Introducción
A principios del siglo 20, el nombre de Edwin Hubble se volvió extremadamente famoso. Él fue el astrónomo que descubrió que nuestra galaxia no es la única en el universo.
Es muy probable que usted haya visto esas asombrosas fotografías tomadas en las últimas décadas por el telescopio Hubble, nombrado así en su honor.
Para el creyente, estas fotos han hecho exactamente lo que el salmista David dijo que harían: Los cielos declaran la gloria de Dios, y la expansión anunca la obra de sus manos (Salmo 19:1 LBLA).
En otras palabras, cuanto más grande y magnífico descubrimos que es nuestro universo, más reconocemos lo grande y magnífico que es nuestro Dios creador.
Esa no fue necesariamente la intención o conclusión de Edwin Hubble.
Hubble era un hombre talentoso en muchos sentidos. Un historiador escribe que, en una competencia de atletismo en la escuela secundaria en 1906, Hubble siendo adolescente ganó el salto con garrocha, el lanzamiento de disco, el lanzamiento de martillo y el salto alto. Ese mismo año batió el record de salto alto en el estado de Illinois, Estados Unidos.
Hubble era físicamente impresionante, un autor escribió: “Era apuesto a más no poder”.
Hubble era intelectualmente brillante. Estudió física y astronomía en la Universidad de Chicago y estuvo entre los primeros beneficiarios de la prestigiosa beca Rhodes para completar su doctorado en Oxford.
Cuando Hubble comenzó su carrera como astrónomo en 1919, sólo conocíamos una galaxia: la Vía Láctea.
Pero cinco años más tarde, Hubble escribió un importantísimo documento sobre sus descubrimientos, y demostró que el universo contiene muchas galaxias – y que se estaba en expansión. Albert Einstein elogió a Hubble por demostrar lo que ningún físico o astrónomo había imaginado.
Edwin Hubble tenía garantizado ahora un lugar único en la historia de la humanidad. El problema fue que sentía que nada de eso era suficiente para su creciente imagen.
Hubble embelleció su pasado con historia tras historia sobre logros que nunca había obtenido.
Afirmó haberse desempeñado como un prestigioso abogado en Kentucky por unos años. En realidad, había pasado esos años como profesor de escuela secundaria en Indiana.
Le dijo a la gente cómo había rescatado audazmente a nadadores que se estaban ahogando. Pero se descubrió que nada de eso era verdad.
Alardeó de haber tomado parte en una pelea de exhibición con un boxeador de talla mundial y de haber sorprendido al campeón derribándolo con un golpe increíble. Eso tampoco era cierto.
Se jactó de que en la Primera Guerra Mundial había dirigido valientemente y citó, a “hombres asustados en los campos de batalla de Francia a un refugio seguro”.
La verdad es que llegó a Francia unas semanas antes del final de la guerra; y él no había guiado valientemente a nadie a un refugio seguro.[i]
¿Qué hay en la naturaleza humana que hace que queramos aparentar ser mejores de lo que realmente somos?
Los apariencia de piedad en los tiempos de Jesús
En el primer siglo, cuando Jesús entra en escena, el judaísmo se había convertido en una carrera para mejorar su apariencia religiosa, para aumentar su imagen pública y su posición delante de Dios.
Los fariseos parecían estar ganando la carrera, estableciendo nuevos récords con su lista de oraciones largas, caras largas y su larga lista de normas.
Para el fariseo, la piedad estaba relacionada con la falta de alegría. No era posible ser feliz y santo al mismo tiempo.
Y entonces llega Jesús. Su ministerio comienza en una fiesta de bodas e incluso crea vino fresco para mantener la alegría de la fiesta. La persona promedio en la calle amaba estar cerca de Él, incluso los niños no tenían miedo de Jesús.
Los fariseos se irritaban porque Jesús no actuaba espiritualmente. No encajaba en su perfil de piedad. No jugaba con sus reglas.
Él estaba empezando a exponer el hecho de que sus hojas de vida espirituales eran un engaño. Estaban agregando deberes para lucir mejor a los ojos del pueblo.
Como verá, ellos se habían vuelto expertos en el arte de actuar espiritualmente sin serlo en absoluto.
Usted y yo también podemos jugar a esto mismo y uno puede volverse bastante bueno en este juego. Y como esto es una tentación para todos nosotros, en cualquier momento, debemos ser conscientes del este peligro.
¿Cómo puede uno aparentar ser una persona espiritual sin serlo en absoluto?
Bueno, eso es exactamente lo que veremos a continuación. Vamos allí. Estamos de regreso en el Evangelio de Lucas. Le invito a que abra su biblia en capítulo 5, versículo 33:
Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? Lucas 5:33
Los discípulos de Juan el Bautista eran sin duda sinceros. De hecho, el ayuno del Antiguo Testamento iba acompañado de arrepentimiento y confesión (Joel 1:13 y Ester 4:1-3), y el arrepentimiento era el tema principal de la predicación del profeta Juan.
El ayuno no es es un mandamiento para la iglesia. No hay un solo versículo del Nuevo Testamento donde se nos manda a ayunar; sin embargo, vemos que la iglesia primitiva ayunaba no para confesar y arrepentirse de sus pecados, sino para pedir sabiduría y dirección del Señor. En otras palabras, ayunaban porque estaban concentrados en orar y no querían apartar tiempo para preparar su comida. No era una forma mística o mágica de autocastigo o autodisciplina para conseguir la atención de Dios.
Pero los fariseos y sus discípulos eran maestros en montar un espectáculo.
El Ayuno del antiguo testamento y la práctica de los fariseos
Permítame darle un poco del trasfondo del ayuno.
Según Levítico 16, a la nación de Israel se le ordenó ayunar una vez al año en el Día de la Expiación.
Pero para el tiempo de Jesús, los fariseos habían decidido que las personas verdaderamente piadosas – las realmente espirituales – no solo debían ayunar una vez al año, sino dos veces por semana.
Y el ayuno siempre estaba relacionado a mostrar un oscuro remordimiento. Lo consideraban como un sacrificio de sus propios cuerpos para Dios, para así ganarse su atención.
Pero no sólo querían llamar la atención de Dios. También querían la atención de todos los demás, así que decretaron dos días para el ayuno: los lunes y jueves, porque eran los dos días donde iban más personas al mercado en Jerusalén.
Muchos de ellos se frotaban ceniza en las mejillas, blanqueando sus caras para lucir débiles y demacrados como si hubieran estado ayunando durante días. No se bañaban y vestían ropas viejas. La gente en el mercado tendría la impresión de que la verdadera espiritualidad no solo era solemne y seria, sino sombría, triste y angustiosa.[ii]
La misma actitud existe el día de hoy ¿cierto? Un autor escribió que un domingo en la mañana estaba sentado en la iglesia detrás de una joven familia cuando la niña que estaba frente suyo se dio la vuelta y comenzó a sonreírle a todas las personas detrás de ella. Cuando su madre la vio, la tomó del brazo y dijo en un fuerte susurro: “Deja de sonreír, estamos en la iglesia. Le dio un pequeño sacudón y le dijo: “Así está mejor”.[iii]
Ahora, no estoy sugiriendo que deje que sus hijos hagan desorden en la iglesia. Mi madre podía mantener sus cuatro hijos ordenados en el banco de la iglesia con solo tronar sus dedos – esa era la voz de Dios para nosotros – sabíamos que el juicio estaba en camino.
Crecí en una iglesia que era formal con un toque de rigidez. El pastor hablaba sin mucha emoción. Leía las Escrituras como si estuviera en un funeral. Solemne y seria. Francamente, esa era la costumbre.
Nunca olvidaré cuando estaba en la universidad y trabajaba por las tardes en la ciudad trapeando los pisos de una floristería. Tenían una radio en una estantería y siempre estaba encendida en una estación de música. Bueno, una noche cuando estaba solo trabajando comencé a girar las perillas de la radio. Esto era cuando los tenían perillas.
Sintonicé a un predicador que me llamó la atención. Luego, en alguna parte de su mensaje hizo algo que yo nunca había escuchado hacer a un pastor desde el púlpito – él se rio. Recuerdo que quedé impresionado. Nunca había oído tal cosa.
A partir de entonces, me aseguraba de llegar a tiempo a la floristería, trapear el piso y escuchar a este hombre predicar en este programa radial que luego descubrí que se llamaba “Visión para Vivir” con el pastor Chuck Swindoll.
De forma similar, la predicación del Señor Jesús era viva, muchas veces alegre, llena de ilustraciones y frases ingeniosas. A menudo lidiaba con las acusaciones de sus detractores con humor. Había oportunidades en la que uno puede imaginarse a Pedro y los otros discípulos muertos de la risa.
Sí, Jesús fue un varón de dolores (Isaías 53:5), pero Él también estaba lleno de gozo (Juan 15:11).[iv]
La alegría es una compañera cercana de la risa. Jesús oró para que Su gozo se convirtiera en el nuestro (Juan 17:13) y para que nuestra alegría fuera completa (Juan 15:11).
Y escuche: por lo que hemos descubierto en nuestro estudio hasta ahora, parece que una cosa que nunca esperaríamos de un fariseo era la risa.
Por eso, le han dicho a Jesús en el versículo 33: “Por qué tus discípulos no ayunan como los nuestros? ¿Por qué no lucen sombríos y demacrados los lunes y los jueves? ¿No sabes que esto es lo que hacen las personas realmente espirituales?
La parábola del banquete de bodas
Note la respuesta del Señor en el versículo 34:
Él les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? Lucas 5:34
En otras palabras, los fariseos preguntan ¿por qué no paran de sonreír? Jesús básicamente les dice a estos Fariseos: “Sus discípulos están en una marcha fúnebre, mis discípulos están en un banquete de bodas”.
Sí, habrán tres días de tristeza y ayuno porque se acerca un funeral. El Señor continúa profetizando en el versículo 35:
Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán. Lucas 5:35
Esto no hace referencia hacer luto y ayuno en la era de la Iglesia, mientras esperamos el regreso de Jesús; sino a los días entre su muerte y resurrección. La fiesta se reanudó cuando Jesús resucitó de la tumba, la celebración continúa hasta hoy.
Sí, hay días tristes llenos de sufrimiento, pero no estamos esperando hasta llegar al cielo para comenzar a sonreír.
- La gozosa acción de gracias se convierte en la actitud constante del creyente (Colosenses 3:17)
- El canto alegre se convierte en la práctica de la iglesia en cada generación (Efesios 5:19);
- Una respuesta gozosa le dice al mundo que realmente somos diferentes; no solo actuamos espiritualmente, pertenecemos a un Salvador resucitado.
Pablo escribe que incluso durante las grandes aflicciones, podemos tener esta notable actitud de gozo (1 Tesalonicenses 1:6).
¿Por qué? El Esposo está con nosotros; Él nunca nos dejará ni nos abandonará (Hebreos 13:5).
De hecho, ahora es más claro para nosotros que para sus primeros discípulos, que no sólo Él es nuestro Novio, sino que nosotros somos Su novia (Efesios 6).
¿Cómo se siente y actúa una novia el día de su boda? ¿Está ansiosa y nerviosa? Probablemente. ¿Tiene todas las respuestas sobre el mañana? No.
Pero todo eso queda eclipsado por la alegría de ver a su novio – aquel a quien ella ha entregado su corazón, aquel que está a punto de verla caminar por ese pasillo.
Él es nuestro novio y nosotros somos su novia.
Jesús compara nuestro gozo como discípulos, al gozo de una boda.
Ahora bien, en los días de Jesús, las parejas no se iban de luna de miel, se quedaban en la casa del padre. Durante el tiempo de compromiso, el novio había construido una adición en la casa del padre para vivir con su esposa.
Después de la ceremonia de casamiento, el banquete nupcial comenzaba allí en la casa del padre. A veces duraba una semana entera o más. Los novios se vestían tradicionalmente como reyes y reinas. A menudo usaban coronas improvisadas como si los hubieran coronado como de la realeza.[v]
Todo esto se compara a nuestro propio futuro. El Señor descenderá en cualquier momento para llevarnos hasta las nubes y encontrarlo en el aire (1 Tesalonicenses 4), entonces nosotros, Su novia, iremos a la casa de su Padre donde tiene preparado un lugar para nosotros (Juan 14); Allí nos vestirán como realeza y el Señor nos dará coronas – no de mentira. Serán de verdad (Apocalipsis 20).
Todo eso supera lo que sea que le esté pasando hoy. Por esto usted puede dar gracias, por eso puede cantar; así es como se atraviesa la adversidad con gozo. Usted pone sus ojos en Cristo – en su glorioso futuro que Él le ha prometido. Usted va de camino a la casa del Padre y a la cena de las bodas del Cordero.
El reformador, Martín Lutero escribió una vez: “El cristiano debe ser una persona alegre. Si no lo es, el diablo lo está tentando”.[vi]
¿Tentarlo para qué? Para quitar sus ojos del Novio que llegará por ese pasillo en cualquier momento para llevarlo con él al su hogar celestial.
Jesús dice básicamente que sus discípulos no están en un funeral, están en una boda; no están ayunando, están de fiesta.
La parábola del vestido y el vino nuevo
Dicho esto, el Señor expone la razón por la que estos fariseos no están preparados para alegrarse y cantar.
Note el versículo 36:
Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el Viejo. Lucas 5:36
En otras palabras, Jesús no vino a remendar su sistema religioso.[vii]
El manto de la redención del Mesías, no se puede usar para reparar algo que esta viejo y descolorido. Jesús ofrece un nuevo manto de justicia.
John Phillips lo escribe de manera colorida: “Jesús no va a zurcir algunas nuevas ideas religiosas en el sistema raído y desgastado de los fariseos. Su enseñanza no puede sumarse a las especulaciones rabínicas… Su enseñanza es nueva, vital y refrescante”.[viii]
Pero escuche, así es la religión hasta el día de hoy. Usted no puede poner un parche de Jesús en una religión falsa. Conozco incrédulos que piensan que pueden tener un poquito de Jesús entre otras cosas. Él es una de sus muchas opciones.
Pero Jesús no es una de muchas opciones. Él es el único camino al Padre (Juan 14:6).
El Señor agrega una segunda ilustración aquí en el versículo 37:
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan. Lucas 5:37-38
Los odres de vino se hacían generalmente con piel de oveja o cabra. La parte del cuello del animal se convertiría en el cuello del contenedor. La piel se raspaba, limpiaba y trataba. Pero con el tiempo la piel envejecía y se volvería quebradiza.[ix]
El judío nunca ponía vino nuevo en un odre viejo y cuarteado. A medida que el jugo de uva se fermenta, la levadura transforma el azúcar en alcohol y libera dióxido de carbono. Los odres nuevos pueden estirarse y contener ese volumen adicional pero un odre viejo cede bajo esta presión y termina rasgándose.[x]
En otras palabras, este mensaje del Evangelio solo va a crecer y a expandirse.
El teólogo Darrell Bock escribe: “Jesús revela esencialmente en Sus enseñanzas que va a haber un nuevo período – lo que llamamos un nueva dispensación – una nueva forma de acercarse a Dios. Ahora sin necesidad de sacrificios, sacerdotes, templos ni ceremonias.[xi]
El Antiguo Pacto era una sombra que ahora se desvanece con el amanecer del Nuevo. Este fue el mensaje de Hebreos, donde en el capítulo 8 se detalla lo siguiente:
Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer. Hebreos 8:13
¿Qué significa eso para usted hoy?
- Usted no necesita un sacerdote para entrar a la presencia de Dios.
- Usted no necesita confesar sus pecados el Sábado, ahora puede confesarlos inmediatamente a través de Cristo.
- Usted no tiene que sacrificar ningún animal para expiar su pecado, usted confía en el sacrificio final de Cristo para el perdón eterno de sus pecados.
- Su caminar con Dios no está regulado por una dieta, ceremonia o circuncisión, usted es libre en Cristo.
Ahora bien, por qué la audiencia de Jesús no responde diciendo: “¡Quiero participar de esta libertad! ¡Estamos listos para entrar en esta relación del nuevo pacto, con nuevas túnicas y este vino nuevo!”.
Jesús les dice el por qué. Él concluye su enseñanza citando un proverbio bien contundente en el versículo 39:
Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor. Lucas 5:39
En otras palabras, es la naturaleza del corazón humano resistirse a lo nuevo. “Lo que he estado haciendo es lo suficientemente bueno para a mí. No quiero probar algo nuevo.” Esa es la naturaleza humana.
Durante mi tiempo en el ministerio, he descubierto que las personas mayores pocas veces llegan a la fe en Jesucristo.
No es porque la gracia de Dios no esté igualmente disponible para ellos. El problema es que entre más viejo, más probable que diga: “Así es como soy, y así he sido durante mucho tiempo. ¿Me está diciendo que he estado equivocado toda mi vida? Déjeme en paz”.
La gente prefiere aferrarse a sus cómodas tradiciones religiosas y no tiene interés en la verdad nueva, fresca y salvadora del Evangelio.[xii]
Esta es la estrategia de Satanás, y cuanto más tiempo ciega el corazón de un individuo, más se aprietan las cadenas que lo esclavizan y finalmente lo llevan al infierno.
Pablo le escribió a la iglesia de Corinto que el dios de este mundo – en referencia a Satanás – ha cegado las mentes de los incrédulos para que no vean la luz del Evangelio de la gloria de Cristo quién es la imagen – la naturaleza misma – de la deidad (2 Corintios 4:4).
“No, usted no quiere eso,” dice Satanás. “Quédese aquí en la comodidad de la oscuridad. Si quiere hacer algo, mejor añada algún logro a su hoja de vida. Dé vuelta la página, pero usted no necesita una nueva vida”.
Pero esto es lo que Jesús nos está diciendo a nosotros hoy.
El objetivo de la Iglesia no es hacer que los incrédulos se sientan cómodos con su sistema parchado de religión.[xiii]
El cristianismo no es una nueva página, es un nuevo libro, una nueva forma de vivir.
Jesús no es un pequeño remiendo para añadir a su ropa; ¡Jesús es un armario totalmente nuevo!
Conclusión
Nunca olvidaré estar compartiéndole el Evangelio algunos unos años atrás a una mujer que vino a hacerme unas preguntas. Ella había sido una fiel católica romana toda su vida; ella nunca faltaba a la confesión, la misa, las oraciones, las velas, lo que fuera, ella lo hacía fielmente.
Dirigí su atención a las Escrituras y le expliqué este nuevo camino – esta nueva forma de vivir por la fe solo en Jesucristo. Que una relación con Dios era posible a través de Cristo, porque Él había pagado por nuestro pecado. La salvación es el don de Dios, no por obras para que nadie se jacte (Efesios 2:8-9).
Nunca voy a olvidar cómo lágrimas empezaron a correr por sus mejillas y como el Espíritu de Dios abrió sus ojos. Ella se quedó sentada allí repitiendo una y otra vez: “No puedo creer que sea gratis, no puedo creer que sea gratis, no puedo creer es gratis.” Y oró allí para recibir el don del perdón y la vida eterna a través de su Señor y Salvador Jesucristo.
Los pecadores arrepentidos no toman lecciones de espiritualidad. No preguntan, ¿qué necesito agregar a mi hoja de vida para lucir bien frente a Dios?
Vienen quebrantados, transparentes y humildes para descubrir este nuevo vino. Ellos se visten con este nuevo manto de justicia que Cristo les ofrece gratis.Porque Jesucristo ya lo pagó todo por usted y por mi.
[i] Bill Bryson, A Short History of Nearly Everything (Nueva York: Broadway Books, 2003): cita: preachingtoday.com
[ii] Adaptado de R. Kent Hughes, Luke: Volumen 1 (Crossway, 1998), p. 190
[iii] Ibíd
[iv] Warren Wiersbe, Luke, Volume 1: Be Compassionate (Victor Books, 1989), p. 56
[v] Adaptado de Zondervan illustrated Bible Bickrounds Commentary (Zondervan, 2002), pág. 374
[vi] Hughes, pág. 193
[vii] John Phillips, Exploring the Gospel of Luke (Kregel, 2005), pág. 107
[viii] Ibíd
[ix] Darrell L. Bock, Luke: Volumen 1 (Baker Exegetical, 1994), pág. 520
[x] Charles R. Swindoll, New Testament Insights on Luke (Zondervan, 2012), pág. 138
[xi] Adaptado de Bock, pág. 521
[xii] Adaptado de John MacArthur, Luke 1-5 (Moody Publishers, 2009), pág. 342
[xiii] Ibíd.