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Es posible que al llegar a un pasaje como Esdras 2 se pregunte ¿Cómo puede esta larga lista de nombres difíciles de pronunciar ayudarme a vivir para Cristo? Pero, en este estudio vemos como aún esta sección de la Escritura es util para equipar al creyente para toda buena obra. ¡No se lo pierda!
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Introducción

Alguien me envió un artículo interesante titulado, “Sabiduría joven.” Permítame leerle un extracto.

Un niño de tres años fue con su padre a ver unos gatitos. Al regresar a casa, le informó con entusiasmo a su madre que había visto dos gatitos machos y dos gatitas. Su madre le preguntó, ¿Cómo lo sabes? “Porque papa los levantó y los miro por debajo,” contestó, “creo que tienen la etiqueta abajo.”

Otro niño de tres años se puso los zapatos solo. Su madre notó que se había puesto los zapatos al revés. Así que le dijo: “Hijo, tus zapatos están en los pies equivocados”. Él la miró por un momento confundido y luego dijo: “Mamá, estoy seguro que estos son mis pies”.

En el primer día de clase, una maestra de jardín de infantes le informó a sus estudiantes las reglas del salón de clases. Les dijo, “Si alguien tiene que ir al baño, levante dos dedos.” Una vocecita desde el fondo preguntó, ¿Y eso en que me va a ayudar?

Es divertido ver a los niños aprender y madurar de a poco a veces cometiendo errores inocentes. Y como creyentes, somos llamados a crecer y madurar en la fe, entre otras cosas, a través del ejemplo de otros en las páginas de la Escritura. Algunos nos brindan ejemplos buenos y otros malos, pero todos son para nuestra instrucción.

En 1 Corintios 10:6, se nos dice que la historia de Israel debe servir de ejemplo para que nosotros hoy vivamos una vida que honre a Dios. Y luego, 2 Timoteo 3:16-17, nos dice que toda la Escritura es útil para equipar al creyente para toda buena obra.

Lecciones Ocultas
¡En una Lista de Nombres!

Francamente, al llegar a un capítulo como Esdras 2, esas declaraciones se ponen a prueba. ¿Cómo puede una lista de nombres, difíciles de pronunciar, ayudarnos a vivir para Cristo?

Bueno, antes de comenzar nuestro estudio de este capítulo, permítame darle tres lecciones que podemos aprender de una lista de nombres.

  1. La primera lección es que Dios conoce a las personas por nombre.

Isaías, capitulo 45, versículo 3 dice,

“…para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.”

Dios jamás ha perdido de vista a una sola persona. Los muros de Babilonia y el poder de Persia no han borrado su memoria. El conocía a cada uno de los cautivos por nombre. Sabia cuántos hijos habían tenido. Sabía todo en cuanto a su familia.

Cuando estuve en la India me encontré con un astrólogo hindú. Él me prometió que podía decirme todo en cuanto a mi pasado y mi futuro. Así que lo desafié a que comenzara diciéndome mi nombre. Como no pudo, aproveche para presentarle a mi Dios, cuyo nombre es Jesucristo y que, a propósito, sabe cómo me llamo.

  • La segunda lección es que el Señor usa gente común para Su gloria.

Personas comunes y corrientes que decidieron reconstruir el Templo y luego reconstruirían la ciudad de Jerusalén. Eran personas que no poseían habilidades extraordinarias; pero que tenían una disposición extraordinaria.

Aún en la actualidad, la Iglesia de Cristo avanza por los pequeños empujones de personas comunes que, por la fe en Dios, hacen cosas fuera de lo común para Dios. Tal como dice 1 Corintios 1:26 y 27:

“…no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios…”

Miles de personas comunes comenzaron un viaje de fe que los llevaría a través de territorio peligroso por más de cuatro meses. Los llevaría de vuelta a su tierra desolada para reconstruir el templo y la ciudad que se había transformado en una pila de escombros.

“¿Cómo vamos a hacerlo?”

“No sabemos cómo, pero si sabemos Quién.”

Si pudiéramos tener esa fe, como escribió William Carey, podríamos…

Esperar grandes cosas de parte de Dios e intentar grandes cosas para Dios.

3. La tercera lección es que el Señor cumple Sus promesas a Su pueblo.

Encontramos la palabra clave en Esdras 2:1. Leamos el versículo entero.

Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de aquellos que Nabucodonosor rey de Babilonia había llevado cautivos a Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad.”

La palabra destacada es “subieron” que también se traduce “regresaron.” El último versículo de este capítulo, el versículo 70, resume ese retorno.

“Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los del pueblo, los cantores, los porteros y los sirvientes del templo en sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades.”

Dios prometió que regresarían después del cautiverio en Babilonia. Estoy seguro de que los judíos pasaron muchas noches preguntándose, ¿Cómo va a hacer Dios para llevarnos de regreso?

Jeremías animó a los exiliados con el famoso pasaje en el capítulo 29, versículos 10 al 11.

“Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. 11Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”

Este pasaje fue escrito para nuestra instrucción y ánimo también. Dios tiene un plan para nosotros, y podemos confiar que Él será fiel a sus promesas. Así que, cuando se encuentre en el medio de la oscuridad y el temor, descanse al saber que Dios no lo ha abandonado. Él nos prometió, en Hebreos capitulo 13, versículo 5,

“…porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré…”

Y si Dios dijo que Su pueblo iba a regresar ¡Ellos iban a regresar! ¡Ellos iban a tener el fin que esperaban! Volver a la tierra prometida… tal como Dios les había prometido.

Entonces en Esdras, capitulo 2, descubrimos mucho más que una lista de nombres – descubrimos una declaración de la fidelidad de Dios.

Una Mención Honorable
en la Búsqueda de la Fe

Ahora, miremos con más detenimiento estos nombres. Podemos categorizarlos muy fácilmente, ya que Esdras decidió anotarlos así.

  1. En la primera categoría se encuentran los nombres de los líderes.

Encabezando la lista, en Esdras versículo 2, tenemos a un hombre llamado Zorobabel. En el capítulo 1, versículo 8, se lo llama Sesbasar. En el capítulo 2, versículo 63 se lo llama Tirsata. Uno se pregunta si su madre era muy indecisa. Le gustaban muchos nombres para su bebé y decidió ponerle todos – pero ese no es el caso. Sesbasar era su nombre Babilónico. Tirsata es un título Persa que significa “gobernador” y la mayoría de las versiones en español lo traducen así. Y su nombre de pila era Zorobabel. Ese es el nombre que le pusieron sus padres. Significaba “descendió de Babilonia.” Eso nos indica que nació en el exilio, en Babilonia; y sus padres deseaban al menos, o tenían la esperanza que iba a regresar a Jerusalén.

Mas importante aún, Zorobabel era descendiente de Jeconías, uno de los últimos reyes de Judá antes de la deportación a Babilonia. De hecho, puede abrir su biblia en Mateo 1:12-13 y descubrir que dentro de la genealogía de Cristo está el nombre de Zorobabel. Él fue un descendiente del rey David, y ancestro del Señor Jesucristo. De haber habido un trono en Jerusalén, Zorobabel hubiera sido el heredero. Pero no había ningún trono en Jerusalén. De hecho, Jerusalén no era más que un montón de escombros.

Zorobabel, el rey legítimo, sin embargo, sería el líder valiente y fiel cuya pasión no era el trono, sino el Templo de Dios. Va a ser Zorobabel quien supervise la reconstrucción del Templo.

Piénselo, que mejor persona para sacar al pueblo de Babilonia y llevarlos a Jerusalén que un descendiente del Rey David y un ancestro del Señor Jesús – El Hijo de Dios quien tenía prometido un reino eterno y el trono de David.

  • La segunda categoría en esta lista son laicos según su tribu.

Lo vemos en el capítulo 2, versículos 3 al 20.

“Los hijos de Paros, 2172. 4Los hijos de Sefatías, 372. 5Los hijos de Ara, 775. 6Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, 2812. 7Los hijos de Elam, 1254. 8Los hijos de Zatu, 945. 9Los hijos de Zacai, 760. 10Los hijos de Bani, 642. 11Los hijos de Bebai, 623. 12Los hijos de Azgad, 1222. 13Los hijos de Adonicam, 666. 14Los hijos de Bigvai, 2056. 15Los hijos de Adín, 454. 16Los hijos de Ater, de Ezequías, 98. 17Los hijos de Bezai, 323. 18Los hijos de Jora, 112. 19Los hijos de Hasum, 223. 20Los hijos de Gibar, 95.”

  • La tercera categoría es la agrupación de laicos según su pueblo natal, en los versículos 21 al 35.

“Los hijos de Belén, 123. 22Los varones de Netofa, 56. 23Los varones de Anatot, 128. 24Los hijos de Azmavet, 42. 25Los hijos de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, 743. 26Los hijos de Ramá y Geba, 621. 27Los varones de Micmas, 122. 28Los varones de Bet-el y Hai, 223. 29Los hijos de Nebo, 52. 30Los hijos de Magbis, 156. 31Los hijos del otro Elam, 1254. 32Los hijos de Harim, 320. 33Los hijos de Lod, Hadid y Ono, 725. 34Los hijos de Jericó, 345. 35Los hijos de Senaa, 3630.”

No se nos dice nada acerca de ellos, pero estos eran los carpinteros, albañiles, campesinos, y los que cortaban las piedras. Eran las personas comunes que fueron llamadas por Dios para seguirlo en esta desafiante aventura de fe.

  • La cuarta categoría es la de los sacerdotes, en los versículos 36 al 39, que se nombran según sus familias.

“Los sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, 973. 37Los hijos de Imer, 1052. 38Los hijos de Pasur, 1247. 39Los hijos de Harim, 1017.”

Era muy importante que estas personas pudieran probar su linaje. Recuerde que el sacerdocio era hereditario –tenían que ser descendientes de Aarón. Si no podían probar su linaje, podían ser impostores y convertirse en una amenaza a la obra sagrada del ministerio delante del Señor. Vamos a ver un ejemplo de esto más adelante.

  • La quinta categoría es la de los Levitas.

Ellos servían en el templo y, tal como los sacerdotes, ellos también necesitaban probar que tenían el linaje adecuado. Se nos muestra su conexión familiar en el versículo 40.

“Los levitas: los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.”

  • Luego, en el versículo 41, encontramos la sexta categoría, la de los cantores.

Había 128 voces en el coro del gran músico Asaf.

“Los cantores: los hijos de Asaf, ciento veintiocho.”

Asaf era un gran músico que, a propósito, tuvo un comienzo muy humilde. Su primera tarea fue hacer sonar los címbalos de bronce durante la ceremonia en la que se trajo el Arca del Pacto al nuevo tabernáculo. Eso lo vemos en 1 Crónicas 15:16-19. Luego, en el capítulo 16, versículos 4 y 5, David designó a Asaf para servir en la alabanza al Señor. Después, en el mismo capitulo, versículos 7 al 37, lo vemos liderando a Israel en una canción de adoración.

Finalmente, encontramos el nombre de Asaf como autor y compositor de una colección de Himnos sagrados, en los Salmos 50 y 73 al 83. También vemos que él estableció una asociación de músicos profesionales cuya tarea y gozo era hacer y tocar música para la gloria de Dios.

  • Fíjese ahora, en el versículo 42, la séptima categoría es las de los porteros.

“Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai; por todos, 139.”

Los porteros eran los encargados de rechazar o admitir a los que querían visitar el Templo. También eran responsables de supervisar las ofrendas y de cuidar los depósitos de comida y bienes. En la mejor época del reinado de David, había cuatro mil de porteros. Tenían que ser hombres íntegros, que no cedieran a ningún tipo de soborno.

  • Luego, en los versículos 43 al 58, la octava categoría es las de los sirvientes, según su tribu.

Los sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, 44los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón, 45los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Acub, 46los hijos de Hagab, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán, 47los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos de Reaía, 48los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam, 49los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai, 50los hijos de Asena, los hijos de Meunim, los hijos de Nefusim, 51los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur, 52los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa, 53los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema, 54los hijos de Nezía, los hijos de Hatifa.

55Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Peruda, 56los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel, 57los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Ami.

58Todos los sirvientes del templo, e hijos de los siervos de Salomón, 392.”

Piense en ellos de esta manera – estos nombres representan tradición y habilidades trasmitidas por más de cincuenta años. Escondido en esta lista está el principio de que Dios, no solo preservó a su pueblo, sino que también preservó los propósitos que tenía para Su pueblo.

Finalmente, en los versículos 59 al 63, se nos da la novena categoría:

  • Extranjeros que no podían probar un linaje judío o sacerdotes que no tenían registro de su genealogía.

“Estos fueron los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e Imer que no pudieron demostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel: 60los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos. 61Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas. 62Estos buscaron su registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio, 63y el gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote para consultar con Urim y Tumim.”

Ellos fueron excluidos del sacerdocio, pero no de la promesa.

De hecho, leemos en Esdras 6:21 – un versículo precioso – que, si bien no fueron ser sacerdotes al no poder comprobar su genealogía, podían participar de la Pascua. Podían ser parte de la compañía de creyentes que habían depositado su fe en la sangre del cordero que, muchísimos años atrás, había sido rociada en los postes y dinteles de las puertas para librarlos del ángel de la muerte.

En la actualidad, no importa de qué linaje o nación sea usted, si ha depositado su fe en el Cordero de Dios como su Salvador personal, también puede cantar la canción de redención.

Consejos Útiles para
Arpistas Interesados

He aquí un par de consejos para aquellos que estén interesados en sumarse a Asaf para cantar alabanzas a Dios.

  1. Se necesita un compromiso de fe para crear música para el alma.

Una de las características de los creyentes, en esta era de la iglesia, es que cantan. Se le dice a la Iglesia en Efesios 5:19 y también en Colosenses 3:16, que debemos cantar canciones con nuestros labios y corazones al Señor.

Me encanta la mención de los porteros y de los cantores porque su fe es evidente. Tenemos un grupo de porteros, pero aún no hay puertas para cuidar. Leemos del grupo de cantores, pero aún no había un templo donde cantar. Si Dios no cumplía su palabra, no habría nada de que cantar en el futuro.

Un autor lo puso de esta manera:

Fe es descansar en el hecho que Dios tiene un propósito al dejarme en el planeta tierra, incluso cuando me siento inservible para Él y una carga para los demás.

Parecía inútil ser cantor o portero en aquellos días. Parecía una pérdida de tiempo mantenía la tradición familiar. Pero Dios tenía un plan, y su fe en Él, eventualmente, se convirtió en una realidad.

  • Se necesita la cualidad de la obediencia para componer música en el corazón.

Uno casi puede escuchar la melodía y sentir expectación de estas personas que han sido obedientes y regresaron. Escucharon las palabras de los profetas Jeremías, Hageo y Zacarías. Van rumbo a la tierra prometida.

Y le aseguro que su tiempo en Babilonia no fue un tiempo para cantar. No se compusieron más canciones. ¿Cómo lo sabemos? Le invito a leer el Salmo 137. Dice:

“Junto a los ríos de Babilonia, Allí nos sentábamos, y aun llorábamos, Acordándonos de Sion. Sobre los sauces en medio de ella Colgamos nuestras arpas. Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos de Sion. ¿Cómo cantaremos cántico de Jehová En tierra de extraños? Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, Pierda mi diestra su destreza. Mi lengua se pegue a mi paladar, Si de ti no me acordare; Si no enalteciere a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría.”

En otras palabras, “En Babilonia, no cantamos, llorábamos de angustia. Habíamos desobedecido a nuestro Señor. Ignoramos Su palabra. Colgamos nuestras arpas. No había ni música, ni canción.”

Pero ahora, que regresaban a casa, tenían una canción otra vez. Era tiempo de reunir a los hijos de Asaf, era tiempo de buscar las arpas y afinarlas.

A propósito, si lee los últimos capítulos de Apocalipsis, encontrara las canciones cantadas al Cordero. Leemos de los cuatro aleluyas que se cantarán. También encontramos que en los nuevos cielos y la nueva tierra habrá un cántico nuevo – habrá música increíble.

Cuando cantamos juntos, como congregación, solo estamos preparando la garganta para el concierto de nuestras vidas. Si usted es un hijo de Dios, mejor vaya aprendiendo a cantar. ¿Cómo? De la misma manera que los deportados a Babilonia comenzaron a cantar de nuevo: con una decisión de fe y un acto de obediencia. Fe y obediencia, aun cuando los planes de Dios parecen imposibles.

Mejor que hagamos como los Israelitas que estaban dejando Babilonia, regresando junto al río, buscando las arpas y afinándolas.

La música es el resultado de fe y obediencia.

Conclusión

Hace unos doscientos años, una mujer estaba leyendo en su carruaje. Sentado frente a ella se encontraba un hombre mayor. Ella comenzó a tararear una canción, uno de sus himnos favoritos. De repente, notó que el hombre comenzó a llorar. Ella se detuvo y le preguntó si estaba bien. ¿Por qué estaba tan triste?

Él le dijo, “Señora, me llamo Robert Robinson. Ese himno que usted estaba tarareando lo escribí yo, y la letra me trajo gran convicción. Como verá, a causa de mi desobediencia a Dios, hace mucho que no la puedo cantar.”

El Señor uso esa conversación en ese viaje para restaurar a Robert Robinson en su relación con Dios y poder así cantar de nuevo.

El Himno se titula, “Fuente de la vida eterna,” y dice:

Fuente de la vida eterna
y de toda bendición,
Ensalzar tu gracia tierna
debe cada corazón.
Tu piedad inagotable,
abundante en perdonar,
Único Ser adorable,
gloria a ti debemos dar.

De tu gracia cada día
 reconozco soy deudor
Tu bondad como cadenas
ata a Ti mi corazón
A alejarme soy propenso
a dejar al Dios de amor
Mi alma en tus manos dejo
 poderoso Protector

Nosotros somos muy propensos a alejarnos también, ¿no es verdad? Nos cuesta obedecer y tener fe.

Ya que pecamos y nos alejamos, permítame recordarle de aquel día en el futuro donde la desobediencia ya no será posible, cuando cantemos la canción de los redimidos por la eternidad. Confirmados en santidad, cantaremos como nunca. Vamos a hacer música por un largo tiempo.

Así que no espere hasta ese entonces. Busque su arpa y afínela en una decisión de fe, un acto de obediencia, y comience a cantar canciones de adoración.

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

Pies de nota han sido provistos para citar las fuentes correspondientes cuando el texto lo ha requerido. En caso de haber omisiones no intencionales, futuras revisiones incluirán las anotaciones apropiadas.

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