Introducción
La triste verdad es que la Iglesia de Cristo muchas veces no parece un lugar de gozo… de un compañerismo gozoso… un lugar caracterizado por el gozo. De hecho, una encuesta realizada hace unos años decía que un sesenta por ciento de las personas que no iban a la iglesia consideraban que la iglesia no era un lugar que permitía que las personas disfruten de Dios, sino como una organización que simplemente trataba de sostenerse a sí misma y preservar su legado.
Ya sea que lo queramos admitir o no, la iglesia ha llegado a tener una mala imagen. ¿Por qué motivo alguien querría unirse a un grupo de personas que, como lo expresó un autor, se caracterizan por parecer que están mareados mientras navegan por todo el viaje de su vida? Egocéntricos, enfocados en sus propios problemas y dolores. Somos personas que parecemos no poder contener o demostrar mucho gozo.
¿A dónde está la vida que el Señor Jesucristo dijo, en Juan capitulo 10, versículo 10, que tendríamos? Él dijo que no solo tendríamos vida, sino vida abundante Si uno le pregunta al creyente promedio, ¿Tiene gozo? De ser lo suficientemente sincero, va a responderle que no.
La cancioncita “yo tengo gozo, gozo, gozo en mi corazón”, se la dejamos a los niños, porque parece que solo ellos lo tienen.
Un autor escribió que “la adoración es la joya perdida de la iglesia.” Si bien estoy de acuerdo en cierta parte con esa declaración, también creo que,
- La adoración es una acción, pero el gozo es la actitud detrás de esa acción;
- La adoración es un ministerio, pero el gozo es la motivación que nos lleva a ministrar.
William Barclay escribió,
Un creyente apesadumbrado es una contradicción en varios niveles… el Cristiano es una persona gozosa; el Cristiano es el caballero sonriente de Cristo.
La Biblia nos dice, en Hebreos capitulo 12, versículo 2, que la obra de Cristo en la Cruz fue motivada por gozo,
“…el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz…”
En 1 Pedro capítulo 4, versículo 13, leemos: Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.
Es decir, el creyente que está atravesando por momentos de sufrimiento, puede experimentar gran gozo.
Pablo les dio a entender a los creyentes en Tesalónica, que ellos podían estar gozosos continuamente. El mandamiento divinamente inspirado fue: Estad siempre gozosos (1 Tesalonicenses 5:16)
El apóstol Pablo también definió el reino de Dios, en Romanos 14:17 con las siguientes palabras:
“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida [cosas materiales], sino justicia, paz y gozo…”
Por lo tanto, todos los ciudadanos del reino de los cielos tienen la orden, el poder y todos los motivos para estar gozosos – en todo momento. Aun así, ese mismo ingrediente falta en la vida de muchos creyentes. La cualidad que nos distingue del resto del mundo, la joya preciosa y brillante que atrae a un mundo necesitado e insatisfecho – es el gozo.
La joya perdida de la iglesia, ¡es el gozo!
¿Dónde se puede encontrar el gozo? ¿Cómo puede excavarse de las duras rocas de la experiencia humana? ¿Cómo puede descubrirse cuando está enterrado bajo la vida cotidiana?
Encontramos la respuesta en el libro de Esdras, capítulo 6. Si tiene un lápiz, o un bolígrafo, subraye la palabra que aparece en dos ocasiones en el versículo que voy a leer – se trata del versículo 16. Esdras 6:16 dice:
“Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo.”
Luego, al final del capítulo, en el versículo 22 leemos,
“Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado,”
Al ver este ejemplo en las Escrituras, permítame darle varias pistas para ayudarle en su búsqueda de gozo.
El Gozo se Descubre en
Nuestra Sumisión
En primer lugar, el gozo se descubre en nuestra sumisión. Comencemos con los versículos 14 al 16.
“Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia. 15Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío. Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo.”
Las palabras clave en el versículo 14 son,
“Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel…”
Cuando uno se somete a la voluntad de Dios y la cumple, un gozo increíble inunda su vida.
“Gozo” proviene de un sustantivo hebreo que denota ‘contentamiento y alegría profunda que emanan del alma.’ No es un sentimiento trivial de sentirse con suerte. Es algo profundo, una alegría resonante por haber logrado algo.
Alguien definió la diferencia de esta manera:
“Felicidad es besar a tu novia; gozo es celebrar tus cincuenta-aniversario de bodas.”
Hace poco estaba felicitando a una pareja de nuestra iglesia. Hace unos seis años, él dejó su carrera en las finanzas, hizo las maletas con su esposa e hijos, y se mudó a otra ciudad para comenzar sus estudios en el seminario. Anoche él se graduó; terminó. Fue muy difícil y todavía están viviendo con lo justo, pero puede sentir el gozo en su vida.
El gozo no es necesariamente fácil, pero está esperándole al final del camino de la obediencia. El pueblo de Israel, en estos versículos, está celebrando la dedicación del templo, recientemente terminado… y están celebrando, como nos dice el versículo 16, con gozo.
No busque gozo en otro lugar. Quizás, al ver la dificultad y el precio de seguir la voluntad de Dios sienta la tentación de rendirse o buscar un atajo – evitar las pruebas – ¡Así voy a sentir gozo otra vez!
No, el gozo se descubre al someterse a la voluntad de Dios. Siga adelante. Vale la pena.
El Gozo se Descubre en
Nuestra Confesión
En segundo lugar, el gozo se descubre en nuestra confesión. Continuando con los versículos 17 al 20, leemos:
“Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel. 18Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés. También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero. 20Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y sacrificaron la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos.”
Ellos ofrecen sacrificios y admiten sus pecados – y recuerdan la gracia y la misericordia de Dios.
Pocas cosas traen mayor gozo que saber que sus pecados han sido perdonados – que Dios, en su gracia, proveyó la manera de ser reconciliados con él. El pecado sin confesar es un peso demasiado grande como para soportar.
Solo escuche el testimonio de David después de pecar con Betsabé. Él dice en el Salmo 51:7-12, Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades.
Y en el Salmo 32 dice: Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé, se envejecieron mis huesos. En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano.
Como verá – y probablemente lo ha experimentado, el pecado trae como consecuencia un dolor, remordimiento, un peso tan grande. Pero cuando hay confesión en la vida de una persona, ¡Qué gozo que existe! No solo en el cielo sino en el corazón del pecador arrepentido.
Que el orgullo y la vergüenza no le impidan venir al trono de la gracia y pedir el perdón de Dios. Allí es donde hallará verdadera satisfacción y gozo.
A todo esto, note que el versículo 17 dice: y doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel.
Los doce machos cabríos corresponden a las doce tribus de Israel – uno para cada tribu. Digo esto porque hay varias sectas que tiene una teoría interesante. Esta teoría dice que como las tribus de Benjamín y Judá son las únicas mencionadas específicamente después del cautiverio, las otras diez tribus se perdieron. Perdidas hasta que aparecieron en algún lugar de Inglaterra y de allí viajaron a Estados Unidos y llegaron al estado de Utah. Es una teoría que dice que de los anglosajones son una raza diferente, parte del pueblo de Dios y Sus pactos.
El libro de Esdras destruye tal teoría. Al finalizar el cautiverio, el término ‘Israel’ pasa a ser sinónimo de ‘Hebreo’ o Judío. Y a través del libro de Esdras, las doce tribus se hacen presentes.
En el capítulo 2, versículo 70, dice:
…y todo Israel en sus ciudades.”
En el capítulo 8, versículo 35, dice:
“Los hijos de la cautividad, los que habían venido del cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios de Israel, doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos, y doce machos cabríos por expiación, todo en holocausto a Jehová.”
Aquí en el capítulo 6, versículo 17, dice:
“…y doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel.”
Si aún no está convencido de que las diez tribus no se perdieron, en el Nuevo Testamento, en el libro de Santiago, leemos las siguientes palabras inspiradas,
“…a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.”
No hay diez tribus perdidas y tampoco se han mezclado y convertido en una nueva religión. Esa teoría no puede fundamentarse.
El Gozo se Descubre en Buscar a Dios
El tercer punto lo saque directamente del versículo 21,
“Comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios de Israel.”
En tercer lugar, nuestro gozo se encuentra en buscar a Dios. ¿Qué vinieron a buscar? ¿Gozo? ¡No! Ellos llegaron buscando al Señor.
Me imagino que el mayor ladrón del gozo es nuestra preocupación en otra cosa que no sea Dios. Algunos están preocupados con el pasado, mientras que otros están preocupados con el futuro.
Buscar al Señor significa que, al recordar su pasado, ve Su sangre que nos limpió y perdonó. Cuando esté tentado a estar ansioso por el día de mañana, mire al futuro y vea que Dios ya lo conoce y lo controla – y él ha prometido pastorearlo durante todo el camino.
El mundo se preocupa por todo excepto por buscar a Dios. Nosotros debemos marcar la diferencia. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas, nos dijo nuestro Señor Jesucristo (Mateo 6:33). La verdad es que, por más extraño que suene, nunca vamos a encontrar gozo si lo buscamos. Encontramos gozo al buscar a Dios… y mientras buscamos a Dios y nos enfocamos en su presencia, su amor y su Palabra, descubrimos que nuestra vida ha estado llena de gozo desde que dejamos de enfocarnos en nosotros mismos y nuestras necesidades y nuestros afanes y pusimos nuestra mirada en lo celestial.
Un experto en desarrollo infantil escribió lo siguiente en uno de sus libros:
Recuerdo haber ido a visitar a mi hijo al jardín de infantes, ya que la maestra me había pedido que observara a un niño problemático en la clase. En un momento dado, estaba sentado observando a un grupo de niños, incluyendo a mi hijo; ellos se sentaron en círculo y estaban conversando. Uno de ellos dijo, “Mi papá es doctor y gana muchísimo dinero y tenemos una piscina en casa.” Otro niño dijo, “Mi papá es abogado y vuela mucho a la capital y se reúne con el presidente.” Otro niño dijo, “Mi papa es el dueño de una compañía y tenemos un avión privado.” Luego mi hijo dijo algo que nadie pudo superar. Con mucho orgullo miro hacia donde yo estaba y dijo, “Mi papa está aquí.”
Ese niño estaba experimentando gozo. El gozo es resultado de una relación con su Padre celestial, quien está aquí.
La pregunta no es simplemente ¿tiene gozo? Sino ¿Se goza con Él? ¿Disfruta Su presencia? ¿Lo está buscando? Su padre esta con usted en este mismo momento.
El Gozo Depende de
Nuestra Perspectiva
En cuarto lugar, descubrir el gozo tiene que ver con nuestra perspectiva.
Fíjese en el versículo 22,
“Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel.”
No piense ni por un momento que ellos ignoraron la razón principal por la que estaban donde estaban. Mire nuevamente el versículo 22,
“…Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra…”
Ellos entendieron que el Señor estaba detrás de lo que estaba pasando en su vida. El Señor estaba detrás del cambio de corazón del rey que ahora los estaba apoyando y animando a continuar con la obra. Ellos reconocieron que la mano de Dios estaba con ellos. Dios estaba controlando las circunstancias y era el motivo de que ahora estuvieran celebrando.
El pueblo aprendió de parte del profeta Zacarías que nada de lo que se logra para el reino de Dios se logra por el poder humano.
Esa es la perspectiva correcta de lo que sucedió. Tal como dijo Zacarías en el capítulo 4, versículo 6,
“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
A final de cuentas, el gozo depende de mirar en el lugar apropiado. Si mira lo que está ocurriendo en su vida, si mira sus propios esfuerzos, logros, fracasos, etc., y no concentra en la mano de Dios que ha guiado todo para bien, solo existe desánimo y remordimiento – “¿qué habría pasado si hubiera tomado esta otra decisión o si las circunstancias hubieran sido distintas?”
Tal como dice Hebreos 12:2, “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…”
Y Tito 2:13, “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.”
El gozo no es vivir con una sonrisa dulce y repetir ‘amen’ a cada rato. Tampoco es ignorar y cerrar los ojos a los momentos de tristeza o los sentimientos de decaimiento, pero hay una gran diferencia entre la sentir tristeza y vivir sintiéndose miserable.
¿Puede usted celebrar cuando la vida no es perfecta?
Esdras, capitulo 6 dice, “Si”
Como creyentes tenemos el gozo en nuestros corazones en este mundo de dolor y dificultades porque sabemos que Dios está en control de todas las cosas, que su buena mano nos ha guiado hasta ahora, y Él nos ha dicho cómo termina la historia… gozando de su presencia y bendiciones por los siglos de los siglos, amén.
Conclusión
En una ocasión, el planetario de la ciudad de Nueva York puso una publicidad falsa en los diarios. Era una especie de experimento social. El anuncio invitaba a todos los interesados a enviar una solicitud para ser los primeros en viajar a otro planeta y quedarse a vivir allí. En unos pocos días, recibieron unas 18.000 solicitudes.
Luego, un grupo de psicólogos analizaron las solicitudes; y luego de evaluarlas, el panel llegó a la conclusión de que la gran mayoría de los que enviaron solicitudes lo hicieron porque simplemente estaban tan desilusionados con la vida en este planeta que esperaban poder comenzar una nueva vida en otro planeta.
Estas eran personas comunes y corrientes, no un grupo de locos o inadaptados, o personas que pertenecían a alguna secta extraña con creencias disparatadas. Por el contrario, como un escritor lo expresó, “Estas eran personas que descubrieron que la vida no estaba produciéndoles gozo alguno, por más que poseían más y más cosas. Y cuando buscaron una respuesta en la iglesia del vecindario, descubrieron que tampoco tenía una esperanza para ellos.”
Querido oyente, nunca vamos a poder convencer al mundo de que tenemos la respuesta, si no estamos convencidos nosotros primero. Y aún si lo estamos, nunca vamos a dar la impresión de estar convencidos si no tenemos esa preciosa joya llamada gozo.
Un teólogo escribió lo siguiente, El gozo es la bandera que esta izada sobre el castillo de nuestros corazones anunciando que nuestro rey está en la residencia.
Eso lo dice todo.
Y para tener gozo genuino en nuestras vidas, ya salvas por la sangre de Cristo, debemos:
- Someternos a la voluntad de Dios
- Confesarle nuestros pecados continuamente
- Buscar al Señor en medio de nuestras dificultades
- Y asegurarnos de mantener la perspectiva correcta – reconociendo la mano de Dios en todo momento de nuestras vidas
¿Está el Rey en el trono de su corazón? Cuando el Rey está en Su trono, usted podrá, entonces, flamear la bandera del gozo.