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La bendición más poderosa de Dios

La historia escrita ha registrado diversas bendiciones a través de múltiples culturas y creencias. Sin embargo, en la Biblia, Dios otorga una bendición única y especial que prepara el escenario para una gran historia. ¿Cómo impactaron las palabras de Dios Padre a su amado Hijo? Descubra con nosotros esta bella respuesta.
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Introducción

Estoy suscrito a una revista cristiana producida por el ministerio “Amigos de Israel.” La revista presenta la exposición de pasajes bíblicos, junto con noticias y artículos relacionados con el Medio Oriente y otras notas interesantes sobre la historia y la cultura en esa parte de mundo.

Hace un par de años guardé uno de estos artículos y vino a mi memoria la semana pasada. Se titula: “¿Quién no quiere una bendición?”. El autor comenzó su artículo hablando del Sr. Spock, personaje de la serie de televisión Viaje a las Estrellas (o Star Trek). Spock interpretado por Leonard Nimoy, es un ser de otro planeta llamado Vulcano. Entre otras cosas, Spock sería conocido por su saludo Vulcano – el saludaba a la gente bendiciéndolos con las palabras: “larga vida y prosperidad”.

Mientras saludaba con esa bendición, levantaba su mano derecha y separaba los dedos para formar la letra V.

Pero ese gesto no se originó con la serie de televisión. Verá, Leonard Nimoy era judío y de niño asistía a la sinagoga, donde veía a los rabinos usar este mismo gesto con ambas manos.

El rabino dividía los dedos para formar a la letra hebrea “shin”, simbolizando la palabra hebrea para “Shaddai”, que significa “Dios Todopoderoso”. Los rabinos extendían sus manos de esta manera y bendecían a la congregación.

A menudo, los padres hacían el mismo símbolo con sus manos mientras pronunciaban una bendición para hijos al comienzo del día de reposo, el viernes por la tarde.

Cuando los productores de la serie le pidieron a Leonard Nimoy que inventara un saludo vulcano, él recordó su herencia judía, copió este gesto y el resto es historia televisiva.

Aparentemente, el actor William Shatner no podía hacerlo bien, así que tuvieron que atarle los dedos con un hilo de nylon trasparente cada vez respondía el saludo.

Hasta el día de hoy, aunque no levantemos las manos con los dedos divididos, usamos la palabra bendición para varias cosas como cuando decimos que vamos a bendecir la comida – o dar la bendición para la cena.

La palabra bendición, también puede significar “regalo” o “presente.” Cuando la gente dice: “usted ha sido una bendición para mí”, está diciendo que les ha dado algo de valor, tal vez ánimo o el regalo de su tiempo o servicio.

Originalmente, la bendición eran palabras pronunciadas sobre una persona. Encontramos un antiguo ejemplo de una bendición formal en Números capítulo 6 donde Moisés le dijo al pueblo de Israel: “Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”.

Este artículo concluía animando al lector a convertirse en una bendición más a menudo y a no abstenerse de pronunciar palabras de bendición.[i]

Sin duda, una de las bendiciones más significativas y reveladas en las Escrituras, está a punto de pronunciarse en la vida de Jesús.

De hecho, presenta un modelo para cada padre que habla con sus hijos, para cada cónyuge; es un modelo para todos los creyentes imitemos.

Esta bendición ocurre en el Evangelio de Lucas capítulo 3.

Ahora bien, si usted ha estado siguiendo este estudio, recordará que Juan el Bautista ha estado predicando a las multitudes que vinieron hasta el Jordán para escucharlo.

Y aquellos que estuvieron dispuestos a identificarse con su mensaje, se metieron al río Jordán para ser sumergidos por el profeta Juan como señal de obediencia y limpieza espiritual.

Ahora Lucas interrumpe esta escena hablándonos sobre algo que sucederá en el futuro cercano. Retomemos nuestro estudio donde lo dejamos en el Lucas capítulo 3 y versículo 19.

Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho, sobre todas ellas, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel. Lucas 3:19-20

No quiero gastar mucho tiempo aquí porque vamos a hablar más sobre el encarcelamiento y la muerte de Juan cuando lleguemos a Lucas capítulo 7.

Pero, por ahora, basta con decir que Juan es encarcelado por Herodes Antipas, uno de los hijos de Herodes el grande.  Al igual que su padre, era inmoral y malvado; él había comenzado un romance con la esposa de su hermano que también resultó ser su sobrina, por lo que Herodes era culpable de incesto y adulterio.

En lugar de hacer lo que tantos lideres religiosos hacen en nuestros días cuando algún político los invitan a los salones del poder: Hacer la vista gorda al pecado y la corrupción y prácticamente reconocerlos como personas de fe; Juan confronta a Herodes con su pecado y así termina en la cárcel.

Ahora, luego de ese breve comentario, Lucas regresa abruptamente a la escena actual en el río Jordán.

Note el versículo 21:

Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió. Lucas 3:21

Se ve algo increíblemente especial y en un momento se va a escuchar algo maravilloso.

¿Por qué se bautizó Jesús?

Pero antes de llegar a eso, es importante que hagamos y respondamos una pregunta clave: ¿Por qué Jesús se sometió al bautismo del Juan, si no tenía pecado del que arrepentirse?

Existen varias razones.

Jesús se bautizó para respetar el mandamiento de Dios el Padre.

Jesús mismo nos dice en el Evangelio de Mateo que fue bautizado, porque “…conviene que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15).

En otras palabras, Dios le ordenó a Juan que bautizara a la gente, y los que querían estar bien con Dios, se identificaban con Juan y así lo hizo Jesús.[ii]

Miles de personas estaban viniendo al Jordán en un avivamiento espiritual sin precedentes y Jesús básicamente se unió a este movimiento.[iii]

Se estaba identificando con el mensaje de este profeta.

Jesús se bautizó para dar a conocer quién era.

Juan presentará aquí a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29).

Juan el Bautista, también dará testimonio de que Jesús es el Hijo de Dios (Juan 1:34).

Es importante entender que la gente no tenía idea de quien era Jesús. Jesús no andaba por ahí caminando con una etiqueta que decía: “Yo soy el Mesías.”

De hecho, ni siquiera aparece aquí en el río Jordán brillando con una aureola flotando sobre su cabeza y un grupo de ángeles cantando de fondo.

Él luce como cualquier otro campesino, carpintero o albañil.

A través de los siglos, la iglesia romantizó esta escena del bautismo, y es por eso que las pinturas clásicas suelen mostrar Jesús a solas con Juan en una especie de evento claramente sobrenatural.

Pero aquí, en el versículo 21, Lucas deja en claro que Jesús se bautiza junto con todas las demás personas. En otras palabras, Jesús está esperando en fila – una larga fila de personas – esperando bautizarse.[iv]

El Dr. Bookman, uno de nuestros profesores del Seminario Shepherds, hace poco me dijo es mejor pensar en este evento, no como el primer acto del ministerio público de Jesús, sino como el último acto de su vida privada y común entre la gente.

Tenga en cuenta que Lucas es muy claro. No es hasta después del bautismo de Jesús que ocurre algo inusual.

Jesús se bautizó para recibir la bendición de su Padre. 

Leamos el versículo 21 nuevamente:

Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma… Lucas 3:21-22a

En este punto nos encontramos con un problema interpretativo. Gramaticalmente, el calificativo “como paloma” puede estar modificando la frase “en forma corporal”. Es decir, la forma corporal que tomó el Espíritu fue de una paloma. Y así es como se entiende popularmente. Pero, junto a varios otros teólogos, creo que es mejor entender que esta frase está modificando el verbo “descendió”. En otras palabras, el descenso del Espíritu fue con la gracia de una paloma que planea en el aire.[v] De esa manera, descendió como paloma. 

Ahora sé que esto arruinará muchas calcomanías y cuadros y tazas de café, pero no creo que el Espíritu Santo tomó la forma de paloma. Lucas dice aquí que el Espíritu tomó una forma visible, corporal (y no nos dice cuál fue) y visiblemente descendió como lo hace una paloma, de manera suave. Esto es en contraste a descender como un águila o como fuego, o como rayo. Es decir, este no es un evento enérgico y veloz, fuerte o agresivo. Es tranquilo, suave y apacible.

Ahora regresemos al verso 22:

…y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Lucas 3:22b

A propósito, todos escucharon esta voz. Cuando Dios habla, la Biblia normalmente lo describe como un trueno (2 Samuel 22 y Salmo 29; Job escribe: “Oíd atentamente el estrépito de su voz, Y el sonido que sale de su boca… Truena él con voz majestuosa” Job 37:2,4).

La retumbante voz de Dios Padre ahora se escucha desde el cielo. Me hubiera gustado estar allí para ver y oír lo que pasó.

Y, por cierto, este evento resulta ser una maravillosa expresión del Dios trino – la Trinidad. Dios el Padre habla desde el Cielo, Dios el Espíritu Santo desciende como paloma y Dios el Hijo en el agua orando.

Ahora, lo que tenemos que hacer, es recordar que Jesús no sólo era Dios el Hijo, sino que era completamente humano también.

Había madurado y crecido en el entendimiento de quién era. El Espíritu Santo lo había guiado. Había aprendido las Escrituras en casa de José y María, que seguramente pusieron en práctica el mandato de Deuteronomio capítulo 6 – enseñar la palabra de Dios y ser de ejemplo para su hijo.

Jesús también habría aprendido en la sinagoga local. De hecho, él también habría recibido instrucción como todo niño judío en la escuela rabínica local, donde un rabino les enseñaba la Palabra.

Hace unos años, se descubrió y se excavó una sinagoga en la pequeña ciudad de Magdala cerca del mar de Galilea. Al frente de la sinagoga se encontraba un aula, que se usaba para enseñar las Escrituras a los niños. Era algo similar a nuestras escuelas.

Tenga en cuenta, que Jesús no nació con la aplicación de la Biblia o Logos instalado en Su mente.

La última vez que vimos a Jesús fue a la edad de 12 años. Él estaba haciendo preguntas difíciles y aclaradoras a los líderes religiosos, creciendo en sabiduría y conocimiento; y de pronto, aquí vemos a Jesús a la edad de 30 años, después de haber pasado toda su vida en el anonimato.

Uno de los problemas que solemos tener los cristianos, es que tratamos de proteger la importantísima doctrina de la deidad de Jesús, subestimando o incluso ignorando lo que debió significar que Jesús fuera completamente humano, con nuestras debilidades: tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado (Hebreos 4:15); experimentado en quebranto (Isaías 53:3).

Jesús no sólo probó la humanidad, sino que también fue humano. 

Y en nuestro bien intencionado intento de proteger Su divinidad, nos perdemos de la increíble alegría que le habría invadido cuando escucha la bendición de Dios, su Padre.

Estas palabras fueron un increíble regalo de parte de Su Padre. 

Elementos de la Bendición de Dios

Me gustaría señalar al menos tres elementos de la bendición del Padre para Jesús.

El elemento de la aceptación.

Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Lucas 3:22

“¡Tú eres mío, ahora mismo – tú eres!”.

Él no dice, “serás mío de una manera especial y te reclamaré públicamente como mío, después de que hagas algunos milagros, te gradúes de universidad y consigas un buen trabajo – entonces diré con orgullo que eres mío”.

No, antes de que Jesús guardara sus herramientas de carpintería y lavara Sus callosas manos o aún llenara su hoja de vida con todas las maravillas que haría en su ministerio – en este momento – tú eres mi Hijo.

¡Qué bellas palabras para regalarles a nuestros hijos, e incluso a otros en el cuerpo de Cristo! Pertenecemos a la misma familia, no porque hayamos hecho algo extraordinario, o porque hayamos evitado hacer algo malo, sino por nuestra relación común.

Es triste que tantos niños crecen con esa sensación de que tienen que ganarse esa aceptación, que nunca consiguen la aprobación de sus padres. ¡Qué modelo para nosotros, padres! Qué importante es bendecir a nuestras esposas e hijos con palabras de aceptación.

El elemento del amor.

Tú eres mi Hijo amado. Lucas 3:22

“Te amo” le dice el Padre. Él no necesitaba decir esto, ¿o si? Quiero decir, Jesús, a estas alturas ya es muy consciente de su deidad, su llamado, su origen y su relación perfecta con Dios el Padre. Sin embargo, Dios el Padre se lo dijo.

Quizás usted piense: “mis hijos ya saben que los quiero.” Seguro que lo saben. ¿Cuán seguido se los dice?

Tal vez piense: “mi esposa sabe que la amo, se lo dije el día de san Valentín en una tarjeta”. Bien por usted.

Dios el Padre no necesitaba tomarse el tiempo para decirle esto a Jesús. Pero se lo dijo porque estaba dándole esta bendición, y ¡cuán dulce que fue esto para Jesús!

El elemento de ánimo.

Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacenciaLucas 3:22

Lo más probable es que esta frase hace eco de la profecía de Isaías 42, donde se describe cómo será el sufrimiento y muerte del Mesías. Esa frase viene – casi palabra por palabra – de la profecía de Isaías y está relacionada con la misión mesiánica de Jesús.

Jesús está básicamente aceptando Su encargo. Podríamos decir que esta fue Su ordenación al ministerio a tiempo completo. Su vida privada está terminando, ahora su ministerio público está por comenzar.

Dios el Padre aquí está animando a su Hijo. Y, de nuevo, uno podría pensar que Jesús no necesita que lo animen – no necesita que le den palmaditas en la espalda, pero así es.

Tendemos a olvidar que Jesús va a depender a lo largo de Su vida de los mismos recursos espirituales que tenemos nosotros:

  • Dependerá de su Padre para satisfacer sus necesidades – por esta razón a menudo Él agradece a su Padre por la comida (Lucas 22):
  • Dependerá del Espíritu Santo para recibir guía y dirección como lo hacemos nosotros (Lucas 4);
  • Dependerá del Padre para sostenerse en situaciones difíciles y dolorosas como lo hacemos nosotros (Lucas 22);
  • Dependerá del Padre como nosotros para que le de las palabras para hablar (Juan 8:27);
  • Incluso afirmará que, sin el Padre, no podrá hacer nada – igual que nosotros. Jesús dice en Juan 5:30, “No puedo yo hacer nada por mí mismo.

En otras palabras, Jesús, siendo 100% hombre, nos muestra lo que significa depender del Padre y el Espíritu Santo para todo:

Nosotros también dependemos de Dios para que supla nuestras necesidades, nuestra comida, nuestra guía, nuestra fuerza en tiempos difíciles y nuestras palabras tal como Jesús.

En un sentido muy real, querido oyente, quiero que escuche a Dios el Padre animándolo a usted también.

Su bendición aplica a su vida también. En Cristo Jesús, usted se ha convertido en el hijo amado de Dios también, y gracias a la obra de Cristo por usted, el Padre está complacido con usted. 

Conclusión

Finalizando esta porción, Lucas agrega aquí la genealogía de Jesús, probando así que es un descendiente del rey David, el heredero real, y el hijo de Dios.

Lucas nos muestra su árbol genealógico a través de María. El versículo 23 menciona entre paréntesis que Jesús es hijo adoptivo de José. Literalmente dice que Jesús es hijo como se creía de José. O sea, todos creían que era su hijo biológico. Pero ese no era el caso. Jesús era biológicamente un descendiente o hijo de Eli. Ese era el padre de María. Lo más común era omitir el nombre de la mujer en una genealogía, así que se salta a María en la genealogía que comienza directamente con el único abuelo biológico de Jesús.

La genealogía se remonta hasta David, y continúa hasta Adán, que era el hijo de Dios – creado por Dios sin ningún origen humano.

Lucas se remonta hasta Adán, para enfatizar que Jesús es verdaderamente un miembro de la raza de Adán, la raza humana.

Así, Jesús se sitúa ahora en el umbral de su ministerio público. Su vida privada se ha acabado. Pone a un lado su vocación de carpintero y se prepara para entrar en el desierto de la tentación.

Sin embargo, él ira al desierto con estas palabras resonando en sus oídos: “Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia”

Aceptación, amor, ánimo. Y esta bendición del Padre lo fortalecerá y le ayudará a vencer.

Lo mismo pasa con usted y conmigo. ¿Cuándo fue la última vez que usted pronunció palabras como estas a cónyuge, a sus hijos, a sus padres, a sus nietos, bisnietos o sus hermanos y hermanas en Cristo?

La verdad es que todo el mundo necesita una bendición – todo el mundo.

Y lo sabemos porque Jesús, incluso Jesús, un ser humano perfecto, también necesitó escucharla.

Y si Él lo necesitó, usted y yo también lo necesitamos

Permítanme concluir dándole la bendición que el apóstol Pablo le dio a la congregación en Corinto:

La gracia del Señor Jesucristo,
el amor de Dios,
y la comunión del Espíritu Santo
sean con todos vosotros. Amén.


[i] Adaptado de Steve Herzig, “Who doesn’t want a blessing?” (Israel My Glory, enero/febrero 2019), pág. 10

[ii] John MacArthur, Luke: Volumen 1 (Moody Publishers, 2009), pág. 237

[iii] William Barclay, The Gospel of Luke (Westminster   Press, 1975), pág. 37

[iv] Charles R. Swindoll, New Testament Insights: Luke (Zondervan, 2012), pág. 91

[v] Darrell L. Bock, Baker Exegetical Commentary: Luke, Volumen 1 (Baker Academic, 1995), p. 338

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

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