Introducción
Gary Richmond es un creyente que pasó gran parte de su vida trabajando en el zoológico de Los Ángeles. En uno de sus libros, el escribió acerca de una interesante anécdota, la cual luego usó como ilustración de una verdad bíblica.
Dice así: Una tarde, todo el personal recibió las emocionantes noticias de que una de las jirafas estaba a punto de tener un bebe. Todos nos apresuramos para ir al lugar que habían reservado para tal ocasión.
Esta era una experiencia tan especial, que casi todo el personal del zoológico fue a presenciar el evento. Terminé parado junto a un viejo cuidador de animales, que, antes de trabajar para el zoológico, había vivido por años en las selvas de África.
Mientras todos mirábamos, quedé absolutamente asombrado, porque la jirafa no se había recostado para tener su bebé. Ella estaba de pie, lo que significaba que él bebe jirafa iba a caer por más de un metro hacia el suelo, dándole una brusca bienvenida al mundo. Todos miramos con asombro mientras ese saco de piernas y huesos cayó por más de un metro y medio hacia el suelo y se quedó allí, como aturdido, luciendo confundido en su nuevo ambiente.
Todos sonreímos, mientras mirábamos con simpatía al pequeño bebe jirafa mientras este miraba a su alrededor con esos grandes ojos marrones y esas largas pestañas.
La mama jirafa también estaba mirando a su bebe, pero unos minutos más tarde, para mi espanto, ella le pego una patada que literalmente mandó volando al suelo. “¡ey! Que le pasa a esa jirafa. Algo está mal. Tenemos que entrar y proteger al bebe,” dije; pero el viejo cuidador me miro y me dijo, “no… tranquilo… eso es lo que hacen en su ambiente natural. mira Gary, este bebe jirafa necesita aprender a pararse casi inmediatamente… ese es su único recurso para defenderse de los depredadores… necesita ser capaz de correr tan rápido como le sea posible.
Sostuvimos la respiración mientras este bebe jirafa estiraba sus patas delanteras moviéndose de lado a lado, luego finalmente, se empujó con sus patas traseras y se paró, aun tambaleándose un poco. Con algo de torpeza logró mantener el equilibrio, y todos aplaudimos.
De repente, la mama jirafa le pegó otra patada a su bebe que lo tiró devuelta al suelo. “suficiente, tenemos que entrar a ese pobre bebe,” dije.
Y el viejo cuidador me agarró por el brazo y me dijo, “No. Esto también es normal… como veras, esta madre quiere que su bebe recuerde como pararse.”
Dios muchas veces hace lo mismo con nosotros.
David Sufre Injusticia
Y si quiere un ejemplo de esto en el Antiguo Testamento, que mejor lugar que 1 Samuel capítulos 19 al 20. Allí vamos a ver el testimonio del cantante más famoso de Israel, y el futuro rey, David.
Si ha estado acompañándonos en los estudios anteriores, recordará que la trama en la historia de David ha empezado a complicarse.
Solo basta con leer la primera frase en este capítulo para notar como se han empezado ya a juntar las nubes negras – anunciando la inminente tormenta. Note el versículo 1 de 1 Samuel 19. Habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus siervos, para que matasen a David.
Tenga en mente que, hasta este momento, Saúl ha intentado matar a David indirectamente, manipulando ciertas situaciones – poniéndolo a cargo de pequeñas unidades de soldados y mandándolo a pelear contra los filisteos. Al decirle a David que, si realmente quería casarse con su hija Mical, él tenía que matar 100 filisteos y traer evidencia innegable de que lo había hecho.
En dos ocasiones, Saúl había tomado su lanza y la había arrojado en contra de David, mientras él estaba tocando el arpa – y todos, incluyendo a David, simplemente asumían que Saúl tenia arranques peligrosos de ira.
Pero todo este tiempo, Saúl había estado esperando ver que David muriera… de alguna forma… pero David no muere.
Así que Saúl finalmente se quita la máscara – pone todo disimulo a un lado y le deja en claro a todos que quiere ver a David muerto cuanto antes.
Al oír esto, Jonatán hace dos cosas.
- Primero, él le advierte a David de lo que está pasando.
Note el versículo 2. y dio aviso a David, diciendo: Saúl mi padre procura matarte; por tanto cuídate hasta la mañana, y estate en lugar oculto y escóndete.
Durante este periodo de su vida, David empieza a escribir de su angustia y sus miedos en lo que conocemos como el Salmo 59 (le recomiendo que escriba esa referencia en el margen de 1 Samuel 19). David comienza el Salmo 59 diciendo, Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; Ponme a salvo de los que se levantan contra mí. Líbrame de los que cometen iniquidad, Y sálvame de hombres sanguinarios.
La vida no parecía justa. O sea, Saúl, quien estaba haciendo las cosas mal, está en el trono, y David, que está tratando de hacer lo correcto está temblando de frio en una cueva, escondiéndose por su vida.
David escribe en Salmo 59:3, Se han juntado contra mí poderosos. No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová.¡Dios, no he hecho nada malo, No merezco este trato!
Y mientras David está teniendo esa conversación con el Señor,
- La segunda cosa que Jonatán hace es confrontar a su padre, el Rey Saúl.
Note el versículo 4. Y Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra su siervo David, porque ninguna cosa ha cometido contra ti, y porque sus obras han sido muy buenas para contigo; pues él tomó su vida en su mano, y mató al filisteo, y Jehová dio gran salvación a todo Israel. Tú lo viste, y te alegraste; ¿por qué, pues, pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa?
Una vez más, Jonatán aparece en las páginas de las escrituras como un hombre de gran integridad y valentía.
¿Notó cuantas veces él describe a las acciones de su padre como pecado? ¡Tres veces! Jonatán dice, “papa, ¿porque quieres pecar de esta manera?”
Que el Señor nos de ese tipo valentía el día de hoy, para que llamemos al pecado por su nombre y no lo aminoremos.
Y Jonatán no tiene pelos en la lengua. De hecho, su claridad y franqueza va a tomar a Saúl por sorpresa y va a llevarlo a recapacitar por un momento. Note, Saúl evidentemente se siente mal por lo que está haciendo, y el versículo 6 nos dice que, escuchó Saúl la voz de Jonatán, y juró Saúl: Vive Jehová, que no morirá.
Saúl tenía una costumbre de olvidar sus promesas; pero al menos por ahora, David es capaz de salir de su escondite.
Sin embargo, la costumbre se repite una vez más. Los versículos 8 al 10 nos muestran que David lideró otra campaña militar en la cual tuvo éxito; otro episodio de violencia protagonizado por Saúl, y otro encuentro cercano con la lanza de Saúl. Después de esto leemos en el versículo 10 que – David huyó, y escapó aquella noche. Y esta vez es definitivo.
David Huye de Saúl
Y en esta huida, hay al menos 4 cosas que David va a perder.
- Habrá notado que David acaba de perder su posición en el reino.
Y con eso, su reputación delante de la gente – su liderazgo sobre el ejército – su posición en el palacio del rey – su futuro financiero … y eso es solo el comienzo.
- David también va a perder su esposa.
En el siguiente párrafo, David corre a su casa después de eludir la lanza de Saúl en su rabieta, y allí Mical, su esposa, le dice – versículo 11, Si no salvas tu vida esta noche, mañana serás muerto.
Mire el versículo 12, Y descolgó Mical a David por una ventana; y él se fue y huyó, y escapó.
A todo esto, si estudia la relación entre David y Mical, va a notar que las cosas nunca van a volver a ser iguales entre ellos dos. Para empezar, aquí descubrimos que Mical no tiene un corazón devoto al Señor – esto se vuelve bastante evidente en los próximos versículos.
Ella había tenido un ídolo en su casa. El versículo 13 nos dice que ella lo puso sobre la cama, le cubrió la cabeza con pelo de cabra, y le puso ropa para que pareciera que David estaba enfermo en cama.
Ahora, la primera pregunta que me viene a la mente es ¿qué está haciendo Mical con un ídolo– una estatua? – la palabra hebrea es terafím. Este es un ídolo domestico que la gente creía que traía buena suerte al hogar.[i]
La Biblia no nos da los detalles, pero es muy probable que después de casarse, Mical se trajo sus ídolos a la casa para la enorme y triste sorpresa de David.
Volviendo a la narrativa de hoy, Saúl ordena a unos de sus súbditos a que vallan y agarren a David en su casa. Mical les dice que David está enfermo en cama y ellos vuelven al palacio. El versículo 15, nos informa que Saúl, manda devuelta a sus mensajeros con la orden que lo traigan, enfermo o no, con cama y todo si es necesario para poder matarlo… es allí cuando descubren que Mical los había engañado.
Y lo que pasa después de esto es seguramente aún más devastador para David … note como Mical responde a su padre – versículo 17. Entonces Saúl dijo a Mical: ¿Por qué me has engañado así, y has dejado escapar a mi enemigo?
Y en vez de desafiar el pecado de su padre como su hermano lo había hecho – en lugar de defender la integridad y la inocencia de su esposo, ella responde al final del versículo 17, Porque él me dijo: Déjame ir; si no, yo te mataré.
En otras palabras, “¡que otra opción tenia, papi! él dijo que me iba a matar si no te engañaba y le daba un tiempo de ventaja para escapar.” Ella efectivamente se pone del lado de su padre, insinuando que David un enemigo del reino, como su padre está afirmando, e incluso ahora lo incrimina de haberla intimidado.
David ha perdido su trabajo y a su esposa. Quizás usted ha estado viviendo una versión parecida de lo que vivió David. Usted está viendo como las nubes negras se han estado juntado en el cielo.
Quizás ya por un tiempo ha estado sufrido trato injusto gracias a la deshonestidad, la traición, o algunas mentiras en contra suyo. Quizás hoy está huyendo de todo eso, intentando empezar de cero.
Al estudiar esta escena en la vida de David, podemos reconocer que su corazón debe haber estado roto. Me lo imagino enojado, frustrado, y a la vez llorando.
David va a seguir huyendo como por unos doce años más. Él va a estar huyendo por haber hecho lo correcto.
Desde el versículo 18 hasta el versículo 1 del capítulo 20, leemos que David huye hacia la única persona que puede entenderlo.
El no huye a casa… el no corre a ver a su padre o a su madre o a sus hermanos; el corre para encontrarse con el profeta Samuel
versículo 18. Huyó, pues, David, y escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Y él y Samuel se fueron y moraron en Naiot.
El viejo profeta lo escucha, lo entiende, y pasa tiempo con él.
¡Que bendición es poder contar con otros creyentes! El poder compartir sus cargas con algún hermano o hermana en la fe. Es maravilloso. No se aísle cuando pruebas y dificultades vengan a su vida.
Una de las mejores decisiones que puede tomar en ese momento es ir y conversar con un hombre o una mujer de Dios, un mentor espiritual, un amigo sabio, experimentado en la Palabra, que le dé una palabra de ánimo, un consejo bíblico.
Me imagino a David reuniéndose con Samuel, y derramando todo lo que tenía en su corazón. Puedo imaginarme al viejo Samuel escuchándolo con compasión y entendimiento hasta tarde en la noche.
De hecho, ellos deciden compartir un apartamento. El versículo 18 nos dice que ellos fueron y vivieron en Naiot.
Hace tiempo ya, se hizo una excavación arqueológica en Naiot y se encontraron remanentes de lo que hoy describiríamos como condominios de casas.[ii]
Muchos creen que estos condominios albergaban a varios de los profetas que estaban bajo el liderazgo de Samuel.[iii]
Aparentemente, David puede volver respirar tranquilo.
Resumiendo el próximo párrafo, Saúl descubre donde están viviendo Samuel y David y envía a algunos de sus hombres para arrestar a David. Pero cuando ellos llegan a Niot, el espíritu de Dios pone su palabra en sus bocas y los mensajeros de Saúl empiezan a predicar y profetizar.
Saúl envía tres grupos de hombres para arrestar a David y cada uno de ellos vuelven al palacio habiendo predicado un mensaje de parte de Dios, y con las manos vacías.
Así que Saúl dice, “si quieres que algo se haga bien, hazlo tú mismo,” y en el versículo 23, él aparece en Naiot y el espíritu de Dios lo toma y él termina predicando un sermón que dura 24 horas.
Él también termina quitándose sus vestimentas reales mientras predica – lo que muchos creen que Dios hizo, simbolizando que el ya no era el rey a los ojos de Dios.
Mientras Saúl está ocupado predicando, David vuelve a escaparse. El versículo 1 del capítulo 20 nos informa que David huyo una vez más.
Pero no pase por alto el sentimiento que contiene esa frase… David finalmente había encontrado un lugar para descansar. Él finalmente había encontrado a un amigo; un grupo de personas que amaban a Dios como él.
El había logrado ponerse en pie… y luego… PUM. Lo derriban una vez más.
De hecho, en esta instancia, David pierde otra cosa más.
- El pierde a su mentor y líder espiritual.
Si hubo un momento en la vida de David cuando se encontró perplejo, sin saber qué hacer, tirado sobre la lona, presionado y abrumado, sintiéndose perseguido como un animal – es ahora.
De alguna forma, David se encuentra con Jonatán, y toda su confusión y dolor empiezan a salir de su corazón. Versículo 1, ¿Qué he hecho yo? Le dijo David ¿Cuál es mi maldad, o cuál mi pecado contra tu padre, para que busque mi vida? En el versículo 2, Jonatán básicamente le dice, “mi padre no te mataría sin decírmelo a mí primero.” En otras palabras, Jonatán trata de animarlo un poco, pero esto no es más que un optimismo ciego que realmente no ayudó en nada.
Note lo que David le responde en la última frase del versículo 3 – vamos Jonatán, vive Jehová y vive tu alma, que apenas hay un paso entre mí y la muerte. El rey me está persiguiendo; un solo paso en falso y soy hombre muerto.
Lo que vemos luego, en el resto del capítulo 20 es un plan para convencer a Jonatán de que la decisión de su padre es definitiva.
Saúl asume que David ha vuelto al palacio y empieza a preguntar dónde está. En el versículo 26, leemos que David no aparece para almorzar por segunda vez y pregunta que es lo que pasa… Y Jonatán miente.
A todo esto, la Biblia en ningún lugar aprueba la forma en que Jonatán respondió. Solo porque la Biblia registra un evento, esto no significa que Dios lo aprueba.
Saúl sabe lo que está pasando de todas formas y en el versículo 30, Saúl se enoja y le dice a Jonatán, Hijo de la perversa y rebelde, ¿acaso no sé yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y para confusión de la vergüenza de tu madre?
En otras palabras, “ojalá nunca hubieras nacido.”
Básicamente, Saúl insulta y denigra a su hijo y – versículo 33, Saúl le arrojó una lanza para herirlo; de donde entendió Jonatán que su padre estaba resuelto a matar a David.
Jonatán había estado dispuesto a darle el beneficio de la duda – a tratar de pensar lo mejor – a defender a su amigo – a tratar de cualquier forma posible que se reconciliaran.
¿No es alentador saber que, aún en este hogar donde la mayoría habían dejado a Dios a un lado, uno de los hijos, amó lo bueno y amó a Dios?
Tal palo, tal la astilla no necesariamente tiene que ser siempre el caso.
El poder de Dios es sin igual. Quizás usted ha estado huyendo de su pasado, tratando de no imitar lo que vivió en su hogar, buscando vivir para la gloria de Dios. Mire el ejemplo de Jonatán y anímese… es posible.
- David pierde de su amigo más cercano
El último párrafo de capítulo 20 nos muestra a David y Jonatán llorando en medio de esta situación dolorosa sabiendo que probablemente nunca vuelvan a verse otra vez.
Estos dos hombres piadosos nunca tendrían el gozo de servir juntos en el reino. Estos dos amigos, aparte de un breve momento el siguiente año, nunca volverían a verse por el resto de sus vidas.
Aplicación
Permítame hacer un par de observaciones y aplicaciones a partir de estos dos capítulos.
- Primero, Los momentos difíciles en nuestra vida suelen llevarnos a reevaluar nuestra fuente de fortaleza.
Nuestra tendencia es pensar y esperar en cosas terrenales. Tendemos a apoyarnos en las personas equivocadas y tomar la dirección incorrecta.
Un autor escribió, “no hay nada malo en descansar o apoyarse en alguien, siempre que su fuente de descanso sea en el Señor.”[iv]
¿Que ocurre cuando las dificultades de la vida empiezan a presionarnos? ¿Vamos directo al teléfono y a nuestros amigos, o a las Escrituras y al Señor?
David, en medio de las presiones en su vida escribiría una canción, el Salmo 59, que dice lo siguiente: “Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia. Mi amparo y refugio en el día de mi angustia.”
Cuando se juntan las nubes negras sobre su cabeza, y la lluvia empieza a caer, rápidamente descubrimos que todo techo finalmente va a empezar a gotear, excepto el techo de nuestro Dios, quien es nuestro refugio y fortaleza.
- En segundo lugar, Los momentos difíciles suelen llevarnos a reescribir nuestra lista de prioridades.
Cuando quedamos con las manos vacías – cuando la vida parece injusta es cuando descubrimos, o redescubrimos, que es lo que realmente importa.
En medio de sus aflicciones, David continúa escribiendo su Salmo y profetiza,
Mas tú, Jehová, te reirás de ellos; te burlarás de todas las naciones. A causa del poder del enemigo esperaré en ti, Porque Dios es mi defensa. Mi Dios en su misericordia vendrá a mi encuentro; Dios me permitirá mirar victorioso sobre mis enemigos.
En otras palabras, “Dios va a hacer lo correcto, y yo un día veré como la balanza de justicia queda en perfecto equilibrio. Finalmente veré todos los planes y propósitos de Dios cumplidos en su totalidad.
Quizás no mañana… quizás no el año que viene… pero un día.
Conclusión
Escuche a un pastor una vez contar la historia acerca de un niño 8 años llamado Franky. El papá de Franky le había prometido ir a pescar un sábado en particular si el clima los acompañaba. Franky esperó y esperó por semanas ansioso.
El día se acercaba y no había llovido por semanas… todo parecía bastante prometedor. Pero llegó la mañana del sábado, e imagine que, estaba lloviendo fuerte y parecía que iba a llover todo el día.
Franky empezó a dar vueltas dentro de la casa impaciente. Miraba a través de la ventana y murmurando en voz baja. Sus padres lo escucharon quejarse “el Señor debería haber hecho que lloviera ayer y no hoy ¡que mal!” Decía una y otra vez.
Alrededor de las tres de la tarde, la lluvia paro y salió el sol.
Todavía tenían unas horas para poder pescar, así que se metieron al auto y rápidamente se fueron al lago.
Quizás fue gracias a la lluvia o por otra cosa, pero los pescados estaban mordiendo el anzuelo como nunca. Franky y su papá volvieron a casa con un montón de pescado para la cena. Una hora más tarde, todos estaban sentados a la mesa, y le pidieron a Franky que orara agradeciendo por los alimentos.
Franky oró, y en medio de la oración, él dijo algo bastante profundo. Él confesó… “Señor, perdón por haberme enojado más temprano hoy… no sabía lo que iba a pasar más tarde.”
Sin importar cuantos años tenga, ya sea en su vida terrenal, o como creyente… creo que eso describe más o menos nuestro problema, solemos reaccionar mal cuando no sabemos qué va a pasar más adelante.
Y para ser sincero, para algunos va a ser más difícil que para otros. Algunos van a vivir por años con la incertidumbre de cuándo va a acabar la tormenta; y quizás la tormenta no acabe hasta que se encuentre en la presencia del Señor.
¿Esta dispuesto a esperar? ¿Y confiar? ¿Y obedecer al Señor?
Es solo cuando descansamos completamente en las manos del Señor que nuestro corazón es libre para cantar el salmo que David compuso en medio de su aflicción. Es solo cuando se refugia en Dios que puede cantar del amor y la protección que encuentra en Él, cuando todo alrededor suyo parece aterrador y peligroso.
—
[i] J. Carl Laney, First & Second Samuel (Moody Press, 1982), p. 63
[ii] Charles R. Swindoll, David: A Man of Passion & Destiny (Word Publishing, 1997), p. 63
[iii] Expositor’s Bible Commentary: Volume 3, ed. Frank E. Gaebelein (Zondervan, 1992), p.716
[iv] Swindoll, p. 70