Introducción
Un artículo escrito hace unos años atrás reveló cuantas cosas han cambiado en los últimos 100 años de invenciones y avances tecnológicos. Fue interesante notar las cosas que en su tiempo eran consideradas lujos, y ahora se han convertido en necesidades. El artículo ilustraba este punto al observar.
- En el año 1900, 90% de los hogares en Estados Unidos no tenían electricidad, cocina, o un teléfono.
- Para 1915, 90% de las familias en Estados Unidos no tenían un vehículo
- Para 1930, 90% no tenía un refrigerador o lavarropa
- Para 1945. 90% no tenía aire acondicionado en sus casas
- Para 1960, 90% no tenían un lavavajilla o televisión a color
- Para 1975, 90% no tenía un microondas
- Y para 1990, 90% no tenía un celular o acceso a internet.
Hoy nos preguntamos. ¿Cómo sobrevivía esa gente? El articulo continúa diciendo, “Hoy, al menos el 90% de estadounidenses tiene electricidad, cocina, lavarropa, un vehículo, televisión, aire acondicionado, lavavajilla, internet y celulares. Y ahora sabemos… que no es suficiente.[i]
Todavía no es suficiente. Además, hoy por hoy, las experiencias se miden distinto. Un escritor del New York Times escribió que la mayoría de las personas no está satisfecha con las cosas normales – o con una vida normal. Él escribe, cada comida tiene que ser extraordinaria; cada amistad maravillosa; cada concierto espectacular; cada puesta de sol divina; cada película tiene que ser sensacional… nada puede ser normal.[ii]
El escritor cristiano, Michael Hort respondió a ese artículo al agregar, “su matrimonio tiene que ser celestial, a pesar de que viva en la tierra; sus hijos tienen que ser los mejores de su clase y estudiar en los mejores colegios; su experiencia laboral necesita ser brillante o sorprendente si espera ser promovido; si toma unas vacaciones; necesitan ser inolvidables –preferentemente en un resort con diversión 24/7 para toda la familia.”
La verdad es que pareciera que nunca podemos tener lo suficiente. Dennis Johnson escribió en tono de broma que la salud económica del país depende del cultivo del descontento.[iii]
El problema no empezó con nosotros, o nuestra cultura. Realmente empezó al comienzo de la historia de la humanidad. Adán y Eva vivían en un paraíso maravilloso; un mundo de inocencia, belleza y armonía. Tenían todo lo que necesitaban… hasta que Satanás apareció – él tampoco estaba satisfecho – y empezó a cultivar descontento.
¿Qué fue lo que alejo los corazones de Adán y Eva de Dios? ¿Qué fue lo que los sedujo hacia la incredulidad y rebelión? Simplemente – ellos querían más. Y Satanás, quien no tenía lo suficiente tampoco – solo apareció y los convenció de que ellos no tenían lo suficiente.
Jason Lehman expresa el descontento en nuestro mundo y en nuestros corazones en su poema que dice:
Era primavera
Pero verano era lo que quería
Los días calurosos,
Caminar al aire libre,
Era verano,
Pero otoño era lo que quería.
Las hojas de colores,
Y el aire fresco
Era otoño,
Pero invierno era lo que quería.
La nieve maravillosa,
Y la alegría de los días festivos
Era invierno,
Pero primavera era lo que quería.
El clima cálido,
Y ver todo florecer.
Era un niño,
Pero adulto quería ser.
La libertad
Y el respeto
Tenía 20,
Pero 30 quería tener.
Para ser maduro
Y sofisticado
Tenía cuarenta
Pero 20 quería tener
La juventud
Y el espíritu libre
Luego me jubilé,
Pero 40 quería tener
Una mente saludable
sin limitaciones físicas
Mi vida ahora a su fin se acerca
Y nunca tuve lo que yo deseaba.[iv]
El puritano, Thomas Watson, escribió 300 años atrás, “El descontento disloca el alma; seca el cerebro, corroe la comodidad de la vida y desgasta el espíritu.”[v]
En esta carta a sus amados amigos, el anciano apóstol Pablo, quien está acercándose al final de su vida, habla acerca del contentamiento. Él incluso informa a los filipenses que él ha encontrado el secreto para esta escurridiza virtud.
Le invito a abrir su Biblia en Filipenses capítulo 4 – y donde lo dejamos en nuestro último estudio – versículo 10.
En gran manera me gocé en el Señor, de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.14 Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación
Lo que me gustaría hacer aquí es sacar de este texto, 4 palabras claves y cuatro principios que nos guiarán a capturar esta desafiante virtud que llamamos contentamiento.
La primera palabra es gratitud.
Y el primer principio es – aprecie lo que tiene. Pablo ya les ha dicho a los Filipenses en el versículo 4. Regocijaos en el Señor siempre – y ahora en el versículo 10 el practica lo que predica. Note nuevamente el versículo 10 – en gran manera me goce en el Señor.
Pero, hey. ¿En qué podría regocijarse tanto el apóstol Pablo? Está encadenado a los guardias pretorianos, bajo arresto domiciliario, comiendo pequeñas raciones de comida, sin muchos amigos y en su mayoría, olvidado por la iglesia.
Pero en gran manera me gocé en el Señor. ¿Por qué? Porque Pablo está enfocándose en lo que tiene, no en lo que le falta. ¿Y qué es lo que tiene? Note más adelante – al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.
En nuestro próximo estudio quiero explorar un poco más acerca del apoyo que recibió Pablo de parte de los Filipenses, pero por ahora, solo necesitamos saber que Epafrodito llegó a Roma con un poco de dinero para Pablo.
Y Pablo se goza por este regalo y por la preocupación y cariño que representa. Pablo incluso describe su preocupación con una palabra traducida como revivir – habéis revivido vuestro cuidado de mi – la palabra para revivir se refiere al florecer de una planta en primavera.[vi]
En otras palabras, para Pablo, su regalo fue como flores frescas que acababan de florecer. Y Pablo comienza a gozarse grandemente en el Señor, porque para él, ese cuarto rentado en donde está bajo arresto se ha convertido en un jardín florecido. Adán y Eva vivían en un jardín y no era suficiente – Pablo está encadenado y siente que está viviendo en un jardín.
Aprecie lo que sea que tenga, y estará en camino a aprender la virtud del contentamiento.
A todo esto, Pablo no menciona aquí porque a los Filipenses les faltó oportunidad para ayudarlo antes. Es posible que estaban teniendo problemas o padeciendo extrema pobreza como 2 Corintios 8 nos informa. También podría haber sido el encarcelamiento de Pablo en Roma que lo habría hecho inaccesible para los Filipenses.[vii]
No se nos dice. Y aun, podría ser que Pablo simplemente está escogiendo pensar y decir lo mejor acerca de ellos. Como diciendo, sé que me habrían enviado ayuda antes, pero estoy seguro de que no les fue posible… estoy seguro de que no tuvieron la oportunidad y está bien.
Pero piense en lo que Pablo pudo haber escrito – el podría haberse quejado de sus sufrimientos y el silencio y la falta de apoyo y todas sus privaciones, y su larga espera por una simple palabra o aun un regalito de parte de otros. Y probablemente podría haber escrito, “¡bueno, ya era hora!”
La persona con un corazón descontento suele estar convencida de que todo lo que hace para Dios es más que suficiente, y que todo lo que Dios hace para él es muy poco… y generalmente muy tarde.
Pablo tiene toda razón para creer todo eso. Pero obsérvelo aquí…él está demostrando contentamiento al escoger gozarse con lo que tiene. Gratitud.
La segunda palabra clave es responsabilidad.
Y este es el principio. No solo debemos apreciar lo que tenemos; debemos aplicar lo que hemos aprendido. Pablo escribe más adelante en el versículo 11. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. El verbo que Pablo usa nos informa que lo ha aprendido, ha sido por experiencia – con el pasar del tiempo.[viii]
- Lo que significa que Pablo tuvo que aplicar lo que aprendió en medio de sus experiencias en la vida
- Lo que significa que Pablo no obtuvo contentamiento automáticamente
- Lo que significa que nosotros no nos contentamos automáticamente solo porque somos salvos
- Lo que significa que, si Pablo tuvo que aprender contentamiento, nosotros también.
Para Pablo, el contentamiento creció… a través de su vida… mientras enfrentaba situaciones adversas – en sus finanzas, salud, relaciones – aprendiendo a aplicar la verdad de quien es Dios y que dice Dios sin importar lo que enfrentó – aprendiendo a aferrarse firmemente, no a sus expectativas, lo que él pensaba que debía pasar, sino aferrándose firmemente a la gracia de Dios en medio de lo que fuera que le pasara.
La palabra que Pablo usa aquí para contentarse – he aprendido a contentarme – es una palabra que se refiere a alguien – escuche con atención – alguien cuyos recursos están dentro suyo, y por lo tanto no depende en sustitutos alrededor suyo.[ix]
En otras palabras, el contentamiento no se forma con un buen salario; o un título; o una buena salud; o popularidad; no depende de un buen plan de jubilación o hijos inteligentes. Todo eso es externo – y estos van y vienen como las olas del mar.
El contentamiento Cristo-céntrico no está pre-instalado en nuestros corazones, como un programa en una computadora nueva. Debemos agregarlo a nuestro sistema.[x]
El contentamiento no se obtiene externamente, este crece internamente. Y tenemos una responsabilidad en este sentido.
El Apóstol Pedro también escribe acerca de este tema mientras anima a los creyentes a aplicar toda diligencia … y añadir a nuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia, y así (2 Pedro 1).
Tenga en mente que la idea de aprender, en la terminología bíblica nunca está relacionada con solo aprender una verdad, sino que en aplicar la verdad – lo cual traduce el conocimiento a sabiduría.
Ese es el porqué, a todo esto, que lo opuesto a la sabiduría no es necedad en términos bíblicos – lo opuesto a la sabiduría es desobediencia. Rehusar aplicar lo aprendido.
Así que, asegurémonos de que estamos haciendo nuestra terea y entendiendo bien las lecciones.
Un pastor escribió que él quería enseñarles a sus hijos contentamiento y administración financiera, así que les enseño el sistema de sobres. Cuando le daba dinero – escribe el – mis hijos lo ponían en sobres rotulados, “Dar,” “ahorrar,” “gastar,” etcétera. Pensé que estaba enseñándoles que la vida era más que el dinero – y pensé que estaban entendiendo el concepto, hasta que una tarde volví a casa del trabajo y tenía un curita en mi brazo.
Mi hija, que para ese entonces estaba en segundo grado me pregunto, “¿por qué tienes ese curita en el brazo?” No quería alarmarla, pero pensé que ella era lo suficientemente grande para entender mi explicación. Le conté que me había hecho un examen médico ese día así podía comprar un seguro de vida. A lo que ella me preguntó, “¿qué es un seguro de vida?” Así que le expliqué, “Bueno, papi los quiere tanto, que, si cualquier cosa me llegara a pasar, ¡el seguro les proveería con $250.000 dólares!”
Sus ojos se abrieron grandes. Sabia que ella estaba preocupada, hasta que me miró y pregunto, “¿$250.000 cada uno?”[xi]
Al parecer todavía no había aprendido la lección.
El contentamiento no es un regalo… es una lección para ser aprendida; es una tarea. Es algo por lo cual uno pelea como uno pelea contra la tentación de ir por mas – envidiando lo que otros tienen, enfocándonos en lo incomodo, lo inconveniente, en las circunstancias adversas.[xii]
El contentamiento es practicar el arte de mantener un pequeño toque sobre los substitutos externos – que no pueden satisfacer – pero un agarre firme en la gracia de Dios que nos ha sido dada (Efesios 1:8); siendo agradecidos por lo que tenemos y aplicando lo que hemos aprendido.
Charles Spurgeon escribió acerca de este texto, “El contentamiento no es algo que pueda ser practicado naturalmente, sino que es una ciencia que es adquirida gradualmente. Hermanos y hermanas, silenciemos nuestras quejas, tan naturales como son, y continuemos como estudiantes diligentes en la escuela del contentamiento.”[xiii]
Siga en la escuela. Haga las tareas de gratitud y responsabilidad.
Hay una tercera palabra en este texto y es la palabra aceptación.
No solo debemos apreciar lo que tenemos y aplicar lo que hemos aprendido. En tercer lugar, debemos aceptar nuestra situación.
Note más adelante en el versículo 12. Sé vivir humildemente, – esto se refiere a un estatus de vida humilde o incluso degradante; y sé tener abundancia – esta palabra significa literalmente sobreabundar con cosas.[xiv]
Ahora note; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre – esto significa, a veces tener un festín, y otras veces no tener nada que comer. Así para tener abundancia como para padecer necesidad.
- Pablo nos está contando un poco de su testimonio personal cuando pasó por circunstancias extremas – solo lea su testimonio en 2 Corintios 4 y encontrará más detalles de cuando paso hambre y sed, que fue golpeado y tratado con severidad.
- En el capítulo 6 escribe, como ministros de Dios, experimentamos tribulaciones, necesidades, angustias; azotes, encarcelamientos, disturbios, desvelos y hambre.
- En el capítulo 11 Pablo escribe, cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto… en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez.
Pablo era la última persona de la cual esperaríamos que como un hombre mayor hubiera aprendido a contentarse. El creyente promedio se habría resignado ya mucho tiempo atrás, asumiendo que Dios estaba o enojado con él o cansado de él. O sea, era una calamidad tras otra; un peligro tras otro; una noche sin dormir y con un estómago vacío tras otra; un accidente tras otro.
Pero todo eso, Pablo consideraba como cuestiones externas – sustitutos para el contentamiento. Y por eso, estas cosas externas no podían cambiar su convicción interna.
Pablo había aprendido que la vida cristiana no es una serie de accidentes; es una serie de citas y tareas, que nuestro divino tutor nos está dando mientras nos enseña contentamiento [xv]
Así que Pablo puede ser ambos, positivo y realista; note el versículo 14 – Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. Esa palabra para tribulación se refiere a una presión intensa… problemas.[xvi]
Pablo era realista. Él no dejó de escribir los desafíos de la vida cristiana. Él ya mencionó en esta carta sus lágrimas y su gozo… todo en la misma carta.
¿Cómo? Al desarrollar la gratitud, responsabilidad, aceptación – y ahora
En cuarto lugar, dependencia.
Aprecie lo que tiene, aplique lo que aprenda. Acepte sus circunstancias; y ahora finalmente, apóyese en Cristo en lo que sea que haga.
Es interesante la palabra que Pablo usa cuando dice en el versículo 12, por todo estoy enseñado.
Pablo aquí usa una palabra rara, que de todo el Nuevo Testamento solo se encuentra aquí para describir este proceso de aprendizaje. La palabra original era un término técnico tomado de las religiones místicas de Grecia cuando iniciaban a una persona a través de rituales.[xvii]
De hecho, podríamos traducir esta frase como, “He sido iniciado.”[xviii] Pablo usa esta palabra que, en sus tiempos, habría sido relacionada con alguien que es tomado, llevado a un lugar cerrado y dado un mejor entendimiento de su religión.[xix]
Ahora Pablo no está sugiriendo que crecer en Cristo significa que tenemos que hacer una iniciación, aprender claves secretas, saludos secretos y todo ese tipo de cosas.
Lo que él está haciendo aquí, es decir, “esta es la percepción de alguien que ya ha estado dentro – este es el secreto que he aprendido y practicado a través de todos estos años como alguien iniciado en el evangelio – y es un secreto que estoy haciendo público – lo estoy escribiendo – este es el secreto – versículo 13 – Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Allí esta… ese es el secreto para crecer en contentamiento: Consienta con Cristo – apóyese en Él para lo que sea que tenga que hacer.
Este es uno de los versículos más citados, bordados, pintados, impresos, y memorizados de toda la Biblia.[xx]
Y frecuentemente se lo aplica, totalmente fuera de contexto.
Note que Pablo no escribe aquí, “puedo hacer todo lo que quiero en Cristo.”
Este no es una charla motivacional. No es un conferencista diciendo “puedes hacer todo lo que quieres si te concentras y te esfuerzas… y oras un poco también… porque todo lo que realmente quieres lo puedes hacer si crees en ti mismo y le pides a Jesús que te ayude.
Una palabra en hebreo viene a mi mente con esto… se pronuncia – pa-tra-ñas. Eso solo funciona en una película de Disney – “solo cree en ti mismo y lo podrás hacer.”
El problema es que la iglesia ha cristianizado a Disney al decir aquí, “solo cree en Jesús y podrás hacer todo lo que quieras.”
Eso no es lo que Pablo está diciendo en absoluto. Este versículo es el secreto de la curva de aprendizaje de Pablo.
Él no está diciendo. “Puedo hacer cualquier cosa” Pablo está diciendo “todo lo puedo en Cristo.” Ahora, ¿qué son todas esas cosas que él tiene en mente? Él las acaba de describir para nosotros.
Puedo sufrir dificultades – puedo pasar hambre sin resentimiento. Puedo mantener mi equilibrio cuando gozo de abundancia. Puedo estar en un estatus bajo y denigrante y mantenerme satisfecho. Puedo ser contentado en todo momento. ¿Cómo? A través de la fortaleza que me da Cristo, quien vive en mí.
He aprendido a confiar, a depender, a apoyarme en Él en cada cosa que hago. Encuentro en Él, la fortaleza para hacer lo que Él quiere de mí.[xxi]
Esta es la promesa – Dios le dará la fortaleza para hacer todo lo que Él le ha pedido que haga.
Así que,
- ¿Qué es lo que Dios le pide hacer donde lo ha colocado el día de hoy?
- ¿Qué desafío está enfrentando esta semana?
- ¿Qué pesos está llevando?
- ¿Qué presiones está soportando?
- ¿Qué perdidas está sufriendo?
- ¿Qué promoción esta experimentando?
- ¿Qué abundancia necesita manejar con sabiduría y equilibrio?
Dios planeó eso para usted y Él puede fortalecerlo mientras usted depende en su poder. Cuando usted, en su incapacidad depende de la capacidad de Dios.
Entonces, ¿promete este versículo que los cristianos pueden hacer todo lo que quieren? No. Aquí está el secreto: Dios promete que podemos hacer todo lo que él nos ha llamado a hacer al depender en Él y su poder.
Todo lo puedo en Cristo es lo mismo que decir, no puedo hacer nada sin Cristo.
Este es el secreto – Cristo está de nuestro lado. Él habita en usted… y él lo fortalecerá cuando se apoye en él.
Piénselo de esta forma. Si Albert Einstein fuera a habitar mi cuerpo y controlar mi mente, sería capaz de pasar algebra sin ningún problema. De hecho, podría escribir problemas matemáticos en la pizarra y desafiar aún a mi profesor a que lo resuelva.
Si Picasso pudiera entrar a mi cuerpo y controlar mis manos, sería capaz de pintar algo que nadie sería capaz de entender y aun así comprarlo por 30 millones de dólares.
Si Mozart pudiera entrar a mi cuerpo y si yo le permitiera que controlara mi imaginación, mente y dedos, podría componer una Sonata… o incluso una sinfonía.
Si Miguel Ángelo pudiera entrar a mi cuerpo, sería capaz de tomar un bloque de mármol y convertirlo en una obra maestra.[xxii]
El secreto para el contentamiento no está en esforzarse más, sino en invitar a Cristo para que tome el control…para que controle sus manos, su imaginación, su mente y su cuerpo.
Él se ha dado a sí mismo para usted. Si usted se apoya en Él, si usted depende en Él, si acepta su situación, si aplica lo que aprende, y si aprecia lo que tiene.
Y al final se dará cuenta, que lo tiene a Él. Y cuando tiene a Cristo, tiene su autoridad, y su protección y su poder y su sabiduría.
Conclusión
Termino con esto. El gran misionero y explorador David Livingston, sirvió en África desde 1840 hasta su muerte en 1873.
David Livingston estaba ansioso de viajar a través de las tierras inexploradas de África para predicar el evangelio.
En una ocasión, él llegó al borde de un gran territorio que era controlado por un cacique.
Según la tradición, el cacique saldría a recibirlo, y después de conocerlo, si todo salía bien, Livingston sería capaz de viajar libremente por su territorio; pero solo después de hacer un intercambio.
Según las costumbres del lugar, el jefe escogería un objeto personal de Livingston que hubiera llamado su atención y se lo quedaría, mientras que él le debía dar al misionero algo suyo a cambio.
Livingston tenía pocas posiciones, pero obedientemente las esparció en el suelo delante del cacique – su ropa, sus libros, su reloj, e incluso la cabra que le proveía leche (ya que sus problemas estomacales crónicos no lo dejaban tomar el agua de la zona).
Para su pesar, el cacique eligió su cabra. En cambio, él le dio su vara tallada de madera que tenía forma de bastón.
Livingston estaba muy decepcionado. De hecho, no pasó mucho tiempo hasta que empezó a quejarse con Dios por esa tradición, el cacique, y por el ridículo e inútil bastón.
Como podría beneficiarle ese bastón en comparación con la cabra que lo mantenía saludable, y a su sistema digestivo trabajando adecuadamente.
Más tarde, mientras viajaba, uno de los hombres le explicó a David Livingston, “lo que le acaban de dar no es un simple bastón. Es el cetro real, y con él, va a poder entrar a todas las aldeas de nuestro país. El rey lo ha honrado grandemente.”
Y así fue… Dios abrió las puertas para que David Livingston… y los evangelistas que le siguieron pudieran impactar todo África y ver miles de africanos conocer a Cristo.
Un autor agrega esta aplicación: a veces, en nuestra desilusión por lo que no tenemos, fallamos en apreciar la importancia de lo que si tenemos – lo que se nos ha dado en la buena providencia de Dios.[xxiii]
Según Pablo aquí, Dios no nos ha dado un simple bastón – de hecho, él no nos ha dado un simple cetro real. Él se ha dado a sí mismo a nosotros – el rey mismo habita en nosotros.
Y gracias a eso, podemos decir algo que Adán y Eva no pudieron decir; podemos decir algo que los cristianos a través del tiempo han luchado tanto con decir… podemos decir, “suficiente.”¡Suficiente! En Cristo tenemos lo suficiente.
[i] Adapted from Derik Thompson, The 100-Year March of Technology, The Atlantic (4-7-2012)
[ii] Adapted from Michael Horton, Ordinary (Zondervan, 2014), p. 53
[iii] Adapted from Dennis E. Johnson, Philippians (P & R Publishing, 2013), p. 283
[iv] Adapted from Sam Gordon, Philippians: An Odyssey of Joy (Ambassador, 2004), p. 169
[v] Ibid, p. 172
[vi] David Garland, The Expositor’s Bible Commentary, Volume 12: Philippians (Zondervan, 2006), p. 257
[vii] G. Walter Hansen, The Letter to the Philippians (Eerdmans, 2009), p. 309
[viii] Warren W. Wiersbe, Philippians: Be Joyful (Victor Books, 1978), p. 121
[ix] Ibid
[x] Johnson, p. 292
[xi] John Ortberg, Ten Financial Commandments PreachingToday.com
[xii] Adapted from Johnson, p. 295
[xiii] Adapted from Charles Spurgeon, Morning and Evening (Hendrickson Publishers, 2011 edition), p. 94
[xiv] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 562
[xv] Adapted from Wiersbe, p. 123
[xvi] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 562
[xvii] Hansen, p. 312
[xviii] Johnson, p. 293
[xix] Hansen, p. 312.
[xx] R. Kent Hughes, Philippians (Crossway, 2007), p. 185
[xxi] Life Application Bible: Philippians, Colossians & Philemon (Tyndale, 1995), p. 120
[xxii] Adapted from J. Dwight Pentecost, The Joy of Living: A Study of Philippians (Lamplighter Books, 1973), p. 229
[xxiii] John Beukema, source: Robert Lewis and Wayne Cordeiro, The Culture Shift (Jossey-Bass, 2005), pp. 1-2; citation: preachingtoday.com