Encontré hace varios años atrás en una revista cristiana una especie de parábola. Trata acerca de la elección de los 12 discípulos cuando el Señor comienza su ministerio, y contiene una gran verdad que se relaciona con nuestro estudio de hoy. Dice algo así:
De la oficina de consultores administrativos de Jerusalén: “Gracias por habernos enviado los currículums de los doce hombres que usted ha seleccionado para mantener posiciones administrativas en su nuevo ministerio. Todos ellos se han sometido a nuestros exámenes y entrevistas, y es nuestra opinión unánime que la mayoría de sus nominados no tienen la experiencia, la educación ni la aptitud vocacional necesaria para el trabajo.
No demuestran compatibilidad para trabajar en equipo, y demuestran tener poco o nada de capacidades administrativas.
Simón Pedro es emocionalmente inestable y tiende a un temperamento agresivo. Andrés no tiene aptitudes de liderazgo y prefiere el anonimato. Jacobo y Juan, hermanos de la familia de Zebedeo, tenderán a colocar sus intereses personales por encima de su lealtad a la compañía. Francamente, parecen también depender mucho de su madre.
Tomás es muy dubitativo, lo que perjudicara su juicio moral.
Santiago y Judas Tadeo tienen tendencias hacia una agenda social radical
También, sentimos que es nuestra responsabilidad comunicarle que Mateo ha sido hallado en la lista de la Oficina Federal para la Investigación de Empresas de Jerusalén como un cobrador de impuestos que ha hecho una fortuna a través del fraude.
Sin embargo, estamos felices de informarle que uno de sus candidatos muestra un gran potencial. Él es un hombre creativo e ingenioso, con una gran capacidad para los negocios, hábil con las finanzas, altamente motivado y ambicioso. Recomendamos para el cargo de gerente financiero y mano derecha… a Judas Iscariote.”
Con el pasar del tiempo ciertamente cambiarían de opinión acerca de eso.
Sin embargo, cuando a analizamos a Judas Iscariote en sus 3 años de ministerio con Jesucristo – aun hasta el final – nadie, excepto Jesús mismo, habría sospechado que Judas era un traidor. De hecho, hasta donde los otros discípulos sabían, Judas era una persona íntegra y confiable. El discípulo que todos anticipaban que iba fallar miserablemente, o decir algo que lo metiera en problemas era Pedro.
Eugenio Paterson realmente me hizo pensar cuando escribió, Judas fue exitoso a la vista de nuestro mundo; él logró estar al control de las finanzas del grupo apostólico y el logró manipular hábilmente a los líderes políticos y religiosos de su tiempo para que hicieran lo que él quería.
Pedro, por el otro lado, parecía ser un fracaso total; él colapsó bajo presión, se acobardó en los momentos más importantes y negó a Jesús 3 veces en un par de horas.
Pero el tiempo demostró que Judas era un seguidor de sí mismo y un desertor de Cristo; y que Pedro era un seguidor genuino de Cristo.
Así que esta es la pregunta; ¿porque es que el mundo, e incluso la iglesia en su mayoría sigue buscando vivir como Judas? – esto es, afanándose con lo financiero, y las posesiones materiales; descansando en sus influencias políticas y buscando posiciones de poder; manipulando personas para promoverse personalmente y viviendo vidas centradas en intereses egoístas.[i]
Déjeme hacer la misma pregunta, pero, con otras palabras, “¿porque tantas personas caminan como Judas?”
A través de la Biblia, la idea de caminar, andar, o correr es usada como una metáfora para la pasión o la dirección que alguien toma en su vida.
- Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? (Gálatas 5:7)
- Pablo escribió que estaba asido de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano (Filipenses 2:16)
- El escritor de Hebreos escribió, corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante (Hebreos 12:1)
- Pablo escribió que los creyentes ya no corren con los no-creyentes en el mismo desenfreno de disolución (1 Pedro 4:4).
Hoy usamos ese mismo tipo de expresión cuando decimos, por ejemplo, que alguien está “yendo por mal camino” o, cuando decimos, “ya no ando con esa gente.”
Esa misma idea de caminar o andar para referirse a la dirección que una persona toma en la vida la podemos ver
- En Génesis 5:24, donde leemos que Enoc caminó con Dios.
- David, el salmista escribió, Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad (Salmo 86:11).
El creyente es desafiado a:
- Andar por fe y no por vista (2 Corintios 5:7).
- A andar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne (Gálatas 5:16).
Es interesante que aun la forma en la que una persona anda o camina muestra algo de si misma. Incluso Broadway o los programas de televisión muestran a los héroes caminando confiadamente, mientras que los villanos caminan sigilosamente a través del escenario.[ii]
Podemos imaginarnos a Judas corriendo sigilosamente hacia todas las cosas incorrectas. Podemos imaginarnos al mundo andando en la dirección equivocada.
La pregunta para el creyente es, ¿en qué dirección está caminando? ¿Estamos en realidad caminando como Judas, corriendo hacia nuestros propios intereses? ¿Es nuestro caminar similar al caminar de este mundo?
Le invito a abrir su Biblia en Filipenses donde Pablo usará esta misma expresión.
Si nos acompañó en nuestros últimos estudios, recordará que Pablo ha estado escribiendo acerca de correr hacia el premio de la Gloria de Dios.
Recordará también como en el versículo 17 del capítulo 3, él habla acerca de la importancia de seguir buenos ejemplos.
Note, Hermanos, sed imitadores míos, y observad a los que andan según el ejemplo que tenéis en nosotros.
En otras palabras, anden como las otras personas que caminan con Dios. Imiten personas piadosas que imitan a Jesucristo. Ahora, lo que Pablo hace después, es contrastar este caminar correcto – y las personas que están corriendo en la dirección correcta– con las personas que están corriendo hacia las cosas equivocadas.
Pablo describe personas que andan como Judas – personas que corren hacia una vida que finalmente termina rechazando a Dios.
Y aunque Pablo va a describir a los incrédulos – este pasaje nos va a servir como un espejo, para que evaluemos la naturaleza de nuestro propio caminar con Dios.
Note como Pablo describe a los incrédulos – versículo 18. Porque muchos andan como os he dicho muchas veces, y ahora os lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo.
Aquí encontramos dos afirmaciones que quizá lo sorprenda.
- En primer lugar, Pablo llama a los no- creyentes enemigos de la cruz.
Si usted saliera a la calle y le preguntara a las personas, ¿es usted un enemigo de Dios? muy pocos le responderían, “por supuesto que sí.”
Casi todos le responderían, “quizá no sea muy cercano a Él, pero de seguro que no soy su enemigo. No siento que sea su enemigo – y ciertamente no creo que él piense que yo soy su enemigo.”
Pero, a decir verdad, nosotros no somos más capaces de juzgar nuestra propia relación con Dios aparte de su Palabra, que un paciente cuyo doctor le dice, “usted tiene un cáncer terminal e inoperable,” y el paciente le responde “pero me siento bien. No siento que tenga cáncer – no puede ser cierto.”[iii]
El rechazar la cruz es más que rechazar un símbolo de madera.
- Es rechazar el invaluable regalo de la vida y la sangre del Hijo de Dios
- Es desobedecer al Creador
- Es ignorar los términos de paz y reconciliación entre Dios y el hombre
- Es rechazar el evangelio.
- Eso es ser un enemigo de Cristo, ya sea que la persona lo sienta así o no.
Santiago escribe en su carta, ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. (Santiago 4:4)
No importa quién sea; no importa que diga su currículo acerca de usted; no importa que usted piense acerca de sí mismo o que piensen los demás acerca de usted. Mientras que esté rechazando el evangelio, usted es – aterrador como suena – un enemigo de Dios.
Este es el estatus presente del mundo incrédulo. Pablo escribe aquí, ellos son enemigos de la cruz.
- La segunda afirmación que quizá le haya sorprendido aquí en el versículo 18 es la que dice, ahora os lo digo aun llorando.
Mientras Pablo escribe, y comienza a describir a los incrédulos, sus ojos se empiezan a humedecer, y lágrimas empiezan a correr por sus mejillas.
La Biblia registra un par de instancias en las que Pablo lloró;
- Él lloró cuando amonestó a los ancianos y el resto de la iglesia en Éfeso (Hechos 20)
- El lloró al ver la influencia destructiva de los falsos maestros (Romanos 9)
- El lloró mientras expresaba su preocupación por la iglesia en Corinto (2 Corintios 2)
Pero aquí en Filipenses 3, es el único lugar en el Nuevo Testamento donde Pablo dice que está llorando en el tiempo presente.[iv]
En otras palabras, cuando ustedes lean este párrafo, si encuentran algunas manchas en el rollo, o si notan que la tinta un poco corrida es por las lágrimas que derramé mientras escribía.
Y menciono todo esto porque Pablo es digno de imitar en varias áreas de su vida – y esta es una de ellas.
Pablo lloró por los incrédulos como el Señor Jesucristo lloró por la incrédula Jerusalén (Lucas 19:41).
No hay ningún indicio de que Pablo haya aun pensado, “qué bueno que al fin esos incrédulos van a irse al infierno.” No, y ningún cristiano debería tener ese tipo de sentimiento para con los perdidos. De hecho, entre más entendemos acerca del juicio venidero, más movidos deberíamos ser a compasión, a la oración; y más urgencia deberíamos sentir de ir y alcanzarlos.
Charles Spurgeon, un famoso pastor de los años 1800s escribió, “si los pecadores van a ser condenados, al menos hay que hacerlos saltar al infierno sobre nuestros cadáveres. Y si perecen, que perezcan con nuestros brazos envueltos alrededor de sus rodillas, implorando que se queden. Si el infierno se ha de llenar, que ninguno llegue sin advertencia y sin nuestras oraciones.”
Recuerdo cuando era niño y leía esos folletos evangelísticos que mi papa solía entregar a los marineros mientras estos desembarcaban por el fin de semana; todavía puedo recordar, 50 años atrás, prostitutas llamando a los marineros en las entradas de los bares; marineros tropezando por los callejones, vomitando por todo el alcohol que habían estado tomando.
En uno de esos folletos, recuerdo que el artista mostraba un camino muy ancho, lleno de personas caminando en la misma dirección. Más adelante, el artista mostraba que el camino terminaba abruptamente en un precipicio y las personas caían a las llamas del eterno infierno.
Eso me marcó personalmente. Primero que nada, no quería ser uno de ellos. Segundo, quería advertir a las personas del juicio de Dios.
Cuando vemos a las personas caminar a través de sus vidas hacia su propia destrucción; cuando vemos nuestro propio mundo corriendo como Judas hacia sus propias ambiciones egoístas, esto nos debería conmover. Deberíamos tener una mayor lastima y pasión para hacer todo lo que podamos para rescatarlos, por la gracia y providencia de Dios.
Y con lágrimas corriendo por su rostro, Pablo ahora describe al mundo incrédulo de 4 formas diferentes.
- En primer lugar, su condenación es segura
Note el versículo 19; cuyo fin es perdición. Este es su fin. Aquí, Pablo hace un juego de palabras. Antes el había usado una forma de la misma palabra para referirse al estado de maduración del creyente cuyo fin es perfección en Cristo.
Ahora, Pablo usa esa misma palabra para referirse al incrédulo cuyo fin es perdición.
Otros pasajes usan la palabra muerte o juicio en vez de perdición. Y cabe notar que la palabra muerte – thanatos en griego– no significa cesar de existir, sino estar separado. Al morir, su parte material-física es separada de la inmaterial-espiritual.[v]
Cuando muera, su cuerpo será separado de quien usted realmente es; su cuerpo muere, pero su alma solo empieza a vislumbrar su destino eterno.
La Biblia de hecho habla acerca de dos muertes; una muerte física y la muerte segunda.
Según la escritura; si uno solo nace una vez, físicamente, uno va a experimentar dos muertes; una separación del cuerpo y alma cuando muera; y en segundo lugar, después del juicio final, una muerte espiritual – una separación eterna de Dios.
Eso es exactamente como el Apóstol Juan habla acerca de esto en Apocalipsis 20:14 donde escribe, y esta es la muerte segunda – el lago de fuego.
La muerte segunda no es cesar de existir; es una eterna separación de Dios.
Y déjeme agregar esto rápidamente; si usted ha nacido dos veces – primero físicamente y luego espiritualmente por la fe en Jesucristo – si usted ha nacido dos veces usted solo morirá una vez – físicamente.
No tendrá que enfrentar la segunda muerte, la eterna separación de Dios.
Así que permítame resumirlo de esta manera; si usted ha nacido solo una vez, morirá dos veces; pero si ha nacido dos veces, solo morirá una vez.
A menos que el rapto ocurra mientras estamos vivos – en ese caso no morirá ni siquiera una sola vez – sino que, como Enoc y Elías, será llevado inmediatamente, para recibir al Señor en el aire (1 Tesalonicenses 4:17) y ese es otro tema que quizá otro día toquemos.
Pero ya estamos en el tema del infierno, me gustaría responder a una pregunta que me hacen seguido. ¿qué hay del versículo en Mateo donde Jesús dijo, Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno (Mateo 10:28)
Eso suena a que los cuerpos y las almas de los incrédulos eventualmente cesaran de existir – que Dios va a destruirlos.
La palabra traducida destruir que Jesús usó aquí, es una palabra que literalmente significa entregar. De hecho, el Señor usó esta misma palabra varias veces y cada vez que la usó, nunca significó cesar de existir, sino que se refería a ser entregado a un estado de miseria.[vi]
Así que Jesús está diciendo, “mejor teman a aquel que es capaz de entregar sus cuerpos y almas al infierno”
Y ese es un futuro aterrador que sufrirá el incrédulo sin Cristo.
- Sin esperanza
- En lugar de tormento eterno
- Un lugar de Perdición
- Un lugar de profunda oscuridad
- Sin posibilidad de redención
- Destituido de la presencia de Dios por siempre[vii]
Pablo estaba abrumado por la gravedad de tal existencia.
Dante describió bien el infierno en su obra literaria, cuando imaginó escrito sobre las puertas del infierno las palabras, “Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza.”
Como verá, la pregunta no es “¿deja de existir la persona? La pregunta es ¿donde va a existir la persona por la eternidad? Y esa pregunta hizo que Pablo se emocionara, y lágrimas empezaran a caer sobre su rostro.
Aparte de Jesucristo, su condenación es segura.
- En segundo lugar, sus deseos son sensuales
Pablo escribe más adelante en el versículo 19… cuyo dios es su apetito.
La palabra apetito viene del griego koilia, donde sacamos nuestra palabra colon; también se refiere al abdomen y en particular al estómago. Pablo lo usa metafóricamente para referirse a los deseos físicos, sensuales y prohibidos a los cuales se le suele dar rienda suelta.[viii]
Un autor escribió que Pablo está diciendo que el incrédulo vive sin más autoridad de la que le dicta su propio apetito… ellos adoran su apetito.[ix]
Y ¿notó que Pablo no apunta a ningún apetito en específico? El no desarrolla la idea. El no habla específicamente de fornicación, o drogas, o glotonería, o chismes.
Y es que en realidad eso no hace ninguna diferencia. J. A. Motyer escribe: Pablo aquí está queriendo decir que, cualquiera sea ese apetito que tenga el incrédulo, este tiene señorío sobre este y lo adora.[x]
Cuan cierto. Los deseos llegan a convertirse en un dios y tomar señorío sobre el incrédulo. Pero el satisfacer nuestros deseos no puede ser tan malo ¿o sí?
¿Que hay de malo con los deseos? Y como una canción hace muchos años atrás decía – ¿como puede ser malo si se siente tan bien?
¿Puede ser que, los deseos de una persona son una demostración de que se está alejando de Dios, y no acercándose a Él? Según Pablo, el estómago, el apetito, el placer puede convertirse en idolatría… y la idolatría finalmente lleva al juicio y la muerte.
Steve Farrar escribió acerca de una familia que se había refugiado en el sótano mientras una tormenta severa pasaba por su pueblo.
La radio avisó que un tornado había sido localizado. Cuando la tormenta hubo pasado, la familia salió y el padre abrió la puerta para ver el daño que la tormenta había causado.
Un cable de energía que se había cortado estaba al frente de su casa arrojando chispas en el medio de la calle. Antes de que el padre se pudiera dar cuenta de lo que estaba pasando, su hijita de 5 años salió corriendo hacia el borde de la calle, en dirección al luminoso cable.
¡Laura, para! Gritó él.
Lura siguió corriendo.
¡Laura, para ahora mismo!
Laura siguió corriendo hacia las tentadoras luces.
¡Para, Laura! gritó él mientras corría hacia ella
Pero Laura agarró el cable… y murió instantáneamente.
Tenía muchas chispas… parecía divertido… seguramente sería una linda experiencia… no parece peligroso.
El mundo está andando como Judas; corren hacia sus dioses brillantes y aparentemente divertidos para su propia satisfacción. Y la tragedia, que tristemente aprenden cuando es demasiado tarde, es que han escogido un dios que no puede satisfacerles.
Y antes que lo sepan, han perdido sus vidas. Y mientras Pablo considera las vidas vacías y camino a la auto-destrucción de los incrédulos, lagrimas llenan sus ojos.
Su condenación es segura. Sus deseos son sensuales
- En tercer lugar, sus gustos son vergonzosos.
Pablo escribe en el versículo 19, cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza.
En otras palabras, Pablo está diciendo que el mundo encuentra su mayor gloria en lo que es vergonzoso.
No oímos mucho ese tipo de vocabulario hoy en día ¿o sí? Eso es vergonzoso. Los incrédulos,
- Alardean de su sexualidad
- Desafían su género dado por Dios
- Van de cama en cama
- Abortan cuando estiman que es no conveniente tener sus bebes.
- Corren hacia sus ambiciones egoístas
- Persiguen abiertamente su placer
- Corren como Judas hacia sus 30 piezas de plata.
Pablo escribe, ellos exaltan – ellos se glorifican en prácticas y hábitos y deseos de los cuales deberían estar avergonzados, pero no lo están.[xi]
Pero no termina allí. Pablo está diciendo que ellos llegan no solo estar orgullosos de sus propias perversiones, sino que aún aplauden a las personas que hacen lo mismo.[xii]
Ellos se glorían en su vergüenza. El profeta Isaías, hizo una observación similar acerca de su generación cuando escribió – a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; ¡ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! (Isaías 5:20).
No es malo, es bueno
No es oscuridad, es luz
No es amargo, es dulce.
Pablo describe este paso final de completa rebeldía e incredulidad mientras escribe a la iglesia en Roma, y les comunica que, aunque el mundo sabe
intuitivamente el juicio de Dios, los que practican tales cosas son dignos de muerte, porque no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican (Romanos 1:32).
Y el mundo responde al evangelio diciendo, “¿cómo pueden decir que esto está mal? – mira cuantas personas lo hacen… esto es aun divertido… vamos… no vas a querer estar del lado equivocado de la historia”
- K. Chesterton escribió hace un siglo atrás: “las mentiras no cesan de ser mentiras porque se conviertan en moda.”[xiii]
- Todavía son mentiras
- Todavía son trágicas desviaciones de la verdad
- Todavía son prácticas auto-destructivas que traerán castigo en los perdidos, quienes tratan de justificar su vergüenza
Su condenación es segura. Sus deseos son sensuales. Sus gustos son vergonzosos. En cuarto lugar,
- Sus fascinaciones carecen de visión a largo plazo
Note una vez más el versículo 19 – los cuales piensan sólo en las cosas terrenales.
En otras palabras, ellos están literalmente cautivados por las cosas terrenales
- El materialismo es su religión
- La moda es su liturgia
- Las celebridades son sus guías espirituales
- Las posesiones sus anhelos
- La tierra su cielo
Si usted les preguntara, rápidamente les dirían que ellos prefieren la tierra
Son ciudadanos de la tierra
Son amantes de la tierra
Son adoradores de la tierra.[xiv]
Cuan trágica es esta falta de visión. Es como escoger las 30 piezas de plata en vez del Salvador. Mire, 30, 50, 70, 100 años en la tierra con todo el oro del mundo y todo lo que quiera tener no puede compensar por toda una eternidad en el infierno.
Y con lágrimas corriendo por sus mejillas, Pablo efectivamente le informa a la iglesia en Filipos que, para estos incrédulos, la tierra será lo más cerca que podrán llegar al cielo. Su obituario va a ser.
- Sus fascinaciones carecieron de visión a largo plazo
- Sus gustos eran vergonzosos
- Sus deseos eran sensuales
- Su condenación es segura.
Pero no todavía… para usted… no es segura si es que sigue con vida en este momento. Todavía hay tiempo para usted.
Cristo es su única esperanza… el evangelio de salvación por fe en Jesucristo es la respuesta. ¿Estará dispuesto a darle la espalda al mundo … por Él… antes que sea tarde?
Charles Spurgeon predicó 150 años atrás, “tan cierto como el Señor vive, incrédulo, tu estas parado sobre una tabla a la boca del infierno, y esa tabla está podrida. Cuelgas sobre el abismo aferrado a una cuerda, y las hebras de la cuerda se están rompiendo.[xv]
Ahora… antes que la tabla se quiebre, o que la cuerda se rompa – antes que su corazón deje de latir, confiese con su boca que Jesús es el Señor y será salvo… por siempre.
No camine como Judas… corra hacia Jesús.
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[i] Adapted from Eugene Peterson, Leadership, Vol. 4, no. 1.
[ii] Adapted from James Montgomery Boice, Philippians (Baker Books, 2000), p. 209
[iii] Adapted from J.A. Motyer, The Message of Philippians (IVP Academic, 1984), p. 189
[iv] John MacArthur, Philippians (Moody Publishers, 2001), p. 257
[v] W.E. Vine, Vine’s Expository Dictionary (Thomas Nelson, 1997), p. 268
[vi] Thayer’s Greek-English Lexicon, quoted by Erwin Lutzer, One Minute After You Die (Moody Press, 1997), p. 103
[vii] Adapted from Sam Gordon, An Odyssey of Joy: The Message of Philippians (Ambassador, 2004), p. 140
[viii] MacArthur, p. 258
[ix] G. Walter Hansen, The Letter to the Philippians (Eerdmans, 2009), p. 266
[x] Motyer, p. 187
[xi] Motyer, p. 187
[xii] Adapted from MacArthur, p. 259
[xiii] G.K. Chesterton, English writer (1874-1936)
[xiv] Adapted from Gordon, p. 141
[xv] Robert J. Morgan, Nelson’s Complete Book of Illustrations & Quotes (Thomas Nelson, 2000), p. 428