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¿Que hay de natural en los desastres naturales?

¿Está Dios verdaderamente involucrado en los desastres naturales? Acompáñenos en este programa mientras encontramos las respuesta a esta pregunta a través de las Escrituras.
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Introducción

            Una historia que leí recientemente empezaba con estas palabras.

            El ruido era ensordecedor. Aunque nadie estuvo lo suficientemente cerca como para escucharlo, las noticias finalmente llegaron alrededor de todo el mundo. Ninguno de los pasajeros en el avión DC-4 alguna vez supo que pasó… murieron instantáneamente. Era un 15 de febrero de 1947. El vuelo de las Aerolíneas Avianca con destino a Quito, Ecuador, se había estrellado contra una montaña de 4000 metros de altura cerca de Bogotá… el avión, reducido a una pieza deforme de metal envuelta en llamas, luego había caído por el precipicio.

            Uno de los pasajeros era Glenn Chambers. El planeaba empezar un ministerio en el sector Andino, un sueño de toda una vida que terminó abruptamente… y para sus seres queridos, sus sueños se convirtieron en una pesadilla.

            Antes de dejar el aeropuerto de Miami más temprano aquel día, Chambers le había escrito apurado una nota a su madre en un pedazo de papel que había encontrado en el piso del terminal. Era un pedazo de papel que había pertenecido a una publicidad de algún tipo. En un lado de este papel estaba su nota; del otro lado había una sola palabra impresa – “Por qué.”

            Entre el tiempo que envió su nota, hasta que su madre la recibió, Glenn había muerto. Cuando la carta llegó, la madre de Glenn se encontró con aquella inquietante palabra; aquella triste pregunta, “¿Por qué+”[i]

            Quizá las dos preguntas que se hacen más frecuentemente en la vida son.

  • ¿Por qué tuvo que pasar esto?

Seguido por la pregunta

  • ¿Dónde estaba Dios cuando esto sucedió?

O quizás expresamos la pregunta de esta manera:

  • ¿Por qué Dios permitió que esto sucediera en primer lugar?

            Si hubiéramos sido vecinos de Job y su esposa, para cuando los eventos del capítulo 1 terminaron, habríamos estado preguntándonos lo mismo. De hecho, la mayoría de lo que resta del libro de Job no es nada menos que un intento de parte de Job y sus amigos de responder a estas preguntas. Si no supiéramos el resto de la historia, nosotros estaríamos preguntándonos lo mismo el día de hoy.

            En una sola tarde, los sueños de Job se transformaron en pesadillas. En nuestro último estudio, observamos a Job reaccionar ante cuatro mensajes devastadores. Me cronometré mientras releía las noticias de los mensajeros, y me tomó solo 39 segundos. Solo tomó treinta y nueve segundos para que el corazón de Job fuera destrozado y para que su mundo se derrumbara alrededor suyo.

            Toma toda una vida el construir algo. ¿Cómo es entonces que tantas cosas en la vida pueden colapsar en cuestión de segundos?

            El problema que Job tendría por varios meses no tendría nada que ver con los sabeos y los caldeos – ellos eran ladrones y guerreros despiadados. El problema que Job tendría es con los otros dos eventos – el viento que pareció apuntar directamente a la casa de su hijo mayor y el fuego que cayó del cielo.

            Las compañías de seguros suelen llamar a estos eventos “casos fortuitos” o incluso “actos divinos.” ¿De verdad fueron estos actos divinos? Y ¿es esa una respuesta satisfactoria?

  • ¿Esta Dios verdaderamente involucrado en los desastres naturales?
  • ¿Deberíamos siquiera llamarlos “actos divinos”?

            Millones de personas, dentro y fuera de la iglesia se han preguntado si Dios es indiferente o despreocupado.

            ¿Acaso le importa a Dios? ¿Acaso no mira las noticias?

            Un periodista, comentando acerca del Huracán Katrina, habló de parte de muchos escépticos cuando dijo: “si este mundo es el producto de un diseño inteligente, entonces el diseñador nos debe un par de explicaciones.”

            La verdad es que sin importar qué creemos, normalmente tratamos de explicar el porqué de los desastres naturales y el sufrimiento en general.

            En el 2004, muchos musulmanes creían que Alá había azotado el sureste de Asia con un tsunami durante la navidad, porque durante esa fecha había mucha inmoralidad y alcohol.

            El Huracán Katrina, que apareció el 2005, fue el tercer huracán más fuerte en tocar tierra en la historia de Estados Unidos. Casi 2000 personas murieron en la tormenta. Fue el desastre natural más costoso de la historia de Estados Unidos con más de 92 billones de dólares en pérdidas.

            Erwin Lutzer escribió en su libro titulado, ¿Donde estaba Dios? que después del huracán, algunos musulmanes dijeron que Alá estaba tomando venganza por la guerra de Estados Unidos contra Irak.

            Algunos cristianos afirmaban que el Huracán Katrina era un juicio sobre Nueva Orleans por sus costumbres inmorales y la abierta aceptación de los desfiles gay.

            Un reportero cristiano en Israel dijo que Estados Unidos sufrió el huracán a causa de haber acordado una ley con Israel que forzaba a desalojar a los judíos de la franja de Gaza.

            Cuando llegan las tragedias, tenemos una tendencia natural de interpretarlas a la luz de lo que creemos que Dios está tratando de decir. A veces, somos malísimos voceros de parte de Dios.

            Sin embargo, que diríamos nosotros acerca de estos “actos divinos.” ¿Qué le diría usted a Job?

Perspectivas Acerca de los

 “Actos Divinos”

            He categorizado al menos cinco perspectivas diferentes acerca de estos “actos divinos.”

  1. Esta la perspectiva trivial.

            Esta es la persona que se desentiende del asunto y dice, “la verdad es que no deberíamos preocuparnos. Dios quiere que seamos felices y creo que el diablo a veces se interpone en el camino.”

  • Está la perspectiva hipócrita.

            Los que usan esta perspectiva, dan una respuesta sin creerla ellos mismos.

            Estos son los creyentes que dicen, “Dios no tuvo nada que ver con ese huracán – son solo las fuerzas de la naturaleza. Dios está en control, pero el deja que la naturaleza tome su curso.”

            La razón por la cual llamo a esta perspectiva hipócrita es porque la mayoría de estos cristianos oran por lluvia cuando la necesitan, y van a orar por un día soleado para su casamiento. Van a agradecer a Dios por el buen tiempo – automáticamente reconociendo que Dios tuvo algo que ver con eso.

            Leí que después de un terremoto que ocurrió en California, un grupo de pastores se juntó para orar. Mientras comentaban acerca de las calles rotas y los edificios caídos, todos acordaron que, por cuestiones prácticas, Dios no había tenido nada que ver con el desastre. Cuando uno de los ministros terminó la reunión en oración, el agradeció a Dios porque el terremoto ocurrió a las 5:00 de la mañana cuando habían menos autos en las calles de lo que habrían horas después, y cuando habían pocos peatones por las calles. Cuando el terminó la oración, sus colegas respondieron con un fuerte, Amen.

            ¿Como pueden agradecer a Dios por el momento en que ocurrió el terremoto si Él no tenía nada que ver con eso?[ii]

  • Luego está la respuesta instintiva

            Escuché a un cristiano famoso en las noticias que le preguntaron, “¿por qué Dios no detuvo tal o cual desastre?”

            Este cristiano respondió diciendo, “bueno, hemos sacado a Dios de nuestros colegios y del mundo político por algún tiempo ya… ahora que él se ha ido, no se pueden quejar.”

            Esta suena como una buena respuesta, pero deja preguntas bastante inquietantes acerca del carácter de Dios. ¿Esta Dios ahora malhumorado y caprichoso porque lo hemos rechazado como sociedad? ¿Acaso ha tomado sus juguetes y se ha ido a casa, ahora que lo ignoramos y no queremos saber nada con Él?

            A todo esto, si esto fuera verdad y Dios simplemente se ha hartado de este planeta, ¿Que dice eso acerca de su control y su omnipotencia, y su soberanía sobre los eventos futuros? ¿qué significaría eso cuando tomamos en cuenta que Dios es misericordioso y lleno de gracia?

            En un intento de librar a Dios de esta situación difícil al decirle a la gente que el simplemente nos ha dejado tal como queríamos, hemos pintado la imagen de un Dios que depende de nuestras acciones y nuestras actitudes, nuestras legislaciones, y nuestros caprichos.

  • Esta la perspectiva superficial

            Esta perspectiva intenta ignorar las preguntas profundas acerca de la naturaleza y el carácter de Dios y se enfoca en los problemas más fáciles. La iglesia en general tiende a usa este tipo de respuestas debido a su falta de profundidad teológica o falta de disposición a crecer en entendimiento.

            John Piper comentó que “la iglesia no ha estado gastando sus energías para profundizar en la insondable Palabra de Dios. Por el contrario, gran parte de la iglesia está escogiendo, en este mismo momento, volverse más liviana y superficial, y solo busca entretenimiento. Por lo tanto se ha vuelto irrelevante [mientras que afirma ser relevante y exitosa. La verdad es que] el Dios popular de la iglesia-divertida es simplemente muy pequeño y sociable para sostener a un huracán en Sus manos.”[iii]

  • Finalmente, esta la respuesta reacia.

            Esta es la perspectiva que tomamos cuando simplemente no nos preocupamos lo suficiente como para dar una respuesta, de lo cual todos somos culpables. Realmente nos cuesta mucho resumir nuestra respuesta en un par de palabras.

Principios sobre los

“Actos Divinos”

            Permítame ofrecerle varios principios a considerar mientras medita en su respuesta y reconoce la soberanía de Dios en medio de los desastres naturales.

  1. Principio #1: El sufrimiento sobre la tierra es más grande de lo que solemos reconocer.

            Los medios de comunicación nos llevan de una crisis a otra a través del mundo. Nos entristecemos al escuchar de las miles de personas que mueren en estas catástrofes. Y, sin embargo, preguntar ¿porque mueren las personas a causa de los desastres naturales? es muy similar a preguntar ¿porque mueren las personas?

            Ya sea que lo sepamos o no, 6000 personas mueren cada hora en este planeta – la mayoría como resultado de alguna forma de sufrimiento. En el tiempo que me toma terminar esta frase, 700 personas van a morir. Muchos de ellos van a morir por alguna enfermedad, crimen, accidente, suicidio, hambre, y desastres naturales.

            De hecho, más niños van a morir de hambre hoy en nuestro mundo que todos los niños y adultos que murieron cuando el Huracán Katrina azotó el golfo. La única razón por la cual los desastres naturales llaman nuestra atención es porque intensifican dramáticamente la cantidad de muertes y destrucción.[iv]

            La realidad es que hay sufrimiento y muerte en la tierra y es más grande de lo que podemos llegar a comprender.

  • Principio #2: El mundo sufriente de hoy no es el mismo mundo que Dios creó.

            Pablo le escribió a los Romanos,

      …Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

      Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios

      Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

      Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.

      (Romanos 8:18-19, 22-23, 25)

            En este párrafo, Pablo nos dice que hay una conexión directa entre la caída de la humanidad en pecado y el sufrimiento en este planeta.

            El mundo que Dios creó originalmente y el que ahora se sacude con terremotos, aludes, e inundaciones es muy distinto. Este mundo está dañado por el pecado. La creación gime esperando que Dios vuelva todo a la normalidad.

            Un autor escribió que la naturaleza está dañada porque el ser humano está dañado. La ferocidad y brutalidad que vemos en el mundo animal y natural es una reflexión de nuestro estado moral. Ambos son salvajes, despiadados, y dañinos. La naturaleza es un espejo en donde nos vemos a nosotros mismos.[v]

            Esto fácilmente puede desanimarnos. La verdad es que, sin la revelación de Dios en la Biblia, no tendríamos respuesta para el dolor y el sufrimiento en lo absoluto. Sin embargo, la Biblia nos enseña que, a pesar de que la humanidad ha sido dañada por el pecado y la naturaleza juntamente con ella; ni la humanidad ni la naturaleza han escapado de la soberana mano o plan o propósito de Dios. Dios no ha abandonado su creación ni ha dejado de controlarla. Aunque el ciertamente estableció leyes físicas a través de las cuales gobierna las fuerzas de la naturaleza, esas leyes operan continuamente según su voluntad soberana.

            Job más tarde oirá la verdad fuerte y claro:

      A la nieve dice: Desciende a la tierra;

También a la llovizna, y a los aguaceros torrenciales.

Por el soplo de Dios se da el hielo, y las anchas aguas se congelan.

      Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que él les mande.

      Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, otras por misericordia las hará venir.

      (Job 37)

            Un meteorólogo cristiano concluyó que hay más de 1400 referencias al clima en la Biblia. Muchas de ellas atribuyen el clima al control directo y el propósito de Dios.

            La verdad es que todas las expresiones de la naturaleza, todos los fenómenos naturales, ya sea un tornado devastador o una suave lluvia en primavera, son actos divinos. Dios controla todas las fuerzas de la naturaleza, ambas las destructivas y las productivas continuamente – lo cual significa que el creyente nunca es víctima de los poderes de la naturaleza por mera casualidad o destino.[vi]

            La causa indirecta de nuestra muerte o sufrimiento puede ser la naturaleza o la violencia, pero la causa directa detrás de todo esto es el plan y los propósitos de Dios.

            Un teólogo escribió, “Nada – absolutamente nada – ya sea algo malvado o una persona malvada o un evento natural doloroso se escapa del control y la voluntad de Dios. Nada se forma, existe, o se mantiene independientemente de la voluntad de Dios. Así que, incluso, cuando el peor de los males caen sobre nosotros, en última instancia, estos no vienen sino de la mano de Dios.[vii]

            Principio #1: El sufrimiento sobre la tierra es más grande de lo que solemos reconocer.

            Principio #2: El mundo sufriente de hoy no es el mismo mundo que Dios creó.

  • Principio #3: El carácter y el trabajo de Dios sobre la tierra es distinto al que nos imaginamos.

            Querido oyente, si la Palabra de Dios nos dice que Él es absolutamente soberano, entonces, Él es el responsable en última instancia.

            Cuando observamos a una persona caminar a través de los escombros de lo que horas atrás era su hogar, ¿Cuál de las siguientes respuestas le trae más consuelo?

  • “Bueno, no sé dónde estaba Dios cuando esto pasó, pero estoy seguro que él no quería que esto pasara.”
  • O, “Dios, quien es digno de su confianza y esperanza, permitió que esto sucediera. Aunque no entendamos sus propósitos, podemos confiar que Él hace lo que es mejor.”

            Nahúm nos presenta a un misterioso Dios, quien

      …marcha en la tempestad y el torbellino… (Nahúm 1:3)

            David escribe de nuestro Dios quien no rinde cuentas a nadie,

            Nuestro Dios está en los cielos;

Todo lo que quiso ha hecho (Salmo 115:3).

            El profeta Isaías escribe,

      Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado (Isaías 14:24).

            En Isaías 45:7, Dios dice algo aún más sorprendente cuando declara,

      No hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.

            La iglesia hoy en día corre y se desespera para desasociar a Dios de las cosas que pasan hoy en día, mientras que Dios está tomando responsabilidad. Pareciera que nosotros estamos más preocupados de la reputación de Dios de lo que Él está.

            Este es el universo de Dios. Esa era Su tormenta, Su terremoto, su inundación, su día soleado, su brisa veraniega.

            ¿Cree que Dios no está en control de los desastres naturales? Dígaselo a Noé, a ver que le responde.

            David escribió,

      Los cielos cuentan la gloria de Dios… (Salmo 19:1)

            Pablo escribió que la creación y la naturaleza revelan los atributos, el poder, y la grandeza de Dios (Romanos 1:20).

            Ahora, ¿Por qué Dios no hace que cada día sea soleado y tranquilo? Voy a darle seis razones en un momento.

            Pero, primero entendamos algo acerca de Dios que es un tanto incómodo para nosotros – un Dios que como David escribió, es completamente distinto a nosotros (Salmo 50:21).

            Conozcamos al Dios de quien Salomón escribió.

      Gloria de Dios es encubrir un asunto… (Proverbios 25:2)

            Este es el Dios de quien leemos:

      Verdaderamente tú eres Dios que te encubres… (Isaías 45:15).

      Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios… (Deuteronomio 29:29).

            Este es el Dios que frecuentemente nos dice:

      Estad quietos, y conoced que yo soy Dios… (Salmo 46:10)

            C. S. Lewis dijo que Dios realmente habla más fuerte cuando sufrimos. ¿Lo ha notado?

            Lewis escribió, “Dios susurra en nuestra comodidad, habla en nuestra conciencia, pero grita en nuestro dolor; este es su megáfono para despertar a un mundo ensordecido.”[viii]

Propósitos de los “Actos Divinos”

            ¿Que es lo que nos enseña la vida de Job y el resto de la Biblia acerca de los propósitos de estos “actos divinos”?

  1. Primero, los actos de Dios nos recuerdan qué es lo que realmente importa en la vida.

            Agustín una vez escribió, “Dios nos daría algo, pero no lo hace porque nuestras manos están llenas.”

            Cuando Dios nos quita lo que tenemos y vacía nuestras manos, logramos descubrimos qué cosas son las que más importan nuevamente.

            Me pareció interesante que después de los eventos del Huracán Katrina, la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, convocó un día de oración, diciendo, “Necesitamos buscar a Dios por fortaleza, esperanza y consuelo.”[ix]

            Si ella hubiera dicho unos días antes del huracán que el estado de Luisiana necesitaba buscar a Dios en oración, seguramente se habrían burlado de ella y probablemente habría perdido credibilidad como jefa de estado. Es más, quizás, podría haber perdido su trabajo.

            Los actos divinos nos recuerdan la verdad acerca de la vida.

  • En segundo lugar, los actos divinos reenfocan nuestras expectativas y esperanzas en la vida.

            Las cosas de la cuales creíamos tener completo control y derecho, desaparecen. La banca rota, las enfermedades, los accidentes nos recuerdan que nuestras expectativas y nuestra esperanza debe estar en Dios, y solamente en Dios.

  • En tercer lugar, los actos divinos nos entregan una perspectiva realista de la brevedad de la vida.

            Podría haber sido yo en esa tormenta. Podría haber sido yo el que apareció en las noticias.

            Cuando todo está yendo bien, caemos bajo la falsa ilusión de que tenemos la vida garantizada. Luego sentimos un fuerte dolor en el pecho y despertamos conectados a un montón de cables, rodeado de doctores que dicen, “llegaste justo a tiempo.”

            La verdad es que ya sea que estemos consientes de aquello o no, este podría ser nuestro último día sobre la tierra.

  • Cuarto, los desastres naturales tienen una forma particular de advertirnos acerca del juicio eterno.

            “La naturaleza refleja los atributos de Dios, incluidos sus atributos de ira y justicia” (Job 37:6).[x]

            Los accidentes que toman las vidas de otras personas son un recordatorio del juicio venidero del cual no hay escapatoria.

            En Lucas 13, el Señor estaba predicando justo después de que una torre había caído, en un desastre inesperado que provocó la muerte de 18 personas. El Señor Jesús usó ese incidente en Su sermón como una ilustración de que todos vamos a morir. Él les dijo efectivamente, “¿Están listos para el juicio? – ¿se han arrepentido de sus pecados?”

            El sufrimiento de las personas alrededor del mundo ilustra que la humanidad un día será, o librada del sufrimiento en gloria, o condenada a sufrir por siempre. La pérdida inesperada de vidas nos recuerda que todos tenemos una cita pendiente con Dios.

            David Miller escribió, Los desastres naturales proveen la evidencia concluyente de que la vida en esta Tierra es breve e incierta.”[xi]

  • En quinto lugar, los desastres naturales son una invitación a caminar con Dios a través de la vida.

            Dios no promete la ausencia de tormentas, pero el sí promete Su presencia en medio de la tormenta.

            Como Warren Wiersbe escribió una vez, “No crezca en amargura, sino crezca en el Señor.”

            No sea como el hombre de quien leí reciente mente, quien tuvo una respuesta un tanto chistosa hacia una experiencia dolorosa. Un perro lo había mordido, y su doctor le informó que había contraído rabia. Después de escuchar las noticias, el paciente inmediatamente sacó papel y lápiz y empezó a escribir. Pensando que el hombre estaba escribiendo su testamento, el doctor le dijo, “Oiga, esto no significa que va a morir. Hay una cura para la rabia.” “Ya lo sé” dijo el hombre. “Estoy haciendo una lista de las personas que voy a morder.”[xii]

            Las catástrofes aparecen y estas son el megáfono de Dios diciendo, “Camina conmigo.”

  • Finalmente, los desastres en la vida son un recordatorio de que el sufrimiento un día será reemplazado con gozo eterno.

            Pablo escribe, “Puedo decirles que este sufrimiento momentáneo no se puede comparar con la gloria que va a ser revelada” (Romanos 8:18).

            Cuando el Titanic se hundió, más de mil personas murieron en las aguas. Las causas inmediatas fueron negligencia humana, un iceberg, un número insuficiente de botes salvavidas, y aguas congeladas… pero la causa final fue Dios, quien había determinado que sus días sobre la tierra habían concluido.

            Después de que las noticias de la tragedia llegaron a todo el mundo, el desafío era como informar a los familiares si sus seres queridos estaban entre los muertos o los vivos. En una oficina naviera en Liverpool, Inglaterra, pusieron un enorme panel. De un lado había un cartel que decía: “confirmados como salvos” y del otro lado había un cartel que decía “confirmados como perdidos.” Cientos de personas se juntaron para observar intensamente las noticias. Cuando un mensajero traía nueva información, todos los que estaban allí aguantaban la respiración, preguntándose de qué lado el mensajero iba a escribir, y que nombre agregaría a la creciente lista.

            Aunque en el Titanic habían pasajeros de primera, segunda y tercera clase, después de que el barco se hundió, solo habían dos categorías: Los salvos y los perdidos.

            Querido oyente, al final de la historia de la humanidad, cuando el juicio de Dios tome lugar, lo cual va a hacer que todos los desastres naturales parezcan muy pequeños, solo van a haber dos categorías que van a importar – aquellos que fueron confirmados salvos, y aquellos que fueron confirmados como perdidos.[xiii]

            Para los salvos, el sufrimiento empezará a tener sentido. Para los perdidos, el sufrimiento solo estará comenzando – para nunca terminar.

            ¿Está usted listo? No solo para los actos divinos en la tierra, sino también para el acto final de Dios en el juicio donde usted y yo estaremos de pie delante de Él.             Para aquellos que creen, y sean recibidos en el cielo, todo el sufrimiento tendrá sentido – y de hecho, probablemente no va a importar ya más – porque la tristeza será remplazada para siempre por gozo sin fin.


[i] Charles Swindoll, Growing Strong in the Seasons of Life (Multnomah, 1983), p. 91.

[ii] Lutzer, p. 21.


[iii] Piper and Taylor, p. 18.

[iv] Lutzer, p. 18.

[v] Ibid., p. 13.

[vi] Jerry Bridges, Is God Really In Control? (NavPress, 2006), p. 57.

[vii] Mark Talbot, quoted by Piper and Taylor, p. 47.

[viii] C. S. Lewis, The Problem of Pain (Harper/Collins, 1940), p. 91.

[ix] Lutzer, p. 71.

[x] Ibid., p. 67.


[xi] David Miller, quoted by Lutzer, p. 57.

[xii] Charles R. Swindoll, Hope Again (Word Publishing, 1996), p. 83.

[xiii] Lutzer, p. 74.

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

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