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Evitando el error de Elifaz

No hay nada más destructivo, desalentador, o deprimente que unas palabras egoístas, despreocupadas, necias, dichas en mal momento. En este programa estudiaremos las duras palabras del primer consejero de Job y sacaremos algunas conclusiones para aquellos que ofrecen y reciben consejo.
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Introducción

            No hay nada más maravilloso  que las palabras de ánimo dadas al tiempo apropiado y de la forma apropiada.

            Salomón escribió,

      Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos (Proverbios 16:24)

            Él también escribió,

                        La congoja en el corazón del hombre lo abate;

Mas la buena palabra lo alegra (Proverbios 12:25)

            Él agrega,

      El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es! (Proverbios 15:23)

            Salomón también advirtió del poder mortal de las palabras cuando escribió,

                        La lengua apacible es árbol de vida;

Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu. (Proverbios 15:4)

            En el Nuevo Testamento, el libro de Santiago compara la lengua con un incendio que,

      Contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno… Es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal (Santiago 3:5-8)

            No hay nada más refrescante, alentador, edificante, o instructivo que las palabras.

            Al mismo tiempo, no hay nada más destructivo, desalentador, o deprimente que unas palabras egoístas, despreocupadas, necias, dichas en mal momento.

            En siete días de silencio, sobre las cenizas, sintiendo intenso dolor y aflicción, se sienta uno de los hombres más piadosos de su época. Su nombre se convertiría en sinónimo de sufrimiento. Por una semana, sus tres estimados amigos que viajaron desde muy lejos para estar con él, se sentaron en silencio.

            Finalmente, después de siete días, Job rompe el silencio y derrama todo su dolor y desconsuelo. Aunque Job no maldice a Dios, Job maldice el día en que nació.

            En Job capítulo 3, él dice, “¿Porque no morí en el día en que nací? (v11); Por que no mejor nací muerto (v16), al menos los que están muertos descansan en la tumba (v17). Pero yo tuve que nacer para crecer y experimentar los peores miedos que alguien puede temer. Mis peores pesadillas se convirtieron en realidad” (v25).

            Fue un clamor explosivo, deprimente y desamparado de un hombre que solo quería morir.

            Ahora, después de este estallido de amargas emociones, el mayor de los tres amigos de Job ofrece su discurso.

Las Palabras Desconsolantes de Elifaz

            Elifaz comienza a hablar. Sus palabras son fáciles de bosquejar. Vamos a ver en ellas cuatro características.

            En sus primeras palabras, Elifaz aparenta estar preocupado.

  1. Numero 1: Elifaz aparenta preocupación:

            Veamos Job 4:1-2

      Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo:

Si probáremos a hablarte, te será molesto;

            En otras palabras, “¿Te vas a enojar conmigo si te digo algo?”

            A todo esto, Job va a controlar su enojo y su dolor, y no va a interrumpir a Elifaz, aunque las palabras de Elifaz fueron duras y arrogantes. Ahí se va a dar cuenta de lo que quiero decir.

            Continuemos con Job 4:3-4.

      He aquí, tú enseñabas a muchos,

Y fortalecías las manos débiles;

      Al que tropezaba enderezaban tus palabras,

Y esforzabas las rodillas que decaían.

            Si pudiéramos resumir lo que dicen estas palabras introductorias, seria básicamente, “Job, tú has hecho un muy buen trabajo en el pasado ayudando a las personas que estaban desanimadas. Tu les has exhortado a andar en el camino correcto; tú has fortalecido a las personas que estaban derrotadas y llenas de desánimo… y…y… este no es un mal comienzo…”

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            Y ahora, Job, es tiempo de que alguien venga y te fortalezca a ti; que alguien te anime y exhorte con sabiduría y amor… aquí estamos nosotros para afirmarte y consolarte.

            Esas eran las palabras que Job probablemente deseaba oír. Sin embargo, note las siguientes palabras en Job 4:5,

      Más ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas;

      Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.

            En otras palabras, “Antes, cuando estabas bien eras tremendo consejero, pero ahora que estas de este lado del sufrimiento, no sabes cómo enfrentarlo.”

            Sabias decirles a los demás que tenían que hacer para volver a levantarse de su situación, pero ahora que te toca a ti, no sigues tu propio consejo.

            Las palabras, “te turbas,” significan literalmente, “estas en pánico.”

            Estas palabras descorazonadas de parte de Elifaz ignoran algo bastante obvio – aun cuando alguien ha podido animar a otros, es muy difícil animarse a uno mismo.

            Nuestras palabras pueden ser de gran ánimo para otros; pero, ¿Cuando fue la última vez que se miró al espejo un lunes en la mañana, se dijo unas palabras de ánimo a sí mismo y dijo “wow, ¡eso sí que fue inspirador! Mañana tengo que hacer lo mismo?”

            Para este entonces, debería ser Elifaz quien diga, “Job, ahora es mi turno de animarte.”

            El comienza aparentando preocupación, pero el realmente no está preocupado y realmente no le importa mucho que digamos.

            ¿Por qué?

            Porque él no cree que Job necesita ser animado – él ya está convencido de que Job necesita ser disciplinado.

            Así que Elifaz cambia de aparentar preocupación a comunicar su opinión personal.

  • Elifaz comunica su opinión personal

            Note Job 4:7-8

      Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido? Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos? Como yo he visto, los que aran iniquidad

Y siembran injuria, la siegan.

            Esta es la clásica teoría del sufrimiento humano, que millones de cristianos aún creen el día de hoy: el inocente no sufre y el impío es condenado.

            En otras palabras, “la gente buena siempre gana y los malos siempre pierden.” [i]

            Todo lo que Elifaz le va a decir a Job se podría resumir en estas palabras, “Job, todo es tu culpa.”

            ¿Puede imaginárselo? Aun si fuera verdad, el tiempo para decirle esto a alguien no es cuando está cubierto de llagas supurantes y aún llorando las muertes recientes de sus diez hijos.

            Aun si Elifaz estuviera en lo cierto, el ganaría la medalla de oro en dar el consejo más descorazonado, despreocupado, falto de tacto, insensible, y falto de compasión.

            Más adelante, en Job 5:4, Elifaz insinúa que todos los hijos de Job murieron por culpa de su pecado, que evidentemente aun está tratando de esconder.

            Lo que lo hace aún más devastador es que es posible que Job le encuentre razón. ¿Que padre ha sufrido la pérdida de un hijo y no se ha preguntado si de verdad no era dignos de tenerlo? Quizás no merecían tener ese hijo; quizás fue su culpa.

            He tenido padres llorando en mis brazos preguntándome, “¿Se llevó Dios a mi hijo o hija por algo que hice?”

            Esta es la respuesta común de un padre que haría lo que fuera para tomar el lugar de su hijo.

            En vez de palabras de consuelo, Elifaz va directo a la yugular con sus palabras de condena.

            Su forma de pensar es simple:

  • Pecado = sufrimiento
  • Sufrimiento = juicio

            Job está sufriendo, por lo tanto, Job está pecando – y ya que Job está pecando, su sufrimiento es resultado de un juicio divino.

            Job no era perfecto – nadie lo es – pero Elifaz no consideró que Job podía ser inocente.

            Elifaz también pasó por alto el hecho de que mientras que los impíos van a ser juzgados por Dios, no todos necesariamente van a ser juzgados inmediatamente.

            Algunos impíos viven una larga vida de maldad y comodidad, y luego, mueren siendo ya ancianos con mucho dinero en el banco y muchos hijos para pelear por su herencia.

            Este fue el dilema de Asaf cuando escribió el Salmo 73:3-4, 13-14,

      …tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos.

      Porque no tienen congojas por su muerte, pues su vigor está entero.

      No pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los demás hombres.

      Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia;

      Pues he sido azotado todo el día, y castigado todas las mañanas.

            No es verdad que los impíos siempre son juzgados inmediatamente. Lo que es cierto es que todo pecador será juzgado finalmente.

            De la misma manera, contrario al consejo de Elifaz, los justos no siempre prosperan inmediatamente, pero todo justo prosperará al final.

            Así que, ¿qué tipo de evidencia trae Elifaz para probar que todos los pecadores son juzgados aquí en la tierra y que, por lo tanto, Job debe estar pecando?

  • Elifaz expresa una orgullosa condescendencia

            A partir del capítulo 4:12 hasta el 5:16, podríamos resumir las palabras de Elifaz de esta manera, “Afortunadamente para ti, yo tengo la respuesta y mucha evidencia”

            Me parece irónico que la primera evidencia de este predicador de la prosperidad, es que él había recibido una visión.

            Mire lo que dice Job 4:12-13

                  El asunto también me era a mí oculto;

Mas mi oído ha percibido algo de ello.

      En imaginaciones de visiones nocturnas,

            Saltemos hasta el versículo 15,

      Y al pasar un espíritu por delante de mí,

Hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo.

      Paróse delante de mis ojos un fantasma,

Cuyo rostro yo no conocí, y oí que decía:

      ¿Será el hombre más justo que Dios?

¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?

            Estas son preguntas retoricas que Elifaz aplica incorrectamente a Job. La respuesta es obvia – “Job, tú no eres justo e inocente delante de Dios.”

            Cuando alguien dice, “tuve una visión de parte de Dios. Se la verdad acerca de usted” ¿Cómo puede contradecirlo?

            Si supuestamente Dios ha hablado, ¿como puede discutir con esa persona? Desafortunadamente, los cristianos usan esta técnica todo el tiempo. Y es que saben que, siempre que una conversación comienza con las palabras, “Dios me dijo que…” ya no hay forma de discutir con la persona, y solo queda decirle que sí.[ii]  

            No sabría decirle cuantas veces a través de los años he escuchado de personas que han oído cosas de parte de Dios. Prenda la televisión y escuche a los predicadores famosos, la mayoría de las veces va a ver como gastan más tiempo hablando de lo que Dios le dijo a él o ella, de lo que Dios ya ha dicho en su Palabra.

            Cuando alguien dice, “Dios me dijo” no hay nada que uno pueda responderle. No hay forma de corregir sus pensamientos o desafiar sus decisiones.

            Y lo que hace que esto sea mucho más difícil para Job es que esta supuesta visión de parte de Dios es teológicamente correcta.

            Es verdad que:

  • Nadie es más justo que Dios (Job 4:17)
  • Que las personas y los ángeles se equivocan (Job 4:18)
  • Que vivimos en cuerpos hechos de polvo (Job 4:19)
  • Que la vida es breve (Job 4:20-21)

            Todo esto es teológicamente correcto, pero Elifaz está absolutamente equivocado en la aplicación de su visión para con Job.

            ¿Como sabemos esto?

            ¡Porque Dios lo dijo! Antes, en el capítulo 1, Dios dejó en claro que Job no estaba siendo castigado por ser impío; él estaba a punto de ser probado grandemente porque era justo.

            Elifaz, el orgulloso, arrogante, indolente consejero de Job estaba totalmente errado.

            Job no estaba sufriendo porque era un pecador; él estaba sufriendo porque era un santo.

            Sin embargo, porque Elifaz estaba tan metido en su propio sistema; sus propias opiniones; su propia arrogancia; con sus propios sueños, visiones y experiencias las cuales se deleita en contar en el capítulo 5; él ahora pervierte el consejo y hace lo contrario a lo que Salomón dijo sabiamente en Proverbios 15:4.

      La lengua apacible es árbol de vida;

Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.

            Elifaz continúa hablando. El empezó aparentando preocupación, luego comunicó su opinión – Job, estas en pecado. Tercero, el habló orgullosa y condescendientemente – explicando su íntima conexión con los secretos de Dios. En cuarto lugar, ahora, él le da un mal consejo.

  • Elifaz da un mal consejo

            Podríamos resumir las palabras de Elifaz con esta arrogante frase que estaba en su corazón, “Yo entiendo a Dios y sé que tú lo has hecho enojar.”

            Note Job 5:8

      Ciertamente yo buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa.

            En otras palabras, “si fuera tú, confesaría mi pecado delante de Dios y me arrepentiría.”

            Elifaz continúa diciéndole en Job 5:11, 16-18, “escúchame Job, haz esto y”

      … Dios, que pone a los humildes en altura,

Y a los enlutados levanta a seguridad, te va a levantar a ti también.

      En ese momento tendrás esperanzas de nuevo,

      Luego vas a poder ser feliz otra vez, porque Dios te ha disciplinado.

      Él te ha hecho sufrir, pero él también te va a dar alivio; El hiere, pero sus manos también sanan.

            “Escúchame Job, si tu solo pudieras confesar tu pecado y arrepentirte, te salvarías de siete cosas que Dios nunca permite que les pasen a los justos. Job, los cristianos piadosos no sufren.

      En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal. (Job 5:19)

  • Hambre (v.20)
  • Derrota en la guerra (v.20)
  • Violencia o destrucción (v.21)
  • Peligro de las bestias del campo (v.22)
  • Perdida financiera (v.24)
  • Esterilidad (v.25)
  • Morir joven (v.26)

            “Job, si solo presentaras tu caso delante de Dios y caminaras con él, tendrías todo lo que siempre quisiste y nunca más volverás a sufrir.”

            Note lo que dice Job 5:26

      En pleno vigor llegarás al sepulcro… dice la Biblia de las Américas.

            En otras palabras, “ni siquiera te vas a enfermar cuando te mueras. Vas a morir sin enfermedades o dolores de huesos, o debilidad muscular… Vas a morir en plena salud y felicidad.”

            Continuemos en el versículo 27, “Escucha Job”

      …hemos estado investigando este asunto, y te vamos a decir la verdad. Escúchala, y apréndela.

            En vez de ofrecer palabras de ánimo, Elifaz solo ha aumentado la agonía de Job y su sufrimiento.

            Elifaz ha basado todo lo que ha dicho en una suposición incorrecta. Job no estaba sufriendo porque no vivía piadosamente; él estaba sufriendo porque estaba siendo el mayor ejemplo de piedad sobre el planeta.

            Elifaz tenía buenas intenciones, pero su efecto, como veremos en nuestro próximo estudio, fue devastador. Sus palabras no ayudaron en lo absoluto, solo profundizaron el dolor y las heridas del corazón de Job.

Observaciones Para Aquellos Que Ofrecen Consejo

            ¿Como podemos evitar el error de Elifaz? Permítame darle varias observaciones para aquellos que ofrecen consejo.

  1. Reconozca el dolor de la persona antes de desafiar su perspectiva

            La persona que está pasando por sufrimiento necesita escuchar palabras de condolencia antes de poder escuchar palabras de consejo. Por ejemplo:

  • “No puedo imaginar cuán difícil debe ser tu situación como madre soltera”
  • “Debe ser doloroso el enfrentar una condena de 10 años de cárcel”
  • “Siento tanto que haya perdido a su familia en ese accidente, cuando manejaba bajo la influencia del alcohol”
  • “Estoy tan dolido por su divorcio”
  • “Mire, no puedo imaginarme lo que debe ser vivir con Sida – siento tanto que sus decisiones la hayan traído esta enfermedad”

            Aun cuando haya sido su culpa, y todo su sufrimiento es consecuencia de su propio pecado. No está consintiendo con su pecado al simpatizar con las dolorosas consecuencias de su pecado.

            Reconozca su dolor antes de desafiar su perspectiva.

  • No critique las palabras de la persona que sufre; ministre su espíritu

            Un autor llamó a este amigo de Job, “Elifaz el exterminador.”[iii]

            Elifaz escuchó el desconsuelo de Job y criticó todo lo que dijo, en vez de ministrar su espíritu sufriente de de donde salieron tales palabras.

            Preste atención a lo que la persona siente, y no solo a lo que la persona dice.

            Warren Wiersbe lo puso de esta manera, “un consejero sabio debe escuchar con su corazón y responder tanto a los sentimientos como a las palabras. Uno no sana un corazón roto con lógica; uno sana un corazón roto con amor.[iv]

  • Asegúrese de que el contenido de su consejo sea una verdad bíblica, no una experiencia personal.

            Podemos ilustrar la verdad con experiencias personales cuando es útil. Sin embargo, la base de nuestra esperanza y nuestro verdadero consuelo no es lo que hemos experimentado, sino lo que Dios ha revelado. No es lo que hemos visto, sino lo que Dios ha dicho.

            Si alguien le cuenta acerca de su sufrimiento y usted le responde contándole lo que le pasó a usted, usted comete el mismo error que Elifaz.

            Cada vez que escuche el nombre Elifaz, piense en un elefante – porque cuando terminó de hablar, Job sintió que había sido aplastado por un elefante.

            Las personas que están sufriendo no les molesta escuchar un sermón, pero lo que realmente les gustaría es un poco de simpatía y condolencia también.

            Endulce un poco la medicina.

Advertencias para Aquellos que Recibirán Consejo

            Mientras hemos estudiado este discurso, quizás no se ha sentido identificado o desafiado por Elifaz, sino que se ha identificado con Job. Usted no quiere dar consejo, usted necesita recibir consejo. Mientras ha leído este pasaje, se encuentra a sí mismo, no sentado frente a Job con las respuestas, sino sentado junto a Job con preguntas en su mente.

            Después de estudiar el consejo de Elifaz – un consejo con buena teología, pero conclusiones totalmente equivocadas, junto con un espíritu arrogante – creo que sería bueno dar algunas advertencias para aquellos que en este momento se identifican más con Job.

  1. Este preparado – Buenas personas, con buenas intenciones quizás solo aumenten su dolor.

            Un libro los llama, “dragones bien intencionados.” Tienen las mejores intenciones, pero simplemente no pueden ponerse en su lugar. No pueden entender o imaginar la profundidad de su sufrimiento. De hecho, realmente no les gusta escuchar acerca de su dolor.

            La verdad es que creen que entienden a Dios completamente bien – y su vida también.

            Usted abre su corazón con ellos y lo primero que hacen es reprenderlo y luego corregirlo, o aun peor, ignorar lo que acaba de decirle porque no quieren escucharlo o tratar con ese tema.

            Leí el testimonio de una señorita que un día descubrió que tenía cáncer. Cuando compartió las noticias con su mamá, ella se quedó sentada por unos momentos y luego le dijo, “¿Que crees que podemos cocinar para la cena?”

            Estas personas desearían no tener que tratar con su dolor, así que cambian el tema tan rápido como pueden cambiar de canal en la tele.

            Y usted se siente tan destrozado como si un elefante lo acabara de aplastar.

            El menosprecio y la falta de compasión de parte de Elifaz arrojan a Job al piso en vez de levantarlo y ponerlo de pie.[v]

            Con buena intención – si. De hecho, Elifaz es el consejero más compasivo de los cuatro. Aunque sea difícil de imaginarlo, Elifaz le va a dar a Job más simpatía que todos estos hombres que viajaron grandes distancias para ayudarlo.

            Así que esté preparado. Personas con buenas intenciones quizá solo aumenten su dolor.

            Permítame darle una segunda advertencia.

  • Sea precavido – los malos consejos son generalmente más fáciles de encontrar que los buenos consejos

            Ya que los malos consejos no terminaron con Elifaz, asegúrese de no darle la misma importancia a todos los consejos que reciba.[vi]

            ¿Está teniendo problemas en su matrimonio? Su compañero de trabajo quizá esté listo para darle un consejo, pero quizá ese consejo sea el peor consejo que pueda recibir en su vida. Quizás su vecina este llena de consejos, pero quizá este muy mal influenciada por sus propios fracasos y malas experiencias.

            No solo necesita escoger a sus consejeros cuidadosamente, incluso si van a la iglesia o parecen buenas personas; también necesita filtrar su consejo a través de la palabra de Dios, la oración, y el sentido común, el cual ya no es tan común que digamos hoy por hoy.[vii]

  • Este informado – el camino del dolor corre en paralelo con el misterio del plan de Dios.

            El dolor y la voluntad de Dios son generalmente compañeros de viaje – aunque esto no tenga ningún sentido a veces para nosotros.

            Sin embargo, su camino de dolor no es un misterio para Dios. Job dirá en el capítulo 23:10.

      Pero Él sabe el camino que tomo…

            Dios sabe cuánto tiempo va a estar caminando por la senda del dolor; cuanto tiempo va a tardar en superarlo; cuánto va a transformarlo y por qué.

            Un joven estudiante de teología vino una tarde a pedirle consejo a Charles Spurgeon. Spurgeon conocía lo que era el sufrimiento por experiencia, viviendo a través de muchísima presión y enfermedades. Este estudiante estaba preocupado porque no lograba entender algunas cosas que estaba sufriendo. A esto Spurgeon respondió, “Joven, permíteme darte este consejo. Necesitas aceptar que Dios sabe cosas que tú y yo no entendemos.”[viii]

            A veces, lo más sabio que podemos decir es, “Dios sabe – y el entiende que está pasando.”

            Elifaz, tu no lo sabes. Elifaz, como un elefante aplastas el espíritu de las personas con tus palabras, creyendo saberlo todo cuando en realidad no tienes idea que es lo que está pasando.             Sin embargo, Dios lo sabe. Y a final de cuentas, eso es todo lo que importa.


[i] Roy B. Zuck, Job (Moody Press, 1978), p. 32.


[ii] David McKenna, Mastering the Old Testament: Job (Word, 1986), p. 60.

[iii] Steven Lawson, When All Hell Breaks Loose (Navpress, 1993), p. 74.

[iv] Warren W. Wiersbe, Be Patient: Job (Victor Books, 1991), p. 27.


[v] Steven Lawson, Holman Old Testament Commentary: Job (Holman, 2004), p. 48.

[vi] Charles Swindoll, Job: Man of Heroic Endurance (W Publishing, 2004), p. 88.

[vii] Ibid., p. 88.

[viii] J. Allen Blair, Living Patiently (Loizeaux Brothers, 1966), p. 39.

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

Pies de nota han sido provistos para citar las fuentes correspondientes cuando el texto lo ha requerido. En caso de haber omisiones no intencionales, futuras revisiones incluirán las anotaciones apropiadas.

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