Introducción
Permítame comenzar este estudio con unos dichos o proverbios bien conocidos – declaraciones sabias y concisas, que son de naturaleza práctica y mire cuántos de estos conoce:
- El que no arriesga, no gana.
- No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
- Espera lo mejor, pero prepárate para lo peor.
- Cuando la oportunidad llama, abre la puerta.
- No ponga todos los huevos en la misma cesta.
- Mira antes de cruzar.
Este tipo de dichos se encuentran en todo el mundo. Son principios universales, porque surgen del carácter de la verdad, que se origina en Dios quien es la fuente de toda sabiduría.
Incluso el mundo sabe cuándo está escuchando la sabiduría de alguna verdad práctica.
Por cierto, todos los dichos que mencioné aparecen de alguna forma en las Escrituras.
De hecho, varios de estos aparecen en el diario personal de una de las personas más sabias que jamás haya pisado el planeta Tierra. Así que le invito a abrir su Biblia nuevamente en este famoso diario que conocemos como el Libro de Eclesiastés y retomemos nuestro estudio en el capítulo 11.
Hoy quisiera cubrir los primeros 8 versículos del capítulo 11.
Si recién se une a nuestro estudio, le cuento que Salomón ha escrito sobre la vida aquí debajo del sol, con un sentido de desesperanza, aburrimiento e insatisfacción. La vida debajo del sol sin Dios, sólo conduce a una vida de frustración.
Pero ahora, como hemos aprendido en la última parte de su diario, Salomón ha incluido a Dios nuevamente en el panorama y todo tiene una nueva perspectiva.[i]
Pero tenga en cuenta que esta nueva perspectiva no se debe a que Salomón haya descubierto todas las respuestas a los problemas de la vida.
Aquí en el capítulo 11, va a admitir que hay muchas cosas en la vida que no entiende.
De hecho, él repite una frase 4 veces diferentes en estos versículos – si tiene su Biblia abierta notará que la primera aparece en el versículo 2, donde dice: Porque no sabes. Podría encerrar esta frase en un círculo y trazar una línea hasta la primera parte del versículo 5 donde aparece de nuevo. El dice: tu no sabes; luego aparece otra vez en la última parte del versículo 5: así ignoras, (o tampoco conoces) y una vez más en el versículo 6: no sabes.
Salomón dice cuatro veces que hay cosas en la vida que no entenderemos.
Pero en vez de terminar el tema diciendo: “Tiremos la toalla” y ponerse a llorar, dirá con alegría: “Es hora de arremangarse y ponerse manos a la obra”.[ii]
En otras palabras, es posible ir por la vida sin tener todo resuelto y al mismo tiempo tener alegría y un corazón agradecido.
Ahora, para nuestro estudio de hoy, vamos a dividir los consejos prácticos de Salomón en dos categorías.
Llamaremos a la primera categoría:
Los Eventos Inesperados de la Vida
Y Salomón nos va a animar, a no dejarnos paralizar por el miedo.
“Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra” Eclesiastés 11:1-2
Permítame resumirlo de esta manera: No es posible anticiparse a todos los acontecimientos impredecibles de la vida.
Esta frase, “Echa tu pan sobre las aguas”, es una de las afirmaciones más sabias y conocidas de este diario.
Hace poco escuche a alguien que hacía alusión a este proverbio diciendo: “Manténgase echando el pan sobre las aguas y luego prepárese para hacer emparedados”.
En otras palabras, las cosas vuelven; así que, siga adelante.
Esta expresión es lo bastante amplia como para aplicarse a cualquier contexto. Aunque no estamos seguros de cuál tiene Salomón en mente específicamente, todos apuntan al mismo principio de la siembra y la cosecha.
Es posible que Salomón esté pensando en una inversión financiera en el versículo 2: reparte a siete y aun a ocho. O sea, está animando a diversificar sus inversiones de 7 u 8 maneras diferentes; que es otra manera de decir que no ponga todos los huevos en la misma canasta. Y este es un sabio consejo.
Salomón puede haberse referido a su flota de barcos exportando e importando mercancías. El verbo hebreo echar, significa soltar, enviar.[iii]
Salomón no quiere depender de un solo barco, así que reparte la carga en 7 u 8 barcos, de modo que si un barco se hunde por algún accidente no se pierda todo.
Salomón básicamente escribe en el versículo 2: “Usted no sabe lo que va a pasar”, en otras palabras, “no puede predecir los resultados de sus inversiones”. Lo que podría llevarlo a paralizarse por el miedo. Es decir, ¿cómo podemos atrevernos a invertir si no podemos garantizar la rentabilidad?
Más adelante, Salomón explicará que debemos planear de la mejor manera que podemos y luego confiamos que Dios se encargará de los resultados.
Espera lo mejor, pero prepárate para lo peor.
Hudson Taylor solía decirlo de esta manera durante su ministerio en China: “Haz lo que te corresponda– y Dios se encargará del resto “.
No permita que los acontecimientos inesperados de la vida lo paralicen de miedo.
Salomón ahora cambia de la ilustración del mundo del comercio al mundo de la agricultura. Mire el versículo 3:
“Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará” Eclesiastés 11:3
Lo que quiere decir Salomón, es que nadie tiene control sobre cuándo va a caer la lluvia – y aunque es probable que llueva cuando las nubes se vean cargadas, puede que no; y nadie puede predecir cuándo y hacia dónde puede caer un árbol. No podemos predecir lo impredecible.
Continuando en el versículo 4 leemos:
“El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará” Eclesiastés 11:4
En otras palabras, puede que el viento sople y se lleve la semilla, o tal vez esas nubes lo engañen, coseche antes de tiempo o espere demasiado y se pierda de lo mejor de la cosecha.
¿Qué está haciendo el viento? ¿Qué están haciendo las nubes?
Salomón está describiendo a una persona que ha quedado paralizada por el miedo, porque no puede garantizar el éxito. Se la pasa sentado calculando, esperando las circunstancias perfectas en la vida antes de dar un paso adelante.[iv]
La oportunidad está llamando, pero no abre la puerta porque las cosas podrían salir mal.
Y es posible. Podrían salir mal.
Entonces, ¿qué está diciendo Salomón aquí? ¿Que no salga de la cama? ¿Que no plante árboles, siembre algunas semillas, envíe barcos o haga inversiones? ¡No! Siembre la semilla. Haga las inversiones. Planee, pero hágalo.
Es imposible eliminar los riesgos de la vida – pero el que no arriesga, no gana.
Si usted esperaba a que desaparezcan los riesgos, nunca habría aprendido a montar en bicicleta, a conducir un auto; nunca se hubiera casado o iniciado un negocio; nunca saldría de la casa o haría algo. Quedaría paralizado de miedo.
Salomón está diciendo efectivamente: no espere a que se den las condiciones perfectas para dar el siguiente paso en la vida.
Y eso también se aplica cuando piensa dar un paso en obediencia al Espíritu de Dios para involucrarse en un ministerio; no espere las condiciones perfectas en la vida para dar el siguiente paso de fe.
Me gusta cómo un teólogo parafrasea este versículo interpretando el consejo de Salomón así: “No se siente a mirar el viento. Haga lo que le corresponde. No se quede ahí mirando las nubes. Continúe con su vida”.
Ahora, Salomón pasa de dar sus consejos sobre los acontecimientos inesperados de la vida y continúa con la segunda categoría de consejos inspirados. Llamaremos a esta segunda categoría:
La Inexplicable Obra de Dios
Y el punto clave de Salomón será este:
No dejes que estas inexplicables obras de Dios te roben la alegría.
Leamos juntos el versículo 5:
“Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas” Eclesiastés 11:5
La palabra traducida huesos aquí, se usa en otros pasajes para referirse al embrión – la vida de ese bebé en desarrollo.
Y vaya si no hemos aprendido algo más desde los tiempos de Salomón sobre lo que ocurre en el vientre materno.
Hace años, cuando mi esposa tuvo que ir a hacerse una ecografía durante el embarazos, nos daban una imagen impresa donde todo se veía negro con algunos puntos blancos por todas partes y les creíamos cuando nos decían que era el bebé.
Ahora tenemos esas increíbles imágenes y videos en 3-D donde se puede ver al bebé con una claridad y nitidez extraordinaria.[v]
Me hubiera encantado ver una imagen en 3-D de nuestros gemelos en una ecografía, hubiéramos tenido una imagen clara de ellos quejándose y peleando allá adentro.
Pero por muy avanzada que esté la tecnología hoy en día, seguimos igual que Salomón; no podemos entender completamente y aún menos podemos ver invisible mano de Dios obrando al crear, formar y dar vida.
Podríamos ponerlo de esta manera: “usted no sabe cómo llega el espíritu de vida al embrión en el vientre materno”.[vi]
Todavía no podemos explicar cómo Dios imparte la esencia animada de vida a ese óvulo fecundado.
Es como si Salomón dijera: “Escucha, si quieres hablar de cuán lejos hemos llegado en todo nuestro conocimiento, primero vamos de regreso al vientre materno. Incluso eso, el comienzo de su vida es totalmente inexplicable.
Entonces, desde el vientre materno hasta la tumba, su vida está llena del misterio de la obra de Dios.
No permita que el hecho de que usted no puede explicar o entender todo le robe la confianza en Él – porque si lo hace, perderá el gozo en Él y en la vida.
Hay cosas que usted simplemente no puede explicar.
Salomón continúa ilustrando este tema con el ámbito laboral – versículo 6:
“Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno” Eclesiastés 11:6
Usted no sabe si Dios va a prosperar su trabajo este año o el próximo, pero siembre en su campo y disfrute la habilidad para trabajar en la mañana y en la tarde.
No deje para mañana lo que pueda hacer hoy.
A veces, es por pereza. Otras, por miedo a arruinar las cosas. De igual manera, Salomón nos dice que simplemente debemos ser aplicados en nuestro trabajo aunque no existan garantías de que rindan los frutos esperados.
Quizas, algún fracaso en el pasado lo ha llevado a la pereza – si por más que me esfuerce, las cosas no van a salir bien. Quizas, lo han llevado al desánimo y hasta sentirse inútil – como que no puede hacer nada bien en la vida. Usted se esforzó, dio lo mejor de sí, pero igualmente fracasó. Lo entiendo y sepa que nos pasa a todos en distintos grados así que puedo simpatizar con usted. Pero escuche, es hora de dejar de medir su éxito por sus resultados, que en gran parte no dependen de usted, y empezar a medirlo en función de su fidelidad al Señor, cada día, mientras da lo mejor para Él en cualquier área de su vida y luego dejar que Él se encargue de abrir o cerrar las puertas. Ánimo. No ponga sobre si una responsabilidad que no le corresponde porque no depende completamente de usted. Sea fiel – esa es su responsabilidad en la vida – eso puede hacer… siempre, en toda circunstancia, y luego descanse en el Señor porque Él obrará… de manera inexplicable, muchas veces impredecibles – no siempre de la manera que queríamos, pero sabiendo que el Dios que lo sabe todo, lo puede todo, y nos ama con perfecto amor nos dará lo que es mejor.
–¿Podemos explicar todo lo que pasa en la vida?
–No.
–¿Podemos predecir lo que pasará en la vida?
–No.
–Pero ¿salió el sol esta mañana?
–Sí.
–¿Lo está disfrutando?
Es hacia este pensamiento que Salomón nos lleva en el versículo 7:
“Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol” Eclesiastés 11:7
En otras palabras, ¿está disfrutando la experiencia de vivir un día más? La luz es suave, escribe Salomón. Tambien puede traducirse como: la luz es dulce. Esa palabra se usa en las Escrituras para describir:
- el sabor de la miel (Jueces 14:18);
- la dulzura de un beso (Cantares 2:3);
- el gozo de disfrutar de la palabra de Dios (Salmos 19:10).
¡Disfrute de lo que pueda en la vida! Note lo que dice a continuación:
“…pero aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad” Eclesiastés 11:8
Es decir: todo es pasajero. El tiempo corre muy rápido. ¿Y qué ve cuando mira hacia atrás en su vida? Días de oscuridad, dificultad, lucha y tristeza. Evidentemente está bien recordarlos, aprender de ellos y confiar en Dios a través de ellos.
Salomón pregunta aquí en el versículo 8, y ¿qué más ve? Días con acontecimientos, momentos, conversaciones y logros por los que puede regocijarse.
Salomón está diciendo, disfrute de la salida del sol y de otro día para vivir – saboréelo, compártalo y aprovéchelo al máximo.[vii]
Lo que es otra forma de decir, que cuando la oportunidad llama, abra la puerta. Es un nuevo día, con nuevas oportunidades ¡abra la puerta!
El apóstol Pablo lo dijo de esta manera:
“aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” Efesios 5:16
Él no dijo: “Aprovechen bien el tiempo antes de que los días sean malos o luego de que los días se vuelvan malos; no, aproveche el tiempo a pesar de que los días sean difíciles y del mal nos rodea. Es más, aproveche el tiempo porque los días son malos. Es más razón para aprovecharlos.
Permanezca ahí, haga lo correcto, arremánguese, abra la puerta, y manos a la obra.
Pero es tentador preguntarse si algo de lo que hacemos por Dios realmente importa. Nosotros oramos por un amigo o un familiar, y nos preguntamos si la oración será alguna vez respondida. Damos dinero para la obra del Señor y a los pobres; nos preguntamos si la vida de alguien realmente cambió; testificamos a amigos y compañeros de trabajo, y nos preguntamos si alguno creerá en el Evangelio y se salvará.[viii]
No lo sabemos, pero seguimos sembrando. Podemos aplicar este versículo a nuestro testimonio del evangelio en la vida de otros. Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano. Siga adelante. No se canse de ser fiel y aplicado en la labor que el Señor nos ha dado de plantar la semilla del evangelio. Y luego esperamos que Dios obre… de las maneras impredecibles e inexplicables que suele hacerlo… y, a veces, tenemos la bendición de vislumbrar el fruto de nuestra obediencia al Señor y de la obra que Dios está haciendo.
Conclusión
Ahora mismo estoy leyendo un libro que me dio hace poco uno de los hombres de nuestra iglesia que sirve en un bello ministerio evangelístico. El libro se llama, Testigo de la Historia y relata la historia del famoso ministerio de los Gedeones.
Todo comenzó cuando dos vendedores ambulantes compartieron una habitación en un hotel que estaba repleto en año 1898. No se conocían, pero era la única opción para no dormir en una banca del parque. Uno de los hombres dijo que tenía la costumbre de leer su Biblia antes de acostarse cada noche. El otro hombre dijo que también era creyente y acordaron leer la Biblia juntos.
Así comenzó una conversación sobre la necesidad tener amistades cristianas edificantes entre los vendedores ambulantes y también dar a conocer el Evangelio entre hombres del rubro que eran conocidos por ser mujeriegos, y buenos para apostar y emborracharse. Oraron para comenzar algún tipo de organización que reuniera a los hombres del rubro para poder evangelizar, discipular y animarlos.
Ellos invitaron a muchos vendedores ambulantes a unirse a la causa. Un año más tarde convocaron a todos a una primera reunión a la que nadie acudió; pero siguieron adelante.
Hoy los Gedeones están organizados en más de 200 países y más de 100.000 hombres de negocios – todos voluntarios – han repartido hasta ahora unas 2 mil millones de copias de la palabra de Dios.
Permítame darle una ilustración sacada de este libro, para animarnos a todos a seguir sembrando la semilla.
Randy Smith, un creyente de Louisiana, Estados Unidos, estuvo involucrado con el ministerio Gedeones distribuyendo copias del Nuevo Testamento a los estudiantes de una importante universidad en Porto Alegre, Brasil.
En cierto momento le dieron un Nuevo Testamento a un joven que los miró y luego se burló de ellos. Él les dijo: “¿Saben lo que pueden hacer con todas estas Biblias? Pueden tirarlas como yo lo voy a hacer ahora mismo.” Lanzó el Nuevo Testamento como un pequeño frisbee tan fuerte como que pudo y terminó cayendo sobre el techo plano de un edificio cercano. Él joven se marchó.
Más tarde, ese mismo día, Randy y el resto del equipo se dieron cuenta que había un hombre parado en ese mismo techo. Estaba cubierto de manchas de brea… en los brazos, cara y ropa. Él había estado trabajando en los edificios cercanos, poniendo brea en el techo para tapar y evitar goteras. Él les dijo a estos hombres: “Hoy había planeado quitarme la vida porque la he desperdiciado y he hecho las cosas muy mal. Pero ocurrió un milagro. Dios me golpeó en la cabeza con esta Biblia de los Gedeones. Leí que puedo recibir perdón y tener vida eterna. ¿Podrían decirme cómo, por favor?” Y fue así que le testificaron y aquel hombre conoció al Señor Jesucristo como su Salvador.[ix]
Uno nunca sabe.
Hay tantas cosas en la vida que son impredecibles; tantos giros inesperados; tantas cosas que no podemos controlar. No permita que los acontecimientos inesperados de la vida y la poca certeza de lo que traerá mañana lo paralicen hoy. Siga siendo fiel. Siga haciendo y obrado y esforzándose para dar lo mejor de si para la gloria de Dios.
También hay muchos misterios – tantas cosas que no sabemos. Pero no permita que los inexplicables misterios de la obra de Dios en su vida le roben la alegría. Por el contrario, descanse en el Señor quien si lo sabe todo y está en control de todo y nada lo sorprende, sino que, en su perfecto amor, obra todas las cosas para el bien de sus hijos.
Y disfrute lo que el Señor le ha dado hoy. Mientras tenga la dulce luz del día, de este día que Dios ha hecho, aprovechémoslo para gloria de Dios.
—
[i] Adaptado de Warren W. Wiersbe, Eclesiastés: Be Satisfied (Victor Books, 1990), p. 125
[ii] Adaptado de David Jeremiah, Searching for Heaven on Earth (Integrity Publishers, 2004), p. 284
[iii] William D. Barrick, Ecclesiastes: The Philippians of the Old Testament (Christian Focus, 2011), p.185
[v] Adaptado de David Gibson, Living Life Backward (Crossway, 2017), p. 122
[vi] David A. Hubbard, The Preacher’s Commentary: Volumen 16 (Thomas Nelson, 1991), p. 228
[vii] Adaptado de Hubbard, p. 230
[viii] Adaptado de Philip Graham Ryken, Ecclesiastes (Crossway, 2010), p. 253
[ix] Jeff Pack, Witness to History (Gideons International, 2018), p. 259