Introducción
El 13 de noviembre de 1982, el pueblo estadounidense se detuvo y rindió homenaje a los soldados y enfermeras que dieron sus vidas durante la Guerra de Vietnam. Ese día, un muro conmemorativo se dedicó en Washington, D.C.
Fue hecho de granito negro, tiene una altura de 3 metros, se extiende por más de 150 metros de largo y tiene grabados en el granito los nombres de esos antiguos héroes que dieron su vida por su país.
No se dice nada más… solo hay fila tras fila de nombres y apellidos.[i]
Al principio, cuando se presentó el monumento, hubo una gran desaprobación pública. Muchos decían que se debían incluir más cosas – quizás citas famosas, imágenes, pequeñas notas biográficas acerca de las personas – algún tipo de homenaje específico… algo más.
Pero con el tiempo, el profundo mensaje cobró sentido… por más cosas que se agregaran, nunca sería suficiente. 58.272 nombres daban testimonio silencioso de su sacrificio supremo en la vida… y en la muerte.
¿Qué más se podría decir?
El mes de noviembre, 119 años antes, la nación había lamentado la pérdida de preciosas vidas en otra guerra: una Guerra Civil.
En el campo donde una batalla reciente había cobrado la vida de 51,000 soldados, Abraham Lincoln se paró en una plataforma y pronunció un discurso de 2 minutos. Su brevedad fue impactante.
Cuando se sentó, un miembro de la prensa le susurró: “¿Eso es todo?” Él respondió: “Eso es todo”. Los periódicos se burlaron de su breve discurso. El diario de Chicago aún dijo que todos los estadounidenses deberían avergonzarse de las escasas y simples palabras del presidente. La sociedad en general consideró sus comentarios toscos e insuficientes. Piense que la persona que dio su discurso antes que Lincoln había hablado durante más de una hora. La mayoría de los periódicos ni siquiera publicaron su discurso en la portada.[ii]
El discurso de Lincoln fue breve, pero pronto todos descubrieron su profundidad. Hoy se lo considera como uno de los mejores discursos en la historia de los Estados Unidos y desde entonces se ha convertido en un tesoro nacional.
La verdad es que no se necesitan muchas palabras para describir eventos verdaderamente grandiosos y personas verdaderamente valientes.
Tal como el Muro conmemorativo en Washington D.C, comenzando en el versículo 32, el escritor de Hebreos 11, simplemente pone los nombres de los héroes de la fe. Luego, en los versículos 33 y 34, rápidamente relata algunos de sus mayores logros de la fe en unas 35 palabras.
Quizás se pregunte: ¿eso es todo?
Si… y para estos cristianos hebreos del primer siglo, y hasta el día de hoy, eso es suficiente para reflexionar y provocar en nuestros corazones valentía, esperanza, amor, fe y perseverancia.
Hebreos 11:32 comienza diciendo, ¿Y qué más digo? Se podría expresar también como, “¿Qué más necesito decir?” En otras palabras, “seguramente ya entendió lo que quiero decirle.”
Esto es que la fe es la obra poderosa de Dios a través de la vida de alguien disponible para Él.
Luego leemos la siguiente declaración en el versículo 32: Porque el tiempo me faltaría… Es decir, “no tendría tiempo suficiente para seguir dando todas las ilustraciones de fe genuina que hay”.
Simplemente no tengo suficiente tiempo.
Seis Hombres de Fe y Algunos Profetas
El versículo 32 continúa diciendo: El tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas.
Ahora, no es de extrañar que no tenga suficiente tiempo para contar todas estas historias. Pero lo sorprendente es la lista de nombres que acaba de dar.
En primer lugar, esta lista no está en orden cronológico.
Barac vivió antes que Gedeón y Sansón viene después de Jefté. El autor aparentemente los nombró según le vinieron a la mente.
Pero lo más sorprendente de esta lista no es el hecho de que los nombres no estén en orden cronológico… lo sorprendente de esta lista es las personas que se incluyen en ella.[iii]
Leámosla de nuevo. Podemos entender que se incluya a David y el profeta Samuel, pero ¿Gedeón, Barac, y Sansón?
¿Por qué no Nehemías, Jeremías, Isaías, Ezequías, Josías, Ana o Rut?
O sea, si vamos a nombrar algunos, por que no mejor elegir a algunos que tengan mejores currículums.
¡Pero ese es exactamente lo que Dios nos quiere enseñar!
Estas personas no tenían currículums pulidos ni antecedentes penales limpios… y aún así, el Señor los usó… y ellos demostraron fe genuina – a pesar de sus errores y fracasos.
La lista comienza mencionando a cuatro hombres que sirvieron como jueces de Israel. Estos fueron los líderes del pueblo antes de que hubieran reyes.
Ahora, lo primero que debemos hacer es aclarar lo que era el papel de un juez. Es importante entender que ellos no tenían tribunales ni juzgados; no se vestían con túnicas negras y tampoco cobraban pensión.
De hecho, estos jueces se parecían más a Rambo o el llanero solitario que a dignos jueces de la Corte Suprema.
En realidad, se parecían a los alguaciles del lejano oeste que se enfrentaban sus peligrosos enemigos para hacer cumplir la justicia; además de llevar al pueblo a la batalla.
Su función, según Jueces 2:16, era cumplir la responsabilidad que Dios les había dado de liberar al pueblo de las manos los pueblos enemigos que venían a saquear y dominar su tierra.
En su mayoría, estos eran hombres rudos y fuertes… a muchos de ellos les gustaba disparar primero y luego preguntar cuál era el problema.
Y estaban muy lejos de ser hombres perfectos… y eso es parte lo que Dios nos quiere enseñar. El usa a las personas que encuentra disponibles para que demuestren fe en Su poder.
De hecho, uno de ellos no fue muy rudo que digamos; ni siquiera quería ofrecerse como voluntario.
Él es el primer hombre que encontramos en esta lista de Hebreos 11. Su nombre fue Gedeón.
- Gedeón
Jueces 6-8 cuentan su historia.
Él tenía tanto miedo de seguir a Dios que después de que Dios lo llamó a la acción, él fue y se escondió en el barril donde se exprimían uvas para el vino.
Estaba tan seguro de que Dios había elegido al hombre equivocado para ser juez, que puso a Dios a prueba. Él le dijo a Dios que sacaría un vellón de lana de cordero, y si por la mañana el vellón estaba mojado por el rocío y el suelo alrededor estaba seco, él lo seguiría.
A la mañana siguiente, el vellón estaba empapado de agua y el suelo estaba totalmente seco.
Así que dijo: Señor, eso podría haber sido una coincidencia. Esta vez, por favor, muéstrame que realmente me quieres como juez al dejar seco el vellón y que el suelo esté mojado. Y eso es exactamente lo que pasó.
Entonces Gedeón reúne un ejército de 32.000 hombres. Y Dios le dice: “Gedeón, redúcelo a 10,000”. Y así lo hizo.
Dios habla otra vez con Gedeón y le dije: “Tu ejército todavía es demasiado grande. Llévalos al río y déjalos beber agua. Deshazte de todos los hombres que se inclinen a beber directamente del río; pero mantén en el ejercito a los soldados que se arrodillen, recojan el agua en sus manos y tomen así el agua. En otras palabras, quédate solo con los soldados que están alerta al ataque enemigo.
De esos 10,000 soldados, 9,700 de ellos se pusieron a beber directamente del río.
Me puedo imaginar a Gedeón corriendo por la orilla del río diciendo: ¡No, no, no! De esa manera no. Usen sus manos.
Quedaron 300 hombres.
Probablemente Gedeón quiso buscar su vellón otra vez. El ejército enemigo de era de 135.000 soldados armados hasta los dientes.
¡Uno esperaría que Gedeón ahora saliera corriendo! Pero este granjero convertido en juez no lo hizo, incluso después de que Dios le reveló su inusual estrategia de batalla con esos 300 hombres contra todo el ejercito enemigo.
Aquí está la lección. Gedeón demostró fe en el plan de Dios que finalmente prevaleció sobre sus miedos.
- Barac.
A continuación, en la lista encontramos a Barac.
Los capítulos 4 y 5 del libro de Jueces cuentan su historia.
Dios lo llama para liderar la batalla en contra del ejército cananeo.
Nada lo hubiera emocionado más. Dios, aún, le había prometido de antemano que ganaría. Su fama como juez y general victorioso se extendería por toda la nación.
Pero luego Dios agrega: “Escucha, Barac, debido a la maldad del general del ejercito enemigo, voy a avergonzarlo a los ojos de todas las naciones, porque no voy a permitir que tu, el gran general israelita, lo mates en batalla. Voy a hacer que una mujer que ni siquiera es parte del ejercito le quite la vida.
Y Barac tuvo que tragarse su orgullo y aceptó el plan de Dios, para que fuera Él quien recibiera toda la gloria y que fuera otra persona quien se llevara el crédito de haber vencido al general enemigo.
Y eso es exactamente lo que sucedió.
D. L. Moody dijo una vez: “Es maravilloso lo que Dios puede hacer con alguien que se niega a quedarse con el crédito”.
Este es el punto. Barac demostró una fe que dominó su orgullo personal.
- Sansón.
El siguiente en la lista es Sansón.
Los capítulos 13 al 16 de Jueces cuentan la historia de este hombre que realmente debería haber aprendido el corito que dice: “Cuidado mis ojitos lo que ven”.
Le habría ahorrado muchos problemas. Y lo habría mantenido alejado de ese fatal corte de cabello, ¿verdad?
Sus ojos se posaron en Dalila y ella le sacó su secreto. Su cabello no le daba poder; su cabello representaba su compromiso con su voto con el Señor.
El descansó su cabeza sobre el regazo de Dalila, profundamente dormido, y ella le cortó el pelo… Fue demasiado tarde ya cuando él se dio cuenta del peligro de jugar con el pecado y menospreciar su compromiso con Dios.
Irónicamente, los filisteos le sacaron los ojos y lo metieron en la cárcel.
Pero el último acto de Sansón sería el más grande.[iv]
El clamó a Dios rogando por fuerzas, y empujó dos columnas de apoyo en un templo filisteo y el templo se derrumbó, matándolo a él y a más filisteos que había vencido en toda su vida.
Estas son las buenas noticias… su fracaso nunca es fatal.
Es decir, cuando nos arrepentimos y volvemos a Él, nuestro Dios misericordioso es capaz de perdonarnos y aún usarnos a pesar de nuestro pasado pecador.
Esta es la lección: Sansón demostró fe en la misericordia de Dios que supera los fracasos del pasado.
- Jefté
A continuación, el escritor de Hebreos menciona a Jefté.
Su historia está registrada en Jueces 11.
Su triste historia comienza informándonos que la nación no lo quería. El motivo principal era que él fue el hijo ilegítimo de una prostituta. Y ella tampoco lo quería.
Rechazado, se fue de su ciudad y creció en los callejones del este de Siria.
El llegó a liderar una notoria banda de marginados que intentaban sobrevivir. Fue entonces cuando el llamado de Dios, quien estaba buscando al próximo juez de Israel, sorprendió a todos y recayó en Jefté. El aceptó valientemente el llamado de Dios y lideró al pueblo a la victoria en contra de los amonitas.
Aquí está la lección: la fe de Jefté cambió su vida anteriormente marcada por su historia familiar.
Y para la persona que se pregunta si Dios solo quiere personas con un gran pedigrí o una historia impecable – una familia respetable… Jefté es el ejemplo divino de Dios puede usar a cualquiera que esté disponible y dispuesto a servirle.
- David
El siguiente en la lista es David… no es de extrañar, ¿cierto?
Los actos heroicos de David, que demostraron fe en Dios, comenzaron cuando todavía era un pequeño pastor de ovejas.
Todo israelita conocía la historia de cómo David arriesgó su vida para defender la gloria de Dios contra un gigante llamado Goliat y el ejército de filisteos.
1 Samuel 17 cuenta la historia de ese increíble acto de fe.
No sé usted, pero a veces me sorprende leer las cosas por las que la gente está dispuesta a arriesgar sus vidas.
No fue hace mucho que leí algunas breves biografías de varias personas que arriesgaron sus vidas al intentar sobrevivir las Cataratas del Niágara.
Algunos de ellos lo lograron, muchos no.
Annie Taylor fue la primera persona en lograrlo en 1901. Ella se había jubilado después de una vida ser maestra de colegio. Tenía 63 años, pero afirmaba que solo tenía 43.
Annie Taylor modificó un barril de pepinillos y lo acolchó con almohadas y cojines. En su cumpleaños, el 24 de octubre, ella se metió al barril sosteniendo a su gato, y se lanzó por las cataratas. Afortunadamente ella sobrevivió… su gato también.
Después de que la sacaron, ella dijo: “Nadie debería volver a hacer eso”.
Pero en 1930, George Stathakis lo hizo: Él se metió en un barril aún más pesado y se lanzó por las cataratas con su tortuga mascota… para dar el paseo. Cuando todo terminó, solo la tortuga había logrado sobrevivir.
En tiempos más modernos, un hombre llamado Jesse Sharp se lanzó por las cataratas en 1990, en su kayak. Era un experto en kayak y estaba convencido de que podía conquistar las Cataratas del Niágara, consideradas un rápido de clase seis.
De hecho, estaba tan seguro que incluso se negó a usar un casco. Él explicó que un casco solo ocultaría su rostro de las cámaras que sabía que lo estarían esperando más adelante.
Lo único que pudieron encontrar fue su kayak.
Mientras leía estos relatos, no pude evitar repetir en mi cabeza: “¿Por qué? ¡¿Por qué?!”
La mayoría de sus amigos y familiares informaron que esto era todo de lo que hablaban… todo lo que pensaban. Algunos de ellos planearon su hazaña durante años.
¡Qué causa tan trágica y trivial para arriesgar su propia vida!
Querido oyente, si usted hubiera estado con el ejército israelita, y hubiera visto a ese joven pastor correr por ese valle hacia el gigante llamado Goliat, probablemente habría pensado lo mismo: qué hazaña tan trágica. Qué desperdicio de vida.
Pero esto no era un simple acto. No había cámaras alrededor. David no estaba haciendo esto para volverse famoso.
Resulta que él estaba tan profundamente deseoso y preocupado por defender el nombre Dios que ejerció fe en su Dios.
Para la nación – y para cada uno de nosotros hoy – ese encuentro se convirtió en un ejemplo de una fe dispuesta a hacer cosas imposibles, cosas realmente importantes.
Y aquí está la lección: David demostró una fe que superó las imposibilidades personales.
- Samuel y los profetas
Finalmente, la lista termina con Samuel y los profetas. Su testimonio se encuentra en gran parte del Antiguo Testamento.
Si examinara sus vidas, creo que podría definir categóricamente su fe como una fe ignora la presión para conformarse al mundo.
Los profetas fueron una clase distinta de guerreros. Ellos predicarían y confrontarían, no a sus enemigos, sino a sus familias. Ellos desafiarían a su propia gente.
Probablemente se necesita más fe para defender a Cristo frente a su familia, sus compañeros de trabajo y sus amigos que frente a desconocidos o enemigos.
En su mayoría, los profetas se plantaron firme en oposición a la sociedad y simplemente declararon: “Así dice el Señor”.
Nueve Frutos de la Fe
Ahora, en los siguientes dos versículos, el escritor de Hebreos presenta en un par de frases nada menos que la historia de Israel.
Y estaría de acuerdo con él: “¡No tenemos tiempo para contarla toda!”
Permítame ir rápidamente a través de estos versículos donde encontramos 9 frutos de la fe.
- El primer fruto mencionado en Hebreos 11:33 es conquistar reinos.
“Por la fe conquistaron reinos”. Esto puede referirse a Josué cuando derrotó a los reinos enemigos en la Tierra Prometida o incluso a David quien derrotó más tarde a los filisteos.[v]
- En segundo lugar, por la fe hicieron justicia.
Lo podría referirse al profeta Daniel, quien mantuvo su integridad durante 75 años.
- En tercer lugar, por la fe alcanzaron promesas.
Hacer justicia es vivir la fe bíblicamente; alcanzar las promesas es la fe que espera bíblicamente.
Un autor lo expresó de esta manera: hacer justicia es actuar con fe; alcanzar las promesas es fe, es creer.[vi]
Y no estoy seguro de cuál es más difícil: actuar o creer.
En realidad, la más difícil es la que tiene que hacer en este momento.
Es por eso que alguien dijo una vez, y no recuerdo quién, que su mayor paso de fe es el próximo, sin importar cuál sea.
- El cuarto fruto de la fe que encontramos aquí es el cerrar la boca de los leones.
Lo más probable es que esta sea una referencia a la protección milagrosa de Daniel en el foso de los leones – o como un autor lo expresó: los leones en el foso de Daniel.
¡Bien dicho!
Si bien es posible que usted y yo nunca terminemos en un foso con leones, no pase por alto que la Biblia nos dice que el diablo está al acecho. Incluso ahora, él anda como un león rugiente, buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8).
Cada vez que confía en Dios, cada vez que hace lo correcto, cada vez que responde bíblicamente, cada vez que evita la trampa de la tentación, efectivamente le está cerrando la boca a ese viejo león.
- El quinto fruto de la fe es apagar fuegos impetuosos.
Esta probablemente es una referencia a los tres amigos de Daniel (Sadrac, Mesac y Abednego) que fueron arrojados al horno de fuego ya que no adoraron la imagen del rey. Milagrosamente, ellos salieron ilesos.
Pero también la Biblia nos enseña que nuestra fe es un escudo mediante el cual podemos proteger nuestras vidas de los dardos de fuego del maligno – esos dardos ardientes de la tentación.
Puede que no terminemos en un horno de fuego; puede que no nos arrojen a un foso de leones, pero cada día en este mundo nos enfrentamos a las amenazas de ese astuto león y el constante tiroteo de los dardos de fuego.
Y no es posible enfrentarse a ninguno de los dos sin fe.
- El escritor de Hebreos agrega que por la fe algunos evitaron filo de espada.
En 1 Samuel 18 y Jeremías 39, los siervos del Señor escaparon de una muerte segura por la espada gracias a la ayuda sobrenatural de Dios.
- El séptimo fruto de la fe lo experimentan aquellos que sacaron fuerzas de debilidad.
Uno de los beneficios de crecer en la fe es descubrir cuán débil uno es, ¿verdad?
En lugar de volverse más independiente, la persona de fe se vuelve más dependiente… de Dios
El cristiano maduro ha llegado a comprender lo que Cristo quiso decir cuando les dijo a sus discípulos: “Separados de mí pueden hacer… unas pocas cosas.” No. Dígalo conmigo. “separados de mi nada podéis hacer” (Juan 15:5).
- Fruto número ocho – versículo 34, Por la fe se hicieron fuertes en batallas
Como Abraham y Josué.
- Número nueve, Por la fe, pusieron en fuga ejércitos extranjeros
Como Gedeón, Josué y Jonatán.
Cuatro Observaciones
Habiendo visto ya rápidamente estos nueve frutos de la fe, permítame hora darle cuatro observaciones a partir de estos breves testimonios de fe.
- Primero, si estudia estas vidas con detenimiento, descubrirá que la mayoría de las demostraciones de fe vienen de personas sorprendidas.
Sí, ellos arriesgaron sus vidas, pero ¿cree acaso que Josué marchó alrededor de Jericó pensando? Ah, la estrategia de rodear la ciudad y gritar – ¡esto siempre funciona!
Los actos de fe se llevan a cabo cuando no hay duda de quién debe realizar la gran hazaña: tiene que ser Dios.
Deseo que Dios nos de un ministerio que impacte a nuestra comunidad y alrededor del mundo de maneras que solo pueden explicarse en términos del poder de Dios y la sabiduría de Dios y la dirección de Dios.
Explicable solo en la terminología de la fe.
- En segundo lugar, algunas demostraciones de fe provienen de personas indecisas.
Gente temerosa. Estas son personas tomando el curso introductorio de la fe y tienen las calificaciones más bajas. Nunca parecieron entenderlo… y luego Dios decidió usarlos.
- En tercer lugar, notará que algunas demostraciones de fe provienen de personas sin experiencia.
Personas como Jefté, Josías, Ester, Rut y muchos más.
- Finalmente, notará que cada demostración de fe vino a través de personas imperfectas.
No pase esto por alto. Al estudiar sus vidas a lo largo del Antiguo Testamento, descubrirá que cada uno de estos héroes tenía una fe imperfecta.
- Gedeón no pudo terminar una vida de fe.
- Barac no pudo confiar plenamente en el Señor con fe.
- Jefté se jactó tontamente de su fe.
- Sansón falló repetidamente en su caminar de fe.
- David falló en liderar constantemente con fe…
y así sucesivamente.
Y eso nos sirve de aliento. Al leer este capítulo podemos identificarnos inmediatamente con estos héroes de la fe. ¿Por qué? Porque algunos no fueron fuertes, o consistentes, o valientes, o perfectos… Dios lo fue. Aunque ellos no fueron fieles, Dios lo fue. Aunque no fueron poderosos ni valientes, Dios sí lo fue.
Conclusión
Uno de mis héroes favoritos de la fe fue el misionero llamado Hudson Taylor. Ya lo he mencionado en otros estudios. Concluyo con este testimonio sacado de su biografía.
Hudson decidió prepararse para el campo misionero viviendo con la menor cantidad de dinero y comida posible. Se mudó a los barrios bajos de Londres, a pesar de que era aprendiz de un médico y se preparaba para obtener su propia licencia.
Él descubrió que podía vivir de avena con agua y pan la mayor parte de la semana. El compraba carne de vez en cuando. Él usaba todo el dinero que le quedaba para comprar suministros médicos con los que ayudaba personalmente a las personas pobres en su vecindario.
Sin embargo, él tenía un problema. El médico para el que trabajaba a menudo se olvidaba de pagarle su salario semanal. Hudson tenía que recordárselo todas las semanas. Él hecho se volvió tan frustrante para Hudson que finalmente decidió entregárselo al Señor y confiar en que él le recordaría al médico que le pagara.
Él sintió que esta sería una buena manera de desarrollar su fe y simplemente confiar en que el Señor le recordaría a su jefe que le pagara.
Un día, Hudson iba de vuelta a casa desanimado y confundido con el Señor. El médico se había olvidado de nuevo y no le quedaba mucho dinero en el bolsillo. Dios no parecía recordárselo.
Cuando llegó a casa, se encontró con uno de los hombres pobres del vecindario. Él le rogó a Hudson que fuera a ver a su esposa, que acababa de dar a luz a un bebé. Ni la madre ni el recién nacido estaban bien. Hudson aceptó a regañadientes. El escribió que no estaba de humor para ayudar a nadie esa noche. Estaba bastante frustrado con Dios en ese momento.
Cuando llegó a su apartamento, varios niños estaban acurrucados dentro de esa vivienda de una sola habitación.
Una mujer estaba acostada sobre una colchoneta en un rincón y un bebé lloraba en sus brazos. Era obvio que el bebé no estaba recibiendo suficiente leche porque la mujer estaba desnutrida. Toda la familia simplemente tenía hambre.
Hudson supo de inmediato que el Señor quería que le diera a esta familia el poco dinero que le quedaba, pero su corazón se negó.
Él le dijo a la familia que no podía hacer nada por ellos. El luego escribió: “Necesitaban consuelo, pero yo también. Así que les dije que, aunque sus circunstancias eran muy angustiosas, había un Padre bondadoso y amoroso en el cielo. Pero algo en mi gritó: “¡Hipócrita! Les hablas a estas personas inconversas acerca de un Padre amoroso y tu no estás preparado para confiar en Él. Me sentí muy mal”.
Hudson escribió que resistió con terquedad y frustración el obvio deseo del Espíritu de Dios de que confiara completamente en el Señor y le diera el resto del dinero a esta familia.
El se negó.
Pero accedió a orar por ellos y todos se arrodillaron en ese pequeño apartamento. La batalla rugió en su corazón, y sin sentir alegría, se levantó, metió la mano en el bolsillo y le dio al hombre todo su dinero. Sólo entonces, escribió, el gozo del Señor inundó mi corazón.
Sabía que la vida de la pobre mujer se salvaría.
Cuando regresó a casa, se comió su avena y antes de irse a la cama, se arrodilló y agradeció al Señor por haberle dado el poder de entregar todo lo que tenía… y luego le recordó al Señor que se había quedado sin dinero y sin comida.
Al día siguiente le llegó un paquete anónimo sin dirección de retorno ni nombre. El paquete contenía un par de guantes de invierno, y dentro de uno de los guantes había 4 veces la cantidad de dinero que había regalado la noche anterior.[vii]
Querido oyente,
- ¿A cuántos de nosotros nos encantaría experimentar ese tipo de respuesta?
- ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a confiar en Dios por nuestros ingresos?
- ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a confiar en que el Señor le recordará a su jefe que le pague?
- ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a darle el dinero que nos queda a alguien más necesitado?
Amamos las respuestas de Dios a los actos de fe; simplemente no queremos pasar por la agonía de actuar con fe.
Y me anima ver que hombres como Hudson Taylor también lucharon… al igual que Samuel, David y Gedeón y todos los creyentes que han sido lo suficientemente honestos como para admitirlo.
Hudson Taylor escribió en sus últimos años, “Solía pedirle a Dios que me ayudara; luego le pregunté si podía ayudarlo; ahora he llegado al punto en que le pido simplemente que haga Su obra, a su manera, a través de mí “.
Simplemente coopero… El hace todo lo demás.
Como verá, cuando eso ocurre, cuando cooperamos, la fe obra… porque nuestra debilidad personal no prohíbe nuestra aceptación personal – nuestra cooperación – con nuestra tarea dada de parte de Dios.
¿Está dependiendo en Dios? ¿Qué es lo que solo Dios puede darle… y usted está esperando que solo Dios se lo proporcione?
Como Pedro debemos orar: “Señor, aumenta mi fe”.
Aumenta mi fe.
y mientras aceptamos personalmente – quizás con vacilación; con preguntas; con incertidumbre; con una sensación de sorpresa cuando algo sucede – pero mientras aceptamos por fe la tarea que Dios nos ha dado, tendremos el gozo de ver a Dios hacer lo que solo Él puede hacer.
[i] Charles R. Swindoll, The Practical Life of Faith (Insight for Living, 1989), p. 53
[ii] “Gettysburg Address” Microsoft ® Encarta. 1994 Funk & Wagnall’s
[iii] Arthur W. Pink, An Exposition of Hebrews (Baker Book House, 1963), p. 848
[iv] Pink, p. 855
[v] Edgar Andrews, A Glorious High Throne (Evangelical Press, 2003), p. 396
[vi] Phillips, p. 169
[vii] Howard Taylor, Hudson Taylor and the China Inland Mission: Volume 1 (OMF Book, 1996), p. 132