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Sra. Job – Lecciones a partir del sufrimiento indirecto

En medio de la enorme tragedia que estaba viviendo Job, solemos olvidar al único sobreviviente de su familia. Ella también ha perdido a sus hijos y sus posesiones; y aún seguirá sufriendo al ver la condición de su marido. Ella es la Sra. Job.
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Introducción

            “Una tienda abrió en Nueva York que vende esposos. La idea de esta tienda es que cualquier mujer puede entrar y escoger el marido de su preferencia.”

 Esta fue la historia que alguien me envió recientemente; obviamente ficticia. Así que, no vaya corriendo a Nueva York buscando esta tienda. No la va a encontrar. En fin, en la entrada de esta tienda hay una advertencia, “Usted solo puede visitar la tienda una vez.”

            La tienda tiene seis niveles en total, y los atributos de los hombres incrementan a medida que la compradora sube a los niveles superiores. Sin embargo, hay una regla. La compradora puede escoger a cualquiera de los hombres en cierto nivel en particular, o escoger subir un nivel, pero no puede volver a bajar de nivel, a menos que sea para salir de la tienda.

            Una mujer finalmente se decidió a probar la tienda y fue a buscar un esposo. Entró a la recepción y entrando al primer nivel encontró un cartel que decía, “los hombres en este nivel tienen trabajos y aman al Señor.”

            Ella pensó, “voy a probar el segundo nivel.”

            Las puertas del ascensor se abrieron y en medio del pasillo había un cartel que decía, “estos esposos potenciales tienen trabajos, aman al Señor, y son buenos con los niños.”

            “Bastante bien” pensó ella, “pero voy a probar el siguiente nivel.”

            En el tercer nivel, el cartel decía, “estos hombres tienen trabajos bien remunerados, aman al Señor, aman a sus hijos, y son extremadamente apuestos.”

            “Oh wow” pensó, pero sintió la necesidad de seguir subiendo.

            Ella subió al cuarto nivel donde el cartel decía, “Estos hombres tienen trabajos bien remunerados, aman al Señor, aman mucho a sus hijos, son extremadamente apuestos, y son muy románticos”

            “¡No puede ser!” pensó, “debería quedarme con uno de estos? Pero si estos son así, como deben ser los del quinto nivel.”

            Subió entonces al quinto nivel y allí el cartel decía, “Estos hombres tienen muchísimo dinero, aman al Señor, aman mucho a sus hijos, son extremadamente apuestos, son sensibles y románticos, cocinan bien, y disfrutan ayudar con las tareas de la casa”

            No cabía de la emoción, y estaba realmente tentada a quedarse en ese nivel para escoger a su hombre. Sin embargo, decidió continuar hasta el último nivel.

El ascensor abrió sus puertas y un cartel en medio del pasillo decía, “No hay hombres en este nivel; este nivel existe solamente como prueba de que es imposible complacer a las mujeres.”

            Pero hablando en serio, ¿Qué pasaría si usted pudiera saber todos sus atributos de sus potenciales maridos, antes de tomar una decisión? Si usted pudiera salir a buscar la mejor oferta, por así decirlo.

            ¿Qué pasaría si, de hecho, supiera que le pasaría en un futuro cercano? ¿Haría eso más fácil su elección? ¿la cambiaria?

            La verdad es que no hay manera de evitar los desafíos de la vida. La vida es realmente más difícil y peligrosa de lo que aún esperamos.

            Cuando tengo el privilegio de casar a una pareja, generalmente me emociono durante la oración final porque sé que estamos dedicando un hogar donde ninguno de ellos sabe las alegrías y las tristezas que vienen por delante. Esta es la razón por la que es tan importante dedicarlos al Señor.

            Mientras estudiaba, me encontré con un estudio bastante reciente. Decía que, lo más probable es que usted haya sido expuesto a algo muy peligroso – y probablemente ni se ha dado cuenta.

            Más de un millón de jóvenes son afectados por una gran variedad de enfermedades culpa de ello – incluyendo infecciones respiratorias, asma, e infecciones en el oído medio. Algunos niños incluso experimentan perdida permanente de audición por culpa de ello.

            En los adultos, es responsable de causar cáncer y enfermedades al corazón. De hecho, 50.000 muertes ocurren al año por culpa de ello.

            Lo que es especialmente inquietante es el hecho de que las victimas nunca hicieron nada para que les ocurriera – ellos simplemente fueron expuestos a aquello. Esta es la razón por la cual, 14 estados han aprobado leyes para eliminarlo en áreas públicas. Nueve estados se han asegurado de que nunca aparezca en las oficinas de trabajo y en restaurantes.

            Si no lo ha adivinado hasta ahora, este responsable lleva por nombre, “Tabaquismo pasivo” o “humo indirecto.”

            En los años 1980, la compañía de cigarrillos Philip Morris condujo una investigación que probaba que el respirar el humo de cigarrillo era altamente toxico. Sin embargo, la compañía ocultó los descubrimientos durante los siguientes 20 años.

            Ahora la verdad es pública. Una revista médica reportó que no existe tal cosa como la exposición sin riesgo al humo del cigarrillo.

            Para el 2005, las investigaciones habían confirmado que el humo indirecto del cigarrillo, es responsable de 200.000 casos anuales de infecciones respiratorias, en infantes menores de 2 años. El humo indirecto del cigarrillo causa 15.000 hospitalizaciones al año; es la razón de medio millón de ataques asmáticos y 1.6 millones de visitas a la oficina del doctor cada año.[i]

            Estas son personas que sufren, no porque alguna vez hayan tocado un cigarrillo, sino porque viven con alguien que fuma. Son personas que simplemente estuvieron en el mismo auto, o solo comieron cerca de una persona que fumaba.

            Estudios científicos han probado que incluso una pequeña exposición al humo, provoca que las plaquetas en la sangre se vuelvan más pegajosas. El revestimiento de los vasos sanguíneos se daña, el flujo coronario disminuye, y muchas otras cosas ocurren aun a partir de una breve exposición al humo del cigarrillo.[ii]

            El propósito de este programa no es persuadir a algún fumador a que abandone el cigarrillo – aunque si alguien lo hace, ¡mejor! Resulta que encuentro fascinante que podemos llegar a preocuparnos mucho acerca de los efectos del tabaquismo pasivo; la presencia de los gérmenes; el estrés en el trabajo; las condiciones laborales, y muchas otras cosas que pueden capturar nuestra atención.

            Sin embargo, hay muy poca evidencia observada o esfuerzo demostrado en contra de algo que es mucho más devastador, y destructivo; algo mucho más amenazador, peligroso y debilitante que tabaquismo indirecto. Me gustaría llamarlo, “Sufrimiento indirecto.”

            Millones y millones de personas son afectadas por el sufrimiento indirecto cada año. Es la causa de innumerables dificultades físicas. Llena camilla tras camilla en los hospitales, y las oficinas de doctores, consejeros, y psicólogos cada año. Ninguna ley ha sido aprobada para eliminarla. Ninguna ciencia puede erradicarla. No hay medicina que pueda encargarse completamente de sus efectos.

            El sufrimiento indirecto es el sufrimiento que llega a las vidas de las personas que están expuestas a aquellos quienes están sufriendo – y en el día de hoy veremos que la Biblia ofrece la única ayuda y la única esperanza para estas personas.

Repaso

            En nuestro último estudio, vimos a Job, sentado en el vertedero de la ciudad – sobre una pila de cenizas, producto de la quema de basura. Allí estaba sentado en completa agonía, rascándose con un pedazo de cerámica en un intento de aliviar su incesante picazón.

            Job y su esposa no tenían idea de que estos eventos serian una parte de su futuro cuando se casaron, quizás 30 o 40 años atrás. Sus vidas quedaron cabeza abajo.

            Job ahora estaba sufriendo de una larga lista de enfermedades y dolencias que incluían:

  • Ulceras y llagas (2:7)
  • Picazón intensa (2:8)
  • Incapacidad de comer (3:24)
  • Ataques de pánico (3:25)
  • Insomnio (7:4)
  • Gusanos en sus heridas abiertas (7:5)
  • Piel dura, quebradiza y supurante (7:5)
  • Dificultad para respirar (9:18)
  • Pérdida parcial de su visión (16:16)
  • Pérdida de peso (19:20; 33:21)
  • Mucha fiebre y dolor en sus articulaciones (30:28-30)
  • Dolores constantes e incesantes (30:16-17)

            Job estaba viviendo una pesadilla. El había tenido que irse de la casa, y ahora estaba en el basurero del pueblo donde vivían los otros mendigos y leprosos; en tal agonía que ni siquiera quería estar cerca de nadie más.

            Además de todo esto, Job sabía que se convertiría en la burla y el tema de conversación de toda la ciudad. Y es que todos llegarían a pensar que Job estaba viviendo secretamente en pecado y por eso Dios ahora estaba juzgándolo severamente.

            Lo que suele pasarse por alto en todo este asunto es al único familiar que le queda a Job. Ella obviamente ha sufrido mucho ya con la perdida de sus hijos y sus posesiones, pero ella todavía va a seguir sufriendo más, indirectamente, mientras observa el sufrimiento de su esposo.

            Si Job es la personificación del sufrimiento, ella es entonces la personificación del sufrimiento indirecto, Ambos, el sufrimiento directo e indirecto amenazan nuestra fe y confianza en la bondad y la soberanía de Dios.

            La llamaremos, Sra. Job.

Sra. Job – Una Víctima del Sufrimiento Indirecto

            Ella aparece brevemente en el capítulo 2 de este libro después de que Job se ha ido de la casa y se encuentra en el basurero del pueblo, donde, por algún tiempo, él ha estado sufriendo de todas sus dolencias. Note Job 2:9,

      Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.

            Otra Biblia lo traduce, “Renuncia a tu Dios y muere.” En otras palabras, “Dale la espalda a Dios, tira tu testimonio de fe por la ventana, que es lo único que te mantiene con vida, y deja que Dios te quite la vida.”[iii]

            La Sra. Job está diciendo, “Es obvio que Dios te ha abandonado, así que, porque no le abandonas tú también.”

            Calvino creía que Satanás la había incitado para tentar a su marido. Agustín creía que ella era cómplice del diablo, y que satanás la había dejado con vida para tentar a su marido a que maldijera a Dios.

            No se nos dice en la Biblia si esto es cierto. Sin embargo, después de todo mi estudio en este pasaje, personalmente no creo que ella estaba tratando de hacer pecar a Job. Creo que ella estaba tratando de terminar con el sufrimiento de su marido.

            La Sra. Job también lo había perdido todo, quizás ahora andaba de vagabunda. Ella estaba sufriendo su propia situación y además, estaba sufriendo ver a su marido de esa manera.

            Es por eso que ella finalmente le dice, “Todo está perdido, Job. Estamos totalmente arruinados. No hay vuelta atrás. Dios nos ha abandonado… vamos Job, no puedo quedarme viendo como sufres. Renuncia a Dios y libérate de tu terrible miseria.”

            No podemos defender las palabras que la Sra. Job le dice a su esposo, pero si podemos entender su situación.

Lecciones a partir del sufrimiento indirecto

            Ya que he estado estudiando este texto por un buen tiempo, he hecho varias observaciones acerca del sufrimiento indirecto, o el sufrimiento en general. Permítame darle brevemente cuatro de estas observaciones. Estas son lecciones que podemos aprender a partir del sufrimiento indirecto.

  1. El sufrimiento indirecto puede ser tan doloroso como el sufrimiento directo.

            Aunque es distinto al sufrimiento directo, el sufrimiento indirecto puede ser igualmente fuerte y agudo. El problema es que el dolor indirecto a veces es imposible de expresar.

            Mientras que alguien que sufre físicamente puede decir, “Me duele el cuerpo,” el que le mira incapaz de ayudar o aliviar el dolor, también sufre – solo que de forma diferente y quizás, aún más profunda.

  • Aquel que sufre indirectamente puede alcanzar puntos de desesperanza más rápidamente que aquellos que están sufriendo directamente.

            La Sra. Job es prueba de esto. Ella ya ha decidido que Dios no es digno de adoración o sumisión. Ella ya ha decidido que la vida no vale la pena vivirla y ella está ahora aconsejándole a su esposo a que decida lo mismo.

            Ella ya ha alcanzado el punto de la desesperanza – ¿y porque no? La Sra. Job también perdió 10 hijos. Ella ha perdido a su esposo y su propia vitalidad. Su esposo en su tiempo era un líder respetado de la ciudad – un hombre renombrado, el más poderoso del Este. Su honor se había esfumado, y según lo que podía ver, su esperanza también.

            En el texto hebreo, los verbos “maldice” y “muérete” son imperativos. Ella da su consejo con urgencia y, sin duda, entre lágrimas y sollozos. Me la imagino en el suelo junto a él, diciéndole, “Job, solo ríndete.”

            Sin embargo, Job no está de acuerdo… en el capítulo 2. El no ha llegado a ese punto de desesperanza – aún. Él llegará a ese punto de quiebre en el capítulo 3, y él va a maldecir el día en que nació.

            El sufrimiento indirecto puede llegar a ser más tóxico para su propia fe que el sufrimiento directo y las pruebas.

  • Aquel que sufre indirectamente, tiene sus propias tristezas que soportar y lecciones que aprender.

            Un cartel en la pared de una sala de clases tenia estas palabras, “La experiencia es el profesor más difícil. Te da primero la prueba, y luego la lección.”[iv]

            ¿Se ha sentido de esa manera? Todavía está tratando de entender o aprender la lección, pero las pruebas siguen llegando.

            La persona que sufre indirectamente, generalmente atraviesa por dos pruebas, no solo una. Está la prueba de todo lo que le está pasando a la persona que está sufriendo, y está la prueba de lo que Dios quiere que aprenda mientras sufre junto con ella también.

            Una mujer en nuestra iglesia anotó sus pensamientos mientras observaba a su marido buscar trabajo – un proceso que incluyó altos y bajos los cuales duraron por más de dos años. Cuando su esposo había estado cesante por un buen tiempo ya, y la presión aumentaba junto con las cuentas a pagar, ella escribió unos pensamientos devocionales muy profundos. Ella escribió en un párrafo titulado, “¿Quien me confortará?”:

      Ambos han sido impactados dramáticamente por este despido. Ambos tienen grandes necesidades. Él ha perdido su trabajo; tú has perdido tu seguridad. Él cree que ha perdido su identidad porque perdió su empleo; tú crees que has perdido tu identidad porque sientes como que lo estás perdiendo. Él quiere un trabajo desesperadamente y tú quieres desesperadamente que él encuentre uno.[v]

            Esta era, en parte, el testimonio de la Sra. Job. Ella ha dependido en Job para todo – en lo financiero, para su estatus social, para su reputación moral en la comunidad. Pero ahora, en cuestión de segundos, ella también lo ha perdido todo. No hay ingresos ya que los animales y los trabajadores fueron destruidos; su reputación también había sufrido inmensamente.[vi]

            Aunque no era su culpa, la vida de la Sra. Job había quedado cabeza abajo. Ahora, ella tenía que vivir de lo que mendigaba, soportando la vergüenza y las miradas de sus antiguos amigos que solían envidiar su buena fortuna, mientras que su esposo está sentado en el basurero del pueblo con su reputación destruida; toda su dignidad esfumada, temblando del dolor y la fiebre: sin poder comer; cubierto de llagas. Ella ahora cree que una muerte repentina sería mucho mejor que seguir con este sufrimiento.

            La Sra. Job tiene sus propias lecciones que aprender y preguntas que hacer y lágrimas que derramar.

  • La persona que sufre indirectamente puede llegar a conclusiones equivocadas y necesitar ayuda para ajustar su perspectiva Bíblica y su vida piadosa.

            En otras palabras, quien sufre indirectamente puede que necesite a la persona que sufre directamente para ayudarle a crecer.

            ¿Ha ido alguna vez a visitar a alguien que está sufriendo – quizás en el hospital o en su casa – y cuando regresaba de su visita, se dio cuenta de que usted no ayudó en lo absoluto, pero que la persona enferma lo acababa de fortalecer en su espíritu? Usted se estaba preguntado cómo es que la persona podría salir de esa situación, y él le contó de todo lo que estaba aprendiendo en esa situación. Usted no ayudó a esa persona, pero esa persona fue de enorme bendición para usted.

            Esto es exactamente lo que le pasa a la Sra. Job. Ella había perdido su equilibrio emocional. Ella encuentra a su esposo en el basurero y le dice, “Job, es tiempo de arrojar tu testimonio por la ventana y renunciar a Dios y morir. ”

Lecciones acerca del sufrimiento directo

            Luego Job, la victima del sufrimiento directo, se convierte en Job, el maestro. Quiero sacar un par de lecciones de la respuesta que Job le dio a su esposa.

  1. El sufrimiento nunca es una excusa para reaccionar mal con otros.

            Note lo que dice Job 2:10,

      Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado…

            Esto puede sonar un poco fuerte en un principio, pero esto es en realidad un regaño bastante amable. Note que Job no le dice a su esposa que es necia o fatua, sino que dice, “estas hablando como una mujer necia.”

            En otras palabras, “yo sé que no eres una mujer necia, pero estas hablando como una ahora mismo. Yo sé que no estas siendo tu misma en este momento.”

            Job no empieza a regañar a su esposa y a insultarla llamándola necia o fatua. Job está diciéndole, “Estas hablando palabras que están muy por debajo de tu persona. Tu sabes que Dios es bueno. Yo sé que estas desilusionada porque tienes tanto de que lamentarte, pero esta idea de maldecir a Dios es lo dirían las mujeres que no conocen a Dios – no como tú.”[vii]

            Esta fue realmente una forma amable de recordarle a su esposa de algo que ya sabía.

  • El sufrimiento es generalmente el mejor podio desde el cual enseñar verdades profundas.

            Job continua enseñando en Job 2:10

      … ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?…

            La palabra hebrea para “recibir” da la idea de tomar algo activa y positivamente. No habla de un tipo de resignación pasiva.[viii]

            O sea, hay un sentido de aceptación. De la misma forma que aceptamos las cosas buenas de parte de Dios, debemos aceptar las cosas dolorosas de parte de Dios.

            La Sra. Job se había resignado; Job estaba aceptándolo. La actitud de la Sra. Job fue de resignación y desesperanza; la de Job fue de aceptación y esperanza.

            Otra mujer que sufrió enormemente escribió estas palabras,

            “la resignación y la aceptación son dos cosas diferentes. La resignación es rendirse ante el destino; la aceptación es rendirse ante Dios. La resignación se recuesta silenciosamente en un universo vacío. La aceptación se levanta para encontrarse con el Dios que llena el universo con propósito y destino. La resignación dice, “no puedo,” mientras que la aceptación dice, “yo puedo.” La resignación dice, “todo ha terminado para mí,” la aceptación pregunta, “ahora que estoy aquí, Señor, ¿que es lo que sigue?” La resignación dice, “que desperdicio,” la aceptación pregunta, “Señor, en que forma puedes redimir todo este desastre.”

            Eso escribió Elizabeth Elliott, la esposa de un misionero que fue asesinado por los miembros de una tribu en el Amazonas; una mujer que volvió a aquella aldea, junto a otros misioneros, tradujeron la Biblia y vieron a casi toda la tribu poner su fe en Jesucristo.[ix]

  • El sufrimiento es la prueba de nuestra satisfacción con la voluntad de Dios.

            El profeta Habacuc lo puso de esta forma cuando escribió,

Aunque la higuera no florezca,

Ni en las vides haya frutos,

Aunque falte el producto del olivo,

Y los labrados no den mantenimiento,

Y las ovejas sean quitadas de la majada,

Y no haya vacas en los corrales;

Con todo, yo me alegraré en Jehová,

Y me gozaré en el Dios de mi salvación

      (Habacuc 3:17-18).

            A todo esto, me anima mucho el ver que no se registra ninguna respuesta de parte de la Sra. Job. No encontramos palabras duras en respuesta a este amable regaño y esta gentil lección acerca del derecho de Dios de dar tanto gozo como dolor. Esto me indica que ella estuvo de acuerdo y quizás cayó bajo una gran convicción. No lo sabemos, pero quizás hubo un avivamiento en su propio espíritu aquel día, en el vertedero de la ciudad, sobre las cenizas, junto a su sufriente esposo.

Conclusión

            La primera sección del libro de Job podría titularse, “Cuando tu mundo se derrumba.” Ciertamente la vida de Job parecía haberse derrumbado – su familia, su fortuna, sus sueños, su comodidad, sus planes se desvanecieron de la noche a la mañana.

            En esta última escena de la primera parte del libro, están Job y su esposa, quizás acurrucados sobre el suelo. Quizás ella está sentada a su lado. Cuanto desearía él, darle un abrazo y confortarla, pero todo lo que puede hacer es recordarle silenciosamente que debe confiar en la fidelidad de Dios.

            Permítame concluir esta primera sección con un versículo de 1 Pedro, en donde el apóstol escribió  

      De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien. (1 Pedro 4:19)

            Note que Pedro está hablando acerca de los …que padecen según la voluntad de Dios…

            El Sr. Y la Sra. Job no fueron los primeros ni los últimos. Quizá usted también está sufriendo según la voluntad de Dios. Quizás usted está experimentando sufrimiento indirecto – o quizá usted está sufriendo directamente.

            ¿Qué dice el apóstol Pedro que debemos hacer?

      …encomiende su alma al fiel Creador…

            Que gran consejo. La palabra griega para “encomendar” es un término bancario que significa “depositar.” Lleva la idea de depositar un tesoro en manos seguras y confiables.

            Cuando usted deposita dinero en su banco, hay un límite de dinero que le pueden asegurar; sin embargo, nuestro Dios creador no tiene límite. Lo que sea que deposite en Su cuidado está seguro. Esa es nuestra confianza.

            Dios nunca le va a decir al que sufre, “lo siento, eso es más de lo que puedo manejar… ese es el límite… No puedo asegurarte nada más.[x]

            No. Pedro dice, “cuando sufre, usted puede descansar seguro que su alma y cada detalle de su vida está en las poderosas manos de su Creador. Usted puede descansar en Su compasión y cuidado en medio de las cenizas – incluso cuando el humo tóxico del sufrimiento indirecto llene su corazón y su mente con dudas y temor.”

            Dios es fiel y poderoso.

            A todo esto, la misma palabra griega “encomendar” que Pedro usó en este versículo, la usó el Señor Jesucristo años atrás mientras colgaba en la cruz y dijo esas últimas palabras,

      Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu… (Lucas 23:46)

            Si en la hora de Su mayor sufrimiento, Jesús pudo encomendar su vida en las manos y la voluntad de Su Padre, nosotros deberíamos hacerlo también. Y cuando lo hacemos, nos convertimos un poco más como el Sr. y la Sra. Job, e incluso un poco más como nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.


[i] “Secondhand Smoke Fact Sheet,” Aug. 2006, http://www.lungusa.org.

[ii] Ibid..


[iii] Albert Barnes, Notes on the Old Testament: Job, Volume 1 (Baker, 1949), p. 118.

[iv] John MacArthur, The Power of Suffering (Victor Books, 1995), p. 135.

[v] Diane Johnson, Blue Moods/Blue Skies.

[vi] Clines, p. 51.


[vii] Clines, p. 54.


[viii] John E. Hartley, Job (Eerdmans, 1988), p. 84.

[ix] Jill Briscoe, “In My Father’s Arms,” http://www.preachingtoday.com.

[x] Charles Swindoll, Hope Again (Word, 1996), p. 210.

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

Pies de nota han sido provistos para citar las fuentes correspondientes cuando el texto lo ha requerido. En caso de haber omisiones no intencionales, futuras revisiones incluirán las anotaciones apropiadas.

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