Introducción
Un rey Persa llamado Darío, tenía una prioridad administrativa – se llamaba, “El Camino Real.” Miles de kilómetros de caminos unían las ciudades más importantes de su vasto imperio. Era un camino adoquinado, elevado, parejo y nivelado para viajar. Los caminos normales, eran simplemente caminos de tierra por donde la gente viajaba. Pero si usted era lo suficientemente rico como para pagar los peajes, podría usar el camino real.
Tal vez recuerde que el Señor Jesús enseño en una parábola sobre su reino, que Sus mensajeros debemos ir por los caminos y los vallados. Es decir, tanto por los caminos primarios o carreteras, como los caminos bajos, aledaños, secundarios, de tierra) e invitar a todos a llenar la casa del Maestro. En otras palabras, la invitación es tanto para aquellos que pueden pagar para andar por los caminos como para los que andan en los vallados. No existe discriminación en el reino.
Ahora, en los días del rey Darío, se construyeron estos caminos para tener comunicado al imperio. Los mensajeros reales circularían por estos caminos. Un mensajero persa podía hacer un promedio de trescientos kilómetros diarios, porque Darío había construido ‘estaciones postales’ cada 30 kilómetros. Entonces, cada treinta kilómetros un mensajero podía montar un caballo fresco para continuar su camino. Galopar se hacía más fácil debido a otra de las innovaciones de Darío: la herradura. Una carreta transitando por los vallados tardaría unos tres meses en viajar la misma distancia que un mensajero persa en un solo día.
El historiador griego Heródoto quedó tan impresionado con la eficacia del sistema de correos persa que dijo,
“Ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor ni la noche previene a uno de estos mensajeros de completar su recorrido.”
El mismo rey Darío envió y recibió cartas por medio de sus mensajeros reales, que han sido traducidas y hoy podemos estudiar. Miles de años después, las descubrimos preservadas en el libro de Esdras, capítulos 5 y 6.
Preludio de una
Temporada Postal Agitada
Comencemos con el capítulo 5, versículos 1 y 2, adonde el pueblo es desafiado, no por cartas de un rey, sino por los sermones de dos profetas.
“Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. 2Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban.”
Se mencionan dos profetas: Hageo y Zacarías. Si usted lee sus sermones, descubrirá que, juntos, hablaron a la conciencia y a las emociones del pueblo.
La verdad era que el pueblo hacia quince años había abandonado el proyecto y se había enfocado en su supervivencia. Un comentarista escribió que el egoísmo y el interés por lo propio habían diluido todo interés por reconstruir la casa de Dios.
Entonces Hageo y Zacarías predicaron un mensaje sobre las prioridades. Este mensaje aún necesitamos escuchar hoy. El mismo Señor Jesucristo dijo en Mateo 6, versículo 33,
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
Es de primera importancia tener las prioridades correctas.
Otra cosa que hicieron los profetas fue proveer un ejemplo de comunión, al quedarse con el pueblo y ayudar con la reconstrucción del Templo de Dios.
Fíjese en los versículos 3 y 4,
“En aquel tiempo vino a ellos Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, y les dijeron así: ¿Quién os ha dado orden para edificar esta casa y levantar estos muros? 4Ellos también preguntaron: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que hacen este edificio?”
¿Se imagina cuan intimidante debe haber sido eso? ¡Queremos los nombres de las personas involucradas!”
Ahora fíjese en el versículo 5. Este es versículo clave ya que nos muestra la motivación para avanzar en la obra: el cuidado divino.
“Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto.”
¿Qué significa que los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos? ¿El ojo de Jehová no estaba con ellos quince años antes cuando enfrentaron la oposición? Si. La diferencia es que ahora la gente se dio cuenta. En este momento, son motivados al reconocer el cuidado de Dios y no van a dejar de trabajar por más que haya oposición.
A propósito, al saber que el ojo de Dios está sobre usted – que Él lo ve, que sabe todo acerca suyo – usted como creyente va a reaccionar de una de estas dos maneras: Va a animarlo, o va a traerle convicción de pecado. Un creyente que está luchando, cargado con circunstancias más allá de su control, se refugia en lo que dice el Salmista en el Salmo 32, versículo 8. Dios dice,
“…te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.”
Pero dígale a alguien que está en pecado que ‘Dios lo está viendo’, desde luego que no va a serle de ánimo.
Cuando mis hermanos y yo éramos chicos, pasábamos cada viernes por la noche en un edificio en el centro del pueblo de Norfolk. Mi papa enseñaba la Biblia y mi mama tocaba el piano. En aquellos días, las calles de Norfolk estaban llenas de marineros y pecado, en especial los viernes por la noche. Mis hermanos y amigos, aprovechábamos que estábamos juntos para meternos en líos.
Una de las cosas que siempre hacíamos era trepar por la ventana del tercer piso, el cual daba al techo. Los edificios típicos del centro tenían techos de brea con piedras. Muchas veces agarrábamos unos folletos evangelísticos que parecían billetes de cinco dólares y los tirábamos desde el techo para ver la reacción de la gente abajo. Justo enfrente nuestro había uno de esos cines para adultos. Entonces esperábamos que algún marinero se acercara. Todavía recuerdo a un joven. Lo vimos llegar a la puerta de entrada y se detuvo, miro para todos lados y cuando estaba por abrir la puerta, le gritamos, “Te estoy mirando.”
El pobre tipo casi muere de un infarto. Nosotros lo considerábamos parte de nuestro ministerio.
Dígale a un creyente que está viviendo en pecado, “Dios te está mirando.” –cuando tiene una cita o un llamado telefónico que no debería; cuando se fija en el examen de su compañero; cundo inventa gastos para guardarse el dinero – “Dios te está mirando” y le va a dar temor
El hecho de que los ojos de Dios están sobre nosotros debe ser una motivación y no algo que temer. 1 Pedro 3:12 dice,
“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones…”
¡Eso es de tanto ánimo! Dios lo ve, Dios lo escucha, Él se interesa por usted.
La Primera Carta: “Apreciado Darío…”
Ahora nos encontramos con la primera carta. Los enemigos de Israel entregan esta carta al mensajero persa. Este se sube a su caballo y galopa a toda marcha hacia Persia. En los versículos 6 al 8 encontramos la carta que el llevaba, dirigida al rey Darío:
“Copia de la carta que Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros los gobernadores que estaban al otro lado del río, enviaron al rey Darío. 7Le enviaron carta, y así estaba escrito en ella: Al rey Darío toda paz. 8Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica con piedras grandes; y ya los maderos están puestos en las paredes, y la obra se hace de prisa, y prospera en sus manos.”
¿Quién dijo que nadie te está mirando? Puedes estar seguro de que alguien te está mirando. ¿Se dio cuenta que acabamos de leer un reporte de los creyentes, hecho por inconversos? Fíjese nuevamente en el versículo 8.
“Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios…”
¿Lo notó? No dice “la casa de un Dios”, sino “la casa del Gran Dios.” “Tienes que ver la casa que le están construyendo.”
“…la cual se edifica con piedras grandes; y ya los maderos están puestos en las paredes…”
Ahora fíjese,
“…y la obra se hace de prisa…”
Este no es un proyecto hecho a las apuradas. La gente está haciendo la obra con muchísimo cuidado y meticulosidad, pero están trabajando mucho y la obra marcha muy rápido.
Finalmente, se nos dice que su obra,
“…prospera en sus manos.”
¿Se he dado cuenta de que la manera en que usted trabaja testifica públicamente de lo que usted dice que cree en su interior? La calidad de su trabajo dice mucho de la calidad de su caminar con Cristo. La excelencia comunica a los inconversos la excelencia de nuestro Padre Celestial.
Note ahora que los enemigos no solo están viendo, sino que también están escuchando. Fíjese en los versículos 9 al 11.
“Entonces preguntamos a los ancianos, diciéndoles así: ¿Quién os dio orden para edificar esta casa y para levantar estos muros? 10Y también les preguntamos sus nombres para hacértelo saber, para escribirte los nombres de los hombres que estaban a la cabeza de ellos. 11Y nos respondieron diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que ya muchos años antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran rey de Israel.”
Imagínese que los enemigos, paganos, le pregunten, “¡Queremos saber quiénes son para comunicárselo al rey Darío!”
Esta iba ser una prueba de fe.
Pero ¿se dio cuenta de su valentía y determinación?
“…nos respondieron diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra…”
¡Eso me encanta! Sin rodeos, sin miedo a las represalias de este rey politeísta – ellos simplemente le dicen, “servimos al Dios del cielo y de la tierra.”
Un hermano de la iglesia es un importante empresario y un miembro de un club. Cada semana, en las reuniones, se le da la oportunidad a un miembro diferente a que de un breve testimonio y una pequeña biografía acerca de su compañía. Cuando fue su turno, este creyente dijo,
“Soy miembro de un emprendimiento global. Tenemos sedes en cada país del mundo. Tenemos representantes en casi todos los parlamentos del planeta. Operamos en Hospitales, centros de alimentación, centros de prevención de drogas, universidades, editoriales y hogares de ancianos. Cuidamos de nuestros clientes desde que nacen hasta que mueren. Nuestro organizador original es el dueño de toda la tierra, además de las galaxias y las constelaciones. Él lo sabe todo y vive en todos lados. Nuestro presidente nació en una pequeña aldea, trabajó como carpintero, nunca tuvo una casa, fue malentendido por su familia, odiado por sus enemigos, caminó sobre las aguas, fue condenado a muerte sin un juicio justo y resucitó de los muertos. Y yo hablo con Él todos los días.
Era imposible no escuchar lo que este hombre decía. Él dio un valiente testimonio de la gloria de Dios – como los israelitas aquí.
Ahora, en esta carta también vemos un sincero testimonio de los pecados de los Israelitas. Fíjese en el versículo 12,
“Mas después que nuestros padres provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a Babilonia.”
No hay negaciones o excusas. Simplemente admiten el pecado y sus consecuencias. Continuando con los versículos 13 al 17 leemos,
“Pero en el año primero de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta casa de Dios fuese reedificada. 14También los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén y los había llevado al templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien había puesto por gobernador; 15y le dijo: Toma estos utensilios, ve, y llévalos al templo que está en Jerusalén; y sea reedificada la casa de Dios en su lugar. 16Entonces este Sesbasar vino y puso los cimientos de la casa de Dios, la cual está en Jerusalén, y desde entonces hasta ahora se edifica, y aún no está concluida. 17Y ahora, si al rey parece bien, búsquese en la casa de los tesoros del rey que está allí en Babilonia, si es así que por el rey Ciro había sido dada la orden para reedificar esta casa de Dios en Jerusalén, y se nos envíe a decir la voluntad del rey sobre esto.”
Ahora, fíjese, los israelitas no dejaron de construir –esta vez siguieron.
Una Antigua Nota Encontrada:
Proyecto Jerusalén.
Fíjese en el capítulo 6, versículos 1 al 3,
“Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde guardaban los tesoros allí en Babilonia. 2Y fue hallado en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, un libro en el cual estaba escrito así: Memoria: 3En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes…”
Nos detendremos allí por el momento.
Tal vez usted esté pensando como yo, ¿Cómo puede ser que Darío haya buscado los archivos de la administración anterior?
La historia revela que los reinados de Oriente medio eran famosos por su sistema de archivos. Los persas guardaban rollos y tablas escritas, y las marcaban para después poder encontrarlas fácilmente. Este sistema era tan eficiente que Alejandro Magno lo adoptó, muchos años después, para la biblioteca de Alejandría.
La Segunda Carta: “Apreciado Tatnai…”
Entonces, una vez que Darío lee que Ciro había permitido la reconstrucción del Templo, envía otro mensajero real hacia Jerusalén, y comenzando con el versículo 6 y 7, la carta dice,
“Ahora, pues, Tatnai gobernador del otro lado del río, Setar-boznai, y vuestros compañeros los gobernadores que estáis al otro lado del río, alejaos de allí. 7Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su lugar.”
La frase, “Dejad que se haga la obra” puede expresarse fielmente como “mantengan su distancia, aléjense de ahí” ¿Se imagina el efecto que debe haber causado esta carta? Pero, para el gobernador Tatnai, la cosa está por empeorar,
“Y por mí es dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar esa casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra.”
Ahora, ¡se van a cobrar impuestos para ayudar! Aún hay más, leamos los versículos 9 al 10ª,
“Y lo que fuere necesario, becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado día por día sin obstáculo alguno, 10para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo…”
¿Se da cuenta de lo que está pasando? Los mismos enemigos del pueblo, que se habían opuesto a la obra, y habían enviado cartas pidiéndole al rey que hiciera cesar la obra, ahora reciben la orden del rey de, no solo alejarse de ahí y no molestarlos – sino también de ayudarlos financieramente.
Y después el Rey agrega la siguiente frase en el versículo 10,
“y oren por la vida del rey y por sus hijos.”
Esa es la guinda del pastel. El rey le dice a Tatnai, ya que estás, dile a esa gente que oren por mí y por mis hijos. ¡Increíble!
¿Hay alguien en su vida del que usted se ha preguntado si alguna vez van a cambiar su actitud o si algún día van a ablandarse ante el evangelio? Tal vez su hijo, su jefe, un familiar. Quizá usted piensa, “Ni Dios puede cambiar a esta persona.”
Bueno, cada judío habría considerado a Darío de esa manera. Deben de haber estado construyendo el templo con cierto temor, esperando la respuesta oficial. Y ahora, descubren que Darío les pide que lo pongan a él, junto a su familia, en su lista de oración. ¡Solo Dios puede hacer algo así! Y lo hizo.
Versículo 11:
“También por mí es dada orden, que cualquiera que altere este decreto, se le arranque un madero de su casa, y alzado, sea colgado en él, y su casa sea hecha muladar por esto.”
¿Darío haría algo así? Bueno, sabemos, por lo que dice la historia, que empaló a tres mil Babilonios que se resistieron a su reinado.
Esta manera de ejecución puede referirse al atravesar a la persona en un poste o puede que se refiera a la crucifixión, que fue invento de los persas, dejar que la persona muera suspendida, ya que ellos consideraban a la tierra como sagrada. Darío hablaba en serio.
Continuemos en el versículo 12, “Y el Dios que hizo habitar allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo Darío he dado el decreto; sea cumplido prontamente.”
Me encanta el próximo versículo – versículo 13: “Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, hicieron puntualmente según el rey Darío había ordenado.”
¡Claro que lo hicieron así!
El lema de los mensajeros reales era
“Ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor ni la noche previene a uno de estos mensajeros de completar su recorrido.”
Esto suena bastante a una descripción de la voluntad de Dios, ¿no le parece?
Post Data Divina
Quizás la razón principal por la cual Dios permitió que estas cartas se preservaran a través de los años – y una carta se redescubriera en la biblioteca de una ciudad pagana – es para que veamos que Dios siempre está en control.
Dios es soberano sobre las naciones y reinos… y su vida personal también. Él lo sabe. Él se preocupa por usted. Y usted puede descansar siempre que Aquel que lo ama más de lo que usted se ama a si mismo hará su buena voluntad en su vida – a través, y aún a pesar de las circunstancias.
Nada puede separarnos de su amor; nada puede detener Su soberana voluntad.
Ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor, ni la oscuridad de la noche, ni la persecución, ni la prueba, ni lo alto, ni lo profundo, ni la oposición de los gobernantes, ni el pecado de las naciones, ni el poder de Satanás, ni ninguna otra cosa puede detener al Soberano del universo de completar enteramente Su diseño supremo y Su plan perfecto.
Nuestra parte es sencilla. Simplemente debemos ser fieles. Tal como estos creyentes, seamos constantes en la adoración y diligentes en nuestro caminar como siervos del Dios de los cielos aquí en la tierra.