Introducción
Sam Gordon en su comentario de Filipenses contó la historia de un hombre que había sobrevivido a un naufragio. Este hombre quien fue lamentablemente el único sobreviviente de aquel accidente había logrado llegar hasta una isla desierta donde permaneció por varios meses.
Allí, él fue capaz de construir una choza con los elementos de la isla y algunas tablas de su barco que eventualmente llegaron flotando hasta la costa. Aparte de las tablas, flotando, llegaron también otros objetos procedentes del barco – objetos que resultaron ser indispensables para su supervivencia en la isla. Su pequeña choza se convirtió en su refugio – la cual lo protegía de las inclemencias del clima – y era también el lugar donde podía resguardar sus posesiones de los animales curiosos.
Una noche, después de pasar un largo día buscando alimento, quedó devastado al encontrar su pequeña choza envuelta en llamas. De alguna forma, algunas brasas de su fogata habían llegado hasta su choza y habían provocado un incendio que no pudo apagar. Lo perdió todo.
Abatido y destrozado por su perdida, el pasó la noche dando vueltas en la playa cerca de los restos de su choza.
Despertó la mañana siguiente con el sonido de unas voces, y para su sorpresa, un barco había anclado en la isla. Miembros de la tripulación salieron a su encuentro y uno de ellos le dijo, “vimos tus señales de humo, así que vinimos a rescatarte.”
Lo que parecía una pérdida total y una muy buena razón para desanimarse se convirtió en su salvación.[i]
La verdad es que no podemos imaginarnos la felicidad de ese hombre mientras abandonaba la isla y embarcaba rumbo a casa.
Convicción en las Pruebas
Cuando observamos al Apóstol Pablo declarando su gozo y confianza en Cristo, es destacable observar que no había un barco anclado en la isla de su encierro donde los creyentes en Roma en su mayoría lo habían abandonado.
No hay un equipo de rescate apareciendo dentro de uno o dos días.
En las palabras de un comentarista, Pablo está rodeado de un mar de problemas, encadenado a un soldado, confinado a arresto domiciliario, acusado de causar disturbios – un crimen capital – esperando el día en que se presente ante el tribunal.[ii]
Sin embargo, él sorprendentemente dice en el versículo 18, “y me gozaré aún.”
No hay ningún barco a la vista para rescatarme… pero me gozaré aún.
La decisión de Pablo de regocijarse ya sea que viviera o muriera no era una locura que se le había ocurrido… él sabía de qué estaba hablando.[iii]
Note el versículo 19. Porque sé que, por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación.
Pablo escribe, porque sé… esta palabra en el original lleva el concepto de entender algo con certeza y convicción.[iv]
No es un – ojalá que esto pase; o, tengo una corazonada; o, me estoy comiendo las uñas mientras espero ver que pasa… no, sé que esto resultará en mi liberación.
La mayoría de los comentaristas creen que Pablo está haciendo alusión a la respuesta de Job a Zofar cuando dice – Aunque él [Dios] me matare, en él esperaré – y Él mismo será mi salvación (Job 13:15-16)
Ahora la pregunta que inmediatamente salta a nuestra mente es – ¿en qué está pensando Pablo cuando dice aquí que está absolutamente convencido de que va a ser liberado?
- ¿Está esperando poder escaparse?
- ¿Está esperando que un ángel aparezca en cualquier momento, le quite las cadenas y lo saque de allí?
- ¿o se está refiriendo a ser vindicado en la corte?
- ¿Está seguro de que su reputación será finalmente vindicada entre los pastores y líderes de las iglesias en Roma, quienes habían asumido que él estaba siendo juzgado por Dios en su encarcelamiento?
A partir de su comentario en los versículos 20 y 21, en los que menciona que no sabía si iba a permanecer con vida o no, entendemos que la idea de liberación para Pablo es o ya sea quedar en libertad gracias a un veredicto de inocencia, o ser liberado a través de la muerte a la presencia del Señor.
Como si dijera, ya sea que viva para ver la luz de un nuevo día como un hombre libre, o ya sea que termine siendo ejecutado, considero cualquiera de estas dos como mi liberación – y en eso me gozo.
En otras palabras, de una forma u otra, por vida o por muerte sé que seré liberado.[v]
Dicho eso, podríamos fácilmente asumir que Pablo es la personificación de la confianza en Dios, ¿o no?
O sea, no hay duda de por qué él es un apóstol. Un náufrago en una isla desierta, con su choza incendiándose… ¡no importa! Pablo se regocija en la confianza que tiene en su liberación.
No tan rápido.
Aunque Pablo está convencido de su liberación, él no está seguro de cómo sobrevivirá mientras tanto.
Dependencia en las Pruebas
Así que él se transparenta y revela dos cosas de las cuales él está absolutamente necesitado – las mismas dos cosas de las cuales todos nosotros dependemos cuando nos encontramos naufragando en la vida; las mismas dos cosas que Spurgeon insinuó cuando escribió hace 150 años atrás – estamos en nuestro mejor momento espiritualmente cuando nos encontramos naufragando en la isla de la soberanía de Dios.
¿Cuáles son estas dos cosas?
En primer lugar, Pablo depende de las oraciones de los santos
Note el versículo 19. Porque sé que por vuestra oración… esto resultará en mi liberación.
En otras palabras, “no puedo gozarme a menos que oren por mí”.
Me encanta el hecho de que Pablo siempre tuvo la humildad de pedir oración. Él nunca estaba tan confiando en sí mismo que no se daba cuenta de lo indefenso que era sin la ayuda de Dios.[vi]
Así que, a través de sus cartas encontraremos el siguiente patrón – Pablo va a rogar a los creyentes por sus oraciones:
- A los Tesalonicenses el escribe, Hermanos, orad por nosotros (1 Tesalonicenses 5:25),
- En 2 Tesalonicenses 3 el escribe, orad por nosotros para que la palabra del Señor corra y sea glorificada… y para que seamos librados de hombres perversos y malos (2 Tesalonicenses 3:1-2)
- El escribe a la iglesia en Corinto – cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos (2 Corintios 1:11)
- El escribió a los creyentes en Roma, pero ruego hermanos que me ayudéis orando por mí a Dios (Romanos 15:30)
En otras palabras, sé que voy a ser liberado, pero no me va a ir muy bien mientras tanto si no cuento con sus oraciones.
Aquí se encuentra el balance en la confianza de Pablo.
John MacArthur escribe en su comentario: Pablo creía en la soberanía ilimitada de Dios y él tenía plena confianza que los propósitos de Dios serían llevados a cabo. Pero él también sabía que el plan soberano de Dios incorporaba las oraciones de su pueblo.
En el misterio de la providencia de Dios, sus planes y nuestras oraciones trabajan en conjunto para cumplir sus propósitos.
A todo esto, ha notado que la palabra de Dios nunca siquiera insinúa que no necesitamos orar… de hecho, encontramos lo contrario: se nos ordena a orar por todo – sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias (Filipenses 4:6).
La verdad es que el Señor enfatiza la oración mucho más de lo que nosotros la aplicamos – y es mucho más importante de lo que nosotros llegamos a comprender.
Desafortunadamente asumimos que entre más espiritual una persona aparenta ser, menos necesita de las oraciones de los creyentes.
Nunca lo olvidaré cuando hace unos años atrás aprendí mi lección al ver a un hombre a quien admiraba y respetaba profundamente sentado en el asiento delantero de mi auto llorando por todas las presiones y el dolor que estaba enfrentando… y me pedía que orara por él.
El solo hecho de que él estaba llorando me dejó impactado – no podía creer que los grandes hombres de Dios también lloraban y necesitaban de mi oración.
Ese momento me marcó profundamente. Y afectó también mi forma de pensar acerca de lo que es llagar a la madurez espiritual.
Aquí, Pablo quien está confiado en su liberación… mientras tanto les dice a los creyentes en Filipos que él necesita contar con sus oraciones.
En segundo lugar, Pablo no solo depende de las oraciones de los santos, sino que también depende de la
La provisión del Espíritu Santo
Note el versículo 19 nuevamente – Porque sé que, por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación.
La palabra suministración usada aquí por Pablo –cuando habla de la suministración del Espíritu – viene de la palabra epicoregia que puede ser traducida provisión.[vii]
Es una palabra que conlleva la idea de recursos abundantes y generosos.
Pablo tiene muchísimas razones para preocuparse acerca de lo que va a decir, cuando se pare en frente de la corte Imperial.
Y creo que Pablo no solo está revelando su completa dependencia en el Espíritu Santo durante su encarcelamiento, sino también su dependencia en la promesa del Señor Jesucristo, registrada en el evangelio según Mateo donde Jesús hizo la siguiente declaración
– “y aún ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablareis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros (Mateo 10:18-20).
Pablo está absolutamente seguro de que los propósitos de Dios van a ser llevados a cabo, pero él no está muy seguro de como él va a reaccionar ante la presión hasta ese momento.
Así que en el versículo 19, él se transparenta y comparte su dependencia de las oraciones de sus amigos creyentes y de la provisión del Espíritu Santo para suplir sus necesidades.
Hemos visto que Pablo oraba por los Filipenses cuando estudiamos esa maravillosa lista de oración en el capítulo 1 versículos 9 al 11, pero ahora Pablo les entrega a los Filipenses una lista de oración con sus propios motivos personales para que ellos oren por él.
Motivos de oración
Pablo les da 3 motivos de oración. Pablo pide en primer lugar.
Oren para que pueda mantenerme enfocado en lo que más importa
Note la primera frase del versículo 20. Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado…
En otras palabras, realmente necesito que oren para que no los decepcione, para que no decepcione a Cristo o a la iglesia mientras el emperador, y el resto del mundo están observándome.[viii]
Pablo no quiere distraerse, y así desperdiciar su oportunidad para conseguir lo que más importa.
La palabra aquí traducida anhelo conlleva la idea de estar viendo algo mientras tanto uno le está dando la espalda a otras cosas.[ix]
Es una palabra compuesta por tres palabras – una palabra que se traduce como apartar; otra palabra es el sustantivo cabeza, y la tercera es el verbo observar.[x]
En otras palabras, Pablo quiere que oren para que pueda voltear su cabeza, dándole la espalda a las cosas menos importantes, para poder observar y enfocarse en lo que más importa.
Para simplificarlo aún más, Pablo no quiere estar mirando en la dirección equivocada y así pasar por alto el asunto crucial.
Mientras estaba estudiando esta palabra, me acordé de un incidente que ocurrió hace unos 45 años atrás. Tenía unos 12 años y mis tres hermanos tenían 14, 8, y 6 años.
Mis padres acababan de comprar nuestra primera televisión. Estuvo en la sala de estar por un tiempo, hasta que fue reemplazada por un piano y terminó en el sótano.
Recuerdo que la regla era que teníamos que leer por la misma cantidad de tiempo que podíamos ver la tele – o sea, si un día leía por una hora, podía ver la tele por una hora, y así. Era un día sábado y mis padres tenían que ir a una reunión. Así que nos dejaron haciendo nuestra tarea y por supuesto nos dieron la clara orden de, “no prendan la televisión mientras no estamos.” El pensamiento nunca había pasado por nuestra mente.
Se fueron mis padres, mis hermanos inmediatamente dejaron sus libros y prendieron la tele. Yo protesté, por supuesto, pero era minoría.
Pusimos a nuestro hermano menor en la ventana para que nos avisara cuando nuestros papás estaban por llegar.
A él no le gustó mucho la tarea, porque no podía ver bien la tele desde la ventana donde estaba. Lo convencimos de hacerlo al explicarle que su tarea era crucial para el éxito de la misión.
Miramos la tele por alrededor de una hora. Mi hermano menor contorsionado en la ventana, estirando su cuello lo más que podía para poder ver la tele, porque había una pared que bloqueaba la visión.
Cuando nos acordábamos de su existencia, le decíamos que dejara de ver la tele y se concentrara en su tarea de ver espiar por la ventana.
Eventualmente llegó su anuncio, “están llegando.” – apagamos la tele, agarramos nuestros libros y nos pusimos a trabajar en un abrir y cerrar de ojos – nuestro hermano menor salió de la ventana y se puso a colorear.
Nuestros padres entraron y mi madre preguntó primero, “¿se pusieron a ver la tele cuando nos fuimos?” ella siempre sospechaba de nosotros – nunca supe por qué. Todos dijimos con voces angelicales, “no mamá.”
Ella caminó hacia la televisión y tocó la parte de atrás de la tele. Los televisores de aquellos tiempos usaban unas lámparas incandescentes que se calentaban al encender la televisión. No es necesario decir que apenas tocó la televisión, mi madre se quemó los dedos… la televisión estaba tan caliente que se podía freír un huevo sobre ella.
Sin decir una palabra, todos subimos al cuarto donde nos esperaba nuestro castigo.
Se preguntará que tiene esto que ver con Pablo y su motivo de oración. Mientras nosotros mirábamos cómodamente la tele, nuestro hermano menor tenía que estirar su cuello, voltear su cabeza en una contorsión digna de un acróbata del circo du solei para poder verla.
Esa es la idea aquí… Pablo dice – quiero que oren para que pueda estirar mi cuello para alcanzar a ver mi objetivo, para poder mantener mi cabeza volteada hacia lo que tengo que hacer. Quiero tener ese anhelo, ese deseo de mantener mis ojos enfocados en lo que más importa, aunque cueste y no ser distraído por las pequeñeces de la vida.
Oren para que no sea avergonzado por causa de haberme enfocado en lo que no debería.
Quiero mantenerme enfocado en lo que más importa.
Pablo ahora les da a los creyentes en Filipos otro motivo de oración:
Oren para que pueda mantenerme firme en los momentos cruciales.
Note el versículo 20,
de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo.
Pablo no esta tan preocupado acerca de la corte como lo está acerca de su carácter.[xi]
En otras palabras, oren para que me mantenga firme sin importar cuál sea el veredicto aquel día.
Qué fácil es para nosotros olvidarnos de los miles de cristianos alrededor del mundo que sufren y mueren por causa de su fe en Cristo.
A veces me pongo a leer algunas páginas de un libro publicado por la organización La Voz de los Mártires; este libro es un intento de actualizar el Libro de los Mártires de Foxe, publicado en 1563.
Esta versión actualizada incluye una nota que fue enviada secretamente de Romania cuando estaba bajo el Régimen Comunista; esta decía, “Nosotros no oramos para ser mejores cristianos, sino para que podamos ser el único tipo de cristianos que Dios quiere que seamos” – cristianos fieles.[xii]
Pablo está escribiendo a los Filipenses, “oren para que pueda ser el único tipo de cristiano que Dios quiere que sea – un cristiano fiel.”
También permítame destacar que la palabra aquí para confianza lleva la connotación ser firme, determinado, y directo al hablar.[xiii]
En otras palabras, Pablo está pidiendo oración para ser lo suficientemente valiente para poder identificarse con Cristo en los momentos más difíciles sin importar las consecuencias.
La versión actualizada del Libro de los Mártires también incluye el testimonio de Chet Bitterman – un misionero que trabajaba en el ministerio Wycliff, que se avoca a traducir la Biblia en diferentes idiomas. Cuenta la historia que este misionero fue secuestrado en Bogotá, Colombia y sus secuestradores demandaron dos cosas por su liberación – dinero (obviamente) y que todos los otros misioneros se fueran de Colombia en un plazo máximo de 30 días.
El ministerio se negó a aceptar las condiciones del rescate. Todos los misioneros sabían que esa era la decisión correcta. En una nota que este misionero secuestrado fue capaz de mandar a su esposa, el escribió que al estar en medio de los guerrilleros el veía el potencial de ser de bendición y poder ministrar a sus captores. El agregó, “Recuerda a Pablo y la guardia Pretoriana” en Filipenses 1 – quizás Dios me está dando una oportunidad parecida con estos guerrilleros.
Cuarenta y ocho días después de su secuestro, este misionero recibió un disparo en su pecho por parte de uno de sus captores. Solo en el cielo sabremos del impacto que él tuvo allí a través de su vida y muerte.
Hace no mucho tiempo atrás, se filtró la noticia de que el gobierno de Corea del Norte tomó a los hijos de varias familias cristianas y amenazaron con ahorcarlos en frente de ellos a menos que renunciaran públicamente su fe en Jesucristo. Los padres de estos niños se mantuvieron firmes demostrando un valor sobrenatural y empezaron a cantar en medio del dolor y las lágrimas “danos la bendición de sentir más grande amor por ti, Señor.” A lo que los soldados respondieron ahorcando a sus hijos.[xiv]
Firmeza, valor en los momentos más difíciles, en los momentos más cruciales.
Esa es la oración de Pablo – note el versículo 20 nuevamente, de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.
A todo esto, esa última parte del versículo 20 provee el último motivo de oración de Pablo.
En tercer lugar, Pablo pide a los filipenses:
Oren para que pueda magnificar a Cristo con todas mis fuerzas
Ahora, Pablo no está simplemente pidiendo oración para que Cristo sea magnificado. Pablo sabe que Cristo será magnificado por toda la humanidad un día cuando toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesús es Señor.
Pablo no está simplemente diciendo. “Oren para que Cristo sea magnificado,” él quiere que oren para que Cristo sea magnificado en él.
Es fácil orar,
- Señor, se glorificado
- Dios, permite que tu evangelio sea difundido por toda la Tierra.
- Dios, permite que todos puedan ver tu maravillosa gracia.
Otra cosa es orar
- Señor, se glorificado en la forma que vivo.
- Dios, permite que tu evangelio sea difundido a través de mí.
- Dios, permite que todos vean tu maravillosa gracia a través de mis acciones.
Eso es algo totalmente distinto.
Como verá, Pablo no estaba tan preocupado por el veredicto de su juicio tanto como lo estaba por la integridad de su testimonio.[xv]
Aquí en este versículo, Pablo dice, “Oren para que Cristo sea magnificado en mi cuerpo.”
La palabra que en español traducimos magnificado viene de la palabra megaluno en el griego y significa hacer grande.[xvi]
En el vocabulario cotidiano diríamos agrandar o agigantar.
Bueno ¿Que significa esto entonces?
Piense en lo siguiente. El Sol, la Luna, las estrellas y los planetas son de por sí ya extremadamente grandes; pero nosotros a simple vista los vemos como pequeños puntos en el cielo. Ahora bien, si tomamos un telescopio – lo cual es mucho más pequeño que una estrella – y miramos a través de él, esa estrella que estamos mirando se verá mucho más grande – y más cerca. Estamos magnificando, agrandando esa estrella o planeta. Note que no estamos haciendo a la estrella parecer más grande de lo que es, solo estamos agrandando la pequeña imagen que tenemos para poder llegar a ver a esa estrella por lo que realmente es.
Warren Wiersbe escribió, para la persona común, Jesucristo es una vaga figura que vivió cientos de años atrás. Pero cuando observa la vida de un cristiano, ese cristiano actúa como un telescopio haciéndolo a él mucho más cercano.[xvii]
Pablo pide aquí, quiero que oren para que mis acciones y mi carácter revelen, que magnifiquen, que engrandezcan a Cristo Jesús, mi Salvador.
- Vivir de esta forma, querido oyente, no va a ser fácil… pero será lo correcto.
- Vivir de esta forma quizás demande gran sacrificio y esfuerzo… pero es posible.
Porque estamos escogiendo vivir nuestras vidas, no en base a lo que resulta fácil en el momento, sino a lo que Dios determina que es correcto.
Y para cada uno de nosotros, la vida va a lucir un poco diferente. Porque cada uno de nosotros somos telescopios únicos – escogidos para magnificar evangelio y el carácter Cristo y para hacerle más cercano a las personas con quienes tenemos contacto en este mundo.
La mejor forma de hacer eso es enfocándonos en lo que más importa, manteniéndonos firmes aún en los momentos más difíciles y magnificando a Cristo con todas nuestras fuerzas… y no olvide que, tal como el Apóstol Pablo reconoció, todo esto depende del Espíritu Santo y las oraciones de nuestros hermanos en Cristo.
No fue fácil para Pablo en el primer siglo – no va a ser fácil para nosotros tampoco en el siglo 21.
Me causó mucha gracia un artículo que leí hace poco. Un investigador había gastado mucho tiempo estudiando unos documentos recientemente excavados que habían sido escritos en los siglos 4to, 5to, y 6to antes de Cristo. Estaba intrigado en descubrir cuáles eran las preocupaciones de la persona común – el ciudadano promedio viviendo unos 300 años antes del nacimiento de Jesucristo.
El descubrió que los 5 problemas que más preocupaban a estas personas eran:
- Numero 1 – los inminentes conflictos en la política internacional
- Numero 2 – los quiebres matrimoniales y el creciente debilitamiento de la familia.
- Numero 3 – la rebelión de los jóvenes y su falta de respeto por los padres
- Numero 4 – la corrupción de los políticos
- Numero 5 – los pozos en las calles que el gobierno nunca tapaba.[xviii]
Al parecer, algunas cosas nunca van a cambiar.
La vida nunca ha sido fácil… mucho menos vivir para Cristo.
Para el creyente, la lucha nunca termina… tome como ejemplo al Apóstol Pablo – un hombre que fue líder en la iglesia, pero que al mismo necesitaba que la iglesia orara por él.
Tal como el Apóstol Pablo, nosotros necesitamos reconocer que no podemos atravesar las dificultades sin la ayuda del Espíritu Santo y de las oraciones de otros cristianos. Necesitamos orar por otros y pedir específicamente para mantenernos enfocados en lo que más importa; para poder mantenernos firmes, especialmente en los momentos cruciales, y para poder magnificar a nuestro Señor con todas nuestras fuerzas.
Termino con las palabras de una canción.
Hay momentos en nuestra vida siguiendo al Señor
Cuando Dios ilumina cada paso que tomamos;
Hay momentos cuando las circunstancias tienen sentido para nosotros
Mientras tratamos de entender lo que Dios hace;
Pero cuando el camino se oscurece y nuestras preguntas no tienen respuestas
Ve a Él… y dobla tus rodillas
Confía en el corazón de tu Padre
Cuando las respuestas van más allá de lo que puedes ver
Dobla tus rodillas
Alza tus ojos al cielo
Y confía al que sostiene el universo
Cuando no entiendas el propósito de Su plan,
En la presencia de tu Rey, dobla tus rodillas.
Hay días en los que las nubes nos rodea
La lluvia empieza a caer,
Y los vientos fríos y solitarios no cesan de soplar;
Parece no haber razón para el dolor que sentimos.
Somos tentados a creer que Dios no sabe.
Cuando llegan las tormentas,
No olvides que vivimos por fe y no por vista.
Dobla tus rodillas
Confía el corazón de tu Padre
Cuando la respuesta va más allá de lo que puedas ver
Dobla tus rodillas
Alza tus ojos al cielo
Y confía en aquel que sostiene el universo
Cuando no entiendas el propósito de su plan,
En la presencia de tu Rey
Dobla tus rodillas.[xix]
[i] Adapted from Sam Gordon, Philippians: An Odyssey of Joy (Ambassador, 2004), p. 51
[ii] Adapted from Dennis E. Johnson, Philippians (P & R Publishing, 2013), p. 69
[iii] G. Walter Hansen, The Pillar New Testament Commentary: The Letter to the Philippians (Eerdmans, 2009), p. 77
[iv] Fritz Rienecker/Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 547
[v] John MacArthur, Philippians (Moody Publishers, 2001), p. 73
[vi] William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians (Westminster Press, 1975), p. 25
[vii] Rienecker/Rogers, p. 547
[viii] MacArthur, p. 75
[ix] J.A. Motyer, The Message of Philippians (IVP Academic, 1984), p. 86
[x] Rienecker/Rogers, p. 547
[xi] Adapted from Grant Osborne, General ed; The Life Application Bible: Philippians, Colossians & Philemon (Tyndale, 1995), p. 37
[xii] John Foxe, Voices of the Martyrs (Bridge Logos, 2007), p. 324
[xiii] Rienecker/Rogers, p. 547
[xiv] Foxe: Voices of the Martyrs (Bridge-Logos, 2007), p. 425
[xv] Adapted from Life Application Bible, p. 37
[xvi] Rienecker/Rogers, p. 547
[xvii] Warren W. Wiersbe, Be Joyful: Philippians (Victor Books 1978), p. 37
[xviii] Charles R. Swindoll, Stress Fractures (Multnomah,1990), p. 97
[xix] Christopher Machen & Mike Harland, Bow the Knee Centergetic Music, 1997