena arriesgar su vida, para mostrarle al mundo entero que el Dios de Israel es el Dios vivo y verdadero.
¿Puede imaginarse esta escena?
Todos los israelitas están ahí conteniendo la respiración, pensando, “Goliat es muy grande para poder vencerlo; y David está pensando, “Goliat es muy grande para poder errarle.”
En su mente, esta no es la historia de David y el gigante Goliat, esta es la historia de David y el blanco perfecto.
Él deja volar la piedra, y la piedra golpea al filisteo, en la frente, Versículo 49, y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
Goliat evidentemente queda noqueado, inconsciente – creo que no muerto aún. El versículo 50 concluye la historia diciendo, Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató – ¿como? aquí están los detalles– versículo 51 – Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza… esa era prueba innegable que Goliat había sido derrotado.
Conclusión
Permítame concluir estas cuatro escenas con un par de observaciones.
Primero, no deje que su fe dependa de la opinión popular.
David rehusó actuar como Saúl le recomendó… vistiéndose como Goliat. Él recibió la burla de sus hermanos, él fue menospreciado por su rey, ridiculizado por su enemigo… la mayoría ya había dado su veredicto.
David, todas las probabilidades están en contra tuya… no vas a ganar.”
En una revista cristiana leí lo siguiente. Un arqueólogo estaba excavando en Israel y se encontró con una tumba. Dentro de esta tumba había una momia bien preservada. Después de unos minutos de observación, el arqueólogo llamó al experto de un prestigioso museo y le dijo, “descubrí una momia de 3000 años, y es de un hombre que murió de un ataque cardiaco. El experto le dijo, “es imposible que pueda saber todo eso con simplemente mirar la momia por un minuto… tráigamela y la voy a examinar.”
Una semana más tarde, el experto del museo, sorprendido, llamó al arqueólogo, “estaba en lo cierto acerca de la edad de la momia y la causa de muerte. ¿Como es que supo que murió de un ataque cardiaco?” El arqueólogo respondió, “fue fácil –en su mano tenía un pedazo de pergamino que decía, “10.000 ciclos de plata a Goliat.”
Querido oyente, no deje que su fe dependa de la opinión popular.
Segundo, no deje que sus talentos se desperdicien por el pensamiento popular
David no confiaba en las armas de guerra, pero él no dejó de usar lo que él ya tenía.[xi]
Una honda fue un arma poderosa, cuando fue usada y dirigida por la providencia de Dios y para la gloria de Dios. Tomó desprevenido a Goliat. Fue la herramienta perfecta para este momento emocionante.
Si todo lo que tiene es una honda… o un palo – entonces Dios tiene un plan para usarlos. Dios quiere usar sus talentos… sus dones… no importan cuales sean.
Como dijo J. Vernon McGee, “si Dios te ha llamado a usar una onda, no uses una espada.”
Use lo que sea que usted es… lo que sea que puede hacer… lo que sea que tenga, para la gloria de Dios.
Tercero, no olvide como Dios ha trabajado en su vida en el pasado.
El Versículo 54 nos dice que David hizo dos cosas.
Primero, él llevo la cabeza de Goliat a Jerusalén. Para ese entonces, Jerusalén estaba ocupada por sus enemigos los Jebusitas… lo más probable es que David se escabulle de noche y pone la cabeza de Goliat en la pared como para decir, están advertidos.
Segundo, note, las armas de Goliat las puso en su tienda
¿Que tienda? Los eruditos del Antiguo Testamento señalan que después de haber derrotado a los filisteos, los israelitas habrían saqueado el campamento de los filisteos, y David, por haber vencido a Goliat, habría tenido el derecho de quedarse con todas sus posesiones.
Así que lo más probable es que esta era la tienda de Goliat.[xii]
Y que tienda debe haber sido … de 3 metros de alto… y note el final del versículo 54, David pone las armas o la armadura de Goliat dentro de esa enorme tienda que ahora le pertenece.
Más adelante se nos dice que David va a entregar la espada de Goliat al Señor como una ofrenda, pero él va a quedarse con estos otros recuerdos, estos suvenires de este gran día.
David va a escribir en el Salmo 111, Dios ha hecho sus maravillas para ser recordadas
Estos recuerdos se convertirían en trofeos de la gracia y el poder y la gloria de Dios – demostradas a través de un pastorcito débil que estuvo dispuesto a ofrecer su honda a Dios.
Estos también serían recordatorios para el resto de su vida de que hay cosas por las cuales realmente vale la pena pelear… hay cosas por las cuales vale la pena arriesgar la vida… hay cosas por las cuales realmente vale la pena vivir.
Y sobre todo… serían un recordatorio de que el único gigante en el universo es Dios.
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[i] Adapted from Dale Ralph Davis, Expositions of the Book of 1 Samuel (Baker, 1994), p. 37
[ii] Expositor’s Bible Commentary: Volume 3, ed. Frank E. Gaebelein (Zondervan, 1992), p. 694
[iii] The Pulpit Commentary: I Samuel, ed. H.D.M. Spence ( Joseph S. Exell, Funk and Wagnalls Company, 1909), p. 317
[iv] Ibid
[v] Pulpit Commentary, p. 329
[vi] Expositor’s, p. 698
[vii] Davis, p. 43
[viii] Brown, Driver & Briggs, p. 650
[ix] Charles R. Swindoll, David: A Man After God’s Own Heart (IFL Bible Study Guide, 1982), p. 14
[x] Kenneth L. Chafin, The Communicators Commentary: 1, 2 Samuel (Word Books, 1989), p. 146
[xi] Pulpit Commentary, p. 335
[xii] Expositor’s, p. 703