Introducción
Hace varios años atrás, se le permitió volar a un cerdo de 130 kilos en la aerolínea US Airways desde Filadelfia hasta Seattle, un vuelo de aproximadamente 6 horas.
Dos pasajeros habían convencido a la aerolínea de que el cerdo necesitaba volar con ellos porque él era una especie de “mascota terapéutica” – algo así como un perro lazarillo. Así que la aerolínea permitió que el cerdo se sentara con sus dueños en primera clase.
Los pasajeros describieron a este cerdo como “enorme, enojado, y ruidoso.” Este ocupaba tres asientos al frente del avión. Las azafatas reportaron que tuvieron gran dificultad tratando de contenerlo. Una azafata dijo: “Se puso muy inquieto después del despegue y anduvo paseándose a través de todo el avión.” Un pasajero contó, “el cerdo se la pasó haciendo ruido, frotando su nariz en las piernas de la gente y en sus bandejas para la comida, buscando que le dieran algo.”
Mientras que el avión aterrizaba – el artículo reporta – “el enorme cerdo entró en pánico, corriendo por los pasillos, chillando mientras se precipitaba por todo el avión; algunos pasajeros también entraron en pánico, se pararon sobre sus asientos y empezaron a gritar. Fue un escándalo absoluto.”
Se necesitaron cuatro azafatas para sacar al cerdo del avión, y luego, se escapó cuando llegó al terminal, pero lograron capturarlo nuevamente.
Cuando le pidieron que comentara acerca del tema, la aerolínea respondió: “Podemos confirmar que el cerdo viajó en nuestra aerolínea, y podemos confirmar que esto nunca había pasado antes, y podemos confirmar que esto nunca volverá a pasar.”[i]
Así que la próxima vez que no esté muy contento con la persona que le toca al lado suyo en el avión – solo recuerde que podría ser mucho peor.
En realidad, la razón por la cual quise empezar nuestro estudio con esa historia más bien extraña es porque cuando la leí, me di cuenta de que ese cerdo es la ilustración perfecta del orgullo.
Para una persona, este era su compañero terapéutico, pero para todos los demás, este no era más que un animal molesto, egoísta, y desagradable.
De hecho, las personas que piensan que el orgullo no causa ningún problema – y hacen un espacio para que este se siente en primera clase – rara vez tienen alguna idea del desastre que está creando.
Francamente, me gustaría que recordara esta historia. De hecho, la próxima vez que este tentado a dejar que el orgullo viaje con usted, tenga en mente que este se parece mucho a un cerdo de 130 kilos – finalmente va a arruinar su viaje en la vida y hará un desastre con todos alrededor suyo.
Empezamos esta serie de estudios acerca de la humildad con la ilustración perfecta de humildad – El Señor Jesucristo. Eso lo vimos en Filipenses 2:5-11.
El Apóstol Pablo, luego, animó a la iglesia a demostrar la misma actitud de abnegación y sacrificio de Jesucristo, en medio de una generación torcida y perversa – lo cual es otra forma de decir que todos en su generación están demandando que permitan que su cerdo favorito pueda volar en primera clase con ellos… y si a los demás le molesta… pues que mala suerte.
Pablo continuó presentándonos la humildad de Timoteo, un hombre que era apasionado en preocuparse por los demás en vez de preocuparse por sí mismo.
Ahora, Pablo concluye con el tema de la humildad con otro ejemplo más de humildad y nos da un breve vistazo a un hombre del cual quizá usted nunca había escuchado antes… un hombre que aparece solo aquí en la carta de Pablo a los Filipenses… y en ningún otro lugar.
Su reputación
Lo primero que Pablo destaca de este hombre es su piadosa reputación.
Note Filipenses 2:25.
Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito.
Descubriremos más adelante en el capítulo 4, versículo 18 que Epafrodito era parte de la iglesia en Filipos. De hecho, él era un fiel miembro a quien se le dio una gran suma de dinero para que se la llevara a Pablo quien se encontraba bajo arresto domiciliario en Roma.
Epafrodito luego va a volver a Filipos llevando una carta de agradecimiento de Pablo por la ofrenda – esa es la carta que hemos estado estudiando por ya varios programas.[ii]
Aquí Pablo va a describir a este mensajero. Él va a usar varios términos para describir la buena y piadosa reputación por la cual Epafrodito era conocido.
Usted está a punto de conocer a un hombre quien no era el tipo de persona que trae un cerdo al avión – él era el tipo de persona que entregaría su asiento en el avión para otra persona que lo necesitara.
Note el primer término – versículo 25 – donde Pablo llama a Epafrodito, “mi hermano.”
Este tipo de trato no era común en aquellos tiempos… esto habría sorprendido a la audiencia de primer siglo.
El mundo en que Pablo vivía hacia una clara división entre griegos y romanos, judíos y gentiles. Había ciudadanos y esclavos; había aristócratas y campesinos. Pero no había hermandades o este tipo de trato entre personas.[iii]
Aquí está Pablo – un judío de judíos… Timoteo – un mestizo como aprendimos en nuestro último estudio, mitad judío, mitad gentil; y Epafrodito. Epafrodito no tenía una gota de sangre judía en sus venas. Él era 100% gentil – de hecho, su familia era tan pagana que lo nombraron Epafrodito en honor a Afrodita, la diosa de la pasión y el placer.
En algún punto en su vida, antes de conocer a Cristo, siendo un fariseo orgulloso, el Apóstol Pablo se habría referido a Epafrodito como un perro gentil.[iv]
Ahora Pablo dice – él es mi hermano
Como verá, en este mundo llega el evangelio de Jesucristo y encontramos hombres y mujeres de cada raza, de todo tipo de trasfondo, de cada estatus social convertidos y transformados, y una de las evidencias revolucionarias de esta conversión es que, sin ningún tipo de presión cultural u obligación externa, el creyente intuitivamente entiende que los que estamos en la fe, somos una familia.
Pablo se considera el hermano de un gentil con un pasado pagano… y un nombre un tanto incómodo.
Epafrodito es mi hermano por causa del evangelio y la fe en Cristo.
Pablo continúa diciendo, Epafrodito es mi hermano y colaborador.
El término es sunergos (συνεργος), lo cual nos da nuestra palabra sinergia.[v]
No solo había una comunión en el evangelio, ellos también compartían una misión en común.
Epafrodito no solo estaba trayéndole dinero a Pablo – él estaba siendo parte del trabajo y misión de Pablo en el evangelio.
A Pablo le gusta usar esta palabra sunergos para referirse a sus compañeros de ministerio.
De hecho, de las trece veces que aparece en el Nuevo Testamento, doce aparecen en las cartas de Pablo. Este término da la idea de un compañerismo afectuoso, no de una relación impersonal y meramente profesional.[vi]
A todo esto, Pablo va a usar esta palabra para describir a todos los creyentes como colaboradores de Dios (1 Corintios 3:9) – estamos trabajando en sinergia con Dios.
Piénselo, somos efectivos mientras servimos juntos a través de la colaboración del Espíritu Santo. Nuestros esfuerzos combinados en el evangelio están en armonía con Dios mismo.
No es solo usted y no somos solo usted y yo juntos, pero todos nosotros trabajando juntos con Dios.
El ser un colaborador demanda una actitud generosa. Un colaborador no puede estar siempre pensando en si mismo. Eso se parece más a un cerdo en el avión. Un colaborador se preocupa por los otros que comparten su misma misión.
La iglesia en Filipos, como hemos visto anteriormente, colaboraba fielmente con Pablo. Ellos se preocuparon por él y le enviaron dinero en manos de Epafrodito.
En un momento en el que Pablo se encontraba en una enorme necesidad financiera, y en gran necesidad de compañeros y colaboradores genuinos. Pablo dice, “Epafrodito, mi hermano y colaborador me ha traído ambas.”
Finalmente, Pablo se refiere a este hombre en el versículo 25 como su compañero de milicia.
La palabra que Pablo usa aquí deja en claro que Epafrodito no solo comparte un vínculo en común y una misión en común con él, sino que también comparte un mismo valor.
El aparece en Roma, habiendo arriesgado su vida al llevar una cantidad considerable de dinero en ese largo viaje, y ahora se identifica públicamente con un hombre encarcelado… que está enfrentando la pena capital.
Epafrodito se coloca a si mismo directamente en la línea de fuego.[vii]
De hecho, la palabra que Pablo usa aquí para soldado es la misma palabra para describir a los soldados Romanos a quienes el está encadenado; y es esta misma palabra que Pablo usa para Epafrodito (stratiotes; στρατιωτης) – compañero de milicia.
Como si estuviera diciendo, “estoy encadenado a estos soldados Romanos con cadenas de hierro, pero agradezco a Dios que estoy encadenado a un soldado leal y fiel con las cadenas del evangelio y el amor fraternal.”
Varios estudiosos del Nuevo Testamento han especulado que el Apóstol Pablo está anticipando algunas críticas en Filipos, pensando que quizás Epafrodito había abandonado la misión y a Pablo, para poder irse a su casa.[viii]
Podemos imaginarnos la iglesia en Filipos: “Oye, escuchaste que Epafrodito ya está de vuelta – ¿Tan pronto? – si – ¿me pregunto por qué? – quizá era demasiado para él – yo creo que lo abandono – quien lo hubiera pensado.
Necesitamos entender que estos términos fueron seleccionados cuidadosamente por Pablo para apoyar el hecho de que Epafrodito había vuelto, por instrucción de Pablo. Pablo está defendiendo la reputación de Epafrodito.
Epafrodito no es un holgazán, él no es un desertor. No
Él es mi hermano
Mi colaborador
Mi compañero de milicia.
Y a todo esto – Pablo agrega – el cumplió con todo lo que se suponía que tenía que ser – note no solo su reputación, sino también sus responsabilidades.
Sus responsabilidades
El versículo 25 continúa diciendo:
Vuestro mensajero.
La palabra mensajero viene de la palabra griega apóstol, y Pablo la usa, no para sugerir que Epafrodito era uno de los 12 apóstoles de Jesucristo. Esta palabra puede ser usada también para referirse a alguien que ha sido enviado como un emisario – enviado en una comisión especial (Hechos 14:14; 2 Corintios 8:23).[ix]
Pablo pudo haber usado cualquier otra palabra para describir el fiel servicio de Epafrodito, pero Pablo usó apostolos para agregar un poco más de peso al fiel carácter de este hombre.
Pablo implícitamente pone a Epafrodito en su misma categoría, su misma jerarquía.[x]
En otras palabras, no empiecen a murmurar acerca de él… trátenlo como a un emisario especial.
Pablo agrega otra palabra – note – vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades. Pablo usa lo que William Barclay llama una palabra magnificente – una palabra que los Filipenses habrían entendido inmediatamente.
La palabra ministro – leitorgos (λειτουργος) era una persona en la Grecia antigua que amaba tanto a su ciudad, que aportaba para los eventos cívicos con su propio dinero. El ministro quizás apoyaba financieramente a su embajada, o a algún atleta olímpico, o construía un barco de guerra para su ciudad y pagaba el salario a los marineros. Estos hombres eran benefactores tan reconocidos que fueron nombrados leitourgoi – ministros.[xi]
Si estas personas estuvieran hoy en nuestra cultura, serian destacados con doctorados honoríficos, o medallas de honor; quizás nombrarían una calle importante en su honor o les darían la llave de la ciudad.
Estos eran ministros reverenciados – los leitourgoi de su generación.
Pablo está diciendo, el hombre que está regresando con esta carta es un ministro escogido de Dios para mis necesidades.
Ahora, la pregunta sigue siendo, ¿porque dejó Epafrodito a Pablo y volvió a casa?
Su regreso
Mire el versículo 26.
Porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado.
Él se había ido porque se había enfermado. Pero bueno, todos nos enfermamos… ¿que tan enfermo estaba él como necesitar irse?
Note el versículo 27.
Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir.
Traducido toscamente diría – tuvo por vecino a la muerte. Hoy diríamos, “estuvo a las puertas de la muerte.”[xii]
O sea, Epafrodito no solo tuvo un pequeño resfrío aquí en Roma… no es que tuvo una reacción alérgica a la comida italiana.
Epafrodito había estado enfermo lo suficiente como para que las noticias llegaran a Filipos y luego de vuelta a Roma – lo cual habría tomado por lo menos 3 a 4 meses.[xiii]
Y esto angustiaba a Epafrodito enormemente porque él no quería que los hermanos en Filipos se preocuparan por él.
A todo esto, vale la pena reflexionar acerca de eso. Piense en esa humildad.
Él estaba angustiado de que el fuera causa de angustia para otros.[xiv]
No como el cerdo del orgullo que realmente no le importa cómo se sienten los demás… voy a correr por los pasillos, aunque la gente se incomode e interrumpa lo que sea que están haciendo porque me siento mal.
Pero para que nadie piense que Epafrodito está usando su enfermedad como excusa para abandonarlo, Pablo dice – Mire el versículo 30 – Porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte.
Este no fue un resfriado común… no fue un episodio de fatiga; Epafrodito tenía literalmente un pie en la tumba y otro afuera.
De hecho, Pablo había asumido que iba a morir. ¿Como sabemos eso? Note el versículo 27 Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él.
O sea, la única razón por la que él todavía vive es porque Dios quiso que así fuera. Nosotros ya habíamos escogido el ataúd y todo ¡Pero se recuperó!
Pablo está comunicando claramente que esto no fue una cuestión de que Epafrodito respondiera bien a la medicación, o que descansara lo suficiente. No. Dios había intervenido misericordiosamente y le había salvado la vida.[xv]
El enfoque aquí es teocéntrico – no hay ningún milagro apostólico de sanación; ninguna oración de fe; ninguna junta de ancianos; ninguna intercesión desesperada de la iglesia.[xvi]
No – él iba a morir – ¡pero Dios!
Déjeme comentar que este evento es una evidencia más de que el poder apostólico de sanación estaba disminuyendo hasta finalmente cesar – el poder milagroso de los apóstoles que validaba el evangelio. Pero mientras que el Nuevo Testamento estaba siendo escrito, “La era de señales y milagros apostólicos estaban llegando casi a su fin.”[xvii]
No solo tenemos registrado que Pablo solo observa a Epafrodito al borde de la muerte sin poder sanarlo, sino que también podemos ver en otra de sus cartas que Pablo le comenta a Timoteo que él había tenido que abandonar otro compañero de ministerio llamado Trófimo en Mileto porque él se había enfermado (2 Timoteo 4:20)
Ahora ¿Por qué no simplemente sanarlo? ¿Acaso le faltaba fe?
Para nada… de hecho, Pablo no parece estar avergonzado en absoluto por el hecho de que todo lo que puede hacer es orar – tal como usted y yo hoy. Pablo parece no sentir la necesidad de explicar porque su increíble poder de sanación evidentemente ya no está activo o por qué el evangelio ya no necesita ser validado por sus milagros.
De hecho, la forma en que Pablo escribe aquí claramente busca quitar de vista cualquier tipo de intervención humana. Ni si quiera se nos dice que Pablo oró – aunque estamos seguros de que lo hizo. Solo vemos la intervención misericordiosa de Dios… Dios tuvo misericordia de él.[xviii]
Y no solo de Epafrodito – note más adelante en el versículo 27.
pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza.
Podríamos parafrasearlo de esta forma, “para que no tuviera una oleada de tristeza sobre otra.”[xix]
Deberíamos agradecer que Pablo escribió con este tipo de transparencia.
Antes, yo pensaba que la gente espiritual no tenía olas sobre olas de tristeza.
Pablo abre su corazón a los Filipenses y les dice algo que algunos cristianos piensan que es poco espiritual – o no apto para la reunión de oración – o el púlpito.
“Si Epafrodito muere, me traería una tristeza increíble – sería como una oleada de tristeza sobre otra en mi corazón.”
¿Pero pensé que para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia? ¿O no? ¿Pablo dijo, eso cierto?
¡Muy cierto!
Pero él también dijo con gran sabiduría y balance espiritual – que no nos entristecemos como aquellos que no tienen esperanza 2 Timoteo 4:13.
Tenemos esperanza y sabemos que el creyente que ha fallecido nunca pediría volver. Sabemos dónde están… y nos entristecemos porque nos han dejado y no podemos esperar para volvernos a reunir con ellos.
De hecho, por causa del evangelio, sabemos que no los hemos perdido – solo hemos perdido contacto temporal con ellos
Y un día, nuestras lágrimas de tristeza serán enjugadas por siempre
Pero por ahora – Pablo escribe, alabo a Dios porque mi tristeza no fue aumentada – Dios tuvo misericordia de la vida de mi hermano y colaborador y compañero de milicia.
Su recompensa
Note el versículo 28.
Así que le envío con mayor solicitud, para que, al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza. Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo.
Se nos da la impresión de que Pablo quiere asegurarse de que los Filipenses reciban a Epafrodito sin ninguna queja, sospecha o duda.
En otras palabras, recompénsenlo por lo que ha hecho.
Denle la bienvenida con todo gozo
No se refrenen, no se contengan… celebren su regreso, como el pródigo que ha vuelto a casa sano y salvo.
Recíbanlo y hónrenlo. Note más adelante, tened en estima a los que son como él; porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí.
En otras palabras, ustedes no pudieron venir a visitarme como iglesia, pero Epafrodito si, y en su visita, recibí todo lo que necesitaba.
Pero no pase por alto que Epafrodito arriesgó su vida para visitar a Pablo.
La palabra que usa Pablo aquí para exponer su vida era una palabra que ha sido usada por siglos. Fue encontrada en un rollo de papiro y hacía referencia a alguien que había arriesgado su vida para representar a su amigo en una corte frente al emperador. Más adelante fue usada por los mercaderes que arriesgaban sus vidas para enriquecerse; también fue usada al referirse a los gladiadores en la arena quienes arriesgaban sus vidas en combate.[xx]
Estos eran los parabolani – los apostadores. Esa es la raíz de la palabra que Pablo usa aquí.
En el 252 D.C., una plaga se dispersó por Cartago. Los no-creyentes, aterrorizados, huyeron – dejando atrás a sus propios familiares enfermos y moribundos. Cipriano, el líder de la iglesia en Cartago juntó a su congregación y juntos decidieron enterrar a los muertos y cuidar de los enfermos – exponiendo sus propias vidas. Como resultado, ellos rescataron muchísima gente de la muerte y salvaron la ciudad de ser desolada.[xxi]
Ellos fueron llamados parabolani – un término que fue ofrecido con gran honor a aquellos que con valor temerario estuvieron dispuestos a entregar sus vidas para salvar a otros.
Pablo está dándole a Epafrodito los más grandes honores – él es uno de estos parabolani – él es uno que apostó con su vida para el avance del evangelio.
El arriesgó todo por Cristo.
No es de sorprenderse de que Pablo entonces escriba en el versículo 29, tened en estima a los que son como él… ese es su modelo de valor y humildad.
El mundo hoy es pronto para premiar la belleza, el talento, la riqueza, el poder… y no es que no haya gente que merezca cierto honor por haber hecho algo significante.
Pero mientras Pablo llega al final de su discusión acerca de la humildad – él está interesado en premiar y honrar a aquellos quienes demuestran humildad.
Personas que quizás nunca han sido reconocidas… de hecho, si no fuera por estos pocos versículos en esta pequeña carta, nunca habríamos sabido acerca de Epafrodito.
Desapercibido… casi como escondido – sin embargo, un gran tesoro
Algún tiempo atrás, encontré un artículo de una revista que contaba acerca de un hombre en Estados Unidos que mientras miraba y revolvía el ático de su abuelo, encontró una caja de cartón que contenía unas tarjetas de colección de casi unos cien años. Esta colección de tarjetas fue avaluada en 3 millones de dólares.[xxii]
Me pregunto a que nos parecemos más. Al cerdo en el avión… o a la colección escondida en el ático.
Somos acaso prepotentes, ruidosos, molestos, codiciosos, egoístas, interesados como aquel cerdo.
O somos acaso como un tesoro, esperando ser avaluado por lo que es – un gran valor que quizá no sea revelado hasta algún día en el futuro.
Robert Murray McCheyne, un pastor cuya vida tocó a tantos desde que partió con el Señor a principios de 1800s a la edad de 30 años, una vez escribió en su diario, las siguientes palabras: “vive de tal forma que seas extrañado.”
Ahora ¿Cómo podemos lograrlo?
- Al convertirse en un hermano o hermana para aquellos que son de la familia de Dios.
- Al convertirse en un colaborador y un compañero de milicia para representar a Cristo y su evangelio.
- Al convertirse en un mensajero cuyo deleite es servir a otros y viviendo por otros.
- Al arriesgar todo lo que somos – por todo lo que Cristo es – y por todo lo que la iglesia de Cristo puede ser.
Esa es en una sola palabra, humildad… y una vida de humildad le garantizará vivir de tal forma que sea extrañado.
[i] Linda M. Gehrs, assistant editor of PreachingToday.com; from Associated Press story, Chicago Sun Times (10-30-00), p.1-2
[ii] Life Application Bible, Philippians, Colossians & Philemon (Tyndale, 1995), p. 73
[iii] James Montgomery Boice, Philippians (Baker, 2000), p. 158
[iv] J.A. Motyer, The Message of Philippians (IVP Academic, 1984), p. 141
[v] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 554
[vi] John MacArthur, Philippians (Moody Publishers, 2001), p. 203
[vii] William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians (Westminster, 1975), p. 49
[viii] Tremper Longman III & David E. Garland, gen. editors, The Expositor’s Bible Commentary: Volume 12 (Zondervan, 2006), p. 230
[ix] Rienecker & Rogers, p. 554
[x] Barclay, p. 48
[xi] Ibid, p. 95
[xii] Expositor’s, p. 230
[xiii] Boice, p. 160
[xiv] MacArthur, p. 205
[xv] R. Kent Hughes, Philippians (Crossway, 2007), p. 116
[xvi] G. Walter Hansen, Pillar New Testament Commentary: The Letter to the Philippians (Apollos, 2009), p. 205
[xvii] MacArthur, p. 205
[xviii] Hansen, 205
[xix] Hansen, p. 206
[xx] Rienecker & Rogers, p. 555
[xxi] Barclay, p. 50
[xxii] World Magazine, August 11,2012, A Treasure Upstairs, Dispatches/Quick Takes, p. 18