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Dejándolo todo para seguir al Maestro

¿En algún momento de su vida ha sentido un llamado a dejar atrás todo lo que conoce y seguir algo completamente nuevo? En nuestro estudio, encontramos a Mateo, un recaudador de impuestos, recibir un llamado radical de parte de Jesús: "Sígueme". Sin pensarlo, deja atrás su vida de comodidad para seguir al Maestro. Exploremos cómo este encuentro transformador no solo cambió a Mateo, sino que también nos desafía a responder al llamado de Jesús hoy.
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Introducción

En los tiempos de Cristo, había una profesión en particular, una ocupación, un trabajo especialmente despreciado. Cualquiera que tuviera este tipo de trabajo era automáticamente odiado.

No se les permitía poner un pie en una sinagoga porque eran considerados perpetuamente impuros. Estaban más allá de la gracia salvadora de Dios.

Tampoco podían dar testimonio delante de un tribunal. Su palabra no se consideraba confiable. En resumen, eran un problema.

Los líderes religiosos en los días de Cristo, los habrían puesto en la cárcel a todos sí hubieran podido hacerlo. Pero Jesús está a punto de llamar a uno de estos hombres para que se convierta en uno de sus discípulos.

Lo conocían por sus dos nombres: su nombre judío era Leví y su nombre en el ámbito comercial – su nombre griego – era Mateo. Vamos a profundizar en esto más adelante.

El impuesto romano

Por ahora, le cuento que su ocupación era la de un cobrador de impuestos. Y ese era el problema con Mateo: él trabajaba para el Servicio Romano de Impuestos Internos.

Si abre su Biblia en el Evangelio de Lucas, encontrará una breve, pero importante narración del momento en que Mateo se encuentra con Jesús.

Estamos en Lucas capítulo 5 y versículo 27. Jesús acaba de sanar al hombre paralítico que vimos en nuestro último estudio. Y ahora observe:

Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos… Lucas 5:27a

Ahora, antes de que escuchemos su conversación, déjeme contarle un poco más sobre la ocupación de Mateo.

En los tiempos de Jesús, había varias clases de impuestos que todos debían pagar.

Había un impuesto general. Usted pagaba este impuesto a Roma por el simple hecho de existir; usted respiraba aire romano y había que pagar por esto.

Había un impuesto a la tierra, donde se entregaba un diezmo – una décima parte – de lo que sus campos producían al año. Con este impuesto se alimentaba y alojaba al ejército romano. Puede imaginar cómo odiaban los judíos el tener que pagar los salarios de sus opresores. También había un impuesto sobre la renta, generalmente tazado en el 1% de los ingresos.[i]

Y luego había algunos impuestos menores para toda clase de cosas. El gobierno romano los llamaba deberes.

Si ha viajado al extranjero, seguramente habrá visto en los principales aeropuertos esas las tiendas con el nombre “duty free”. Literalmente significa, libre de deberes. Ahí puede comprar productos libre de impuestos. Puede comprar cosas por más de lo que valen, pero se siente mejor por no pagar los impuestos.

Los deberes romanos incluían impuesto por amarrar su barco en el muelle y por viajar en el sistema de vías romanas. 

Le cobraban impuesto por su carro, un porcentaje por cada rueda.[ii]

Suena familiar, ¿no?

Las vías romanas tenían peaje. Eran caminos elevados y nivelados con grandes adoquines de piedra, pero usted no podía conducir su carrito en estos sin pagar el peaje por usar el camino.

Los caminos secundarios o vallados eran para gente que no tenía el dinero para el peaje y tenía que viajar por cualquiera de los dos lados del camino.

Entonces, estaba el camino y el vallado. El camino elevado y pavimentado, y el camino bajo al lado de la camino principal.

Jesús se refirió a estos cuando dijo en Lucas 14:23, Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene micasa.

Él básicamente estaba diciendo que la invitación al Evangelio es la misma para ricos y pobres. 

Entonces, durante esos días todos pagaban impuestos.

Usted tenía:

  • su impuesto sobre el carro,
  • su impuesto sobre la renta,
  • su impuesto general,
  • su impuesto sobre la tierra,
  • su impuesto sobre su embarcación,
  • su impuesto vial.

Y todo esto tenía que pagárselo al cobrador de impuestos.

El gobierno romano determinaba el valor tributario de una región en una cifra determinada y luego vendía el derecho para cobrarlo al mejor postor.

Registros históricos nos cuentan que hombres normalmente involucrados en el crimen organizado eran los que ganaban las licitaciones. Y ellos a su vez contrataban a otros para ir a cobrarle a la gente.

Los rabinos describían a los cobradores de impuestos como mafiosos.[iii]

Mientras que Roma recibiera el impuestos estipulado, los recaudadores de impuestos de cada región podían añadir todo tipo de cargos adicionales y quedarse con el dinero.

Ahora, los cobradores de impuestos en las regiones judías como aquí en Capernaúm, eran considerados doblemente malvados, porque no sólo extorsionaban a las personas para llenar sus bolsillos, sino que los consideraban traidores también. Ellos representaban a Roma y le robaban a su propio pueblo.

Los rabinos enseñaban durante los días de Jesús que, si un recaudador de impuestos ponía un pie su casa, todo y todos los que estaban dentro quedaban inmediatamente impuros.[iv]

De hecho, a los cobradores de impuestos se los consideraba perpetuamente impuros y nunca les permitían asomarse a la puerta de una sinagoga.

Y la verdad es que estos hombres no hubieran querido asistir a la reunión de todos modos.

Tenían corazones endurecidos y sus conciencias cauterizadas. Eran doblemente malvados – doblemente traidores – y doblemente odiados.

En todo Cepernaúm, un recaudador de impuestos judío como Mateo tendría la fama de ser un traidor y extorsionador descarado; un hombre que había abandonado a su pueblo y, peor aún, al Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

Este no era exactamente el tipo de persona que uno querría tener como uno de sus discípulos. Esto no le iba a ayudar mucho a Jesús en términos de imagen y buena publicidad mientras comienza su ministerio público.

El llamado de un cobrador de impuestos

Con todo ese trasfondo, ahora leemos esta impactante invitación. Observe nuevamente el versículo 27:

Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. 
Lucas 5:27

Jesús va a la oficina de Leví. Esto no fue un accidente. Jesús no entró en la puerta equivocada. Se acerca a Mateo. Imagino que la puerta está vigilada por dos tipos grandes vistiendo trajes negros y gafas oscura. Probablemente no. Pero seguramente habían algunos hombres intimidantes allí para proteger el dinero recaudado.

Nada de eso detuvo al Señor. Él caminó hasta Mateo tal vez sentado detrás de su escritorio y le dijo: “Sígueme; vamos.”

Literalmente, “sigue mis pisadas”.[v]

Y si eso no es lo suficientemente impactante, el versículo 28 dice:

Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. 
Lucas 5:28

Mateo toma su abrigo, cierra la puerta, les dice a los muchachos de las gafas oscuras que busquen otro trabajo y Mateo nunca mira atrás.

El verbo aquí en el versículo 28 traducido, “dejándolo todo” significa literalmente que abandonó todo. Renuncio a todo. En otras palabras, se despidió de todo lo que tenía y todo lo que había sido – y siguió a Jesús”.[vi]

Ahora, espere un segundo, usted sabe tan bien como yo, que el Señor sólo elige 12 discípulos. Sólo seleccionará a 12 tipos y ¿este es uno de ellos? ¿Este es su representante de la comunidad?

Mateo no ha hablado la verdad en décadas. Es un miembro destacado del crimen organizado. Un autor escribió que Mateo era como el padrino de Capernaúm.

¿Este es uno de sus doce discípulos? ¿No sabe acaso del problema con Mateo? Está lleno de problemas. Él es un problema.

Creo que Jesús habría dicho algo como: “Oh, yo sé quién es Mateo, pero también sé lo que puede llegar a ser si él me sigue”.

Querido oyente, Jesús sabe quién es usted, qué ha hecho, quién ha sido; pero también sabe en lo que se puede convertir si lo sigue.

Y Mateo lo hace.

La vida de Mateo cambia tan radicalmente que inmediatamente hace lo que mejor sabe: organiza una gran fiesta e invita a todos sus amigos, solo que esta vez es por un motivo diferente.

Mire el versículo 29:

Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. 
Lucas 5:29

Tanto el Evangelio de Mateo como el de Marcos describen a los invitados como una gran compañía de publicanos (es decir, cobradores de impuestos) y pecadores. Solo mire la lista de invitados y tenemos todo tipo de criminales, gánsteres, y delincuentes.

Si lo hubieran invitado a esa fiesta, habría dejado su billetera y objetos valiosos en casa.

¡Qué multitud! ¡Vaya grupo!

Observe, lo que Mateo está haciendo aquí es traer a todos los que conoce a Jesús porque quiere presentárselos.

La atracción principal aquí no es Mateo, es Jesucristo.

¿Notó la frase clave de este versículo? mírelo de nuevo: y Leví le hizo (a Jesús) una gran fiesta Podríamos traducirlo como “una gran recepción”. 

Esta no es una fiesta de jubilación para Mateo, esta es una recepción para Jesús.

Me encanta esta escena: Mateo está reuniendo a una congregación para que Jesús les predique esa noche. No puede alquilar la sinagoga. Ni siquiera lo dejan entrar allí. Me imagino que a ninguno de estos hombres se les permite entrar a una sinagoga para escucharlo. Tampoco tendrían ganas de ir. Todos ellos son inmundos. Así que, Mateo los invita a su casa.

No se nos da el bosquejo del mensaje que el Señor les comparte o las preguntas que respondió; pero, según el versículo 32, no hay duda de que Jesús está llamando a los pecadores al arrepentimiento.

Él no se deja intimidar por la multitud. Él no se anda con rodeos. Lo han invitado a hablar en una convención de criminales y cobradores de impuestos corruptos, codiciosos, poderosos y metidos en el mundo de la delincuencia – y Su mensaje está llamando pecadores al arrepentimiento.

Jesús está rodeado por los secuaces de Mateo y sin temor les está diciendo: “Escuchen, ustedes necesitan considerar el camino donde están y a dónde los lleva. Sigan el ejemplo de Mateo. Den media vuelta, arrepiéntanse, confiesen, salgan de ese camino y síganme desde ahora”.

Mateo es la evidencia de que pueden cambiar de rumbo y seguir al Señor. No creo que Mateo haya dejado de sonreír durante ese sermón.

Ahora, esta gran fiesta no va a pasar desapercibida. Mire el versículo 30:

Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Lucas 5:30

En otras palabras, “¿Como se te ocurre estar rodeado de esta clase de gente?”

Compartir una mesa en el primer siglo se consideraba como compartir una vida.[vii]

Estaba mostrando afinidad, compañerismo, amistad. Por eso, en la comunidad judía, uno se mantenía lejos de los gentiles inconversos. Ciertamente no iba a comer con ellos. Usted se mantenía en su pequeño círculo para no llegar a volverse impuro. 

De hecho, sabemos que una de las formas en que los líderes religiosos buscaban fortalecer su devoción a Dios era negándose a tener contacto con personas que no tenían buena reputación.[viii]

Ciertamente uno no quería perder su buen nombre andando con un grupo de traidores, extorsionistas y criminales.

Así que, aquí está Jesús, comiendo con el padrino de Capernaúm y el resto de su antigua mafia.

¿No sabe Jesús los problemas que le traerá el andar con Mateo y sus amiguitos?

Bueno, Jesús escucha a los fariseos refunfuñando y les entrega esta brillante lógica. Mire su respuesta en el versículo 31.

Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermosLucas 5:31

Me encanta esta analogía.

Jesús básicamente está diciendo: “Escuchen, soy un médico y ¡quiénes van a ver al médico? ¿las personas sanas o las enfermas? Conozco el problema de Mateo. Es un enfermo terminal que necesitaba un trasplante de corazón y yo soy el único puede realizar esta cirugía”.

“Estoy llamando a esta gente al arrepentimiento. El problema con ustedes señores, es que se creen justos, pero ellos saben que son pecadores”.

En este contexto, Jesús usa la palabra “justo” con ironía. Básicamente usa una palabra que significa “justo con Dios”. Eso es lo que los fariseos pensaban de sí mismos. Pensaban que estaban bien con Dios porque eran mejores que otras personas.

Jesús básicamente dice: “La gente que piensa que está bien con Dios, pero no quiere tener nada que ver con Él, no están interesados en arrepentirse y seguirlo”.

Pero por otro lado – y creo que Jesús simplemente señaló la habitación llena de cobradores de impuestos cuando dijo – versículo 31:

Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Lucas 5:31b

Solo miran a su alrededor. Estas personas son conscientes de que son pecadoras, desesperadas, sin esperanza. Vinieron a mi recepción porque tienen una necesidad desesperada de sanación. 

Jesús les dice a estos líderes religiosos: “Ustedes no se han dado cuenta, pero acaban de entrar a la sala de espera del Médico Divino”.[ix]

Hay mucha gente enferma aquí, ellos sólo saben que necesitan un Salvador.

Aplicación

Ahora déjenme sacar de esta escena un par de verdades eternas:

Ningún incrédulo está fuera del alcance de la redención.

La conversión de Mateo va a ser tema de conversación por todo Capernaúm: “No vas a creer quién sigue a Jesús ahora, ¿Lo sabías?

Me hace acordar la historia de Jimmy Vaus, un ingeniero en sonido retirado del ejército, que se había unido a la mafia en Los Ángeles. Al principio trabajaba para la policía como agente encubierto, monitoreando líneas telefónicas de los líderes del crimen organizado.  Pero luego se cambió de bando y se convirtió en un doble agente, espiando a la policía y permitiendo que la mafia se mantuviera siempre un paso por delante de la ley. Una noche, lo invitaron a una reunión evangelística de Billy Graham en 1949, entregó su vida a Jesucristo y dejó todo su mundo atrás.

Mateo es ese tipo de discípulo improbable. Tenía todas las conexiones equivocadas, la reputación equivocada, tenía un pasado equivocado, no era más que un problema.

Quise esperar hasta este momento para hablar sobre su nombre. Lo he llamado Mateo; pero el nombre que aparece aquí en el Evangelio de Lucas es Leví. El Evangelio de Marcos también lo llama Leví (Marcos 2:14).

No era raro en el primer siglo que la gente tuviera dos nombres.[x]

Mateo era un nombre griego – el nombre que usaba comúnmente. Es probable que lo adoptara para evitar ser asociado con la tribu de Leví.

Leví era el nombre hebreo que le había puesto su padre Alfeo en honor del tercer hijo de Jacob, fundador de la tribu de Leví.

Si vamos de regreso a Éxodo 32, verá que pronto después de salir de Egipto, el pueblo de Israel se postró ante el becerro de oro en el monte Sinaí. Sin embargo, los hijos de Leví no se inclinaron, sino que permanecieron fieles a Dios.

Este recaudador de impuestos tiene un bello nombre con un gran legado. Pero en algún momento en su vida se convirtió en un hijo pródigo. Un pequeño niño nombrado en honor a un ejemplo de devoción a Dios había crecido para convertirse en un hombre devoto de un becerro de oro. Traicionaría a su familia y a su nación por el oro.

Pero el nombre Levi sería un constante recordatorio de la primogenitura que vendió, para trabajar para Roma y robarle a su pueblo, Israel.

Como un autor escribió, “ser un cobrador de impuestos para Roma con un nombre como Leví era una contradicción. Cada día habría escuchado los insultos que la gente le lanzaba: “Eres una vergüenza para tu nombre, hipócrita”. Y sabía que tenían la razón”.[xi]

Y en algún lugar vivía una madre y un padre cuyos corazones estaban afligidos. En algún momento en su pasado, Levi los había abandonado a ellos, a su nación y a su Dios.

Pero entonces llega Jesús. 

Sin duda Mateo había oído hablar de Él. Es muy probable que haya escuchado predicar a Jesús al aire libre. Sin duda había escuchado de la sanación del leproso y especialmente la del paralítico al que Jesús prometió perdonar sus pecados. Eso acababa de suceder más temprano.

Un autor escribió: Quizás, día tras día una llama dentro de él estaba creciendo. El tintinear de las monedas y los rostros afligidos de las personas que extorsionaba comenzaron poco a poco a avivar las brasas de la conciencia de Levi.[xii]

¡Y entonces llegó Jesús!

Aparece en la caseta de impuestos de Mateo y lo mira. Leamos el versículo 27 de nuevo:

Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos. Lucas 5:27a

Ese verbo ver – el Señor vio un publicano – no implica sólo una mirada pasajera. Este verbo significa “estudiar, observar, mirar de cerca.”[xiii]

Jesús entra en la oficina de impuestos y dirige su mirada omnisciente hacia Mateo. Me imagino que se hizo silencio en toda la oficina.

El Señor vio – sabía – que Mateo estaba cansado de su vida de engaño; cansado e insatisfecho de su codicia, atormentado por la culpa de su pecado. Estaba cansado de todo esto.

Y Jesús le dice: Sígueme, vamos, ven a caminar conmigo.”

Jesús no lo salvó por casualidad. Jesús lo salvó a propósito ¡al igual que a usted y a mí![xiv]

Mateo llegará a ser un discípulo fiel. Escribirá el primer relato del Evangelio en el Nuevo Testamento – el Evangelio de Mateo.

Creo que es interesante que Mateo mantuviera su nombre griego como si dijera: “Nunca fui como Leví, un sacerdote fiel. Yo era más como un miembro incrédulo del imperio romano. Así era cuando Jesús me llamó.”

Este es mi testimonio: Yo no estaba fuera del alcance de la redención.

Ningún creyente está exento de la responsabilidad de compartir el evangelio.

Mateo había sido salvo apenas unos días atrás y ya estaba pescando. Estaba planeando su primer esfuerzo evangelístico.

No puede alquilar la sinagoga. No le permiten la entrada allí – y a ninguno de sus amigos tampoco. Así que, Mateo los invita a su casa.

Note que Mateo no se deshace de sus amigos. Él busca presentarles el evangelio. Quiere presentarle a sus amigos a su nuevo mejor Amigo.

¿No hubiera sido mejor que esperara un tiempo? ¿No debería tomar una o dos clases de Biblia y estar un poco más preparado teológicamente? ¿No debería el Señor primero pulir algunas de esas asperezas un poco más? ¿No debería alguien frenar a Mateo?

¡Por supuesto que no! Mateo está en una posición inmejorable para invitar a sus antiguos colegas a conocer al Señor.

Mateo nunca olvidará su conversión y nosotros tampoco deberíamos hacerlo.

Él está completamente emocionado y quiere compartir con todos lo que ha vivido. Él sabía lo que necesitaban, él era uno de ellos.[xv]

Él haría todo lo posible para traer a sus amigos a Cristo.Necesitamos parecernos mucho más a Mateo, llevando vidas que se conviertan en una sala de recepción – una sala de espera – donde podamos presentarle a nuestro mundo al Medico Divino. Aquel médico que sanó nuestras almas y perdonó nuestro pecado y puede hacer lo mismo con todo aquel que venga a Él con su necesidad de salvación.


[i] Adaptado de William Barclay, The Gospel of Luke (Westminster Press, 1975), pág. 64

[ii] R. Kent Hughes, Luke: Volumen 1 (Crossway, 1998), pág. 182

[iii] David E. Garland, Exegetical Commentary on the New Testament: Luke (Zondervan, 2011), p. 251

[iv] Philip Graham Ryken, Luke: Volumen 1 (P & R Publishing, 2009), pág. 228

[v] Barton, pág. 129

[vi] Adaptado de Fritz Reinecker/Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), pág. 152

[vii] Ryken, pág. 232

[viii] Ibíd

[ix] Adaptado de Bruce B. Barton, Life Application Bible: Luke (Tyndale, 1997), p. 131

[x] Darrell L. Bock, Luke: Volumen 1 (Baker Exegetical, 1994), pág. 493

[xi] Seth Davey, This is My Story (Revista Heart to Heart, junio de 2021), p. 18

[xii] Ibíd.

[xiii] Adaptado de John Phillips, Exploring teh Gospel of Luke (Kregel, 2005), p. 106

[xiv] Seth Davey, pág. 18

[xv] JC Ryle, Ryle’s Expository Thoughts on the Gospels: Luke (Evangelical Press, 1879), pág. 79

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

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