Introducción
Según la revista Times, en 1970, Katherine Power, una estudiante universitaria de Boston llegó a ser una líder de la fuerza radical estudiantil. Junto a otras personas, ella planeó robar un banco. Con el dinero pensaban comprar armas para equipar al partido revolucionario.
Kathy estaba manejando el auto de fuga. El robo salió mal ya que un policía a respondió rápidamente a la alarma silenciosa, activada por uno de los funcionarios del banco. Se intercambiaron varios disparos y el policía terminó muerto.
Los estudiantes huyeron en el auto junto con Kathy. A partir de esa noche, Kathy empezó una vida como fugitiva. Ella se convirtió en una de las personas más buscadas del FBI y su fotografía circuló por todos lados. Se la consideraba armada y muy peligrosa.
Kathy se fue tan lejos como pudo, y se cambió el nombre a Alice Metzinger. Ella empezó una nueva vida, abrió un restaurante, compró una casa, se casó y tuvo hijos. Ella era muy activa en su comunidad y nadie tenía razón para dudar de quién ella decía ser.
Pero 23 años más tarde, ella seguía luchando con el miedo y la culpa en secreto, lo que la agotaba físicamente, la atormentaba internamente, y la mantenía deprimida continuamente. Finalmente, ella hizo lo único que creyó que terminaría con su agonía. Para la sorpresa, desconcierto y confusión de su familia, amigos, clientes y vecinos, y todos los que la conocían, ella se entregó a las autoridades y reveló que no era Alice Metzinger después de todo, sino Katherine Power.
Los diarios reportaron que el motivo por el que finalmente decidió decir la verdad fue –en sus mismas palabras, porque, “estaba cansada de vivir con vergüenza, cosas ocultas… y culpa,” era tiempo de enfrentar la verdad.[i]
Probablemente uno de los salmos más famosos de David es el salmo 51 – donde voy a invitarlo a abrir su Biblia el día de hoy.
Aquí David expresa sus emociones y deseos al haber sido expuesto por el profeta Natán. El salmo 51 es una canción que expresa sus sentimientos más profundos, un salmo que se convertiría en una de las canciones más famosas y cantadas en Israel – especialmente porque todos pueden identificarse con la letra. Esta es una canción que todos podemos cantar. Es una canción de una persona que finalmente decidió sincerarse y ser honesto con Dios.
Me pareció interesante que varias personas famosas en la historia decidieron recitar o leer el salmo 51 antes de morir. Por ejemplo, El rey Henrique V pidió que le leyeran este salmo cuando estaba en su lecho de muerte. William Carey, el gran misionero en India, pidió que en su funeral usaran este salmo como texto base.[ii]
Ahora, notará en su Biblia que este salmo tiene un título sobre el versículo 1. Este nos informa que David escribió el salmo después de que Natán le declaró valientemente que su tiempo de esconder su pecado había terminado.
David escribió este salmo de confesión y se lo entregó al músico principal de Israel para que se lo enseñara al coro y a la congregación.
Este salmo es, sin duda, una de las confesiones más abiertas, honestas y genuinas que va a encontrar en las Escrituras.
David ha llegado a estar físicamente extenuado, deprimido, y espiritualmente quebrantado, según el Salmo 32. Su doble vida – sus pecados ocultos – lo han llevado a la desesperación y la ruina en todo aspecto.
Pero ahora, la verdad ha salido a la luz y David ya no está escondiéndose más –por eso, esta canción tiene estallidos de llanto y a la misma vez de esperanza, confianza, y fe.
Mientras me preparaba para este estudio, me di cuenta de que necesitaría varios programas para enseñar todo este salmo. Sin embargo, vamos a tratar de hacerlo todo de una sola vez. De hecho, me encontré con una frase de Charles Spurgeon, el gran expositor de la Palabra, y pastor de los 1800. Él escribió que había tratado de escribir un comentario de este salmo en varias ocasiones, pero que siempre se había dado por vencido – era demasiado – era tan profundo e íntimo. Él escribió, “Estoy demasiado intimidado con la verdad divina.” Finalmente, él logró escribir su comentario, pero anotó lo siguiente al comienzo, “Tratar de comentar este salmo – ¡ah! Uno no puede hacer nada más que sonrojarse avergonzado y admitir su derrota.[iii]
Bueno, con esas de palabra de ánimo, comencemos.
Palabras Claves
Para estructurar este estudio, permítame darle 5 palabras claves que nos van a servir como guía mientras avanzamos rápidamente a través de este salmo.
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Petición
La primera palabra es “petición.” Este es el tema de los primeros 2 versículos. David escribe en el versículo 1,
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades.
En otras palabras, David se acerca a Dios sobre la base de su misericordia. La gracia es cuando Dios le da algo que no merece; misericordia es cuando Dios no le da lo que merece.
David es culpable de adulterio, lujuria, conspiración y asesinato, hipocresía, mentira, abuso de poder, etc., etc. Él había tratado de cubrir sus pisadas y solo había logrado enterrarse más.[iv]
David se da cuenta de que aparte de la misericordia de Dios, él no tiene posibilidad de aún acercarse a Dios. David no está pidiéndole a Dios lo que merece.
Pero él se atreve a pedir esto; note las tres primeras peticiones que David hace en base a la misericordia de Dios.
- Primero, David dice, borra mis rebeliones.
- Segundo, lávame más y más de mi maldad.
- Tercero, límpiame de mi pecado.
Borrar es un verbo que solía ocuparse en un contexto financiero, cuando se hablaba de borrar los datos en un libro de contabilidad. David está orando, “Señor, borra mi registro de pecado”
Lávame es un verbo que se usaba para referirse a lavar la ropa sucia, “Señor, limpia las manchas de pecado de mi vida.”
Tercero, límpiame es un verbo que habla de una limpieza completa. David no solo está pidiendo que Dios limpie algunas manchas en su vida o algunos errores en su diario vivir – no, él quiere que Dios limpie toda su persona, toda su vida.
Recuerde, él fue atrapado con las manos en la masa. Sus manos y su corazón estaban profundamente manchados.
Hay otra palabra clave en nuestro estudio y es confesión.
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Confesión
David hace una petición… pero, en segundo lugar, él también está haciendo una confesión. De hecho, quizás quiera subrayar todas las veces que David usa pronombres personales empezando en el versículo 1.
Ten piedad de MI… borra MIS rebeliones… versículo 2. Lávame más y más de MI maldad, y límpiame de MI pecado. Versículo 3. Porque yo conozco MIS rebeliones, y MI pecado esta siempre delante de MI.
Notó como las personas que están siendo arrestadas o acusadas de hacer algo malo – quizás saliendo de tribunales o entrando al auto de policía – generalmente agachan la cabeza, tratan de esconder su rostro con su ropa – buscando evitar las cámaras.[v]
No quieren que los vean… no quieren que los identifiquen con sus crímenes.
David, por el contrario, está descubriendo su rostro. Él está quitando sus manos de su cara. Él está poniéndose de frente a la mirada santa y penetrante de Dios y admitiendo – este es mi pecado… yo lo hice… yo soy el culpable.
Querido oyente, alguien que espera ser perdonado no puede ir a Dios y decirle:
- Señor, pero Tú sabes como soy
- Tú sabes que esta es mi personalidad
- Tú conoces como fue mi niñez
- Tú conoces a mis padres
- Tú sabes que me pagan poco y que las condiciones laborales son terribles
- Tú sabes cómo son mis compañeros de trabajo
- Señor, todo eso me hizo pecar.
Esa persona no ha confesado nada – lo único que ha hecho es excusarse – está realmente culpando a Dios por lo que hizo.
- Tú me diste esta familia
- Tú me diste este trabajo
- Tú me hiciste así
- Tú me hiciste hacerlo
David está haciendo lo contrario. Él no está culpando su pasado, ni su personalidad, ni su entorno, ni alguna discapacidad.[vi]
Note el versículo 3 nuevamente: yo reconozco mis transgresiones. La palabra para transgresión se refiere a una persona que traspasa un límite – que cruza hacia un territorio prohibido.
Nosotros usamos la expresión, “cruzar la línea.”
David admite que cruzó la línea. ¿Ha hecho eso últimamente? ¿Con sus palabras o sus acciones o pensamientos? ¿cruzó la línea?
David admite en el versículo 3, mi pecado esta siempre delante de mí.
La palabra que David usa para pecado significa errar al blanco, o no alcanzar el estándar – como una flecha en los días de David que no llegaba al blanco o lo erraba por completo.[vii]
David está diciendo, “erre al blanco.”
Querido oyente, el primer paso hacia el perdón incluye admisión… decir lo que nos cuesta tanto decir, “yo lo hice y estuve mal.”
David luego admite que su pecado fue un pecado contra el santo carácter de Dios.
Petición… confesión… y ahora,
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Origen
David toca el tema del pecado original – que es la tercera palabra clave para nuestro bosquejo – Origen.
Note el versículo 5.
He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.
Ahora David no está culpando a sus padres o implicando que sus padres estuvieron metidos en algo pecaminoso, o que David fue concebido en fornicación. Eso no es lo que está diciendo. Él está hablando del concepto del pecado original. Él no solo está diciendo, “yo pequé,” sino, “soy un pecador.”
Un autor escribió que David está reconociendo que es culpable porque su naturaleza es corrupta, no solo porque actuó corruptamente.[viii]
David dice, “el verdadero problema aquí soy yo.”
Esto es muy distinto a las confesiones que escuchamos hoy en día ¿o no? Quizás nosotros mismos hemos dicho cosas como,
- Hice algo malo, pero no estaba siendo yo mismo
- Sé que hice algo malo, pero de verdad soy una buena persona
- Solo sé que no era yo en ese momento
En cambio, David dice, “lo que hice, realmente reveló lo que soy de verdad.”
Y esa es una confesión genuina.
Cada vez que pecamos, estamos probando que nosotros realmente heredamos la naturaleza pecaminosa de Adán (Romanos 5:19).
Incluso el apóstol Pablo admitió, “sé que en mí no mora el bien” (7:18).
Todo lo bueno que hacemos es porque el Espíritu de Dios obra dentro nuestro. Todo lo malo proviene de nuestra carne. Lo hacemos nosotros sin necesitar ayuda.
Por eso hay miles de leyes solo para reforzar lo que dicen los 10 mandamientos – porque somos corruptos y lo suficientemente astutos como para encontrar un pretexto o escapatoria para no cumplirlos. La ley simplemente revela nuestra naturaleza culpable.
¿Ha estado alguna vez manejando cuando de repente aparece un auto de policía? ¿Que hizo instintivamente? desaceleró, o piso el freno ¿verdad? ¿por qué? Porque somos pecadores.
Estaba manejando la semana pasada por una calle en particular, cuando me acordé de que hace un par de años cambiaron el límite de velocidad de 70 kph a 55 kph.
Cuando vi la señalética indicando el nuevo límite de velocidad, ¿qué cree que dije? –“oh, fantástico, ahora tengo una nueva oportunidad de someterme al Espíritu Santo y desarrollar mi obediencia.”
No. Inmediatamente pensé, “no es justo… ya que he vivido aquí desde antes que cambiaran el límite de velocidad deberían dejarme ir a 70.”
Hace poco también pusieron dos signos de “pare,” antes de llegar a mi casa. Antes podía atravesar las calles y doblar sin siquiera pisar el freno – hasta que un día – un día triste y terrible – estaba volviendo del trabajo y vi que habían colocado esas dos señales de pare.
Le digo, esas señales de pare fueron puestas como mensajeros de Satanás para abofetearme. Ahora, tengo una lucha más en mi vida espiritual.
David nunca dice aquí, “el problema era la belleza de Betsabé, o la oportunidad que se presentó, o mi propia pereza. David dice, “el problema fui yo.”
No solo he pecado, no fue solo una acción, sino que en mi misma naturaleza soy un pecador. Spurgeon escribió: “la fuente de mi vida está contaminada juntamente con sus corrientes.”[ix]
El problema no es las señales de pare, o los límites de velocidad, o cualquier otra ley. El problema es la dureza de nuestro corazón, nuestro orgullo, nuestra naturaleza corrupta que se revela tal como es cuando hay una ley; y nosotros como el Apóstol Pablo deseamos ser liberados por siempre de este cuerpo de muerte – de ese yo pecaminoso – cuando, en nuestros cuerpos eternamente glorificados, disfrutemos a Cristo sin ninguna interrupción egoísta, u obstrucción pecaminosa.
¿No será glorioso?
Mientras tanto… aprendamos a confesar nuestros pecados a través de Cristo, nuestro mediador.
Petición… confesión…origen.
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La cuarta palabra es restauración
Permítame destacar solo dos frases por cuestión de tiempo. La primera frase está en el versículo 7 – Purifícame con hisopo, y seré limpio.
David aquí está hablando con vocabulario sacerdotal. El hisopo era una planta muy pequeña que podía encontrarse entre paredes o formaciones rocosas. Por su forma y estructura, se usaba como un cepillo o pincel. En las ceremonias del templo, Se sumergía el hisopo en sangre y se usaba para salpicar la sangre del sacrificio.[x]
El hisopo se menciona por primera vez en la Biblia en el contexto de la Pascua, cuando los Israelitas estaban en el proceso de salir de Egipto. Dios ordenó a través de Moisés, tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre (Éxodo 12:22).
David está pidiéndole a Dios que actúe como sacerdote y salpique su corazón, mente, y vida con la sangre de un sacrificio.
Aquí, David está haciendo una declaración profunda – solo la sangre puede borrar las manchas de sangre. Sin derramamiento de sangre no se hace remisión (Hebreos 9:22).[xi]
¡Y la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado!
Lo que eso significa es que David no solo está orando a Dios, sino que está hablando proféticamente. Este salmo apunta a aquel día cuando Jesucristo derramaría su sangre en la cruz y pagaría por nuestros pecados de forma completa y definitiva.
Y el Apóstol Pedro escribió que
Jesucristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados podamos vivir vidas justas para Dios (1 Pedro 2:24).
El escritor de Hebreos lo diría de esta forma:
teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia (Hebreos 1:21-22).
Ese es un vocabulario que se usaba en el templo y el tabernáculo. David no solo quiere perdón – él quiere pureza. Él quiere una conciencia limpia. Y David va aún más allá de eso… él no solo quiere ser purificado, él quiere ser renovado.[xii]
Note la segunda frase en el versículo 10 –
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Me encantan las palabras que usa David en este versículo. Cuando David dice, “Crea en mi un corazón limpio,” él escoge la misma palabra que se usa en Génesis 1 cuando Dios crea los cielos y la tierra. Es un verbo que se refiere a crear, no usando materiales existentes, sino que crear de la nada.
La creación un milagro. Los cielos y la tierra no fueron el resultado de una explosión de gases existentes… la tierra no se formó con el tiempo y material cósmico… “Dios creó los cielos y la tierra a partir de la nada.”
Este verbo aparece nuevamente en Génesis 1 con relación a la creación de la vida. Los seres vivos fueron fueron producto del poder, la voluntad, y la creatividad de nuestro Dios. Luego, encontramos este verbo nuevamente con relación a la creación de Adán y Eva.[xiii]
Así que, cuando David usa este verbo aquí – y pide que Dios cree en él un corazón limpio – la implicación es que él está esperando nada menos que un milagro.
Él no está diciendo, como estamos tentados pensar o decir, “Señor, yo voy a tratar de poner mi corazón en forma, y Tú, por tu parte, tómalo y purifícalo. Voy a corregir un poco mi vida así después puedo darte algo con que trabajar.”
Oh no… El Señor trabaja de cero, y David lo sabe. Él dice, “Dios, no tengo nada puro que ofrecerte – Tú vas a tener que crear un corazón puro de la nada.”
David está admitiendo “Señor, esta es una obra que solo Tú puedes hacer por mí. No tengo nada que darte. No puedo ofrecer nada que pueda ayudarte o impresionarte.”
Esta es una confesión genuina que trae restauración.
Petición… confesión… origen… restauración.
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La quinta y última palabra que le voy a dar es resolución.
Parte de una confesión genuina es un deseo de vivir para Cristo. Note la palabra entonces en el versículo 13. David dice, “aquí esta lo que quiero hacer ahora… esta es mi resolución después de haber obtenido restauración.
Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.
David no dice, “ok, ahora que fui perdonado, voy a asegurarme de nunca más juntarme con pecadores… nunca más voy a salir del templo.”
No… “Señor, permíteme involucrarme en la vida de pecadores para poder enseñarles lo que he aprendido acerca de Tú misericordia, Tú gracia y Tú perdón.”
De hecho, creo que voy a escribir una canción acerca de lo que aprendí y se la voy a enseñar a la congregación.
Conclusión
Permítame concluir recitando ese himno, ese Salmo de David que se ha cantado y meditado por generaciones.
Dice,
Ten piedad de mí, oh Dios,
conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades
borra mis rebeliones.Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.Líbrame de homicidios, oh Dios,
Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia.Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
—
[i] Craig Brian Larson, 750 Engaging Illustrations (Baker Books, 2007), p. 225
[ii] James Montgomery Boice, Psalms: Volume 2 (Baker Books, 1996), p. 424
[iii] Ibid
[iv] Donald Williams, Mastering the Old Testament: Psalms 1-72 (Word Publishing, 1986), p. 362
[v] Adapted from John Phillips, Exploring the Psalms: Volume 1 (Loizeaux Brothers, 1988), p. 408
[vi] Adapted from W. Graham Scroggie, The Psalms: Volume II (Pickering & Inglis, 1949), p. 10
[vii] Boice, p. 426
[viii] Boice, p. 427
[ix] C.H. Spurgeon, The Treasury of David: Volume 1 (Zondervan, reprint; 1977), p. 403
[x] Adapted from Boice, p. 429
[xi] Spurgeon, p. 403
[xii] Boice, p. 431
[xiii] Adapted from Boice, p. 432