Introducción
Durante el periodo de elecciones presidenciales, los canales de televisión se llenan de propagandas, y las calles quedan empapeladas con los rostros de los candidatos.
Es impresionante cuan efectivas son esas propagandas de 30 segundos que aparecen durante los comerciales. Son capaces de dejar mal parado aun al mejor candidato.
No sé si a usted le pasa lo mismo, pero cuando estoy viendo un partido en la televisión o cuando veo las noticias, de pronto aparece una propaganda política… que en vez de destacar lo que ese candidato pretende hacer por el país, se dedica a destruir la reputación de su oponente.
Al finalizar la propaganda, generalmente termino pensando en lo terrible que es el candidato de la oposición y preguntándome como es que alguien, en sus cinco sentidos, podría votar por él.
Repentinamente, aparece otra propaganda – esta es del candidato opositor – la cual ataca igualmente la reputación del otro candidato. Al final de la propaganda termino pensando, “¡ese otro candidato es terrible también!”
De hecho, después de ver todas las propagandas estoy bastante convencido que ninguno de los dos candidatos está calificado para dirigir el país; aún más, si todo lo que dijeron el uno del otro es cierto, ambos deberían estar en la cárcel.
Hemos llegado a suponer que ese tipo de cosas son normales en las campañas políticas… y entre mayor es la aspiración política del candidato, mayor es el nivel de crítica y ataque personal.
El tener partidos políticos opuestos es simplemente parte normal de la política de un país… y cuando llega el tiempo de elecciones simplemente suponemos que van a haber varios partidos de los cuales podemos escoger. Pero en donde no esperamos ver partidos opuestos es dentro de la iglesia.
Competencia y rivalidad en el mundo es una cosa, competencia y rivalidad dentro del cristianismo es otra.
La verdad es que un espíritu partidario – un espíritu divisivo, y revolucionario puede ser devastador en la iglesia. En el mundo, uno tiene que esperar unos 4 o 5 años para denigrar al otro candidato y destruir su reputación para conseguir votos; pero en la iglesia, el periodo de elección – por así decirlo – esta siempre abierto.
Siempre hay oportunidad para denigrar a alguien… durante todo el año… y el asunto se puede poner muy feo… no solo en la política, sino también en las bancas de la iglesia.
El problema no es nuevo – tanto para los políticos como para los feligreses.
De hecho, el Apóstol Pablo está a punto de revelar cuan profundamente divididos estaban los creyentes en Roma.
Le voy a invitar a abrir su Biblia en el Filipenses. Y mientras encuentra esta epístola, permítame recordarle que Pablo acaba de entregarles buenas noticias; su encarcelamiento en Roma estaba ayudando al avance del evangelio.
Incluso cuando parecía que estaba yendo en reversa, Dios efectivamente estaba permitiéndole avanzar. Esas son las buenas noticias; pero Pablo está a punto de dar algunas malas noticias.[i]
Leamos a partir del versículo 14,
La mayoría de los hermanos, cobrando animo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor. Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones.
En pocas palabras, este es el problema: El encarcelamiento de Pablo en Roma creó división – acusaciones – un espíritu partidario – entre varios creyentes en la iglesia en Roma; de hecho, esto se había convertido en una especie de campaña electoral organizada por los líderes de la iglesia, muchos de los cuales, desafortunadamente, están actuando como políticos deshonestos.
Llegaremos a los detalles de este asunto en un momento, pero permítame advertirle que aquí nos encontramos con un apóstol Pablo completamente atacado y denigrado por sus contrincantes. Estamos a punto de observar a Pablo responder a las acusaciones de estas personas que tenían este espíritu partidario.
Mientras estudiamos este pasaje que acabamos de leer, voy a destacar 5 acciones en la respuesta de Pablo.
Pablo está cubierto de acusaciones y difamación, sin embargo, él va a ser un ejemplo de cómo responder piadosamente a aquellas personas en la iglesia que buscan difamar a otros creyentes.
Permítame presentarle cinco formas de responder piadosamente ante la difamación.
Pablo abiertamente identifica el problema
Es difícil para nosotros imaginar que Pablo, a la verdad, no era bien recibido en Roma. Si usted tenía la idea de que Pablo era visto como un héroe por todos los creyentes en Roma, déjeme decirle que así no era el asunto.
Este misionero y plantador de iglesias – el embajador de Dios para los Gentiles – era amado por varios, pero ignorado si no es que odiado por la mayoría.
Y aquí en el versículo 15, Pablo revela que las iglesias y pastores estaban divididos en dos partidos. Note el versículo 15 nuevamente – algunos predican a Cristo por envidia y contienda.
La palabra para envidia en el original se refiere no solamente a querer lo que otra persona quiere, sino que también desearle el mal a esa otra persona.[ii]
Estas personas incluían en sus predicaciones propagandas y pausas comerciales no solo para ganar seguidores sino también para destruir la reputación de Pablo.
Crisóstomo, quien fue un líder de la iglesia durante el siglo cuarto, en uno de sus discursos usó la misma palabra usada aquí para envidia cuando se refirió a aquellos que están – entre comillas – “conspirando unos contra otros y saboreando las desgracias de sus vecinos.”[iii]
Es posible que otras personas hagan esto – pero aquel que se hace llamar cristiano seguramente no sería capaz de esto, ¿o sí?
Permítame recordarle acerca de los líderes religiosos en los tiempos de Jesús, quienes se quejaban de que Jesús estaba rompiendo sus tradiciones y que había amenazado en destruir el Templo y que había blasfemado a Dios diciendo ser uno con Él. Ellos sentían la necesidad de proteger su legado y su religión y la santidad de su templo.
El evangelio de Marcos desenmascara a estos líderes religiosos y nos informa que incluso Pilato conocía que por envidia habían entregado a Jesús (Marcos 15:10).
Pablo usa la misma palabra aquí.
Los líderes religiosos realmente querían proteger su territorio – sus seguidores – su fama.
Así que Pablo está declarando abiertamente la verdad de que la envidia de pastores e iglesias que de hecho predicaban a Cristo – esto significa que conocían, creían, y predicaban el evangelio – esta envidia había creado este antagonismo contra Pablo.
Aunque sea difícil de creer, Pablo, en el mejor de los casos era ignorado en Roma – Él era constantemente atacado por otros que creían y predicaban el evangelio de Cristo.
Y ¿por qué?
Porque estaban llenos de envidia – Estos pastores sentían que habían estado bastante bien sin Pablo; pero ahora él aparece y se siente amenazados por su presencia. Ellos estaban preocupados de que su pequeño grupo de seguidores perdieran interés en ellos y potencialmente siguieran a Pablo.
Un lingüista escribió, esta palabra contienda que viene de la palabra griega eritheia se relaciona con maniobras políticas corruptas.[iv]
400 años antes de que Pablo escribiera esta carta, Aristóteles usó esta palabra en su obra titulada, Política, para referirse a la búsqueda egoísta de una posición política por medio de procedimientos ilícitos.[v]
En otras palabras, estos pastores y líderes de iglesias estaban buscando adeptos y sentían que Pablo estaba estorbándolos.
¡Esto es política en la iglesia en el peor de los casos!
Y ellos están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias para mantener a sus iglesias lejos de cualquier sentimiento de lealtad para con el Apóstol Pablo.
A todo esto, esto ayuda a explicar ese extraño versículo en 2 Timoteo 1, donde Pablo escribe algo que no había entendido muy bien hasta que estudié este pasaje en Filipenses 1.
Pablo escribe estas tristes palabras a Timoteo, ya cerca del término de su encarcelamiento en Roma – Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia… tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó y no se avergonzó de mis cadenas, sino que cuando estuvo en Roma, me busco solícitamente y me halló (2 Timoteo 1:15-17)
O sea, Onesíforo llega a Roma ¡y tiene que buscar diligentemente a Pablo para encontrarlo! ¡Las iglesias y los lideres habían abandonado a Pablo de tal manera que un par de años después de que había llegado, nadie sabía dónde estaba!
No es de sorprenderse entonces que Pablo llega a las últimas líneas de su última carta y antes de ser ejecutado escribe, “todos me han desamparado” (2 Timoteo 4:16)
¿Y por qué?
Envidia… tú tienes algo que yo no tengo, y lo quiero, y ya no quiero que tú lo tengas.
Contienda… estas recibiendo más atención que yo y quiero tener toda la atención para mí solo.
Envidia y contienda, no en una campaña política, sino en una iglesia… enemistando a un cristiano con otro… y aun peor, haciendo que un cristiano denigre y difame a otro.
Acabamos de ver uno de los partidos o grupos de creyentes en Roma.
Note el segundo partido en el versículo 15, pero otros [predican] de buena voluntad.
Buena voluntad es una referencia a desear lo mejor para otra persona – en este contexto están deseando lo mejor para el Apóstol Pablo.
Así que aquí nos encontramos a Pablo identificando este problema de manera honesta y abierta – envidia y división en la iglesia.
Pero Pablo, y el Espíritu de Dios a través de él, no solamente identifica el problema abiertamente… en segundo lugar,
Pablo osadamente revela el motivo del problema
Él no solo va a decir que hay un problema de envidia y contienda, él va a decirnos cuál es el motivo detrás de todo esto.
Note el versículo 16,
Los unos anuncian a Cristo por contención… pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para defensa del evangelio.
Pablo aquí deja en claro que el problema no está en el mensaje – es el motivo.
Ellos están predicando a Cristo – el evangelio
Ellos están usando las mismas notas y bosquejos y la misma Biblia.
El problema no es su mensaje… es su motivo.
Y Pablo provee una pista para que entendamos porque quizá tantos querían deshacerse de él… olvidarse completamente de él, al punto de ni siquiera ir a visitarlo, o al menos enviarle cartas.
Note la frase en el versículo 17 – pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio.
Aquí está la pista – ellos saben que he sido puesto aquí.
El verbo literalmente significa, ser elegido… ser destinado para ese lugar.[vi]
En otras palabras, estos creyentes que eran buenos con Pablo y lo amaban entendían que él había sido puesto por Dios en prisión para defender el evangelio.
El verbo ser puesto también era usado en la jerga militar para alguien que recibía una tarea especial.[vii]
Esa era la actitud de Pablo.
Y cuan agradecido que estaba por la iglesia en Filipos – sus fieles colaboradores – ellos sabían que él había sido puesto en prisión por Dios. Pocos en Roma entendían esto… que su apartamento y sus cadenas y sus guardias pretorianos habían sido soberanamente asignados a Pablo, y este que había sido el lugar asignado por Dios para que él enseñara.
Note ahora, por el otro lado tenemos a este otro grupo que tienen por motivo versículo 16 añadir aflicción a mis prisiones.
Literalmente, ellos quieren que mis prisiones sean más penosas… más dolorosas.[viii]
Su motivo era hacer que la vida de Pablo fuera miserable.
Y seguramente se estará preguntado, porque un cristiano – un pastor – un líder en la iglesia – un creyente querría hacer sufrir al Apóstol Pablo
Personalmente, creo que a partir de este texto podemos deducir en parte qué estaba pasando detrás de escenas.
En primer lugar, gracias a los registros históricos, sabemos que cuando una persona caía en prisión, esta persona era mal vista el resto de su vida y llevaba consigo un enorme estigma – incluso hasta el día de hoy ocurre algo similar.
Un historiador escribió, “Pablo estaba ciertamente consciente de que su encarcelamiento afectaba negativamente su credibilidad… la prisión era un lugar de deshonra… la sociedad ejercía una presión considerable en aquellos que conocían a un prisionero para que lo trataran con repugnancia o que lo abandonaran completamente.”[ix]
¿Podría ser este el caso con Pablo? Yo creo que sí.
De hecho, eso explica el comentario de Pablo a Timoteo que cuando Onesíforo encontró donde estaba viviendo bajo arresto domiciliario, esposado a un guardia romano, Pablo escribe con profunda apreciación que Onesíforo no se avergonzó de sus cadenas.
En segundo lugar, tengamos en mente que estos creyentes Romanos ciertamente habían oído como Dios había recatado a Pablo y Silas de prisión anteriormente… ¿por qué ahora no, entonces?
Ellos sabían que Dios había rescatado al Apóstol Pedro milagrosamente de prisión… seguramente, habrán pensado ellos, Dios no está siendo honrado con el encarcelamiento de Pablo.
El motivo de querer que Pablo sufriera en prisión se basaba en la creencia de que Pablo estaba allí por su propia culpa y que Dios nunca permitiría que su Apóstol sufriera en una cárcel por años a menos que lo mereciera.
John MacArthur, en su comentario de Filipenses, hizo un gran trabajo enumerando las diferentes posibilidades de lo que la gente podría haber estado diciendo acerca del encarcelamiento de Pablo, difamación que eventualmente llevó a que los creyentes en Roma lo abandonaran.
- Como los amigos de Job, habría algunos predicadores envidiosos en Roma afirmando que el encarcelamiento de Pablo era un castigo de parte de Dios por algún pecado oculto en su vida.
- Quizás otros pensaban que el Señor mantenía a Pablo en prisión porque estaba predicando falsa doctrina.
- Otros quizás pensaban que Pablo era anticuado y que se necesitaban otras personas con un método más moderno y relevante para alcanzar a la sofisticada población Romana.
- Otros quizás decían que, si Pablo hubiera sido completamente fiel a la verdad, hacía tiempo que ya lo habrían martirizado. Así que evidentemente él había llegado a un acuerdo con los Romanos para proteger su vida y asegurarse de tener un trato favorable.
- Aun otros habrán sostenido que Pablo estaba en prisión porque no tenía la fe suficiente como para ser liberado. Obviamente él no estaba dependiendo en el poder del Espíritu Santo.
- Otros habrán pensado que el mero hecho de que ellos estuvieran libres para predicar y que Pablo estuviera en prisión era evidencia de que Dios había acabado su plan con Pablo y que ahora era su turno para ser usados por Dios.[x]
En pocas palabras, es bueno que Pablo haya salido de escena para que nosotros podamos trabajar mejor.
Aquellos que amaban a Pablo, por supuesto, sabían cuál era la realidad. Ellos sabían que él no estaba en prisión por tener algún pecado oculto, o por haber hecho un trato con Roma, o por falta de fe, o porque Dios ya había dispuesto de su servicio.
De hecho, ellos sabían que Pablo había recibido de parte de Dios una responsabilidad extremadamente difícil – una tarea de parte de Dios que requería muchísima fe, y una firme convicción de que Dios no lo había abandonado.
Fíjese lo que Pablo le escribió a Timoteo durante este tiempo. Pablo le escribe a Timoteo estando encadenado a solo unos meses de su ejecución y le dice, Todos me desampararon… pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mi fuese cumplida la predicación y que todos los gentiles oyesen. (2 Timoteo 4:17)
Esas cadenas no eran una desgracia… sino que, en la gracia de Dios, habían sido traídas a la vida de Pablo para el progreso del evangelio y para la gloria de Dios.[xi]
Pablo abiertamente identifica el problema
Pablo osadamente revela el motivo del problema
Ahora note, en tercer lugar, Pablo se niega a tomar represalias contra sus difamadores.
Veamos el versículo 18. ¿qué, pues?
Alto… ¿qué, pues? Podríamos traducirlo “¿Y qué?” “¿Y eso qué importa?”
En otras palabras, ¿y qué importa si soy amado u odiado? – esta es la tarea que recibí de Dios.
El versículo 18 podría haber empezado diciendo, “Déjenme decirle un par de cosas acerca de estos cristianos… espérense a que salga de prisión.”
Pablo podría haber escrito un capitulo o dos desacreditando por completo a estos cristianos en Roma.
Pero él se negó a defenderse – a promoverse – él podría haber sacado a relucir sus pergaminos… ¿habían olvidado su epístola? ¿habían olvidado su pasado? Él pudo haberles recordado todo eso.
Pero no… eso es como uno respondería si quisiera ganar un debate político, pero Pablo se niega a entrar en ese juego.
La predicación del evangelio no es una carrera por conseguir adeptos… no es un concurso para ver quién puede ganar más seguidores al final del día.[xii]
Pablo reúsa jugar política pastoral para ganar seguidores… no va a unirse al juego.
Pero Pablo – te han abandonado… deberías escuchar lo que están diciendo acerca de ti y tu encarcelamiento.
Para todos aquellos que están a cargo de algún ministerio – a todos los que tienen cargos de liderazgo como ancianos – a aquellos que sirven como diáconos o colaboradores – a todos los que enseñan alguna escuela dominical – lideran un grupo de estudio Bíblico – a los que están a cargo de algún ministerio relacionado a la iglesia – o que están en el campo misionero – la pregunta no es:
- ¿Seré criticado alguna vez?
- ¿Sentiré algún día el aguijón de la difamación?
- ¿Sentiré el dolor de la soledad en el ministerio?
- ¿Seré alguna vez malentendido o el objeto de trato injusto?
No, la pregunta no es, llegaré a experimentar alguna de estas cosas, la pregunta es, que haré cuando todas estas cosas pasen. Charles Spurgeon predicaba cada domingo a un aproximado de 5000 personas en Londres durante los años 1800s, y luego, cada lunes recibía cartas anónimas que criticaban duramente su predicación. No es que el predicador no puede equivocarse y ser objeto de una buena crítica constructiva… pero cada lunes.
D.L. Moody, quien vivió durante el mismo tiempo que Spurgeon y pastoreaba en Chicago, recibía muy frecuentemente cartas donde era denigrado y humillado. Era ya común para el recibir cartas anónimas llenas de todo tipo de acusaciones. En una ocasión, él estaba sentado durante una reunión, pronto a subir a predicar. Uno de los encargados se le acercó y le entregó un papel que estaba doblado por la mitad que venía de parte de una persona en la reunión. Moody desdobló el papel y escrito en letras grandes había una sola palabra, “necio.” Sostuvo el papel en sus manos mientras subía a la plataforma para predicar, y con una sonrisa dijo, “acabo de recibir un papel que solo tiene la palabra “necio” escrito en el. De vez en cuando recibo mensajes poco amistosos que vienen sin la firma de quien lo escribió – bueno, me acaba de pasar la cosa más extraña; al autor se le olvido escribir su mensaje y solo firmó con su nombre.
Probablemente esa no es la mejor ilustración de negarse a contraatacar, pero es una buena historia.
Chuck Swindoll escribió, “¿qué hacemos cuando recibimos palabras duras de parte de otros? Generalmente respondemos con palabras más duras.”[xiii]
La verdad es que, si Pablo hubiera decidido tomar represalias, el habría tenido muchísima evidencia para difamar a su oposición… y probablemente el habría ganado la disputa.
Pero el decide no hacerlo… esta es la razón.
Pablo sabiamente se enfoca en lo que es la prioridad
Versículo 18,
¿qué pues? – ¿y qué? – que no obstante de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.
En otras palabras, incluso si predican por pretexto, con malas motivaciones, por envidia o competencia – mientras que Cristo sea predicado, en eso me gozo.
Para este punto, con lo que hemos llegado a entender acerca de las dolorosas circunstancias de Pablo, casi podríamos perdonarlo por escribir un versículo o dos mostrando un poco de autocompasión… algún tipo de comentario de desánimo, depresión, incluso de desesperanza.
Pablo no es Superman… el simplemente entiende el hecho de que Dios lo ha puesto en ese apartamento y en esas cadenas.
La iglesia en su mayoría lo había abandonado, y los pastores y líderes de las iglesias en Roma no iban a visitarlo… o a animarlo… peor aún, ellos le estaban diciendo a todos, “la verdad es que Pablo ya está viejo, no está muy bien de la cabeza, y obviamente está recibiendo lo que se merece en prisión.”
Pablo dice, “estoy consciente de eso… pero mientras que estén predicando el Evangelio de Cristo… estoy bien… me gozo.”
Como verá, aquí está la diferencia.
La prioridad de estos líderes era que las personas los siguieran; la prioridad de Pablo, por otro lado, era que las personas siguieran a Cristo.[xiv]
Hay otra forma de responder a la difamación
Pablo intencionalmente determina su actitud
Note la última afirmación en el versículo 18. Y me gozaré aún.
Este verbo es lo que los lingüistas llaman volitivo, lo que significa que es una decisión voluntaria; y también está en tiempo futuro, lo que significa que Pablo está diciendo que esa es su decisión – no solo en el momento mientras escribe la carta; esta es la decisión que seguirá tomando en el futuro.[xv]
Esta situación es realmente trágica… y no solamente para Pablo, sino que también para los líderes que oponían a Pablo. Ellos no tenían idea de quien Pablo era. No como nosotros al menos – nosotros tenemos todas sus cartas… incluso sabemos que estaba haciendo en Roma gracias a la carta a los Filipenses… la mayoría de los creyentes en Roma no tenían idea… nosotros tenemos acceso a un amplio registro de las visiones, viajes, y misiones de Pablo.
Muchos de ellos solo asumían que Pablo no era más que un anciano que evidentemente ya no era muy importante para la iglesia o incluso para Dios.
¿Puede imaginarse todo lo que estas personas estaban perdiéndose? Por más de 2 años, el gran Apóstol Pablo vivió en su vecindario y nunca lo habían ido a ver. Nunca habían ido a conversar con él, a pedirle que les explicara las doctrinas, difíciles de entender… a pedirle consejo acerca de cómo tratar con ciertos problemas en la iglesia… piense en todo lo que se perdieron.
En lugar de aquello, se dedicaron a acusarlo… y luego prácticamente se olvidaron de él.
Tengamos cuidado. Quizá no sea al apóstol Pablo a quien quizá estemos rechazando… pero aprendamos la lección; no solo de la maravillosa respuesta de Pablo, sino también la lección del trágico error de estos creyentes en Roma.
Cuando nos involucramos en alguna situación donde hay división y difamación, inevitablemente estamos quitando nuestros ojos de la prioridad más grande – la meta mayor, la cual es el evangelio de Jesucristo.
Durante los 1800s, Charles Spurgeon pastoreó una iglesia en el centro de la ciudad de Londres, la cual era muy influyente.
Entre las varias instituciones en las cuales Spurgeon y su iglesia estaban involucrados, estaba el establecimiento de un centro de entrenamiento para pastores donde cientos de hombres fueron eventualmente preparados para el ministerio.
Durante los últimos años de su ministerio, Spurgeon denunció una creciente herejía entre los pastores y las iglesias de la asociación de iglesias Bautistas, conocida como Unión Bautista. Muchos habían dejado de creer en la doctrina del sacrificio expiatorio de Cristo y en la inspiración de la Biblia. La iglesia de Spurgeon pertenecía a esa misma asociación.
Ya que la voz de Spurgeon tenía bastante peso, todos los pastores e iglesias en Londres y aún más allá de Londres fueron desafiados a examinar su doctrina y aceptar el claro evangelio de Cristo.
A través de los años, sin embargo, la envidia había hecho su trabajo silencioso, y envés de escuchar el desafío de Spurgeon, los pastores y líderes religiosos desafiaron a Spurgeon, acusándolo de ejercer una autoridad sobre ellos que él no tenía y de atreverse a acusarlos de predicar herejía.
Spurgeon eventualmente se salió de la Unión Bautista, lo que solo provocó que muchos pastores se enojaran aún más con él. Un movimiento creció dentro de la Unión Bautista para censurar a Spurgeon – esto es, para difamarlo públicamente y así disminuir su reputación entre los creyentes y las iglesias en Londres.
Se convocó una reunión de miembros, sin que Spurgeon estuviera presente, por supuesto, ya que él había renunciado de la Asociación. Un hombre llamado Henry Oakley estaba allí y registró lo que ocurrió en el auditorio del templo donde se estaba haciendo la reunión.
Él escribió, “estaba presente en el templo cuando se tomó moción. El auditorio estaba totalmente lleno. Llegué allí temprano, pero solo encontré lugar en el fondo del auditorio. Escuche los discursos.
El único del cual me recuerdo era de un pastor que habló a favor de una teología liberal. El momento de la votación llegó. Cuando la moción de censurar a Spurgeon llegó, un bosque de manos se levantó. Cuando el moderador preguntó quién estaba en contra, no pude ver una sola mano levantada, aunque la historia registra que hubo siete que votaron para no censurar a Spurgeon.
Sin anuncio alguno, la asamblea empezó a celebrar. Varios hombres ya mayores empezaron a desahogarse y a ventilar su odio reprimido por Spurgeon… fue una escena muy extraña. Yo observaba esto casi al borde de las lágrimas.
Me paré cerca de un graduado del seminario del mismo Spurgeon, un alumno a quien yo conocía bastante bien. Spurgeon lo había recogido cuando este hombre no era nadie. El casi se volvió loco de alegría cuando decidieron censurar a su generoso profesor. Digo que fue una escena extraña, porque no podía entender como era que esta vasta asamblea estaba tan escandalosamente feliz por la condenación de uno de los líderes más grandes y nobles de la historia del cristianismo.”[xvi]
Cuando supo de la votación, Spurgeon escribió a uno de sus amigos y terminó su carta diciendo, “ora por mí para que mi fe no desmaye.”[xvii]
Hoy en día, Charles Spurgeon es reverenciado como el pastor Ingles más influyentes de los últimos 250 años.
Hoy por hoy, el Apóstol Pablo es reverenciado como el misionero y defensor de la fe más grande de la historia de la iglesia.
Oswald Sanders escribió en su obra clásica titulada Liderazgo Espiritual, La multitud en su mayoría no sabe reconocer a un líder hasta que ya no está; y luego levantan un monumento en su nombre con las mismas piedras que le arrojaron cuando estaba vivo.[xviii]
Cuando la difamación se acerca, recuerde,
- Identifique el problema
- identifique el motivo del problema
- Reúse tomar represalias contra los que lo difaman
- Recuerde cuál es su prioridad
E intencionalmente escoja – tome la decisión de gozarse, para que al final sea Jesucristo quien reciba la gloria y que el evangelio siga avanzando.
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[i] Adapted from G. Walter Hansen, Pillar New Testament Commentary: The Letter to the Philippians (Apollos, 2009), p. 71
[ii] Tremper Longman III & David E. Garland, general editors; The Expositor’s Commentary: Volume 12 (Zondervan, 2006), p. 199
[iii] Ibid
[iv] Ibid
[v] Hansen, p. 73
[vi] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 546
[vii] John MacArthur, Philippians (Moody Publishers, 2001), p. 67
[viii] J. Dwight Pentecost, The Joy of Living: A Study of Philippians (Lamplighter Books, 1973), p. 34
[ix] Expositor’s, p. 200
[x] Adapted from MacArthur, p. 65
[xi] Adapted from Expositor’s, p. 200
[xii] Dennis E. Johnson, Philippians (P & R Publishing, 2013), p. 62
[xiii] Charles R. Swindoll, Hand Me Another Brick (Thomas Nelson, 1978), p. 75
[xiv] Sam Gordon, An Odyssey of Joy: The Message of Philippians (Ambassador, 2004), p. 48
[xv] Adapted from Rienecker, p. 547
[xvi] Ian Murray, The Forgotten Spurgeon (The Banner of Truth Trust, 1966), p. 163; quoted by John MacArthur in Ashamed of the Gospel (Crossway, 1993), p. 222
[xvii] Ibid
[xviii] J. Oswald Sanders, Spiritual Leadership (Moody Press, 2007), p. 122