Introducción
El cielo sobre Alemania en 1941 estaba azul y despejado. La primavera había llegado, pero para miles de judíos, trabajando y sufriendo en los campos de concentración Nazi, la esperanza se había convertido en nada más que un pequeñísimo hilo del cual se aferraban.
En un campo de concentración en particular, a un grupo de judíos les asignaron la tarea de cargar piedras de un extremo del campo hacia el otro. Los rumores decían que iban a construir un edificio. Otros decían que las piedras eran parte de un proyecto para construir una calle. Día tras días, los hombres cargaban las piedras. Sus espaldas estaban adoloridas, y sus cuerpos se quejaban del peso y la dificultad del trabajo. Finalmente, después de semanas de haber comenzado esa enorme tarea, lograron terminar el trabajo. Las piedras se habían apilado y estaban listas para usarse. Esa noche, los hombres se estiraron con un leve sentimiento de satisfacción y logro.
El siguiente día, los hombres tuvieron que presentarse como siempre ante su jefe. Les dieron una nueva terea. Ellos tenían que llevar las mismas piedras hacia el otro extremo del campo, de vuelta a donde las habían sacado en primer lugar. Devastados emocionalmente, empezaron su tarea. Concluyeron que obviamente su tarea no tenía sentido. Eventualmente movieron todas las piedras de lado a lado, sin plan o propósito. Fue entonces, cuando estos hombres se dieron cuenta de que todo lo que hacían era inútil, que empezaron a flaquear y eventualmente murieron.[i]
La aflicción sin significado es un peso demasiado grande como para soportar. La pérdida de propósito hizo que las dolorosas vidas de estos hombres se volvieran intolerables.
He escuchado de algo similar que le ocurrió a un pueblo entero – solo que en un contexto diferente. Las autoridades habían decidido construir una represa hidroeléctrica en el valle de Maine, Estados Unidos, donde un pequeño pueblo había vivido por generaciones. La gente debía trasladarse a otro lado ya que el pueblo eventualmente sería sumergido bajo el agua de la represa. Durante el tiempo entre la decisión inicial de comenzar el proyecto y el final del proyecto, este pueblo, bien cuidado, con calles limpias, y bellas casas con patios bien arreglados empezó a caerse a pedazos. Un residente explicó este fenómeno de esta forma, “Cuando no hay esperanza para el futuro, no hay trabajo para el presente.”[ii]
Cuando las expectativas a futuro se frustran por completo, las ganas de hacer algo, de trabajar, avanzar o reparar algo, o incluso soportar algo, se terminan. Sin un futuro y un propósito, el desaliento se enrolla alrededor del corazón como una enredadera y ahoga toda esperanza.
Según lo que Job puede entender hasta el momento, Dios lo ha asignado a llevar piedras de un lado a otro sin propósito. No siente que haya algún significado detrás de su sufrimiento.
Para empeorar las cosas, Bildad no tiene nada más que otro mensaje de culpa y condenación para que Job siga sufriendo. De hecho, él, tal como Elifaz en su segundo discurso, esta más enojado. Para tratar de hacer que Job confiese, Bildad describe lo terrible de la muerte para quien vive en pecado.
El Foso de Miedo y Ansiedad
Bildad pinta cuatro escenas que describen la muerte del impío. Estas son escenas verdaderas, a todo esto, pero el problema es que él las aplica al hombre equivocado. Sin embargo, para aquellos que no tienen al redentor, este es su futuro.
Escenas de la muerte del impío
- La primera escena es la de una tienda oscura
Leamos Job 18:5-6 donde Bildad comienza su discurso,
Ciertamente la luz de los impíos será apagada,
Y no resplandecerá la centella de su fuego.
La luz se oscurecerá en su tienda,
Y se apagará sobre él su lámpara.
Esta escena describe una lámpara colgando bajo una tienda. De repente, la lámpara se apaga – quizás por una ráfaga de viento que entra en la tienda. Quizá la mecha sigue ardiendo por unos segundos, pero luego se apaga por completo, dejando la tienda completamente en oscuridad.
Para muchas personas, esta es la realidad acerca de la muerte; algo misterioso y sombrío que lo convierte en el rey de sus temores.
Nos va a pasar a todos. No podemos ignorarla; no podemos evitarla. Las estadísticas son innegables – 10 de cada 10 personas mueren.
En el siglo pasado, el magnate William Randolph Hearst prohibió que las personas mencionaran la muerte en su presencia. Él nunca permitía que tocaran el tema. Pero no importó – él mismo eventualmente tuvo que morir.[iii]
Bildad apunta a Job con su dedo y le dice, “Job, estas ignorando lo obvio. La luz de tu vida está a punto de apagarse y tú vas a quedar en la oscuridad del juicio de Dios.”
- La segunda escena es la de un animal atrapado
Note lo que dice Job 18:9-10
Lazo prenderá su calcañar;
Se afirmará la trampa contra él.
Su cuerda está escondida en la tierra,
Y una trampa le aguarda en la senda.
En otras palabras, “estas atrapado Job” arrepiéntete antes de que te atrapen y te maten.
- La tercera escena es la de una víctima en persecución.
Veamos los versículos 11-12
De todas partes lo asombrarán temores,
Y le harán huir desconcertado.
Serán gastadas de hambre sus fuerzas,
Y a su lado estará preparado quebrantamiento.
O sea, ¡no hay escapatoria! Ríndete, no hay salida.
- La última escena que Bildad describe es la de una tumba sin nombre
Note que dice el versículo 17.
Su memoria perecerá de la tierra,
Y no tendrá nombre por las calles.
La Nueva Traducción Viviente traduce este pasaje como:
Los hogares de los malvados se quemarán por completo; azufre ardiente llueve sobre sus casas.
Sus raíces se secarán y sus ramas se marchitarán.
Desaparecerá de la tierra todo recuerdo de su existencia; nadie se acordará de sus nombres.
Serán sacados de la luz, arrojados a las tinieblas
y expulsados del mundo.
No tendrán hijos ni nietos, ni habrá sobrevivientes donde habitaban.
La gente del occidente se queda consternada por su destino, y la gente del oriente está horrorizada.
Dirán: “Este fue el hogar de una persona malvada,
el lugar de alguien que rechazó a Dios.”
Otra vez, esto es verdad, pero Bildad le está predicando al hombre equivocado. Así que gracias Bildad. Lo único que has hecho es agregar más pesares a la vida de Job. Solo has colocado más candados y cerraduras en el foso donde Job se encuentra – un foso de temor y ansiedad.
En Job 18:2, Bildad comienza con las palabras,
Job, “¿Cuándo pondréis fin a las palabras?”
Ahora Job comienza su respuesta en el capítulo 19:2, diciendo:
¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, y me moleréis con palabras?
O sea, Bildad le pregunta a Job, “¿cuanto tiempo vas a seguir justificándote con tus palabras?
Job responde “¿cuanto tiempo vas a seguir destruyéndome con tus palabras?”
Mientras que Bildad describió los terrores de la muerte en el capítulo 18 – y estos son verdaderamente terribles – Job responde en el capítulo 19 describiendo las aflicciones de su vida – ¡y estas sí que son terribles también! El perdió muchísimas cosas.
Me llamó la atención el contraste en la perspectiva de estos dos hombres.
Bildad consideraba que lo que Job había perdido era:
- Job 18:12 – fortaleza física
- Job 18:14 – su estado financiero
- Job 18:17 – su fama y reputación
Job considera otras cosas como pérdidas de verdad – y sí que eran distintas. Estas eran las pérdidas que Job realmente lamentaba:
- Job 19:7 – Job lamenta lo que él cree que es la perdida de la justicia.
- Job 19:8 – Job llora su falta de entendimiento de la situación cuando dice, “sobre mis veredas puso tinieblas.”
- Job 19:9 Job lamenta ser despojado de su honor
- Job 19:10 – Job esta devastado por la pérdida de su esperanza.
- Job 19:11 – La perdida de intimidad con Dios quebranta el corazón de Job mientras llora que Dios, “lo ha considerado su enemigo.”
- Job 19:13-19 – Job menciona que ha perdido sus relaciones personales:
- Versículo 13 – sus conocidos se apartaron de él.
- Versículo 14 – sus parientes le fallaron y sus amigos íntimos lo olvidaron
- Incluso sus compañeros de trabajo no son los mismos con él
- Versículo 15 – “mis criadas me tienen como extraño.”
- Versículo 16 – mis siervos no me responden.
- Versículo 17 – “Mi aliento es odioso a mi mujer,” o sea, por mi miserable condición ni siquiera mi esposa se me acerca.
- “Soy repugnante a mis propios hermanos.” Lo que significa que perdió su relación con su familia.
- Versículo 18 – “los niños me desprecian” la comunidad en general lo desprecia
- Versículo 19 – “Todos mis compañeros me aborrecen, y los que amo se han vuelto contra mí.”
La pérdida de su comunión con Dios y la pérdida de su relación con otros fueron perdidas mucho más grandes que haber perdido su fama y su fortuna. Bildad pensaba que la fama y la fortuna era lo que realmente importaba. Job consideraba la pérdida de su intimidad con Dios y su testimonio con su familia y amigos como sus mayores pérdidas.
¿Cuánto valoramos nuestra relación con Dios y nuestro testimonio como creyentes? Y no solo como creyentes sino también como iglesia.
Me acorde el otro día de algo bastante chistoso que nos pasó aquí en la iglesia varios años atrás mientras construíamos el edificio en donde ahora nos reunimos. Cuando recién obtuvimos el terreno, en vez continuar reuniéndonos en la propiedad anterior, empezamos a reunirnos en el nuevo terreno bajo una carpa. Un hombre me contó que uno de sus compañeros de trabajo se llevó un gran susto gracias a esto.
Este hombre estaba manejando hacia su oficina un domingo por la mañana para adelantar unos trabajos, y se dio cuenta de que iba a tener que pasar por el frente de nuestra iglesia. El miró su reloj y pensó, “ay no, voy a perder como diez minutos en el trafico al frente de la iglesia.”
Sin embargo, mientras se acercaba a la iglesia, vio que no habían muchos autos en la calle. Luego, mientras pasaba por el frente de la iglesia, vio que el estacionamiento estaba vacío. Inmediatamente pensó, “ay no – ¡es el arrebatamiento y yo me quedé en la tribulación!”
Deberíamos hacer eso una vez al año – así asustamos un poco a la gente. Esforcémonos para tener un buen testimonio como iglesia. Que si no nos juntáramos un día, la gente asumiera que Cristo ha venido por su iglesia.
Si un día, sin aviso, faltara al trabajo, ¿se preguntaría alguna persona si se perdió el rapto?
Ese tipo de reputación se crea al vivir una vida concentrada en lo que realmente importa.
Para Bildad, esto significaba fama, riquezas, y posesiones. Él dice, “Job, tu nunca vas a recuperar tu buen nombre, tus riquezas, y tu posición entre los poderosos de Arabia si no me escuchas.”
Para Job, lo que realmente importaba no era algo que pudiera poner en el banco o en una vitrina.
A todo esto, este texto nos provee una maravillosa lista para auto-evaluarnos. ¿qué es lo que usted consideraría como sus mayores pérdidas?
- Perder su casa
- Sus inversiones
- Su plan de jubilación
- Su trabajo
- Su auto
- Su salud
O su
- Integridad en su trabajo
- Su testimonio para Cristo
- Sus relaciones con familia y amigos
- Su comunión y caminar con Dios
¿Que perdidas lo mantendrían despierto en la noche?
Cuando leemos acerca de lo que Bildad pensaba que eran las mayores pérdidas de Job, rápidamente aprendemos que él encajaría perfectamente en nuestra cultura moderna. El estaría vendiendo libros en administración y finanzas tales como:
- Manténgase en forma, física y mentalmente
- Como evitar la ruina financiera
- Como ampliar su reputación en su comunidad y más allá
- Como ser valorado y promovido
- Como crear tendencias en su mundo
Job sin embargo diría, “¡yo tenía todo eso! Y ahora que lo he perdido todo, sé que las cosas que más importan son mi relación con Dios, mi integridad, y mi relación con mi familia y amigos.”
Puede creer que, en el medio de esta experiencia tan difícil, desde las profundidades de este foso, estamos a punto de oír de parte de Job nada menos que unas de las confesiones más firmes y llenas de fe en toda la Biblia.
Leamos qué dice Job en el capítulo 19:23,
¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro!
(Supiera él que millones de personas han podido leer acerca de su vida por casi cuatro mil años ya)
¿Por qué Job? ¿porque quieres que leamos lo que dijiste?
La Cúspide de Fe y la Confianza
Note los versículos 25-27.
Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo;
Y después de deshecha mi piel, en mi carne he de ver a Dios;
Al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán,
Esta es una confesión de fe y confianza.
…yo sé que mi Redentor vive…
¡wow!
Una de las obras musicales más famosas de todos los tiempos se llama, el Mesías, compuesto por George Handel. Se considera como su obra maestra, su mejor trabajo; su logro más renombrado.
Me pareció interesante que esta obra maestra fue escrita bajo circunstancias muy difíciles.
Durante ese tiempo en su vida, Handel estaba luchando con una enorme deuda. Además, él recientemente había sufrido de un accidente cerebrovascular – su salud estaba bastante mal por su ansiedad y estrés. El ACV había paralizado el lado izquierdo de su rostro, causándole mucho dolor.
Casi todos los días, Handel apenas podía pagar por su renta y su comida. Él estaba deprimido y desanimado.
Una noche en 1741, deprimido y derrotado, Handel caminó por las solitarias calles de Londres hasta el amanecer, cuando volvió a su pequeña habitación. Sobre la mesa había una carta bastante gruesa. Era de parte de Charles Jennens, un amigo que lo animó a tomar los textos que le había enviado y componer una nueva obra. Eran simplemente versículos bíblicos acerca de las profecías acerca del Mesías y sus cumplimientos en Jesucristo.
Handel arrojó las páginas sobre la mesa y se fue a dormir – pero no pudo conciliar el sueño. Algunas de las palabras que había leído volvían a su mente:
Consolad, consolad a mi pueblo, dice
vuestro Dios… El pueblo que caminaba en tinieblas,
vio una inmensa luz… el Príncipe de Paz… Aleluya.
Él se levantó y fue al piano. Él empezó a escribir. Él era zurdo y a causa de su ACV tenía mucha dificultad para escribir. Las notas en el texto original son algo difíciles de entender, demostrando cuan limitado estaba Handel para escribir en ese tiempo. Pero eso no lo detuvo. Por tres semanas seguidas, el compuso – apenas parando para comer o dormir. Él no quiso recibir visitas.
Al final, después de 22 días, un amigo logró entrar al apartamento y encontró a George Handel en su piano. Con partituras por todos lados y lágrimas sobre su rostro, Handel le dijo a su amigo, “creo que he visto todo el cielo frente a mí y la grandeza del mismo Dios.”
Esta fue, sin duda, la obra maestra de Handel. Cuando la presentaron por primera vez en Londres, el Rey Jorge se puso de pie durante el coro Aleluya y se quitó la corona.[iv]
Desde las profundidades de su ansiedad vino una declaración de confianza. Desde el foso del temor llegó a la cúspide de su fe.
Esa fue la declaración de Handel del evangelio de Jesucristo – el Mesías. Hoy se canta alrededor del mundo.
Uno de los textos incorporados en la obra de Handel es Job 19:25. Antes de que esta se convirtiera en la obra maestra de Handel, esta era la obra maestra de Job.
Este fue el mayor logro de la vida espiritual de Job, “estoy en las profundidades de mi dolor, pero…yo sé que mi redentor vive…”
Características de una obra maestra de la fe.
Hay al menos 6 características en esta obra maestra de la fe.
- Note la convicción de fe.
En Job 19:25 leemos,
Yo se…
Concuerdo con Spurgeon, quien predicó acerca de este pasaje, que, a estas alturas, esperaríamos que Job no estuviera seguro de nada. Nada parecía seguro para Job excepto la incertidumbre. Pe ro esto si sabía, que el Mesías vive.[v]
Job no dijo, “espero que” o “creo que” o “quizás el redentor vive”, o “puede que el redentor viva.” No. Yo sé.
Si Job pudo tener esta confianza con la poca revelación que él tenía, y nada de ella por escrito, cuanto más deberíamos nosotros, que tenemos la completa e infalible palabra de Dios, creer esto con confianza.
El apóstol Juan escribió de esta confianza cuando dijo,
Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna (1 Juan 5:13)
- Note la personalización de fe.
Job continua en el versículo 25 diciendo,
… mi redentor…
Job no dice, “yo sé que el redentor de mi esposa vive” o “el redentor de mis padres vive” o “el redentor de mi abuelo, o el de mi pastor.” Job dijo, “él es mi redentor…”
- Note en qué se concentra la fe de Job
Job dice… yo sé que mi Redentor vive…
¿De donde sacó Job esta palabra, “redentor” aparte de la inspiración del Espíritu Santo?
El redentor era alguien que
- Podía comprar a un pariente de la esclavitud
- Tenía el derecho de defender a un pariente en la corte
- Podía casarse con la viuda de algún pariente cercano y darle un futuro y esperanza.
Mucho antes de que Booz se enamorara de Rut, la viuda, y pagara el derecho de redimirla y tomarla como esposa, Job entendía que había un Redentor que lo podía liberar de su esclavitud, podía defenderlo en la corte, y darle un futuro y esperanza.
En las profundidades de su dolor, por fe, Job ofrece su corazón y pone su esperanza en su Redentor.
- Note el fundamento de su fe
No solo vemos su convicción de fe, su personalización de su fe y el enfoque de su fe, sino que también el fundamento de su fe. Leemos en Job 19:25
Yo sé que mi redentor vive…
Si no fuera por la resurrección, nuestra fe no tendría sentido, Pablo escribió en 1 Corintios 15.
Job no dijo, “yo sé que mi Redentor vivirá un día” o “yo sé que mi redentor vivía” No, este es el fundamento de la fe de Job. Su redentor vive.
Spurgeon predicó a partir de este texto, “si estas luchando en el mar, y las olas de pecado y duda te golpean una y otra vez, sostente sobre esta verdad – Jesús vive.”[vi]
- Job entrega la expectativa de su fe
Job continúa diciendo en el versículo 25,
… y al fin se levantará sobre el polvo…
esta frase la traduce mejor la Nueva Traducción Viviente que dice,
y un día por fin estará sobre la tierra.
Desde el foso de la desesperación vino esta poderosa verdad profética.
Hoy nosotros, nos unimos a Job, esperando aquel día cuando Cristo venga finalmente, personalmente, literalmente, físicamente a poner sus pies sobre la tierra, cuando,
sujete todas las cosas debajo de sus pies (1 Corintios 15:27)
Esta es la expectativa de su fe.
- Finalmente, note la motivación de la fe de Job
Versículo 26 dice,
Y después de deshecha mi piel,
En mi carne he de ver a Dios.
No solo su Redentor va a reinar triunfante sobre la tierra; no solo habrá un futuro donde Dios y la humanidad tengan comunión, tal como una vez la tuvieron en Edén, Job dice, “yo también voy a estar ahí.” Yo voy a ver a Dios.
¿No es de sorprenderse que los críticos y los escépticos tratan de eliminar estos versículos de los labios de Job, o distorsionan su clara y simple, aunque profunda verdad profética? En esta declaración de fe, podemos ver las doctrinas de
- La encarnación
- Redención expiatoria
- La resurrección de Cristo
- La resurrección de los creyentes
Estamos de camino a casa. Nuestro destino final no es la muerte, sino la libertad – libertad completa, y definitiva gracias a la vida triunfante de Cristo nuestro redentor.
Conclusión
Steven Lawson incluyó en su cometario de Job la siguiente historia acerca de Henry Morrison y su esposa. Morrison fue un misionero en África a finales de 1800. Él y su esposa habían servido en el campo misionero por 40 años. De hecho, ellos nunca volvieron a su hogar hasta su último viaje que señalaba el final de su servicio en la obra misionera.
Mientras el barco se acercaba al puerto de Nueva York, ellos se preguntaron si alguien se acordaría de ellos. ¿Habría alguien allí para recibirlos? Esto era antes de que existieran máquinas de fax, celulares, o internet, y ellos no sabían si alguien de la misión estaría en el puerto para cuando llegaran.
Mientras el barco entraba al puerto, Henry Morrison y su esposa subieron a cubierta y quedaron completamente sorprendidos al ver cientos de personas en el puerto con carteles y pancartas diciendo “bienvenidos” Habían globos por todos lados y personas sonriendo, y saludando mientras el barco cada vez se acercaba más a tierra. El corazón de Henry empezó a latir fuerte. Henry miró a su esposa y dijo, “Querida, se acuerdan de nosotros… mira cuantos han venido a darnos la bienvenida.”
Lo que ellos no sabían era que en un cuarto privado, escondido del resto de los pasajeros, venia el mismísimo presidente Theodore Roosevelt viajando de vuelta de un tiempo de vacaciones en África. Los carteles eran para él. Los saludos y los amigos sonrientes estaban allí para el presidente de los Estados Unidos.
A Henry Morrison y a su esposa no los dejaron desembarcar hasta que el presidente y toda su delegación saliera primero del barco. Incluso la banda del cuerpo de Marina estaba allí para recibir al presidente.
Henry Morrison dijo, “Simplemente no parece justo. Nosotros hemos estado sirviendo al Señor fielmente por estos 40 años. Hemos servido en anonimidad, pero hemos sido fieles a Dios. El presidente viene de a África de tomar unas vacaciones y todo el mundo viene a darle la bienvenida. No me parece bien que nosotros lleguemos a casa y no haya nadie para darnos la bienvenida.”
Su esposa lo miró y le dio una gran respuesta. Ella le dijo, “Pero Henry, aun no llegamos a casa. Aún no hemos llegado en nuestro verdadero hogar.[vii]
Un autor escribió “Si nos dieran todo lo que quisiéramos aquí en la tierra, nuestros corazones se conformarían con este mundo. Dios está siempre atrayéndonos hacia él y su reino donde ciertamente encontraremos lo que siempre hemos deseado.[viii]
Nuestro hogar no está aquí – esta allá. ¿Como es que llegamos de aquí a allá? Gracias a Nuestro Redentor – el Mesías – Jesucristo.
Solo recuerde mientras va de camino a casa – usted no se encuentra moviendo piedras de un lado a otro – sufriendo sin propósito; esforzándose y luchando sin razón – usted está construyendo una vida que no es nada menos que un monumento de fe a los ojos de Cristo.
Así que continúe cantando su obra maestra de fe para Cristo. Siga cantando que Él es el Redentor; que Él vive; que Él es su Redentor; y que un día le verá con sus propios ojos reinando triunfante en gloria.
Esta es la canción, la obra maestra de nuestra fe en nuestro Redentor, Jesucristo.
[i] Knute Larson, Holman New Testament Commentary: 1 Thessalonians (Holman, 2000), p. 51.
[ii] Steven Lawson, Holman New Testament Commentary: Job (Holman, 2004), p. 122.
[iii] Warren Wiersbe, Job: Be Patient (Victor Books), 1991), p. 68.
[iv] Edited from several internet sites on George Handel/History of the Messiah.
[v] Charles Haddon Spurgeon, ed. by Kerry James Allen in The Suffering of Man and the Sovereignty of God (Fox River Press, 2001), p. 161.
[vi] Ibid., p. 162.
[vii] Steven Lawson, Job: When All Hell Breaks Loose (NavPress, 1993), p. 149.
[viii] Elisabeth Elliot, The Elisabeth Elliot Newsletter (Sept/Oct 1988), quoted by James Dobson in When God Doesn’t Make Sense (Tyndale House, 1993), p. 106.