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Encuentros divinos

Cuando los pesebres se guardan y la temporada navideña llega a su fin, hay mucho más sobre Jesús que necesitamos recordar. Él dejó ese pesebre, creció como un niño y se convirtió en un hombre. Lucas no cierra el telón con los pastores, sino que nos lleva a los primeros días de la vida de Jesús. Estudiaremos juntos tres increíbles encuentros que tuvo el niño Jesús.
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Introducción

Cuando termina la última escena de la típica obra navideña, María y José se despiden de los pastores que van de regreso a sus campos y a sus rebaños, alabando a Dios por lo que lo que han visto y oído.

Así se cierra el telón, se apagan las luces, y el capítulo 2 de Lucas se cierra hasta la próxima temporada de navidad.

Pregúntele a la persona promedio sobre lo que pasa a continuación, y se encontrará con un: Bueno, no lo sé”.

Como verá, para el mundo en general, Jesús nunca abandona realmente la escena del pesebre.  De hecho, es más seguro para el mundo mantenerlo ahí – sólo como el lindo bebé en un pesebre.

¿Es eso es todo lo que hay?

La verdad es que el resto del capítulo 2 revela algunos momentos increíbles y muy importantes en la infancia de Jesús.

Recuerde que Lucas le está escribiendo a un gentil llamado Teófilo para darle una base sólida – para que tenga certeza en cuanto a la deidad de Cristo y la autenticidad del Evangelio de Cristo.

Lucas es el único escritor de los evangelios que incluye estos momentos que verifican la identidad de Jesús, incluso cuando era niño.

Le invito a abrir su Biblia para retomar nuestro estudio del evangelio de Lucas en el capítulo 2.

A continuación, veremos tres reuniones importantes en la infancia de Jesús.

Y la primera reunión importante, es cuando Jesús se encuentra con Moisés, por así decirlo.[i]

Jesús Conoce a Moisés

Entre los versículos 21 y 24, María y José cumplen lo que la ley de Dios a través de Moisés requería para el niño Jesús.

De hecho, le invito a subrayar la frase la ley. Aparece 3 veces en estos versículos:

versículo 22 – conforme a la Ley de Moisés,

versículo 23 – como está escrito en la Ley de Señor,

versículo 24 – conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

Jesús vino a liberar a su pueblo, nació bajo la Ley, obedeció los mandamientos de la ley (Gálatas 4); Él no vino abrogar la ley, sino a cumplirla (Mateo 5).[ii]

Jesús ciertamente rompió las tradiciones religiosas, Él rompió los mandamientos hechas por hombres, pero nunca rompió la ley de Dios entregada a través de Moisés.

Lo que significa, que incluso antes de que Jesús pudiera cumplir la ley conscientemente, María y José cuidadosamente cumplieron la ley con respecto a Él.

El versículo 21 nos dice que José y María, circuncidaron a Jesús al octavo día – conforme a lo que dice Génesis 17.

Esto introdujo a Jesús en el pacto familiar de Abraham y en la vida nacional de Israel. Esta fue la declaración de fe de María y José, de que seguirían la palabra de Dios en cuanto al pacto Abrahámico.

Esto es realmente notable ¿verdad? Ya están de vuelta en su hogar donde todo mundo los mira de reojo.

¿Por qué iban cumplir diligentemente la ley? La gente probablemente pensaba que ya habían roto la ley – su hijo ilegítimo era la prueba definitiva.

Pero, sin importar lo que la gente dijera, pensara o creyera, estaban comprometidos a identificar a su hijo con la ley, el pueblo, la Palabra y la voluntad de Dios.

Y eso no era todo. Había asuntos relacionados con la ley de la purificación y la de la redención que debían cumplir.

Mire el versículo 22:

Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor), y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor… Lucas 2:22-24a

Ahora van a haber dos eventos o ceremonias.

La primera es la ceremonia de redención. Observe el texto de nuevo: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor.

Dios tenía derecho sobre todo varón primogénito judío, estos se debían considerar como santos – una palabra que significa, separado o apartado para Dios.

Si el primogénito era de la tribu de Leví, este básicamente sería reclutado más adelante para el sacerdocio.

Si no era de la tribu de Leví – y este era el caso con Jesús, Él era de la tribu real de Judá – entonces los padres simplemente reconocían que Dios tenía el derecho sobre la vida de su hijo recién nacido, y lo hacían pagando una suma al sacerdote – un impuesto de redención de cinco siclos (como estipula Números 18). Así, le compraban el niño a Dios, por así decirlo.

Así que cada padre reconocía que su hijo pertenecía a Dios porque sólo Él es quien tiene el poder de dar la vida. [iii]

Piense en la ironía que vemos aquí:

  • ellos están redimiendo al Redentor;
  • ellos están comprando, a Aquel que había venido a comprarnos con Su muerte y resurrección.

Ahora, el segundo evento que toma lugar es la ceremonia de purificación.

Según la ley, María estaba ceremonial y legalmente impura durante 40 días tras el nacimiento de Jesús.

Por haber dado a luz a un bebé y sufrir derramamiento de sangre, ella debía pasar 40 días en su casa y no estaba obligada a cumplir ningún requisito religioso fuera de su hogar.

Por 40 días permanecía en casa cuidando a su bebé, y era atendida por familiares y amigos.

Esto le daba tiempo para descansar, así como entender mil cosas relacionadas con su primogénito – una ley dada por la maravillosa sabiduría de Dios para una madre primeriza. Le daba tiempo para curarse, adaptarse y fortalecer su vínculo con el recién nacido. 

Hace poco le pregunté a mi madre cuánto tiempo estuvo en el hospital después de mi nacimiento y me dijo que ocho días.

Ella probablemente necesitó un tiempo extra para prepararse para criarme. Ocho días en el hospital y la factura total fue de $145.00 dólares. Sé que esto realmente delata mi edad. Con el paso del tiempo, la duración de este periodo ha disminuido ¿verdad?

Hoy en día, la cantidad de tiempo que tiene una madre joven entre el nacimiento de su bebé y la salida del hospital es apenas suficiente para familiarizarse.

Cuando mi esposa dio a luz a nuestros gemelos, estuvo en el hospital cuatro días.

De hecho, esto le dirá cuánto han cambiado las cosas en 35 años. Había tal deseo de fortalecer la relación de marido y mujer, que hacían cosas especiales. Por ejemplo, la noche antes de que mi esposa saliera del hospital y así lo hacían con todos los nuevos padres, nos enviaron a los dos a un comedor privado, donde nos sirvieron una cena con carnes al gusto y a la luz de unas velas.

No fue en por acá, en caso de que esté tomando nota. Vivíamos en Texas – y allí la carne era más barata.

Pero ya se puede imaginar – una tranquila de cena con velas antes de volver a casa. Sería nuestra última cena tranquila durante los próximos 18 años.

Como verá, incorporado en la Ley de Moisés, había un elemento que comúnmente pasamos por alto y nos muestra la preocupación de Dios por la madre, el matrimonio, el niño y el hogar.

Ahora hay algo más que sucede en el versículo 24 que debemos observar. Se nos dice que también que María y José ofrecieron:

… conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos. Lucas 2:24

Esta es la ceremonia de purificación.

De acuerdo con los detalles que se dan en el capítulo 12 del Levítico, María debía traerle dos sacrificios al sacerdote; un cordero en holocausto y un pichón o una tórtola como expiación.

Había que comprarles estos animales a los sacerdotes – y si ella era demasiado pobre para comprar un cordero, entonces podía comprar otra ave en su lugar.[iv]

Tenemos aquí la confirmación, de que María cumplió con la ley ofreciendo un par de aves.

Y otra vez, esta escena está marcada con una maravillosa ironía.

Mientras María y José observaban desde la puerta más cercana al Santuario, justo al límite del patio de las mujeres, me pregunto si pensó en ese momento que, aunque era demasiado pobre para comprar un cordero para el sacrificio, estaba sosteniendo en sus brazos al Cordero de Dios, el sacrificio final por el pecado.

Ahora, una vez hecho esto. O sea, habiendo presentado a Jesús a Moisés, por así decirlo, María y José habrían salido inadvertidos del templo para ir de vuelta a su hogar.

Pero Dios el Padre tenía otros planes. Ahora, un par de encuentros más ocurren en el templo. 

Jesús Conoce a Simeón

Observe el versículo 25:

Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Lucas 2:25

Algunos estudiosos del Antiguo Testamento creen que Simeón era hijo del famoso rabino Hillel y padre de Gamaliel, el tutor del apóstol de Pablo. Este es el mismo Simeón que se convirtió en el líder del Sanedrín en el año 13 D.C., un líder religioso muy respetado.[v]

Lo que me parece muy interesante es que escritos judíos durante este tiempo, que cuentan de los grandes rabinos y líderes espirituales en el Sanedrín, omiten cualquier tipo de alabanza para Simeón, posiblemente porque Simeón se convirtió en un seguidor de Jesucristo.[vi]

El nombre Simeón significa “escuchar”, y evidentemente él estaba escuchando al Espíritu de Dios. Observe en el versículo 26:

Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Lucas 1:26

Versículo 27:

Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley,él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios… Lucas 1:27-28

Imagine esta escena. Aquí está un hombre que recibió la revelación de parte de Dios, de que no moriría antes de conocer al Mesías.

¿Cuánto tiempo estuvo esperando? No se nos dice. ¿Qué edad tenía? No se nos dice tampoco.

Y todo este tiempo, Simeón ha estado envejeciendo más y más, pero aferrándose a la promesa de Dios, de que no moriría antes de conocer al Mesías.

Déjeme decirle algo, querido oyente: Usted tampoco va a querer hacerlo. Usted no va a querer morir antes de conocer al Señor – antes de que haya puesto su fe, confianza y esperanza en Jesús como su Mesías.

¿Lo ha hecho ya?

Después de morir, esto será lo único que importará: que en algún momento durante su vida haya puesto a un lado sus obras, su confianza en sí mismo o en su religión y haya confiado sólo en el Cordero de Dios – en el Mesías – que pagó por sus pecados y le ofrece salvación. Si no lo ha hecho ya, acepte su regalo de salvación hoy mismo.

Cada día Simeón se preguntaba:

  • ¿Será éste el día en que me encuentre con Él?
  • ¿Será ese pequeño niño corriendo por el patio?
  • ¿Será ese joven que entra en el templo – podrá ser él?

Finalmente, Simeón recibió la confirmación del Espíritu de Dios de que era este bebé de seis meses – sostenido en brazos por esta pobre pareja saliendo del templo. ¡Él es el elegido! ¡Él es el Mesías!

Y él se acerca – versículo 28:

él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo… Lucas 2:28

Me encanta. No hay ninguna referencia de que le haya preguntado a María o a José: “¿Puedo sostener a su bebé?”. Simplemente se acerca, lo toma en sus brazos – y me imagino que con lágrimas corriendo por su rostro comienza a cantar.

Son versos poéticos con las características propias de un canto de alabanza.[vii]

Su canto tiene dos estrofas – una es personal y la otra es profética – versículo 29:

Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra. Lucas 2:29

En otras palabras, me prometiste que no moriría antes de que conociera al Mesías, así que ahora puedes llevarme cuando quieras.

Registros históricos nos cuentan que él vivirá una larga vida, pero ya no tiene nada que lo retenga, no tiene miedo de morir porque ya conoció al Mesías.

Mi padre de 90 años, ya casi 91, me dijo eso la semana pasada: “No tengo miedo de morir”. Y continuó diciendo: “Preferiría no irme antes que tu madre para poder cuidar de ella, pero por lo demás, estoy listo para irme. . . y no tengo miedo”.

Y ¿qué hay de usted? Las únicas personas que no tienen miedo de morir son aquellas que conocen al Mesías como su Salvador personal, como su Redentor y Señor.

No estoy tratando de asustarlo, pero hay un mundo más allá, y aquellos que conocen al Salvador tienen esta increíble promesa: Jesús dijo, Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25).

Simeón dice: “Yo he conocido al Mesías. Ya he visto al Salvador”.

Ahora la estrofa profética – versículo 30:

Porque han visto mis ojos tu salvación, La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel. Lucas 2:30-32

En otras palabras, Jesús es el Mesías que ofrece salvación al mundo entero.

Simeón ahora habla con María y José, y les ofrece información profética vital en la que van a reflexionar con el correr de los años. Especialmente, le dice directamente a María, versículo 34:

He aquí, este está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha… para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. Lucas 2:34-35b

En otras palabras, este bebé crecerá y causará muchos problemas. La gente va a odiarlo o a amarlo. Israel lo va a apoyar o lo verá como un estorbo y terminará tropezándose con Él; su vida representará una intersección, un ultimátum en la vida de cada persona que lo conozca – y muchos querrán deshacerse de Él.

Y observe el paréntesis en versículo 35. A María le dice:

(…y una espada traspasará tu misma alma) Lucas 2:35a

Esto implica que José habrá muerto antes de que Jesús comience su ministerio; si no, José habría sido incluido en esta profecía.[viii]

Simeón está preparando a María para una vida difícil. “Mira, tu bebé es el Mesías, pero déjame decirte lo que esto significa: una vida de tristeza y dolor”.

Querido oyente, si usted supiera que convertirse en cristiano garantiza una vida de dolor y sufrimiento, ¿tomaría aún la decisión de seguir a Cristo? Él Señor nos dice que contemos el costo de seguirle. Pero, ¿sabe qué? Tal como con María, vale la pena vivir, sufrir y aún morir por Cristo. 

María experimentó más y más dolor hasta el día en que ella estuvo finalmente al pie de la cruz con otras mujeres y el apóstol Juan.

Este experimentaría un sufrimiento único como la madre del Mesías.

Jesús Conoce a Ana

José y María tendrán un encuentro sorpresivo más durante esta increíble visita al templo. En el versículo 36, se nos presenta a una mujer mayor, una profetisa que había estado casada por siete años, pero que había enviudado joven. Perdió a su marido inesperadamente, y luego permaneció viuda durante unos 60 años después de su muerte.

El versículo 37 nos dice que ahora tiene 84 años. Hay un tema de traducción allí donde algunas versiones dicen que ella era viuda hacía 84 años, mientras que otras dicen que fue viuda hasta sus 84 años cuando ahora conoce al Señor. De ahí las diferencias que puede ver en su Biblia. El punto es que ella había pasado la mayor parte de su vida en uno de los apartamentos del templo, sin duda apreciada por el servicio y la atención que prestaba a las mujeres fieles que llegaban templo.

Note el versículo 38:

Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. Lucas 2:38

Ella se convierte en otra de las primeras evangelistas. Ella empieza a anunciar a todos que el Mesías ha llegado.

Me hubiera encantado tener uno o dos versículos más que dijeran: “Y se juntó una gran multitud, y comenzaron a adorar y alabar al Señor por el Mesías que había nacido”

Pero esos versículos no existen. No hay una gran multitud.

No tenemos registro bíblico de que los sacerdotes y los líderes religiosos corrieron a través del patio del templo para acercarse a Simeón, Ana, María, José y ver al niño Jesús por si mismos, hacer preguntas, escuchar el testimonio de los ángeles, el de los pastores y las profecías.

No hay registro alguno de que algo así haya ocurrido – de alguna reunión. La gente estaba ocupada. Tenían cosas que hacer. No apreciar que Aquel que era el cumplimiento, la sustancia de cada aspecto de lo que estaban viendo y haciendo allí en el templo estaba presente. 

  • Él era el pan que se presentaba en mesa del templo;
  • Él era la luz de los candelabros;
  •  Él era el incienso que subía al Padre;
  • Él era lavatorio y el agua de la purificación;
  • Él era la tórtola y el Cordero que moriría por el pecado
  • Él era el Sumo Sacerdote intercediendo por los pecadores
  • Él era el velo que sería rasgado para permitir que todos los que creen en Él entren en la presencia del Dios eterno.

Sólo unos pocos escucharon. Nadie, salvo sólo a unos pocos les importó.

¿Qué tal usted?

Acérquese hoy al Señor Jesucristo y tome el tiempo para conocerle, para tener comunión con Él, y para adorarle con todo su corazón.


[i] Adaptado de Warren W. Wiersbe, Be Compassionate: Luke 1-13 (Victor Books, 1989), p. 26

[ii] Ibid, p. 27

[iii] Bruce B. Barton, Life Application Bible: Luke (Tyndale, 1997), p. 49

[iv] William Barclay, The Gospel of Luke (Westminster Press, 1975), p. 24

[v] John Phillips, Exploring the Gospel of Luke (Kregel, 2005) p. 78

[vi] Adaptado de Phillips, p. 78

[vii] Charles R. Swindoll, Insights from Luke (Zondervan, 2012), p. 73

[viii] Wiersbe, pág. 30

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

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