Introducción
Para los fanáticos del béisbol, el año 1999 fue un año espectacular que trajo un momento emocionante tras otro. Como familia, seguimos especialmente la temporada de dos jugadores: Sammy Sosa y Mark McGwire – dos deportistas ejemplares, que estaban compitiendo por el récord mundial de 60 jonrones en una temporada. En una final para el recuerdo, McGwire se quedó con el récord llegando a un total de setenta jonrones. Desde entonces, el nombre Mark McGwire quedó para siempre en la historia de las leyendas del beisbol.
Pero hay otro jugador que logró algo similar pero muy pocos lo conocen – aún entre los grandes aficionados del beisbol. Su nombre era Josh Gibson y es considerado, por muchos, como el mejor jonronero de todos los tiempos. Jugó desde el año 1930 hasta el 1946. En su segunda temporada, con tan solo diecinueve años, hizo setenta y cinco jonrones. Pero fue absolutamente ignorado, porque jugaba en lo que en aquel entonces se conocía como la liga afroamericana, cuando blancos y los negros no jugaban en la misma liga en los Estados Unidos.
Ahora, para los que crean que la liga afroamericana era más fácil, tienen que saber que se organizaron cientos de partidos entre las dos ligas, y los equipos afroamericanos ganaban en promedio 3 de 4 partidos que jugaban.
Suficientes personas se movilizaron hace unos años y lograron que Gibson fuera incluido en el salón de la fama del béisbol.
Mientras me preparaba para estudiar el libro de Esdras, me llamó la atención cuan ignorados y aun olvidados son los hombres y mujeres que aparecen en este libro – héroes de la fe cuyos logros han sido ignorados en gran parte por la comunidad cristiana.
El Antiguo Testamento ha pasado a ser, para muchos creyentes, una reliquia polvorienta del pasado, a excepción de una leída breve de los Salmos y Proverbios para el devocional.
Nos hemos olvidado que Pablo le escribió a Timoteo bajo inspiración divina, en 2 Timoteo 3, versículos 16 al 17, que el Antiguo Testamento era capaz de equiparlo para toda buena obra.
A pesar de eso, el cristiano promedio puede pasar su vida en la iglesia y escuchar la historia de Noé y de David y Goliat mil veces, pero nunca escuchar el nombre de Esdras, y mucho menos el de Zorobabel.
No estoy diciendo que Noé y David no necesiten de nuestra atención, pero creo que solemos perdernos de muchas verdades importantísimas al pasar por alto el registro de estos héroes olvidados.
Preparando el Escenario
Al comenzar este estudio, quiero que desempolvemos las páginas del Antiguo Testamento para redescubrir la vida y logros de Esdras. En breve vamos a ver el avivamiento de la nación de Israel y quiero que para eso, vayamos a 2 Reyes. Este pasaje va a preparar el escenario para los logros heroicos de Esdras y Zorobabel.
Abra su Biblia conmigo en 2 Reyes 25, versículos 1 al 12 y luego del 18 al 21. Vamos a leer los eventos trágicos de la destrucción de Jerusalén y el comienzo de la cautividad en Babilonia.
“Aconteció a los nueve años de su reinado, en el mes décimo, a los diez días del mes, que Nabucodonosor rey de Babilonia vino con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió, y levantó torres contra ella alrededor.
Y estuvo la ciudad sitiada hasta el año undécimo del rey Sedequías.
A los nueve días del cuarto mes prevaleció el hambre en la ciudad, hasta que no hubo pan para el pueblo de la tierra.
Abierta ya una brecha en el muro de la ciudad, huyeron de noche todos los hombres de guerra por el camino de la puerta que estaba entre los dos muros, junto a los huertos del rey, estando los caldeos alrededor de la ciudad; y el rey se fue por el camino del Arabá.
Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y lo apresó en las llanuras de Jericó, habiendo sido dispersado todo su ejército.
Preso, pues, el rey, le trajeron al rey de Babilonia en Ribla, y pronunciaron contra él sentencia.
Degollaron a los hijos de Sedequías en presencia suya, y a Sedequías le sacaron los ojos, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia.
En el mes quinto, a los siete días del mes, siendo el año diecinueve de Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, siervo del rey de Babilonia.
Y quemó la casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y todas las casas de los príncipes quemó a fuego.
Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalén.
Y a los del pueblo que habían quedado en la ciudad, a los que se habían pasado al rey de Babilonia, y a los que habían quedado de la gente común, los llevó cautivos Nabuzaradán, capitán de la guardia.
Mas de los pobres de la tierra dejó Nabuzaradán, capitán de la guardia, para que labrasen las viñas y la tierra.”
Ahora saltemos al versículo 18,
“Tomó entonces el capitán de la guardia al primer sacerdote Seraías, al segundo sacerdote Sofonías, y tres guardas de la vajilla;
y de la ciudad tomó un oficial que tenía a su cargo los hombres de guerra, y cinco varones de los consejeros del rey, que estaban en la ciudad, el principal escriba del ejército, que llevaba el registro de la gente del país, y sesenta varones del pueblo de la tierra, que estaban en la ciudad.
Estos tomó Nabuzaradán, capitán de la guardia, y los llevó a Ribla al rey de Babilonia.
Y el rey de Babilonia los hirió y mató en Ribla, en tierra de Hamat. Así fue llevado cautivo Judá de sobre su tierra.”
Al leer estas palabras, uno casi puede sentir la desesperanza y ver el horror y la tragedia que significó esta cautividad. ¿Por qué llegaron a este punto? Porque el pueblo de Dios se negó obstinada y persistentemente a seguir a Dios.
Si bien Dios había mandado a muchos profetas como Jeremías e Isaías, que advirtieron en cuanto a un juicio venidero, el pueblo, unánime, buscaron silenciar a los profetas. Hasta le dijeron a Jeremías que estaba loco.
Pero ahora, estaban cautivos y su amada nación dispersa y su ciudad capital y su templo destruido. Así comenzaron los setenta años de cautividad que Dios había prometido a través del profeta Jeremías.
Esto nos lleva al primer principio para cada cultura y generación.
- Cuando desobedecemos a Dios, comenzamos a jugar un juego que jamás vamos a ganar.
Si usted juega el juego de las relaciones sexuales antes del matrimonio, va a salir perdiendo. Si juega el juego de la pornografía, va a salir perdiendo. Si juega el juego de la ambición laboral, poniendo la avaricia por sobre el deseo de pasar tiempo y ministrar a su familia, va a salir perdiendo.
El pueblo de Israel pensó que podía ignorar a Jeremías e Isaías: “¡¿Que saben ellos?! ¡Nosotros podemos vivir como se nos antoje!”
Luego, el horror del juicio llegó, y se dieron cuenta, en medio de lágrimas y en cautiverio, que necesitaban un avivamiento, un renuevo, una restauración.
Ahora, entre este pasaje y el libro de Esdras, pasan setenta años. Para los que estaban marcando sus calendarios, casi podían ver que el avivamiento se acercaba.
Luego, un ejército rodeó Babilonia. Su líder era el general que conocemos como Darío, Rey del imperio Medo-Persa. El rey de Babilonia se burló de Darío y, detrás de la seguridad de los muros de la ciudad, planeó una fiesta. Durante esta fiesta, tomaron vino en las copas sagradas del templo de Jehová y se burlaron del ejército medo-persa. “¿Quién podría sitiar Babilonia? Mientras tengamos al Éufrates pasando por el medio de la ciudad, podemos sobrevivir a cualquier ejército.”
Fue durante esa fiesta que de repente, una mano flotante apareció y comenzó a escribir un mensaje en la pared. La gente se llenó de pánico. La fiesta paró de golpe. Mandaron a llamar al sabio Daniel, el cual interpretó el mensaje a su orgulloso rey Babilónico, Belsasar. Él dijo, en Daniel 5:27 al 28,
“Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas.”
Y así fue, en esa misma noche, los persas completaron su estrategia de desviar el río Éufrates. Como resultado, pudieron entrar por el canal, debajo del muro. En el mes de octubre, hace ya unos 2,500 años, el Imperio Babilónico fue aplastado por el Imperio Persa, y el rey Ciro tomó el control.
Ahora, los esclavos judíos, descubrieron en el cautiverio que necesitaban un avivamiento – un renuevo. Tal como el hijo prodigo se dio cuenta de lo que había hecho recién cuando estaba con los cerdos, de igual manera la nación de Israel tomo conciencia, por decirlo así, mientras estaba en el cautiverio.
Sin embargo, uno necesita más que solo tomar conciencia de la necesidad de avivamiento. Eso me lleva al principio de que la esencia del avivamiento es la adoración.
Ahora, si usted se fija en el capítulo 1, versículo 3, en el libro de Esdras y ve el corazón de la declaración de Darío, notará la intención principal de Dios para con el pueblo de Israel.
“Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén…”
Después de setenta años de castigo, Dios pasa ahora a restaurar y renovar a su pueblo. ¿Notó que el primer objetivo no es restaurar la economía? Eso vendría después. Tampoco va a restaurar el establecimiento político. La restauración política no es la causa del avivamiento, sino el resultado del avivamiento. Este es un principio importante para recordar.
Erwin Lutzer lo expresó muy bien en su libro, ‘La cruz puede hacer lo que los políticos no.’ Él dijo:
Cuando Gran Bretaña estaba en un declive moral y espiritual; cuando el parlamento británico tenía que suspender las sesiones porque los miembros estaban demasiado ebrios para llevar a cabo su labor; cuando los niños trabajaban en fábricas, rechazados y explotados –Dios levanto a John Wesley para que predicara el olvidado evangelio, y el avivamiento del siglo 18 paso a transformar la sociedad.
Cuando Dios quiso que los Israelitas regresaran a Él, no hizo una reforma de transporte o de viviendas; no hizo que los persas amaran la justicia; no requirió a Ciro que pusiera los diez mandamientos como ley de Persia. No. Dios comenzó a reavivar todo enfocando el tiempo y la energía de Su propio pueblo en reconstruir Su templo y volviendo a la adoración bíblica.
Es cuando el pueblo de Dios es cautivado por el Rey de los cielos que pueden impactar los reinos de la tierra.
Como dijo C.S. Lewis, cuando los cristianos dejan de pensar en el mundo venidero, como resultado, pasan a perder la efectividad en este.
Poder Soberano sobre un Poder Pagano
Si se le ha olvidado el hecho de que reinos van y vienen, pero el reino de Dios es eterno, es oportuno que vamos de regreso a Esdras capitulo 1. Fíjese en el primer versículo. Es impactante.
En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino…
¿De quién fue la idea de esta proclamación? ¿De Ciro? No, de Dios.
Dios está por restaurar a su pueblo. El prometió hacerlo después de setenta años y ahora, soberanamente, está obrando en el corazón de Ciro. Este es el cumplimiento directo de los que dice Salomón en el capítulo 21 de Proverbios,
“Como los repartimientos de las aguas, Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina.”
Dios esta inclinando el corazón de Ciro, poniéndole el deseo de dejar al pueblo volver a su hogar.
Continuando la lectura en Esdras, capitulo 1, versículos 2 al 4, leemos la declaración de Ciro:
“Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. 3Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. 4Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.”
Ahora, algunos dicen que Ciro se convirtió en seguidor de Jehová, porque dijo: “Jehová el Dios de los cielos…” Y luego en el versículo 3, “…Jehová Dios de Israel…”
Sin embargo, las otras inscripciones de Ciro dicen lo contrario.
En una inscripción que trata de su victoria sobre los Babilonios, Ciro dice que el dios Marduc fue quien le permitió conquistar Babilonia.
La inscripción dice que:
Marduc, buscó por todos lados buscando un gobernante justo… Y luego proclamo a Ciro… Marduc, el gran señor, protector de su pueblo, vio con agrado las buenas obras de Ciro y, por ende, le ordeno marchar hacia la ciudad de Babilonia. Todos los habitantes de Babilonia se postraron ante Ciro y besaron sus pies… y con rostros iluminados adoraron su nombre.
Obviamente, por lo que leemos en esta inscripción, Ciro era politeísta. De hecho, en otra inscripción dice lo siguiente,
Que todos los dioses que regresé a sus ciudades sagradas me otorguen una larga vida.
Es posible decir cosas correctas acerca de Dios y no conocerle personalmente. Es posible que una persona utilice todos los términos correctos sin nunca haber experimentado la redención.
Esto no solo le paso a Ciro en Persia, sucede en todo el mundo. Hay personas que se saben toda la terminología religiosa, que andan con una Biblia bajo el brazo y van a la iglesia los domingos, pero nunca han sido redimidos. Nunca se arrodillaron ante el Dios de los cielos, dejando de lado todas sus buenas obras, de las que Ciro se jactaba, y dijeron, “Soy un pecador, deposito mi fe solo en Señor.”
A propósito, ¿Cómo fue que Ciro escuchó del Dios de Israel y creyó que este Dios estaba tan vivo como los otros?
Una posibilidad la presenta el historiador Flavio Josefo que dice que un judío le mostró una profecía de ciento cincuenta años de antigüedad. Esta sorprendente profecía mencionaba al rey Ciro por nombre.
Permítame leerle esa profecía. Se encuentra en Isaías, capitulo 44, versículo 28. Dios dice por medio de Isaías.
“…que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.”
Continúo leyendo Isaías 45, versículos 1 al 6.
“Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán:
Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; 3y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.
Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste. 5Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, 6para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo.”
Josefo escribe que cuando Ciro vio esta predicción, escrita unos ciento cincuenta años de su nacimiento se llenó de un enorme deseo por cumplirla.
Esta profecía en Isaías me lleva al segundo principio para toda cultura:
- La fidelidad de Dios a Su palabra no depende de que la entendamos
Imagínese profetizar a un libertador, llamado Ciro, que vendría en un futuro. Esas palabras no tuvieron mucho sentido por más de cien años. ¿Quién es Ciro?
Ciro no nacería hasta unos ciento cincuenta años después.
Imagínese a Dios prometiéndole algo a su pueblo que no sucedería por más de cien años.
Usted dirá, “Bueno, los Israelitas tendrían que haber sido pacientes. Tendrían que haber creído que Dios es fiel, incluso cuando no lo vea o entienda.”
Estoy de acuerdo. Ahora aplíquelo a su vida. ¡Eso es otra cosa ¿verdad?! ¿Le daría a Dios ciento cincuenta años para que arregle las cosas en su familia? No le daríamos ni un año. De hecho, la mayoría de las veces no le damos ni una semana. Todo tiene que ser ya mismo.
Cuan maravilloso es que nuestra falta de comprensión no dificulta ni obstaculiza a nuestro Dios. Él es fiel a Su palabra, incluso cuando no entendemos.
Un tercer y último principio para cada cultura:
- La supremacía de Dios prevalece sobre el poder de la humanidad
En Esdras capitulo 1 vemos claramente que Dios es el que está en control. Dios es el rey más poderoso de la tierra. Dios es el que inclinó el corazón del rey para llevar a cabo Su plan.
Conclusión
¿Quién le presento al rey Ciro en la profecía de Isaías? ¿Quién le mostró las Escrituras?
La Biblia no nos dice, pero yo creo, al igual que muchos otros estudiantes de la historia de redención, que solo pudo haber sido un hombre. Solo un hombre en el reino de Persia tenía este conocimiento de la escritura y tenía acceso al rey –y el valor para presentárselo. Se trata del hombre que Ciro había nombrado primer ministro – un hombre llamado Daniel.
Piénselo, Daniel, en efecto, estaba esperando que Ciro viniera. Dios estaba obrando mucho antes que Ciro llegara. Y Dios ha seguido obrando desde entonces. Las naciones han cambiado sus fronteras y reyes muchísimas veces desde el reinado de Ciro. Pero Dios sigue teniendo el control.
Hay varios actores en este acto divino. Los vamos a descubrir al continuar nuestro estudio de este y otros libros de la Biblia. Vemos:
- La influencia oculta de Daniel.
- La intervención a tiempo de Ester.
- El rol único de Zorobabel.
- El ministerio fiel de Esdras.
- El valor único de Nehemías.
Pero para dejarlo en claro. Dios está en control absoluto. La historia es Su historia, y se desarrolla como Él place.