Introducción
Hay una frase importante que aparece en Esdras, capitulo 7, y se repite con ciertas variaciones en Esdras 8. Permítame decirle que, cuando Dios usa una frase una y otra vez en un lapso tan breve, es porque quiere captar nuestra atención. Quiere enfatizar esas palabras. Quiere que nos detengamos y reflexionemos en ellas. Quiero animarlo a que subraye en su Biblia esta frase que se repite una y otra vez. Esta frase aparece seis veces en total – más o menos una vez cada diez versículos.
La primera vez que aparece es en el capítulo 7, versículo 6. Dice: “…porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.” Aparece de nuevo en el versículo 9. “…estando con él la buena mano de Dios.”
El último versículo del capítulo 7, el versículo 28, también contiene la frase, “…fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí…”
A propósito, en este párrafo, Esdras comienza a referirse a sí mismo en primera persona y va a seguir haciéndolo hasta el final del libro. Ese es uno, entre otros motivos, por los que sabemos que Esdras escribió este libro.
Luego fíjese en el capítulo 8, versículo 18: “Y nos trajeron según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido…”
También en el versículo 22 leemos: “La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan…” Esto significa que, con su poder y protección, Dios obra para bien en las vidas de todos los que le buscan.
Vemos esta frase una vez más en el capítulo 8, versículo 31: “…y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y del acechador en el camino.” Fíjese en el contraste que hay en estas memorias de Esdras – la mano del enemigo no logró detenerlos; por el contrario, la mano de Dios tuvo éxito – los protegió del enemigo y los guio en el camino.
Ahora, hay veces en que la Biblia describe un aspecto de Dios utilizando atributos físicos. A eso lo llamamos antropomorfismos. Sabemos que Dios es Espíritu y no tiene manos y dedos. Eso queda claro a partir de otros pasajes explícitos. Recién en la encarnación, Dios el Hijo tomó forma humana. Y en ese sentido, hoy podemos decir que Dios tiene manos.
Pero, cuando Esdras habla de la mano de Dios, se está refiriendo al poder de Dios; a su fuerza; a su obrar; a cómo controla los eventos y circunstancias; a su capacidad de mover y cambiar las circunstancias. La mano de Dios se refiere a la Soberanía de Dios sobre todas las cosas.
De hecho, lo que me gustaría hacer en este programa es exponer seis obras de la mano de Dios. Estas nos llevarán a la misma conclusión de Esdras – que Dios es bueno.
La Buena Mano de Dios
En primer lugar, la bondad de Dios se puede ver por medio de Su:
- Soberanía sobre los gobernantes.
Eso se menciona al menos dos veces en el capítulo 7, versículos 6 y 28. Vayamos al versículo 6:
“Este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque…”
- …Esdras era un hombre muy listo,
- …porque Esdras era muy respetado en el imperio,
- …porque Esdras era un tipo muy simpático y todos lo querían,
- …porque Esdras tenía un gran poder de convencimiento y el rey simplemente no pudo rechazar su propuesta.
No. La última parte del versículo nos da la respuesta. El rey le dio todo lo que pidió porque, “…la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.”
Punto.
Mire ahora los versículos 27 al 28 del capítulo 7,
“Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén, 28e inclinó hacia mí su misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, reuní a los principales de Israel para que subiesen conmigo.”
Con razón Esdras estaba animado. Dios movió el corazón del rey y todos los lideres y gobernantes paganos para apoyar a Esdras en su misión para el Señor.
El capítulo 7 registra la carta de aprobación del Rey. Mire lo que dice el versículo 20. “Y todo lo que se requiere para la casa de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey.”
Era como recibir un cheque en blanco. ¡Nada más ni nada menos que un milagro!
Puede imaginarse al rey diciendo, “Todos los fondos del impero están disponibles para lo que necesiten.”
Es como darle su tarjeta de crédito o su chequera a su hija y decirle: “anda al centro comercial y cómprate todo lo que quieras.” Eso sería un milagro también. La diferencia es que al rey no le rechazarían la tarjeta por falta de fondos.
Bueno, el rey le está diciendo a Esdras, “Lo que necesites para esta misión, lo cubren los fondos del reino de Persia. Está todo a tu disposición.”
Y a propósito, a modo de aplicación, Dios nos ha dado todo el dinero necesario para hacer Su obra –ahora solo hay que devolvérselo. Y, no olvide que dar dinero, incluso para el creyente, es una obra de Dios en nuestros corazones que va en contra nuestra naturaleza egoísta.
Ahora, ¿por qué Artajerjes estaba haciendo esto? ¿Acaso había empezado a simpatizar con los judíos? ¿un deseo de agradar a Jehová? ¿Estaba experimentando un momento de humildad? No. La carta comienza, en el versículo 12, con las palabras,
“Artajerjes rey de reyes…”
No había nada de humildad aquí. ¿Por qué este rey de reyes estaba actuando con tanta generosidad para con la obra de Esdras? Aunque existen algunos motivos políticos y económicos para las acciones del rey, el motivo real es porque el verdadero Rey de Reyes es soberano sobre los gobernantes de este mundo.
Como dice Proverbios 21:1, Como canales de agua es el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina.
Él estaba detrás de todo lo que estaba pasando.
“…la mano de Dios estaba sobre Esdras.”
- Soberanía sobre el inicio de la obra.
En segundo lugar, Esdras reconoce la buena mano de Dios, no solo sobre los decretos y la decisión de los gobernantes, sino que también sobre el inicio de la obra.
Fíjese en el capítulo 7, versículo 9.
“Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios.”
Esta declaración resume las convicciones y sentimientos de Esdras en cuanto a todo el proceso. La buena mano de Dios se ve por medio de la obra de Sus siervos.
Esdras nunca dijo, ni quiso decir, “logre llegar hasta aquí desde Babilonia a causa de mi fe.”
No, él siempre dijo, “Fue por la bondad de Dios.”
Esdras nunca trató de llevarse el crédito por la obra que Dios inició a través de él. Solo Dios merecía la alabanza.
¿Alguna vez se preguntó por qué aquel día, en el tribunal de Cristo, vamos a tomar nuestras coronas y se las vamos a estragar a Cristo? Porque el tribunal de Cristo es el lugar adonde Dios, a final de cuentas, premia Sus propias obras. Él las inicia, Él las planea, Él las lleva a cabo por medio nuestro, y Él las bendice. El tribunal de Cristo será el lugar donde Sus obras se evidencien en y a través de la vida de los creyentes. Por eso vamos a responder entregándole nuestros galardones. Ese día reconoceremos que todo lo bueno que hicimos, fue gracias a que el Señor nos puso ese deseo en nuestros corazones, y nos dio la capacidad, recursos, personas, y hasta preparó las circunstancias para llevarlo a cabo. Él es el único digno de la gloria y la alabanza.
Entonces, vemos la buena mano de Dios sobre la obra de sus siervos.
- Soberanía sobre la fuerza laboral
En tercer lugar, la buena mano de Dios fue responsable de reclutar más obreros.
En el capítulo 8, versículo 15, leemos que Esdras junta a los judíos a un lado del río adonde acampan por tres días. Durante esos tres días, Esdras no solo cuenta los utensilios para el templo, sino que también toma nota de las personas que van a servir.
Él descubre que algunos levitas no habían regresado. Ahora, si bien la Ley no dice nada en cuanto a esta situación en particular, Esdras sabía lo que Dios había dicho en Números, capítulos 1, 3, y 4 – Los levitas eran los que podían mover y usar los utensilios sagrados. Entonces, Esdras forma un grupo de hombres para que vayan a reclutar siervos para que vinieran voluntariamente a servir en la obra de Dios.
A modo de aplicación, puedo decirle como pastor que una de las necesidades críticas de todo ministerio, es la necesidad de voluntarios. Siempre se necesitan más. Es una necesidad apremiante, y tristemente cuesta que la gente se anote y sea constante. Generalmente, son unas pocas personas que terminan haciendo la mayor parte del trabajo.
La pregunta es, ¿A quién le rogamos por obreros? Cristo sabia de la gran necesidad que hay de obreros y voluntarios para su obra. Él le dio la solución a sus discípulos al decir, como leemos en Mateo, capitulo 9, versículos 37 al 38,
“…Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”
Esa es la respuesta: Rogar al Señor; orar al Señor por voluntarios.
¿Y se dio cuenta lo que Dios hizo? Fíjese en el versículo 18. “Y nos trajeron según los buenos métodos del equipo de trabajo…” No.
“Y nos trajeron según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, de los hijos de Mahli hijo de Leví, hijo de Israel; a Serebías con sus hijos y sus hermanos, dieciocho…”
Dieciocho voluntarios de la tribu de Leví para encargarse de los utensilios sagrados del templo de Dios. Dios proveyó ayuda – Él trajo los obreros en el momento apropiado. La buena mano de Dios los trajo.
- Soberanía sobre los enemigos.
Ahora me gustaría que note este comentario transparente de parte de Esdras en los versículos 21 al 22.
“Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes. 22Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; más su poder y su furor contra todos los que le abandonan.”
Vemos esta frase repetida una vez más aquí. ‘La mano de nuestro Dios.’ En cuarto lugar, podemos ver la mano de Dios en Su promesa de protección de los adversarios.
Me encanta la sinceridad de Esdras, “Tuve vergüenza de pedirle al rey gente de a caballo para que nos defendieran del enemigo,” Después de haberle dicho al rey que Dios es todopoderoso, que es el protector de Israel, ¿cómo podía pedirle soldados para custodiarnos en el viaje?! “Pero sí que tenía miedo.”
El coraje no es la ausencia de temor –es la fidelidad a Dios frente al temor.
Ahora, piense en la enorme cantidad de oro y plata que Esdras va a llevar a Jerusalén. Sin duda que esperaba encontrarse con bandidos y ladrones que los atacaran en el camino. Este grupo de israelitas llevaban, lo que, en la actualidad seria, unos cinco millones de dólares en oro y plata. Y sin guardias de seguridad armados. Un poco más y llevaban un cartel que decía “Dinero gratis – aquí.”
Esdras y compañía serían presa fácil. Pero él no podía atreverse a ir y pedirle al rey protección, porque ya le había dicho que El Rey de reyes los protegería.
¿Ve las prioridades de Esdras? Esdras tenía más temor de deshonrar el nombre de Dios que de perder su vida. O le decía al rey, “Bueno, la verdad que después de todo, necesito soldados que me protejan.” O, seguiría sus convicciones, confiaría en Dios y honraría su nombre frente a todos hasta la muerte.
Regrese al versículo 21 y sienta la preocupación que tenía en ese momento.
“Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes.”
Esdras echa su ansiedad sobre el Señor y llama a todo el pueblo a hacer lo mismo. Todos dedican tiempo para rogarle a Dios que los proteja, no solo para su propio bien, sino para la gloria de Su nombre entre las naciones.
- Soberanía sobre el viaje
Ahora fíjese, en quinto lugar, cómo la buena mano de Dios se evidencia al llevarlos sanos y salvos a su destino.
Fíjese en los versículos 31 al 32.
“Y partimos del río Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y del acechador en el camino. 32Y llegamos a Jerusalén, y reposamos allí tres días.”
¡Lo lograron! Casi puedo escuchar a la multitud gritando de alegría cuando Esdras y compañía llegan al Templo.
Los versículos 33 y 34 nos dicen que depositaron el oro y la plata que trajeron en el templo. Y luego de ver la poderosa mano de Dios en sus vidas en todos estos aspectos y detalles, especialmente ahora que los trajo providencialmente con bien a través de ese largo y peligroso camino transportando millones de dólares en oro y plata sin protección humana, ¿Qué otra cosa podían hacer sino celebrar por medio de ofrendas a Dios tal como leemos en los versículos 35 y 36?
¿Y cómo fue que lo lograron? Por si acaso lo pasó por alto, mire el versículo 31 nuevamente,
“y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros.”
Esa poderosa mano de Dios estaba sobre nosotros protegiéndonos y guiándonos. ¡Por la bondad de Dios, llegamos!
Estoy seguro de que al llegar a la eternidad, voy a pasar un buen tiempo saltando de alegría y diciendo cosas como “¡No puedo creer que estoy acá! ¡Esto es genial!” Quizás este pensando, “eso no suena muy espiritual. Esperaba más de usted pastor”
Déjeme ilustrarlo de esta manera. Alguna vez quiso ir a algún lado y, cuando al fin pudo ir, le dijo a su amigo, esposa, esposo, “No lo puedo creer. Estamos aquí.”
Yo se lo dije a mi esposa, el día en que llegamos nuestra cabaña para nuestro décimo aniversario de matrimonio. Si lo puede creer, varios hermanos y familiares nos sorprendieron con un viaje a Suiza. Mi esposa inmediatamente se puso a buscar información acerca del lugar. Miramos fotos y mapas. Aprendimos sobre la cultura y la comida. Hablamos con personas que habían ido. Y Finalmente, allí estábamos, en Suiza. En un pueblito hermoso, rodeado de montañas y nieve, tomando un café. Nos miramos y nos dijimos el uno al otro, ¿Puedes creer que estamos aquí?
Lo mismo le pasa cuando uno termina sus estudios. Ya sea que se gradúe con honores o apenas pasó, cuando está en la graduación y espera por su diploma piensa, ¡No puedo creer que se acabó, estoy aquí, llegó el momento finalmente!
Cuando llegue al final del viaje, sea cual fuere, una meta en su vida espiritual y, eventualmente, el cielo nuevo y la tierra nueva, todos vamos a decir con gozo, “¡Llegamos. No puedo creer que aquí estamos. La buena mano de Dios estuvo con nosotros!”
Aplicación
Mientras concluimos este estudio, permítame darle algunas aplicaciones prácticas.
- La bondad de Dios, a veces, puede ser un misterio.
Cuando decimos que Dios es bueno, lo que queremos decir es que no hay aspecto que necesite mejorar. Dios nunca va a tener que aprender a ser bueno – Él es bueno – perfectamente bueno – infinitamente más bueno de lo que usted y yo somos o alguna vez podremos serlo. Dios es infinitamente bueno. Él nunca va a tener que trabajar en su personalidad, mejorar su carácter o borrar imperfecciones. Dios es bueno. Por eso podemos descansar en él.
Y, usted se preguntará, ¿Pero no leyó el diario? Mire todas las cosas malas que suceden. Si Dios es bueno, ¿Por qué pasan cosas malas?
Ese es todo un sermón aparte, pero permítame responder rápidamente con dos declaraciones:
- Las cosas malas suceden en el mundo, no porque Dios no sea bueno, sino porque la gente es mala.
Me impresiona ver como Dios no se lleva el honor cuando las cosas andan bien, pero siempre tiene la culpa cuando las cosas andan mal. “¿Por qué Dios dejo que eso pasara?!”
Bueno, hay muchas cosas que están sucediendo en nuestro mundo que no son para nada buenas, pero no es porque Dios no sea bueno, es porque el hombre no es bueno. Dios, en su paciencia y misericordia a permitido que la humanidad – que usted y yo pequemos desde la caída de Adán y Eva. Él es paciente, no queriendo que nadie perezca. Él sigue posponiendo su juicio deseando que el mundo se arrepienta y venga a él en fe para el perdón de sus pecados. Pero el día llegará cuando Dios diga “basta” y haga perfecta justicia – cuando el rectifique todo mal y juzgue al mundo por su pecado.
Ahora, el segundo punto es muy importante,
- Aunque pasan cosas malas en el mundo, para el creyente, las cosas malas no tiene la última palabra.
Aún cuando su mundo se cae a pedazos, la historia no ha terminado aún. Este no es el fin. Dios está moviendo y acomodando las cosas para nuestro bien.
Quizás se acuerde de la historia de José. Sus hermanos lo vendieron como esclavo y sufrió grandes injusticias. Pero, años más tarde, cuando volvió a ver a sus hermanos, él dijo, en Génesis 50:20,
“…Vosotros pensasteis mal contra mí, más Dios lo encaminó a bien…”
Francamente, una de las grandes tragedias de no ser un hijo de Dios, es que las cosas malas que suceden en este mundo tienen la última palabra – todo el sufrimiento no cumple su propósito. Pero para el creyente, Dios, que es perfectamente bueno, toma todo lo que es malo y le da forma para que sea eternamente bueno. La Palabra de Dios promete en Romanos 8:28 que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. Y la forma en que las cosas ayuden a bien, muchas veces es un misterio… y generalmente las vemos en retrospectiva.
Pero, mientras que la bondad de Dios a veces puede ser un misterio, en segundo lugar:
- la bondad de Dios es siempre un modelo para el creyente.
¿Alguna vez pensó en que usted tiene que ser bueno, que debe hacer el bien, que debe ser una buena persona no para ser aceptado por Dios, sino para mostrarles a otros cómo es Dios y demostrar que le pertenece a Él?
Permítame leer unos versículos que hablan al respecto:
Efesios 6:7-8, “sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, 8sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor…”
Colosenses 1:10, “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.”
Si usted quiere agradar a Dios – si quiere ser más como Él, entonces sea bueno – sea un buen empleado, un buen jefe, un buen padre/madre, un buen esposo/esposa, un buen estudiante, un buen hijo, un buen trabajador –simplemente sea una buena persona. Así podrá reflejar a su Dios infinitamente bueno en la vida de los demás.
Permítame terminar dándole dos ejercicios:
- Reflexione en la bondad de Dios – cada día. Piense en cómo Dios está obrando para bien en su vida.
- Nunca se olvide de decir “gracias”.
Seguramente les enseñó a sus hijos a decir, “Gracias,” ¿no es así? ¿Les enseño a decir gracias una vez por semana; una vez al mes; cuando les parezca? No, uno les enseña a ser agradecido como forma de vida – a decir “gracias” siempre, en todo momento que es apropiado.
Que nosotros también podamos reconocer en todo momento la buena mano de Dios en nuestra vida, y estar constantemente diciéndole “Gracias. Gracias Señor porque eres bueno”.