Introducción
John Owen nació en 1616 y fue un líder entre los pastores puritanos. Alguien una vez comentó que, si los puritanos fueron los árboles de secuoyas en el bosque de la teología, John Owen sería el árbol más alto entre ellos.
Incluso Jonathan Edwards, el líder del Gran Avivamiento de los 1700, dijo que los escritos de John Owen debían valorarse por encima de cualquier otro autor, excepto, por supuesto, las Escrituras.
John Owen ingresó a la universidad de Oxford a la edad de 12 años y se graduó con su maestría a sus 19 años. Él llegó a ser usado grandemente por Dios. Algunos lo apodaron el “gran hacedor”, porque logró muchas cosas.
Él llegó a ser bastante famoso. Fue capellán del Rey de Inglaterra y un predicador habitual ante el Parlamento. Pero eso no suavizó sus convicciones.
De hecho, en una ocasión, predicó ante todo el Parlamento y los reprendió por luchar contra Irlanda en lugar de llevar el evangelio a ese país y sus soldados.
El fue un hombre valiente… un hombre de fe… un predicador usado grandemente por Dios.
Él encajaría bien en la lista de héroes de la fe del capítulo 11 de Hebreos. Su vida está llena de historias de valentía, victoria, progreso y logros.
Pero hay otro lado de la historia de John Owen que muchos podrían pasar por alto… un lado que no se suele hablar en la iglesia.
Él luchó con su falta de consistencia y con periodos en su vida de esterilidad espiritual. Escribiéndole a un amigo, confesó: “Debo reconocer que tengo un espíritu seco y estéril; Ruego de todo corazón tus oraciones para que, a pesar de mis inclinaciones pecaminosas, Dios me riegue espiritualmente”.
Otra faceta de la vida de John Owen fue su sufrimiento. Él y su esposa, Mary, estuvieron casados durante 31 años. Juntos tuvieron 11 hijos. Todos ellos, excepto uno, murieron cuando eran pequeños. Solo un niño llegaría a la edad adulta: una hija.
Pero eso solo trajo más sufrimiento ya que ella luego se divorciaría de su esposo, tendría cáncer y regresaría a la casa de sus padres, donde murió poco tiempo después.
John y Mary experimentarían la muerte de sus 11 hijos, lo que en promedio equivale a perder un hijo cada 3 años de matrimonio.
¡Esta pareja literalmente caminó en el valle de la sombra de muerte la mayor parte de sus vidas!
¿Fueron ellos personas de gran fe? ¿O de poca fe?
Como verá, la pregunta es, ¿Permite ambas cosas su entendimiento de la fe? ¿O diría que la fe solo se ve en la cima de la montaña?
¿Es su concepto de la fe lo suficientemente grande como para abarcar tanto los triunfos como las tragedias de la vida?[i]
Sufrimientos y victorias… pecado y gracia… fracaso y progreso.
Hebreos 11 nos ha mostrado ambos.
Personas como Rahab, Sansón, Gedeón y David han entrado en este capítulo de fe. Y en su mayor parte, han sido historias positivas.
De hecho, a modo de repaso, esto es lo que hemos aprendido sobre la fe hasta ahora:
- Hemos aprendido que la fe es nuestra estimación del carácter de Dios; en otras palabras, la fe demuestra lo que creemos en cuanto a la fidelidad de Dios.
- También aprendimos, al principio del capítulo 11, que la fe es nuestra creencia en el poder creador de Dios. Recuerde que Dios es el primer héroe de la lista, el héroe supremo de la fe que se menciona aquí.
- Aprendimos, en tercer lugar, que la fe está ligada a nuestra adoración a Dios. Y eso lo vimos evidenciado por el sacrificio Abel, quien se acercó a Dios, no a su manera, sino a la manera que Dios había prescrito.
- Aprendimos también que la fe es nuestra disposición a comunicar verdades acerca de Dios.
- En quinto lugar, aprendimos que la fe se demuestra a través de nuestra obediencia a la palabra de Dios a pesar de los obstáculos y nuestra inexperiencia.
Noé no tenía experiencia en la construcción de barcos… y prácticamente se quedó solo, motivado por su fe obediente en las directivas de Dios.
- Luego, aprendimos que la fe es nuestra perseverancia a pesar del desprecio de los incrédulos y el silencio de Dios.
- Número siete, la fe es caminar hacia lo desconocido y luego esperar, confiando solamente en las promesas de Dios.
- También aprendimos que la fe es nuestro abandono de los deseos pasados, las delicias presentes y los sueños futuros por lealtad a Dios.
- Relacionado estrechamente a ese principio de fe estaba el siguiente que observamos en Hebreos 11: que la fe es nuestra disposición a olvidar el fracaso del pasado y arriesgar nuestra vida en obediencia a Dios.
- La décima observación que hicimos fue que la fe se ejerce en medio de nuestra debilidad, ya que allí es cuando Dios nos da de Su poder para hacer su voluntad.
- Finalmente, en nuestro estudio de hoy, veremos que la fe es correr la carrera, incluso cuando parece que estamos perdiendo.
Si Hebreos 11 hubiera terminado en el versículo 35, podríamos tener la idea errónea de que la fe hace que toda la vida sea victoriosa en algún momento u otro… que los fieles siempre acaban con testimonios de éxito, gloria y grandes logros.
Francamente, la comunidad cristiana está llena de mensajes contradictorios sobre la fe… y algunos de ellos se han convertido en éxitos de venta.
Conceptos erróneos como estos:
- Que la vida no será difícil – es decir, que las personas realmente fuertes en la fe van a tener una mayor protección espiritual en su vida.
- Que la fe le quitará todo miedo. La persona de fe nunca se esconderá ni se inmutará ante el peligro.
- Que su fidelidad conducirá a la victoria.
- Que la fe aumentará su confianza, lo que garantiza que tendrá menos problemas. Relacionado con este pensamiento está la idea de que cuanto mayor sea su confianza en Dios, menos problemas tendrá en la vida.
- Un concepto erróneo más es que la fe hará del dolor y el sufrimiento una excepción en la experiencia cristiana.
Tal vez por eso que muchos cristianos se sorprenden cuando un día descubren que cosas malas pueden sucederles a los hijos de Dios. Es más, cosas malas pueden sucederles a los cristianos fieles y comprometidos con el Señor.
Las Sombras de la Persecución
Hebreos 11 no termina con el versículo 35; sino que continúa incluyendo en este párrafo final los testimonios de personas que vivieron bajo las sombras.
Las sombras de la persecución… Lea conmigo el versículo 36.
Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno;
¿Fueron esas personas de fe? ¡Absolutamente!
Como verá, la fe es estar dispuesto a correr la carrera, incluso cuando parece que está en el equipo perdedor.
Ahora bien, lo que el escritor de Hebreos que hace aquí es darnos tres categorías de personas que viven bajo la sombra de la persecución.
- El primer grupo son los que estaban siendo abusados.
Note nuevamente el versículo 36. Otros experimentaron – literalmente – la prueba de la burla.
Quizás recuerde el testimonio de Nehemías quien recibió la burla, el desprecio y las acusaciones de aquellos que no querían que se reconstruyera la ciudad de Jerusalén (Nehemías capítulos 4-6); o incluso Eliseo de quien los jóvenes se burlaron en 2 Reyes 2.
Este fue el desprecio y el abuso verbal que recibieron por correr la carrera.
Piense en lo que sería correr la ya difícil carrera de la fe y que nadie lo anime. Por el contrario, todos se burlan de usted y ridiculizan su fe. Quizás usted sabe muy bien lo que eso se siente.
Esa es la cultura que muchos cristianos padecen en todo el mundo hoy.
No puedo evitar pensar en Atanasio, el líder de la iglesia primitiva que defendió la doctrina de la deidad de Jesucristo contra las falsas enseñanzas de algunos que argumentaban que Cristo era simplemente un ser humano, glorificado solo por su vida piadosa. Este sucedió a principios del siglo IV.
Atanasio fue desterrado de su hogar en Alejandría cinco veces, pasando un total de 17 años en el exilio. A menudo se encontraba completamente solo. De hecho, una vez le dijeron: “Atanasio, el mundo entero está en tu contra”. A lo que respondió: “Entonces Atanasio está contra el mundo entero”.[ii]
Él se mantuvo firme el evangelio, en la fe verdadera, cuando significaba que estaría solo.
No es de extrañar que lo apodaran “El santo de la terquedad”.[iii]
Quizás esté pensando, ese es mi don espiritual. ¡Yo también puedo ser un santo!
Santos de la terquedad. Firmes en la fe, aún cuando todo el mundo se burla y están en nuestra contra.
No solo está la prueba de la burla; el escritor de Hebreos luego agrega la prueba de los azotes.
Por supuesto, esto va más allá de los ataques verbales y se transforma en abuso físico.
La palabra azotes hace referencia a los golpes con un látigo con largas hebras de cuero; cada hebra tenía un fragmento de roca o metal unido en cada punta, lo que literalmente desgarraba la carne y dejaba expuesto el hueso.
Los azotes o la flagelación recibió el apodo “la media muerte” simplemente porque cuando terminaba, la víctima estaba casi muerta.
Al leer el comienzo de esta lista de abusos, no puede sino pensar en el Autor y Consumador de nuestra fe, el Señor Jesús, quien soportó tanto las burlas y el escarnio como los azotes y palizas tan terribles que quedó literalmente irreconocible.
Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio… (Tito 2:14)
El escritor de Hebreos agrega una frase más que describe el trato abusivo en contra de los fieles – él agrega al final del versículo 36, “y a más de esto prisiones y cárceles.
Los creyentes leyendo esta carta seguramente habrían pensado en José: encarcelado injustamente; o el profeta Jeremías: encarcelado por proclamar la verdad a su propio pueblo.
Tenga en cuenta que estas personas de fe sufrieron abusos, no porque carecieran de fe, ¡sino porque demostraron fe!
Su obediencia a Dios hizo que sus vidas fueran dolorosas… no agradables.
- Ahora, la segunda categoría de los que viven bajo las sombras de la persecución son los que experimentaron martirio.
El versículo 37 dice: Fueron apedreados, es decir, les arrojaron piedras a corta distancia para matarlos a golpes.
Como Nabot en 1 Reyes 9, quien fue acusado falsamente por el rey Acab y su esposa Jezabel y el pueblo lo apedreó hasta la muerte; o el profeta Jeremías: la tradición judía sostiene que murió apedreado; o como Esteban después de su sermón declarando la deidad y gloria de Jesucristo, en el capítulo 7 de Hechos… el pueblo lo apedreó.
En Hebreos seguimos leyendo que algunos “fueron aserrados” – la tradición judía durante siglos ha sostenido que, por haberse atrevido a declarar la palabra del juicio de Dios contra Israel, Isaías fue martirizado de esta forma.[iv]
El lenguaje aquí en Hebreos parece hacer referencia a ese martirio en particular, aunque hay otros testimonios de la historia de la iglesia de creyentes desmembrados y torturados por su fe.
Hebreos 11:37 agrega que algunos fueron “puestos a prueba”. Lo más probable es que esta sea una referencia a la tentación de retractarse de su fe para salvar sus vidas; y los que no lo hicieron, el versículo continúa diciendo, fueron muertos a filo de espada.
La historia está llena de casos así.
He leído que hay sesenta catacumbas cerca de Roma, que cubren más de 1000 kilómetros de túneles y galerías subterráneas. Estos túneles o catacumbas tienen alrededor de dos metros y medio de alto y de uno a un metro y medio de ancho, con largas filas excavadas a los lados. Los fallecidos se colocaban en estos recovecos que luego se tapaban o se cubrían con una losa de mármol o grandes tejas. Siglos mas tarde, cuando estas tumbas de los cristianos se abrieron para investigarlas, se descubrió que los esqueletos contaban muchas veces la terrible historia de la persecución romana. Cabezas separadas de los cuerpos; costillas y omóplatos rotos, los huesos ennegrecidos por el fuego daban testimonio de su martirio.[v]
El diario de San Petersburgo publicó la historia de un hombre ucraniano que fue mutilado por una leona en el zoológico de Kiev. El se enfrentó al animal a propósito, creyendo que Dios lo protegería. Usó una soga para bajar a un recinto de hormigón con cuatro leones. Luego caminó hacia ellos, gritando: “Si Dios existe, Él me salvará”. Una leona se acercó a él, lo tiró al suelo y le cortó la arteria carótida mientras una gran multitud miraba impotente desde arriba.[vi]
¿Acaso su fe no fue lo suficientemente grande para salvarlo?
Quizás esté pensando, ese no es verdaderamente el problema. ¡Nadie debería poner a Dios a prueba de esa manera!
Hay personas que se ponen a agarrar serpientes venenosas en sus servicios de adoración con la convicción de que su fe los mantendrá con vida si los muerden.
Hay más personas aún que rechazan la ayuda médica creyendo que aceptarla sería un insulto a su fe en un Dios vivo y verdadero.
Hay millones de cristianos que enfrentan crisis de incredulidad en Dios porque Él no los rescató de cierto peligro o discapacidad o dificultad o quizás la muerte de un ser querido.
Puede que no lo digan en voz alta, pero sus corazones están llorando: “¡Si Dios existe, él me salvará de esto o de aquello!”
¿Alguna vez pensó que usted no está solo en ese tipo de crisis? La verdad es que el corazón humano naturalmente se pregunta adónde está Dios en esos momentos. Como Job, ¿A dónde se ha ido Dios? ¡Quiero una audiencia con Él!
Dios no se ha ido a ningún lado.
Él nos está enseñando aquí, en Hebreos 11, que él está con sus fieles. Sabemos que Él estuvo en la primera parte del capítulo, cuando los muros de Jericó se derrumbaron, el mar se dividió en dos y los muertos resucitaron.
Pero Él también está aquí en la última parte del capítulo. Solo que Él está en las sombras.
Un autor lo expresó tan bien cuando escribió: Que parece que la verdad siempre está frente al verdugo, y el mal siempre sentado sobre el trono
…Sin embargo, detrás de lo oscuro y desconocido se encuentra Dios dentro de la sombra, vigilando desde arriba a cada uno de los suyos.[vii]
Cuando vivimos bajo la luz del sol, Dios está con nosotros, y lo sabemos; cuando vivimos en las sombras, Dios también está allí… solo que a veces lo olvidamos.
Él camina con sus amados por el valle de sombra de muerte.
Creyentes fieles han experimentado a lo largo de los siglos el sufrimiento de ser abusados… de ser martirizados… ahora, en tercer lugar, el escritor de Hebreos incluye:
- Aquellos que fueron ignorados y abandonados.
Note la mitad del versículo 37. anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras.
En otras palabras, no tenían otro tipo de ropa. No tenían seda, algodón o lino – nada más que la vestimenta más pobre que existía… las pieles secas de ovejas y cabras.
El versículo continúa describiéndolos como pobres, angustiados, maltratados.
Es decir:
- estaban constantemente en la indigencia, lo que significa que no sabían de dónde vendría su próximo trago de agua o comida;
- Estaban constantemente afligidos – una palabra que significa estar bajo mucha presión – bajo gran estrés por tratar de sobrevivir;
- Fueron constantemente maltratados, que pueden ser traducirse también, atormentados u oprimidos.[viii]
Ellos fueron expulsados de sus hogares. No solo fueron abandonados, sino también repudiados.
Note la última parte del versículo 38 …errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
En otras palabras, fueron forzados a vivir de la forma más básica posible, encontrando refugio en alguna cueva o algún tipo de vivienda tosca literalmente excavada en el suelo.
- David se escondió en el desierto del rey Saúl (1 Samuel 22);
- Abdías escondió y alimentó a los profetas cuando Acab y Jezabel los persiguieron (1 Reyes 18)
- Elías corrió por su vida y se escondió en una cueva cuando Jezabel mandó a matarlo (1 Reyes 19)
- Sabemos por la historia que los cristianos se escondieron en las catacumbas de Roma durante largos años de persecución.[ix]
Forzados a vivir con lo mínimo.
¿Fueron perdedores o qué?
Mire de nuevo el versículo 38 – de los cuales el mundo no era digno.
Rechazados por su propia gente… adoptados por su Padre Celestial.
Ignorados por su mundo… amados por su Salvador.
Sin hogar en la tierra… pero qué magnífico hogar les espera en el cielo.
De los cuales el mundo no era digno – eso es otra forma de decir: ¡No es en absoluto lo que parece!
Este texto nos está diciendo que su historia y la nuestra no termina aquí… ellos realmente son ganadores. ¡Todos ganamos! Algunos son llamados por Él a ganar mientras viven; otros están llamados a ganar al morir.[x]
Algunos están llamados a ganar mediante el triunfo; otros están llamados a ganar mediante la tragedia.
Pablo diría: Porque para mi el vivir es Cristo, y el morir es ganancia (Filipenses 1:21).
Escuche, ¿fueron los misioneros martirizados perdedores o ganadores?
¿Perdió la causa de Cristo? ¿O ganó?
¿Está perdiendo la causa de Cristo en los países donde los cristianos son perseguidos – países como China, Vietnam y Corea del Norte?
¿Estaba ganando Dios cuando Cristo se presentó ante Pilato? ¿…Cuando colgó de una cruz?
¿Estaba perdiendo o ganando?
Todo depende de dónde detenga la historia. Hebreos 11 nos dice que la historia aún no ha terminado. ¿Quién ganó hace 19 siglos, el apóstol Pablo, o el emperador Nerón?
Depende de dónde detenga la historia.
Y hemos vivido lo suficiente para que en nuestros tiempos muchos padres nombran a sus hijos Pablo y algunos le ponen por nombre Nerón a sus perros.[xi]
Quién estaba ganando: Hitler o Corrie Ten Boom.
Quien, junto con miles de otras mujeres, ingresó al campo de concentración nazi. Una creyente, encarcelada por ayudar a los judíos a escapar de los campos de exterminio. Corrie estaba ahora entre ellos. Pudo pasar de contrabando una pequeña Biblia al campamento y, por la noche, un círculo cada vez más grande de personas se juntaban a leer – recibiendo ayuda espiritual y esperanza. Como mendigos apiñados alrededor de un fuego ardiente, escribió ella, nos reunimos a alrededor de esa Biblia, exponiendo nuestros corazones a su luz y calor. Ella escribió que el 31 de diciembre de 1944, por un error administrativo y la voluntad de Dios, fue liberada. Ya con 52 años, pasaría el resto de su vida soltera, viajando y dando su testimonio. Esta era una de sus declaraciones favoritas: No hay pozo tan profundo donde no llegue la gracia y el amor de Dios”.[xii]
Dígame, ¿Quien ganó?
Las Sombras de la Promesa
¿Fueron estos héroes sufrientes perdedores? Note lo que dice el versículo 39 en cuanto a ellos: Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.
¿Que significa eso?
Primero, que ellos no fueron perdedores sino vencedores.
En segundo lugar, su historia no está completa sin nosotros.
En otras palabras, ellos esperaron con ansias las promesas de Dios – el Mesías prometido cuya muerte en la cruz completaría, perfeccionaría, su redención.
Nosotros miramos hacia atrás la obra terminada de Cristo, pero ellos, en el Antiguo Testamento, tenían que mirar hacia adelante. Y nosotros tenemos una gran ventaja, ¿por qué? Nosotros tenemos una Revelación completa.
Se nos han dado los hechos históricos de la historia de Cristo – su venida, su muerte y resurrección. Tenemos tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento.
Vivimos en la luz de la plena revelación de la palabra de Dios; ellos vivieron a la sombra de las promesas que aún debían cumplirse.
Pero eso fue suficiente – y qué testimonio de su fe.
- No tenían desde Mateo hasta Apocalipsis
- No tenían una descripción tan completa del cielo y nuestro glorioso futuro.
- No sabían del tribunal de Cristo donde serían recompensados por su labor de amor y sus actos de fe;
- No habían oído sobre la poderosa declaración final de Jesucristo cuando dijo: “Consumado es”.
Y el punto aquí es que, si ellos pudieron confiar en Dios con tan poco, ¿Qué haremos nosotros que tenemos mucho más?
El teólogo Juan Calvino comentó sobre este texto: Todo lo que tenían era una pequeña chispa de luz para llevarlos al cielo; pero nosotros tenemos la luz del Hijo de Dios brillando sobre nosotros. ¿Qué excusa ofreceremos si todavía nos aferramos a este mundo?[xiii]
¡Ellos perseveraron y no sabían ni la mitad de lo que nosotros sabemos!
Por eso nos alientan tanto con su fe – no en sus triunfos, sino en sus tribulaciones… y cómo confiaron en Dios.
Un autor escribió lo siguiente: Estos santos de la antigüedad forman nuestro árbol genealógico espiritual; sin ellos, no tenemos raíces; sin nosotros, ellos no tienen ramas. Ellos son “perfeccionados”, o completados, a medida que la savia vivificante de sus vidas fluye a través de nuestras hojas y flores espirituales. Juntos llenamos la tierra con la fragancia de la fe.[xiv]
Ese es el testimonio de un mártir de India, China o Roma que hoy infunde valor en nuestros corazones.
Es la fidelidad de Dios en las sombras de la historia antigua que trae un rayo de luz a nuestro caminar hoy.
Conclusión
La Navidad pasada, gran parte de nuestra familia -primos, tías y tíos, hermanos, cuñadas, padres, abuelos, sobrinos y sobrinas – todos nos juntamos en la casa de uno de mis hermanos menores ya que, debido a su cáncer cerebral, se ve incapacitado de viajar. Su tumor se ha extendido… su dolor va en aumento… las últimas resonancias magnéticas mostraron cómo el cáncer ahora se encuentra en ambos hemisferios del cerebro. Todavía está lúcido… todavía luchando… todavía divertido y lleno de humor.
Aún confiando… todavía cantando… todavía diciendo que vale la pena seguir a Dios en la luz y en las sombras de la vida.
En cierto momento, estábamos todos en una especie de círculo para orar cuando dijo: “Cantemos, y comenzó a guiarnos en el himno.
Oh, Dios eterno, tu misericordia,
Ni una sombra de duda tendrá;
¿No es interesante que Aquel que reina en las sombras nunca tenga ni una sombra o un indicio de cambio? Él siempre es fiel.
La letra continúa así:
Tu compasión y bondad nunca fallan,
Y por los siglos el mismo serás.
¡Oh, tu fidelidad! ¡Oh, tu fidelidad!
Cada momento la veo en mí.
Nada me falta, pues todo provees,
¡Grande, Señor, es tu fidelidad!
–Thomas O. Chisholm
Es cierto para todos estos héroes en Hebreos 11 que vivieron en la luz. Es cierto para todos aquellos que vivieron en las sombras. Es cierto para usted y para mí.
La fe está corriendo la carrera, incluso cuando parece que estamos perdiendo, ¡pero no lo estamos! Todo depende de dónde detenga la historia.
No se detenga ahora… no se detenga ahora… esto no se termina aquí.
Termina cuando, entre otras cosas, nuestra carrera se transforme en nuestro reinado – reinando con nuestro Rey venidero, el Señor Jesucristo. ¡La historia no termina hasta que Dios escribe la última palabra!
[i] George H. Guthrie & Douglas J. Moo, Hebrews – James Zondervan Illustrated Bible Backgrounds Commentary (Zondervan, 2002), p. 73
[ii] John MacArthur, Twelve Unlikely Heroes (Thomas Nelson, 2012), p. 1
[iii] Ibid, p. 2
[iv] Grant Osborn, ed. Life Application Bible: Hebrews, (Tyndale, 1997), p. 200
[v] Charles R. Swindoll, The Practical Life of Faith: A Study of Hebrews 11-13 (Insight for Living, 1989), p. 54
[vi] Lion Kills Man in Kiev (St. Petersburg Times, 6-5-06)
[vii] G. Campbell Morgan, The Triumphs of Faith: Expositions of Hebrews 11 (Baker, 1980), p. 162
[viii] Kenneth S. Wuest, Hebrews in the Greek New Testament (Eerdmans, 1969), p. 210
[ix] W. Stanley Outlaw, Hebrews (Randall House Publications, 2005), p. 313
[x] Adapted from James Montgomery Boice, Daniel (Baker, 1989), p. 72
[xi] Adapted from William Barclay, The Letter to the Hebrews (Westminster Press, 1976), p. 130
[xii] Lawrence Kimbrough, Words to Die For (Broadman and Holman, 2002), p. 168
[xiii] Richard D. Phillips, Hebrews (P & R Publishing, 2006), p. 526
[xiv] Swindoll, p. 55