Introducción
No pasó mucho tiempo, antes de que la noticia llegara literalmente a todo el mundo antiguo, que un niño había nacido – uno muy especial.
Lo anunciaron como la persona que traería paz al mundo. Un documento de más de dos mil años que sobrevive hasta hoy anunciaba que él era el Salvador de la humanidad y cito, “su nacimiento marcó el principio de todas las buenas nuevas para el mundo”.[i]
El problema es que no estaban hablando sobre el cumpleaños de Jesús, estaban celebrando el cumpleaños y reinado de César Octavio, más tarde llamado Cesar Augusto – que significa gobernante supremo o divino.
Augusto había ascendido al poder después de que su padre adoptivo, Julio César, fuera asesinado. Augusto tomó el poder sobre una asociación de regiones bastante desorganizadas en competencia y durante los siguientes 45 años las transformó en el Imperio Romano que conocemos hoy en día.
Él construyó magníficos edificios y templos, pavimentó un sistema de carreteras, construyó acueductos, instituyó la pax romana – la paz de Roma, y administró reformas financieras, legales y religiosas.
El mes de agosto se llamaría así en su honor.[ii]
Varios años antes del nacimiento de Cristo, el cometa Halley brilló en el cielo nocturno, y César Augusto proclamó que era el espíritu de su padre adoptivo, Julio César, ascendiendo al cielo como uno de los dioses.[iii]
Los ciudadanos entusiasmados aceptaron sus declaraciones, y Augusto acuñó monedas con la imagen de Julio César en una cara y su propia imagen en la otra con las palabras, “César, hijo de un Dios”.[iv]
César Augusto lucía, vivía y gobernaba como uno esperaría que el hijo de un dios luciera, viviera y gobernara – ciertamente más que el que hoy conocemos como el único Hijo de Dios.
Y Lucas parece subrayar esta distinción al comenzar la narración del nacimiento de Jesús, a 2500 kilómetros de Roma, al otro lado del Mar Mediterráneo.
Es como si Lucas quisiera decirnos: “Escuche, si cree que lo que realmente importaba en ese momento en el mundo era lo que César Augusto estaba haciendo o decretando, fallaron el cálculo por unos 2500 kilómetros.
El Dios que controla la historia
Permítanme invitarlo a abrir su Biblia en el Evangelio de Lucas. Retomemos nuestro estudio a través de este relato del Evangelio. Estamos en el capítulo 2, versículo 1:
Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. Lucas 2:1-2
Como si dijera: en lo que al mundo respecta, estos eran los que estaban al mando nacionalmente en Roma y regionalmente en Siria. Estos eran los que movían los hilos del poder, eran los que gobernaban y controlaban la vida de todos.
Pero de todos los decretos que César Augusto promulgó, de todos los mandatos que anunció, de todos los discursos que pronunció y los edificios que dedicó; ninguno de ellos se menciona – excepto este.[v]
Y eso es porque Lucas, nos habla de quién realmente estaba a cargo.
Sale un decreto de César Augusto – Sí, pero ¿qué está haciendo Dios realmente aquí?
Como verá, aquí hay una joven pareja esperando un bebé, viviendo en Nazaret. No están donde tienen que estar… para cumplir la profecía que Miqueas entregó 800 años antes de que el gobernante de Israel – el Mesías – nacería en Belén (Miqueas 5:2).
¿Cómo llevaría usted a esta pareja de Nazaret a Belén – a 140 kilómetros de distancia – en este que sería un momento absolutamente inconveniente en sus vidas?
Dios ordena los medios, Él controla el corazón de los reyes que parecen tener el control; pero sólo de manera indirecta. Dios controlando la historia. La historia es Su historia.
Y aquí se nos permite tener un vistazo detrás de escenas para observar cómo Dios estaba obrando silenciosamente. Dios mueve el corazón del César para que busque obtener mayores ingresos en impuestos.
César se despierta con una idea brillante – “Creo que voy a mandar a hacer un censo para saber exactamente cuánto puedo demandar en impuestos a través de todo el imperio”. Y todos los 600 senadores romanos evidentemente estuvieron de acuerdo, probablemente con mucho ánimo y voluntad porque eso es lo que a los gobernantes y senadores les gusta hacer – cobrarle más impuestos a la gente.
Pero, para José y María este era el peor momento para que les pidieran eso. Y para la nación judía que odiaba los impuestos romanos, esto habría sido tema de conversación y malestar en la ciudad. ¿Dónde estaba Dios en todo esto?
Tal vez se haya sentido así últimamente. Tal vez su vida ha cambiado en los últimos meses. Tal vez siente que su vida está a la deriva y aun yendo en picada, saliéndose completamente fuera de su control. Ha tenido que adaptarse de un mandato a otro, de un golpe a otro y de una noticia confusa a otra y luego a la siguiente.
Tal vez se haya hecho la pregunta: “¿dónde está Dios en todo esto?”.
Puede que no tengamos todas las respuestas, pero sabemos que Dios está obrando – Él está en control. El Salmo 121 versículo 4 dice: “Nuestro Dios nunca duerme ni se adormece”.
¿Sabe lo que esto significa? Significa que usted puede irse a dormir tranquilo – por la noche – ¡No ahora durante el estudio!
Querido oyente, no se angustie, no se distraiga ni se deje atrapar por los decretos y mandatos de emperadores, senadores y gobernantes.
En última instancia Dios está haciendo algo y nosotros no solemos darnos cuenta hasta más adelante – en retrospectiva.
Si la gente de la época de José y María miraba a Roma, y refunfuñaban contra Roma, y se enojaban con Roma, estaban mirando en la dirección equivocada.
César Augusto pensaba que él estaba al mando, pero no. Dios estaba en control de César Augusto.
Sí, este viaje no podía haber llegado en un peor momento; les hizo la vida incomoda. El viaje fue difícil y peligroso incluso. Pero corrijamos nuestra perspectiva – alineémosla con la verdad de la Palabra de Dios. José y María no eran peones en manos del César, el César era un peón en las manos de Dios.
Los propósitos de Dios se estaban cumpliendo a través de este decreto imperial.
Y el versículo 3, nos dice que todo el imperio fue de regreso a su ciudad de origen para obedecer el “decreto imperial”. [vi]
Registros históricos nos dejan saber que las esposas no estaban obligadas a acompañar a sus maridos – ciertamente no una mujer desposada o comprometida.
La gramática original de los versículos 4 y 5, nos indica que José se está registrando, y que María está con él o simplemente lo acompaña mientras lo hace.[vii]
Francamente no se necesita mucha imaginación para entender por qué ella fue a acompañarlo. No se nos dice en el texto, pero creo que ella vio una buena oportunidad para salir de su pueblo.
La vergüenza que ha experimentado por su embarazo habría sido extremadamente dolorosa. Nadie le había creído su historia, incluso José necesitó que lo visitara un ángel para confirmar que María todavía era virgen, de lo contrario habría terminado con su compromiso.
No se nos dice lo difícil que fue el viaje de Nazaret a Belén, si viajaron solos o acompañados. No estamos seguros si María dio a luz a Jesús en una cueva, que era común en esta región, en algún patio abierto donde se amarraban a los animales para pasar la noche o en un establo para animales conectado a la casa de alguien. El versículo 6 dice simplemente que estando ellos allí (esto es, en Belén), se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón (mejor traducido: habitación de huéspedes).
Note que se nos dice que María envolvió a Jesús en pañales por sí misma, lo que puede implicar que no hubo una partera ayudándole. Esa era una de sus funciones habituales.[viii]
Pero, para ser honestos, no se nos dicen si María y José estaban solos o acompañados. De hecho, hay muchas cosas que no sabemos. Lucas no escribe para satisfacer nuestra curiosidad; él simplemente nos cuenta la historia de manera simple y centrada en el propósito principal.[ix]
Lucas nos da suficientes detalles para permitirnos ver:
- La humildad de la encarnación de Cristo;
- El inusual cumplimiento de la profecía en Belén;
- La perfección del tiempo de Dios y Su control soberano.
Los pastores que comparten el evangelio
Y Lucas, también nos permite ver cómo algunas de las personas menos probables se convierten en los primeros evangelistas.
Él nos presenta a estos individuos en el versículo 8:
Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el Pueblo. Lucas 2:8-10
Por cierto, esta frase “os doy nuevas de gran gozo” es del verbo griego evangelizomai – de donde proviene nuestra palabraevangelismo en español. Significa dar buenas noticias a alguien.
Eso es la evangelización.
En el primer siglo, este verbo se usaba:
- Para referirse un mensajero que entregaba un mensaje del rey;
- Para anunciar el nacimiento de un heredero real;
- Para anunciar una victoria.[x]
Acaso ¿no es eso el Evangelio? Estamos entregando el mensaje del Rey, de que el heredero real ha nacido y ha ganado la victoria.
Porque este no era un bebé cualquiera.
Mire el versículo 11. El ángel informa:
…que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Lucas 2:11-12
Detengámonos por un momento. Note que el ángel está entregándoles esta sorprendente noticia de la encarnación a unos pastores de ovejas – siendo que los pastores tenían un estatus social bajísimo.
Los pastores no podían ser testigos en un tribunal, ¿por qué entonces elegirlos para dar testimonio del nacimiento de Cristo? Trabajaban el Sábado – evidentemente las ovejas no se tomaban el día libre – así que obviamente tenían en contra a los fariseos.
Según la Mishná, un documento oficial que recopilaba y catalogaba leyes y costumbres judías, los pastores eran considerados permanentemente impuros y no se les permitía entrar en el Templo.
¿Por qué anunciarles esta buena noticia a ellos?
- ¿Por qué no mejor al Sanedrín? – el Tribunal Supremo de Israel compuesto de eruditos judíos y expertos en la ley de Moisés.
- ¿Qué tal los principales rabinos de la época?
- ¿Qué tal el sumo sacerdote en Jerusalén?
Uno podría pensar que este ángel se equivocó dirección. ¿En serio, Pastores?
Hasta el día de hoy en todo el mundo, los pastores no son las personas al poder, las más influyentes en la sociedad; especialmente cuando no son los dueños, sino que son contratados para realizar esta difícil labor.
Timothy Laniak, en su diario que publicó hace unos años, registró los descubrimientos que hizo después de vivir por un año con pastores Beduinos de Medio Oriente.
En su introducción, relata lo que sucedió cuando les dijo que quería vivir con ellos e investigar sus vidas y su trabajo.
Esta fue su respuesta: “Qué hay para investigar sobre nosotros? Nosotros sólo nos pasamos la vida corriendo detrás de las ovejas y las cabras. No tenemos casa ni domicilio. Dormimos bajo el cielo abierto en invierno, en verano y durante las lluvias; año tras año, cargando los utensilios de cocina en camellos y mulas; ni siquiera podemos descansar en un solo lugar durante una semana. ¿Para qué pierde el tiempo? ¡No somos nada![xi]
Es interesante cómo el Evangelio elevó este humilde papel para que hoy, al mencionar la palabra pastor, uno piense en el papel del liderazgo bíblico:
- En Efesios 4:11, encontramos el término “pastores” para referirse a los líderes de la iglesia – un término usado metafóricamente proveniente de este oficio de cuidar ovejas;
- El apóstol Pedro llamó a Jesucristo el Pastor Principal de la iglesia (1 Pedro 5:4).
- El Señor adoptó este término al referirse a si mismo cuando dijo Yo soy el Buen Pastor en (Juan 10:11).
Nosotros somos la iglesia del Buen Pastor. ¡Qué dulce imagen de nuestra relación con Él! ¡Él nos guía y nos cuida como un fuerte pastor a sus indefensas ovejas!
Ese debe ser el deseo en nuestros corazones. Ser conocidos como iglesia por sobre cualquier otro título o nombre, término o identificador; simplemente como una iglesia que pertenece a nuestro Gran Pastor.
Continuando en el versículo 13, vemos que, de pronto, a este ángel se le une una multitud de ángeles que comienzan a cantar – o quizás a recitar al unísono – y la tierra debe haber temblado con su coro, aquí está la letra:
Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres. Lucas 2:14
Las parejas judías solían contratar músicos locales para que les ayudaran a celebrar el nacimiento de un niño. José y María no podían hacerlo. Eran pobres y estaban lejos de su hogar, así que Dios el Padre, envió músicos directamente desde el Cielo.
Y cuando terminó el concierto, los pastores fueron en busca del inusual acontecimiento que el ángel les había anunciado. Versículo 16:
Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Lucas 2:16-18
Cuando llegaron los pastores, quizás estaban José, María y el niño solos, pero queda claro que ahora hay otros que se han reunido probablemente al ver a este inusual grupo de pastores llegar a Belén. La noticia se extiende rápidamente.
Todos están perplejos y maravillados ante esta historia de los ángeles que cantaron que el Salvador acaba de nacer. “No, no”, puede que hayan pensado. “El salvador ya está en Roma”.
Algunas de estas personas probablemente se alejaron pensando, “Estos pastores han estado demasiado tiempo a la intemperie”.
Otros sin duda hicieron preguntas. Pero se nos dice aquí en el versículo 19:
Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios.Lucas 2:19-20a
Los pastores están haciendo ahora lo que los ángeles acababan de hacer. Ahora ellos son los que cantan la letra de la canción que acababan de aprender. Se les quedó grabada, nunca la van a olvidar. ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Conclusión
Nosotros necesitamos seguir el ejemplo de estos pastores. Sigamos cantando sobre la Gloria y el Evangelio de Dios.
Y compartamos las buenas nuevas con otros. Pidámosle al Señor que nos dé oportunidades para entregar el Evangelio – las buenas noticias – a alguien en esta semana.
Quizás piense: “Pero yo no estoy entrenado para evangelizar”.
- Usted no necesita ir a la facultad de medicina para decirle a alguien que ha encontrado un buen médico.[xii]
- Usted no necesita ir a la escuela culinaria para hablarle a alguien sobre un buen restaurante.
- No necesita entrenamiento teológico para decirle a alguien que encontró al Salvador. Si un grupo de pastores analfabetos lo hicieron, nosotros también podemos.
Bueno, varios años después de esta escena aquí en Lucas 2, César Augusto, en el mes de agosto irónicamente, se enfermó de un resfriado en un viaje nocturno en barco.[xiii]
Esto se convirtió en neumonía y a sus 76 años, este autoproclamado hijo de un dios, adorado como una deidad, llamado el salvador del mundo, el libertador de la paz falleció.
Y tres días más tarde, él no resucitó.
Jesús tendría unos 18 años en ese momento. No puedo sino pensar si es que, al escuchar las noticias de su muerte, reflexionó sobre la tragedia de que este César había adoptado los títulos que Jesús sabía que le pertenecían sólo al Mesías, a Él.
- Él es el gobernante divino de un reino venidero
- Él es el hijo de Dios
- Él es el único Salvador
- Él es el Príncipe de la paz eterna
¿Quién es Jesús para usted?Si no lo ha hecho ya, le invito a creer en el testimonio de la Palabra escrita- la Biblia, y de la palabra viva- el Señor Jesucristo – sobre quien es Él – que él es el Hijo de Dios que vino a este mundo para morir por nuestros pecados. Ponga su fe en el Salvador y Él le perdonará y le dará vida. Este es el evangelio – las buenas nuevas de gran gozo.
[i] Michael Grant, The Twelve Caesars (Charles Scribner’s Sons, 1975), p. 65
[ii] Bruce B. Barton, Life Application Bible: Luke (Tyndale, 1997), p. 37
[iii] Adaptado de Charles R. Swindoll, Insights on Luke (Zondervan, 2012), p. 61.
[iv] Grant, p. 55
[v] Adaptado de John MacArthur, Luke: Volume 1 (Moody Publishers, 2009), p. 144.
[vi] Alan J. Thompson, Exegetical Guide to the Greek New Testament: Luke (Broadman and Holman, 2016), p. 41
[vii] Darrell L. Bock, Luke: Volume 1 (Baker Academic, 1994), p. 205.
[viii] Adaptado de Barton, p. 41
[ix] Adaptado de Swindoll, p. 63
[x] Adaptado de Swindoll, p. 65
[xi] Adaptado de Timothy S. Laniak, While Shepherds Watch Their Flocks (ShepherdLeader Publications, 2007), p. 15
[xii] Swindoll, p. 69
[xiii] Grant, p. 79