Introducción
Durante muchos siglos, el Libro de Ester ha causado algunos problemas en la iglesia. Y eso se debe a que el nombre de Dios no se menciona ni una sola vez en toda la historia de Ester.
A Martín Lutero no le gustaba el libro porque incluía lo que él llamaba, «demasiadas antinaturalidades paganas». Juan Calvino, nunca predicó un sermón del Libro de Ester ni lo incluyó entre sus comentarios. De hecho, durante los primeros 700 años de la historia de la iglesia, no se produjo un solo comentario del Libro de Ester.[i]
Por el otro lado, el pueblo judío ha venerado este libro a lo largo de la historia. Moisés Maimónides, un famoso médico y maestro judío del siglo 12, lo consideraba igual a los libros de Moisés: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio… a pesar de que ni Ester ni Mardoqueo mencionan la ley de Dios, ni siquiera el nombre de Dios.
Los eruditos judíos intentaron remediar la situación agregando varias secciones en la Septuaginta – la traducción de las Escrituras Hebreas al idioma griego. Compusieron 107 versículos que incluían oraciones de Mardoqueo y Ester.[ii]
Intentaron hacerlo un poco más aceptable… mejorarlo, quizás.
Esos 107 versículos obviamente fueron adiciones tardías a las Escrituras y, aunque la Iglesia Católica los aprobó en el siglo 16, los eruditos protestantes optaron por aceptar el Libro tal como fue escrito en un principio, como muchos creen, por Esdras.
Las irregularidades se dejaron intactas. Las “antinaturalidades paganas” no hacían más que demostrar la gran crisis que estaba pasando el pueblo de Israel. La ausencia de oraciones solo enfatizaba lo que Dios obviamente quería que entendiéramos: que Él es fiel incluso cuando Su pueblo es infiel.
Aunque este Libro nunca se cita en el Nuevo Testamento, Esdras y Nehemías tampoco. Algunos eruditos creen que Hebreos 11:34 es una referencia a Ester, donde se nos dice que algunos evitaron filo de la espada.
Durante siglos hemos entendido que la ausencia del nombre de Dios en el Libro de Ester es uno de los puntos principales… y el punto es este: incluso cuando Dios es invisible, Él está involucrado.
Incluso en la oscuridad, descubrimos que Él es el Soberano en las sombras.
Ester se ha convertido en una de las mayores revelaciones de la providencia de Dios en las Escrituras.
J. Vernon McGee solía decir: «La Providencia es la mano de Dios en el guante de la historia».[iii]
Ahora, mientras comenzamos nuestro estudio del libro de Ester, me gustaría que piense en este libro como en el relato de la providencia de Dios en la forma de una obra de teatro. De hecho, piense en que está asistiendo a una producción musical importante.
Quizás haya ido a una obra de teatro o un musical. Generalmente, a la entrada hay una persona que le entrega un folleto informativo que uno tiende a leer cuando toma asiento y espera que empiece la obra.
Lee una introducción acerca de la obra, la biografía de los actores y a quienes interpretan, un resumen de cada escena para tener una idea de dónde van a suceder las cosas… Y luego, las luces se apagan, se levanta el telón y de inmediato queda impresionado con el escenario, la ambientación y el vestuario.
Cuando se levanta el telón en el capítulo 1 de Ester, la escena inicial revela un banquete increíblemente lujoso.
- Un Banquete Lujoso
Note el versículo 3. En el tercer año de su reinado, Asuero hizo banquete a todos sus príncipes y cortesanos, teniendo delante de él a los más poderosos de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de provincias, para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, el brillo y la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento ochenta días.
Y vaya si no era rico.
De hecho, cuando Alejandro el Grande finalmente llegó victorioso a Susa, 200 años después, quedó deslumbrado por el palacio de Susa donde encontró más de mil toneladas de lingotes de oro y 270 toneladas de monedas de oro.[iv]
A Asuero, más conocido como Jerjes, le sobraba el dinero. Iba a alimentar a sus invitados de todas partes del reino durante 180 días, es decir, durante 6 meses.
Ahora, la razón de tener este banquete extravagante no era solo para comer y pasarla bien.
El tercer año del reinado de Asuero corresponde al gran consejo de guerra del 483 a. C. en el Palacio de Susa. Fue en este concilio donde este Rey se reunió con los líderes de su nación para convencerlos de que podían invadir y derrotar con éxito el imperio griego.
Grecia y Persia eran las dos superpotencias del mundo, en ese momento.
Así que este banquete estaba diseñado para demostrarles a sus súbditos que él era todo lo que se había jactado de ser, que en verdad era «el rey de toda la tierra».
Después de que pasaron los 180 días, Jerjes abrió las puertas del palacio para incluir a todos los demás en su fiesta.
Note en el versículo 5. Y cumplidos estos días, hizo el rey otro banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real a todo el pueblo que había en Susa capital del reino, desde el mayor hasta el menor.
Ahora todo el personal administrativo, su jefe de gabinete, familia, y amigos están invitados.
Observe algunos de los detalles que se nos dan en el versículo 6. El pabellón era de blanco, verde y azul, tendido sobre cuerdas de lino y púrpura en anillos de plata y columnas de mármol; los reclinatorios de oro y de plata, sobre losado de pórfido y de mármol, y de alabastro y de Jacinto. Y daban a beber en vasos de oro.
Por cierto, la palabra persa para huerto es paridaida. Los griegos más tarde tomaron esa palabra y en el idioma griego se pronunciaba, paradeisos.[v]
En nuestro idioma, hemos tomado esa palabra de los griegos y la pronunciamos: paraíso.
Así que, la sala de banquete del palacio donde todos los invitados comían tenia vista hacia el paraíso: un magnífico huerto donde acres de tierra exhibían canales de piedra para que fluyera el agua; donde se plantaron flores y árboles en patrones hermosos y creativos; donde los estanques reflectantes agregaban aún más belleza a los jardines que enmarcaban el palacio del Rey.
Este era el paraíso, y si tenía alguna duda, el Rey del paraíso era Asuero.
Entonces, este fue el banquete del siglo, y cualquiera que fuera una persona importante en el reino recibió una invitación.
Asuero había reunido a todos los dignatarios – los líderes, los generales, los almirantes y todos los poderosos en su reino que se extendía desde África hasta la India.
A simple vista, Asuero parecía el invencible, poderoso y dominante soberano que podía y derrotaría a los otros reinos del mundo.
Ciertamente, este rey podía mandar al ejército más grande del mundo.
Y luego, con sutil ironía y humor, descubrimos que este gran Rey, en realidad, no podía mandar a su esposa.
Y así, dejamos el lujoso banquete de la escena 1 y la escena 2 abre con:
- Una Solicitud Lasciva
Primero, note el comentario en el versículo 9 de que la reina Vasti también ofreció un banquete para las mujeres en la casa real del rey Asuero.
La recepción de Jerjes había sido solo para hombres. La reina había invitado a las mujeres a su propio banquete, que probablemente se celebró durante este período de siete días.
Los historiadores creen que este banquete incluía a las concubinas del rey. Él tenía 360 de ellas.[vi]
El nombre Vasti significa deseable. Puede que este haya sido un título honorífico para una de sus esposas favoritas.[vii]
La tradición judía sostiene que ella fue la bisnieta de Nabucodonosor, el rey del antiguo reino de Babilonia.[viii]
Ahora observe lo que sucede en el último día de toda esta fiesta. El versículo 10 nos informa, estando el corazón del rey alegre del vino, mandó a… siete eunucos que [lo] servían… que trajesen a la reina Vasti a la presencia del rey con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza; porque era hermosa.
En otras palabras, el rey Asuero ha mostrado su esplendor, su riqueza y su poder durante 6 meses. Ahora decide terminar su lujoso banquete con una solicitud lasciva: quiere mostrar otra de sus preciadas posesiones.
Registros históricos nos enseñan que las mujeres persas no se cubrían el rostro con velos. Ya que era la reina, Vasti probablemente ya habría aparecido en público más de una vez este banquete de 6 meses, así como en otras actividades públicas.
Todo el mundo ya conocía y reconocía el bello rostro de su esposa favorita.
El Midrash judío, un comentario que se remonta al segundo siglo explica que lo que estaba pasando aquí era que el rey le estaba mandando a la reina que apareciera sin ropa, decorada solo con su corona.[ix]
Me da vergüenza tener que decirle lo que realmente estaba pasando aquí, pero simplemente no hay forma de maquillarlo.
El versículo 10 agrega el detalle que el Rey pidió esto cuando su corazón estaba alegre del vino.
Esa es una forma elegante de decir: «Cuando el rey estaba borracho». Y puede estar bastante seguro de que la mayoría, si no todos sus invitados estaban borrachos también.
Este había sido principalmente un banquete exclusivo para hombres: Vasti y las mujeres habían tenido su propio banquete.
Y entonces llegó su petición. El rey quería terminar su banquete, no con fuegos artificiales, sino con lujuria y envidia. Quería que sus invitados lo envidiaran y reconocieran como el hombre más poderoso y afortunado del mundo.
Heródoto, el historiador griego que vivió justo después del fin del reino persa, escribió que la cultura persa era tan promiscua que era común que los hombres poderosos e influyentes exhibieran a sus esposas y concubinas desnudas para presumirlas.[x]
Y quizás este pensando, “que gente más depravada.” Querido oyente, nuestra cultura no está tan lejos.
Esta es la promesa de lo que puede ver y hacer en Las Vegas. Este es el club de caballeros al que va cualquiera que no sea un caballero. Esta es la empresa de pornografía de mil millones de dólares; y esta es la típica despedida de soltero del mundo.
Esta es la historia demasiado común en la que las mujeres son exhibidas, y luego dejadas de lado, en lugar de ser respetadas y amadas por hombres respetables y amorosos.
El espíritu de Asuero está vivo el día de hoy.
Y, francamente, es de esperar que Asuero exija lo que acaba de exigir. Él era el Rey. Tenía 360 concubinas y varias esposas. Uno esperaría eso de este tipo de hombre. Quiere que sus invitados envidien y admiren todo sobre su vida.
Lo que no espera es el versículo 12. Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos.
La atracción principal se niega a subir al escenario.
Y así, de repente, se encuentra con un comandante supremo, presumiendo durante 6 meses que puede controlar a los imperios del mundo y, sin embargo, en este momento no puede controlar a su esposa.
El versículo 12 continúa diciendo que el rey se enojó mucho, y se encendió en ira.
Imagínese: Está en el banquete. Hay una conmoción entre bastidores. Algunos susurros fuertes. La audiencia puede escucharlo. Obviamente algo está mal.
Y luego el mensajero que fue a buscar a la Reina vuelve al escenario sin ella. Todos guardan silencio… y contienen la respiración.
¿Se imagina a ese pobre mensajero acercándose al rey, inclinándose y susurrándole al oído? «¡Um, ella dijo que no vendrá!»
Su rostro se pone rojo y luego morado… Le han dicho que no.
“Espera un segundo, ¡Yo soy el rey de toda la tierra!”
Me encanta esta escena.
La reina en la otra habitación solo dijo: “Uh uh. No va a suceder. Asuero, no me hagas salir.”
No no no… uno no le dices a este rey nada más que, «¡Sí, su majestad!»
Pero ella dijo que no.
Alexander Whyte, un pastor escocés del siglo 19 escribió esto de la reina Vasti:
El escritor sagrado nos hace respetar a la reina en medio de su repugnante entorno. La valiente reina se negó a obedecer [la orden real]. Su belleza era solo suya y de su marido; no era para mostrar entre cientos de hombres medio borrachos.[xi]
Bien dicho.
No puedo sino admirar a Vasti aquí. En este momento muestra un carácter inusual. Ella se enfrenta a un hombre que es conocido en la historia por ser un hombre brutal.
Pero además de eso, ella lo está arriesgando todo aquí. Está dispuesta a sacrificar toda la pompa, el glamor y la riqueza. Está dispuesta a alejarse del paraíso en lugar de convertirse en un objeto sexual, en una propiedad, para que un grupo de borrachos la miren con lascivia.
Mientras se levanta el telón y esperamos que se nos presente a la reina que todos recordamos, la reina Ester, pausemos por un minuto para admirar a esta reina de la que la mayoría de nosotros nunca habíamos escuchado, una reina que estaba dispuesta a sacrificar su corona, por el bien de su carácter.
Al principio de este drama nos enfrentamos a la pregunta: ¿cuánto vale? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar para ganar elogios o llamar la atención? ¿Qué sacrificará para recibir la aprobación de la multitud?
¿Alguna vez ha perdido algo porque hizo las cosas bien?
¿Una relación?
¿Un contrato?
¿Una buena nota en una prueba?
¿Un trabajo?
A la reina Vasti le costará todo.
Pero ahora el Rey tiene un gran problema en sus manos.
Supuestamente, él es capaz de mandar el imperio más grande del planeta, supuestamente puede mandar el ejército más grande sobre la faz de la tierra, pero acaba de ser contradicho por su propia esposa, y frente a todos los dignatarios, nada menos… y a todos los líderes de su reino a los que ha estado tratando de convencer durante 6 meses para que lo sigan a la batalla.
Lo que debería haber hecho es tomar un gran respiro y luego ir y disculparse. Pero en su lugar, él va a buscar a sus consejeros que son pagados para decirle que si.
Así termina la escena dos y comienza la escena número 3. Podría llamarla:
- Una Reacción Ridícula
Siete hombres ahora suben al escenario; el versículo 13 nos dice que estos son hombres sabios que sabían la ley y entienden los tiempos. Al final del versículo 14 se nos dice que estos son los siete príncipes del reino: tenían acceso a la presencia del rey y ocupaban los primeros lugares en el reino.
En otras palabras, este es su gabinete. Estos son sus confidentes más cercanos.
Él a sido realmente avergonzado, literalmente, por lo que trata de guardar las apariencias y actuar como si esto fuera un asunto de ley, por lo que se despide del banquete y se junta con sus siete consejeros para solucionar el tema.
Y le digo de antemano que lo que se les ocurre es absolutamente ridículo y casi divertido al mismo tiempo.
Lo primero que hacen es halagar a este rey con el ego herido. Versículo 16:
Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti, sino contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Asuero. Vaya, ¡este es un problema mundial! Ahora note: Porque este hecho de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, y ellas tendrán en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey Asuero mandó traer delante de sí a la reina Vasti, y ella no vino (qué importa la vil petición que le hizo). Y entonces dirán esto las señoras de Persia y de Media (versículo 18) que oigan el hecho de la reina, a todos los príncipes del rey; y habrá mucho menosprecio y enojo.
En otras palabras, todos vamos a tener problemas con nuestras esposas. ¡Nuestras esposas se van a enterar de esto y van a declarar huelga por todo el país! Los sartenes volarán por el aire, la ropa se acumulará, no van a preparar más el almuerzo, será una anarquía total.
¡Ni siquiera queremos ir a casa ahora!
¡Vaya, tenemos que detener este desastre nacional antes de que suceda!
Aquí está su brillante consejo: versículo 19.
Si parece bien al rey, salga un decreto real de vuestra majestad y se escriba entre las leyes de Persia y de Media, para que no sea quebrantado: Que Vasti no venga más delante del rey Asuero; y el rey haga reina a otra que sea mejor que ella. Y el decreto que dicte el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor.
Cuántos hombres están pensando, «Esa es una gran idea, me gusta este libro»
El rey aclara aún más el edicto y dice – observe la mitad del versículo 22 – que todo hombre afirmase su autoridad en su casa.
¿Puedo obtener una copia de ese edicto?
¿Puede imaginarse a un hombre recibiendo esto por correo? «Oh, si, esto es lo que he estado necesitando».
¿Lo puede ver pegando ese edicto en la ventana al lado del fregadero de la cocina, y luego otro en la sala de estar, y luego uno que cuelga sobre el borde del televisor? En el momento que su esposa comienza a contradecirlo, todo lo que tiene que hacer es señalar el edicto.
Si ha estado casado por más de unas pocas semanas, ya habrá aprendido que no se pueden legislar cosas como el honor y el respeto. Uno se los gana.
El respeto es un regalo que le da su pareja a quien usted respeta.
Su esposa no lo trata con honor porque tiene edictos pegados en la casa. No puede forzar el respeto de su esposa o su esposo.
De hecho, el respeto se debe sembrar, regar y fertilizar antes de que den fruto.
El rey quiere el respeto de una mujer a la que no ha respetado. Quiere el honor de una esposa a la que deshonra.
“Así que creo que me saltaré todos esos pasos y lo convertiré en una ley de los medos y persas. No importa sembrar, regar y fertilizar, lo quiero ahora «.
Por cierto, el edicto del rey y sus sabios solo será contraproducente.
La ironía es asombrosa.
En primer lugar, quieren contener esta situación vergonzosa, pero al enviar el edicto real por correo, el rey no hace más que publicar su problema en todo el reino.
En segundo lugar, temen que todas las mujeres del reino dejen de obedecer a sus maridos tan pronto como se enteren de la desobediencia de Vasti; sin embargo, al enviar este edicto real, ¡realmente se van a asegurar de que todas las mujeres se enteren!
¿A quién se le ocurrió esta idea?
No es de extrañar que los judíos a lo largo de los siglos se hayan reído a carcajadas al leer el recuento de la necedad del rey y estos sabios que probablemente aún están bajo la influencia del alcohol.
No lo sabemos, capaz que ya están sobrios.
Pero, lo que si sabemos es que están bajo la influencia de la voluntad del Rey de Rey.
Conclusión
Sin importar cuán inoportunos o difíciles se vuelvan los eventos que se desarrollan en el escenario de su vida, no pase por alto esta verdad que desfila por este escenario persa: Dios está detrás del escenario dirigiéndolo todo.
Su mano está en el guante de su historia… no solo en la historia del mundo, sino también en su historia personal.
No importa cuán impotente se pueda sentir a medida que se desarrolla su propio drama, Dios está manejando cada escena para cumplir Sus propósitos en su vida.
Podría estar escondido en las sombras detrás del escenario; Puede que no haya publicado un folleto que explique todas las escenas de su vida, pero Él está dirigiendo el espectáculo.
Un autor escribió, «no caigas en la trampa de pensar que Dios duerme cuando se trata de naciones, o que está fuera de contacto cuando se trata de banquetes inmorales, o que se sienta en el cielo retorciéndose de preocupación cuando se trata de gobernantes impíos que toman decisiones injustas, imprudentes o incluso insensatas. Esta es la maravilla de la [providencia] de Dios trabajando detrás de escenas… sacando incluso de los entornos más impíos una decisión que puso Su plan perfecto en marcha.[xii]
El capítulo uno de Ester simplemente nos muestra cómo Dios logró que se abriera una posición en el reino más grande de la tierra, una posición que será ocupada en solo 16 versículos por una niña huérfana llamada Ester… Una niña que se convertirá en una reina que influirá en el Rey para rescatar al pueblo escogido de Dios.
[i] Karen H. Jobes The NIV Application Bible: Esther (Zondervan, 1999), p. 21
[ii] Bibliotheca Sacra, The Archaeological Background of Esther, April-June 1980
[iii] J. Vernon McGee, Esther: The Romance of Providence (Thomas Nelson, 1982), p. 7
[iv] Ibíd, p.61
[v] Anthony Tomasino, Zondervan Illustrated Bible Backgrounds Commentary: Esther (Zondervan, 2009), p. 475
[vi] Gary V. Smith, Cornerstone Biblical Commentary: Esther (Tyndale House Publishers, 2010), p. 232
[vii] Ibíd, pag. 231
[viii] Colin D. Jones, Exploring Esther: Serving the Unseen God (Day One Publications, 1978), p. 12
[ix] A. Boyd Luter & Barry C. Davis, God Behind the Seen: Expositions of the Books of Ruth & Esther (Baker, 1995), p. 125
[x] Cyril J. Barber, Ezra and Esther (Wipf & Stock Publishers, 2007), p. 111
[xi] Charles R. Swindoll, quoting Alexander Whyte in, Esther: A Woman of Strength & Dignity (Word Publishing, 1997), p. 26
[xii] Swindoll, pág. 30