Introducción
Un reportero informó sobre el incidente ocurrido en 1968 durante un vuelo que se dirigía a Nueva York – un vuelo de rutina y normalmente aburrido. Pero esta vez resultó ser diferente.
Cuando empezaron el descenso, el tren de aterrizaje no quiso funcionar. El piloto hizo todo lo que pudo, pero sistema no estaba respondiendo. Lo notificó a la torre de control y recibió instrucciones continuar sobrevolando cerca de la pista, mientras el equipo de emergencia cubría la pista con espuma, y los camiones de bomberos junto a otros vehículos de emergencia se ubicaban en posición.
Mientras tanto, se les dijo a los pasajeros lo que estaba pasando y una sensación de temor se apoderó de todos. Cuando empezaron el descenso final, la instrucción fue que los pasajeros se inclinaran hacia adelante con sus cabezas entre las rodillas y sujetaran sus tobillos. Sollozos y aún gritos de desesperación y terror llenaron el interior de la cabina. Era una de esas experiencias en las que uno piensa: “¡no puedo creer que esto me esté pasando a mí!”.
Luego, cuando el aterrizaje estaba a sólo segundos de distancia, el capitán anunció lo siguiente: “En este momento, y de acuerdo con las regulaciones de aviación internacionales establecidas en Ginebra, es mi obligación informarles que, si ustedes creen en Dios, deberían comenzar a orar”.
El aterrizaje fue un éxito. Aunque el avión sufrió grandes daños, nadie resultó herido.
El familiar de uno de los pasajeros llamó a la aerolínea muy temprano al día siguiente, y preguntó acerca de esa desconocida regulación sobre la oración que mencionó el piloto. La respuesta fue un tanto fría y reservada: “Sin comentarios por el momento”.
Asombroso. Lo único que sacó a la luz esta tan ignorada normativa fue una crisis. Al borde del abismo; entre la espada y la pared; al último momento sin ruta de escape a la vista… sólo entonces la gente está dispuesta a reconocer a Dios.[i]
Después de leer este incidente, me di cuenta de que hemos visto cosas similares en momentos de crisis, en una tragedia o frente a algún gran dilema – ya sea a nivel individual, nacional o mundial, no es extraño que le quiten el polvo y las telarañas a esta norma de la oración y salga a la luz una vez más.
La verdad es que, cuando la gente llega al punto de no tener esperanza, recién ahí comienza a orar.
Cuando no hay más opción que Dios, la gente a menudo está lista para buscarle y de hecho muchos terminan agradecidos de que la crisis los llevó a sus rodillas y terminó cambiando sus vidas para siempre.
Algo así está por suceder en la vida de un hombre desesperado. Lucas está por presentarlo en capítulo 5 de su evangelio. Le invito a abrir su Biblia allí.
No se nos dice su nombre, solo su enfermedad. El Dr. Lucas nos informa en el versículo 18, que este hombre sufría de parálisis.
¿Quiénes eran los escribas y fariseos?
Ahora bien, antes de que veamos a Jesús lidiar con la enfermedad de este hombre, Lucas nos presenta a la audiencia. Esta es la primera vez que los líderes religiosos se presentan para escuchar a Jesús enseñar y observarlo sanar a un enfermo.
Están sentados en la primera fila. Observe el versículo 17:
Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. Lucas 5:17
Dado que este es nuestro primer encuentro con estos líderes religiosos, permítame explicar brevemente quienes eran. Los doctores de la ley se conocen también como los escribas. Muchos de ellos eran fariseos también y se encargaban de los asuntos legales de la nación.
Eran los expertos – los abogados de la ley mosaica – y están aquí en Lucas capítulo 5, básicamente para tomar nota de todo lo que Jesús diga y así encontrar algún error legal en su enseñanza o ministerio.
El otro grupo lo conformaban los fariseos, y el término lo dice todo. Fariseo significaba “separado”.
Durante los 400 años entre Malaquías y Mateo, este grupo había crecido en importancia. Eran hombres comprometidos en definir, enseñar y guardar la ley de Moisés.
Estaban separados del judío común y corriente, porque eran meticulosos en guardar la ley.
Y no sólo estamos hablando de la Ley de Moisés, estamos hablando de la Ley Oral que se había desarrollado y expandido durante los 400 años anteriores.
Por ejemplo, la ley de Moisés prohibía trabajar el sábado, así que la nación de Israel naturalmente preguntó ¿Cómo se define el trabajo?
¿Era cortar la leña, o lavar los platos trabajo? ¿qué hay de arrancar las malezas del jardín? ¡Eso debería estar prohibido en la ley!
Entonces, ¿qué era exactamente trabajo?
A través de los años los fariseos proveyeron la respuesta, y definieron el trabajo en 39 categorías diferentes. Y luego, subdividieron cada una de esas 39 categorías en miles de reglas y regulaciones que definían el trabajo.[ii]
El mero hecho de cumplir todas estas reglas se convirtió en un trabajo de tiempo completo.
Les doy otra ilustración: el profeta Jeremías prohibió llevar una carga en el día de reposo. La pregunta entonces fue, ¿qué se era exactamente llevar una carga?
Aquí aparecen de nuevo los fariseos para definir una carga como – y cito –“leche suficiente para un sorbo o la comida equivalente al peso de un higo seco”.[iii]
Entonces, escuche esto: si usted levantaba algo que pesara más que un higo seco para llevarlo a su boca, esto ya se consideraba como llevar una carga.
¿Cuánto pesa un higo seco? Me puse a buscar por internet y descubrí que un higo pesa algo así como 50 gramos. Entonces unos 20 higos equivaldrían a un kilo, o 44 higos sería una libra.
Entonces, cualquier cosa que pese más de 50 gramos sería una carga.
Déjeme ponerlo en términos aún más prácticos. Una hamburguesa Big Mac pesa unos 250 gramos. Entonces, si va a comer a McDonald’s, y levanta esa hamburguesa para llevársela a su boca y darle un mordisco, estaría levantando 5 veces el peso de un higo seco.
Y cuando se vaya de McDonald’s, no solo habría violado la ley de los fariseos, sino también las leyes de la nutrición.
Es difícil imaginar cómo la ley llegó a convertirse en una carga tan grande – eso sí que era una carga.
Según Josefo, el historiador judío del primer siglo, durante los días de Jesús había unos 6.000 fariseos, cuyo trabajo a tiempo completo era asegurarse de que ni ellos mismos ni usted se pasara de la raya y comiera en McDonald’s el sábado.
Para ellos, era más importante saber cuántos higos secos podía llevarse a la boca de una sola vez para supuestamente quedar bien con Dios, que la verdadera santidad, la compasión y la integridad.
Así que aquí están, sentados al frente, junto con sus abogados, los escribas, los doctores de la ley, listos para atrapar a Jesús si se pasaba de la raya.
La sanación de un hombre sin esperanza
Ahora entremos en esta escena – versículo 18:
Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud… Lucas 5:18-19a
Detengámonos aquí por un momento. Estos hombres estaban tratando de ayudar a su amigo a entrar y ver a Jesús, pero la multitud se interpuso en su camino.
Generalmente, esto es lo que pasa.[iv]
La multitud nunca va a ayudarle a encontrar a Jesús.
Un pensamiento que trajo convicción a mi vida fue, si es que nosotros como creyentes, por la forma en que vivimos, hablamos, trabajamos y actuamos estamos mostrando el camino a Jesús o estamos estorbando.
Ahora, Lucas describe a este hombre aquí en el versículo 18 como un paralítico.
Paraletikos, es el adjetivo en griego que encontramos en el relato del evangelio.[v]
Lucas usa el término médicamente más indicado para la situación de este hombre que sufría de alguna enfermedad que lo había dejado paralizado.
No se nos dice lo que era. Lo que sí sabemos, es que no había forma de que él pudiera llegar a Jesús a menos que sus amigos lo llevaran. Él no tenía esperanza. Esto nos provee una ilustración del Evangelio – y esta resulta ser una representación de la Gran Comisión.
Llevamos el Evangelio a personas espiritualmente paralizadas. Las traemos a Jesús porque sin Él no tienen esperanza. Les entregamos el Evangelio y les presentamos a Jesús.
Me encanta la perseverancia de los amigos de este hombre. Lo llevan en su lecho, es decir su cama que la han convertido en una camilla.[vi]
Pero no pueden acercarse al Señor. Simplemente no hay manera. Toda la ciudad se ha reunido allí. La casa está rodeada y la multitud parada al frente bloquea su ingreso.
Me gusta el hecho de que ninguno de ellos dijo: “La multitud es demasiado grande, nunca lo lograremos, tal vez no sea la voluntad de Dios.”[vii]
No. Dijeron: “Probemos por el techo”. Leamos el versículo 19:
Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Lucas 5:19
En la típica casa del primer siglo, el techo era el segundo piso. Era una superficie plana, al aire libre, que se usaba para distintos propósitos. El tejado era entonces el techo del primer nivel y el piso del segundo nivel, el cual no tenía techo.
Lucas usa aquí una palabra traducida tejado que hace referencia a un techo de tejas de cerámica. Esta era una casa más bien costosa y grande. Las tejas se ponían para reforzar el techo y luego se cubrían con tierra o yeso para impermeabilizarlo.
Entonces, estos hombres están cavando esta capa exterior para luego retirar las tejas. Podrá imaginar el desastre que estaba haciendo esto dentro de la casa. Me pregunto cómo le iba a explicar esto el dueño de la casa a su compañía de seguros.
No pase esto por alto: Jesús pudo haber mirado hacia arriba y decirles: “Oigan, no tienen que hacer todo esto. Su fe en mi capacidad de sanar es obvia. Solo dejen a su amigo allá arriba y lo curo con una sola palabra ¿está bien? Listo, ¡sanado! Ahora vayan tranquilos. Que tengan un buen día”.
No, no, Jesús quiere que bajen a este paralítico y lo pongan directamente en frente suyo porque Él tiene algo más que sólo una curación en mente.
Como verá, según la teología rabínica, la enfermedad física era un signo de juicio divino.
Enseñaban al pueblo que, “entre más grande era el pecado, más grave era la enfermedad”. Solo miren a este hombre, experimentando el terrible juicio de Dios porque evidentemente era un terrible pecador.
Para ellos, este hombre no merecía ni oración ni esperanza.
Agréguele a esto el hecho de que los escritos de un rabino que han sobrevivido dicen que: “Nadie se levanta de su lecho de enfermo hasta que sus pecados hayan sido perdonados”.[viii]
El pensamiento era el siguiente: Dios está enojado con su pecado. Dios está castigando al pecador con la parálisis. Dios es el único que puede perdonar el pecado, así que para que este hombre sea sanado, sus pecados necesitan ser perdonados también.[ix]
Mire, Jesús está preparando el escenario para hacer importante.
Por eso Jesús aquí no apuro. No sabemos cuánto tiempo tomó hacer esa abertura en el techo, pero Jesús esperó pacientemente porque quería que lo bajaran delante de todos estos fariseos y escribas.
Ellos tienen sus libretas de notas a mano. Quieren dejarlo todo registrado. Creen que tienen Jesús acorralado aquí y piensan que Él no tiene escapatoria.
Oh no, es Jesús quien los tiene acorralados. Ellos están sentados allí en primera fila para presenciar una demostración de Su deidad.
Por eso, Jesús no sana a este hombre de inmediato. Mire lo que pasa primero en el versículo 20:
Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Lucas 5:20
Lo notó. Jesús dijo: pecados – en plural. Cada uno de ellos. Sus pecados se han ido. Literalmente dice: todos tus pecados son desestimados.[x]
Tus pecados ahora te son perdonados.
Este es el elemento distintivo del cristianismo: el perdón. Los pecados son borrados. Ese es el Evangelio. Sus pecados han sido desestimados, Dios ha elegido perdonar y olvidar sus pecados por la obra expiatoria de Cristo que murió, fue sepultado y resucitó para demostrar que todo lo que había dicho y prometido era verdad.
Jesús afirma aquí que es capaz de hacer lo que David dijo que solo Dios puede hacer en el Salmo 103: Alejar nuestros pecados de nosotros tan lejos como el oriente está del occidente y olvidarlos para siempre. Y si Él ha decidido olvidarlos, usted también debería hacerlo.[xi]
No siga desenterrando lo que Jesús ha desestimado.
Ahora bien, esta es la primera vez en los Evangelios donde Jesús dice algo así: afirmar que tiene algún tipo de poder para perdonar pecados.
Los escribas ciertamente en shock dejaron caer sus libretas y los fariseos se desmayaron; no lo vieron venir, de hecho, ninguno de ellos sabe qué decir.
Pero luego se enojan como leemos en el versículo 21:
Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios? Jesús entonces, conociendo sus pensamientos respondió… Lucas 5:21-22a
El verbo traducido percibir significa “conocer plenamente,” conocer a fondo sus pensamientos.[xii]
No habían dicho nada en voz alta todavía, pero Jesús puede leer sus mentes.
Por cierto, ¿ha pensado últimamente en el hecho de que usted no puede ocultarle nada a Jesús? Él conocía cada uno de los pecados del paralítico y cada uno de sus pensamientos.
Una vez más, Jesús está cumpliendo la descripción de Dios que encontramos en el Salmo 139. Parafraseándolo dice algo como: “Señor, soy un libro abierto para ti. Aún de lejos, sabes lo que estoy pensando. Conoces todo lo que voy a decir aún antes de que comience a hablar”.[xiii]
¿Sabe lo que está pasando aquí? Jesús está demostrando Su deidad. Jesús los deja totalmente boquiabiertos, diciéndoles exactamente lo que están pensando antes de que empiecen a hablar.
Versículo 22 nuevamente:
Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Lucas 5:22-24
Jesús les dice lo que estaban pensando: “Si, es fácil decirle a alguien que sus pecados invisibles han sido perdonados, nadie puede verificarlo.” Pero una curación visible puede verificarse inmediatamente probando que ha ocurrido algo espiritual. Por lo tanto, voy a demostrar que puedo perdonar pecados al sanar también a este hombre”.
Entonces, Jesús le dice a este hombre: “Levántate, toma tu camilla, comienza a caminar y no pares hasta llegar a casa”.
Ahora, para que este hombre paralítico se levántate inmediatamente y comience a caminar a su casa se tienen que dar una serie de milagros instantáneamente:
- la memoria muscular para saber cómo caminar es implantada en su cerebro
- el equilibrio físico es restablecido;
- los músculos atrofiados son instantáneamente regenerados;
- los nervios son regenerados;
- El tejido medular dañado es sanado;
- los músculos, tendones y articulaciones quedan funcionando instantánea y perfectamente para que él pueda levantarse y salir caminando a su casa.
Y eso es exactamente lo que pasó.
Imagínese ahora a este grupo de fariseos en primera fila. Bueno, no tiene que imaginarlo, Lucas nos dice en el versículo 26:
Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas. Lucas 5:26
No estaba bromeando, ¡Hablaba en serio![xiv]
Podría traducirlo como: hemos visto cosas increíbles, cosas inesperadas, cosas maravillosas.[xv]
Hay dos clases de milagros que vemos aquí – uno verificando el otro: la regeneración espiritual y la regeneración física.
Sus pecados fueron perdonados y su cuerpo fue curado.
Por cierto, no pase por alto el hecho de que el mayor de los dos milagros fue el espiritual. ¿Por qué? Bueno, porque la curación física es temporal. Él eventualmente envejecería y moriría.
La restauración física fue algo tremendo, pero fue algo temporal. Sin embargo, el milagro de la regeneración espiritual – el perdón de los pecados de este hombre – fue eterno. Su fe en Jesús lo llevaría más allá de esta vida, a la vida eterna con su Salvador.
Aplicación
Permítame ofrecer un par de observaciones a partir de esta increíble escena:
Sólo los pecadores indefensos entienden su necesidad de ser perdonados por Dios.
En esta historia vemos un hombre con una completa dependencia e incapacidad. Las personas sin esperanza son las que están más dispuestas a hacer la “oración más importante de sus vidas”: venir en fe a Jesús y encontrar el perdón.
Recuerdo haber leído una historia que contó un antiguo predicador de Inglaterra. La historia trataba de una mujer que vivía en el distrito portuario de Londres unos 200 años atrás. Ella vivía con un hombre de china y tenían, lo que llamaban en ese entonces, un bebé de media casta. Ella era marginada por su sociedad. Ella escuchó hablar de un estudio bíblico para mujeres en una iglesia no muy lejos y decidió hacer el esfuerzo de ir – reconociendo su necesidad espiritual. Ella fue y disfrutó del estudio de la palabra de Dios. Regresó la semana siguiente y trajo consigo a su bebé porque no pudo encontrar a alguien que se lo cuidara. Entonces el encargado de la parroquia se le acercó y le dijo: “Señora, usted no puede volver. Las otras mujeres no quieren que usted ni su bebé entren a este lugar “. Las lágrimas llenaron sus ojos. Ella miró ese a líder religioso y le dijo: “Sé que soy una pecadora, ¿No hay algún lugar donde pueda ir un pecador?
Aunque el mundo religioso la rechace, la persona que sabe que es pecadora nunca será rechazada por Jesús.
La Biblia dice: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21).
Una observación más:
Sólo los pecadores perdonados entienden la verdadera alegría de cantar alabanzas a Dios.
Leemos en el versículo 25, que el paralítico fue a casa glorificando a Dios – y luego en el versículo 26 leemos que todos (fíjese bien, todos), se unieron también para glorificar a Dios.
Y hasta el día de hoy, una canción de alabanza sale del corazón cada persona que reconoce que sin el perdón del Señor no tiene esperanza alguna.
¿Qué tal usted? ¿Siente que tiene otras opciones? ¿Ya ha probado el placer y la religión y ha vuelto vacío? Tal vez se haya dado cuenta hoy de que no tiene esperanza aparte de Jesucristo.
Pero cuando venga a Jesús y le pida que lo perdone, Él alejará sus pecados de usted tan lejos como el oriente está del occidente, y entenderá, tal como este hombre, la razón que todo creyente tiene de cantar alabanzas a Dios.
La palabra que Lucas usa aquí para glorificar a Dios viene del verbo doxazo, que nos da nuestra palabra doxología.
Un a doxología es un canto de alabanza a Dios. Y quiero concluir nuestro estudio de hoy con las palabras de una bella y famosa doxología que dice así:
A Dios el Padre celestial,
Al Hijo nuestro Salvador,
y al eterno Consolador
Unidos todos Adorad.
[i] Charles R. Swindoll, The Finishing Touch: Becoming God’s Masterpiece (Word Publishing, 1994), pág. 550
[ii] William Barclay, The Gospel of Luke (Westminster, 1975), pág. 60
[iii] Ibíd
[iv] John Phillips, Exploring the Gospel of Luke (Kregel, 2005), pág. 104
[v] Ralph Earle, Word Meanings in the New Testament (Baker, 1986), pág. 60
[vi] Bruce B. Barton, Life Application Bible Commentary: Luke (Tyndale, 1997), pág. 122
[vii] R. Kent Hughes, Luke: Volumen 1 (Crossway Books, 1998), pág. 176
[viii] Darrell L. Bock, Luke, Volumen 1 (Baker Academic, 1994), pág. 484
[ix] J. Dwight Pentecost, The Words and Works of Jesus Christ (Zondervan, 1981), pág. 153
[x] R. C. H. Lenski, The Interpretation of St. Luke’s Gospel (Augsburg Publishing, 1946), pág. 296
[xi] Barton, pág. 124
[xii] Bock, pág. 484
[xiii] The Message, Salmo 139
[xiv] Charles R. Swindoll, Insights on Luke (Zondervan, 2012), p. 132
[xv] David E. Garland, Exegetical Commentary on the New Testement: Luke (Zondervan, 2011), p. 244