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Bautismo de Espíritu y fuego

Juan el Bautista prometió dos tipos de bautismos al presentar el ministerio de Jesús: el bautismo por el Espíritu y el bautismo por fuego. ¿Cuáles son las características clave de estos dos bautismos y cómo se relacionan entre sí? ¡La respuesta podría sorprenderle!
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Introducción

En 1867, el pastor Charles Spurgeon se preparaba para predicar el domingo en el gran Salón Agrícola de Londres. Esto se debía a que el edificio de su iglesia, el Tabernáculo Metropolitano, estaba en remodelación. Buscaba ampliarlo para acomodar de mejor manera a su creciente congregación de alrededor de 6.000 personas.

Entonces, durante dos meses, la iglesia se tuvo que reunir en este gigantesco salón… usado para eventos y convenciones.

Gente curiosa solía llegar a la reunión de adoración, para ver qué estaba generando tanto movimiento los domingos por la mañana, con multitudes que se estimaban en unas 12.000 personas o más.

Se había construido una gran plataforma para la ocasión, y mientras se hacían los preparativos para celebrar su primera reunión de adoración dominical en el salón, Spurgeon se acercó para probar la acústica cuando el edificio estaba vacío, o por lo menos eso pensó.

Subió las escaleras de la plataforma, se paró en el área del púlpito, levantó la voz y simplemente citó:

 Juan 1:29: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

Spurgeon no supo sino hasta un tiempo después que un miembro del equipo de construcción estaba en lo alto de las vigas haciendo su trabajo. Había hecho una pausa para ver a Spurgeon subir las escaleras de la plataforma y luego lo escuchó decir este versículo. Inmediatamente sintió convicción por su pecado y en ese mismo momento, en la viga donde estaba, puso su fe en Jesucristo.[i]

Este ciertamente no fue un sermón muy largo – no tuvo un bosquejo memorable y aliterado – sólo fue el inspirado texto de la Palabra de Dios a través del cual, el Espíritu Santo hizo que un pecador entendiera que necesitaba al Salvador, ese Cordero que había venido a quitar el pecado del mundo.

Estas palabras, fueron pronunciadas originalmente por el último profeta del Antiguo Testamento. Lo conocemos como Juan el Bautista. Él apareció en escena durante solo unos meses. Él alzó su voz para proclamar la palabra de Dios, y lo más importante, presentar al Cordero, al Hijo de Dios.

Miles de personas vendrían a las orillas del río Jordán para ver de qué se trataba todo ese alboroto. Allí ven y escuchan a Juan predicar y los resultados son asombrosos. Recaudadores de impuestos corruptos y soldados extorsionadores, junto al resto de esa gran multitud está entendiendo su condición pecadora en ese momento y se arrepienten.

Es difícil de imaginar el revuelo que produjo esto en Israel.

Continuemos ahora en Evangelio de Lucas, capítulo 3 y unámonos a la multitud allí en el rio Jordán.

La Humildad de Juan

Leamos el versículo 15:

Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo. Lucas 3:15

Lo que vemos aquí es una increíble emoción generalizada. La multitud está atenta y expectante. Si en ese tiempo hubieran existido los paparazzi, seguramente habría visto decenas de cámaras destellando mientras fotografiaban este evento y varias camionetas de los medios estacionadas cerca de Jordán.

Esto es un problema serio. A Juan lo están confundiendo con el Mesías. O sea, una cosa es que lo confundan con un criminal, ¡pero que la gente lo confunda con el gran redentor de Israel! ¿Por qué no tomarse algunas fotos, firmar algunos autógrafos, vender algunas camisetas o tazas de café con pequeñas langostas pintadas? Esa podría ser su marca registrada. Podría vender algunos frascos de miel con la etiqueta: “De los panales que come el profeta Juan”.

Así es como se hace. Hay que capitalizar el éxito, mercadear su nombre.

Pero si busca el pasaje paralelo en Juan capítulo 1, notará que Juan no cae en la trampa de la adulación o de la atención de las multitudes que vienen a escucharlo predicar.

El Evangelio de Juan dice que al preguntarle:

¿Tú, quién eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Juan 1:19b-21

Sin rodeos, sin exagerar su hoja de vida. 

Piénselo, cuando le preguntaron si era el Cristo, el Mesías, podía haber dicho: “Saben, ese es un buen cumplido, pero no, no soy el Mesías. Pero deberían saber, que cuando María, la madre del Mesías estaba embarazada, vino y se quedó varios meses en mi casa con mi madre. En ese entonces, mi mamá estaba embarazada conmigo de 6 meses. ¡Quiero decir, nos conocemos desde hace tiempo!

No, su respuesta fue simplemente: “Yo no soy el Cristo.”

Bueno, “¿eres tu Elías?” le preguntan. Y de nuevo él podría haber respondido: “Saben, es interesante que hagan esa pregunta, porque de hecho un ángel les dijo a mis padres que mi ministerio sería similar al de el gran profeta Elías, somos muy parecidos.”

Pero su respuesta fue solo: “No lo soy”.

Sus respuestas fueron más cortas con cada pregunta, cuando podría haberse tentado a hablar más.

Aquí está la interacción de nuevo:

¿Tú, quién eres? Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron, ¿Eres tú Elías? No lo soy. ¿Eres tú el profeta? No. Juan 1:19-21

Nada de esto hizo cambiar su mente o corazón. Esto no se trataba de él. Me pregunto cuanto más efectivos podríamos ser como iglesia y como creyentes, si no nos importara tanto lo que la gente piense de nosotros, como lo que piensan de Jesús. Si en lugar de enfocarnos en nuestra óptica, nos enfocáramos en exaltar y promover y apuntar a la gloria de Cristo.

Lucas nos da esta misma conversación, pero agrega esta interesante porción de la respuesta de Juan el Bautista. Leamos lo que dice Lucas 3:16 desde el principio.

Respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado… Lucas 3:16a

En su respuesta, básicamente les dice que Jesús es más fuerte y su ministerio será muy superior al suyo. Juan dice: “Lo que yo hago es externo, pero lo que Jesús hará es interno. Lo que yo estoy logrando es temporal, pero lo qué Jesús logrará es eterno. Yo sólo soy un mensajero – ¡esperen a encontrarse con el verdadero Mesías!

Y Juan usa aquí como ilustración la tarea más humilde de un sirviente.

En ese tiempo, la gran mayoría de las calles eran de tierra y las que no también se ensuciaban naturalmente con polvo y el tipo de basura que se espera ver en un camino transitado. Aún con todos los avances tecnológicos, piense lo que sería caminar descalzo hoy en el centro de la ciudad. 

Y el tema no solo era la suciedad, sino que, culturalmente, inclinarse para desatar sandalias y tocar pies de otra persona representaba y demostraba subordinación.

Entonces, el esclavo o sirviente de menor rango en la casa se encargaba de recoger y limpiar las sandalias sucias y aún embarradas de todos los demás. Juan está diciendo aquí que él ni siquiera es digno de limpiar las sandalias sucias del Mesías.[ii]

Querido oyente, si Jesucristo apareciera hoy aquí frente a nuestros ojos, también nos daríamos cuenta de que no somos dignos de desatarle las sandalias. Simplemente estaríamos felices de caer a Sus pies.

Ésta es la humildad de Juan. 

La Profecía de Juan

Ahora, observe su profecía en la última parte del versículo 16:

…él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Lucas 3:16b

El bautismo del Espíritu Santo se experimentó inicialmente el día de Pentecostés después de la resurrección de Cristo, cuando el Espíritu de Dios descendió y formó la iglesia.

Cada creyente hoy ha sido bautizado en el Espíritu Santo, y no necesita probarse con alguna experiencia eufórica o extraordinaria – sólo tiene que ver con recibir la vida en Cristo. 

De hecho, Pablo les escribió a los Corintios:

Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. 1 Corintios 12:13

Fuimos: observe que es en tiempo pasado. Fuimos bautizados en el Espíritu, y eso ocurrió cuando nació de nuevo por la fe en Jesucristo. El Espíritu Santo lo bautizó; Él lo sumergió en ese momento en el cuerpo de Cristo – un cuerpo – la iglesia de los redimidos.

Y observe que todos fuimos bautizados. Eso quiere decir que cada creyente allí en la iglesia en Corinto fue bautizado, no sólo aquellos que se aprendieron los libros de la Biblia de memoria, los que hacen el devocional todos los días sin falta o los parecían ser realmente espirituales.

Es más, en el capítulo 12 de 1 Corintios, versículos 29 y 30, Pablo deja claro que no todos hablaban en lenguas, hacían milagros o cosas extraordinarias, pero todos ellos habían sido bautizados en el Espíritu Santo.

Cada creyente ha sido bautizado al momento de su conversión. De hecho, cuando usted llega a la fe en Cristo y experimenta la inmersión del Espíritu, una serie de cosas suceden de las que usted probablemente no se da cuenta, no las siente o no las ve; pero suceden igualmente y cambian toda su vida:

  • Usted es nacido del Espíritu (Juan 3:3-6); en realidad es imposible ser cristiano sin ser bautizado en el Espíritu – inmerso en el Espíritu e incorporado al cuerpo de Cristo.
  • Usted además fue habitado por el Espíritu cuando Él entró a su vida en el momento que confió en Cristo; Él hace literalmente de su morada en usted y convierte su cuerpo en un templo (1 Corintios 6:19).
  • Usted también fue sellado por el Espíritu. Probablemente usted no lo sintió, pero fue marcado con un sello, estampado como un documento antiguo demostrando que pertenece a la colección privada de Dios (Efesios 1:13).
  • Usted también es iluminado por el Espíritu, quien abre sus ojos y entendimiento a la verdad de las Escrituras (Juan 14:26).
  • Usted también empieza a ser edificado y modelado por el Espíritu Santo en el momento de su conversión (Filipenses 1:6).
  • Incluso ahora, el Espíritu ora por nosotros, porquecomo Pablo escribió: de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros… conforme a la voluntad de Dios (Romanos 8:26-27).[iii]

He sido cristiano por 45 años. Desde ese momento el Espíritu de Dios ha estado orando por mí en esta relación especial en Cristo. Ya sea que lo haya apreciado, sentido, anhelado o no – ya sea que me haya deleitado en ello, dependido de ello o le haya agradeció por esto o no. Por 45 años, Él fielmente ha orado y continúa orando por mí hoy, y lo he necesitado más de lo que puedo comprender.

¿Cuánto tiempo ha estado orando el Espíritu Santo por usted según la voluntad de Dios?

Cada vez que se encuentre en una situación difícil, en un lugar confuso o experimentando una temporada dolorosa o inestable como creyente, recuerde que usted ha sido bautizado en el Espíritu y Él ora fielmente por usted.

Entonces, esta profecía de Juan revela la venida del Espíritu Santo que ahora está involucrado en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto los que vemos como los que no.

Ahora Juan también profetiza sobre otro evento, un fuego venidero. Versículo 16:

…él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Lucas 3:16b

¿Cuál es este fuego que leemos aquí?

Mientras estudiaba, encontré al menos cuatro opiniones diferentes sobre lo que es este fuego. Creo que Juan es bastante claro aquí en su predicación, así que me sorprende que haya tantas opiniones. Observe su explicación aquí: Él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego – mire ahora el versículo 17:

Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagaráLucas 3:17

Esto no se parece al fuego de Pentecostés sobre las cabezas de los discípulos y apóstoles. Ellos no fueron sumergidos en fuego. Esto no hace referencia al fuego metafórico de las pruebas donde somos refinados.

Es una inmersión literal en el fuego. A lo largo del Antiguo Testamento, los profetas hicieron la conexión entre derramamiento final de la ira de Dios y el fuego.

Juan está profetizando acerca de ese grande y terrible Día del Juicio cuando se hará una separación eterna de toda la humanidad. El pueblo de Dios estará seguro en Su posesión, pero la paja – aquellos que rechazaron a Dios – serán separados para el juicio eterno en el fuego.[iv]

Al mundo de Juan no le gustaba este tipo de predicación más de lo que le gusta a nuestro mundo hoy. Pero tendría que quitar una gran parte de la Biblia para eliminar la idea del juicio eterno a través del fuego.

La Biblia que le habla a usted de un cielo eterno es la misma que le advierte sobre un infierno eterno. He hablado con muchas personas que creen en la idea del gozo eterno; pero que rechazan cualquier noción del juicio eterno. Mucha gente cree en el cielo, pero rechaza la verdad sobre del infierno.

Sin embargo, la Biblia es consistente y Juan solo es el siguiente en la fila transmitiendo el mismo mensaje.

De hecho, observe en el versículo 18:

Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo. Lucas 3:18

Uno podría pensar que esto no suena a buenas noticias. La frase traducida “buenas nuevas” aquí, proviene de la palabra Evangelio – él predicó el evangelio al pueblo.

La inmersión de los creyentes en la vida de Cristo es el Evangelio, así como la inmersión del incrédulo en el fuego.

Y eso significa, que el Evangelio es una mala noticia al principio, pero una buena noticia al final. De hecho, la razón por la que las buenas noticias son realmente buenas es porque las malas son realmente malas – pero las buenas nuevas le dicen a usted cómo ser salvo de las malas.

Son los dos lados de la moneda del Evangelio.

El mundo rechaza la advertencia sobre cualquier tipo de juicio. Al hacerlo, disuelve completamente el Evangelio y distorsiona la misión de Cristo que vino a la tierra para pagar la pena del pecado, desde el pecado de Adán – que tuvo que esperar el sacrificio final – hasta nuestro pecado – y miramos hacia atrás confiando en la obra de Cristo en la cruz.

Es por esto que Jesús vino

¿Por qué tendría que venir Jesús a la tierra a sufrir y morir, si usted pudiera llegar al cielo sin Él? ¿Por qué tendría que venir si no hubiera juicio – si la humanidad no estuviera condenada por sus pecados?

Juan simplemente comparte el mensaje consistente de la Palabra de Dios profetizando el bautismo de juicio por fuego.

Escuche al profeta Daniel cuando describió esta aterradora escena del juicio final, donde Cristo un día se sentará como el Divino Juez sobre toda la humanidad.

Daniel escribe en el capítulo 7 y versículo 9 de su libro inspirado:

Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Daniel 7:9-10

Esta escena está llena de fuego. Esta envuelta en fuego, rodeada por fuego, y millares de millares son juzgados. Ese término hace referencia a un número humanamente imposible de contar. Estos son millones de personas no redimidas a punto de ser juzgadas y luego lanzadas a un lago de fuego para siempre.

Agregue a esto lo escrito por el apóstol Juan – no Juan el Bautista, sino el apóstol Juan que describe en Apocalipsis esta misma aterradora escena. 

Dios le muestra el futuro y este juicio al final de la historia humana, y Juan usa el mismo vocabulario que Daniel en Apocalipsis 20. Dice:

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida…Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.Apocalipsis 20:11-12a, 15

Alguien podría decir: “Bueno, pero Jesús nunca habló así. Él era manso y nunca condenó a nadie.” Bueno, esa persona tampoco ha leído Su predicación.

Jesús habló del día del juicio en un sermón que encontramos en Mateo 25, y dijo que, en aquel día todos los que han lo han rechazado, escucharán de sus mismos labios las siguientes palabras:

Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Mateo 25:41b

A propósito, note que el diablo no está a cargo del infierno. Es un preso más y para siempre.

Tal vez ahora mismo esté pensando que, con toda esta charla de juicio y el fuego venidero, lo único que estoy tratando de hacer es asustarlo. Bueno, ¿está funcionando?

Prefiero asustarlo con la verdad, que darle esperanza con promesas vacías.

Como las que vi en un artículo del periódico hace un tiempo, donde alguien respondía preguntas teológicas que le mandaban. Alguien, escribió preguntando sobre las declaraciones de Jesús que parecen ser bastante claras sobre el hecho de que no se puede entrar al cielo sin confiar en Él para salvación.

Este periodista respondió diciendo que eso era demasiado restrictivo. Todos pueden ir al cielo siempre y cuando sean sinceros en su fe. Ilustró diciendo que un monje budista puede ir al cielo por su sinceridad; que Dios lo considerará como un cristiano “anónimo”. Explicó que obtuvo esa frase de un sacerdote jesuita – porque eso no lo encontrará en la Biblia. No existe tal cosa.

Luego el periodista reprendió a esta persona por sugerir que alguien podría ser juzgado por Dios, y escribió: “Su trabajo no es decirle a la gente que está condenada. Dios no lo puso a usted a repartir boletas de salvación, Dios lo puso en la tierra para dar testimonio de su fe, manteniendo el corazón abierto y la boca cerrada”.[v]

Este es el evangelio popular del mundo. No quiere creer en la condenación o el juicio venidero y realmente no hay que hacer mucho para llegar al cielo. Así que sea tolerante. No trate de advertir a nadie. Solo mantenga su corazón abierto y su boca cerrada.

Querido oyente, si usted viera la casa de sus vecinos ardiendo en llamas, no iría tranquilamente a sembrar flores en su patio o a pasearle el perro para mostrar cuán abierto está su corazón.

Así como Noé advirtió a su mundo sobre el juicio venidero por agua, nosotros somos enviados a advertir a nuestro mundo del juicio venidero por fuego.

En Hechos capítulo 10, Pedro revela algo que Jesús les mandó a sus discípulos. Él dijo:

Jesucristo nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. Hechos 10:42-43

En otras palabras, Dios el Padre ha designado a Dios el Hijo, para servir de Juez en este gran tribunal del que habló Daniel y el apóstol Juan vio en apocalipsis.

Entonces, entienda esto. El mismo Salvador que se ofrece para perdonar y salvar a los pecadores, un día estará en el tribunal de santa justicia, ya no para salvar, sino para juzgar a todos los que lo rechazaron.

Note una vez más nuestra misión: Jesús nos mandó que predicásemos… que Él es el designado por Dios para juzgar a los vivos y a los muertos.

¿Acaso no sabía Jesús debemos mantener el corazón abierto y la boca cerrada?

Querido oyente, ese periodista se equivoca y Jesús tiene la razón. El juicio se acerca, y no importa lo sincero que sea, va a estar sinceramente equivocado si pone su confianza en alguien que no sea Jesucristo.

Conclusión

Hace unos meses, leí sobre un avión comercial que iba a aterrizar en un aeropuerto de noche. Estaba volando hacia un pequeño pueblo en Estados Unidos y sus instrumentos, confirmados por la torre de control, indicaban que estaba a unas 15 millas de su destino.

Por alguna razón, los pilotos se distrajeron, vieron las luces de una pista de aterrizaje, y aterrizaron allí, en la que resultó ser la pista de un pequeño aeropuerto regional a pocas millas de su destino.

La pista no era lo suficientemente larga para un avión de su tamaño, y casi se estrellaron, pero lograron detener el avión a tiempo.

En la investigación, ambos pilotos dijeron que honestamente pensaron que estaban aterrizando en el aeropuerto correcto. Era un aeropuerto, las luces estaban encendidas, no había obstáculo alguno.

Y la lección es obvia, no importa lo sincero que se sea al volar un avión si se aterriza en el lugar equivocado.[vi]

Usted puede ser un budista o un Bautista sincero, puede que sea un musulmán, un mormón o un metodista sincero, pero ¿está usted aterrizando en el lugar correcto?

Lucas le escribirá más adelante a su amigo Teófilo que Jesús es el único camino con destino al Cielo. Él escribe:

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:12

No hay nadie más. No hay ningún otro nombre que pueda salvarnos.

La misión de la Iglesia es llevar este nombre – el nombre de Jesús – al mundo. Invitarlos a venir a Él y aceptarlo como su Salvador, ser bautizados en el Espíritu Santo y ser parte de la familia de Dios por la eternidad.

Cristo nos a mandado a advertirle al mundo de las buenas y de las malas noticias; de que aquellos que lo rechacen como su Salvador, estarán un día delante de Él en su papel de Juez y lo escucharán entregando el veredicto de que serán bautizados eternamente en el lago de fuego.

¿Qué hay de usted? ¿Es Él su Salvador o su Juez?


[i] Steve Farrar, Finishing Strong (Multnomah Books, 1995), pág. 37

[ii] Bruce B. Barton, Life Application Bible: Luke (Tyndale, 1997), p. 71

[iii] Adaptado de R. Kent Hughes, Luke: Volumen 1 (Crossway, 1998), p. 118

[iv] Adaptado de Darrell L. Bock, Baker Exegetical Commentary: Luke (Baker Academic, 1994), p. 324

[v] The News and Observer, jueves 4 de febrero de 2010, Sección Fe

[vi] Dave Furman, Being There (Crossway Books, 2016), pág. 111

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

Pies de nota han sido provistos para citar las fuentes correspondientes cuando el texto lo ha requerido. En caso de haber omisiones no intencionales, futuras revisiones incluirán las anotaciones apropiadas.

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