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Avanzando en reversa

Las pruebas pueden convertirse en obstáculos que nos limitan, sin embargo, el apóstol Pablo nos enseña que Dios sigue obrando para que el mensaje del Evangelio avance. Acompáñanos mientras reflexionamos sobre cómo podemos encontrar propósito en nuestras pruebas y seguir adelante con fe y esperanza, sabiendo que Dios utiliza cada situación para su gloria.
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Introducción

Juan Bunyan fue un pastor Bautista independiente, lo cual significaba que no estaba de acuerdo con la liturgia y la teología de la iglesia oficial de Inglaterra.

Sin embargo, su ministerio como predicador era tan efectivo que la Iglesia de Inglaterra simplemente no sabía cómo silenciarlo.

Eventualmente, los políticos de la época lograron pasar una legislación que prohibía a cualquier persona que no tuviera una licencia para predicar – la cual era otorgada por la Iglesia de Inglaterra ­– que predicara y organizara reuniones con más de 5 asistentes. El Rey estaba tratando de eliminar todo tipo de reunión evangélica.

Bueno, Juan Bunyan fue arrestado por predicar, y pasó la mayor parte de su vida en la cárcel. En una ocasión, un magistrado tuvo compasión de él y quiso dejarlo en libertad para que volviera a su casa con su esposa e hijos. Estando en la corte, Bunyan dijo su famosa frase “Si hoy me dejan en libertad, mañana estaré predicando.”

Incluso en la cárcel Bunyan predicaba. No solo atraía una gran audiencia de prisioneros, sino que cientos de personas de la ciudad llegaban a la cárcel los domingos y se paraban fuera del patio de la prisión para escucharlo exponer las Escrituras. Finalmente, las autoridades lograron silenciarlo al meterlo en una celda de aislamiento, lejos del mundo exterior.[i]

Sin embargo, allí en soledad y silencio, Juan Bunyan terminó teniendo un impacto más grande del que nadie alguna vez hubiera imaginado.

En las profundidades de esa prisión, Bunyan escribió una alegoría acerca de cómo el evangelio cambió la vida de un joven padre llamado Cristiano. Cristiano creyó en el evangelio y como resultado fue marginado en su propio pueblo. Juan Bunyan luego registra la travesía de Cristiano a través de diversas batallas espirituales y una adversidad tras otra mientras viaja hacia la Ciudad Celestial.

Años más tarde, Este libro era vendido como pan caliente.

Pero si usted le hubiera preguntado a Juan Bunyan, él le hubiera dicho que sus planes y su pasión era ser pastor y predicar, no escribir un libro… desde la prisión. Sin embargo, su literatura superó enormemente cualquiera de sus predicaciones, y ese libro titulado El Progreso del Peregrino llegaría a tocar los corazones de millones de personas.

De hecho, por centenares de años, El Progreso del Peregrino, fue el libro más leído y traducido en el mundo después de la Biblia.[ii]

Estoy seguro de que, si usted le hubiera preguntado a Juan Bunyan, durante su vida en la prisión, como le estaba yendo, probablemente habría respondido que las cosas no iban nada bien.

De hecho, a simple vista, no parecía haber mucho progreso en su vida.

Solo al final de su vida, Juan Bunyan se dio cuenta que su mayor contribución para el evangelio salió a partir de su aislamiento. Su libro fue publicado en dos partes – la segunda sección seria publicada solo 4 años antes de su muerte.

Hoy en día podemos sacar las mismas lecciones de la vida cristiana. Y es que necesitamos una perspectiva mucho más amplia para llegar entender el motivo de las circunstancias adversas que Dios pone en nuestra vida – esos tiempos en la vida donde sentimos que vamos en reversa, en vez de ir avanzando, y simplemente no podemos explicarnos el porqué de las cosas.

Porque, aunque las adversidades en la vida no siempre llegan con una explicación… siempre llegan por un motivo.

Lo que significa que el cristianismo involucra uno de los desafíos más grandes de todos – el renovar nuestra mente para poder reconocer que las circunstancias adversas son parte del plan de Dios en nuestras vidas.

Y si ha vivido lo suficiente en la vida cristiana, se habrá dado cuenta que Dios frecuentemente nos hace avanzar en la vida, yendo en reversa.

Generalmente, tiene que pasar mucho tiempo para que nos demos cuenta de que lo que creíamos que nos hacía ir hacia atrás – alejándonos de la meta – realmente nos estaba haciendo avanzar hacia la meta que Dios tenía en mente.

Dios generalmente nos permite avanzar, yendo en reversa. Y aunque esto pueda sonar extraño, esto significa que, como creyentes necesitamos aprender a revertir nuestra forma de pensar para poder interpretar correctamente las circunstancias en nuestra vida.

Dios generalmente nos permite avanzar, yendo en reversa. Eso es exactamente lo que Pablo está tratando de comunicarle a los creyentes en Filipos.

Y él va a revertir la forma de pensar de los filipenses, para que puedan tener la perspectiva correcta acerca de lo que Dios estaba haciendo en medio de ellos.

En Filipenses capítulo 1, el segundo párrafo, vemos la perspectiva de Pablo de la vida.

Note el versículo 12. Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.

Vaya perspectiva de vida… Pablo da vuelta el asunto por completo al reinterpretar tres aparentes impedimentos en su vida.

Permítame resumir lo que Pablo acaba de escribir aquí en tres oraciones para así destacar como Pablo reinterpretó estos eventos en su vida.

La primera oración es la siguiente:

He sufrido traspiés, y el evangelio sigue avanzando

Esto parece una contradicción… pero a veces Dios avanza su plan de forma opuesta a lo que nuestra lógica nos indica.

Y Pablo sabe que eso va a sonar extraño.

Él les dijo algo similar a los corintios cuando escribió, se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios (1 Corintios 16:9).

O sea, un momento… ¿cuál de las dos es verdad? ¿Es una gran oportunidad, una puerta abierta o se vienen un montón de problemas? Generalmente es lo uno o lo otro.

Pablo sabe que está poniendo en reversa la forma normal de interpretar las circunstancias de la vida.

Así que aquí, Pablo hace lo mismo con los Filipenses, y comienza en el versículo 12 diciendo, Quiero que sepáis, hermanos.

Esa frase inmediatamente nos pone en alerta.

Esa era una expresión común en los tiempos de Pablo para prevenir a la persona de que lo que estaba a punto de decirse, era algo que fácilmente podría ser malentendido o que quizás era difícil de aceptar.[iii]

Hoy por hoy, diríamos algo como “ahora les voy a decir algo difícil de creer… pero créanme… lean cuidadosamente.”

Note… las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio.

He sufrido traspiés, y el evangelio sigue avanzando.

Ahora Pablo podría haberse detenido a escribir detalladamente cuales habían sido esos traspiés.

Lo más probable es que no necesitó hacerlo porque los filipenses estaban enterados de todo lo que Pablo había vivido últimamente.

Pero para nuestro propio beneficio que no tenemos la misma relación que tenía la iglesia en Filipos con Pablo, déjeme repasar brevemente a que se está refiriendo Pablo con sus traspiés:

En Hechos 21, Pablo viaja a Jerusalén, arriesgando su propia vida, y como era de esperarse provoca disturbios en el templo y es arrestado y puesto en prisión.

En Hechos 23, Finalmente a Pablo le otorgan la posibilidad de presentar su caso en la corte; se nos informa que 40 hombres hacen un juramento de que no van a comer o beber hasta que hayan asesinado a Pablo.

Más adelante en ese capítulo, se nos dice que uno de los sobrinos de Pablo se entera del complot y se lo cuenta a Pablo.

Esa misma noche, 200 soldados, 70 hombres a caballo, y 200 lanceros rodean a Pablo y lo escoltan hacia la otra ciudad donde necesitaba ir.

En el capítulo 24, Pablo finalmente se presenta ante un oficial que tiene la autoridad para dejarlo en libertad, pero este le demanda una coima para liberarlo. Como Pablo no acepta la opción del soborno, es metido a prisión por dos años.

Dos años más tarde – se nos dice que Pablo finalmente es juzgado ante otro oficial y un par de días más tarde ante Agripa – donde Pablo apela a presentar su caso ante Cesar, el Emperador. La corte acepta la apelación y su travesía hacia Roma comienza.

En Hechos capítulo 28, mientras se encuentra navegando en el mar, se levanta una tormenta que eventualmente hunde la nave y todos los pasajeros nadan por sus vidas, y cada uno de ellos logra llegar con vida a la isla de Malta.

Mientras estos náufragos se amontonan alrededor de una fogata, preparada por los lugareños de Malta, Pablo trae unas ramas para avivar el fuego, pero al hacer esto, una serpiente venenosa que estaba entre las ramas lo muerde, y literalmente cuelga de su mano.

Todos suponen que Pablo va a morir, pero milagrosamente no le pasa nada.

En Hechos capítulo 28, Pablo finalmente llega a Roma y es puesto bajo arresto domiciliario.

Después de todo ese tiempo, y después de todo lo que le ha pasado, uno esperaría que Pablo escribiera algo como, “quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido me han dejado muy agotado, destruido… me han hecho llegar a la conclusión de que Dios no se preocupa por mí, no me cuida, y que Él realmente no sabe cómo edificar Su iglesia. Estamos yendo en reversa… de hecho, han sido años de una adversidad tras otra.”

Sin embargo, Pablo dice, “Estas cosas han redundado más bien para el progreso del evangelio.”

Pero Pablo, ¿de que estas hablando? Déjenme contarles que los oficiales de mayor cargo en el imperio Romano han escuchado el plan de salvación; los líderes del gobierno ahora conocen el evangelio.

He sufrido traspiés, y el evangelio sigue avanzando.

Y es importante entender que Pablo no está fingiendo serenidad. Él no está diciendo, ¿no es la vida cristiana simplemente fantástica, sin importar lo que pase? La mordedura de la serpiente ni me dolió. Y ¿saben qué? No me es difícil adaptarme a la vida en la prisión.

Cuando Pablo menciona brevemente todo lo que le ha pasado, el usa una palabra bastante interesante; es la palabra progreso. Note la última parte del versículo 12 – estas cosas han servido para el progreso del evangelio – Esa palabra progreso viene del griego prokope y conlleva la idea en el original de cortar hacia delante.[iv]

Es un verbo que era usado para alguien que talaba árboles, cortaba matorrales, arbustos y todo tipo de maleza para limpiar el camino y formar un sendero. También era usado para aquel que derribaba las barreras que impedían que el ejército continuara progresando.[v]

En otras palabras, ¡Es trabajo duro! Cuando Pablo dice, “el evangelio está progresando,” casi podemos imaginarlo secándose el sudor de la frente.

Me imagino a Hudson Taylor en ese apartamento en la Costa de China, sentando en su escritorio traduciendo la Biblia en chino con 40 grados de calor… allí sentado escribiendo con una mano, y con la otra sosteniendo una toalla para secarse el sudor que corre continuamente por su rostro.

El evangelio está progresando.

Note lo que Pablo escribe más adelante – versículo 13, mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio y a todos los demás.

Pablo aquí está diciendo que toda la guardia imperial, el pretorio, está oyendo de su boca acerca del evangelio de Cristo.

Déjeme parafrasear esta segunda oración para destacar la Perspectiva de Pablo de las circunstancias de la vida.

El no solo dice “he sufrido traspiés y el evangelio avanza.

Él ahora dice:

Soy custodiado por guardias militares y ellos son mi audiencia cautiva.

Me encanta – estoy bajo arresto domiciliario – y estos guardias son mi audiencia cautiva.

Y Pablo no está exagerando… él escribe – toda la guardia imperial ha recibido el mensaje de Cristo.

Déjeme explicarle que significa eso… es extraordinario.

En latín, el idioma oficial del Imperio Romano, su nombre era la Guardia Pretoriana.

Estos guardias eran ubicados a través del imperio para reprimir cualquier posibilidad de rebelión. Eran la única fuerza militar permitida dentro de la ciudad capital y aquellos que estaban ubicados allí tenían un solo objetivo – proteger personalmente al Emperador y a la familia imperial.[vi]

Ellos eran las tropas de elite ­– altamente entrenados – su salario era el doble de cualquier otro ciudadano, aproximadamente $100.000 dólares al año, en la economía de hoy en día.

Augusto Cesar fue el primero en instalar estas tropas. Él escogió a cada soldado personalmente hasta formar su guardia imperial de 10.000 hombres.

Ellos servían por no más de 16 años y cuando se jubilaban, eran honrados con la ciudadanía romana y todos los privilegios que conllevaba aquello. Aparte, recibían una pensión que en el día de hoy equivaldría a 1 millón de dólares.

Ellos llegaron a ser conocidos como los “creadores de reyes” porque solo aquel candidato que contara con su aprobación – y su protección – podía aspirar a sentarse en el trono.[vii]

Ellos se habían ganado el respeto de sus compatriotas; eran leales, trabajadores, bien entrenados y talentosos.

Dios, en su estrategia para el progreso del evangelio, sabía que los guardias pretorianos podrían convertirse en excelentes embajadores del evangelio.

Hechos capítulo 28 nos informa que cuando Pablo llegó a Roma, fue entregado al comandante oficial de la Guardia Pretoriana.

Sabemos a partir de otros pasajes que a Pablo le permitieron tener una habitación privada donde los miembros de esta Guardia rotaban en turnos para vigilarlo.

Pero note que interesante – 24 horas al día, 7 días a la semana, Pablo estaba esposado con una cadena de no más de 45 cm de largo a un guardia Pretoriano. Cada seis horas, los guardias cambiaban de turno – dándole a Pablo 4 soldados cada día, 7 días a la semana.[viii]

Pablo no se quejó por sus cadenas… él consagró sus cadenas para el Señor.[ix]

Esa es la forma de avanzar en reversa. A simple vista pareciera ir en la dirección equivocada, pero en el plan de Dios, la verdad es que estamos avanzando.

Pablo entendió esto… Y ahora él interpreta su arresto domiciliario como el lugar perfecto para predicar a los soldados quienes no podían escapar.

Su arresto no era un obstáculo, era una increíble oportunidad.

A todo esto, aquí nos encontramos con el primer capellán militar en la historia de la iglesia.

Este fue un campo misionero enormemente fructífero donde Pablo fue capaz de presentar el evangelio de Cristo a estas tropas de elite quienes entraban a su apartamento cada 6 horas… esto significa que Pablo tuvo la oportunidad de presentarle el evangelio a más de 3000 soldados.[x]

Tropas de elite que se codeaban con los oficiales más altos del Imperio.

Pablo agrega en el versículo 13 – que sus prisiones se habían hecho patentes no solo en todo el pretorio, sino que también a todos los demás. ¿Quienes son todos los demás?

Estos deben haber sido oficiales de gobierno, abogados, y muy probablemente también algunos eruditos judíos que trabajaban para el gobierno Romano quienes trataban de determinar si el cristianismo era una nueva secta del judaísmo o si Pablo y el evangelio eran un peligro para el gobierno Romano.[xi]

En otras palabras, el Imperio Romano estaba pagándole a todos estos oficiales, y básicamente los estaba forzando a estudiar el evangelio que Pablo les había presentado.

  • Soy custodiado por guardias militares y ellos son mi audiencia cautiva.
  • He sufrido traspiés y el evangelio está avanzando

Finalmente, Pablo dice:

Estoy preso para que otros creyentes puedan experimentar libertad

Él escribe en el versículo 14.

Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.

A todo esto, la palabra aquí para hablar – cuando dice que se atreven a hablar la palabra sin temor – no es la palabra para predicar o presentar un sermón. Esta palabra hace referencia a conversaciones diarias, charlas comunes y corrientes.[xii]

Aquí se implica que a estos creyentes les daba miedo compartir su fe con otros; lo cual es entendible, porque había una creciente hostilidad hacia el cristianismo. Los líderes judíos estaban intensificando su oposición y persecución, y los no judíos estaban empezando a ver al cristianismo como una amenaza para sus costumbres y planes.[xiii]

Así que la disposición de Pablo para escribir con gozo a los filipenses, incluso cuando ellos sabían que él estaba bajo arresto domiciliario; su perspectiva, y su valentía para compartir el evangelio con sus guardias contagiaba de valentía a los filipenses.

Pablo escribe aquí diciendo, mis hermanos y hermanas en Cristo han encontrado libertad al hablar la palabra de verdad valientemente, sin temor.

El miedo es contagioso… pero también lo es la valentía.

La disposición de Pablo para reinterpretar los traspiés y las adversidades de sus circunstancias con gozo y confianza en Cristo, en efecto terminó animando a otros creyentes a estar dispuestos a hacer lo mismo.

Déjeme agregar lo siguiente: una vida de frialdad espiritual es contagiosa… pero también lo es una vida de fidelidad al Señor… ¿Cuál de estas va a contagiar?

Estoy preso y mis hermanos y hermanas ahora experimentan libertad.

Que buena forma de reinterpretar las circunstancias de la vida confiando en Dios, comunicando el evangelio, y glorificando al Señor Jesús.

Conclusión

Mientras repasaba las circunstancias en la vida de Pablo en los últimos capítulos del libro de Hechos y releía el versículo donde Pablo zarpó en ese viaje que eventualmente terminaría en naufragio, me acordé de algo que me pasó unos 10 años atrás cuando hice cierto progreso espiritual, yendo en reversa. La única diferencia fue que yo no tuve una buena actitud hasta que todo hubo terminado.

Quizás pueda identificarse un poco más conmigo que con el Apóstol Pablo.

Mi esposa, yo, y nuestra hija menor – que para ese entonces tenía como unos 11 años – íbamos de camino de regreso a Raleigh. Estaba lloviznando – no había mucho tráfico en la autopista – y atravesamos un charco de agua que desbalanceó la camioneta. Hice una mala maniobra y el empezamos a girar lentamente como si estuviéramos patinando sobre hielo.

La camioneta siguió resbalando hasta salir en reversa de la autopista, donde resbalamos por una pendiente y chocamos contra la baranda, derrapando en reversa, derribando un poste tras otro, reventando las cuatro ruedas en el proceso, hasta que finalmente nos detuvimos.

Dios nos protegió de tal forma que terminamos sin siquiera un golpe, pero nuestra camioneta estaba totalmente destruida.

Fui a un concesionario en el pueblo para ver camionetas como la que acabábamos de perder. Al ver el precio de las camionetas casi me dio un ataque al corazón. Así que me metí al internet y encontré una camioneta usada exactamente igual a la mía – pero estaba en Connecticut. Empecé a investigar los registros de la camioneta a ver si había tenido algún accidente anteriormente – parecía estar todo bien, además tenía poco kilometraje y todavía estaba bajo la garantía. Negocié el precio por teléfono y me decidí a comprarla.

Wayne Witt, uno de los ancianos aquí en la iglesia, era en aquel entonces un piloto novato y estaba trabajando en sumar kilómetros en vuelo. Él y otro joven me llevaron en su avioneta hasta Connecticut.

El vendedor nos fue a buscar al pequeño aeropuerto donde aterrizamos. Allí revisamos la camioneta y la manejamos hasta el concesionario – mis amigos volaron de regreso a Raleigh.

Mi plan era cerrar el negocio y manejar hasta la casa de mis padres en Virginia donde planeaba estar a las 10 de la noche a más tardar.

Salí del concesionario alrededor de las 2 de la tarde. Todo iba bien según mi plan. Manejé por unos 20 minutos más o menos y me detuve para comprar café para mantenerme despierto en el viaje.

Cuando regresé a la camioneta, metí la llave y quise encenderla, no pasó nada… Solo hizo un sonido extraño. Para ser sincero, no sé mucho de mecánica, pero se cómo suena un vehículo cuando esta sin batería; se cómo suena cuando el sistema de arranque anda mal… esto era diferente.

Saqué mi teléfono y llame al vendedor y lo primero que salió de mi boca fue, “¿que me vendiste?” solo que en un tono más agudo.  Me respondió, “esa camioneta estaba en perfectas condiciones. Usted mismo revisó los registros. Ha tenido un solo dueño y lo único que le tuvo que hacerle fue cambiar un faro delantero y el seguro en una de las puertas… esa camioneta nunca ha tenido problemas.”

Me dijo también, “recuerde que todavía está bajo la garantía y puede pedir asistencia y remolque gratis.”

Después de varias horas llegó el remolque y se llevó la camioneta al pueblo más cercano.

Cuando llegamos de vuelta al concesionario eran más de las 5:00 y estaba cerrando – uno de los mecánicos le echó un vistazo a la camioneta, pero no pudo encontrar el problema – Me dijo “ahora tengo que irme, mañana temprano la reviso mejor”

No había planeado quedarme allí por una noche… No había empacado nada. Le pregunté si había algún hotel cerca y me respondió que había uno sobre esa misma calle como a un par de cuadras de donde estábamos. Así que caminé hasta el hotel y estaba a punto de pedir una habitación cuando me acordé que mi hermano menor – ya que viajaba mucho por su trabajo – tenía tantos puntos de cliente frecuente que podía conseguirme una habitación en esa cadena de hoteles por muy poco dinero. Lo llamé y le dije, “hey, Tim, Estoy en este hotel… ¿podrías conseguirme una habitación con tus puntos? No tuve otra opción más que quedarme aquí hasta mañana. Me respondió, “no hay problema”

Me volvió a llamar unos minutos más tardes y me dijo “Stephen, los empleados en la central no pueden encontrar el hotel que dijiste en la dirección que me diste.” Yo le respondí, “Tim, estoy parado aquí en el lobby.” Me dijo, “okay, los voy a llamar otra vez.” Diez minutos más tarde me llamó y me dijo, “hermano, me acaban de confirmar que la cadena de hoteles no tiene ningún hotel en esa área”

Para ese entonces había estado mirando alrededor – había notado que no había aire acondicionado en el lobby y que la alfombra era muy vieja, y en general el hotel estaba en muy mal estado, y le dije, “Hey Tim, dame un segundo.” Salí del edificio, miré el letrero del hotel y, si, efectivamente no estaba en hotel que creía estar, sino en una imitación barata con un letrero engañosamente parecido.

Mi hermano me dijo, “mira, si puedes llegar al otro pueblo que es New Haven, está a 16 kilómetros al norte de donde estas – allí te puedo conseguir una habitación gratis con el desayuno incluido.

Todavía no tengo idea porque me está pasando todo esto, pero al menos tengo un lugar donde quedarme – con aire acondicionado… solo a 16 kilómetros al norte.

Le pedí a la recepcionista del hotel si podía llamarme a un taxi. Media hora más tarde llegó. Me metí al taxi y le dije al conductor, “a New Haven por favor.” él me dijo, “bueno, son 32 kilómetros al norte y serían unos 30 dólares.” Yo le dije, “no, son 16 kilómetros al norte y me va a costar 15 dólares.” El me respondió “no, son 32 kilómetros y le va a costar 30 dólares.” Salí frustrado del taxi y entré al hotel y le pedí a la recepcionista que me llamara otro taxi – no a uno de sus amigos, no al taxista que siempre llama ­– a un taxista honesto. Le dije, “ese taxista me dijo que New Haven estaba a 32 kilómetros al norte y que me iba a cobrar 30 dólares,” y ella me dijo “es verdad, New Haven está a 32 kilómetros al norte.”

Ahora son casi las 7 y no sé qué hacer… llamé al concesionario y me atendió un vendedor; le expliqué que necesitaba llegar a New Haven y le pregunté si me podía llevar hasta allá.

Él me dijo “Bueno, eso va a ser como una hora de viaje para mí… y además tengo que trabajar hasta las 8 … lo siento.” “Está bien – le dije – no se preocupe” sabía que era poco probable de todas formas.

¿Ahora qué hago?… no tengo casi efectivo, tengo hambre, mi teléfono está casi sin batería, y mi camioneta está en el taller mecánico.

Me preguntaba ¿Señor… que está pasando?

Estaba a punto de llamar otro taxi cuando la recepcionista me dijo que tenía una llamada. Era el vendedor del concesionario – me dijo, “mire, he estado pensando acerca de su situación… sé que está varado… si usted me ayuda a por la gasolina, puedo ir a buscarlo después del trabajo.

“Muchísimas gracias” – le dije

Unos minutos después de las 8 llegó en su auto. Su nombre era Miguel… tenía unos 70 años, jubilado, pero trabajando a medio tiempo para ganar un poco más de dinero.

Conversamos un poco acerca mi incidente con la camioneta… como me había equivocado del hotel… él se reía.

Hasta ese momento él no sabía que yo era pastor – o incluso cristiano, lo que era bueno porque realmente no tenía ganas de actuar como uno.

Pero de repente, Miguel empezó a abrirse. Empezó a contarme toda su vida. Me contó como él había estado en el ejército, que lo habían capturado y había sido prisionero de guerra por varios meses. Me contó cómo después de salirse del ejército se había casado, pero se había divorciado ya hace unos cuantos años; rara vez él veía a sus dos hijos ya adultos y con familia.

Me dijo que había tenido cáncer hacia un año atrás – casi había muerto… pero había sobrevivido el tratamiento, luego se había mudado a Fairfield para estar cerca de una amiga de su niñez que había enviudado recientemente.

Luego me dijo en voz baja que había tenido varias transfusiones de sangre durante su tratamiento contra el cáncer, y que debido a una transfusión de sangre contaminada había contraído SIDA. Para cuando los médicos lo habían descubierto, ya era muy tarde para tratarlo… y solo semanas antes de que yo llegara a comprar la camioneta, le habían dicho que tenía menos de 6 meses de vida. Pensé – aquí estoy quejándome por una camioneta en mal estado… ¡que cosa más trágica e inesperada que le había pasado a este hombre!

Me miró y me dijo, “¿sabe qué? no le había contado a nadie que tenía SIDA – pero usted no es de por aquí de todas formas.” Luego me dijo, “¿sabe qué voy a hacer? voy a viajar a Florida en el verano y voy a morir tomando sol.”

No tenía duda alguna de que las complicaciones de la última semana… incluso las complicaciones de ese mismo día habían sido planeadas por Dios en su soberanía.

Dios me había traído a un pueblo en Connecticut llamado Fairfield para presentarle el evangelio a un hombre moribundo a quien Dios había preparado para escucharme a través de un diagnostico terminal.

Nos sentamos en el estacionamiento del hotel y, después de unos minutos, Miguel inclinó su rostro y expresó su fe en Jesucristo para salvación.

Nos mantuvimos en contacto hasta unos meses más adelante cuando Miguel efectivamente murió. Él nunca fue a Florida ni murió tomando sol, pero si murió en paz y hoy está en la presencia del Señor.

A decir verdad, me tardé bastante en entender que un cambio desagradable de circunstancias es muchas veces la forma en que Dios nos mueve en la dirección correcta.

El creyente maduro es uno que aprende a detectar e interpretar las adversidades en la vida como parte del plan de Dios para crecer espiritualmente, para confiar en el Señor y para influenciar a otros en su caminar con Cristo.

Necesitamos entender que Dios muchas veces nos hace avanzar yendo en reversa.

He estado leyendo últimamente una maravillosa colección de oraciones de los Puritanos – escritas y oradas por hombres como Charles Spurgeon, Richard Baxter, Isaac Watts, y John Bunyan.

Es un pequeño libro llamado El Valle de la Visión, y una de mis oraciones favoritas trata acerca de este tema de reinterpretar las circunstancias de la vida.

Termino con esta oración.

¡Señor, santo y excelso, manso y humilde!

Tú me trajiste al valle de la visión, en cuyas profundidades habito, sin embargo, a Ti te veo en las alturas.

Rodeado por montañas de pecado contemplo Tu gloria.

Permíteme aprender por la paradoja de que el camino hacia abajo es el camino hacia las alturas,

que ser humilde es ser exaltado,

que el corazón quebrantado es el corazón sanado,

que el espíritu contrito es el espíritu que se regocija,

que el alma arrepentida es el alma victoriosa,

que no tener nada es poseerlo todo,

que cargar la cruz es llevar la corona,

que dar es recibir,

que el valle es el lugar de la visión.

Señor, durante el día las estrellas se pueden ver en los pozos más profundos,

y cuanto más profundo el pozo, más brillantes Tus estrellas resplandecen;

Concédeme el encontrar tu luz en mi oscuridad,

Tu vida en mi muerte,

Tu alegría en mi tristeza,

tu Gracia en mi pecado,

tus riquezas en mi pobreza,

tu gloria en mi valle.

Amen.[xiv]

[i] Adapted from John MacArthur, Philippians (Moody Publishing, 2001), p. 59

[ii] Ibid

[iii] MacArthur, p. 58

[iv] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 546

[v] William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians (Westminster Press, 1975), p. 20

[vi] Tremper Longman III & David E. Garland, general editors, The Expositor’s Bible Commentary: Volume 12 (Zondervan, 2006), p. 199

[vii] Adapted from Barclay, p. 21

[viii] Sam Gordon, An Odyssey of Joy: The Message of Philippians (Ambassador, 2004), p. 45

[ix] Warren W. Wiersbe, Be Joyful: Philippians (Victor Books, 1978), p. 32

[x] Ibid

[xi] Adapted from Wiersbe, p. 33

[xii] Wiersbe, p. 34

[xiii] MacArthur, p. 62

[xiv] Arthur Bennett, ed. The Valley of Vision (The Banner of Truth Trust, 2002), p. xxiv

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

Pies de nota han sido provistos para citar las fuentes correspondientes cuando el texto lo ha requerido. En caso de haber omisiones no intencionales, futuras revisiones incluirán las anotaciones apropiadas.

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