Introducción
Acabamos de terminar nuestro estudio del capítulo seis de Esdras. Si bien en nuestra Biblia los capítulos 6 y 7 están separados por un centímetro, en la vida real, existió una brecha de cincuenta y ocho años.
La primera frase de Esdras, capitulo 7, versículo 1, es,
“pasadas estas cosas…”
Esdras no nos dice cuáles son esas ‘cosas’. Pero, al juntar las piezas del rompecabezas, descubrimos que una de esas cosas fue el casamiento del rey de Persia con la ganadora del concurso de belleza llamada Ester.
Durante ese periodo de tiempo entre Esdras capitulo 6 y Esdras capitulo 7, el ánimo del pueblo de Israel decayó en lo que respecta la construcción y finalización del proyecto del Templo. Zorobabel desaparece de escena. No sabemos lo que pasó con él, solo que no se menciona su nombre nuevamente en este libro. La ciudad de Jerusalén sigue en ruinas, sin muros ni puertas. La gente estaba sembrando sus campos y disfrutando sus casas. Desafortunadamente, también estaban satisfechos con una comunión con Dios mediocre y una vida de transigencias espirituales con los paganos que los rodeaban.
Vamos a descubrir más adelante que ahora los israelitas se estaban casando con idólatras. Francamente, toda la emoción inicial había desaparecido.
Zorobabel había reconstruido el Templo. Nehemías vendrá luego a reconstruir la ciudad. Alguien, en este periodo tan crítico, tenía que venir a reconstruir al pueblo.
Necesitaban un avivamiento espiritual. Necesitaban una reforma. Y las reformas, a través de la historia, ocurren cuando la gente busca reconstruir sus vidas conforme a los planos bíblicos.
Las Metáforas de la Escritura
Antes de adentrarnos al pasaje de Esdras 7, donde veremos cómo la Palabra de Dios es el fundamento del cambio, de la reforma necesaria en el pueblo de Dios, le invito a reflexionar en algunas metáforas y analogías que ilustran el poder que tiene la Palabra en la vida del creyente.
- La Biblia es como un bisturí:
Por medio del cual el Espíritu Santo realiza una cirugía espiritual. Hebreos 4:12 nos dice, “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Así que la Palabra de Dios es absolutamente efectiva. Es capaz de llegar al problema de raíz con extrema precisión, darnos un diagnóstico exacto, y proveer la solución indicada. Aún lo más profundo de nuestro ser – lo que nadie más puede conocer – lo que hay en sus pensamientos, su corazón, su alma y espíritu, la Palabra de Dios es capaz de discernir, juzgar, y señalarle el remedio adecuado.
- La Biblia es como un espejo:
Santiago capitulo 1:22-25 dice: Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Cuando mira en las páginas de la Escritura, se ve expuesto a la realidad de su vida. Uno queda impactado con su propio pecado, depravación, fracasos y debilidades tan claramente exhibidos. La Biblia expone lo que está mal en nuestra vida y nos llama a cambiar.
- La Biblia es como una ventana:
Ya que, por medio de este libro, podemos ver nuestro santo Dios cuyo amor es tan profundo y su misericordia tan inmensa que toma a un pecador como usted y como yo, y nos hace sus hijos, tal como dice Juan 1:12. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
- La Biblia también es como una máquina del tiempo:
Esta nos transporta al pasado – aún hasta el momento de la creación – y nos permite la mano de Dios y las increíbles verdades eternas demostradas en los imperios, naciones, gobiernos, familias e individuos de antaño. En 1 Corintios 10:8 leemos que todas las historias que la Biblia registra para nosotros son para amonestarnos – para instruirnos en la verdad. Luego, la Biblia nos lleva al futuro adonde nos muestra el fin de todas las cosas, dándonos ánimo y esperanza a quienes somos hijos de Dios, aprendiendo de todo lo que nos tiene preparado en el cielo. Y también nos muestra el terror de su juicio eterno para aquellos que permanecen en sus pecados.
- La Biblia actúa como un guardaespaldas:
…para el corazón y el alma del creyente. El Salmo 119:11 nos dice que atesorar la Palabra en nuestro corazón nos protege – nos mantiene alejados del pecado. Dice: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.” Isaías 26:3 dice en cuanto al Señor: Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Eso es lo que pasa cuando reflexionamos y creemos lo que la Palabra de Dios nos dice en cuanto a nuestro Señor. Nuestro corazón está protegido de las mentiras que nos llenan de ansiedad, y podemos descansar en la bondad, el amor y la soberanía de Dios.
- La Biblia es como una gran ferretería.
2 Timoteo 3:16-17, dice que “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” Es decir, la Biblia lo equipa, le da todas las herramientas necesarias para el trabajo de vivir una vida victoriosa. 2 Pedro 1:3 añade que todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de Aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. Y ese conocimiento viene a través de la Palabra de Dios.
- La Biblia es como una muda de ropa.
Pablo dijo en su carta a Tito 2:10, que como creyentes debemos “adornar la doctrina de Dios…” Literalmente, los creyentes deben vestirse con la doctrina de Dios, revelada en las escrituras. De esa manera, podemos mostrar al mundo cuan santo y maravilloso es nuestro Dios.
Las Labores de la Biblia
En la palabra de Dios encontramos varias labores que ésta cumple. Se nos dice que:
- La Biblia convence al individuo de su pecado.
Hebreos 4:12-13 dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” La Palabra de Dios obra en conjunto con el Espíritu Santo para traer convicción de Pecado. La Biblia convence a la persona externamente al señalar su pecado, y el Espíritu actúa internamente trayendo convicción a su alma.
- La verdad de la Biblia regenera y da vida a la persona que está muerta en sus pecados.
En Romanos 10:17 leemos: “…Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Y en 1 Pedro 1:23, “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.”
Es el evangelio, entonces, que encontramos en la Biblia que nos puede dar vida espiritual.
- La Biblia nutre al creyente.
1 Pedro 2:2 dice: “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.” Entonces, la Biblia es suficiente para que el creyente se nutra y crezca espiritualmente.
- La Biblia también produce esperanza.
Pablo escribió en Romanos 15:4, “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.”
¿Lo notó? Las Escrituras nos consuelan y dan esperanza para continuar. David escribió en el Salmo 119:49, “Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.” Y en el versículo 52, “Me acordé, oh Jehová, de tus juicios antiguos, Y me consolé.” En la Palabra de Dios vemos Sus promesas que nos dan esperanza y ánimo; y también vemos cómo Dios ha cumplido sus promesas una y otra vez a través de la historia – lo que nos da mayor confianza hoy de que Dios será fiel a su Palabra en el futuro.
- La Biblia también aconseja y guía al creyente.
En 2 Timoteo 3:16, leemos, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar (o sea, nos dice que creer), para redargüir (Nos dice que está bien), para corregir (Nos dice que está mal), para instruir en justicia (Nos dice como hacer lo correcto)”.
El problema es que muchos cristianos saben cruzar media ciudad para escuchar la enseñanza de la Biblia, pero no cruzan de un lado de la sala de estar a la otra para agarrar su Biblia. Ambas son importantes: ir a una buena iglesia donde se predique la Palabra de Dios en verdad, y tener una comunión diaria en la Palabra de Dios – de forma personal – abrir la biblia por sí mismo y leerla, estudiarla, y meditar en ella. Así podemos tener el consejo y la guía divina para nuestro diario vivir.
- Otra labor de la Biblia es la de avivar al creyente.
David también escribió en el Salmo 119:50, “La Palabra de Dios es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.”
En esta época donde tenemos tanta exposición a la verdad – por medio de miles de libros, conferencias, cursos, estudios en la radio, por internet, etc. – con tantas maravillosas posibilidades de profundizar en la palabra, trágicamente, podemos perder nuestra apreciación y asombro por las cosas de Dios.
La verdad es que podemos tener una vida espiritualmente débil aun cuando tenemos mucha exposición a las cosas sagradas. ¿Cuál es la solución? Tomarle el peso a la Palabra de Dios – reconocer que es la misma voz de Dios, creerla y obedecerla. De esa forma la Escritura va a vivificar y transformar nuestras vidas.
Hay una función más de la Biblia que quiero destacar.
- La Biblia es como la foto del rompecabezas.
Nos muestra como se ve el producto terminado.
A mí no me gusta armar rompecabezas, pero a mi esposa le encanta. Si uno le da una taza de café y mil piezas de rompecabezas, tiene la mejor tarde de su vida. Si regreso a casa de la oficina y la mesa está llena de piezas, sé que vamos a cenar lo que haya quedado del día anterior.
Cuando voy a mirar lo que está armando, cada vez, encuentro que tiene la tapa del rompecabezas con la imagen del rompecabezas al lado de ella. Ella mira y estudia esa imagen para descubrir patrones o colores que les den una pista de dónde colocar la siguiente pieza. Esa caja le muestra cómo es el producto final – sirve como guía.
Como verá, Dios nunca le pide al creyente que coloque las piezas de su vida sin proveerle una foto de cómo se debe ver – cómo debe actuar, cómo responder, y como confesar después de pecar. Dios no lo trajo a Su familia para dejarlo solo.
Tal como lo expresó un autor: “Dejar solo a un creyente nuevo después de haber aceptado a Cristo, sería como poner a un joven en la cabina de un avión y decirle, “Gracias por su decisión de querer ser piloto, acá están los controles, disfrute el vuelo.”
¡No! Es importantísimo tener una guía de cómo hacer las cosas. Y Dios nos ha dado un libro – su Palabra – y allí encontramos instrucción y ejemplos vivientes como los de David, Moisés, Pablo y Esdras – ejemplos de vida a los que podemos mirar mientras buscamos poner las piezas de nuestra vida en su lugar.
Esdras: Un Modelo para la Actualidad
¿Cuánto conoce usted a Esdras? ¿Se imagina llegar al cielo y encontrarse con Esdras? Y luego, que el Señor se acerque y le diga, “Este era uno de los ejemplos que puse en mi palabra para ayudarte y animarte a caminar conmigo, ¿Te sirvió?” y uno quede con la mirada perdida pensando “¿Cómo dijo que se llamaba?”
Uno de esos ejemplos que Dios ha incluido en las Escrituras para imitar y darle esperanza se llama Esdras y lo encontramos en el libro que lleva su nombre.
Su linaje familiar
Se nos presenta a Esdras en el capítulo 7, versículos 1 al 5, comenzando con su linaje. Allí, rápidamente, aprendemos que él era parte de una gran familia de sacerdotes. Esdras 7:1 dice:
“Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes rey de Persia, Esdras hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías, 2hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, 3hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, 4hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, 5hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote.”
Esto es muy importante. Esdras es descendiente del primer sumo sacerdote, Aarón, el hermano de Moisés.
Ahora, es bueno clarificar que no se mencionan todos los nombres entre Esdras y Aarón, pero se mencionan los suficientes como para trazar el linaje de Esdras.
El versículo 1 menciona a Seraías. Este era abuelo de Esdras. Fue el sumo sacerdote asesinado por Nabucodonosor cuando Babilonia capturó Jerusalén y se llevó cautivos a los israelitas.
Luego, en el mismo versículo 1, se nombre a otro ancestro de Esdras, Hilcías. En 2 Reyes 22, encontramos que la nación de Israel estaba experimentando una reforma espiritual bajo el liderazgo del rey Josías, y fue Hilcías quien encontró el libro de la ley, que había estado perdido y abandonado. Ese descubrimiento trajo un avivamiento nacional. Es interesante ver que Esdras, varias generaciones después, hace lo mismo – traer un avivamiento espiritual a la nación.
Después en el versículo 2 se menciona a Sadoc. Sadoc fue el sacerdote que se rehusó a seguir a Adonías, hijo de David, y permaneció leal al rey David, cuando todos parecían querer usurpar el trono. Él puso su vida en peligro cuando siguió las ordenes de David y ungió a Salomón para que ocupara el trono.
¡Que linaje! No es de sorprender que Esdras tuviera un grupo de seguidores cuando decidió abandonar Babilonia y volver a Jerusalén para reconstruir el pueblo según la Ley de Moisés.
Tal vez usted parte de una gran sucesión de hombres y mujeres piadosas. Quizás sus padres o abuelos fueron enormes ejemplos de vida – pastores, diáconos, miembros fieles y estimados en sus iglesias. ¡No subestime esa herencia! Agradézcale a Dios por ella. Como sucedió con Timoteo – Pablo le recordó que aprendió las sagradas Escrituras de joven gracias su madre y abuela.
De todas las cosas que puede darles a sus hijos, deles la Palabra de Dios. Tome tiempo leyendo y explicándoles la Biblia. Hable con ellos del Señor. Cuénteles su testimonio de conversión y servicio – y de la fidelidad y cuidado de Dios. Que ellos vean en usted un ejemplo de amor y dedicación al Señor y Su obra. Recuérdeles que fueron creados para darle gloria a Dios.
Timoteo aprendió las escrituras, que Pablo dice, iban a hacerlo sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Si usted es como Timoteo o Esdras, no subestime su pasado. Aprovéchelo, y pase esa bendición a la vida de otros.
Por el otro lado, me imagino que gran parte de la audiencia no viene de un hogar cristiano. De hecho, es posible que usted sea el único creyente en su familia. Si usted el primero en su familia en confiar en Cristo, primero, agradezca que Dios le permitió escuchar el evangelio y creer para salvación – a pesar de no tener esa influencia en su hogar. ¡Él le salvó! Y luego, busque ser usted el comienzo de una influencia piadosa que continúe por generaciones.
Su ocupación
Continuemos ahora en el versículo 6, “Este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado…”
Aquí se nos dice que Esdras era un escriba diligente en la ley de Moisés. Ese término, diligente, hace referencia a su habilidad, a su pericia – él era un hombre que se había vuelto un experto en la ley. De hecho, el término escriba se refiere a alguien que es un erudito en la ley de Dios. Él sabría leer, escribir y copiar la Palabra de Dios en una época donde no había impresoras o imprentas. Y, no solo eso, él era alguien que había entendido, memorizado y abrazado las palabras de la ley que había leído. Lo que distinguía a Esdras de los demás escribas – la cualidad que lo hacía tan único en las manos de Dios no era su linaje, sino su corazón.
Su patrón piadoso
Ahora fíjese en el versículo 10, “Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.”
Este versículo es extremadamente instructivo. Entre tantas otras cosas, nos muestra – no solo lo que hizo Esdras para traer avivamiento al pueblo de Israel – sino también cómo debemos interactuar con la Palabra de Dios.
Primero vemos que Esdras preparó su corazón. Esto significa que determinó en su ser un objetivo. Tuvo un deseo firme – una profunda convicción que iba a conseguir. ¿Cuál era este objetivo?
Primero, inquirir la ley de Jehová. Es decir, él estaba determinado a estudiar la Palabra de Dios. Él iba a dedicar tiempo investigando el significado y las aplicaciones de la ley de Dios. Él primeramente iba a ser un fiel estudiante de la Biblia.
Segundo: para cumplirla. O sea, Esdras no iba a estudiar solo para volverse más inteligente – acumular mucha información – convertirse en el escriba más famoso por poder recitar la mayor cantidad de versículos. Él quería conocer la Palabra de Dios para poder obedecerla. Él quería someterse a la sabia y perfecta instrucción del Señor.
Tercero: para enseñar. Solo una vez que Esdras se dedicó a estudiar la Palabra de Dios y fue transformado por ella – obedeciéndola, amándola, poniéndola en práctica – entonces el objetivo es compartir con otros lo que aprendió y cambió su vida.
Conclusión ¡Qué gran ejemplo! ¡Que patrón piadoso y bíblico para nuestra vida! Querido oyente, no podemos pretender enseñar a otros cuando no hemos tomado el tiempo suficiente en la Palabra de Dios para entenderla bien y ser transformados por ella. Es cuando nos hemos sumergido en la verdad y hemos visto su poder en nosotros que – no solo podemos enseñarla – sino que no vamos a poder contenerla. Las Escrituras van a fluir de nuestros labios y nuestro ser – en palabras y acciones – y así podremos extender a todos los demás la bendición del conocimiento, los estatutos y decretos de la Palabra de Dios… una Palabra que es viva y eficaz. Una Palabra que es como una ventana, un espejo, y tanto más. Una Palabra que nos da vida, nos nutre, nos guía y nos da esperanza. Esta Palabra que es capaz de transformar pecadores de camino al infierno, en hijos de Dios con un futuro glorioso… y aún el día de hoy nos guía, como la imagen en la tapa de un rompecabezas, para ir construyendo nuestras vidas según los perfectos planes y propósitos de nuestro Dios.