Introducción
Pat Riley es un hombre con una histórica carrera en el mundo del basquetbol profesional. Él fue el primer deportista estadounidense en haber ganado un campeonato como jugador, como director técnico y como dirigente de un club.
En su libro titulado El Ganador Interior, Riley cuenta la historia de una de sus peores temporadas como director técnico en el famoso equipo de Los Ángeles Lakers, el cual había ganado el campeonato en 1980. Todos creían que los Lakers iban a arrasar con la temporada de 1981 también – especialmente porque contaban con grandes figuras, entre ellas un talentoso jugador debutante al cual llamaban Magic Johnson.
A unas pocas semanas del comienzo del torneo, este debutante estrella tuvo una lesión en su rodilla izquierda que lo dejó fuera de las canchas por varios meses.
El equipo no se dejó afectar por esta baja y siguió adelante y – para la sorpresa de muchos en el mundo deportivo, los Lakers ganaron el 70% del resto de sus partidos.
Después de unos tres meses, Magic Johnson estaba listo para volver a las canchas – y todos los fanáticos del basquetbol estaban eufóricos. De hecho, le dieron tanto énfasis a lo que el equipo iba a poder lograr con su regreso, que ignoraron por completo el gran trabajo que había hecho el equipo mientras él se encontraba en recuperación.
Todos los periódicos y todos los comentaristas deportivos en la radio llenaron de elogios a esta nueva estrella del basquetbol; y la publicidad creció mientras la fecha en la que Magic Johnson regresaría a las canchas se acercaba.
Mientras tanto, todos los esfuerzos de sus compañeros de equipo eran ignorados. Estos eran grandes jugadores también – y no les gustaba para nada el hecho de que sus talentos estaban pasando desapercibidos. Celos, resentimiento y un espíritu de desunión creció entre los jugadores.
La noche en que Magic Johnson volvió a jugar, el público desbordaba en emoción y efervescencia. El estadio estaba lleno y los fanáticos de pie gritaban y alentaban a su equipo como nunca antas. Sabían que ahora su equipo sería prácticamente invencible con el regreso de su jugador estrella.
Esa noche, los Lakers casi perdieron el partido, habiendo jugado horrible aún a pesar de que el otro equipo no era gran competencia.
A partir de ese día, las cosas empezaron a ir mal para el equipo. La moral del equipo colapsó. El director técnico fue despedido y Riley tomó su lugar, pero eso aparentemente no ayudó a la situación.
Riley hizo una interesante observación acerca de su horrible temporada. El escribió, “Es por individualismo y resentimiento que hemos tenido uno de los peores rendimientos en la historia de la NBA – y todo esto es por la enfermedad del ‘yo.’”[i]
La enfermedad del yo – esa fue la frase que usó Riley cuando todos los jugadores se enfocaron en sí mismos – sus logros y estadísticas, sus resultados personales, su imagen pública – y el equipo fracasó.
La verdad es que en ningún deporte colectivo uno debe pensar en términos del “yo,” sino en términos de “nosotros.”
Un atleta profesional dijo recientemente, “equipos con un jugador estrella ganan partidos; pero raramente ganan campeonatos.”
Encuentro fascinante que el Apóstol Pablo hace una conexión directa entre un equipo deportivo y una iglesia local para desafiarles – y desafiarnos a nosotros también – a actuar no solamente en unión con Jesucristo, sino también en unidad con la congregación.
En el último párrafo del capítulo 1 de Filipenses, Pablo reitera la idea principal de su Carta.
En nuestro estudio anterior empezamos a explorar esa idea principal.
Volvamos al versículo 27 y leamos que dice. Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros…
Y aquí es donde Pablo entrega 3 aspectos de una buena conducta – aspectos de ser un buen ciudadano del cielo. Estas son tres cosas que quiere oír acerca de ellos.
Vimos el primer aspecto en nuestro último estudio:
Él quiere oír que se esfuerzan en mantener continuamente un espíritu de unidad.
Note nuevamente: que oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu.
Veíamos que la frase estar firme en el original nos da la idea de un ejército, unido en una sola misión.
Como un puñado de lápices. Haga la prueba. Usted puede partir fácilmente un lápiz por la mitad con sus manos. Aun, un puñado de 4 lápices no es difícil de partir. Ya con 12 lápices la cosa se pone difícil. Pero es imposible de partir a mano un puñado de 36 lápices.
Hay fortaleza en los números – especialmente cuando hay unidad. Es por eso que el enemigo trata de dividir – Al dividir busca desanimar, vencer, conquistar. Pero una iglesia unida va a avanzar.
Así que, en primer lugar – Pablo escribe – estén firmes en un mismo espíritu – lo cual demanda el permanecer alerta a cualquier tipo de división y buscar reparar la unidad nuevamente.
Ese es el primer aspecto de conducirse digno del evangelio. Hay otros dos aspectos más y el día de hoy me gustaría que exploremos el segundo.
Pablo escribe, no solamente quiero oír de están manteniendo la unidad, en segundo lugar, quiero oír de que están teniendo un espíritu de cooperación.
Desarrollando un espíritu de Cooperación
En otras palabras, ustedes tienen que negarse a actuar y vivir en individualismo y aislamiento.
Note la última parte del versículo 27. combatiendo unánimes por la fe del evangelio.
Es fascinante que Pablo una vez más nos pinta una imagen con sus palabras.
El cambia su metáfora de un ejército que permanece firme, a una de un equipo que trabaja en conjunto.
En esta última frase aquí en el versículo 27, Pablo está describiendo el trabajo en equipo que una iglesia debe tener. Y si examinamos esta palabra y su contexto, es posible formar una definición compuesta por tres elementos.
En primer lugar, Pablo señala que:
Un equipo se une en un mismo deseo.
Pablo señala aquí que la iglesia está avanzando unánime.
La palabra unánime viene de dos palabras en el original griego.
Una de estas palabras es el número uno. La otra es la palabra psuche (yuch); que puede ser traducida como mente o alma. En conjunto, estar unánimes significa tener una sola mente.
Un lingüista escribió que esta palabra, en este contexto indica que la mente o el alma es vista como el asiento de las sensaciones y deseos.[ii]
Así que un grupo que trabaja en conjunto, literalmente tiene un solo deseo – tiene una sola mente.
Y hasta el día de hoy hablamos de que un equipo se encuentra mentalizado – o que se está mentalizando para un partido.
Antes de salir a la cancha, el capitán generalmente arenga al equipo gritando apasionadamente. Todo el equipo se une en un círculo, escucha a su capitán, y luego sale a la cancha con una sola misión, un solo deseo. Ganar.
A todo esto, los deportistas profesionales que compiten en deportes individuales como tenis y natación, reconocen que unas de las cosas más difíciles es el estar solos – todo depende de ellos mismos.
Que gran ventaja existe en ser parte de un equipo – jugar en asociación, contar con otros compañeros que tienen el mismo deseo y el mismo objetivo.
Ese objetivo es marcar un gol.
Si le gusta el futbol y ha visto el superclásico de España – Barcelona vs Real Madrid, habrá visto como que cada equipo se une en un intenso deseo de marcar varios goles y ganar el partido. Especialmente en ese partido, las individualidades son dejadas de lado y todos se enfocan en vencer a su rival histórico.
El equipo sale a la cancha con un mismo deseo, una misma mente, unánime.
Y Pablo aquí aplica el mismo tipo de pasión y deseo a la iglesia.
Unánimes – Un comentarista escribió que esto significa que la iglesia tiene un mismo amor y deseo; sentimos lo mismo acerca de lo que consideramos valioso e importante en la vida.[iii]
Piense en el enorme impacto del evangelio en nuestras vidas.
Sin importar lo distintos que seamos – teniendo distintas preferencias personales, talentos, habilidades, culturas, pasados, idiomas, acentos – en la iglesia todos tenemos un mismo deseo. Pablo lo expresa de la siguiente manera: comportarse digno del evangelio de Cristo – viviendo de manera que revele que pertenecemos al reino celestial.
Y que pertenecemos los unos a los otros.
Querido oyente, ser un cristiano no significa que vamos a vivir una vida perfecta, pero si significa que vamos una vida diferente.[iv]
Imagine cuan diferente eran los creyentes en esta iglesia en Filipos.
Recuerde, esta iglesia fue plantada cuando Pablo y Silas visitaron la ciudad por primera vez.
La primera persona en creer en Cristo fue una adinerada mujer de negocios llamada Lidia. Luego de su conversión, Lidia abrió las puertas de su casa para que la iglesia pudiera reunirse.
Pero luego llegó una joven esclava que había sido poseída por demonios. Pablo la había librado de ellos y ella también se convirtió en una creyente. Pero, porque ahora esta joven no le podía traer ganancias, Su amo acusó a Pablo y a Silas de estar causando disturbios, y estos fueron golpeados y encarcelados.
Pero esa prisión fue estremecida por Dios a media noche, y todas las cadenas de los prisioneros fueron soltadas. Finalmente el carcelero le entrega su vida a Jesucristo – junto con su familia que creyó más tarde y luego fueron bautizados. (Hechos 16).
Ahora, como es posible que una destacada mujer de negocios va a poder relacionarse con una joven esclava; como es posible que alguna de estas dos mujeres forme una amistad con el carcelero y su familia.
Así es como… por gracia. Y un entendimiento de que ellos no solamente han sido unidos en una misma familia, pero que también ahora están jugando para el mismo equipo con un mismo deseo y objetivo. Todo equipo está compuesto por personas con distintos talentos, habilidades, contexturas físicas, etc., pero todos tienen el mismo deseo… todos están mentalizados para cumplir el mismo objetivo – glorificar a Cristo y anunciar a otros acerca de su reino.
Recuerdo que una vez recibí una carta de una mujer que había llegado hace poco a la iglesia junto a su esposo. Él era un exitoso ejecutivo. Cuando se mudaron a esta área, empezaron a buscar iglesias. Para cuando visitaron nuestra iglesia, ellos ya habían investigado y estaban de acuerdo con nuestra filosofía de ministerio y nuestra declaración doctrinal. Sin embargo, ella escribió que fue por otra razón que habían decidido quedarse en esta iglesia.
El Domingo que nos visitaron por primera vez se sentaron en las bancas de más atrás – donde a la mayoría de la gente le gusta sentarse.
Ellos terminaron sentados justo atrás de otra pareja de aproximadamente su misma edad. Durante la reunión, el hombre puso su brazo alrededor de su esposa. Allí notaron que este hombre tenía unas manos callosas y uñas gruesas que evidentemente había lavado, pero que aún le quedaba un poco de grasa debajo de las uñas debido a sus largas horas de trabajo como mecánico.
Ellos se miraron el uno al otro y supieron… una iglesia que recibe a todo tipo de personas, esta era la iglesia para ellos.
Esta es la iglesia local… un solo equipo.
- Donde el ejecutivo y el obrero dan sacrificialmente hacia una misma causa.
- Donde el nativo y el inmigrante sirven juntos.
- Donde personas de distinto color y cultura oran juntos en la misma reunión.
- Donde el doctor prepara el café en el intervalo mientras el mecánico se prepara para enseñar.
- Donde la mujer de negocios invita a la ama de casa a salir de compras.
- Donde el anciano se esfuerza en entender al joven
- Donde el joven se decide a valorar al anciano.
- Donde el soltero aprecia el ministerio para los casados
- Donde quien no tiene hijos ora y anima a quienes son padres
- Donde el viudo ayuda en la guardería
- Donde el gerente sirve de ujier
- Donde quien se graduó de su doctorado con honores se sienta en la misma clase con quien nunca terminó el colegio.
Una iglesia es una demostración viva de la gracia de Dios – quizás no podamos vivir vidas perfectas, pero estamos determinados a vivir vidas diferentes – por la gracia que hemos recibido de Dios.[v]
Esto significa ser unánimes – de una mente – un equipo con un mismo deseo.
En segundo lugar, un equipo no solo se une en un mismo deseo, sino que también,
Un equipo se mueve en una misma dirección.
Aquí es cuando Pablo usa la metáfora del atleta. Note que escribe – combatiendo unánimes.
Combatiendo es una palabra que viene del griego sunathleo (sunaqlew); el prefijo sun significa con, o, lado a lado. Y es combinado con la palabra athleo, de donde sacamos nuestra palabra atleta.[vi]
Esta palabra compuesta nos entrega la imagen de varios atletas trabajando juntos, y de ahí sacamos la idea de trabajo en equipo.
Steven Runge lo traduce como, “haciendo algo en cooperación.”[vii]
Pablo está animando a la iglesia a actuar como un equipo, moviéndose con un mismo deseo y en una misma dirección.
Lo que un comentarista llamó, “solidaridad altruista.”[viii]
¡Que descripción de lo que la iglesia debería ser!
El otro día me puse a pensar como Pablo habría visto el trabajo en equipo entre los atletas de su tiempo, y como se traduciría en el día de hoy.
Varias cosas vinieron a mi mente
- Un buen compañero de equipo da animo permanentemente
Nunca va a escuchar a su oponente decirle en medio del partido, “¡que golazo que metiste, estuvo fantástico!” No, sus compañeros son los que dicen esas cosas.
- Es más, un buen compañero de equipo está dispuesto a animar desde la banca.
Me acuerdo cuando jugaba básquet en el colegio. No era titular – era algo así como el 6to hombre. Lo que eso significaba es que tan pronto uno de mis compañeros estuviera cansado o no estuviera haciendo un buen partido, yo entraba a reemplazarlo.
Así que, ¿que cree que yo estaba pensando durante el partido? El equipo está jugando bien, estamos ganando – bien. La verdad es que están jugando un partido excelente. Nadie se está equivocando. Nadie parece estar cansado. No voy a entrar nunca en este partido.
- Un buen compañero de equipo entiende que la palabra “nosotros” es más importante que la palabra “yo.”
- Además, un buen compañero de equipo reconoce que cada posición en su equipo es fundamental.
Una buena defensa es fundamental para un buen ataque. Los defensores no suelen meter goles, pero sin ellos, los atacantes no podrían ir al frente sin arriesgar más de lo que deberían.
- Aquí va otra: Un buen compañero de equipo sacrifica su propia comodidad para el beneficio del equipo.
Él va a sudar la camiseta, va a recibir los golpes necesarios, va a darlo todo por el equipo.
- Sin embargo, Un buen compañero de equipo está dispuesto a aceptar la tarea que le dé el entrenador. No todos pueden ser el capitán o llevar el diez en la camiseta.[ix]
No todos pueden ser el goleador. Alguien tiene que ser el arquero, otro el recuperador de balones, otro el asistente, y así. Alguien los ha probado, entrenado, y asignado a la posición que tienen que estar.
Y ellos tienen que aceptar la posición y la tarea que les ha sido asignada.
Dios nos ha diseñado para cumplir un rol en su equipo, la iglesia. Él nos ha equipado, entrenado, preparado, y dotado para tomar un rol especifico.
No existen los ascensos en la iglesia. Uno no busca escalar a alguna posición más elevada, porque no hay posición más elevada a la cual escalar. Eso puede existir en un negocio o en alguna organización secular, pero no en la iglesia.
Pablo va a usar la analogía del cuerpo humano al enseñarle a la iglesia en Corinto que cada individuo en la iglesia cumple una función dada por Dios que permite un sano y completo funcionamiento de la iglesia.
El escribe,
“el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? (1 Corintios 12:14-17).
En otras palabras, nadie está ofreciéndose para ser la nariz… ¿¡quién quiere ser una nariz!? Yo quiero ser el ojo… eso es lo mejor. No quiero ser un pie… no puedo ver desde aquí, quiero ser una mano… quiero ser parte de la acción.
Esto es lo que tenemos que tener en mente, versículo 18, “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.”
En otras palabras, deje de querer ser una mano si Dios lo ha hecho un pie, deje de tratar de ser un ojo si Dios lo ha hecho un oído.
Recuerdo mis días en el colegio – Estaba enojado la mayoría del tiempo porque era bajo de estatura y muy delgado. Frankie, el matón del vecindario que vivía en el callejón cerca de mi casa, era alto y fuerte, y aterrorizaba a todos los otros chicos en el vecindario, incluyéndome.
Uno de los momentos más humillantes para mí fue el día en que Frankie me hizo caer de mi bicicleta y me empezó a golpear en frente de grupo de niños y mi madre tuvo que venir a rescatarme. Fue difícil de superar.
No mucho tiempo después, vi un anuncio publicitario acerca de unas proteínas en polvo que prometían aumentar mi musculatura. El envase tenia al frente la foto de un físico-culturista flexionando sus bíceps. Inmediatamente supe que eso era lo que necesitaba en la vida. Incluso mi madre me apoyó en mi plan – seguramente estaba cansada de salir corriendo a rescatarme – y cada noche, por varios meses, ella me hacía un batido y le agregaba el polvo – se veía extraño, sabía más extraño aun, pero iba a cambiar el resto de mi vida así que lo tomaba.
Nunca gane un mísero kilo. Finalmente me rendí.
Este es el punto. Cuando uno es todavía un niño, parte de la madurez viene a partir de aceptar como Dios te ha hecho. Lo mismo es cierto en el ámbito espiritual; necesitamos aceptar como Dios nos hizo y para que nos hizo. Y estas son las buenas noticias. Dios nos hizo a cada uno de nosotros diferente, nos ha equipado, preparado, diseñado, y asignado una responsabilidad en la iglesia; y cada tarea, cada trabajo es fundamental para que el equipo avance en la misma dirección, juntos, propagando el evangelio en el mundo.
Un equipo de atletas, un equipo de deportistas que
- Se une en un mismo deseo – unánimes
- Se mueve en una misma dirección – combatiendo
- En tercer lugar, un equipo que entrega un mismo mensaje.
Note la última parte del versículo 27. Combatiendo unánimes por la fe del evangelio.
Esta frase, por la fe del evangelio, aparece solo aquí en el Nuevo Testamento. Al parecer, Pablo tiene en mente la idea de combatir unánimes mientras colocamos nuestra fe en el evangelio; o combatimos unánimes por la fe que es el evangelio; o fe que es producida por el evangelio. La verdad es que Pablo pudo haber tenido todo esto en mente.[x]
En otras palabras, como iglesia, estamos unidos por un mismo deseo – nos estamos moviendo unánimes en una misma dirección – para declarar y entregar a nuestro mundo un mismo evangelio el cual es recibido por fe – un evangelio que produce fe verdadera. Pablo llamó a este mensaje, el evangelio de Cristo (Gálatas 1:7); En 1 Timoteo, él lo llamó, el glorioso evangelio del Dios bendito (1 Timoteo 1:11).
La iglesia se esfuerza como equipo para entregar y declarar el evangelio de Jesucristo.
Pablo ya le ha dicho a esta iglesia en Filipos que por haberle apoyado financieramente y en oración, y por haber colaborado con él en el evangelio, ellos iban a compartir en las recompensas de Pablo.
Él también se veía a sí mismo como un miembro del equipo.
Hay un deporte que normalmente no lo veo como un deporte en equipo – el automovilismo profesional. Sin embargo, aprendí cuan importante es el equipo para este deporte a pesar de que solo un hombre está detrás del volante. Uno de los elementos claves para una carrera exitosa es el trabajo del equipo de boxes.
Por ejemplo, un artículo narra que, en 1950, un equipo de automovilismo consistía en 4 personas – las cuales incluían al conductor. No se permitía a nadie aparte de estas 4 personas que se acercaran al auto. Una parada de rutina en los boxes consistía en cambiar dos neumáticos y llenar el tanque de gasolina, lo cual tardaba aproximadamente 60 segundos.
Hoy en día, un equipo consiste en 11 personas – sin contar al conductor el cual se queda detrás del volante. A seis personas les es permitido entrar en contacto directo con el auto. Cinco sirven como asistentes detrás de escenas. Un servicio completo en los boxes consiste en cambiar los cuatro neumáticos y llenar el tanque de gasolina, lo cual ahora tarda alrededor de 8 segundos.
Los equipos en Formula 1 son aún más grandes – a veces involucrado más de 20 personas las cuales tienen distintos roles que cumplir. Cuando cada uno entiende su rol, y cuando cada uno en el equipo hace su trabajo con propósito y pasión, el equipo puede llegar completar el mismo trabajo en menos de 3 segundos.[xi]
- Cada miembro tiene una tarea.
- Cada miembro comparte una misma pasión
- Cada miembro está dedicado a una misma misión – ayudar a que ese auto avance en la carrera.
Las analogías son obvias… ¿cuál es su lugar en el equipo de boxes de la iglesia? Hasta ahora, hemos aprendido que para comportarnos como es digno del evangelio
- Debemos mantener un espíritu de unidad
- Y debemos tener un espíritu de cooperación – donde trabajamos en equipo
Estudiaremos el tercer aspecto de lo que significa comportarse como es digno del evangelio en nuestro próximo programa.
Conclusión
Haddon Robinson contó acerca de un hombre que había ido a visitar un manicomio para dementes criminales. Durante su visita, se sorprendió por la poca cantidad de guardias comparado con el número de reclusos. Finalmente, él le pregunto a uno de los guardias, “¿no tienen miedo de que los presos se unan, los superen, y se escapen?” el guardia respondió, “No… los dementes nunca se unen… no saben cómo.” Los cristianos sabemos cómo ser unidos, y deberíamos serlo.[xii]
Rechacemos la tentación de aislarnos… de creer la locura de nuestro mundo de que podemos vivir para nosotros mismos y encontrar satisfacción.
Trabajemos en equipo… como miembros de un Cuerpo… con una tarea que cumplir – ¿cuál es la suya?
Demostremos un espíritu de cooperación al
- Unirnos en un mismo deseo
- Al movernos en una misma dirección
- Y al Entregar a este mundo un mismo mensaje – el evangelio de Cristo.
[i] Robert J. Morgan, Nelson’s Complete Book of Stories, Illustrations & Quotes (Thomas Nelson, 2000), p. 634
[ii] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 548
[iii] Adapted from J.A. Motyer, The Message of Philippians (IVP Academic, 1984), p. 95
[iv] Life Application Bible: Philippians, Colossians & Philemon, editor, Grant Osborne, (Tyndale House, 1995), p. 44
[v] Life Application Bible: Philippians, Colossians & Philemon, editor, Grant Osborne, (Tyndale House, 1995), p. 44
[vi] Rienecker, p. 548
[vii] Steven E. Runge, Philippians: A Visual and Textual Guide (Lexham Press, 2014), p. 32
[viii] Dennis E. Johnson, Philippians (P & R Publishing, 2013), p. 93
[ix] Warren W. Wiersbe, Philippians: Be Joyful (Victor Books, 1978), p. 46
[x] G. Walter Hansen, Pillar New Testament Commentary: The Letter to the Philippians (Eerdmans, 2009), p. 98
[xi] www.preachingtoday.com/illustartions/2014/august/5082514.html
[xii] Haddon Robinson, “The Wisdom of Small Creatures” www.preachingtoday.com/illustrations/1998/march/5047.html